Uno, después de Babel (un lugar para la traducción y para la tra-dicción)
Recepción: 03 Agosto 2022
Aprobación: 21 Octubre 2022
Resumen: El objetivo del presente artículo es doble: demostrar la necesidad de una nueva traducción de la Ilíada a partir de un análisis de las características de las traducciones disponibles, y presentar algunas estrategias para la elaboración de esta nueva traducción utilizadas en el proyecto iliada.com.ar. Lo primero se consigue tomando en consideración no solo los criterios de traducción utilizados por los autores contemporáneos, sobre los que se realiza un breve análisis comparativo, sino también los modos de circulación y la metodología de trabajo en estas publicaciones. La conclusión alcanzada es que la principal deficiencia de las traducciones contemporáneas radica en la no-construcción de un lenguaje específico para traducir el homérico, y, por eso, en la segunda parte del artículo se presentan las principales estrategias utilizadas en nuestro proyecto para lograr este objetivo.
Palabras clave: Homero, Ilíada, traducción, lenguaje épico, poesía oral.
Abstract: The aim of this article is twofold: to demonstrate the need for a new translation of the Iliad based on an analysis of the available translations characteristics, and to present some strategies for the new translation used in the iliada.com.ar project.The former is achieved by taking into consideration not only the translation criteria used by contemporary authors, on which brief comparative analysis is made, but also the modes of circulation and the methodology of work in these publications. The reached conclusion is that the main deficiency of contemporary translations lies in the non-construction of a specific language to translate the Homeric and, therefore, the second part of the article presents the main strategies used in our project to achieve this goal.
Keywords: Homer, Iliad, translation, epic language, oral poetry.
1. Introducción
La Ilíada es uno de los poemas griegos antiguos con más traducciones al español disponibles y, ponderado por su tamaño, sin duda el más traducido. Solo desde la muy conocida de José Gómez Hermosilla (París, Librería Castellana, 1831, disponible en https://es.wikisource.org/wiki/Il%C3%ADada), se cuentan al menos doce.[1] Ocho de ellas se han publicado en los últimos cuarenta años. A pesar de esto, es notable el escasísimo esfuerzo que los traductores han realizado por justificar la necesidad de estas publicaciones. Son muy pocos quienes se han ocupado siquiera de reconocer, por fuera de las bibliografías, la existencia de predecesores,[2] y las discusiones metodológicas o técnicas sobre los criterios de traducción adoptados brillan por su ausencia. En este contexto, la dificultad para introducir una nueva traducción del poema es doble: primero, porque hay una evidente sobreabundancia de versiones; segundo, porque es muy complejo debatir con el silencio.
Sin embargo, una nueva traducción es necesaria, aunque esto parezca sorprendente. Y no se trata solo de una necesidad cultural (casi la totalidad de las traducciones disponibles son peninsulares) o cronológica (el paso del tiempo demanda siempre nuevas traducciones): hay más que suficientes razones técnicas para justificarla. El objetivo del presente artículo es demostrar esto, estudiando las deficiencias prácticas y metodológicas de las traducciones publicadas, y las estrategias disponibles para superarlas. Lo primero se realizará en la sección 2, con un análisis de los problemas persistentes en diferentes aspectos de la traducción homérica. Luego, en la sección 3, se introducirán algunas herramientas utilizadas en el proyecto iliada.com.ar para ofrecer una traducción distinta al resto de las contemporáneas.
2. Aspectos de la traducción homérica
2.1. Modos de circulación de las traducciones
La fijación por escrito de la Ilíada se produjo en algún punto entre los siglos VIII y V a.C.,[3] y la traducción española de mayor circulación del poema en el mundo, la de Segalá y Estalella, a comienzos del siglo pasado. Tanto el griego como el español, por lo tanto, están libres de las restricciones de derechos de autor, y pueden descargarse online de muchas fuentes sin costo. No sucede lo mismo ni con las ediciones ni con las traducciones recientes, que han sido publicadas en el formato tradicional del libro editado por una casa comercial o académica. Dado el tiempo, el esfuerzo y la inversión que insume producir una edición o una traducción de un poema de las dimensiones y la dificultad de la Ilíada, esto es de esperarse, y es, por lo demás, lo que sucede con la mayor parte de la literatura antigua.
No obstante, es un problema. Un texto clásico de esta naturaleza es consultado frecuentemente por estudiantes y público de todos los ámbitos culturales y socioeconómicos, y la mayor parte de ellos accederá a la obra por internet sin comprar un libro nunca.[4] En otros casos, este es un inconveniente menor, puesto que o bien la abundancia (en el caso, por ejemplo, de Antígonade Sófocles) o bien la carencia casi total de traducciones (el fenómeno habitual con los textos tardoantiguos) obliga a apelar, más temprano que tarde, a los medios de publicación tradicionales. Pero la Ilíada se encuentra en un lugar raro, habida cuenta del grado de penetración cultural de la traducción de Segalá y Estalella, cuya indiscutible calidad y múltiples revisiones la han convertido en la versión estándar del poema en español.
Esto hace del esfuerzo sistemático por incorporar nuevas traducciones al mercado editorial tradicional una verdadera curiosidad. Excluyendo el apoyo de casas editoriales de peso nacional, regional o internacional (UNAM, Cátedra, Gredos), ninguna traducción física puede competir en circulación con una de alta calidad, muy reconocida y de acceso gratuito. Por lo tanto, cualquier nueva traducción de la Ilíada tiene dos opciones: ser un producto secundario en un mercado saturado, o aceptar el desafío de enfrentarse a la traducción de Segalá en sus mismos términos.
