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Resumen: En mayo de 2002 colonos y colonas se movilizaron en sus tractores desde diferentes puntos de la provincia de Misiones con dirección a Posadas, exigiendo un precio justo para la yerba mate, hecho histórico que se denominó “tractorazo”. Estas movilizaciones materializaron la realidad de las familias productoras del interior de Misiones y, en la actualidad, son acontecimientos clave de la memoria e historia reciente local. En el presente trabajo compartimos los análisis de la experiencia del Proyecto de Extensión “Semana de la Yerba Mate” (SYM) realizado durante el mes de mayo de 2022 en la ciudad de Posadas, Misiones. Consideramos que el aniversario del Tractorazo de 2002 brindó un contexto de necesaria reflexión, pero también un ámbito propicio para promover espacios de comunicación de la ciencia y la tecnología, de la producción de la Universidad, el intercambio, la reflexión de esos aportes, desde una visión crítica con la participación activa de un público que trascienda a la comunidad académica.
Palabras clave: comunicación de la ciencia y la tecnología, extensión universitaria, memoria, yerba mate.
Abstract: In May 2002, settlers and settlers mobilized in their tractors from different points of the province of Misiones towards Posadas demanding a fair price for yerba mate, a historic event called “tractorazo”. These mobilizations materialized the reality of the producing families of the interior of Misiones and nowadays they are key events in the memory and recent local history. In this paper we share the analysis of the experience of the Extension Project “Yerba Mate Week” (SYM) carried out during the month of May 2022 in the city of Posadas, Misiones. We consider that the anniversary of the Tractorazo of 2002 provided a context of necessary reflection but it is also a propitious space to promote spaces for communication of science and technology, of the production of the University, the exchange, the reflection of these contributions, from a critical view with the active participation of a public that transcends the academic community.
Keywords: science and technology communication, university extension, memory, yerba mate.
Resumo: Em maio de 2002, colonos e assentados se mobilizaram em seus tratores de diferentes partes da província de Misiones em direção a Posadas, exigindo um preço justo pela erva-mate, um evento histórico que ficou conhecido como o “tractorazo”. Essas mobilizações materializaram a realidade das famílias produtoras do interior de Misiones e hoje são fatos marcantes na memória e na história local recente. Neste artigo, compartilhamos a análise da experiência do Projeto de Extensão “Semana da Erva-Mate” (SYM), realizado durante o mês de maio de 2022 na cidade de Posadas, Misiones. Consideramos que o aniversário do Tractorazo de 2002 proporcionou um contexto para a reflexão necessária, mas também é um espaço propício para promover espaços de comunicação da ciência e da tecnologia, da produção da Universidade, do intercâmbio, da reflexão dessas contribuições, de um ponto de vista crítico com a participação ativa de um público que transcende a comunidade acadêmica.
Palavras-chave: comunicação de ciência e tecnología, extensão universitária, memoria, erva-mate.
Presentación
Entendemos a la comunicación como un articulador (de saberes, de realidades, de prácticas), clave central para reflexionar sobre el mundo contemporáneo, recurso fundamental para reconocerlo e interpretarlo (Fuentes Navarro, 2018). Nuestra propuesta busca resaltar el vínculo entre comunicación-extensión-investigación para la producción de conocimientos. En este caso, la comunicación aparece como un facilitador para poner en escena problemáticas sociales y memorias públicas. Esta triple lectura de acción, moviliza la producción, circulación y apropiación social de conocimientos, a la vez que colabora a construir identidades y proyectar una imagen de la universidad en la comunidad. El vínculo de la extensión y la comunicación en su cruce con los procesos de comunicación pública de la ciencia y la tecnología nos permite comenzar a “dar cuenta de las posiciones desiguales de los agentes como un supuesto de sus intercambios epistémicos permite una nueva perspectiva sobre la forma en que el conocimiento científico circula y se comparte” (Cortassa, 2016, p. 451). Es decir, reconocer la pre existencia de una brecha objetiva que restringe los encuentros entre ciencia y público –siguiendo a Cortassa (2016)– nos permite estar atentos y abrir nuevos caminos, nuevos modos de conocer y de explorar el tema.
