Foros y Eventos
Florida Breve descripción sobre la investigación de la Historia Local
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 9, núm. 16, 2023
Reflexiones
La Historia Local encuentra una serie de limitantes que fueran enumeradas por Oscar Padrón Fabre.[1] La soledad de los investigadores, en un doble sentido: de la comunidad en que se insertan y respecto a otros departamentos. La emigración de recursos humanos, una sangría constante que se produce en varias direcciones, ediciones de baja escala y escasa difusión, que generalmente responden a esfuerzos personales y circulan en un espacio reducido de familiares, amigos y conocidos. Pérdida y dispersión de los acervos documentales, los que no se encuentran ni ordenados ni reunidos -trabajo en el que está abocado actualmente el Museo-, las colecciones de prensa están incompletas y deterioradas por lo que se debe recurrir a la colección de la Biblioteca Nacional, con el tiempo que ello insume y las erogaciones económicas que implica. En ese sentido, el proceso de digitalización ha sido una solución a esta problemática.[2] Ausencia de centros universitarios y terciarios, matizado por el CERP, con el que no se han generado espacios de diálogo para una mejor inserción con la sociedad local. La última de las limitantes planteadas, es la escasa demanda por los contenidos, comenzando en la propia enseñanza formal, donde no hay espacio curricular para ese tipo de contenidos.
De las obras individuales a la asociación interdepartamental
Para hacer una reseña de lo escrito sobre el departamento me basaré en el catálogo Identidad,[3] que registró ciento setenta y dos obras y cuyo criterio de selección fue muy laxo. En definición de Arturo Bentancur: una «…labor retrospectiva que rescate información sobre hechos humanos, en este caso sucedidos en ámbitos locales [del departamento de Florida]».[4] Haciendo un análisis cuantitativo, el 80% de las publicaciones son de 1990 en adelante, destacándose la década de 2000 a 2009 cuando se publicaron sesenta obras, fruto del sesquicentenario del departamento en 2006 y el bicentenario de la fundación de la Villa en 2009.
La primera obra conocida data de 1909, de Armando Acosta y Lara,[5] con motivo del centenario de la fundación de la Florida En formato revista pretendía
hacer conocer fuera de casa las riquezas que ella [Florida] encierra á fin de que el convencimiento que pueda llevar á los ánimos, haga que los hombres honestos, inteligentes y laboriosos de otros países vengan á fecundar con el poder de sus músculos, las entrañas vírgenes de este suelo extrayendo con su esfuerzo generoso las ingentes riquezas que guardan sus secretas regiones.[6]
Consiste la misma en una recopilación de datos estadísticos y comerciales, acompañado por fotografías de la Florida decimonónica.
En 1928 se editó la obra de Ariosto Fernández Historia de la Villa de San Fernando de la Florida y su región. 1750- 1813,[7] abarcando el fortín del Pintado, la fundación de la Villa de la Florida hasta 1813 con la Revolución Artiguista, aferrado «al positivismo de la Historia Historizante o Episódica [...]. Ella reserva al historiador la misión de comprobar hechos nuevos por medio de documentos».[8] Su labor estuvo marcada por una profunda erudición y gran manejo de documentos. Fue el que estableció la fecha de la fundación de la Villa el 24 de abril de 1809. Se puede considerar el libro oficial de Florida y es el único en poseer tres ediciones.[9]
En 1956 Timoteo Núñez Muslera, a pedido de la Inspectora de zona de Enseñanza Primaria, publicó su Monografía del departamento de Florida.[10] Un librillo de 20 páginas motivado “por diversas solicitudes e informes que me han formulado colegas que deben preparar con urgencia trabajos escolares, en ocasión del próximo centenario de la creación del departamento de Florida».[11] Su obra comienza con la carta en que un grupo de vecinos solicitan la creación del nuevo departamento, las modificaciones territoriales y un exhaustivo relevamiento de autoridades: Senadores, Diputados, Jefes Políticos y de Policía, Inspectores de Educación Primaria, Presidentes de la Junta Económico Administrativa e intendentes, hasta 1956. Concomitantemente organizó un álbum fotográfico de las autoridades del departamento, de las cuales algunas se encuentran en el Museo de Florida.