Las posibilidades efectivas de hacer esto están muy restringidas por los mercados académicos y editoriales, pero en Argentina contamos con un modelo científico que nos ofrece la posibilidad de encarar proyectos de una manera diferente a como puede hacerlo, por ejemplo, un investigador español: el financiamiento de Conicet, tanto en forma de salarios para investigadores y becarios como en forma de proyectos de investigación financiados, ofrece mayores márgenes de libertad que los medios más restrictivos de otros países.[5] Es posible para nosotros encarar un trabajo que demanda años de esfuerzo con un relativo grado de predictibilidad.
Estas condiciones de trabajo son las que posibilitan proyectar una nueva traducción de la Ilíada que no esté restringida por las exigencias editoriales tradicionales, en particular en lo que respecta a la circulación. Con el financiamiento de un organismo público que no limita los medios de publicación (y, de hecho, estimula la ciencia abierta), podemos proyectar una traducción del poema abierta y de acceso gratuito para el siglo XXI. Lo que, por supuesto, no significa nada en sí mismo antes de delimitar los métodos y criterios con los que esa traducción será encarada.
2.2. Metodología de trabajo[6]
La ausencia casi total de comentarios sobre el método de trabajo de los traductores en las versiones publicadas hace virtualmente imposible desarrollar una discusión apropiada al respecto. La única herramienta que tenemos es el hecho evidente de que, con una única excepción, todas las traducciones disponibles del poema son producto del esfuerzo individual de un crítico. La excepción es la edición bilingüe producida por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (García Blanco y Macía Aparicio, 2014 y 2019, Macía Aparicio, 2013, y Macía Aparicio y de la Villa Polo, 2013), y aun esta debe relativizarse mucho: no solo es resultado del trabajo de no más de dos críticos, sino que incluso cuenta con un volumen de autoría individual.
No hay, desde luego, nada intrínsecamente negativo en una traducción individual, pero, dada la dimensión de un poema como la Ilíada y la cantidad de este tipo de traducciones que ha tenido, es notable la ausencia de trabajos colectivos sobre él. La traducción colectiva es una tendencia creciente en el mundo, con ventajas claras:
Los distintos saberes de los miembros de un colectivo de traducción, sus distintas habilidades, conocimientos y destrezas contribuyen al crecimiento de esa persona comunitaria que tiene que enfrentarse al texto. Cada elemento del equipo aporta sus conocimientos, sus experiencias de vida, su visión del mundo que se complementa con la de los demás y enriquece el resultado final (Celis-Mendoza, 2019:556).
No tenemos, hasta donde sé, trabajos científicos que verifiquen las ventajas de una traducción colectiva por sobre una individual, pero la evidencia anecdótica es abundante.[7] En la propia práctica de la traducción en el contexto del Taller de lectura, traducción y ‘performance’ de Ilíada de Homero la experiencia ha confirmado las palabras citadas, y mucho más. Esto se verifica especialmente en el contraste entre las traducciones producidas por el equipo del Taller y en otros encuentros y las producidas por mí en forma individual con los mismos criterios: aun utilizando las mismas herramientas y estrategias que en el trabajo colectivo, los resultados sufren por la ausencia de una instancia de discusión y la incorporación de diferentes perspectivas.[8]
Nada de esto implica que el trabajo del traductor individual deba menospreciarse, pero la traducción de textos antiguos y medievales, en particular de aquellos más canónicos, ha alcanzado en general el pico de lo que esa metodología puede ofrecer. Parece recomendable abandonarla, ya en la tercera década del s. XXI, para avanzar hacia otro tipo de proyectos, en los que las versiones resultantes sean producto de un intercambio entre miembros de un equipo de especialistas que las enriquezcan. Pero, aun con el mérito intrínseco de encarar una versión de circulación libre y producto del trabajo colectivo, el principal determinante de la necesidad de una nueva traducción de la Ilíada es teórico, y radica en los criterios de traducción imperantes.
2.3. Criterios de traducción
La relativa falta de discusión respecto a la naturaleza de las traducciones que caracteriza a la mayor parte de las publicadas es un obstáculo que persiste en esta dimensión del debate, pero, en este caso, las traducciones mismas ofrecen herramientas suficientes para delimitar criterios de trabajo. He avanzado en esto en trabajos anteriores (Cf. Abritta, 2019, 2020 y en prensa), pero todavía queda mucho para analizar como para definir de manera exacta los criterios que cada uno de los traductores recientes utiliza. Por lo demás, la variedad de problemas a encarar es tan amplia, que, incluso si se lograra sistematizar, no hay duda de que el resultado implicaría numerosos asteriscos.
De todos modos, un breve análisis comparativo permite ilustrar los problemas que hacen necesaria una nueva traducción del poema. Para ello, he seleccionado Il. 22.15-20, un pasaje con rasgos particularmente expresivos que presentan un desafío para los traductores.
ἔβλαψάς μ', ἑκάεργε, θεῶν ὀλοώτατε πάντων, 15
ἐνθάδε νῦν τρέψας ἀπὸ τείχεος· ἦ κ' ἔτι πολλοί
γαῖαν ὀδὰξ εἷλον, πρὶν Ἴλιον εἰσαφικέσθαι.
