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La historia local de Potuga: aportes de Gonzalo Fabio Pérez (1960-1972)
Visión Antataura, vol. 5, núm. 2, pp. 163-176, 2021
Universidad de Panamá

Visión Antataura
Universidad de Panamá, Panamá
ISSN: 2309-6373
ISSN-e: 2520-9892
Periodicidad: Semestral
vol. 5, núm. 2, 2021

Recepción: 06 Agosto 2021

Aprobación: 18 Noviembre 2021

Resumen: El estudio de una comunidad tiene sentido cuando se contextualiza de forma general y no de forma particular. Las historias locales sitúan a grupos sociales identificados por relaciones culturales, económicas y políticas que le dan su propia identidad en relación con otras comunidades. La historia local se preocupa por cualquier actividad humana prestando especial atención a la cultura popular y las acciones individuales. En la comunidad de Potuga, en la provincia de Herrera, República de Panamá se realizan dos importantes obras públicas, merced a las políticas estatales en materia de desarrollo de las comunidades. Pero además la conducción de Gonzalo Fabio Pérez como líder natural, unido a la mentalidad colectiva de vanguardia de los moradores del pueblo hacen posible la culminación efectiva de dichos trabajos públicos.

Palabras clave: historia local, trabajo comunitario, cultura popular, Potuga, Gonzalo Fabio Pérez.

Abstract: The study of a community makes sense when it is contextualized in a general way and not in a particular one. Local histories place the social groups identified by cultural, economic and political relationships giving them their own identity in relation to other communities. The Local history is concerned with any human activity paying special attention to popular culture and individual actions. In the community of Potuga, of the Province of Herrera, Republic of Panama, two important public works are carried out thank to the state policies for community development. Furthermore, the leadership of Gonzalo Fabio Pérez, as a natural leader, along with the town inhabitants ‘collective vanguard mentality makes possible the effective culmination of such public works.

Keywords: local history, community work, popular culture, Potuga, Gonzalo Fabio Pérez.

1. Introducción

En otros tiempos, la historia de los sectores populares era casi imposible de pensar. La historia positivista presenta un panorama desde arriba centrado en las grandes hazañas o de los inquilinos del Palacio de las Garzas, basadas estrictamente en documentos provenientes del gobierno y conservados en archivos. Las historias locales se interesan por lo que la gente corriente piensa y hace. En ese sentido pretendemos dar a conocer una

historia local de la comunidad de Potuga unido al aporte de un líder natural: Gonzalo Fabio Pérez.

En las décadas anteriores a la formación del Poder Popular, en 1972, existían los líderes naturales. Hombres, empeñados y desprendidos por conducir las comunidades por mejores días. En esa dirección nos ocupamos del señor Gonzalo Pérez quien desde 1960 inicia una serie de actividades con miras a la construcción de obras públicas: Construcción de la Casa Comunal y el Acueducto Rural. Al iniciar el Poder Popular (1972), como plataforma política, la dinámica pueblerina cambia. En este estudio, no hacemos otra cosa que ensamblar a este personaje con las intenciones del Estado panameño en dotar a las comunidades en obras públicas.

2. Cultura y sociedad

En toda sociedad humana existen las diferencias culturales, aun cuando la cultura es universal en la vida del hombre cada manifestación local de aquella es única. E. B. Tylor define la cultura como “el conjunto de complejo que incluye conocimiento, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras capacidades, hábitos adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad” (Conrad, 1995, p.34). Para este pensador la frase principal es la de “adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad”. Como se ve, hace énfasis en las creencias y el comportamiento que la gente adquiere por la tradición cultural específica.

Ciertamente, las poblaciones humanas están organizadas no sólo por sus relaciones habituales, sino también por su exposición a una tradición cultural común. Importa mencionar que la cultura no es tributo de los individuos, por sí solos, sino de individuos miembros de grupos. Se transmite en la sociedad. Así, las creencias culturales compartidas y las formas de pensar y actuar pasan por encima de las diferencias entre personas.

