Recepción: 06 Enero 2022
Aprobación: 12 Junio 2022
Publicación: 15 Julio 2022
Resumen: El artículo La femineidad en Cartas Apócrifas de Gloria Guardia de Alfaro: una mirada intertextual presenta un análisis intertextual de esta obra, cuyos seis cuentos aluden a la vida íntima de seis grandes escritoras. Los relatos revelan las vicisitudes, defectos y debilidades de cada una de ellas: Teresa de Jesús, Virginia Woolf, Teresa de la Parra, Gabriela Mistral, Simone Weil, Isak Dinesen. La autora penetra en el estilo de estas famosas escritoras, además de profundizar en lo femenino que resalta cada uno de los cuentos. Este hilo conductor atraviesa toda la obra, así como un Collage de recursos intertextuales que dan forma y vida al relato. El objetivo de este análisis es desmitificar los códigos patriarcales y exaltar lo eterno femenino a partir de las relaciones intertextuales. Para ello, se han seleccionado tres cuentos en los cuales se aplica el método de análisis intertextual, entendido como la relación y conexión que existen entre los textos. El análisis se respalda a la luz de críticos literarios de la talla de Mijail Bajtín y Julia Kristeva. En conclusión, la obra invita a erradicar posturas sumisas y encontrar el equilibrio en una sociedad excluyente; como también se verifica la capacidad de desdoblamiento de la escritora a partir de su dominio de la crítica literaria.
Palabras clave: Femineidad, apócrifas, intertextual, cartas, cuentos.
Abstract: The article La femineidad en Cartas Apócrifas de Gloria Guardia de Alfaro: una mirada intertextual presents an analysis of this work, whose six stories allude to the intimate lives of six great women writers. The stories reveal the vicissitudes, defects and weaknesses of each of them: Teresa of Jesus, Virginia Woolf, Teresa de la Parra, Gabriela Mistral, Simone Weil, Isak Dinesen. The author penetrates into the style of these famous writers, as well as delves into the feminine that stands out in each of the stories. This thread runs through the entire work, as well as a collage of intertextual resources that give shape and life to the story. The objective of this analysis is to demystify patriarchal codes and exalt the eternal feminine through intertextual relationships. For this purpose, three stories have been selected in which the method of intertextual analysis is applied, understood as the relationship and connection that exist between the texts. The analysis is supported in the light of literary critics of the stature of Mijail Bajtín and Julia Kristeva. In conclusion, the work invites to eradicate submissive postures and find the balance in an excluding society; as well as the writer's capacity of unfolding from her mastery of literary criticism.
Keywords: femininity, apocryphal, intertextual, letters, short stories.
Resumo: O artigo Feminilidade nas Cartas Apócrifas de Gloria Guardia de Alfaro: um olhar intertextual apresenta uma análise intertextual desta obra, cujos seis contos aludem à vida íntima de seis grandes escritores. As histórias revelam as vicissitudes, defeitos e fraquezas de cada uma delas: Teresa de Jesús, Virginia Woolf, Teresa de la Parra, Gabriela Mistral, Simone Weil, Isak Dinesen. A autora penetra no estilo desses escritores famosos, além de mergulhar no feminino que se destaca em cada uma das histórias. Esse fio condutor percorre toda a obra, bem como uma colagem de recursos intertextuais que dão forma e vida à história. O objetivo desta análise é desmistificar os códigos patriarcais e exaltar o eterno feminino das relações intertextuais. Para isso, foram selecionados três contos nos quais é aplicado o método de análise intertextual, entendido como a relação e conexão que existe entre os textos. A análise é apoiada por críticos literários como Mikhail Bakhtin e Julia Kristeva. Em conclusão, a obra convida a erradicar posturas submissas e encontrar equilíbrio em uma sociedade excludente; bem como a capacidade da escritora de se desdobrar a partir de seu domínio da crítica literária.
Palavras-chave: Feminilidade, apócrifos, intertextuais, cartas, contos.