En 1989 se publica Historia de Florida, de Eduardo Lorier,[12] la obra más completa sobre el departamento. Temporalmente comprende desde la introducción del ganado por Hernandarias, hasta finales del siglo XIX. Está dividida en dos partes, la primera enfocada en los problemas por la tierra y los grandes latifundios, el período artiguista y los primeros gobiernos independientes. La segunda parte, mientras tanto, se basa en las consecuencias sociales de la modernización. Tiene como guía metodológica la obra de Sala, Rodríguez y de la Torre. Se constituye en la primera obra que aborda temas sociales y económicos más allá de lo político y costumbrista.
También en 1989, conmemorando sus 70 años el diario El Heraldo publicó un fascículo,[13] inaugurando una política editorial que se sostendrá hasta 2017 ininterrumpidamente. Estas separatas aparecían con el diario por lo menos una vez al año, constituyéndose en un despegue de las publicaciones, fundamental para Florida. En sus comienzos estuvieron bajo la égida de Nina Riva, Eduardo Díaz Maubrigade, Fernando González y Eduardo Lorier, quienes paralelamente esbozarán el primer intento de nucleamiento de investigadores a través de la página semanal, denominada Aquí, publicada en El Heraldo, entre el 30 de mayo y el 26 de diciembre de 1991. La muerte a principios de ese mes de Díaz Maubrigade, diluyó la idea de asociación.
En el año 2000 se vuelve a hacer el intento. A Nina Riva y Fernando González se sumarán Alberto Cruz, Hilario Castro, Carlos Pérez D’Auria y José Monti, un conjunto de «personas interesadas en estudiar y divulgar el medio local y departamental desde una óptica histórico-geográfica»,[14] dando nacimiento al Grupo Identidad. El producto tangible de dicho agrupamiento fue la colección Florida Nuestra compuesta por 5 tomos, escritos individualmente, pero de edición colectiva.[15]
En 2009 y 2010 fallecieron Riva y González e Identidad pasó a un período de inactividad hasta 2013, cuando a los fundadores originales se sumaron integrantes del interior y jóvenes investigadores. En esta nueva etapa, la actual, se ha trabajado en una red departamental de investigadores locales, se abrió una página web[16], se organizaron charlas en centros de enseñanza, se han respaldado las publicaciones de integrantes del grupo y se publicó la revista que ha servido de base al presente artículo.
En 2016, Identidad organizó la Primera Jornada de Geohistoria circunscripta al centro sur del país, donde participaron investigadores de Canelones, Durazno, Flores, Florida. Lavalleja y San José, que significó un esfuerzo para socializar el conocimiento de las investigaciones de los departamentos en cuestión y culminó con la disertación de Padrón Fabre, que sirvió de prólogo a la publicación del catálogo Identidad.[17]
Estas jornadas se comenzaron a organizar de forma bianual y se llevan hasta el momento once ediciones presenciales y cuatro virtuales de estas surgieron tres libros.[18] Estas «con mayor continuidad en el tiempo, han constituido valiosas instancias para el desarrollo del conocimiento, el establecimiento de redes de intercambio intelectual, el estímulo para las nuevas generaciones de docentes y/o investigadores y, también, para la difusión de esos saberes».[19]
Conclusión y desafíos hacia adelante
Las obras escritas sobre el departamento son numerosas. A las ciento setenta y dos que se catalogaron hasta 2018, se deben agregar otras catorce que se desconocían y doce que se editaron posteriormente. Los temas abordados son variados y si bien predomina la crónica, las obras de investigación rigurosa se están haciendo más comunes. Faltan miradas regionales y más allá de los límites del departamento, no se ha explorado el actual territorio departamental previo a 1856 y es poco lo escrito sobre el Pintado,[20] lo mismo de las vinculaciones con San José, departamento del que se formó parte hasta 1856.
Entiendo fundamental la coordinación con el CERP, para generar investigaciones nuevas, con miradas diferentes, fruto de la formación que los estudiantes adquieren para una renovación tan necesaria.[21] El trabajo en los archivos constituye otra tarea fundamental, ya que es un insumo indispensable para la investigación, además de constituir un patrimonio de los departamentos, que se van a deteriorar si no se los preserva. Esto es lo que queda por delante, una tarea ardua y de largo aliento. ◊
Notas