La cultura no sólo está integrada en las actividades económicas y en sus patrones culturales, sino también a la visión del mundo al que pertenecen. En efecto, la cultura no dice qué hacer y cómo hacerlo. Las personas pueden aprender, interpretar y manipular las reglas sociales. Y como dice Herskovits (1952) la cultura llena nuestras vidas y, sin embargo, no somos conscientes de ello; es decir, actuamos por medio del inconsciente colectivo. De manera que cuando entremos a ver lo relacionado a la historia local y cómo un líder canaliza las actividades pueblerinas nos daremos cuenta de que es una actitud mental colectiva que indica realmente un compromiso social. La cultura nos refresca la memoria de que los modos tradicionales de vida continúan de generación en generación. Que existe una interrelación entre pueblo y cultura no se puede negar, ni el más resuelto determinista.

La cultura es importante para los estudiosos de la antropología y la historia cultural cuya principal actividad es el estudio de las manifestaciones de las mayorías anónimas no significa que se desprecien las expresiones de las élites o clases letradas; por el contrario, su campo de trabajo es todo lo que haga el ser humano. En algunos estudios se ha demostrado que individuos de clase suburbana, carentes de relieve nacional, pueden aportar al microcosmo ciertas características de todo un estrato social.

3. Historia local: una aproximación

La historia local estudia las actividades de una localidad específica. Esta forma de hacer historia cobija varias maneras de considerar lo acontecido en comunidades o núcleos específicos de análisis “preocupándose por cualquier actividad humana, recuperando simultáneamente el análisis y la narrativa llamando la atención sobre la cultura popular dando lugar a una historia donde quepan todos los movimientos colectivos como las acciones individuales” (Zuluaga, 2006) . Lo local es, un sitio donde se sitúa a un hombre o a un grupo lugar humano, pero como ese situarse es en sí un proceso de construcción de prácticas económicas, políticas y culturales que le dan identidad y lugar frente a otras comunidades diseñando su espacio y ejerciendo territorialidad como organizarse en sociedad y produciendo una forma de vida, una percepción del mundo, una cultura (Zuluaga, 2006, p.3 )

Destacamos que lo local es un pueblo, una ciudad, un barrio, un municipio. Así como también quedan encuadrado en lo local una vereda, una comunidad escolar, el radio de acción de un sindicato, la cohesión de un grupo étnico, etc. Lo local, se muestra de manera micro, pero con múltiples manifestaciones que obligan a la investigación detallada y multidisciplinar. La contextualización de lo local variará según la calidad del área elegida, además de los patrones residenciales de los grupos sociales (Molina, 2000) .

La historia local reconoce la existencia de tres formas historiográficas, a saber: la historia regional, la nacional y la universal. Según esta clasificación le correspondería a la historia local lo simple, lo individual; y, a la historia universal lo complejo y general, siendo la historia nacional el intermedio entre las anteriores. En la historia local ha tenido éxito notable la historia cotidiana quien recupera y coloca a los individuos de manera activa estableciendo relaciones con otros individuos y va descubriendo acciones, actividades y conductas propias de las comunidades estudiadas.

Lo local es una categoría flexible que se tiene que tomar muy en cuenta para no caer en lo anecdótico, sino atender a procesos más amplios, los propios de la historia general. Ese apego a lo pintoresco podría llevar al historiador a caer en el localismo. Y es peligroso, porque el localismo convierte los objetos en incomparables y los hace exclusivamente interesantes para los nativos. Marc Block, afirma que las historias restringidas locales son de gran valía para ir conformando los estudios de los campos en su totalidad. No importa –dice- que los estudios contengan información que se considera con frecuencia de poca valía, sin embargo, es allí donde reside la importancia “porque enlazan el pasado y el presente para servir a una comprensión histórica de los habitantes” (Lopez, s/n/a) .

Los antropólogos toman conciencia que “el objeto reducido que tratan debe ser estudiando de modo que pueda ser entendido (y comparados) por otros” (Sena, 2001) . En definitiva, el historiador local debe adoptar un lenguaje y una perspectiva tales que la transposición del objeto implique una verdadera traducción, porque la meta no es sólo analizar la localidad, sino sobre todo estudiar determinados problemas en la localidad y proponer explicaciones cabales de la acción humana.

