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“Y ahora, una vez más”, acerca de la edición del libro-objeto Ἔρως/Eros políglota. Lenguas, traducción y sentido de un dios antiguo
“Now once again”, about the edition of the book-object Ἔρως/Eros políglota. Lenguas, traducción y sentido de un dios antiguo
El hilo de la fábula, vol. 20, núm. 24, e0026, 2022
Universidad Nacional del Litoral

Tres, la letra estudiante (un espacio joven)

El hilo de la fábula
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
ISSN: 1667-7900
ISSN-e: 2362-5651
Periodicidad: Semestral
vol. 20, núm. 24, e0026, 2022

Recepción: 22 Agosto 2022

Aprobación: 17 Octubre 2022


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Resumen: En el siguiente artículo nos proponemos describir el trabajo colectivo que dio lugar a la edición del ‘libro’ Eros Políglota. Lenguas, traducción y sentido de un dios antiguo. En la primera sección del escrito analizamos cómo la lengua griega configuró la experiencia erótica y el imaginario sobre Eros durante la Grecia arcaica y clásica y la relevancia actual de dicha experiencia. La segunda sección focaliza en el formato elegido para la edición del libro, respondiendo a las preguntas ¿por qué «un libro-objeto»? y ¿cómo se vinculan los autores traducidos y comentados? Proponemos que i) la fuerza o potencia del imaginario griego sobre Eros se constituye desde la lengua en las expresiones, la sintaxis, los elementos métricos y retóricos que desarrollan los autores. ii) La elección del formato “libro-objeto” en una ‘capsa’ como propuesta de lectura responde al interés de alojar una multiplicidad de sentidos que se adecúan mejor a nuestro proyecto de selección y traducción.

Palabras clave: Eros, Traducción, literatura griega clásica y arcaica, edición, libro-objeto.

Abstract: Throughout the history of Occidental thinking, love and its effect have been among the most explored subjects. The Ancient Greeks built a whole imaginary around the god Eros and how he affects people, but it was the current relevance of this imaginary that brought us to write the book Eros Políglota. Lenguas, traducción y sentido de un dios antiguo. The paper below addresses the methodology we applied to write the book, and is presented in two sections: first, we explore how the Greek language builds the erotic experience and describes the god Eros during the Archaic and Classic Greece, and how the building of that experience is still relevant nowadays. Secondly we focus on the «book-object» as the form we choose for our book, the reason why we decided to go that way and how the decision is related to the original passages we translated. We suggest that: i) The power of the Greek imaginary over Eros is built from the language in the expressions, grammar, metrics and rhetoric developed by the authors we translated; ii) The decision to use a book-object in the form of a capsa as a reading proposal responds to the interest of accommodating a multiplicity of meanings that are best suited in this format to our selection and translation project.

Keywords: Eros, Translation, greek archaic and classic literature, edition, book-object.

A lo largo de la historia del pensamiento de Occidente una serie de tópicos ha sido ubicada en primer plano: la muerte, el amor, la felicidad, Dios (o los dioses), la libertad, el tiempo. Sin embargo, el segundo de la lista mantiene una relación íntima con el resto de la serie. Psicoanálisis, ética, política, filosofía, teología, psicología, ensayística y literatura son algunos de los campos desde los cuales, en todas las épocas, se ha forjado alguna noción sobre el amor o, como lo llamaron los griegos, ‘eros’.[1] Ya sea como dios, potencia, afecto o motivación, el «erotismo» se configuró en un punto nodal de la reflexión en la pregunta por lo humano. «Ternura», «locura», «cuidado», «daño», «enfermedad», «salud», «deseo», «repulsión», «cuerpo», «alma» son nociones, en gran medida contrapuestas, que confluyen en la literatura de la Antigüedad arcaica y clásica griega como producto de ‘eros’ en forma de poemas, diálogos o tragedias. Con el paso del tiempo, y como indica la expresión que da título a este escrito, estas impresiones han vuelto una y otra vez en las vivencias que, aún en la actualidad, los seres humanos experimentan cuando aman o son amados. Recurrente en la poesía griega arcaica, la fórmula “y ahora, una vez más” (δηὖτε) traduce un adverbio en el que se unen dos partículas que indican la yuxtaposición de un tiempo pasado (αὖ-τε) con el momento actual (δή), componiendo y señalando la confusión temporal en la que se halla el enamorado. Así nosotros, bajo los efectos de ‘eros’, de la lengua griega y del trabajo de traducción, nos propusimos revisar aquellas impresiones y corresponder, a su vez, a otro deseo, un deseo nuestro, el deseo de lenguaje, el deseo de explicar el deseo.

