Recepción: 03 Junio 2014
Aprobación: 31 Octubre 2014
Resumen: A lo largo de la historia, independientemente de que la interpretación de los procesos socioculturales suceda en un marco de progresividad o de discontinuidad, es indudable que el espacio social a través de los años ha sufrido transformaciones diversas en su configuración y estructura, de tal manera, que la representación institucional de la ciudadanía se ha dinamizado en aras de discursos polivalentes, es decir, que las continuas reformas por las que ha pasado históricamente la estructuración política de nuestra sociedad en todos sus diferentes ámbitos como es el educativo y el democrático que aquí compete, se ha transformado obedeciendo a diversas circunstancias y por ello mismo, también a diversos intereses y necesidades sociales.
Palabras clave: educación, democracia, México.
Abstract: Throughout history, regardless of whether the interpretation of sociocultural processes occurs within a framework of progressivity or discontinuity, there is no doubt that the social space over the years has undergone various transformations in its configuration and structure, in such a way , that the institutional representation of the citizenry has been energized for the sake of versatile discourses, that is, that the continuous reforms through which the political structuring of our society in all its different fields has historically passed, such as the educational and democratic one that here It is competent, it has been transformed obeying diverse circumstances and for that reason, also to diverse interests and social needs.
Keywords: education, democracy, Mexico.
Introducción
A lo largo de la historia, independientemente de que la interpretación de los procesos socioculturales suceda en un marco de progresividad o de discontinuidad, es indudable que el espacio social a través de los años ha sufrido transformaciones diversas en su configuración y estructura, de tal manera, que la representación institucional de la ciudadanía se ha dinamizado en aras de discursos polivalentes, es decir, que las continuas reformas por las que ha pasado históricamente la estructuración política de nuestra sociedad en todos sus diferentes ámbitos como es el educativo y el democrático que aquí compete, se ha transformado obedeciendo a diversas circunstancias y por ello mismo, también a diversos intereses y necesidades sociales.
En México y Latinoamérica según diversos expertos estamos en un período de consolidación democrática, lo que se ha llamado una democracia de baja intensidad ó densidad que es definido por Puhle como:
Los regímenes en transformación que no han llegado a la consolidación de una democracia liberal, pero que, al mismo tiempo, ya no son regímenes autocráticos por el hecho de que básicamente funciona como principio el régimen electoral (elecciones libres y honestas), es decir, que llegan al gobierno los que fueron votados por los ciudadanos y no se falsifican los resultados electorales en forma significativa y sustancial. (Rabasa, 2005 p. 74)
En el entendimiento de tal cuestión, parece importante ejercer el recurso de escrutinio continuo sobre tales discursos institucionales con el objetivo de ser partícipes en un diálogo abierto sobre la construcción de estos, así como de la posibilidad de abrir nuevos espacios reflexivos y de participación social en las cuales se presente claramente nuestro ideal de democracia, pues paradójicamente parece que en nombre de este ideal estamos impelidos a recrear continua y participativamente una definición pluralizada de tal construcción social, este trabajo obedece a tal propuesta.
Sin duda, la conceptualización de democracia en la bibliografía académica es inmensa, no es el objetivo de esta investigación abarcar todas las visiones sobre esta y su relación con la educación, sino plantear generalizadamente desde una perspectiva crítica las concepciones oficiales, a la misma vez que se alternan posturas diversas que puedan permitir un flujo divergente de perspectivas con el fin de ser complementarias al discurso dominante, con el propósito de enriquecer el diálogo que a este rubro pertenece como proponía Giroux (2006):
El significado de democracia es tan problemático para nosotros como lo fue para nuestros antecesores históricos. Su significado no se nos da, sino que nosotros lo debemos encontrar, del mismo modo que tratamos de comprender el mundo y sus posibilidades humanas (Giroux, 2006 p. 21)
La conceptualización de la democracia en México y Latinoamérica
En México y Latinoamérica, parece cobrar urgente importancia este análisis, sobre la región, la ciudadanía percibe sobre la fiabilidad de los procesos democráticos aún grandes rezagos con respecto a sus expectativas, de tal manera que aún parece necesario recorrer un gran camino en la búsqueda cualitativa de certeza y confianza social, tal cuestión se puede comprobar en los resultados de la percepción social según los indicadores del Latinobarómetro (2011):
Con respecto al cuestionamiento sobre el tópico ¿Se gobierna para la mayoría? la percepción social en México se sitúa a 3 lugares del último lugar de los 18 países, sólo un 22% de los mexicanos al 2011 cree que se gobierna para el bien de todo el pueblo.
A la misma vez con respecto al cuestionamiento con el tópico Democracia ¿Mejor, Igual ó Peor? en México, sólo el 16% cree que ha mejorado la democracia en el País, México se sitúa a 5 lugares del último lugar de los 18 países que se toman en cuenta en la medición, en total en Latinoamérica un 47% de los ciudadanos cree que se ha mantenido igual, un 27% que ha empeorado y sólo un 21% que ha mejorado.