En este campo de la historia local se toman en cuenta también las relaciones de poder. Estas pueden estudiarse a diversas escalas sea a nivel de gobierno, una empresa, una familia. Las relaciones de poder podrían ser concebidas como nexos complejos constituidos por sentimientos de identidad colectiva, símbolos de prestigio, alianzas familiares y grupos formales e informales de gestión y control de los recursos de una comunidad.

Ostensiblemente, estudiar la historia de las comunidades desde una perspectiva global obliga a tomar en cuenta los aspectos no locales de la historia local, es decir su contexto.

José Daniel Gil nos explica acerca del contexto lo siguiente:

un estudio de este tipo permite conocer cómo individuos de carne y hueso vivieron y sintieron estos procesos. Hay que entender a los personajes dentro de la dinámica social. Ellos han aportado, han dejado su huella, han influido en diversos procesos históricos, pero he aquí que no sólo han influido, sino que también han sido influenciados. Observar fuera de las estructuras y relaciones de poder a nivel local, regional o nacional es un absurdo. Ir de lo micro a lo macro esa es la estrategia. (Gil, 2003, s/n/p )

En las historias locales hay que separar las tradiciones inventadas y que operan a nivel nacional de aquellas tradiciones inventadas de naturaleza regional o local. Una historia política local probablemente revelaría, en ciertos casos, los líderes del lugar que han adoptado ciertas prácticas para su propio beneficio y hasta en otros casos han inventado sus propias tradiciones.

La clave de las historias locales consiste, precisamente, en no conceptualizarlas aislada, ni románticamente. El análisis del barrio, o la comunidad tienen sentido en el marco de la historia de la región y del país. Los barrios y comunidades siempre ofrecerán anécdotas y recuerdos para celebrar a los líderes locales, para perpetuar mitos y leyendas y para mirar el pasado únicamente desde el prisma de la nostalgia.

Con estos conceptos teóricos esbozamos nuestra investigación en donde tomamos como referencia a un líder natural y lo contextualizamos con las políticas públicas de desarrollo del Estado panameño.

4. Potuga: límites espaciales y el personaje objeto.

Potuga, pueblo en la que se desarrolla una parte central de nuestra historia es una comunidad constituida legalmente como la cabecera del corregimiento del mismo nombre. Pertenece administrativamente al distrito de Parita, en la provincia de Herrera, República de Panamá.

Los límites espaciales que corresponden a la comunidad de Potuga se ubican al norte del distrito de Parita, en la provincia de Herrera, a tres kilómetros de la carretera Divisa – Las Tablas, principal eje de circulación de la península de Azuero. Sus tierras están sobre una sección de la cuenca del río Escotá, tributario del Santa María (Mackay, 1985) .

Las actividades comunales unidos a las políticas estatales para el desarrollo son llevadas a feliz término por Gonzalo Pérez líder natural

Gonzalo Pérez, nació en la comunidad de Potuga el 15 de abril de 1927. Su padre fue Gonzalo Fabio Pérez Ortega y su madre Bernabela Casas. Su escolaridad la realizó en Santiago de Veraguas, en donde obtuvo Certificado de primer ciclo. Allí, fue compañero de quien fuera posteriormente jefe de Estado de Panamá el General Omar Torrijos Herrera. En su juventud realiza múltiples trabajos donde se destaca como conductor de Transporte Ferguson (David – Panamá). Posteriormente, con el mismo cargo conducía transporte colectivo de Panamá a David. En aquellas tierras del Valle de la Luna hubo de conocer a Alicia Grimas quien posteriormente fue su esposa y madre de sus hijos Ana, Aurelia y Fabio.