En el siguiente texto nos proponemos describir la forma que adquirió dicho deseo, en la traducción y el comentario a una selección de fragmentos en griego sobre ‘eros’ y la familia de pasiones que lo acompañan; labor que dio lugar al Ἔρως.Eros políglota. Lenguas, traducción y sentidos de un dios antiguo, libro-objeto de pronta aparición en Ediciones UNL. Esta publicación es producto de la tarea realizada durante el cursado de Griego III (2019), mientras aún éramos estudiantes de Letras, algunos, y de Filosofía, otros. En el trabajo colectivo, transdisciplinar, con los pasajes y fragmentos, vimos la necesidad de formular un proyecto de traducción que devino en un proyecto de edición particular: el estudio filológico junto a la reflexión conceptual, en el movimiento entre las lenguas, nos hizo pensar y transformar el modo en que la poderosa experiencia erótica de la Grecia antigua podía compartirse.

A continuación adelantaremos algunos aspectos de ese proyecto: de cómo las flechas de Eros y su carcaj dieron lugar a un libro-objeto, de nuestra traducción y nuestra edición, del encuentro y el trabajo con la lengua griega. En primer lugar, (1) nos detendremos brevemente en los modos en que el griego otorgó forma y palabras a la experiencia amorosa -casi nunca «feliz», pero siempre ambivalente. En una segunda sección, detallaremos las principales decisiones tomadas a la hora de estructurar y editar el texto (2.1), y expondremos algunas características sobresalientes de la relación entre los fragmentos y pasajes traducidos y comentados (2.2).

1. Hablar de amor en griego

La mitología griega poseía varias versiones sobre la génesis de Eros; en algunos relatos era el primer dios, nacido del huevo del mundo, ya que sin él no existiría ningún otro ser; en otros, era hijo de Afrodita y Hermes o Afrodita y Ares (Graves, 2011:83-4). Pero siempre se trataba de un dios respetado por el resto de las divinidades y temido por los mortales, pues los efectos de sus flechas resultaban irreversibles. Eros era el dios que, tal como un niño, se paseaba a sus anchas entre olímpicos y hombres, generando todo tipo de enredos. Este comportamiento caprichoso, en buenas ocasiones, concluía en la unión feliz de los amantes pero, en malas, podía llegar a desatar guerras y enfrentamientos entre familias y naciones.

Asimismo, los griegos de la antigüedad poseían tres raíces diferentes para hacer referencia a los varios tipos de afectividades que se podían vivenciar; reconocían que no es lo mismo la amistad (‘philotes’), el deseo (‘pothos’) o el amor (‘eros’) (Rodriguez Adrados, 1996:22-34). Para los helenos, las relaciones que involucraban al ‘eros’ eran las que contemplaban un proceso de atracción, el deseo sexual por el amado y, por supuesto, el sentimiento de amor. No es casual, pues, que haya sido éste el término elegido para nombrar al dios. Se desarrolló, con él, todo un imaginario sobre lo que el dios generaba, pensado en y desde la lengua griega: ya sea como fuerza de la naturaleza, como nos cuentan Empédocles y Sófocles, o como influjo de la mente, en la imaginación de Anacreonte, Safo o Platón. Por esto también se decía que Eros tenía poder sobre el destino de los mortales y sobre la voluntad de los dioses, y todo lo gobernaba.

Nos acercamos a ‘eros’, pues, en primera instancia, con intenciones de dilucidarlo, de poder comprender mejor sus efectos. Pronto nos dimos cuenta de que la única manera de hacerlo era desde un abordaje exhaustivo hacia el interior de la lengua: debíamos comprender en griego para después poder contarlo a otros en castellano. Sobre este punto nos iluminó Anne Carson al recuperar el vocablo γλυκύπικρον (‘glukúpikron’) para titular su libro sobre Eros en la Antigüedad, Eros el dulce-amargo.[2] A lo largo de este texto, la autora explora el íntimo vínculo entre la lengua y el ‘eros’, la lengua y el deseo, demostrando que aquél parece adquirir su fuerza y su potencia justamente del lenguaje que poetas y creadores le prestan a su influjo. Expresiones novedosas como las mencionadas hasta aquí -y en las que ahondaremos más abajo-, recursos métricos y retóricos, usos originales de los casos griegos, y en general un desarrollo de la sintaxis en cada caso particular, son los elementos de los que se nutrió ‘eros’ para nacer a la vez como experiencia y divinidad.