En el presente artículo, buscamos compartir la experiencia del Proyecto de Extensión “Semana de la Yerba Mate” (SYM) realizado durante el mes de mayo de 2022 en la ciudad de Posadas, Misiones.1El consumo de la yerba mate fue declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO, siendo el 90 % de la yerba mate que se consume en el mundo cosechada en la provincia de Misiones. Los años 2001 y 2002 fueron marcados en la provincia por lo que se denominó el Tractorazo. En mayo de 2002 colonos y colonas se movilizaron en sus tractores desde diferentes puntos de la provincia con dirección a Posadas exigiendo un precio justo para la yerba mate. Acamparon durante 53 días en la plaza central de la ciudad. Esta movilización y reclamo aceleró la puesta en marcha del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Estas movilizaciones materializaron la realidad de las familias productoras del interior de Misiones y en la actualidad son acontecimientos clave de la memoria e historia reciente local. En este contexto, consideramos que el aniversario del Tractorazo de 2002 brindó un contexto de necesaria reflexión, pero también un ámbito propicio para promover espacios de comunicación de la ciencia y la tecnología, de la producción de la Universidad, el intercambio, la reflexión de esos aportes, desde una visión crítica con la participación activa de un público que trascienda a la comunidad académica. Para ello nos proponemos en primer lugar, presentar los objetivos del Proyecto y una breve contextualización de la situación yerbatera en la provincia de Misiones, luego desplegaremos las herramientas teórico-metodológicas para pensar la relación comunicación-extensión-investigación. Posteriormente, compartiremos la experiencia de trabajo de dos de las actividades presentadas en la SYM. Finalmente, ofreceremos algunas aproximaciones y reflexiones finales de esta experiencia.
Una semana para la memoria local
La yerba mate es una planta originaria de América del Sur y está presente en los países de Brasil, Paraguay y Argentina. La historia de su producción se remonta a los pueblos originarios, adquiriendo proyección comercial desde los pueblos jesuíticos y el establecimiento de los virreinatos coloniales. En Argentina, el cultivo se localiza en las provincias de Misiones y Corrientes. Misiones aporta el 90 % de la producción de yerba mate y de la superficie sembrada con dicho cultivo a nivel nacional.
Durante los procesos de promoción de la colonización yerbatera (principalmente, inmigrantes de origen europeo) en lo que en aquel entonces era aún el Territorio Nacional de Misiones, a principios del siglo XIX, el ejecutivo nacional determinó “los mecanismos para el asentamiento poblacional y acceso a la tierra, al tiempo que genera las condiciones para el establecimiento y desarrollo agroindustrial en base a la plantación del Ilex (Rodríguez, 2020, p. 50).
La actividad yerbatera, de gran importancia social y económica, representa en el mercado interno un consumo de 6 kilos por habitante/año, siendo el 87 % de la producción dirigida al mercado argentino y el 13 % restante para exportación, generando 18,2 millones de U$S/anuales (Rodríguez, 2020). En un estudio de mercado realizado por el INYM se muestra que en el 90 % de los hogares argentinos se consume mate; el 80 % de la yerba se vende a través de súper e hipermercados, el 11 % en autoservicios y el resto en almacenes, despensas, quioscos y otros canales de comercialización” (Fabio y otros, 2020, p. 10). En Misiones es una de las principales actividades económicas, marcando su historia social, política, económica y cultural.
Con respecto a la producción, cosecha, elaboración y comercialización de la yerba mate, el primer ente regulador fue la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM), creada por el Estado Nacional en 1935 y que funcionó hasta 1991. La entidad contó hasta 1987 con un Mercado Concentrador que se encargó de recibir las consignaciones de yerba mate para su comercialización.
La desregulación de este ente, a partir del Decreto Nacional 2284 (Menem-Cavallo) de 1991, aceleró la concentración de la renta del sector yerbatero: “Siete empresas industriales con sus principales marcas y tres grandes cooperativas concentran el 90 % del mercado y de estas, las cuatro más grandes acumulan el 50 % de las ventas” (Fabio y otros, 2020, p. 9). Esta situación, en coincidencia con las consecuencias de la política neoliberal de la época, impactó directamente en este sector: bajos precios a la hoja verde, condiciones de trabajo de productores y peones cosecheros (conocidos como tareferos). En 2001 y 2002 organizaciones de productores yerbateros y tareferos realizaron manifestaciones de protesta ante esta situación movilizándose desde las chacras del interior de la provincia a la ciudad de Posadas, acampando en la plaza central por alrededor de un mes. Este evento de la historia reciente local se llamó “El Tractorazo”, donde los productores buscaban la intervención de los gobiernos provincial y nacional, a fin de establecer mejoras en los precios para la materia prima (Fabio y otros, p. 9). Las protestas culminaron con la creación, en 2002, del INYM.
