Artículos
Recepción: 05 Octubre 2022
Aprobación: 25 Noviembre 2022
Resumen: Las redes sociales generaron cambios profundos en la manera en la que los periodistas se vinculan con su entorno. Este trabajo se centra en describir la mirada que tienen los periodistas sobre su tarea frente a este nuevo contexto. El primer apartado se centra en el análisis que estos hacen de su rol ante los desafíos que les presentan estas nuevas herramientas entendidas como fuentes de información. Algunos se ven a sí mismos como narradores de las historias que allí se presentan y otros se posicionan como organizadores de la información de cara a la audiencia. El segundo apartado estudia la forma en la que se relacionan con sus pares a través de las redes sociales. Se trata de un proceso que conjuga el adiós a las redacciones pobladas y la aparición de nuevos grupos en espacios virtuales.
Palabras clave: Periodismo, Redes sociales, Relaciones, Rutinas periodísticas, Redacciones.
Abstract: Social networks generated profound changes in the way journalists relate to their environment. This work focuses on describing the way journalists view their work in this new context. The first section focuses on the analysis that they make of their role in the face of the challenges presented by these new tools. Some see themselves as narrators of the stories presented there and others position themselves as organizers of information for the audience. The second section studies the way in which they relate to their peers through social networks. It is a process that combines goodbye to populated newsrooms and the appearance of new groups in virtual spaces.
Keywords: Journalism, Social networks, Relations, Journalistic routines, Newsrooms.
INTRODUCCIÓN
El periodismo estuvo siempre en constante evolución, pero en las últimas décadas esos cambios se han acelerado. En lo que va del siglo XXI la tarea periodística ha cambiado profundamente, no solo en sus prácticas, sino también en los alcances de las mismas. La profesión se está redefiniendo en distintos aspectos. Entre esos cambios, aparece la manera en la cual los periodistas se relacionan con su entorno. Las interacciones con sus colegas, jefes, fuentes y audiencias ya no es la misma que hace 20 años atrás. Las características de estas se vieron modificadas, así como también el lugar que ocupa cada una de ellas en el entramado de relaciones que sostiene el periodista en la cotidianeidad de su actividad.
Las nuevas tecnologías y, sobre todo, las redes sociales, han contribuido a esos cambios de manera directa. Su aparición resignificó la manera en la que los periodistas se relacionan con su entorno, modificando las coordenadas espacio temporales de su tarea. El periodismo está tratando de acostumbrarse a un nuevo rol que todavía no ha conseguido definir. Ya no es el faro de la opinión pública ni el guardián de la realidad. La relación asimétrica en la que poseía el poder de ser el único orador hoy se transformó en una conversación en la que comparte la palabra con los demás actores sociales (Amado, A., 2022).
El siguiente trabajo tiene por finalidad presentar una síntesis de algunos de los resultados obtenidos en un estudio sobre la manera en la cual los periodistas de la ciudad de Río Cuarto, han visto modificadas sus prácticas por la aparición de las redes sociales. Más específicamente, expondrá lo referido a la manera en la que se miran a sí mismos como profesionales y al impacto que se produce en las relaciones que entablan con sus colegas -pares y jefes-, atendiendo a cuáles de sus características se trasladan al plano digital.
Los resultados aquí expuestos son el producto de entrevistas realizadas a 25 periodistas de la ciudad de Río Cuarto, así como también de la observación participante dentro de redacciones y ámbitos públicos en los que se desarrolla la tarea periodística. A la hora de elegir a los entrevistados se tuvo en cuenta la experiencia de cada uno (años dentro de la profesión), los medios en los cuales desempeñan su tarea y la función que desempeñan. Los nombres de los entrevistados han sido modificados para este este artículo para preservar su anonimato.
De los 25 entrevistados, 16 son varones y nueve mujeres. De los hombres, nueve ocupan cargos de jerarquía en sus medios y siete son movileros o redactores. De las mujeres, tres ocupan cargos de jerarquía, mientras que seis son movileras o redactoras. Solo tres trabajan en un solo medio y tres son dueños de su espacio (dos publicaciones y un programa radial). Son 16 los que combinan el trabajo en relación de dependencia en los medios tradicionales con la participación en cooperativas u otros proyectos colaborativos o la tarea freelance.
El trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación “Sociabilidad periodística y reglas de acción” del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Río Cuarto. El mismo tiene como objetivo comprender la sociabilidad periodística y sus transformaciones en el ámbito local a partir de indagar las relaciones sociales que la definen.
Desde este lugar avanzamos en la caracterización de tres grupos de relaciones sustanciales en la configuración de cierta sociabilidad periodística en el contexto local de la ciudad de Río Cuarto: (1) las que establecen los periodistas con sus pares y con las empresas en las que trabajan, (2) con las fuentes institucionalizadas y vinculadas a los poderes político, judicial y económico y (3) con la “gente común” que actúa como fuente pero mantienen, en gran medida, su carácter de “público”. Como se dijo más arriba, esta ponencia hará hincapié en el primer grupo de relaciones y en cómo se han visto afectadas por la presencia de las redes sociales.
A MODO DE CONTEXTO
La ciudad de Río Cuarto, cabecera del departamento del mismo nombre, está ubicada en el sudoeste de Córdoba. Es la capital alterna de esa provincia y demográficamente es la segunda localidad en importancia. Según el último censo nacional (2010) habitan en ella 157.010 personas.
Se encuentra en el cruce de varias rutas: la Nacional 8 que la comunica con Buenos Aires y sigue hasta Mendoza, la provincial 36 que la une con la capital provincial, la 158 que va hacia Villa María y la 35 que la vincula con el sur provincial y la provincia de La Pampa. Esta ubicación hace que la ciudad funcione como el epicentro del sur de la provincia. Es el nexo principal de una gran cantidad de poblaciones más pequeñas, todas ellas dedicadas principalmente a las actividades agropecuarias (Ciminelli, N., 2019).