Por añadidura Gonzalo Pérez, fue criado prácticamente por su tía la maestra Aurelia Casas. Era la maestra Aurelia: tiendera, consejera, enfermera. Era la que colocaba las inyectables a los moradores de esta comunidad por lo que se puede colegir que Pérez creció en un ambiente de liderazgo lo que le pudo valer para sus futuras diligencias comunales y políticas.

5. Acciones de desarrollo en la historia local de Potuga.

5.1. La casa comunal.

La comunidad de Potuga se organiza para construir una infraestructura destinada a alojar la telegrafía, la corregiduría y el Centro de Salud. Se denominaría la Casa Comunal. Transcribiré la narración que nos hace Gonzalo Fabio Pérez activista comunitario por mucho tiempo. Veamos:

Resulta que yo me fui de Potuga, en 1949, y regresé en 1960. Cuando regreso encuentro a la comunidad con un telégrafo público en el portal de una casa privada. El Centro de Salud estaba ubicado en una casa particular. La corregiduría estaba allí mismo. En esa situación pensamos que había que hacer un edificio que albergará la corregiduría, la telegrafía y las oficinas públicas de Potuga en mejores condiciones. Para eso empezamos a hacer actividades. Organizamos un bingo público. No fue fácil organizar este bingo público, ya antes se habían hecho otras actividades, pero los dineros se habían perdido. La gente estaba incrédula. No confiaban en nadie, sin embargo, en la forma como nosotros lo hicimos la gente volvió a tener confianza y pudimos recolectar algunos fondos. Posteriormente, nos sirvieron para comprar algunos materiales del nuevo edificio. (G. Pérez, comunicación personal, 11 de noviembre de 2003).

Con ese interés se escoge una Directiva en el Centro de Salud. Su presidente lo fue Gonzalo Fabio Pérez. Como vicepresidente Federico Barrios Girón. El resto de los miembros de la directiva lo eran: Carmen Molina, Gerardo Casas Castillero, Juan Pereira, María Poveda, Paulina Saavedra, Nella Ruiz y Raimunda Saavedra. Aquí vemos una excelente paridad de género cuatro hombres y cuatro mujeres. Cabe destacar la participación de las mujeres del pueblo.

Esta agrupación campesina se desplaza a la ciudad Capital a buscar el apoyo decidido del Gobierno Nacional. Se llevan los planos de una Casa Comunal, ya que un miembro de la comunidad estaba recién graduado de Perito en Construcción en el legendario Instituto de Artes Mecánica. Oficializan una entrevista con Omar Torrijos Herrera a la sazón secretario del coronel Bolívar Vallarino, jefe de la Policía Nacional. En esta comisión se adjuntan otros moradores de las comunidades vecinas con el fin de buscar apoyo para la construcción de la carretera de esas comunidades. Se unieron a la gira Manuel Pinzón y Santiago Vega por Cabuya; y Cecilio Santana y Hernán Cortés por la comunidad de Portobelillo.

En lo tocante a la Casa Comunal de Potuga, Federico Barrios Girón, miembro activo de la Comisión nos dice lo siguiente:

Arnulfo Escalona Ríos nos llevó donde el ministro; este no estaba. Nos recibió el secretario, que al recibir los planos dijo: “este si es un proyecto especificado, dejen los planos para ver que se puede hacer”. A los ocho días nos llaman para informarnos que los planos se habían perdido. Fernando Pinzón que había cobrado 40 balboas por la confección dijo: lo hago de nuevo y no voy a cobrar nada. El plano fue aprobado. Hubo renuencia porque el comité solo tenía 0.17 centésimos. El Gobierno aprobó 11.000 balboas para la obra. Fabio y yo –sigue diciendo Barrios- estuvimos tres días en Panamá. El bolsillo de nosotros costeaba todo. Los materiales llegaron desde Panamá por medio del Ministerio de Salud (sic). Hicimos una rifa. Domi Luis Campodónico regaló la novilla. Trabajó como maestro de obra Vicente Pinzón y Chano Hernández y eran pagados por el Ministerio (CAM). El pueblo aportó la mano de obra no especializada. Las piedras las compramos en Ocú. (F. Barrios, comunicación personal, 12 de febrero, 2001)