νῦν δ' ἐμὲ μὲν μέγα κῦδος ἀφείλεο, τοὺς δ' ἐσάωσας
ῥηϊδίως, ἐπεὶ οὔ τι τίσιν γ' ἔδδεισας ὀπίσσω.
ἦ σ' ἂν τισαίμην, εἴ μοι δύναμίς γε παρείη. 20
Los versos constituyen la respuesta de Aquiles a la revelación de Apolo (22.8-13) de que ha engañado al héroe y permitido la huida de los troyanos hacia la ciudad. Nótese, entre otros elementos que desafían al traductor, el uso de ἑκάεργε como vocativo, la repetición de νῦν (16, 18) y de ἦ (16, 20), la muy expresiva frase γαῖαν ὀδὰξ εἷλον y la correlación ἐμέ μὲν … τοὺς δὲ de 18. A continuación, cito las seis traducciones del pasaje producidas a partir 1990.[9]
Crespo Güemes (1991:539) [= CG]:
¡Me has burlado, protector, el más execrable de los dioses, 15
al desviarme ahora aquí lejos de la muralla! Si no, muchos aun
habrían mordido el polvo antes de refugiarse en Ilio.
Ahora a mí me has quitado gran gloria y a ellos has salvado
sin ningún riesgo, porque no temías ningún castigo posterior.
¡Claro que me cobraría venganza de ti si tuviera poder! 20
Bonifaz Nuño (2005:400) [= BN]:
Trabajalejos, me engañaste, el más cruel de todos los dioses,
aquí, hoy, lejos del muro desviándome; en verdad, aún muchos
la tierra asieran con los dientes, antes que a Ilion arribaran.
Y ahora me quitaste gran gloria, y aquí los salvaste
fácilmente, pues en nada, después, mi venganza temías.
En verdad me vengara de ti, si el poder me viniera.
Macía Aparicio y de la Villa Polo (2013:129) [= CSIC]:
Me has dañado tú, que de lejos obras, el más fatal de todos los dioses, 15
volviéndome ahora hasta aquí, lejos del muro; sin duda aún muchos
la tierra habrían cogido con sus dientes antes de llegar dentro de Ilio.
Ahora grande gloria me has quitado y a esos has salvado
fácilmente, pues que en nada te aterró un castigo futuro.
¡Sí te castigaría yo, si fuerza para ello a mi alcance tuviera! 20
Pérez (2012:979) [= P]:
Me has engañado, Arquero, el más funesto de todos los dioses, 15
trayéndome aquí ahora desde la muralla, cuando ya muchos
hubieran mordido el polvo antes de llegar a Ilio.
Ahora me has quitado gran gloria y a esos has protegido
fácilmente, porque ningún castigo temías más tarde.
Pues incluso de ti me vengaría, si fuerza tuviera. 20
Martínez García (2013:616) [= MG]:
¡Dios que hiere de lejos, el más cruel de todos los dioses, me has engañado trayéndome hasta aquí desde la muralla! ¡De lo contrario muchos habrían mordido ya la tierra con sus dientes antes de llegar a Ilión! ¡Me acabas de arrebatar la inmensa gloria del triunfo mientras que tú los has salvado sin correr riesgo alguno, pues no temías una futura venganza! ¡Cierto que me vengaría de ti si tuviese poder para ello!
Abritta et al. (2022) [= Aea]:
Me embromaste, tú, que obras de lejos, el más destructivo de todos los dioses, 15
acá, ahora, desviándome lejos de la muralla; sin duda aun muchos
habrían mordido la tierra antes de llegar a Ilión.
Y ahora me arrebataste una gran gloria, y a ellos los salvaste
fácilmente, ya que no temés para nada un castigo futuro.
Sin duda te haría pagar, si estuviera en mí el poder. 20
Con la excepción de la de Martínez García, todas las traducciones citadas fueron producidas en la modalidad “línea por línea”, en donde cada línea del español corresponde aproximadamente a un verso del griego. Analizar cada decisión en cada una de las traducciones es, por supuesto, imposible en el espacio destinado a este artículo. Más importante que eso, sería ocioso, porque no todos los problemas de traducción implican un problema metodológico. Por lo tanto, me concentraré en los mencionados arriba.
El uso de ἑκάεργε en vocativo es inusual pero no inusitado (cf. Il. 7.34, 21.472, HH 3.242, etc.). Como sucede a menudo con los epítetos en esta función, el traductor debe enfrentar el desafío de que el español es menos flexible que el griego respecto a las palabras que pueden constituir el núcleo de una invocación. Los traductores utilizan dos estrategias para lidiar con el problema: CG, BN y P colocan un sustantivo en función de vocativo (“protector”, “Trabajalejos”[10] y “Arquero”), mientras que CSIC, Aea y MG añaden una palabra que ocupa la función de núcleo de la construcción (“tú” en los primeros dos casos, “Dios” en el último). Ambas decisiones son sin duda correctas, pero debe notarse que exhiben una diferencia considerable de criterio: el uso de un sustantivo da una frase menos natural en español, más propia de un lenguaje alejado de la cotidianeidad, que la inclusión de una palabra que sirva de núcleo. El “Trabajalejos” de BN lleva esto al extremo, introduciendo un neologismo visiblemente artificial.