Al momento de elegir los textos que queríamos traducir, realizamos un corte histórico hasta el siglo V a C. Así, trabajamos con fragmentos de Empédocles, Arquíloco, Safo, Anacreonte, Sófocles, Eurípides y Platón.[3] El desafío que presentaban nuestros textos era, no sólo cómo pensar al ‘eros’, sino cómo interpretar y traducir este ‘kosmos’ de significantes que acompañan al dios y construyen su imperio. Comprendimos que en cada uno de los fragmentos seleccionados había un término que contribuía en la construcción de sentidos en torno a la figura del dios. Así, Eros es “cósmico” para Empédocles, pues surge junto al agua, el fuego, la tierra y es “igual en grandeza y extensión” (ἴση μῆκός τε πλάτος);[4] es “manía” para los líricos ya que confunde y genera que los “pensamientos” estén “divididos” (δίχα μοι τὰ νοήμματα); es “tirano” para los trágicos y genera la discordia que “trae a todos los mortales desgracias cuando llega” (πέρθοντα καὶ διὰ πάσας/ ἰόντα συμφορᾶς/ θνατοῖς, ὅταν ἔλθῃ); y cuando es solamente “retórico”, para Platón, busca alejar de “la divina filosofía” (ἡ θεία φιλοσοφία), aquélla que lleva a la prudencia, cualidad de la que carece el enamorado. Por esto, decidimos reflejar esta diversidad de puntos de vista en el formato que elegimos para nuestro libro.

2.

2.1 Un «libro-capsa»

Los fragmentos y ensayos que integran el Eros políglota han sido dispuestos de un modo particular que recuerda a la primera forma de encuadernación de rollos, cual papiros de la Antigüedad. Se trata de una ‘capsa’, un recipiente circular que contiene y protege los diferentes rollos de «papiro» dispuestos para su lectura de manera azarosa pero concertada.[5] Como Carson nos hiciera ver, en el libro ya citado, el lenguaje es aliado del deseo a través del acto singular de la lectura. Los rollos de nuestra ‘capsa’ quieren ser, pues, como las flechas que el dios lleva en su carcaj, con las que provoca y suscita el deseo. Sin arrogarnos la potencia del dios, nuestros «papiros-flechas» tienen su misma pretensión: despertar el deseo, producir una experiencia erótica en el encuentro con la lengua griega.[6]

Esta intención es el resultado del trabajo de traducción y comentario de los fragmentos, ocupación que nos permitió entender y acercarnos a una experiencia singular del ‘eros’ antiguo que no tenía que ver con disciplinas estancas ni con una supuesta evolución del pensamiento que abandonaría el dominio del ‘mythos’ para volverse finalmente ‘logos’. En su lugar, la labor filológica reveló la potencia de la lengua griega no sólo para alojar sino para dar forma a una experiencia erótica siempre renovada, fuese de placer, desdicha, gozo o incertidumbre. No cabía permitir, pues, que el canon habitual del pensamiento filosófico se impusiera como ordenamiento de la experiencia amorosa, sino intentar, como hiciera Barthes en sus Fragmentos de un discurso amoroso, “hacer entender lo que hay en su voz de inactual, es decir, de intratable” (2014:17). Lo inactual, para Barthes, define aquello de la experiencia que es intemporal, que se actualiza en cada encuentro con el texto, en cada intento de aprehensión, sea a través de la traducción, de la escucha, del recitado a viva voz, o de la lectura silenciosa. “Inactual” e “intratable” son dos expresiones que combinan perfectamente con una divinidad que alcanza tal ‘status’ porque se dio a los individuos como una experiencia de ese estilo; su irrupción compromete el tiempo, al acto y la potencia, al sujeto.