En el panorama mediático, Río Cuarto posee dos diarios. Puntal nació en agosto de 1980 y desde mediados de esa década hasta 2020 fue el único medio impreso de tirada diaria en la ciudad. En febrero de ese año desembarcó en la ciudad Alfil, una versión local del medio del mismo nombre, originario de la capital provincial. Este fue discontinuado en enero de 2021 y la información de Río Cuarto, pasó a formar parte del cuerpo del diario capitalino. Además, en materia impresa, circulan varias publicaciones quincenales o semanales de distribución gratuita. Los de mayor trascendencia y recorrido son: El Megáfono, Otro Punto y El Sureño. Los dos primeros están dedicados a la actualidad política de la ciudad y el tercero trabaja con la cobertura de eventos empresariales y artísticos. Hay dos canales de televisión de aire y uno de cable, los tres tienen equipos informativos. En la ciudad hay una radio AM y una treintena de radios FM.
El grupo de periodistas que trabaja con las noticias locales es estable y su número es relativamente bajo. Hay un conocimiento general entre ellos y comparten distintos espacios habitualmente.
LA PRESENCIA DE LAS REDES
Las redes sociales cambiaron las rutinas y el medio ambiente en el que se mueven los periodistas (Rost, A,. 2012). En ese sentido el autor señala que:
Han generado un espacio de actuación en el que las personas se sienten con mayor comodidad para expresarse y para interactuar socialmente. Han plasmado un entorno de flujo comunicativo constante, que se solapa, transforma y desplaza a las páginas estáticas e invariables que dominaban en la primera Web. Hoy los sitios web más visitados, y en los que los usuarios permanecen más tiempo, son sitios de flujo. Este modelo comunicativo multidireccional, con un sistema meritocrático de actuación que tanto construye nuevas jerarquías como reproduce viejos esquemas, contrasta con el modelo mucho más unidireccional de emisión de las primeras páginas (p. 1).
Por su parte, Amado (2022) sostiene que el nuevo contexto hizo entrar en crisis, lo que ella denomina como la “metáfora de la producción” (p.235). Señala que el periodismo dejó de ser un espacio industrializado de una sola vía para volverse una “conversación en red con múltiples actores que enlazan noticias con comentarios con vídeos con memes con infinitos hipertextos” (p. 235).
Rost (2012) apunta que la presencia de las redes ha modificado las relaciones que se producen entre los periodistas, sus fuentes y su público. Las dimensiones espacio temporales entre estos actores han cambiado drásticamente. En muchos casos, literalmente, están a un click de distancia.
La ciudad de Río Cuarto no escapa a esos procesos. Los periodistas manifiestan que sus rutinas se han visto transformadas por la presencia de las redes. Sobre todo en la manera en la que se desarrollan sus vínculos y sus interacciones.
Rost (2012) plantea tres enfoques para pensar el uso periodístico de las redes sociales en Argentina. Estos son: Recepción, Difusión e Interacción. Añade que la gran mayoría de los medios observa y trabaja las redes sociales sólo desde una o dos de estas perspectivas; son pocos los que hacen un aprovechamiento completo.
Respecto de la Recepción, el autor la describe como la utilización de las redes como fuentes de información e ideas para la producción de noticias. La Difusión refiere a la posibilidad de utilizar el alcance de las redes sociales para distribuir los contenidos que el medio produce. La Interacción da cuenta de las redes como un ambiente en el que se relacionan medios, periodistas, fuentes y lectores.
En Río Cuarto, estos enfoques aparecen relacionados, con sus particularidades. En una investigación preliminar y de índole descriptiva, Hurtado y Molina (2019) mencionan que, de la autopercepción de los periodistas de la ciudad, desde el plano de la Recepción, se podrían desprender dos tipos de maneras de pensar su función frente a lo que ocurre en las redes sociales, el Narrador y el Organizador. En el presente trabajo, desarrollaremos más profundamente que implica esta tipología.
En estas maneras de plantarse frente a las redes como fuentes confluyen, su definición del rol del periodismo, el uso que hacen de las redes como fuentes de información, la utilidad que le dan a la información que aparece en las redes sociales, las cualidades periodísticas que valoran y la manera en la que estas impactan en la actividad periodística en general.
Antes de adentrarnos en lo que implica esta división, vale aclarar que la misma configura es un modelo conceptual con fines heurísticos e interpretativos en la cual se extreman categorías polares y no una clasificación de los entrevistados, a los que sólo podríamos ubicar dentro de estos tipos transitoriamente, de acuerdo con momentos, circunstancias, prácticas, etc.
Plantear una tipología acerca de la manera en la que los periodistas interpretan su rol frente a las redes sociales, pensadas estas como fuentes de información, conlleva al recorrido sobre las distintas investigaciones que se han dedicado a identificar modelos de definición de la actividad periodística. Sobre esto, Claudia Mellado (2015) describe que es largo el recorrido de trabajos que se han centrado en la manera en la que se piensan las definiciones sobre la tarea que implica periodismo en las distintas épocas y culturas.
La autora también establece diferencias entre aquellos trabajos que se centran en la valoración del rol del periodismo y los que analizan el desempeño de ese rol. Destaca que a la hora de analizar los roles es necesario cruzar determinadas variables que permitan ver las diferencias que se presentan entre el ideal sobre el rol y la manera en la que se lleva a cabo. En el primero de los aspectos aparecen ideas, valores y aprendizajes, mientras que en el segundo se conjugan elementos que tienen que ver con condicionamientos materiales. La manera en la que un periodista percibe su tarea, la forma en la que la describe y la manera en la que la desarrolla, pueden ser bien distintas.
Respecto de las primeras, Mellado (2015) señala que los roles periodísticos se han analizado desde tres perspectivas: la ideología profesional, el profesionalismo y la cultura periodística. Aspectos todos que apuntan al rol que cumplen el periodismo y los medios de comunicación en la sociedad, así como también al conjunto de ideas con los que los periodistas legitiman su papel dentro de la misma. Teniendo en cuenta estos aspectos, propone seis tipologías de roles periodísticos en función de su implicación con la noticia (Intervencionista), de su relación con el poder (Vigilante; Leal-facilitador) y del vínculo que establece con sus audiencias (Periodismo de servicio; Infoentretenimiento; Periodismo Cívico).