Las repeticiones de νῦν (16, 18) y de ἦ (16, 20) ofrecen otro interesante contraste. La primera es mantenida, traduciendo “ahora” en ambos casos, por la mayoría, excepto BN y MG. La segunda, mucho más compleja, es respetada solo por BN y Aea. A pesar de lo habitual de la partícula, no se trata de un detalle menor: las iteraciones señalan el enojo de Aquiles y contribuyen a organizar el discurso (cf. Abritta et al., 2022:ad 16). El problema de las repeticiones es un tema que he analizado en los trabajos citados arriba, con resultados similares al alcanzado aquí: la mayor parte de los traductores tiende a eliminarlas incluso cuando cumplen una función importante en el poema. De todos modos, el caso de BN merece una mención especial, porque ilustra una tendencia habitual en las traducciones de la Ilíada: la arbitrariedad en la aplicación de criterios de traducción. Por supuesto, en un poema de las dimensiones y dificultad de la Ilíada, es inevitable que estos no puedan aplicarse siempre de la misma manera. Incluso haciendo el mayor esfuerzo, hay pasajes que obligan al traductor a adaptarse. Pero ese no es el problema aquí. BN toma la determinación deliberada de no repetir (“ahora” por “hoy” en 16 no solo era posible, sino, en mi opinión, más preciso), y enseguida toma la determinación de hacerlo. Esta arbitrariedad, inexplicada, es un fenómeno que se encuentra una y otra vez en las traducciones impresas disponibles, y contribuye a demostrar la necesidad de una nueva traducción que cuente con las herramientas para reducirla al máximo. Volveré sobre esto enseguida.
El caso de la frase γαῖαν ὀδὰξ εἷλον es también interesante. Como he observado en el comentario a ella (cf. Abritta et al., 2022: Com. ad 22.17), se trata de una variación de una fórmula que en sus otras instancias se aplica con οὖδας como objeto directo. Los traductores utilizan muy diferentes estrategias para encararla: “la tierra habrían cogido con sus dientes” [CSIC], “la tierra asieran con los dientes” [BN], “habrían mordido ya la tierra con sus dientes” [MG], “habrían mordido la tierra” [Aea], “habrían mordido el polvo” [CG] “hubieran mordido el polvo” [P]. He ordenado la presentación a partir del grado de literalidad de las traducciones, pero pueden identificarse tres estrategias. CSIC y BN traducen palabra por palabra, lo que respeta la frase pero sacrifica su valor expresivo.[11] En el otro extremo, CG y P traducen la frase por lo que consideran su equivalente español, preservando su valor expresivo pero sacrificando la variación formulaica.[12] En el centro de la escala se ubican MG y Aea, el primero con una muy ligera modificación de la versión literal (“mordido” por “tomado”), los segundos con una adaptación expresiva de la frase española “morder el polvo”.
Como en los otros casos, ninguna de las estrategias puede considerarse equivocada, pero solo la que utilizamos nosotros parece respetar el efecto de la del griego. Aquiles utiliza un giro típico, muy expresivo, y esto debe quedar reflejado en el español. Para ello, apelar a la expresión típica “morder el polvo” es inevitable. Por otro lado, el héroe introduce una variación en ese giro, reemplazando el complemento estándar οὖλας por uno mucho menos habitual, γαῖαν. Esto también debería quedar reflejado en el español, algo que logramos al utilizar “tierra”. El resultado es una traducción que respeta no lo que el griego dice, sino lo que el griego hace, una traducción que preserva el efecto poético del texto original.[13]
El problema restante concierne a la traducción de partículas, un desafío sistemático y muy poco atendido en el trabajo con el texto homérico (cf. Abritta, 2020). En el caso de la correlación ἐμέ μὲν … τοὺς δὲ de 18, el único que ha hecho un esfuerzo por mantenerla es CG (“a mí… a ellos…”). La importancia de este contraste es muy clara, y es una deficiencia del resto de las traducciones no haberlo tomado en cuenta. Aquí, sin embargo, existe una diferencia fundamental entre Aea y todas las demás: mientras que es virtualmente imposible corregir las versiones de CSIC, BN, MG y P, porque implicaría una reimpresión del texto completo, la versión digital del proyecto iliada.com.ar puede revisarse y actualizarse. Habiendo detectado este inconveniente, el equipo de trabajo puede decidir modificar la traducción, y el cambio introducirse con gran facilidad en la versión publicada. De hecho, esto es exactamente lo que ha sucedido: el texto disponible ahora en el sitio no es ya “Y ahora me arrebataste una gran gloria, y a ellos los salvaste”, sino “Y ahora a mí me arrebataste una gran gloria, y a ellos los salvaste”.
Esta flexibilidad no es solo una ventaja, sino una necesidad para una traducción tan compleja y demandante como la de la poesía homérica, en particular en las etapas iniciales del trabajo. Los miles y miles de microdesafíos y microdeterminaciones que deben tomarse hacen inevitable que mucho se cuele entre las rendijas de la atención, incluso a pesar del esfuerzo colaborativo de un equipo de trabajo. Tener la oportunidad de volver sobre los propios pasos, revisar, actualizar e incorporar lo aprendido es invaluable, y es lo que coloca a la traducción que estamos realizando en un lugar diferente al de sus predecesoras.