A la pregunta sobre cuán democrático es su País del 1 (no es democrático) al 10 (totalmente democrático), la percepción de la sociedad mexicana califica con 5.9 a 4 lugares del último lugar de los 18 países que se toman en cuenta en la medición.
Estos indicadores, según la interpretación de los datos que propone el Latinobarómetro (2011) no deben verse como retroceso democrático, sino como una posición de mayor exigencia de la sociedad dirigida a desempeñar mayor democratización por parte de las autoridades gubernamentales.
En los cuadernos de divulgación de la cultura democrática del IFE (Instituto Federal Electoral) según Salazar y Woldenberg (1997) Democracia es:
De acuerdo con su significado original, democracia quiere decir gobierno del pueblo por el pueblo. El término democracia y sus derivados provienen, en efecto, de las palabras griegas demos (pueblo) y cratos (poder o gobierno). La democracia es, por lo tanto, una forma de gobierno, un modo de organizar el poder político en el que lo decisivo es que el pueblo no es sólo el objeto del gobierno lo que hay que gobernar sino también el sujeto que gobierna. Se distingue y se opone así clásicamente al gobierno de uno la monarquía o monocracia o al gobierno de pocos -la aristocracia y oligarquía. En términos modernos, en cambio, se acostumbra oponer la democracia a la dictadura, y más generalmente, a los gobiernos autoritarios. En cualquier caso, el principio constitutivo de la democracia es el de la soberanía popular, o en otros términos, el de que el único soberano legítimo es el pueblo.
Por ser esta una de las concepciones oficiales en México, a la misma vez propongo una definición más de democracia de Cortina (2008), precisamente porque contiene algunas diferencias que probablemente pueden ser complementarias reconociendo a la misma vez que no son las únicas posibilidades de entender tal concepción, pero que a la misma vez todas guardan los principios fundamentales que estás contienen:
Una auténtica democracia…sería…aquella forma de organización social en la que los individuos pudieran ejercer su carácter autónomo y participativo, recordando de modo significativo los fines de la política y de todas las esferas de la sociedad civil que en definitiva están al servicio de los afectados por las decisiones que en ellas se toman. Y no es democrática una sociedad dirigida por los elegidos, por burócratas y por expertos, que ya han olvidado que cobran toda su legitimidad de servir a los intereses universalizables de las personas. (p. 213)
Problematización social y conceptual de la democracia en México
Desde cualquier definición de democracia, un concepto surge fundamental y es el de la libertad, pues sin libertad no hay ningún tipo de elección posible, esta representa el espacio que social que posibilita la democracia (D´Medina, 2008), tal termino aparece como un término problemático, sobre todo para nuestras sociedades latinoamericanas abatidas por niveles profundos de desigualdad social y pobreza, tan sólo en México, atendiendo a los datos que proporciona CONEVAL (2011) el 46.18% de la población total mexicana está en condición de pobreza y un 34.45% más se encuentra con carencias sociales y de ingresos, es decir, que sólo un 21.8% de la población mexicana tiene garantizado el artículo cuarto constitucional sobre el derecho a alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, sobre salud, sobre un ambiente sano para el desarrollo y bienestar así como sobre una vivienda digna y decorosa, ya que con estas carencias tales demandas son imposibles de cumplimentar, este rezago inmenso, como han demostrado diversos investigadores (Torres y Ortiz, 2011; Ortiz, 2006;Stolowicz, 1997; Muñoz, 2006) exacerba la posibilidad de coacción de las libertades democráticas y por tanto se vuelve una amenaza importante a la calidad de la estructura democrática de cualquier Nación.
Esta misma problemática con respecto a la democracia parece confrontarse no sólo a la noción de libertad, sino también a la noción de ciudadanía pues como analiza Nun (2002):
La noción de ciudadanía ocupa un lugar bastante secundario en los actuales debates políticos de la zona: se entiende por qué. Se trata de una noción que, tomada en serio, resulta inseparable de otra, la de derechos humanos, pues supone la integración como iguales de los miembros de una comunidad nacional, lo cual exige, a su vez, que tales miembros gocen plena y efectivamente de sus derechos civiles, políticos, sociales y culturales. Para ser más preciso: no únicamente que se les permita votar, sino que haya tribunales que los pongan a resguardo de cualquier violación de la ley; que cuenten con un trabajo decente; que puedan educarse y cultivarse; que no queden desvalidos por razones de enfermedad o vejez; que no sean discriminados por su color, género o religión; etc. Sin ello, no se cumplen los requisitos mínimos de libertad personal y de autonomía moral que exige la concepción contemporánea de la ciudadanía.
Por tanto, al reconocer que para la construcción de la ciudadanía es necesaria la autonomía moral y la libertad personal que devienen de garantizar la justicia, el respeto y la calidad de vida, entonces se puede comprender la exigencia y las demandas ciudadanas hacia mayor democratización de la sociedad en México y Latinoamérica.