Amado (2016) retoma a Mellado para hacer un recorrido sobre las distintas definiciones sobre los roles periodísticos y añade la tipología de María José Canel y José Javier Sánchez-Aranda de 1999, en la cual se proponen cuatro cada una de ellas definidas por un factor dominante: Difusor, es el periodista que describe y no analiza; Abogado, es aquel que guía o se ve como educador del público; el Intérprete que se ve como analista de la información y adversario; finalmente, el Reportero que desconfía de la información oficial y critica a los líderes políticos.
A la hora de hacer su recorrido por estas categorizaciones, la autora señala que la percepción que los periodistas tienen sobre su rol, en general, tiene que ver con ideales sobre las implicancias sociales que han sido asociadas a su tarea. Muchas de ellas, aparecen también en el ámbito académico y se retroalimentan, marcando diferencias entre ese “deber ser” del rol y su efectivización en la práctica.
Amado (2022) propone un esquema de metáforas sobre las que confluyen las miradas sobre el periodismo. Estás surgen de aquellas en las que ponen el foco los estudios académicos y las que aparecen cuando los periodistas hablan sobre sí mismos. Estas son: la metáfora del lazarillo, en la que el periodismo guía a las audiencias; la del productor, en la que el periodismo es asociado a la producción de contenidos; la del cuarto poder, en la que el periodismo aparece como un fiscalizador de los demás poderes; la metáfora del servicio público, en la que el periodista cumple una función social para con los ciudadanos; la de la verdad, en la que el periodista es un garante de aquello que es real y de lo que no; la de contar una historia, el periodismo como narrador de realidades; la de la Libertad de prensa, en la que el periodismo aparece como un garante de la libertad de expresión; la del mejor oficio del mundo, en la que se mira a la actividad como un baluarte de ciertas características idílicas y finalmente la del periodismo mutante, que implica a esa mirada cambiante que tiene el periodismo a lo largo de los tiempos.
En ese panorama en el que se cruzan las diferentes definiciones sobre el rol del periodismo se vio afectado por las redes sociales. Estas, modificaron no sólo las prácticas, sino también los perfiles profesionales de los periodistas (Liuzzi, A. y Rost, A., 2012). Así, las distintas miradas sobre la profesión, que ya eran difíciles de esquematizar, se volvieron aún más complejas (Amado, A., 2022). Las discusiones sobre el papel que el periodismo tiene y como se lleva a cabo, se suman ahora a estas nuevas herramientas que están presentes en las rutinas diarias de quienes desarrollan esta profesión.
Dentro de ese panorama, el presente trabajo indaga en cómo esas definiciones se presentan en la ciudad de Río Cuarto. Utilizando algunas de las herramientas que sugieren las distintas investigaciones sobre la definición del rol del periodista, es que desarrollamos la tipología sobre la manera en la que el periodismo riocuartense percibe su tarea respecto a cómo se trabaja con las redes sociales como fuentes. Los nombres de las tipologías así como la definición de categorías y dimensiones surgen de la conjunción de lo recabado a través de las entrevistas y la observación y los aportes teóricos antes explicitados. Reiteramos que la tipología no es una clasificación de personas, sino que se trata de un modelo conceptual.
DE NARRADORES Y ORGANIZADORES
Los periodistas entrevistados coinciden en que las redes sociales hoy se han constituido en herramientas dentro de la rutina periodística. Una de sus funciones tiene que ver con la de ser fuentes de información. Ahora bien, la definición de que hacer con lo que allí circula, genera posturas distintas, que pueden ser codificadas a través de dos tipos: el Narradory el Organizador. Como se dijo más arriba, en estas maneras de plantarse frente a las redes como fuentes confluyen, su definición del rol del periodismo, el uso que hacen de las redes como fuentes de información, la utilidad que le dan a la información que aparece en las redes sociales, las cualidades periodísticas que valoran y la manera en la que estas impactan en la actividad periodística en general (Ver Cuadro I en el apartado de Tablas y Cuadros).
El Narrador percibe que su tarea es la de contar historias. La actividad del periodista sería la de recorrer las redes, seleccionar aquellos hechos que deberían ser profundizados y darles un tratamiento distinto para presentarlo a su público. Perciben que las redes ofrecen un torbellino de información que muchas veces pasa muy rápido y argumentan que la idea primicia, entendida de manera tradicional, ya no tiene preponderancia. La tarea del periodista sería extraer de allí lo que, desde su experiencia, merece o puede ser presentado de manera más detallada.
Miro las redes y las sigo, pero trato de no perderme en todo lo que hay ahí. Sino que las uso como un lugar del cual sacar temas e historias que me parezca que puedan estar buenas para seguir. (Romina Galarza, conversación personal, 8 de abril de 2021).
Por otro lado, aparecen los Organizadores, quienes piensan la tarea del periodista como la de una especie de filtro que ordena ese torbellino de información que emerge desde las redes sociales. Aquí, el periodista aparecería como poseedor de cualidades que le permiten discernir qué es lo importante, distinguir lo verdadero de lo falso y presentarlo de manera esquematizada para sus audiencias.
Me parece que son una herramienta, son una herramienta y hoy no se pueden pasar por alto porque te estarías perdiendo una parte importante de la información, lo que sí que por ahí es, bueno, como todo, creo que hay que filtrar lo que se publica, obviamente chequear todo lo que se publica en las redes sociales, hacer una selección y bueno tratar de ver hasta qué punto eso nos corre del eje de la agenda que queremos llevar, pero me parece que en ese punto como fuente de información son válidas, me parece que no se pueden dejar en este momento de lado para nada. Lo que sí hay que poder organizarlo. (Osvaldo Gómez, conversación personal, 6 de marzo de 2020)
La mirada del Narrador sobre la tarea del periodismo es una visión que se desprende de la idea del storytelling. Es ese tipo de periodismo narrativo que se desmarca del de superficie o acotado a la tarea cotidiana. Amado (2022) describe que una de las metáforas clásicas del periodismo es la que lo asocia a la idea de “contar una historia” (p.193). Para este grupo de periodistas, navegar en las redes sería como salir a recorrer la calle y encontrar allí una historia que permita salir de la agenda y dejar atrás el trabajo más rutinario.