Más allá de esto, en el pequeño caso de estudio seleccionado se han observado dos problemas sistemáticos en las traducciones de la Ilíada realizadas en las últimas décadas: un exceso de atención a la literalidad del texto o a la necesidad de adaptarlo al español, con escasa atención a sus efectos poéticos, y una relativa arbitrariedad en la aplicación de criterios de traducción. Ambas consideraciones provienen, entiendo, del mismo problema, que en buena medida explica la persistencia de la popularidad de la versión de Segalá y Estalella: los traductores homéricos han traducido el texto, pero no el lenguaje. Mientras que Segalá hizo un esfuerzo considerable por construir una versión del español que pudiera cumplir en nuestro idioma la misma función que el lenguaje épico cumple en el griego antiguo, sus seguidores contemporáneos han tendido a traducir el texto homérico como si estuviera escrito en el mismo griego que el de Sófocles, Platón o Licias. Y este no es el caso. La naturaleza excepcional del lenguaje épico demanda un método traductor excepcional, que aplique herramientas específicas para retener sus peculiaridades y la manera en que estas peculiaridades contribuyen a la narración y a la poesía. En la siguiente sección, se presentarán algunas de estas herramientas, que hemos utilizado en nuestra aproximación a la Ilíada.
3. La construcción de un lenguaje épico
Construir un lenguaje épico equivalente al homérico en español contemporáneo es, desde luego, imposible. Las condiciones socioculturales que dieron origen al lenguaje de los rapsodas son irreproducibles, y no debe olvidarse, por lo demás, que las circunstancias y objetivos son incomparables: el lenguaje rapsódico se desarrolló para poder componer infinidad de cantos, mientras que el lenguaje de traducción que deberíamos construir tendría por objetivo reproducir en español unos pocos.[14] Sin embargo, hay características clave que distinguen al lenguaje épico que sí pueden reproducirse en español, y el uso sistemático de estos rasgos permite construir un idioma propio para la traducción de los poemas, que replique al menos parcialmente la experiencia de leerlos y, sobre todo, escucharlos. A continuación, se presentan las más importantes de estas características, con las estrategias que hemos utilizado para replicarlas en nuestro proyecto.
3.1. Rasgos de oralidad
El carácter oral de la poesía homérica es un fenómeno bien conocido y estudiado desde hace ya muchas décadas.[15] Además de la formulariedad, sobre la que volveré más abajo, esto implica un modo de expresión diferente del escrito, en particular en lo que respecta a la construcción sintáctica, donde rige la parataxis y la acumulación, frente a la subordinación y el ordenamiento jerárquico del discurso. No se necesita avanzar más lejos que el proemio de la Ilíadapara observar esto: el verso 2 comienza con el encabalgamiento aditivo οὐλομένην,[16] y sigue con una subordinada de relativo que no cierra hasta el verso 7. La construcción diluye cualquier jerarquía, en particular cuando se alcanza la incidental del verso 5 (Διὸς δ' ἐτελείετο βουλή), que hace imposible identificar una dependencia estricta de la oración temporal que comienza en 6.
Aun así, el proemio es excepcional, y el texto homérico utiliza una cantidad minúscula de subordinación, prefiriendo siempre un coordinante a un subordinante. Esto genera una densidad acumulativa que, en muchas ocasiones, los traductores no toleran, como ilustra el siguiente ejemplo del canto 16:[17]
δάμνα μιν Ζηνός τε νόος καὶ Τρῶες ἀγαυοί
βάλλοντες· δεινὴν δὲ περὶ κροτάφοισι φαεινή
πήληξ βαλλομένη καναχὴν ἔχε, βάλλετο δ' αἰεί 105
κὰπ φάλαρ' εὐποίηθ'· ὃ δ' ἀριστερὸν ὦμον ἔκαμνεν
ἔμπεδον αἰὲν ἔχων σάκος αἰόλον· οὐδὲ δύναντο
ἀμφ' αὐτῷ πελεμίξαι ἐρείδοντες βελέεσσιν.
αἰεὶ δ' ἀργαλέῳ ἔχετ' ἄσθματι, κὰδ δέ οἱ ἱδρώς
πάντοθεν ἐκ μελέων πολὺς ἔρρεεν, οὐδέ πῃ εἶχεν 110
ἀμπνεῦσαι· πάντῃ δὲ κακὸν κακῷ ἐστήρικτο.
Crespo Güemes (1991:418) [= CG]:
y le doblegaban la voluntad de Zeus y los arrogantes troyanos
con sus disparos; terrible ruido en sus sienes la reluciente
celada hacía con los proyectiles; sufría continuos impactos 105
en los bien fabricados mamelones y se cansaba el hombro izquierdo
de embrazar sin cesar el tornasolado escudo. Mas no podían
hacer que se tambalease a los lados bajo el peso de los dardos.
Con fatigoso e incesante sofoco respiraba, el sudor le fluía
a chorros de los miembros por todos los lados, y no hallaba 110
resuello: por doquier se amontonaba desgracia sobre desgracia
Pérez (2012:761) [= P]:
Lo vencía la voluntad de Zeus y los altivos troyanos
tirando. Terrible en torno a las sienes su fúlgido casco
resonaba al ser golpeado, pues sin cesar era alcanzado 105
en sus bien labradas placas. Y fatigaba el hombro izquierdo
al sujetar de continuo el escudo tornasolado; mas no podían
de allí apartarlo, a pesar de atacarlo con tantos disparos;
pero un angustioso jadeo le aquejaba sin tregua; sudor
abundante caía por todos sus miembros y ya no podía 110
respirar; y por doquier a una desdicha sumábase otra.
