Secciones
Referencias
Resumen
Servicios
Descargas
HTML
ePub
PDF
Buscar
Fuente


Breve resumen de la ponencia presentada por Juan José Llach
Investigaciones y Ensayos, vol. 76, 2023
Academia Nacional de la Historia de la República Argentina

Dossier: La Argentina hace un siglo. Política, Economía, Sociedad e Historia (1916-1930)

Investigaciones y Ensayos
Academia Nacional de la Historia de la República Argentina, Argentina
ISSN: 2545-7055
ISSN-e: 0539-242X
Periodicidad: Semestral
vol. 76, 2023

Recepción: 06 Diciembre 2023

Aprobación: 15 Diciembre 2023

El texto que aquí se acompaña es un extracto de la presentación que hizo Juan José Llach en las Jornadas “La Argentina hace un siglo. Política, Economía, Sociedad e Historia” organizadas por la Academia Nacional de la Historia en septiembre de 2023. Llach es actualmente el presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, académico de número de la Academia Nacional de Educación y miembro del Consejo de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. Licenciado en Sociología en la UCA en 1968 y en Economía en la UBA en 1972, ha desarrollado desde entonces una prolífica labor investigativa, integrando el CONICET, primero como becario y luego como investigador durante más de 30 años. Los trabajos que más abajo se comentan corresponden a la primera etapa de su producción, entre 1972 y 1985, volcada al estudio de la historia económica y social de la Argentina contemporánea. También en esos años publicó trabajos sobre la evolución industrial reciente, la distribución del ingreso y el empleo, varios de ellos en colaboración con Pablo Gerchunoff. Posteriormente continuó sus estudios sobre temas laborales, de gasto público social y educación, así como sobre las posibles estrategias para un crecimiento con equidad. Fue profesor de economía y sociología, sucesivamente en la Universidad del Salvador, UBA, UCA e Instituto Di Tella, y también en la Universidad Nacional de La Plata. Actualmente es profesor emérito del IAE en la Universidad Austral. Recibió numerosos premios nacionales e internacionales y se desempeñó en la función pública como Secretario de Programación Económica (1991-96) y como Ministro de Educación (1999-2000).

Economía y fiscalidad

La democracia moderna nace en 1916 de la mano del presidente Hipólito Yrigoyen, por entonces líder de la Unión Cívica Radical. La defensa de los principios de la Constitución Nacional es la bandera que la “reparación” opone a los principios del “régimen” oligárquico. Llegó Yrigoyen al poder por la vía del sufragio, pero toda su vida anterior estuvo regida por la idea de una revolución que pusiese fin al poder y a las instituciones de las clases conservadoras. Cuando tuvo que reconocer la existencia de esas fuerzas, su habilidad de conductor de un partido no supo aplicarla desde la cima del poder político. Los adversarios, en cambio, supieron maniobrar desde sus posiciones económicas y políticas para debilitar el gobierno y frustrar sus iniciativas. Y cuando a la oposición de los conservadores se unieron los descontentos por su personalismo tradicional y los jóvenes del socialismo independiente, la obstrucción fue invencible y de poco valieron las réplicas de sus fieles en el parlamento, en la tribuna callejera, en el acto público, en la reacción airada. Es en este clima que se desenvolvieron las finanzas y la economía de base agroexportadora de la Argentina entre 1916 y 1930.

La “Argentina que no fue” es la que quedó sepultada nonata por los problemas irresueltos, vigentes todavía, y señalados por el grupo de la Revista de Economía Argentina a partir de 1918. Dicho en palabras más directas, “la Argentina que no fue” es la que nunca pudo llevar al éxito un programa reformista moderno. ¿Era utópico? No tanto como parece, hasta la Segunda Guerra, en la visión de los EEUU, cuando la Argentina es vista como un país competidor, como lo manifiesta el Informe Armour.

Sumaron 20 las intervenciones federales a las provincias en el curso de la presidencia de Yrigoyen; algunas de ellas de larga duración, como la de San Luis, que duró más de tres años y medio, desde el 8 de marzo de 1919 al 10 de noviembre de 1922. Se acusó a Yrigoyen de proceder por decreto, no por la vía legal del Congreso, para legalizar las intervenciones; pero era evidente que en el Poder Legislativo la mayoría era hostil a su política, y cuando tuvo en diputados una mayoría adicta, el Senado siguió siendo irreductible. Era difícil entonces plantear cambios estructurales en el sistema económico financiero vigente. Con su sucesor Marcelo T. de Alvear las cosas no fueron mucho mejores: 11 intervenciones hasta 1928

Cuenta Ricardo Caballero que en cierta ocasión oyó decir al jefe radical:

¡El poder! ¡Llegar al poder! No le oculto que lo he ambicionado, pero por el camino de la revolución, con las características con que yo conducía el movimiento, cuando ustedes, los de Santa Fe, se me cruzaron y me obligaron, con la vehemencia de su buena fe, a tomar el de las vías comunes, tan lleno de dificultades para realizar una obra limpia, a causa de la maraña de intereses que crecen en él.

Llegado Yrigoyen nuevamente a la presidencia debió afrontar un contexto externo muy negativo. Después de largo tiempo de especulación alcista, sobrevino el crack bursátil del 29/10/1929 que, como se sabe, tuvo consecuencias dramáticas sobre el nivel de actividad y, también, sobre el empleo. Sobre llovido mojado, el 6 de septiembre ocurrió el golpe de estado del general Uriburu.

La frase histórica de Federico Pinedo merece sin embargo ser recordada:

Por muchos motivos que existan para dudar de que la revolución del 6 de septiembre haya sido un acierto, forzoso resulta admitir que no llegó como un rayo en pleno día de sol. El hecho positivo es que el régimen de Irigoyen se había hecho insostenible y tenía forzosamente que caer […]. La realidad era que no había gobierno. El régimen había entrado en un proceso de descomposición perceptible aún para los que habían sido, eran y serían fervientes partidarios de fuerza política […]. Si cada vez había menos Congreso y menos provincias autónomas, también había menos administración, menos finanzas ordenadas, menos jerarquía intelectual, política y social, menos orden. Como si la democratización significara la eliminación de todo lo elevado y endiosamiento de lo inferior, marchábamos al caudillismo populachero […]

Para promover el debate, vaya una conclusión provisoria: la Argentina entre 1916 y 1930 no fue ni tan perfecta como la sueñan los panegiristas ni, mucho menos, la duramente criticada por quienes la consideran demasiado elitista. Agrego que la revalorización de la década del treinta suele ser exagerada, sobre todo en la esfera política, donde la “institucionalización” del fraude abriría el camino a una larga era signada por sucesivos golpes de Estado. Díaz Alejandro (un cubano que quería mucho a la Argentina, y sabía también mucho de la economía argentina) me dijo: “Si me dieran a elegir el lugar y la época, elegiría Buenos Aires en la década del veinte”.



Buscar:
Ir a la Página
IR
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R