El Narrador se sumerge en la realidad menos ostensible para bucear en la naturaleza humana. Apuestan por la trascendencia de esa vivencia “para embalsamar en un texto esa criatura cazada y se conserve lo más intacta posible” y pueda “exhibirse como trofeo a la vista de otros cazadores de historias”. Ponen el valor a la narración como aditivo periodístico a la transcripción aséptica de hechos que prescribe en el modelo espejo (Amado.2022: p.194).
No me ato a un concepto de noticia, pero la noticia puede surgir de cualquier persona y si uno sabe ahondar encuentra historias pero a raudales, después tenés que encontrar dónde las públicas en ese caso, pero la gente común lo que tiene es que no está encorsetada, entonces toda esa tarea de tener que deconstruir el discurso de alguien que ya está atado, eso no lo tenés que hacer, eso está muy bueno. (Fernando Duró, conversación personal, 18 de agosto de 2020).
Por su parte, el Organizador se ve a sí mismos como un fact checkers de la información. Su servicio a las audiencias es separar la paja del trigo. Amado (2022) describe que, en este nuevo contexto, algunos periodistas se ven a sí mismos como “curadores de toda esta información” (p. 139) que circula en estos ámbitos virtuales. En términos de Canel y Sánchez-Aranda (1999) se trata del Abogado que es aquel que guía y aconseja al público.
El Organizador se autopercibe con un rol protagónico inmersos en la metáfora fisiológica (p. 33) donde las noticias de diversa naturaleza (sensacionalistas, morbosas, etc.) y fake news se esparcen como virus y circulan de manera descontrolada, y logran contagiar a los individuos débiles, desprovistos de anticuerpos para los engaños. Como los virus que desafían la inmunidad de los cuerpos, estas atentan contra el acceso a una información confiable y veraz.
En este mar de datos, falsos o fidedignos, tergiversaciones, creo que la tarea del periodista hoy es ser el ordenador de todo ese mundo caótico de la circulación de información y de datos. Ahí está la fuerza del periodismo, ahí uno puede emerger y marcar la diferencia. (Martín Aranda, conversación personal, 14 de noviembre de 2018).
Respecto del uso que hacen de las redes como fuentes, el Narrador reconoce que son herramientas a las que a veces recurre, pero le resta valor. Si bien recorre las publicaciones para estar al tanto de lo que allí sucede, no son su recurso principal. Sólo sirven para extraer un dato que permita desarrollar una historia.
Por su parte, los Observadores tienen totalmente incorporadas a las redes a su rutina diaria. Son un ámbito del cual se nutren de manera permanente. Allí es donde se generan grandes debates y su rol les pide que estén allí para ordenar esa información. Desde esta mirada las redes sociales son una especie de masa de información desordenada. Insisten que a diferencia de lo que ocurría antes, la audiencia accede a la información. El nuevo rol del periodista es procesarlo y ayudarle a distinguir lo verdadero de lo falso.
La audiencia forma parte de las redes. Accede a lo que circula por ahí, pero de manera muy desordenada. Muchas veces no sabe distinguir lo que está pasando en serio. Nosotros, que por ahí tenemos la posibilidad de tener más fuentes y chequear, podemos ayudar a llegar a un entendimiento de todo lo que está ahí. (Eloisa Berardi, conversación personal, 3 de febrero de 2019).
En relación a lo anterior, surge la dimensión respecto de la utilidad que para estas miradas tiene la información que circula en las redes. Para el Narrador lo que circula en esos ámbitos no tiene una gran relevancia. No sólo por las fake news, sino también por el anonimato y dificultad para el chequeo. Además, marcan una cuestión respecto de lo que sucede con respecto a las fuentes oficiales y/o pertenecientes al poder. Desde esta perspectiva, lo que este tipo de fuentes postean es aquello que quieren decir, con una intención particular y eso no es el tipo de material con el que debería trabajar el periodismo, sino indagando en lo que está detrás de eso.
El Organizador le da mucho valor a lo que allí aparece. Si bien sabe de los riesgos de la calidad de esa información, confía en su capacidad para separar aquello que es verdadero de aquello que es falso. La información de las redes sirve para dar cuenta de realidades lejanas y también para actualizar los debates que se están produciendo. Respecto de las fuentes oficiales y/o pertenecientes al poder, tiene una postura totalmente distinta al Narrador. Muchas veces la red social es la única puerta de acceso a este tipo de fuente. Si no existieran los posteos, no habría manera de saber lo que piensan sobre los distintos temas de la agenda.
Para llevar a cabo estas tareas, tanto el Narrador como el Organizador destacan cualidades periodísticas distintas. A la hora de definir del rol, el Narrador señala que el periodista debe tener la capacidad para encontrar aquellas historias que destacan por sobre la media. Se trata de una condición instintiva, que se complementa con la posesión de recursos literarios y narrativos para explotar esos relatos.
El Organizador ve que su tarea requiere de la capacidad del periodista para determinar que es verdadero y que es falso. Desde esta mirada, eso es lo que separa en las redes sociales, al periodista, de los demás usuarios. El periodista posee saberes que le permiten chequear la información. Es esta la cualidad más valorada desde esta mirada.
Finalmente, estas tipologías se diferencian en la manera en la que creen que impacta el uso de las redes sociales para la actividad en general. El Narrador sostiene que la llegada de estas nuevas herramientas va en detrimento de la calidad que debe tener la tarea periodística.
Desde esta mirada, las redes hacen que el periodista crea tener al alcance de la mano la información y se aleje de los espacios en los que se genera la información. Se deja investigar, se chequea menos y se toma lo que está allí como la única versión. Sobre todo impacta a la hora de trabajar con fuentes oficiales. No se lee entre líneas, sólo se comunica la versión que el funcionario y/o el área del estado postea en sus cuentas y se discute desde allí. No hay otra búsqueda.
Amado (2022) describe que la idea de un “periodismo de escritorio”, que creció a finales de la década del 90 se mantiene muy presente en ciertos sectores del periodismo. Describe que no se trata de una cuestión generacional solamente, sino que también se relaciona con las miradas académicas con las que se trabaja en la formación de periodistas y comunicadores. Señala que están ancladas en esa mirada más “romántica” del periodismo.