En este contexto, el Proyecto de Extensión SYM, realizado durante la semana del 23 al 27 de mayo de 2022, tuvo como objetivo general fortalecer un espacio de comunicación pública de la ciencia y la tecnología y reflexión crítica sobre distintos aspectos de la cuestión yerbatera en la provincia de Misiones, con este acontecimiento como disparador. La SYM buscó evidenciar el aporte de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) en materia de investigación y de producción de conocimiento de los temas y problemáticas relacionados con la yerba mate; reivindicar la memoria reciente y la importancia de los Tractorazos para la historia de la agricultura familiar yerbatera; y fomentar la participación de la comunidad más allá de los espacios universitarios. El proyecto implicó un conjunto de actividades interdisciplinarias que reunió a productores, académicos, docentes, artistas alrededor de la reflexión sobre distintos aspectos de este cultivo emblemático y tradicional. En este contexto, las actividades organizadas en la SYM fueron una charla con investigadores/as, una muestra fotográfica e intervención de artistas, presentación del material didáctico y ronda de debate sobre la memoria con productores y protagonistas del Tractorazo. La organización de las actividades estuvo a cargo de docentes, investigadores/as, egresados/as y estudiantes de distintas facultades de la UNaM, con participación de docentes-investigadoras de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios de la Universidad Nacional de San Martín (IDAES-UNSAM) y Universidad Nacional Arturo Jaureche (UNAJ).
El cultivo de la yerba mate ocupa un lugar central para “comprender el escenario rural misionero, dado que posibilita la integración al mercado nacional y se constituye en el cultivo poblador” (Rodríguez, 2017, p. 128). Asimismo, la yerba mate representa “un elemento fundamental en la estructura socioeconómica y en la composición identitaria de los sujetos sociales, por lo que resulta transversal en la historia económica de Misiones e instrumento clave para el Estado, primero para movilizar población y luego para definir políticas públicas” (Rodríguez, 2017, p. 129). Es por ello que, el “Tractorazo” representa un acontecimiento fundamental de la historia reciente de la provincia de Misiones. De esta manera, a continuación, compartiremos las categorías teóricas-metodológicas trabajadas, para luego analizar dos de las actividades propuestas en la SMY: “Tonada matera” exposición de investigadores/as sobre sus estudios sobre yerba mate desde distintas disciplinas y “Mate cocido productivo”, charla debate con presencia de productores/as protagonistas del Tractorazo.
La comunicación como articuladora para los procesos de memoria social
Los estudios en comunicación hacen referencia a “complejos entramados históricos, institucionales e intersubjetivos que subyacen en la producción social de sentido, y no simplemente a los mecanismos, mediáticos o no, de producción, circulación y apropiación de mensajes” (Fuentes Navarro, 2008, p. 154). Se ubica en un espacio para reflexionar sobre los sujetos en sus contextos sociales y culturales trascendiendo lo estrictamente técnico. Dentro de esta perspectiva (latinoamericana) la comunicación ofrece a los ciudadanos/as información sobre sus derechos y acceso a las fuentes que posibilitará un ejercicio activo de la ciudadanía. Es imposible desarrollar políticas públicas (culturales, económicas, científicas) sin acudir a los aportes y a una mirada desde la comunicación más compleja y abarcativa. En el escenario público (de debate, de discusión, de toma de decisiones), la comunicación social resulta fundamental para “la construcción de los consensos sociales, de la participación y de los procesos democráticos” (Uranga & Vargas, 2004, p. 2). La primera apuesta es abandonar la noción de la comunicación como un mero instrumento (medios y productos) para reivindicar su labor como mediación para la producción social de sentido (Uranga & Vargas, 2004).
Desde nuestra perspectiva, consideramos a la comunicación como articuladora de saberes, de realidades y de prácticas (Fuentes Navarro, 2018), clave para reflexionar sobre el mundo contemporáneo, como recurso para reconocer e interpretarlo. En este trabajo resaltamos el vínculo y los aportes de la comunicación para definir a la extensión. En esta línea, partimos de entender a la extensión como “construcción con el otro, colaborativa o cooperativa, que lleva al reconocimiento de otros saberes” (Stein, 2018, p. 27). La comunicación, como dimensión constitutiva de la extensión, nos permite visibilizar y configurar sentidos sociales y como acción comunicativa nos permite la configuración de múltiples diálogos entre los sujetos participantes. Esto implica entender a los sujetos involucrados como actores, ciudadanos transformadores de las realidades y es “en esa relación dialéctica que concebimos un proceso de constante transformación y construcción, donde la relación universidad-sociedad es promotora de acciones transformadoras” (Menéndez, 2011, p. 24).