Introducción
Este ensayo es un estudio de la femineidad en Cartas Apócrifas de la escritora panameña Gloria Guardia de Alfaro desde la perspectiva intertextual. En él se ha puesto especial interés a la actuación de la mujer desde distintas esferas de la sociedad y momentos histórico-diversos. La escritora plantea en sus producciones una postura antidiscriminatoria hacia la mujer y resalta el rol de ella en la sociedad. A partir de allí, se llega al objetivo de este análisis: desmitificar los códigos patriarcales y exaltar lo eterno femenino a partir de las relaciones intertextuales. Estas relaciones se basan en distintas conexiones estilísticas y temáticas utilizadas como recurso de creación textual.
He aquí que antes de abordar el análisis que conducirá a la cosmovisión intertextual de la autora, se hace necesario revisar su semblanza y su siempre y tan marcada tinta hacia el relevante papel de la mujer en la sociedad.
Se observa desde su incipiente aparición en las letras con Tiniebla Blanca (1960) diario de una joven universitaria (la Señorita Montero). Luego como mujer madura (Mariana Paniza) en su famoso El último juego (1977) que inicia la trilogía Maramargo. La serie continúa con Lobos al anochecer (2006), cuya protagonista Ana Lorena Jiménez Arango participa activamente en la consecución de la sociedad panameña. Finalmente, El Jardín de las Cenizas(2011), en esta obra la protagonista Elvira cuenta con 94 años y cumple un rol determinante en la historia panameña. Todas las féminas de su narrativa juegan un papel importante en la consecución de la República.
Cabe mencionar, el discurso de recepción que Gloria Guardia pronuncia para ocupar el Sillón D en la Academia Panameña de la Lengua, en reemplazo de la “Alondra Chiricana”, María Olimpia de Obaldía. En él vuelve a colocar a la mujer como eje de sus creaciones: La Mujer en la Academia (1989). El Discurso expone el papel de la mujer desde los inicios de la Academia, cuando pudo formar parte de esta Institución y las luchas que libró para obtener un sitial en ella. La autora revela su recorrido existencial a través del eje temático abordado en el discurso: “lo elegí como un medio eficaz y certero para aprehender, asimilar y percibir las diversas coyunturas que han conducido mis pasos hasta este recinto” (Guardia, 1989, pág. 68).
Una vez realizado este breve recorrido, cabe ahora arribar a la obra que ocupa este análisis, Cartas Apócrifas[1] (1997) se ha elaborado a partir de narraciones epistolares en las cuales la autora se adentra en el pensamiento y la intimidad de seis escritoras seleccionadas por ella. La misma autora introduce el tópico: “el tema de la obra se basa en el drama íntimo de una serie de mujeres sobresalientes cuyo coraje y visión del mundo fue factor determinante en la sociedad y época en la que les tocó desenvolverse como protagonistas” (Guardia, 1985, pág. 179).
Las seis cartas apócrifas son: Teresa de Jesús, Andariega de Amor; Virginia Woolf, ¿Quién le teme a Virginia Woolf?; Teresa de la Parra, Esta otra Ifigenia; Gabriela Mistral, Recado desde Estocolmo; Simone Weil, Peregrina de la Trascendencia, Isak Dinesen; La venganza de la verdad. En ellas la escritora asume la voz de cada autora para recrear su estilo y el lenguaje de la época. Se han elegido tres cuentos apócrifos para realizar el análisis como una muestra representativa de la cosmovisión de la autora, que algunos catalogan de cosmopolita. Ya en las palabras preliminares de La búsqueda del rostro, Pablo A. Cuadra se refiere a ella cuando afirma:
los que conocemos la aventura narrativa, inventora, imaginativa de Gloria- desde su sorprendente, Tiniebla Blanca, su dramático El último juego, o su extraordinario cuento sobre Virginia Woolf- sabemos que, más allá de modas y corrientes literarias, sus personajes (de tantas latitudes) pertenecen a la indestructible realidad poética de América creados en ese punto neurálgico que es Panamá, donde el cosmopolitismo es una manera peculiar de afirmar la identidad. (Guardia, 1983, pág. solapa)
No solo Cuadra describe a Gloria Guardia como cosmopolita, otros críticos como Valenzuela (1998) también se refiere a ella de la misma manera: “Esta visión cosmopolita de la literatura se percibe en la seguridad con la que se hilvana su discurso y en la fluidez y naturalidad con las que se desenvuelven las distintas voces apócrifas” (pág. 148).