Está mirada pone el eje en ese modelo de vigilancia (Watchdog) que debe cumplir el periodista con respecto al poder. Para el Narrador, la presencia -y la dependencia- de las redes sociales como fuentes de información, genera que el periodista se aleje de esa función y termine convirtiéndose en lo que sería el Leal-Facilitador del que hablaba Mellado (2015). Señalan que ese fenómeno resulta difícil de entender en una ciudad como la del tamaño de Río Cuarto en la cual las fuentes son cercanas y accesibles.
Por el contrario, el Organizador sostiene que las redes sociales han modificado favorablemente la tarea del periodista, ya que permiten poder acceder a más información y de una manera más inmediata. Esta mirada sostiene que estas herramientas no han suplantado a otras, si no que las han complementado. El periodista no se queda en el escritorio, sino que tiene más recursos para poder salir a la calle a cuestionar aquello que sea necesario o a encontrar nuevas historias.
Utilizar las redes, para el Organizador, hace que el periodista pueda estar al tanto de lo que está pasando. En las redes están los temas que son de interés público y es allí donde debe estar el periodista para cumplir con su tarea.
Como aclaramos más arriba, esta no es una clasificación de periodistas, sino que se trata de dos modelos conceptuales, en los cuales los entrevistados podrían encontrarse ante determinadas circunstancias y momentos. Ahora bien, si se puede decir que las características del tipo Narrador aparecen más en aquellos que poseen una jerarquía superior dentro de las redacciones o equipos informativos.
Por otro lado, vale aclarar que no hay una clara distinción de edad. Es decir, la visión del Narrador como la del Organizador aparece en aquellos periodistas con más de 15 años de experiencia como en aquellos que poseen una menor cantidad de años trabajando.
LAS REDACCIONES SE ACHICAN, APARECEN LAS REDES
En este segundo apartado del trabajo pondremos la mirada sobre el enfoque de la Interacción del cual habla Rost. Más precisamente, de lo que refiere a como las redes sociales han impactado en la manera en la que se relacionan con sus colegas. Antes de indagar en esos cambios, cabe hacer un recorrido por la manera en la que pautan sus interacciones, por fuera del ámbito de estas nuevas herramientas.
Para pensar en las relaciones que los periodistas entablan con sus colegas el primer ámbito a tener en cuenta es el de la redacción. Siguiendo un enfoque más tradicional se puede decir que estas se organizan en una estructura de tipo piramidal, que responde a jerarquías (López, 1995; Martínez Valle, 1997) y por lo tanto define relaciones de poder. Ese espacio implica, en el caso de las empresas con mayor trayectoria e infraestructura un lugar físico claramente demarcado. Por otro lado, ese lugar es más bien virtual y simbólico cuando se trata de micromedios o de emprendimientos de pocas personas.
Ese ámbito resulta crucial para entender la sociabilidad periodística, porque es allí donde se desarrolla su quehacer. Los instantes compartidos permiten el ida y vuelta de lo que podría denominarse una cultura de trabajo. Las interacciones cara a cara permiten el intercambio de significados sobre cuestiones que van desde la política editorial hasta las reglas de convivencia, pasando por la producción misma de la noticia - se define la agenda diaria, se coordinan funciones y tareas, se pone a punto el material antes de ser publicado-. Pero estos procesos permiten, además, poner en tensión las definiciones que se tienen de la tarea cotidiana.
Esta concepción ideal, presenta sus peculiaridades en el ámbito riocuartense. Según las experiencias narradas por los entrevistados en un trabajo anterior (Hurtado, A. y Molina, S., 2019), actualmente, esta configuración, ordenada jerárquicamente, en la que la cultura del trabajo se incorpora casi en un proceso de ósmosis, aparece como parte del imaginario asociado a los espacios de trabajo. Lo que se incorpora no es necesariamente una manera de interpretar el mundo, sino reglas operativas, cualidades deseables para el oficio, axiología.
Los periodistas más veteranos señalan que hoy los vínculos se han vuelto más débiles y hay un alto grado de individualismo. El trabajo ya no es una instancia colaborativa dentro de la redacción. Aluden a la falta de apego hacia las decisiones editoriales o incluso a su desconocimiento de parte de los más nuevos. Podría pensarse que estas relaciones, a diferencia de las que se mantenían en otros tiempos, son más precarias en términos estructurales (con interacciones más acotadas y menos significativas en el tiempo) y también, sustancialmente inferiores en su dimensión simbólica, de modo tal que la identidad profesional se desplaza desde una definición propia y singular que llega a confundirse con la de cualquier trabajador asalariado. La redacción pierde su potencial como espacio de socialización profesional donde encontrar a los maestros del oficio.
Liuzzi y Rost (2012), describen que las redacciones han sufrido diversos cambios con la reconversión digital de los medios de comunicación tradicionales. Entre ellos se ha producido la fusión de áreas que antes trabajaban de manera separada, pero también la reducción de algunos espacios. Remarcan que son muchas las advertencias de cómo las empresas periodísticas utilizan la aparición de las nuevas tecnologías para achicar sus plantas de trabajadores. Amado (2016 y 2022) realiza un recorrido por diversos datos que hablan de la pérdida de puestos de trabajo en los distintos medios. La autora describe cómo las redacciones son cada vez más chicas. No sólo porque se contratan menos periodistas, sino por la precarización laboral, que genera que muchos profesionales no tengan un espacio de trabajo en las empresas que los contratan. Muchos son freelancer y realizan sus tareas desde su propio hogar.
Lizzi y Rost (2012) advertían que así como el fenómeno de la reconversión de las redacciones, generaba ambientes colaborativos en el cúal profesionales de distintas áreas trabajaban juntos, también producía la explotación del rol del periodista multitarea, que hacía de todo, sin poder profundizar ninguna de sus actividades. Esto último es lo que se estaría dando en Río Cuarto, según lo descrito por los entrevistados. La escasa presencia en el ámbito de trabajo y la cantidad de tarea asignada hace que los periodistas no puedan generar lazos fuertes.