Abritta et al. (versión provisoria) [= Aea]:
lo doblegaba el pensamiento de Zeus y los troyanos admirables
asaeteando; y tremendamente en torno a las sienes, el reluciente
casco, asaeteado, resonaba, y continuamente era asaeteado 105
en los bien elaborados relieves; y él cansaba el hombro izquierdo
teniendo continuamente firme el centelleante escudo; y no podían
a su alrededor sacudirlo, presionándolo con saetas.
Y continuamente lo tomaba un lacerante jadeo, y sobre él el sudor
de todas partes de sus miembros abundante corría, y no podía 110
ni respirar; y por todos lados mal sobre mal se amontonaba.
Como puede verse, las estrategias son por completo diferentes. De los ocho coordinantes idénticos del griego, CG recupera solo tres, variando la traducción de uno, mientras que P mantiene seis, pero variando la traducción de tres. Nosotros hemos mantenido los ocho, sin variación. Es importante aclarar que esto no implica que una versión sea superior a la otra: la función del δέ en griego no es idéntica a la del “y” en español, y son frecuentes las ocasiones en que debe omitirse o traducirse de otra manera. Pero en este pasaje la acumulación es más que una marca de estilo oral: la extensa secuencia de oraciones coordinadas describiendo la situación de Áyax construye una imagen progresivamente más desesperante, que se diluye si las conexiones lógicas entre los segmentos se explicitan.
Lo más significativo, sin embargo, es que la abundancia de coordinantes, inadmisible en el estilo elevado del español, es típica en la oralidad. La experiencia de leer en voz alta las secuencias citadas demuestra esto: si por escrito la tercera parece estilísticamente más pobre, escuchada retiene por completo el efecto acumulativo del griego.[18]
3.2. Versificación
La contracara del estilo oral homérico es la restrictiva estructura del hexámetro dactílico, que implica, por un lado, la construcción de un lenguaje específicamente diseñado para acomodarse a esta (sobre lo que volveré en la sección que sigue), pero también límites muy definidos para la expresión. La mayor parte de los traductores contemporáneos, como hemos visto, intenta respetar esto a través de una traducción línea por línea, pero la cantidad de veces en las que este respeto flaquea ante la necesidad de una expresión más “natural” es considerable. Esto es un problema, porque la poesía homérica no es una narración violentada por el verso, sino una narración en verso. Aunque traducirlo como poesía en español implica un sacrificio inmenso de contenido, es posible respetar esto con una adhesión inconmovible al principio verso = línea, i.e. a la traducción del contenido de cada verso del griego en la línea correspondiente del español.[19]
Un análisis de los problemas y ventajas que implica este principio requiere un trabajo aparte, en particular porque la tendencia mayoritaria es a respetarlo, como ilustra el siguiente ejemplo (Il. 1.118-119):
αὐτὰρ ἐμοὶ γέρας αὐτίχ' ἑτοιμάσατ', ὄφρα μὴ οἶος
Ἀργείων ἀγέραστος ἔω, ἐπεὶ οὐδὲ ἔοικε·
Crespo Güemes (1991:418) [= CG]:
Mas disponedme en seguida otro botín; que no sea el único
de los argivos sin recompensa, porque tampoco eso está bien.
Pérez (2012:761) [= P]:
Pero al momento entregadme otro don, para que solo
sin botín no quede entre los argivos, pues no conviene
Abritta et al. (2021) [= Aea]:
Ahora, prepárenme enseguida un botín, para que no yo solo
entre los argivos esté sin botín, ya que no corresponde
Las únicas excepciones al principio están marcadas en negrita, y son muy menores. P lo respeta al punto de que el sentido de la frase se pierde (“solo” parece implicar un predicativo yuxtapuesto a “sin botín”, como si Agamenón fuera a quedarse “solo y sin botín”). En nuestra traducción, decidimos forzar la gramática del español, en parte porque es una tendencia en los discursos de Agamenón en la asamblea (cf. Abritta et al., 2021:ad 1.133), en parte porque de esta manera el “solo” queda, como en griego, al final de verso, una ubicación muy enfática y clave en la secuencia, que también respeta el resto de los traductores.
3.3. Formulariedad y repeticiones
En los escasos comentarios que los traductores realizan sobre su trabajo, la necesidad de respetar las repeticiones en el texto homérico es una constante (cf. Crespo Güemes, 1991:102, Bonifaz Nuño, 2005:XXXIV, Pérez, 2012:160, García Blanco y Macía Aparicio, 2014:CCXVI-CCXVII).[20] Y, en efecto, todos tienden a cumplir este principio con los componentes más básicos del lenguaje formulaico. ἀρηΐφιλος Μενέλαος (en diferentes casos) aparece trece veces en el canto 3, y, de los seis traductores contemporáneos, solo P modifica en tres instancias su traducción (206, 430, 457) y MG, en una (432). Sin embargo, como ya se ha notado (cf. el caso de ὀδὰξ εἷλον en la sec. 2.4), el lenguaje formulaico homérico es mucho más complejo que los nombres y los epítetos, y respetarlo no siempre es solo una cuestión de utilizar la misma combinación en español, sino que muchas veces implica desafíos considerables.