Así mismo se busca identificar en las escritoras seleccionadas, la veta de la femineidad que las llevaron a ser íconos de su tiempo y de su época. Por lo que se considera que este estudio representa un aporte importante en el análisis de la obra de Gloria Guardia de Alfaro que no puede, ni debe desligarse del aspecto femenino impregnado en su narrativa. Y, por ende, de sumo interés para todo aquel que desea abordar el legado de esta gran escritora panameña.
Materiales y MétodosMétodo de análisis intertextual
Abordar el análisis intertextual en Cartas Apócrifas de Gloria Guardia de Alfaro, obliga a volver la mirada al sendero recorrido por una serie de autores que le han dado forma y consolidación a la teoría intertextual. La palabra intertexto denota una relación existente entre los textos, y esto no está muy lejos del análisis en sí, porque consiste en establecer relaciones entre el texto analizado (hipotexto) y otros paralelos a él. Estas relaciones pueden darse de distintas maneras: en el estilo, en los ejes temáticos y en los personajes. Se conoce también, en la literatura con la pintura, como Ekfrasis; en la música, como Variedades y en el cine como Remake. Son estas formas diversas de intertextualidad las que se pueden apreciar en distintas artes (Domínguez, Marzo-Abril 2012).
El primero en establecer estas relaciones intertextuales fue Mijail Bajtín (2003) a las cuales llamó dialógico y polifónico: “En todas partes existe un determinado conjunto de ideas, pensamientos y palabras que se conduce a través de varias voces separadas sonando en cada una de ellas de una manera diferente” (pág. 194). Por su parte Julia Kristeva (1981) aplica por primera vez el término intertextualidad para referirse al dialogismo de Bajtín y afirma que “todo texto es un mosaico de citas, es una absorción y transformación de otros textos” (pág. 190). Es, según ella, el cruce de enunciados tomados de otros textos.
El texto estudiado, Cartas Apócrifas se inserta en la intertextualidad como una parodia apócrifa que es una construcción imaginaria de un sentido paródico: observar un texto desde la perspectiva de un contexto anacrónico. La obra, también se ubica, dentro de la intertextualidad en los llamados pastiches: imitación formal generalmente de carácter estilístico y no necesariamente irónico, texto u obra hecho a la manera de… En el conjunto de estas cartas nace la transtextualidad que vendría a ser todo lo que el texto muestre de trascendente, es decir, lo que el texto relacione, manifieste y muestre secretamente con otros textos (Montaño, 2006, págs. 85-86).
Y es que la autora se ha hurtado legítimamente las obras para realizar una resemantización lo que conduce a la intertextualidad posmoderna que es la integración de elementos de un grupo de textos, de sus rasgos genealógicos y de su contexto cultural, esto es: implica una recuperación del pasado y de sus diversas interpretaciones y valoraciones. La autora se despoja de su estilo y se apropia del ajeno para crear este Collage de polifonías estilísticas e ideológicas que se transforman en facsímiles apócrifos, que es la reproducción física de un texto original inexistente.
Desde muy joven Gloria Guardia se adentraba en el yo del otro como crítica literaria, en su ensayo La búsqueda del rostro enfatiza que la tarea del crítico (parafraseando a Ortega y Gaset) “requiere a veces de la negación misma de su propia voz, para poder de esta forma escuchar con atención y esmero ese yo del artista que en ocasiones habla a través de la obra literaria” (Guardia, 1983, pág. 14). El pensamiento poético de Pablo Antonio Cuadra es otras de sus obras de crítica literaria que le permitieron agudizar el análisis de la obra y de esta manera prepararse para la creación literaria.
Cartas Apócrifas representa la cúspide de la experiencia adquirida en la crítica literaria puesta al servicio de la creación y con ella entra en la polifonía de voces femeninas. En esa búsqueda y hallazgo del ser humano, la autora ha osado imitar y develar los más intrínsecos pensamientos y secretos apócrifos de estas grandes escritoras. Tal como lo ha señalado Umberto Eco en las Apostillas a El nombre de la Rosa, cuando explica cómo creó esta gran obra.