Merced al inflamado entusiasmo pueblerino, la primera junta para la construcción de esta fue realizada el domingo 24 de noviembre de 1968 y se trataba de ubicar estratégicamente los bloques. El automóvil que realizó la mudanza de estos era de propiedad de Jorge Valencia con placa de circulación # 39783. La construcción propiamente dicha empezó el día 25 de noviembre de 1968. Cabe señalar que el cascajo utilizado fue traído desde San José de las Tablas, cuyo conductor lo era José Samaniego. Los trabajos especializados fueron realizados por seis albañiles de la CAM (Camino Aeropuertos y Muelles, Hoy Ministerio de Obras Públicas). Ellos repellaron las paredes el día 30 de enero de 1969.

El señor Corregidor Cenobio Ruiz no sólo asignaba los días de trabajo a los moradores, sino también llevaba una excelente asistencia de cada uno de los jornales citados. Desde el 25 de noviembre de 1968, que inicia la construcción, hasta el 10 de julio de 1969 se utilizó un total de 468 peones, con exclusión de la mano de obra especializada (los albañiles).

La Casa Comunal de Potuga servirá, además de Centro de Salud, para la Telegrafía, también para las oficinas de la Corregiduría y hasta para reuniones del pueblo. En suma, este esfuerzo de hombres desinteresados, más el apoyo del Gobierno Central iniciado primero por los liberales y después por el denominado “proceso revolucionario” dio como resultado una obra de esta magnitud.

5.2. Dotación de agua potable

A inicios de la República, las personas tomaban el agua de pozos confeccionados a orillas de las quebradas. Sin embargo, existían pocitos naturales que nunca se secaban y que manaban agua todo el año. La población usaba esta agua para todas las actividades de la familia. Y para tomar la depositaban en tinajas para que el agua se mantuviera fresca.

A lo largo de estos años subsiguientes a la década de los años treinta de la pasada centuria, de los años treinta específicamente, con el gobierno de Juan Demóstenes Arosemena, es cuando, por fin, vino a esta comunidad una perforadora de pozos profundos. Veamos el relato de Francisco Riquelme referente a esta primera máquina perforadora:

Dijeron que iban a hacer un pozo, se acordó que una tarde iríamos a buscar la máquina en carretas que estaba en la población de París (Parita). La gente iba empujando la máquina. Fue un gran trabajo, pero estábamos contentos, porque era algo novedoso. La máquina trabajaba con leña, es decir era a vapor. Había que estar metiéndole leña, sino se paraba. La gente se turnaba para meter la leña. Esa máquina tenía una caldera. Pero eso se podía hacer porque antes sí había leña, ahora no. (F. Riquelme, comunicación personal, día 28 de julio, 2001)

Nos parece interesante esta referencia de nuestro entrevistado. Queda claro entonces cómo se llevó la primera máquina perforadora y cómo las personas de la comunidad fueron cambiando poco a poco sus estilos de vida. En 1944, la Secretaría de Caminos Aeropuertos y Muelles, específicamente en el Departamento de Salud y Previsión Social decide construir otros pozos artesianos. El Instituto de Fomento Económico (IFE) también hizo su aporte con la construcción de un pozo artesiano con su respectiva noria que serviría de abrevadero.

5.3. El acueducto por gravedad.

A fines de la década de los años sesenta, estando el general Omar Torrijos como jefe de Gobierno, se inician las gestiones para dotar a la comunidad de un acueducto por gravedad aprovechando la existencia de un verdadero ojo de agua ubicado en El Pital con una altura de 240 metros sobre el nivel del mar.