Además, la disposición de los rollos en la ‘capsa’ induce, así lo esperamos, a “tomar a cada poeta por sus palabras”. Como sugiere Cassin en el Elogio de la traducción, elegimos pensar no desde las cosas sino desde las palabras, al modo de la ‘logología’, que es no el “régimen de la ontología y la fenomenología, cuya misión es decir lo que es tal como es, sino [...] el régimen de la performance, que hacer ser lo que es dicho” (2019:38-9). El lector o la lectora podrá acercarse a cada conjunto de fragmentos traducidos no en el marco de una evolución de las concepciones del amor, sino en la ocasión de una performance particular del lenguaje, de “lo que la lengua le hace a un dios” (Chialva, Rivera, Routier, Aguilar, Lujan, en prensa: Prólogo). Así, un Eros engrandecido podrá ser “el soberano entre los dioses” (θεῶν δυνάστης) y “el que domina a los mortales” (βροτοὺς δαμάζει), pero también como “deseo” (πόθος) ‘eros’ podrá ser alguna vez “el que-afloja-los-miembros” (ὁ λυσιμελὴς). Otros poetas lo hacen ser, por su parte, “el que por los ojos derrama deseo” (ὃ κατ' ὀμμάτων στάζεις πόθον), o “el que trae consigo la locura” (ὁ δ' ἔχων μέμηνεν). Y aun los amantes, bajo el influjo de la divinidad, se convertirán ellos mismos en “lobos” (λύκοι) que sólo buscan saciar, con el amado, su apetito más voraz (ὡς λύκοι ἄρνας ἀγαπῶσιν, ὣς παῖδα φιλοῦσιν ἐρασταί). De todas estas formas y muchas otras, nombraron, poetas y filósofos, a ‘eros’/‘Eros’, unas veces dios, otras veces fuerza; no sólo describiendo sus atributos, sino «haciéndolos surgir» con nuevas palabras, giros en la lengua, metros rítmicos originales y poderosas comparaciones.

En el esfuerzo por alojar esta multiplicidad de sentidos, cada rollo contiene un pasaje o fragmento del texto griego, su traducción, y un ensayo en el que confluyen la reflexión sobre el griego y su (im)posible versión al español. Estos ensayos no son estudios críticos exhaustivos, sino que buscan iluminar algunos aspectos singulares de cada autor traducido; aspectos que, como mencionamos, involucran el léxico, la sintaxis y la inventiva, además del trabajo particular de la traducción. Se dirigen, pues, tanto a interesados en la Antigüedad griega como a lectores desprevenidos que no imaginan, todavía, lo que el dios hará en la lectura. Creímos así en la posibilidad de “albergar lo lejano”[7] de la lengua griega, y de llevar al receptor a ello, desde la disposición singular de estos «rollos-papiros» que no son sino otras de las flechas de Eros. O como las figuras del discurso amoroso barthesiano, que mencionamos más arriba:

Ninguna lógica liga las figuras ni determina su contigüidad: las figuras están fuera de todo sintagma, fuera de todo relato; son Erinias; se agitan, se esquivan, se apaciguan, vuelven, se alejan, sin más orden que un vuelo de mosquitos. El dis-cursus amoroso no es dialéctico; gira como un calendario perpetuo, como una enciclopedia de la cultura afectiva. (Barthes, 2014:20-1)

Mientras que Barthes pensó sus fragmentos como en un calendario, nosotros elegimos la ‘capsa’: sin un ‘telos’ que predetermine la lectura y sin cercenar una experiencia en «disciplinas» o «ramas» como las de la poesía o la filosofía. Aunque tal vez convenga pensar en géneros.

2.2 Los géneros discursivos y la conjunción de «disciplinas»

Como indicamos, la presentación del libro en una ‘capsa’ responde a la concepción inabarcable del Eros por medio de una sola disciplina o perspectiva teórica.[8] Con ello, buscamos volver a plasmar el imaginario que envuelve y constituye a Eros desde y hacia la lengua griega misma. Poetas y filósofos, sumergidos en un contexto ético, político, poético y filosófico, dieron nombre y forma a ‘eros’, como deidad o fuerza, en la cultura. Producto del proceso de selección y traducción, entendimos que tragedia, lírica y diálogos son géneros que no solo tematizan la experiencia erótica sino que conforman esa misma experiencia (Ortega Gutiérrez, 1999:58-66).

El análisis filológico, nos permitió comprender que los autores utilizan distintas estrategias discursivas de acuerdo con el público que buscan interpelar. Podemos concebir diversos géneros discursivos en la literatura griega antigua; cada uno de estos pueden ser definidos, a partir de Bajtín, como un conjunto de enunciados, compuestos por elementos verbales (en referencia a la selección de palabras y su ordenamiento) y extraverbales (como la entonación y la situación), que aseguran la comprensión y una adecuada recepción por parte de los receptores. El género discursivo es una unidad, una totalidad semántica anclada a la actividad humana, donde los enunciados se ejecutan con una función verbal determinada en una relación de comunicación social (Bajtín, 1998:248-90). De esta manera, cada uno de los estilos se ve atravesado por circunstancias históricas específicas que abonan a la composición de cada género (Goldhill, 2008).