La pérdida de ese espacio, genera cambios en la percepción que se tiene de los colegas dentro del medio. Los periodistas con mayor trayectoria advierten que ya no encuentran ese espíritu colaborativo que existía otrora. No hay una búsqueda colectiva en la redacción. Plantean que ya no se generan lazos fuertes ni formales ni informales. Estos son meramente jerárquicos y no se asientan en bienes simbólicos como el respeto, sino por una cuestión de organigrama. Aseguran que hoy, los debates sobre la tarea periodística se dan con sus pares de otros medios de comunicación, con quienes comparten similares posiciones de jerarquía y son del mismo rango etario (Hurtado y Molina, 2019).
Nosotros, los más chicos, teníamos como referentes a algunos de los jefes. Discutíamos con ellos, siempre desde el respeto, y en esos debates te ibas nutriendo. Hoy no existe eso. Algunas de las charlas son meramente funcionales y prácticas (Martín Aranda, comunicación personal, 14 de noviembre de 2018).
Los entrevistados añaden que aquellos jefes o referentes siguen siendo fuentes de consulta sobre cuestiones periodísticas o respecto a decisiones laborales. La relación se extiende más allá de los espacios compartidos en la redacción.
Conversamos seguido hoy, más allá de que estén jubilados o ya no trabajen en el diario. Sirve tenerlos a mano para leer algunas cuestiones de la realidad o que decisiones tomar. Muchas veces ellos vivieron antes lo que le pasa a uno y tienen algún consejo para dar. Yo no sé si eso va a pasar con quienes trabajan hoy, porque no compartimos tanto como antes. (Julio Cruz, conversación personal, 6 de junio de 2018).
En ese sentido, Amado (2022) señala que las redacciones ya no son espacios cerrados desde los cuales se emitía la información a la sociedad. Indica que hay nuevos ámbitos que no son físicos a los cuáles denomina cloudsroom. Los periodistas que trabajan en estos espacios necesitan distintas herramientas, que ya no son iguales a las de hace unos años. “Por lo tanto, en la nube es más difícil localizar un comité de sala de redacción” (p. 325) que pueda dar respuestas o ser una fuente de referencia.
Del mismo modo, los periodistas más jóvenes, admiten que no ven en la redacción ese ámbito de discusión. Señalan que, en todo caso, las interacciones tienen más que ver con el tema que tienen para tratar ese día. Según describen, las relaciones dentro de la redacción son más bien formales y se cimentan en el ámbito laboral.
Al igual que sus colegas más experimentados, destacan que con quienes comparten relaciones de lazos más fuertes es con aquellos con los que comparten su misma actividad en otros medios de comunicación.
Creo que el vínculo más fuerte que he tenido a partir del periodismo ha sido con los colegas de la calle. No tanto, así con los jefes, quizás sí con los compañeros… con los pares en los lugares de trabajo, pero sobre todo con quienes compartimos muchas horas de trabajo en exteriores. (Fernando Duró, conversación personal vía plataforma Meet, 18 de agosto de 2020)
Ese espacio de debate que antes era la redacción, se ha trasladado a otras instancias. Son ámbitos no institucionalizados de relaciones informales, que se mantienen en los espacios concretos que comparten grupos de periodistas de distintos medios. Estos lugares implican la puesta en común de bienes simbólicos como la confianza, la amistad y las experiencias compartidas.
La dimensión estructural de estos vínculos ya no tiene que ver con compartir un espacio de trabajo y depender de una misma empresa. Quienes integran estos espacios pertenecen al mismo grupo etario, tienen una cantidad de años similares de trabajo en los medios y ocupan los mismos puestos dentro del organigrama.
Uno de esos ámbitos es “la calle”. Es decir, los lugares comunes que comparten los periodistas de distintos medios en su tarea diaria de exteriores. Allí se encuentran movileros, cronistas, reporteros, camarógrafos y fotógrafos. Es entre estos actores con los que se producen las discusiones que antes se daban en la redacción.
Hay una afinidad con un grupo de colegas con los cuáles uno comparte más tiempo. Muchas veces se da que, esperando alguna conferencia o alguna nota, se charla sobre la agenda y como cada uno cubrió una nota. Se habla de lo que salió en un medio y en otro. También de la realidad de cada uno adentro de su medio…Se podría decir que hay gente de ese grupo a los que yo llamaría amigos, cosa que no diría de la redacción, allí hay más colegas que amigos. (Bernardo Lima, conversación personal, 6 de diciembre de 2019).
Los entrevistados que integran este grupo señalan que además del tiempo compartido, hay un vínculo que se genera por el participar de experiencias similares. Algunas de ellas tienen que ver con prácticas propias de la actividad periodística, pero también con las prerrogativas que cada uno atraviesa por el rol que ocupa como empleado y/o trabajador de una empresa de medios. Cuestiones como el salario, la posibilidad de tomar decisiones y la de lidiar con un jefe, forman parte de esa dimensión estructural, que permite la aparición de los determinados bienes simbólicos. Uno de ellos es el de la idea de colaboración. Aquí, el colega de otro medio no es un competidor al cuál hay que vencer en la carrera por la primicia o el dato nuevo, sino que es alguien con quien cooperar a la hora de poder cubrir determinados acontecimientos.
Compartimos la información porque todos tenemos más o menos la misma agenda y la misma tarea que hacer. Sabemos por lo que pasa el otro y las necesidades que tiene. Tiramos para el mismo lado. Yo sé que si alguien me comparte un dato, lo va a tratar en su medio de otra manera, yo lo voy a tratar de mi manera, le voy a dar mi enfoque, esa persona le va a dar su enfoque. Sé que, si yo ayudo a un colega, el después me va a devolver ese favor. (Fernando Duró, conversación personal vía plataforma Meet, 18 de agosto de 2020)
Así, ese espacio colaborativo que antes estaba en la redacción, parece haberse trasladado hacia este espacio informal en cual se trabaja de manera colectiva. Incluso, marca diferencias respecto de lo que ocurría en el pasado.