Ellos hablarían por mí y yo quedaría libre de sospechas. Libre de sospechas, pero no de los ecos de la intertextualidad. He redescubierto lo que los escritores siempre han sabido (y que tantas veces han dicho): los libros siempre hablan de otros libros y cada historia cuenta una historia ya contada. … ( (pág. 10)
En el discurso que Guardia (1985) pronuncia al recibir el premio otorgado por la Revista Lotería da a conocer las estrategias de escritura que utiliza para lograr pastiches como estos en estas particulares cartas: “Claro está, que para realizar esta labor, he tenido que echar mano y pensamiento de testimonios fidedignos, tales como cartas, autobiografías, novelas, biografías, cuentos, etc. que pintan de cuerpo y alma entera la personalidad de estas mujeres” (pág. 179).
Hay un hilo conductor que atraviesa la trama, y es que ellas, las escritoras, se encuentran en el atardecer de sus días. Y desde esa perspectiva la autora regresa, cuenta sus recuerdos y rememora sus experiencias, frustraciones, desvíos, amores ocultos, íntimos secretos. Veamos, pues, sin más preámbulos lo eterno femenino tallado en Cartas Apócrifas de Gloria Guardia de Alfaro.
Análisis
Virginia Woolf: ¿Quién le teme a Virginia Woolf?
¿Quién le teme a Virginia Woolf?[2] es un título tomado de una película dirigida por Mike Nichols, en ella se observa desde el inicio la intertextualidad, pues el título ya es un intertexto. Con este cuento le fue otorgado a Gloria Guardia el premio Samuel Lewis Arango por la Revista Lotería en 1985.
El relato, fue dedicado, especialmente, a esta controversial y destacada escritora del siglo XX, Adeline Virginia Stephen (1882-1941), criticada por sus inclinaciones sexuales y porque padecía de trastornos mentales que hoy conocemos como bipolar. En la carta ella es recluida por su esposo en un sanatorio para enfermos mentales y desde allí le escribe a él para pedirle perdón por no haberlo amado lo suficiente y por sus desviaciones que lo llevaron al escarnio público, pues su comportamiento no era el esperado por la sociedad de la época. Se revela, no a la escritora famosa, sino a la mujer que sufre, que llora y extraña a sus seres queridos. Pero que igual su fortaleza le permite seguir sobreviviendo en aquel nosocomio.
La escritora le expresa al esposo que desde allí ha visto que ha escrito el Orlando, dedicado a Victoria Sackville-West, Vita una de sus obras cumbre, en la cual marca con más intensidad sus inclinaciones sexuales, porque la obra literaria “es una farsa una novela “cómica” breve, donde se narra el testimonio de un ser humano que sufre, ríe, ama, juega, codicia, reclama, rechaza, condena, y, sobre todo, se involucra...” (Guardia, 1997, págs. 48-49). Guardia parafrasea a Unamuno (1977) cuando este describe al ser humano que “es de carne y hueso, el que nace, sufre y muere -sobre todo muere-, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere” (pág. 7). Se advierte a un humano que invita a leer su obra existiendo en sí misma y no unida al autor por su cordón umbilical, tal como lo advierte Umberto Eco (1985) cuando el lector separa el libro del autor y lo recrea en otra obra desprendida de su hacedor.
Es conocido que Virginia Woolf se suicida y la carta[3] en realidad se la escribe al esposo para justificar su suicidio en 1941, cuando llena sus bolsillos de piedra y se lanza al Río Ouse. En la carta apócrifa la escritora reflexiona: “Al llegar al otoño no sometería la escritura a un hecho cotidiano…” (Guardia, 1997, pág. 49). Guardia describe cómo Virginia Woolf justifica ante su esposo, la dualidad sexual debido a los abusos sexuales sufridos por su hermano George, quien la hacía suya tras el fallecimiento de su padre, acto que produjo en ella esa inestabilidad sexual: “¡Qué no daría por arrancarme la huella maldita que George me incrustó!” (Guardia, 1997, pág. 52). Se retrata una escritora abierta, clara, sin tapujos y pudores, pero a la vez frágil, sensible y vulnerable. No obstante, pone en boca de ella esta sentencia aterradora y estoica que permite ver la transparencia del discurso de una de las escritoras más importantes y trascendentales del siglo pasado: “Esta es mi barca. Debo aceptar el cuchillo afilado que talla la quilla” (Guardia, 1997, pág. 59).