El ejercicio mediado de escritura por parte de los autores seleccionados reconoce una herencia histórica, literaria y filosófica en vistas a objetivos específicos en cada caso (Nietzsche, 1973:120-1). Por ejemplo, Empédocles toma parte por la tradición parmenídea, presentando su discurso como aquella única vía transitable para conocer. El poeta-filósofo de Agrigento hace uso del hexámetro dactílico y el dialecto épico para persuadir a sus interlocutores. Platón, por su parte, enfatiza sobre la necesidad lógica que encadena una oración con otra (por medio de complejas estructuras de subordinantes), a la vez que la construcción de sus personajes está sujeta a un interés pedagógico, filosófico y político (Szlezák, 1997:44-59).[9] Sin embargo, en tanto «escritores», cada uno de estos inaugura en la cultura una concepción por medio de las herramientas que la lengua provee en una métrica, un vocabulario o un personaje. Esta concepción sobre los escritos antiguos bajo la teoría bajtiniana de los géneros discursivos (Lujan, en prensa) habilita la reunión de filósofos y poetas para trabajar un tema que se encuentra entre los límites de una disciplina y otra, límites que la lengua atraviesa.

Conclusión

En el presente artículo hemos intentado compartir nuestra experiencia en la creación de un «libro» que busca atrapar conceptualmente un objeto por naturaleza errático y multifacético pero vigente en la pregunta por lo humano: el ‘eros’. Presentamos el escenario seleccionado para trabajar, describiendo el imaginario griego arcaico y clásico que conformó la experiencia erótica de una potencia que transgredió su tiempo. Para abordar esa tarea decidimos identificar las herramientas que provee la lengua griega, los usos que de ella hicieron los autores seleccionados, en vistas a elaborar un proyecto no sólo de traducción sino “acerca de” la traducción. El «libro» reúne un ‘eros’ “cósmico” (κοσμικός), “maníaco” (μανικός), “filántropo” (φιλάνθρωπος), “retórico” (ῥήτωρ) y “tirano” (τύραννος). La sintaxis, la morfología y la semántica de los términos configuran, precisamente, las diferentes vivencias eróticas que no serían posibles sin tener en cuenta la función performativa del lenguaje. Nos propusimos traducir no solo términos sino experiencias reactualizadas y reactualizables que se originan en el imaginario helénico pero no se agotan en él.

Finalmente, presentamos una sección dedicada a la fundamentación del proyecto de edición y selección de fragmentos que dio lugar a Ἔρως.Eros políglota. Lenguas, traducción y sentidos de un dios antiguo y exponemos las influencias teóricas que motivaron la decisión de un «libro-‘capsa’». Nuestra propuesta de lectura invita a desentrañar al interior de la cultura griega, con recursos provistos por la filología, qué dimensiones del ‘eros’ son construidas a partir de esa lengua (‘eros’, ‘póthos’, ‘philotes’) para revelarlos en su forma y su potencia. Para concluir en la búsqueda de un «Eros políglota» buscamos aunar un grupo de sentidos sobre el dios, afecto o fuerza, resaltando las diferencias que presenta cada género, cada filósofo, cada poeta. Es preciso remarcar que la selección de textos presentados en este formato, que imita al antiguo, no propone un texto por encima de otro para hablar de Eros sino que, como afirma Nietzsche sobre los discursos en Banquete, se “remata la cúpula del edificio que ellos gradualmente han erigido, no [se] lo vuelve a derribar.” (Nietzsche, 2020:1)

Referencias

Bajtín, Mijaíl Mijáilovich (1998). Estética de la creación verbal. (Traducción de Tatiana Bubnova). Siglo XXI Editores.

Barthes, Roland (2014). Fragmentos de un discurso amoroso (Traducción de Eduardo Molina) Siglo XXI Editores.

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Carson, Anne (2015). Eros el dulce-amargo. (Traducción de Mirta Rosemberg y Silvina López Medin). Fiordo.

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Cassin, Barbara (2019). Elogio de la traducción. Complicar el universal. (Traducción de Irene Agoff). El cuenco de plata.

Chialva, Ivana Selene; Rivera, Paloma; Routier, Pablo Martín; Aguilar, Lucía y Franco Lujan (en prensa). Ἔρως.Eros políglota. Lenguas, traducción y sentidos de un dios antiguo, Ediciones UNL.

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Lobel, Edgar y Page, D. L. (1955) Poetarum Lesbiorum fragmenta. Clarendon Press.