Es imposible aquí realizar siquiera una presentación somera de las estrategias para encarar este aspecto de la traducción, pero es importante considerar que la mayor parte de las versiones disponibles preceden a la herramienta más importante con la que contamos hoy para facilitar la tarea: el proyecto Chicago Homer (https://homer.library.northwestern.edu/html/application.html). La herramienta de análisis lingüístico y de expresiones del proyecto Chicago Homer nos permite hacer un seguimiento completo de las fórmulas y giros repetidos en toda la extensión del poema, manteniendo un control constante de las traducciones de cada una. La tarea de traducir se hace mucho más onerosa en tiempo, pero el resultado es que cada palabra del poema es verificada con sus apariciones anteriores, y la primera opción siempre es repetir las traducciones ya utilizadas, configurando así un lenguaje paralelo al homérico, que el receptor puede reconocer intuitivamente a lo largo de la lectura o la escucha del poema.
3.4. Artificialidad
En parte por su naturaleza de lenguaje poético, en parte por el carácter conservador del sistema formulaico, el lenguaje homérico está repleto de rasgos que lo diferencian de otras formas del griego antiguo.[21] Esto incluye el uso de hápax, de formas preservadas cuyo significado se ha perdido en el tiempo, y sobre todo una combinación de alternativas morfológicas y fonéticas de todo tipo de términos que facilitan su utilización en el hexámetro.
Preservar el efecto que debía producir un lenguaje con este grado de lejanía con el cotidiano, sutil pero notable, es muy complejo, por dos razones. La primera, por supuesto, es que la naturaleza de la diferencia es en muchos sentidos irreproducible: las divergencias morfológicas y fonéticas que el lenguaje homérico tiene con el griego se apoyan en rasgos lingüísticos que no tienen equivalentes en español. Pero es en realidad la segunda razón la más compleja: en nuestro idioma, ya contamos con un lenguaje literario que se aleja del habla cotidiana (cf. en particular Reyes, 2008). Esto ofrece una oportunidad y dos problemas. Podemos, como la mayor parte de los traductores, valernos de ese lenguaje literario como el equivalente a la lengua épica. En cierto sentido, esto es adecuado, porque preserva la lejanía con el uso cotidiano. Pero ese lenguaje literario tiene dos defectos: primero, que no posee el grado de especificidad para la narración épica o mitológica que tiene el lenguaje homérico; segundo, la literatura contemporánea tiene una relación, digamos, laxa con el lenguaje literario clásico, y es difícil establecer un lugar específico en el sistema cultural hispanohablante actual para este, en particular habida cuenta de las variaciones dialectales de nuestro idioma. Por supuesto, los recursos que el lenguaje literario canónico ofrece pueden aprovecharse, pero traducir en este lenguaje no es una forma suficiente para reproducir la particularidad del épico.
Por esto, parece mejor construir un lenguaje de traducción que reproduzca la artificialidad del homérico, así como su especificidad y filiación con la oralidad. Esto se consigue ante todo a partir de numerosas microdecisiones a lo largo del proceso de traducción,[22] pero también con dos metodologías de nivel macro que contribuyen al efecto: la traducción regular de los marcadores discursivos, sobre la que volveré en el siguiente apartado, y la combinación de formas dialectales de la segunda persona. Esta última determinación es sin ninguna duda la más arriesgada de nuestro proyecto, porque violenta de manera transparente los hábitos lingüísticos del idioma. Sin embargo, hemos entendido desde el comienzo que es una estrategia de traducción que refleja la diversidad morfológica y fonética del griego homérico de manera eficiente, transmitiendo esa lejanía con la lengua cotidiana y esa especificidad que lo caracteriza.
Por esto mismo, siendo un reflejo de la “arbitrariedad” en los usos homéricos, producto de la conveniencia métrica circunstancial y la herencia formulaica, hemos evitado todo atisbo de sistematicidad, con la salvedad de que en general cada discurso (no así cada personaje) tiene una forma de segunda persona específica.[23] En el siguiente pasaje se presenta una pequeña muestra del funcionamiento de la estrategia (4.303-307, 313-316):
[Néstor:] “(…) que nadie, confiado en el arte de guiar carros y su valentía,
solo, delante de los demás, ansíe combatir con los troyanos,
ni retroceda; pues seréis más débiles. 305
Y aquel varón que desde su vehículo llegue a otro carro,
adelántese con la pica, ya que sin duda así es mucho mejor. (…)
[Agamenón:] “Oh, anciano, ojalá como el ánimo en tu querido pecho,
así fueran tus rodillas, y tuvieras la fuerza firme,
pero te agobia la igualadora vejez. ¡Ojalá algún 315
otro de los varones la tuviera, y vos estuvieras entre los más jóvenes!”
El efecto, nótese, es sutil, pero la acumulación a lo largo del texto contribuye a la sensación de que el lenguaje del poema es diferente a otras variantes del español, que es el objetivo que busca cumplir la estrategia.
3.5. Uso de partículas y expresividad
El último rasgo del lenguaje homérico que un lenguaje paralelo para su traducción debe tomar en consideración es la abundancia de marcadores discursivos que lo atraviesan.[24] Esta es una práctica que ninguno de los traductores contemporáneos ha sostenido (cf. Maquieira, 2013, y Abritta, 2020 yen prensa), sacrificando así una especificidad clave que distingue a la lengua de la épica de otras manifestaciones del griego, por no hablar de la pérdida considerable de expresividad que esto supone.