Virginia Woolf mujer intrépida, arrojada y con una pluma certera, escribe uno de sus poderosos discursos que hoy forma parte de la Instituciones feministas que se conoce como Una habitación propia (1929), en él empodera a las mujeres de su rol en una sociedad que las margina, su famosa sentencia: “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas” (Woolf, 2016, pág. 2). Y se pregunta en él “¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué era un sexo tan próspero y el otro tan pobre?” (Woolf, 2016, pág. 205).
Gloria Guardia nos pinta en esta epístola el final apócrifo de Virginia Woolf después de haber estado en la cima, en realidad no dista mucho del real, porque en efecto terminó sus días con graves problemas mentales al punto de suicidarse. En la carta apócrifa la autora no llega hasta allá, pero lo anuncia: “Y si naufrago mañana. No te defraudaré, no. (…). Entonces daré un salto al vacío y zozobraré, Leonard. Me hundiré… con mis banderas flameando” (Guardia, 1997, pág. 59).[4] Cuando se comparan ambas cartas: la carta verdadera (pre-texto)[5] en relación con esta (hipertexto)[6] se puede observar que ambas son misivas que revelan a una mujer atormentada por la impotencia de estar allí inmóvil y apartada del mundo sin esperanza de libertad.
Gabriela Mistral: Un recado desde Estocolmo
El cuento, Un recado desde Estocolmo es una carta apócrifa dirigida por la poetisa chilena Gabriela Mistral a Stefan Zweig, novelista y biógrafo austriaco, la misiva data de 1945, cuando este ya había fallecido en 1942, de allí que señale: “esta carta va para muy lejos: donde sea que usted descanse (…)” (Guardia, Cartas Apócrifas , 1997, pág. 111). En ella la autora encarna a Gabriela Mistral y construye el pastiche[7] a través del cual se adentra en el estilo poético, sensitivo y humano, hubo que penetrar en sus escritos, en su vida y en las vetas más profundas de la Maestra Rural.
Gabriela Mistral cuenta al novelista los acontecimientos dados en el recibimiento del nobel que según ella: ahora ¿para qué? Este premio es tardío, porque no lo puede compartir con los seres queridos que ya se fueron. Le describe la ceremonia donde le entregaron el premio y cómo fue atendida con mucho esmero y cuidado, recalca lo protocolar y organizado del evento y las atenciones de su edecán. Su emoción cuando un sueco habla en su lengua materna para referirse a su vida y obra. Su encuentro con el creador de la penicilina Sir Alexander Flemming a quien catalogó como un ser sensible y sencillo: “Sabio más sensato, más dueño de su alma (…)” (Guardia, 1997, pág. 140). He aquí cuando la gradiente intertextual[8] se potencia, este recurso lo utiliza la autora en todas las cartas apócrifas al punto que pareciera la misma escritora que expresa estas palabras.
Estos recursos intertextuales se aprecian con más lucidez cuando en la carta apócrifa le dice al Stefan Zweig: “¿Para qué decirle que mis ojos se cuajaron de lágrimas de no sé cuántas lunas? El habla de mi infancia…El mirar de mi madre…El arroyo de aguas cristalinas…El viento del valle con aliento de miel…El verso aquel, listado de sangre y hiel…Mi vida entera atajada en mis manos cual manojo de lirios”. (Guardia, 1997, pág. 101). Parafraseando la poesía de la escritora, Palabras Serenas: Mudemos ya por el verso sonriente/aquel listado de sangre con hiel. /Abren violetas divinas, y el viento/desprende al valle un aliento de miel.[9]
Más tarde en la carta apócrifa, describiendo al remitente de otros mundos, los recuerdos de sus escritos que la llevaron allí: “la sed ha sido larga, la cuesta muy aviesa, pero ramillete como este, me ha regalado - con su perfume hondo-, caricia perdurable” (Guardia, 1997, pág. 101). Gloria Guardia vuelve y alude a los versos de la misma poesía de Gabriela Mistral, Palabras Serenas: La sed es larga, la cuesta es aviesa;/ pero en un lirio se enreda el mirar.