Los orígenes para la construcción del Acueducto Rural de la comunidad de Potuga se remontan a la estadía de Francisco Rodríguez Poveda (presidente de la República en 1989) en Agencia Internacional para el Desarrollo (AID). Poseía el cargo de secretario de esa Agencia. Veamos que nos dice Gonzalo Pérez al respecto:

En 1969, bajo el mando del ministro de Salud José Renán Esquivel, vinieron a hacer algunos estudios porque ya estaban haciendo acueductos rurales (por gravedad); este de Potuga fue el segundo a nivel nacional. El primero fue en Veraguas. Ellos se reunieron y nos tomaron en consideración. Luego investigaron y nosotros le comunicamos que efectivamente sí había una fuente de agua que era El Pital. Ellos tomaron cierto interés y fuimos allá. Vieron que el agua era cristalina y apta para tomar. Después trajeron los agrimensores. (Pérez, 2001)

Las diligencias de las autoridades gubernamentales realizaron los estudios pertinentes en el llamado chorro El Pital, los expertos consideraron que era factible un acueducto por gravedad.

La Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) proporcionó todos los materiales: tubos, cemento, bloques, varillas y otros. A la comunidad le tocó la mano de obra no especializada. Los trabajos técnicos estuvieron a cargo del señor Avelino Barría oriundo de Santiago de Veraguas.



Figura 1. Construcción del depósito de agua, 1970
La foto pertenece al autor tomada por Avelino Barría.

Los primeros trabajos encaminados a la construcción de esta obra se realizaron el domingo 31 de agosto de 1969. Se reunieron 68 personas. La gente del pueblo asistió con entusiasmo. El primer trabajo era arreglar el camino para que las carretas pudieran llevar los materiales hasta el lugar del chorro mentado. Muchas carretas prestaron su apoyo ese día. Ciertamente, la participación femenina no se hizo esperar ya que llevaron refrescos para los hombres quienes realizaban las faenas de limpieza y acondicionamiento del camino. Se distribuía chicha “aloja” (maíz nacido).

A las 10 de la mañana el personal asistente comienza a tomar licor, pero el señor Manuel Saavedra Riquelme, Corregidor de ese entonces dijo: "no quiero que se tome aguardiente, el trabajo que estamos haciendo es muy peligroso". Todo el mundo cumplió la orden del señor Corregidor. En estos trabajos una peña se resistió a los jornaleros. Fue menester que el señor Gonzalo Fabio Pérez fuera en búsqueda de su tractor para arar (grillo) y movió la piedra que estorbaba.

Un total de más de 100 trabajadores voluntarios se incorporaron a los servicios de acondicionar el camino. Luego, de muchas juntas y arduo trabajo “el agua llega a Potuga, por primera vez, el viernes 1 de mayo de 1970 a las ocho de la noche por medio de tubería causando gran alegría” (Ruiz, C. 1970, Apuntes en cuaderno Balboa, s/n/p.) Es conveniente resaltar que ese viernes Avelino Barría, maestro de obra de este acueducto, se fue muy preocupado, porque no pudo traer el agua hasta el pueblo, fue entonces cuando Gonzalo Pérez tomó un berbiquí y se fue a perforar los tubos para sacarles el aire y esa fue la forma que permitió la llegada del agua ese día.

La contabilidad del señor corregidor Cenobio Ruiz fue fantástica, resultó necesario la utilización de 1,050 peones en la construcción del acueducto rural de Potuga, ya que era él quien asignaba a los trabajadores. La noria en el chorro fue terminada por Avelino Barría el día 7 de octubre de 1969 y los trabajos en el tanque o depósito el día 27 de octubre de 1969, culminándose los trabajos con la tirada de la loza el día 12 de enero de 1970, a las once de la mañana. El depósito de agua tiene una capacidad de 15.000 galones de agua. Cenobio Agrazal, corregidor del pueblo, en ese momento, realizó un censo de todos los hombres que había en el pueblo y dio un total de 185. Las mujeres no fueron censadas.

Finalmente, el acueducto rural por gravedad fue inaugurado por el General Omar Efraín Torrijos Herrera el sábado 25 de julio de 1970. A la una de la tarde llegó el General en su helicóptero en compañía del ministro de Salud José Renán Esquivel y sus subalternos. La inauguración tuvo lugar frente al grifo que está en la cancha de baloncesto. Raquel Pauzner de Torrijos cortó la cinta inaugural (Panamá, 1970) ante nutrida concurrencia de los aldeanos.

