Editorial
Fomentando la creatividad en el aula: un desafío para la educación del siglo XXI
En Chile, al igual que en numerosos países, los docentes expresan la necesidad de recibir la formación que les permita comprender cómo desarrollar la creatividad en su práctica pedagógica, así como el desafío aún mayor de cómo evaluarla en el aula. Al respecto, comparto la siguiente anécdota del biólogo Gregory Bateson, cuando fue invitado a dar una clase a estudiantes de Bellas Artes: "Llevé conmigo dos bolsas de papel; de una de ellas saqué un cangrejo recién cocinado y lo puse sobre el escritorio, diciéndoles más o menos esto: Quiero que me den argumentos que me convenzan de que este objeto es el resto de una cosa viviente" (1997: 17). Luego, Bateson les pidió que, aunque estuvieran acostumbrados a ver cosas vivientes, imaginaran que nunca habían visto ese objeto: "Deben examinarlo y arribar a la conclusión de que son restos de cosas vivas" (1997:17).
¿Cómo llegarían a esa conclusión? Sus estudiantes comenzaron inmediatamente a establecer diferentes relaciones, como, por ejemplo: "Si las patas del objeto se mueven, implica que se trasladaba y, por tanto, es probable que ese objeto tuvo vida en algún momento" (1997:17).
El fomento de la creatividad no se trata de enseñar a ser artistas, sino de impulsar la capacidad de los estudiantes para buscar múltiples alternativas de solución ante diversas situaciones y problemas. Metodologías como STEAM, Aprendizaje Basado en Proyectos, Retos y Estudios de Casos son ejemplos de enfoques educativos que buscan promover el pensamiento innovador.
Doris Sommer, académica de la Universidad de Harvard y creadora de Pre-Textos, una propuesta metodológica aplicada en numerosos países para desarrollar la creatividad, destaca que el arte y la cultura son herramientas fundamentales para la educación y la construcción de ciudadanía. Estos pueden actuar como mediadores entre el individuo y la sociedad, permitiendo el diálogo y el encuentro entre distintas perspectivas y visiones del mundo, para comprender mejor el entorno que les rodea. Sommer resalta que el arte es terapia, ya que al hacer arte, las personas se convierten en observadores, ejercen el juicio, experimentan autonomía, toman decisiones y anticipan la comunicación a través de lenguajes visuales o performativos, incluyendo la poesía y la prosa. Asumir que el arte funciona porque crea significado es perder la magia de crearse a sí mismo. El arte funciona, como afirma Sommer, porque establece una distancia entre lo que es y lo que podría ser.
Sin embargo, como se sabe, los programas que utilizan el arte como eje transversal en la educación pueden variar significativamente entre países, tanto en términos de recursos disponibles como en enfoques y prioridades educativas. En países desarrollados, como Suecia, Holanda y Francia, el arte y la cultura son valorados como un aspecto importante de la educación y se invierte en recursos y capacitación para docentes en estas áreas. Por ejemplo, en Suecia, se ha establecido un plan nacional para las artes y la cultura en la educación, en el que se especifica que las y los estudiantes deben tener acceso a una educación artística y cultural de alta calidad en igualdad de condiciones en todo el país. Contrariamente, en lugares de precariedad socioeconómica y bajos recursos, estos planes no predominan, a pesar de que en estas comunidades las tradiciones artísticas y culturales aún prosperan.
Es necesario contar con recursos adecuados para implementar programas de educación que desarrollen la creatividad a través del arte y, al mismo tiempo, brindar una formación adecuada al cuerpo docente acorde a cada región. Además, se debe superar la falta de recursos económicos a través de iniciativas que aprovechen el potencial de recursos de menor costo, como por ejemplo, la lectura colectiva en voz alta de textos literarios y no literarios mientras cada estudiante garabatea o realiza manualidades. Pintar, recortar, pegar, tejer, entre otras acciones, pueden mejorar la atención, la memoria y aliviar el estrés, además de estimular la creatividad. Hacer preguntas al texto luego de la lectura colectiva en voz alta puede ser una fuente de placer y profundización en el conocimiento de nuestros pares. Gabriela Mistral –ya en su época– resaltaba la importancia de considerar la diversidad en el aula como una fuente de enriquecimiento para el desarrollo de la creatividad, pues cada estudiante aporta perspectivas únicas que pueden enriquecer el aprendizaje colectivo.
En conclusión, el desarrollo de la creatividad en el aula es un desafío que la educación del siglo XXI debe asumir con responsabilidad. La creatividad no es una habilidad exclusiva de una minoría, sino una chispa que todas las personas llevamos dentro y que puede ser despertada y fortalecida a través de una educación que fomente el pensamiento crítico, la imaginación y la innovación. Frente a esta necesidad, el enfoque de la OCDE y la inclusión de la competencia de pensamiento creativo en la evaluación PISA 2022, mediante cuestionarios escritos a las instituciones, son pasos en la dirección correcta para identificar qué países incluyen esta competencia en sus modelos educativos y de qué manera la fomentan.
Es fundamental continuar profundizando en los conocimientos, competencias, actitudes y valores que nuestro estudiantado necesitará adquirir para tener éxito en el siglo XXI. Se debe obtener datos empíricos para abordar cuestiones relacionadas con los planes de estudios, como la sobrecarga curricular, y así definir el tipo de profesorado que mejor puede apoyar el desarrollo de estas capacidades. Es una tarea esencial garantizar que cada profesor y profesora cuente con los conocimientos y las capacidades para mejorar sus prácticas y tener un impacto positivo en el aprendizaje. Las políticas públicas interpelan a las universidades mediante diversas medidas que propenden a este fin: aparecen demandas desde la CNA, con criterios de acreditación claros para las carreras de educación y, desde el MINEDUC, con estándares que buscan uniformar un piso mínimo en la formación docente. Al respecto, cabe destacar que en todo acto educativo, se requiere de profesionales reflexivos de sus acciones y de las situaciones vividas en el contexto laboral, capaces de entender las problemáticas y crear nuevas acciones para transformar la situación.
Antes de finalizar, es probable que más de una persona curiosa se haya preguntando qué llevaba el biólogo Bateson en el segundo paquete. Una vez que sus estudiantes pudieron encontrar diferentes evidencias para demostrar que el cangrejo muerto había sido un ser viviente, él abrió la segunda bolsa y mostró un fósil a sus estudiantes. Con sorpresa el grupo pudo reconocer un cangrejo incrustado en el fósil. Bateson los miró desafiante y les pidió que le demostraran que eso que estaba dentro de esa piedra había sido un ser viviente…
Bateson, G. (1997). Espíritu y naturaleza. Buenos Aires: Amorrortu editores.