Por supuesto, no es sencillo retener la mayor parte de las partículas en el español, dados los sutiles matices semánticos que suelen añadir al discurso. Un ejemplo sirve para ilustrar el problema (22.183-185):
θάρσει, Τριτογένεια, φίλον τέκος· οὔ νύ τι θυμῷ
πρόφρονι μυθέομαι, ἐθέλω δέ τοι ἤπιος εἶναι·
ἔρξον ὅπῃ δή τοι νόος ἔπλετο, μὴ δ' ἔτ' ἐρώει. 185
Zeus está hablando, incitando a Atenea a intervenir en el duelo entre Aquiles y Héctor. Aquí, νυ y τι parecen estar reforzando la negación, τοι en 184, es el pronombre en función de dativo de interés, en 185, un dativo posesivo,[25] y δή puede estar reforzando ὅπῃ o la subordinada completa. Puede verse ahora lo que los traductores han hecho con el pasaje:
Crespo Güemes (1991:544) [= CG]:
¡Tranquilízate, Tritogenía, cara hija! No lo he dicho
con el ánimo resuelto a ello y quiero ser benigno contigo.
Obra conforme a tu designio y no te demores ya. 185
Bonifaz Nuño (2005:405) [= BN]:
Cálmate Tritogenia, cara niñita; hoy con alma ninguna
seria, discurseo. Y quiero ser indulgente contigo;
actúa como era el pensar para ti, y en nada desistas. 185
Macía Aparicio y de la Villa Polo (2013:138) [= CSIC]:
Ánimo, Tritogenia, querida criatura; nada con ánimo
favorable te digo, pero quiero contigo ser dulce:
haz como verdaderamente tu pensamiento sea y no cejes.
Pérez (2012:989) [= P]:
Calma, Tritogenia, hija mía; que no estoy hablando
con resuelto ánimo, y ahora quiero estar de tu lado.
Conque haz sin demora lo que tengas pensado.
Martínez García (2013:622) [= MG]:
¡Cálmate, Tritogenia, mi hija querida! ¡En absoluto he hablado con ánimo favorable a ello, y mi deseo es ser complaciente contigo! ¡Obra sin reservas de acuerdo con tus intenciones!
Abritta et al. (2022) [= Aea]:
Animate, Tritogenia, hija querida; para nada con el ánimo
resuelto hablo, y quiero ser benévolo contigo;
actúa tal como tengas en el pensamiento, y ya no te detengas.
Solo MG y Aea retienen las partículas expresivas, y el primero no parece distinguir entre las funciones de νυ y de τι, que nosotros hemos conservado con el uso de cursivas. Además, MG traducen el δή de 185 fuera de la oración subordinada, lo que es inadmisible por el orden de palabras. Más importante aún, solo en Aea la partícula es traducida como un refuerzo del subordinante (“tal como”), mientras que CSIC traduce “verdaderamente”, lo que, en el mejor de los casos, se presta a confusiones.
La evidencia podría acumularse, pero las conclusiones no cambiarían: no hay entre las traducciones contemporáneas de la Ilíada una que se preocupe de manera sistemática y consecuente por el uso de marcadores discursivos en Homero. Esto significa también que todas han sacrificado un componente esencial del lenguaje épico, fundamental para preservar su carácter oral y su potencia poética.
4. Conclusiones
He intentado demostrar en el presente artículo que una nueva traducción de la Ilíada es necesaria, incluso a pesar de la proliferación de versiones del poema en las últimas décadas. Desde el punto de vista de la circulación, es imprescindible reemplazar en el futuro cercano la traducción clásica de Segalá y Estalella: aunque todavía una obra literaria excelente, el avance de la investigación en el último siglo ofrece conclusiones que es necesario incorporar. Esto implica no solo hacer una nueva traducción, sino, mucho más importante, hacer una que sea de libre acceso para el público en general.
Al mismo tiempo, añadir otra perspectiva individual sobre el texto no parece el camino a seguir. Se han realizado numerosos intentos de este tipo a cargo de críticos de primer nivel, y es dable pensar que la única manera de superarlos es con el esfuerzo colectivo de un equipo de trabajo.
Pero lo más significativo, sin duda, es que el enfoque técnico sobre la traducción debe perfeccionarse. Como intentó Segalá y Estalella hace más de cien años, necesitamos una traducción de la poesía homérica que no se ocupe de transferir el texto al español, sino que construya un lenguaje específico para hacerlo, incorporando la mayor cantidad de rasgos del original posible.
Esto es lo que nos hemos propuesto en el proyecto iliada.com.ar, pero estamos todavía en su comienzo. Hemos publicado ya ocho cantos, y cada uno de ellos deberá perfeccionarse en el futuro, en particular a partir del trabajo con el resto. La publicación digital nos ofrece una ventaja inestimable en este sentido, como también las condiciones de producción científica en nuestro país.
Ninguna traducción puede ni debería nunca concebirse como definitiva, pero la acumulación de versiones de la Ilíada en las últimas décadas nos enseña también que los pequeños pasos adelante, necesarios y suficientes en el trabajo científico, no funcionan en el traductor. Para superar el presente estado de la cuestión hay que dar un salto lo más lejos posible, y esperar acertar en la caída.
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Notas
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