Llama la atención como la autora recrea y se apropia del estilo modernista y, muchas veces, místico de la poetisa chilena: las adjetivaciones, metáforas y reduplicaciones musicales que hacen del verso el inigualable canto que caracteriza la poesía del primer nobel americano.
Finaliza la misiva refiriéndose a los libros de la Biblia que le inspiraron su obra y cómo Zweig tiene que ver con estas inspiraciones: “Le envío recíbalo, un gajo -el más puro- de mi alma. Lo he guardado, intacto, en quien encontré, de quien recogí, la miel de Isaías, la llama de Pablo, la ambrosía de Rut. Adiós” (Guardia, 1997, pág. 112)
Teresa de la Parra: Esta otra Ifigenia
Este cuento apócrifo hace alusión a una de las obras de Teresa de la Parra, Ifigenia. Su novela más conocida, planteó por primera vez, el drama de la mujer (María Eugenia), frente a una sociedad patriarcal que no le permitía tener voz propia y cuya única opción de vida, era el matrimonio. Por ello, el título de Ifigenia remite al personaje griego y al sacrificio. La novela denuncia ante la sociedad que las mujeres son capaces de ser apasionadas, sexuales y emotivas, resistiéndose a cualquier represión de índole moral y social.
Gloria Guardia retrata a Teresa de la Parra, escribiéndole con melancolía a su amor prohibido Gonzalo (Lillo) Zaldumbide, hombre casado y de quien ella había sido amante. La escritora escribe desde un asilo donde está enferma de tuberculosis que le acarreó su vicio de fumar. Relata a su destinatario los momentos de crisis y como todos en un sanatorio de tísicos sufren los mismos síntomas y caminaban a un mismo destino: la muerte. Una carta interrumpida por días debido a la enfermedad que le aqueja.
Recalca en la epístola el conservadurismo machista de la sociedad de la época: “Ganaron ellas. Ganó tu integridad. Ganó mi moral conventual. Y ganó, aceptémoslo de una vez, el modo horizontal de vivir y morir que se me inculcó en los llanos de Venezuela, en los claustros del Sagrado Corazón de Valencia” (Guardia, 1997, pág. 78). Se puede apreciar cómo Guardia se inserta en el estilo[10] de de la Parra que se caracterizaba por mostrar en sus obras el realismo y el regionalismo, con las costumbres y las tradiciones de su natal Venezuela.
Teresa de la Parra nunca se casó y sus dos grandes obras Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca recrean el drama de mujeres atrapadas en la sociedad tradicionalista. La autora elige autoras que cumplen un sentir histórico en la conformación del ideario femenino por no decir feminista, que según Guardia ser feminista es lo mismo que ser machista. (Guardia, 1990).
La misma –Teresa de la Parra señala en sus discursos de la época. Sus ideas acerca del feminismo y dijo “que las mujeres deben ser fuertes y sanas, deben trabajar y ser financieramente independiente, y deben considerar a los hombres como a sus amigos y compañeros, no como su propietario o enemigos. Ella se llamó a sí misma una feminista moderada, y argumentó que un cambio radical y abrupto no traería estabilidad entre los dos sexos” (Wikipedia, 2021).
Gloria Guardia nos remece y estremece con esta carta, cuando nos revela una escritora de la talla de Teresa de la Parra confinada a ese sanatorio con otros tísicos, cuyo sino ya estaba inexorablemente declarado, sobre todo en esa época que acababa de descubrirse el bacilo por Robert Koch en 1882, lamentablemente pudo más la enfermedad. Ella muere en 1936 y la vacuna se consolida en 1943.
Guardia pone en boca de Teresa de la Parra la despedida, ya casi a la llegada de las parcas: “El tiempo se encargará de escribir la última línea. Por ahora, digamos que el ciclo délfico que cobró vida en mí ha llegado tal vez a su fin” (Guardia, 1997, págs. 85-86).