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Notas

[1] El término no es la traducción sino la transliteración del nombre griego de la divinidad, Eros (Ἔρως).
[2] Eros the bittersweet, en el idioma original de la edición. En español, sin embargo, se conserva el orden en que la poeta Safo ordenó los atributos del dios: dulce (‘glukós’), primero, amargo (‘pikrón’), después. Cfr. Safo fr. 130N (citamos el fr. por la reciente edición de Neri, C. 2021).
[3] Ediciones de los textos y fragmentos traducidos y comentados en el Eros políglota: Kirk & Raven (1957), para Empédocles; Lobel & Page (1955), Page (1962), West (1971), para Anacreonte, Arquíloco y Safo; Dain (1967), para Sófocles; Murray (1966), para Eurípides; Burnet (1901) para Platón.
[4] Todas las referencias al texto griego presentes en este texto pertenecen a Chialva, Rivera, Routier, Aguilar y Lujan, Ἔρως.Eros políglota. Lenguas, traducción y sentidos de un dios antiguo (en prensa).
[5] Ofrecemos una lectura que nos recuerda a la propuesta de Julio Cortázar al inicio de su Rayuela, donde se dice que “a su manera este libro es muchos libros.” (2016:1).
[6] Hay que mencionar, además, la más reciente publicación de Anne Carson, que procede en un sentido muy similar al nuestro. Nos referimos a Flota. Una colección de veintidós cuadernillos sin un orden fijo y de temas diversos, editado en español en el año 2019. Como indica el subtítulo, el volumen está compuesto por cuadernos de extensión diversa que abordan temas vinculados a la cultura griega de la Antigüedad, pero sin predeterminar ni orden, extensión o tiempo de la lectura ni, sobre todo, un sentido total que englobe a todos y cada uno de los cuadernillos. Sintonizamos con la autora cuando afirma, allí, que «la lectura puede ser una caída libre» (2019: tapa).
[7] La expresión es de Antoine Berman, reconocido crítico y traductor francés (1942-1991). La misma aparece como título de uno de sus libros (publicado póstumamente), en el que reflexiona sobre la labor de traducción: quien traduce intentará, según el autor, dar lugar en la lengua receptora a aquello de la lengua de origen que, por ser distinta de la propia, permanece siempre extraño, extranjero, lejano (Berman, 1999).
[8] Lucas Soares sostiene que el Banquete platónico invita a pensar en que “para hablar del amor, no basta ser un filósofo” (Soares en Platón, 2009:19).
[9] La selección de palabras, su ordenamiento y la creación conceptual en relación a Eros es lo que se trató de hacer manifiesto en nuestro trabajo a partir de los fragmentos seleccionados. En el caso de Platón, Todd sostiene que no es trivial el uso de estos recursos con el fin de exponer sus teorías. Por ejemplo, un caso claro de la selección de palabras se puede ver en Phd. Platón elimina de su relato los efectos explícitos de la cicuta a fin de plantear un escenario trágico en la muerte de su maestro. En el relato platónico no aparece la palabra «cicuta» (κώνειον), sino «fármaco» (φάρμακον) que tanto puede ser remedio como veneno. Los cambios en el léxico condicionan nuestra lectura de la muerte de Sócrates (Todd, 2005:63).

Notas de autor

* Franco Lujan es estudiante de la Licenciatura en Filosofía en la UNL. Ayudante Alumno en la cátedra de Filosofía Antigua en la Universidad Nacional del Litoral. Realizó una adscripción en la asignatura Griego II, coautor de Eros Políglota (Ediciones UNL), ha realizado un artículo en torno al pensamiento platónico, ha participado en talleres y cursos especializados sobre el mundo antiguo.
* Pablo Martín Routier es profesor de Filosofía (Universidad Nacional del Litoral - 2019). Docente de Griego en la Universidad Autónoma de Entre Ríos y de Problemática Filosófica en el Instituto Terciario del CEJS. Becario doctoral del Conicet (2020), estudia la poesía griega arcaica de Arquíloco, Safo y Alcamán desde una perspectiva filosófica contemporánea. Coautor de Eros Políglota (Ediciones UNL).
* Lucía Aguilar es profesora en Letras (Universidad Nacional del Litoral - 2018) y estudiante de la licenciatura. Realizó dos adscripciones en la asignatura Literaturas griega y latina. Ha participado de cursos y congresos especializados sobre el mundo antiguo y cuenta con publicaciones hechas en el área. Coautora de Eros Políglota (Ediciones UNL). Docente de Lengua y literatura en nivel secundario en diferentes instituciones de la ciudad.


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