Cuando charlo con movileros que hace más tiempo que están en los medios, me dicen que antes había una competencia constante y siempre se trataba de llegar antes. El que tenía el dato no lo soltaba. (Bernardo Lima, conversación personal, 6 de diciembre de 2019).
Por otro lado, aparece un grupo conformado por aquellos que tienen una mayor trayectoria en los medios, ocupan cargos jerárquicos y de toma de decisiones. Aquí, aparece como un bien simbólico clave la idea de amistad. La misma se ha ido forjando a lo largo del tiempo, a través de tareas y espacios compartidos.
Tengo pocos colegas a los que considero amigos. No están en la redacción, algunos ya se jubilaron, otros se fueron o los despidieron. Con ellos nos juntamos y discutimos sobre distintos temas. No consultamos sobre temas o datos, pero sí sobre la realidad del periodismo en general. (Julio Cruz, conversación personal, 6 de junio de 2018)
A diferencia de lo que ocurre en el grupo de periodistas que comparten “la calle”, aquí las ideas de colaboración y competencia son diferentes. Aquí las discusiones son por cuestiones generales, no sobre notas o coberturas puntuales.
DE UN ÁMBITO A OTRO
En ese contexto en el cúal el ámbito de la redacción se pierde y el de “la calle” se sostiene, las redes sociales juegan su papel. Estas, parecen haberse convertido en un nuevo espacio al que se trasladan las interacciones de los periodistas con sus colegas. Ese pasaje no necesariamente reproduce de manera exacta lo que sucede en los ámbitos concretos. Aunque, por lo explicitado en las entrevistas, si se reiteran algunas cuestiones.
Entre ellas se observa como las relaciones de orden piramidal de las redacciones y las simétricas entre colegas de distintos medios se ven plasmadas en la creación o no de grupos en distintas redes. Por ejemplo, existe un grupo de WhatsApp que comparten los jefes de redacción, encargados de producción de los informativos radiales y noticieros televisivos y otro de movileros y cronistas.
Como se dijo anteriormente, los periodistas entrevistados coinciden que los procesos de precarización laboral y la formación de los menos experimentados han generado que la tarea periodística se haya alejado de las redacciones. El periodismo es hoy una tarea mucho más individual. No se convive la misma cantidad de horas, ni se discuten los temas como antes. Ese espacio en el cual se compartían experiencias y aprendizajes sobre el quehacer periodístico se fue perdiendo.
Ese proceso tiene su reflejo en lo que sucede en ese nuevo ámbito. El espacio de debate interno de los medios, que ya no se da en la redacción, no se trasladó a las redes sociales. No hay una discusión explícita entre compañeros de un mismo medio a través de aplicaciones públicas como Facebook o Twitter. En algunas de las instituciones no hay grupos de WhatsApp internos en los que se hable o se discuta. Simplemente se produce una comunicación individual entre el jefe de redacción y el periodista para saber cuál es el tema de su nota y cuál va a ser el enfoque. En los qué sí hay, son utilizados únicamente para la coordinación de las tareas.
Grupo en la redacción no tenemos. Por ahí nos escribimos con el Jefe de Redacción para saber qué tema tenemos, cómo para no chocarnos…Pero no hay una discusión. El tema puede ir o no pero no hay un debate. (Horacio Prato, conversación personal, 6 de febrero de 2020).
Tenemos un grupo que integra a todas las áreas, desde locución hasta publicidad, pero no hay mucha interacción ahí. Se usa solo para coordinar algunas cosas. Yo lo miro de vez en cuando y no participo demasiado. Si no es algo que me involucre directamente no le doy mucha importancia. Me comunico directamente con quién está a cargo del informativo en ese momento. (Martín Aranda, 14 de noviembre de 2018).
Algunos describen que las redes generaron incluso una dependencia y una interacción mucho más lineal con quien está a cargo del área de producción periodística. Agregan que se sostiene la jerarquía que plantea el organigrama. “Al estar en la mesa donde concentra todos los mensajes que le mandan tiene un gran poder que lo administra, si te lo quiere compartir o lo quiere explotar él. No hay discusión como había antes” (Romina Galarza, conversación personal, 8 de abril de 2021).
Así como no existe un ámbito de debate o discusión privada en las redes, que reproduzca algunas de las instancias que se daban en la redacción anteriormente, tampoco se habla de un espacio público. Es decir, los entrevistados describen que no utilizan plataformas como Twitter o Facebook para dialogar con sus colegas de redacción. “No es que hay un grupo de Facebook en el que todos subimos las notas y nos hacemos sugerencias. A lo sumo ponemos Me Gusta si lo que subió el colega nos llama la atención” (Horacio Prato, conversación personal, 6 de febrero 2020).
Los entrevistados coinciden en que no hay un ámbito de discusión abierto en las redes sociales. No se perciben hilos de Twitter o comentarios en Facebook.
Yo no suelo comentar lo que publican otros colegas, salvo que me guste y lo pueda compartir. Lo hago cuando se trata de amigos o de colegas con los que tengo cierta confianza. Pero no comento otra cosa. Es más, yo no veo que haya discusiones como las que se dan a nivel nacional, como esos diálogos a través de hilos de Twitter. (Alejandra Sucre, conversación personal, 11 de diciembre de 2019).
Uno ve que hay notas que tienen más repercusión que otras y sigue las cuentas de otros colegas para ver cuáles son las notas que van haciendo, esa referencia por ahí sí es importante, pero no suelo comentar. No es una práctica que se use mucho acá. (Horacio Prato, conversación personal, 6 de febrero de 2020).
El espacio de la redacción no se trasladó de manera directa a las redes sociales. El debate y las prácticas de socialización ya no se producen en ese ámbito y no encontraron en ese “no lugar” un ámbito en el cual puedan desarrollarse.
Así como la redacción no está en las redes, lo que sí encontró lugar en ese espacio que dan las nuevas tecnologías, son los grupos informales que comparten los periodistas. Las interacciones que se construyen por fuera de la redacción, se reflejan en las distintas plataformas.