A la misma vez, en este sentido, la conformación ciudadana que articula la potencialidad democrática presenta otra amenaza importante a las libertades democráticas que nos compete mencionar, es el rezago cultural y educativo, que en tanto que una ciudadanía democrática saludable supone que los individuos tengan conciencia racional y capacidad crítica (Balcells, 2006; Alarcón, 1997;Freire, 1994; González, 1984, Mannheim, 1982) su deficiencia parece representar un riesgo inminente a la calidad democrática de una Nación como de esta manera lo analiza Mayos (2009):
Evidentemente no olvidamos que, desde hace décadas, las posibilidades de la representación democrática minimizan el creciente interés y obsolescencia cognitiva de los ciudadanos frente a los complejos problemas públicos. Se considera y se tiende –a nuestro parecer excesivamente- a desplazar muchas cuestiones del debate ciudadano, remitiéndolas a la decisión (o al menos mediación) de “comités expertos”, de “informes técnicos” o de los foros políticos “profesionales” dentro y fuera de los partidos. La poca preparación o disponibilidad de los ciudadanos para hacerse cargo de todos los complejos entresijos de lo público y de lo político es la causa de la actual incultura política y debilidad democrática. (p. 54)
Particularmente en México, esta problemática parece tener significación bastante relevante, ya que si atendemos a los niveles de educación formal según INEGI (2010), de los 15 años en adelante el 35.8% de la población mexicana apenas por máximo alcanzo a terminar la educación primaria, el 27.5% por máximo ha hecho estudios hasta educación secundaria, sólo el 19.3% llegaron a la educación media superior (no especifica si terminada) y apenas el 16.5% alcanza la educación superior (no especifica si terminada).
En este mismo sentido Cortina (2008) advierte:
Es imposible construir una sociedad auténticamente democrática contando únicamente con individuos técnica y socialmente diestros, porque tal sociedad ha de sustentarse en valores para los que la razón instrumental es ciega, valores como la autonomía y la solidaridad, que componen de forma inevitable la conciencia racional de las instituciones democráticas.
Problematización social y conceptual de la relación entre democracia y educación en México
De esta manera es que la educación formal cobra relevancia con respecto a la cuestión democrática, pues como hemos visto parece ser definitoria su influencia en la consolidación de la ciudadanía. Llegado a este punto, en congruencia con el ideal democrático, la educación debe transmitir estas actitudes y valores que privilegien el estilo de vida de participación y colaboración activa, entonces la capacidad para involucrarse en la profundidad de los problemas sociales que exige una democracia y por tanto una actitud decididamente en contra del autoritarismo y la intolerancia, (Giroux, 2003; Alcántara, A., Pozas, R., Alberto, C., 2007) por ello resulta importante una educación que discursiva y actitudinalmente encarne el ideal democrático en su ejemplo (Freire, 2009), es decir, en resumen, una educación que promueva y desarrolle las capacidades para ejercer una ciudadanía activa, física e intelectualmente en oposición a una educación domesticadora, que promueva habilidades, actitudes y valores transformativos y progresivos, en crítica constante a la intolerancia, la antidemocracia, la alienación, la injusticia y la desigualdad. (Alcántara et al., 2007) cuidando también que no sólo la docencia quede impregnada de este ideal sino toda la estructura educativa, pues como cita el Ministerio de Educación Nacional en Colombia (citado por Vergara, Montaño, Becerra, R., León-Enríquez, Arboleda, 2011):
El estilo de administración dentro de una organización tiene un impacto educativo sobre sus miembros, pues pueden formar para la democracia, la convivencia, la participación, la colaboración y el trabajo en equipo, la igualdad o, por el contrario, fomentar en las personas la inclinación al autoritarismo, el elitismo, la pugnacidad, la confrontación y el individualismo. La concepción que sobre el ser humano se tenga dentro de una organización, determina las posibilidades de desarrollo y autorrealización, el grado de autonomía individual y las posibilidades de contribución que puedan hacer todos sus miembros a la sociedad.
Consideraciones finales
Por último, como hemos visto a lo largo de esta investigación, existen diversos retos para la consolidación democrática en América Latina y en particular en México, promover su desarrollo hacia una democracia de alta intensidad implicará una solución integral paulatina, la construcción de una ciudadanía plenamente consciente de sus responsabilidades y derechos supone la necesidad de una base sólida con respecto a la calidad de vida de la sociedad, de tal manera que las necesidades básicas queden solventadas y que se prevea un desarrollo integral continuo, en este sentido, una democracia plena se encuentra fundada también en una estructura educativa formal y no-formal que construye con el ejemplo actitudes y valores democráticos cimentando así una praxis ciudadana, como hemos podido ver esta actitud no puede ser menospreciada en la consolidación de las democracias, así pues, una educación fomentadora de la participación social responsable que incida en los procesos transformativos y de toma de decisiones continua a nivel macro y microsocial en donde los individuos tomen parte de la construcción de la polis es el ideal democrático, una cultura que fomenta la polivalencia discursiva que emerja en un espacio social y cultural en donde el diálogo generativo, activo y constante no es ajeno a cada uno de los individuos que conforman tal sociedad.
Referencias
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