En 1970, cuando el acueducto rural inicia operaciones y lo que existía era una red principal de agua. Los grifos fueron colocados a una distancia de 200 metros. Sólo un año la comunidad utiliza las nuevas tomas de agua, puesto que cada uno por su lado llevó una red hacia el interior de sus residencias. Lo que provocó un desabastecimiento de agua ya que el nuevo acueducto no estaba diseñado para suplir todas las exigencias de agua potable a la comunidad. En otras palabras, las tomas individuales de agua no harían otra cosa que reemplazar los llamados “pozos artesianos” y no para llevar el agua al espacio interior de las viviendas.

Esta política estatal de los acueductos rurales en Panamá fue creciendo vertiginosamente. De cuatro acueductos rurales en Panamá en 1968 pasó en 1972 a la suma de 74 acueductos rurales. Las gestiones ante la Agencia Internacional de Desarrollo resultaron de gran provecho, ya que el Gobierno Nacional recibió un financiamiento por cuatro años adicionales para construir 300 acueductos rurales y 400 pozos profundos permitiendo la continuidad del programa de dotación de agua a las comunidades rurales por un período de cuatro años más. Reconocía el ministro de Salud la participación efectiva de la comunidad en el desarrollo de los programas de agua potable. Sin la colaboración consciente de esta los programas de perforación de pozos, el de mejoras a los existentes e incluso el de los acueductos nuevos hubiera sido definitivamente paralizado por falta de recursos básicos ( Panamá, Ministerio Salud, 1977, p. 36).

6. Conclusiones

· Vivamente exteriorizamos que, debido al liderazgo natural de Gonzalo Pérez, la comunidad de Potuga logra avanzar en dos obras muy importante para la población. La primera: la Casa Comunal para alojar el Centro de Salud y otros servicios públicos y la segunda la construcción del acueducto por gravedad que le ofrecería agua potable a casi mil habitantes. Esa condición de Pérez es apoyada, indudablemente por la mentalidad colectiva de sus moradores. El rol de los corregidores jugó un papel determinante en la organización de los jornaleros quienes llevaban un cronograma de citación para la mano de obra no especializada en ambas obras.

· Se destaca la coyuntura política que vivió el Estado panameño en ese período con políticas de desarrollo comunitarias con la creación de la Dirección General para el Desarrollo de las comunidades (Digedecom) y que son aprovechadas por la gente de este pueblo. En lo sucesivo la comunidad tendría la presencia de un local para la asistencia de un doctor de medicina general para atender a la población y de una enfermera todos los días de la semana. Por su parte el acueducto proporcionó agua potable y el abandono de los pozos profundos.

Referencias bibliográficas

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Ginzburg, C. (2001). El queso y los gusanos: el cosmo de un molinero del siglo XVI. Editorial Península.

Herskovits, M. (1952). El Hombre y sus obras, la ciencia de la antropologia cultural. Fondo de Cultura Económica.

La Estrella de Panamá (26 de julio de 1970). General Torrijos inaugura acueducto rural. Periódico la Estrella de Panamá.

Lopez, F. (s/n/a). Marc Bloch: propuesta metodológica, teórica y técnica de trabajo para la historia rural. México. http://www.agseso.com/conciencia/conciencia10/marc.htm

Mackay, A. (1985). Estructuras agrarias de una comunidad al norte de la provincia de Herrera. En O. Jaen, Geografía de Panamá. Editorial Universitaria.

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Ruiz, C. (1970). Informe escrito por el señor Corregidor. Documento manuscrito a mano en cuaderno Balboa.

Panamá, Ministerio de Salud (1977). Memoria a la honorable Asamblea Nacional.

Sena, J. y. (2001). Una reflexión sobre la historia local y el microanálisis. Publicaciones Frias y Carnicer M. A.

Zuluaga, F. (2006). Unas gotas: Reflexiones sobre historia local.https://bibliotecadigital.univalle.edu.co/xmlui/bitstream/handle/10893/989/005%20ART.pdf?sequence=1



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