Ese traspaso se da sobre todo en grupos de WhatsApp que sirven para el debate y a la vez son una fuente de consulta. También, se constituyen como un ámbito para cuestiones sociales como la celebración de cumpleaños y demás. Fernando Duró, quién pertenece al grupo de los que trabajan en “la calle”, explica: “Tenemos un grupo en el cual compartimos cuestiones periodísticas, nos pasamos datos e informaciones. También compartimos bromas, chistes, comentarios de cosas que nos pasaron en el trabajo” (Fernando Duró, conversación personal, 18 de agosto de 2020). En el mismo sentido Lucía Montejano, describe:
Ese grupo sirve de referencia. Muchas veces es una especie de repositorio de notas. Uno tiene un tema y lo tira en ese grupo, si alguien lo necesita lo usa. También uno puede pedir nombres, teléfonos, datos y otras cuestiones. Allí todos conocemos las necesidades que tienen los demás (Lucia Montejano, conversación personal, 12 de abril de 2019).
Una de las cuestiones que refuerzan quienes participan de ese grupo es que al haber diferencias de edades permite pensar las prácticas periodísticas desde distintos lugares. Incluso, aparece el grupo como un espacio de socialización de las prácticas periodísticas.
Los más chicos tienen una visión distinta del uso de redes y eso hace que nosotros también aprendamos. Es un ida y vuelta donde ellos nos muestran cómo se trabaja con las nuevas tecnologías y discutimos cómo se pueden usar y demás. (Bernardo Lima, conversación personal, 6 de diciembre de 2019).
Por otro lado, también existe un grupo que reproduce aquel que se da entre periodistas que ocupan un rol de alta jerarquía dentro de los medios y similar trayectoria.
Tenemos un grupo en el cual conversamos sobre cuestiones de periodismo. Pero sobre todo hablamos de cuestiones políticas, sociales, de cine, series, libros. No es un grupo en el que el periodismo sea un tema, sino que es lo que nos juntó en todo caso. (Julio Cruz, conversación personal, 6 de junio de 2018)
En este aspecto, Amado (2022) remarca que en el nuevo contexto generado por las redes sociales se ha invertido el rol del referente o de aquel al cual acudir por consultas puntuales sobre cuestiones periodísticas. “La cultura millenial invirtió los roles: el sabio de la tribu ya no es el anciano que rememora años supuestamente mejores, si no el niño que sabe como conectar el televisor a internet para ver el partido” (p. 243)
De esta manera, aparecen grupos en las redes sociales que sostienen los vínculos que se dan entre los periodistas en los espacios que comparten. Esos ámbitos contribuyen a generar lugares de debate, discusión y colaboración, que vienen a desplazar el lugar que antes ocupaba la redacción. Una redacción que no se convirtió a ese nuevo lugar que serían las redes sociales.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Este es un primer acercamiento a la manera en la que los periodistas riocuartenses se ven a sí mismos ante las redes sociales. Las entrevistas dejan ver que ha iniciado un proceso de adaptación, en el cual aún no han terminado de redefinir su rol. De hecho, tanto la idea del Organizador como la del Narrador, son construcciones que devienen de definiciones tradicionales del periodismo. Ese proceso no muestra grandes diferencias si se lo analiza desde variables como la edad, la experiencia, la función o la jerarquía dentro de los medios. Es una situación que se produce de manera general.
Ahora bien, dentro de ese contexto, es interesante cómo los periodistas riocuartenses recurren a esas formas tradicionales de definir su rol ante estas nuevas tecnologías. En ese proceso de adaptación, las primeras respuestas a las que recurren tienen que ver con concepciones bastante conocidas.
Ninguno de los entrevistados definió a las redes sociales como “medios de comunicación masivos”. Es decir, la manera en la que ven a estas tecnologías tiene que ver más con una idea instrumental. Son herramientas que permiten el ir y venir de datos e información, con actores propios del sistema mediático.
Por otro lado, si bien es cierto que tanto el Organizadorcomo el Narrador sostienen la idea de que en las redes sociales circula información falsa, son estos últimos los que demuestran más desconfianza. Desde esta mirada, no sólo hay desinformación, sino que además representan un espacio en el cual no hay lugar para la reflexión o el análisis.
Respecto de las relaciones entre los periodistas, las redes sociales no son todavía ese espacio en el cual se dan discusiones sobre el rol del periodismo, como antes lo eran las redacciones. Si bien se han generado nuevos espacios en los que se replican algunas de las características que se daban en ámbitos concretos, hay cuestiones que no se han trasladado.
Resulta interesante ver cómo en ese nuevo ámbito, se mantienen los grupos informales que se generan de acuerdo a tareas compartidas y jerarquía dentro de las redacciones. Así, hay un grupo de “jefes” y otro de “subordinados”.
REFERENCIAS
-Amado, A. (2022) Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos. Ediciones Ampersand. Buenos Aires.
-Amado, A. (2016) La prensa de la prensa. Periodismo y relaciones públicas en la información. Editorial Biblos. Buenos Aires.
-Cimminelli, Nelson. (2019). Territorios, partidos y poder. UniRío Editora. Río Cuarto.
-López, Manuel (1995) Cómo se fabrican las noticias. Paidós. Barcelona.
-Martínez Valle, Mabel (1997) Medios Gráficos y Técnicas Periodísticas. Ed. Macchi. Buenos Aires.
-Mellado, Claudia (2015) Roles profesionales en los contenidos informativos. Estudios de periodismo. DOI: 10.1080/1461670X.2014.922276.
-Liuzzi, A y Rost, A. (2012) Reorganización de redacciones y nuevos perfiles profesionales en Periodismo en contextos de convergencia. Publifadecs. General Roca.
-Rost, A. (2012). <Modelos de uso y gestión de redes sociales en el periodismo>. IV Congreso Internacional de Ciberperiodismo y Web 2.0, Consulta [19- 04-2016] en https://www.academia.edu/2762807/Modelos_de_uso_y_gesti%C3%B3n_de_redes_sociales_en_el_periodismo.
-Hurtado, A y Molina, S. (2019). Periodistas: prácticas, identidad profesional y mediación tecnológica en Notas sobre investigación en Humanidades. UniRío Editora. Río Cuarto.