Ante estas vicisitudes experimentadas por estas grandes escritoras, compartimos con Valenzuela (1998) su sentir, a propósito de las cartas, que ellas “revelan la más pura condición humana de un selecto grupo de mujeres poseídas por una aguda sensibilidad, protagonistas de sus propios dramas y, sobre todo, estigmatizadas por la escritura” (pág. 149).
Conclusiones
El uso de la intertextualidad en esta obra es soberanamente abundante y no solo se da en una línea, sino como se ha podido apreciar a lo largo del análisis la capacidad de plasticidad y desdoblamiento de la escritora sorprende. Su dominio de la crítica desemboca en esta obra con ejemplar maestría, lo que hace que ella se adscriba a la intertextualidad postmoderna.
Carta Apócrifas es una obra ejemplar y constituye un mensaje que la autora da a sus congéneres y una invitación a ser capaces de enfrentarse al mundo, que es una tarea ineludible hacerles frente a los problemas sociales a la par del hombre; logrando así el equilibrio entre los sexos y el de una sociedad masculinizada. A imitación de estas seis mujeres escogidas por ella que se enfrentaron a sus vicisitudes, a su tiempo y a su época.
Gloria Guardia hace una visión crítico-reflexiva. Es una protesta a la moral conservadora y machista y a la erradicación de posturas sumisas y pudorosas. Este discurso es por excelencia, desmitificador ante los códigos patriarcales y exaltador de los eterno femenino.
Definitivamente, las féminas que desfilan en las Cartas Apócrifas de Gloria Guardia de Alfaro son mujeres de nuestro tiempo y de todos los tiempos: que aman, que se aceptan tal como son, que sufren, sienten y que les duele. A lo largo de la historia de la humanidad el discurso femenino ha luchado por subvertir una realidad que la ha enajenado, excluido y discriminado. Hoy por hoy la voz de esta escritora babélica por excelencia, hija de un istmo sin raza (Panamá) y una tierra de lagos y cisnes (Nicaragua) que albergó y arrulló al príncipe de las letras castellanas, nos llama a buscar y a encontrar esa voz femenina, ecuánime y auténtica. De suerte, que se logre el equilibrio en una sociedad excluyente permitiendo el abrimiento de fronteras antes vedadas y así echar andar nuestras voces por los caminos de Montiel.
Referencias bibliográficas
Bajtín, M. (2003). Estética de la creación verbal. Buenos Aires: Siglo XXI, editores S.A.
Domínguez, D. (Marzo-Abril 2012). La intertextualidad aplicada al arte y la literatura. Revista Lotería N°501, 81-82.
Eco, U. (1985). Apostillas a El nombre de la Rosa. Barcelona: Editorial Lumen.
Guardia, G. (1983). La búsqueda del rostro. Panamá: Editorial Signos S. A.
Guardia, G. (1985). Discurso de Gloria Guardia de Alfaro. Lotería Mayo-Junio N° 350-351, 178.
Guardia, G. (1989). La Mujer en la Academia. Panamá: Academia panameña de la Lengua.
Guardia, G. (1997). Cartas Apócrifas . Colombia: TM editores.
Kristeva, J. (1981). Semiótica I. Madrid: Editorial fundamentos.
Montaño, J. R. (2006). Temas de actualización Literaria, Maestría en didáctica del español. La Habana. Cuba.
Unamuno, M. d. (1977). Del sentimiento trágico de la vida. Buenos Aires: Losada S. A.
Valenzuela, P. (1998). La epístola como ceremonia de purificación. Boletín Cultural y Bibliográfico, 148-149.
Wikipedia. (12 de noviembre de 2021). Obtenido de https://es.wikipedia.org/wiki/Teresa_de_la_Parra#CITAREFIbieta1990
Woolf, V. (2016). Una habitación propia. Greenbooks editore.
Notas
El título hace una referencia a la famosa escritora Virginia Woolf y a su apellido, utilizándolo como una parodia de la frase y canción clásica de Frank Churchill y Ann Ronell, ¿”Who’s Afraid of the Big Bad Wolf?" ("¿Quién le teme al lobo feroz?").
https://es.wikipedia.org/wiki/Who%27s_Afraid_of_Virginia_Woolf%3F
Esta página se editó por última vez el 14 oct 2021 a las 21:16.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros. (Muy interesate, 2018)