La propuesta de las actividades en el marco de SYM buscaron poner en escena el debate de cómo generar espacios de intercambio y diálogo de los conocimientos generados en las universidades con conocimientos y memorias de agentes sociales protagonistas de la historia local reciente. La memoria indudablemente tiene algo que ver no sólo con el pasado sino también con la identidad y, por lo tanto, con la propia persistencia en el futuro (Rossi, 2003). Para Nora (2008), la memoria es vida siempre encarnada en grupos vivientes, en evolución, es “un fenómeno siempre actual, un lazo vivido en el presente eterno […] se nutre de recuerdos borrosos, empalmados, globales o flotantes, particulares o simbólicos; es sensible a todas las transferencias, pantallas, censuras o proyecciones” (p. 20). Pero, al mismo tiempo, “es víctima del recuerdo y de la amnesia, inconsciente de sus deformaciones sucesivas, vulnerable a todas las utilizaciones y manipulaciones, capaz de largas latencias y repentinas revitalizaciones” (Nora, 2008, p. 21).
En esta escena, el espacio de la cultura puede ser entendido como espacio de cierta memoria común: textos conservados o reactualizados, reinterpretados donde cada cultura define su paradigma de memoria/olvido, es decir, qué se debe recordar (esto es, conservar) y qué se debe olvidar. Sin embargo, esto no significa que deje de existir, ya que puede cambiar el tiempo y cambiar estos paradigmas de memoria-olvido. De esta manera, la memoria se actualiza, se transforma en el tiempo, ya que no está asegurada en una cultura. Desde la mirada de Lotman (1998), la cultura es pensada desde la comunicación, como memoria colectiva y social. Prevalece un engranaje desde la comunicación, como productora de sentidos mediada por signos. Para el autor, la cultura no es un depósito pasivo, sino que es (re) generadora de textos, de memoria.
En esta línea, consideramos a la extensión como articuladora y que contribuye a la generación y articulación de nuevos conocimientos. La extensión universitaria nos habilita a generar nuevos interrogantes y conocimientos genuinos mediante el vínculo y el trabajo con distintos sectores sociales, políticos, culturales y productivos. En este contexto, entendemos a la extensión universitaria como una herramienta para comunicar ciencia y democratizar conocimientos (Barrios & Rodríguez, 2022; Rodríguez, 2019, 2022).
La Comunicación Pública de la Ciencia y de la Tecnología (CPCyT) permite que “parte de los procesos culturales y el conocimiento originado dentro del campo científico circule en comunidades más amplias e integre procesos de apropiación cultural” (Castelfranchi & Fazio, 2021, p. 9). Comprendemos a la CPCyT como prácticas que implican “una red compleja de flujos y de intercambios de informaciones entre grupos sociales variados, que no siempre tienen científicos y especialistas como único punto de partida y no siempre tienen divulgadores, periodistas o educadores como mediadores” (Polino & Castelfranchi, 2012, p. 352).
En el caso de las actividades en el marco de la SYM, hemos trabajado con la construcción de conocimientos con distintos actores, investigadores/as, productores/as yerbateros, artistas, estudiantes universitarios, vecinos/as de la ciudad de Posadas, medios de comunicación locales. Aun así, el vínculo de la extensión y la comunicación (en su cruce con los procesos de comunicación pública de la ciencia y la tecnología) contribuye a reflexionar sobre las posiciones desiguales que poseen los agentes en sus intercambios epistémicos (Cortassa, 2016), nos habilita a entender una nueva forma en que el conocimiento generado en estos espacios circula y se comparte. Atendiendo a estas posiciones desiguales, desde la investigación entramos en diálogo con otros saberes, experiencias, modos de ver y entender el mundo.
“Tonada Matera: seis miradas sobre la yerba mate”
Cuando pensamos (y proponemos) estrategias de comunicación en el marco de las actividades de la SYM las entendemos como iniciativas planificadas, articuladas y coordinadas que implican una interacción comunicativa, asumiendo la innegable asimetría generada por las condiciones materiales de producción de los distintos sujetos implicados en los procesos comunicativos (Uranga & Vargas, 2004). Las estrategias de comunicación buscan dar visibilidad a actores, sectores, conflictos sociales, nuevas formas de organización (Uranga & Vargas, 2004), y podemos agregar, a modos de saber, modos de conocimiento. En este contexto, consideramos que cada pieza/producto comunicacional sobre CPCyT propuesta en el marco de la SYM implicó una estrategia de comunicación, un modo de entender a ese proceso comunicativo específico.
De esta manera, una de las actividades propuestas en esta SYM fue la charla con investigadores/as “Con Tonada Matera” en la cual cada uno/a abordó la cuestión de la yerba mate desde su disciplina y/o tema de estudios y estuvo destinada a estudiantes de la escuela secundaria y primeros años de la universidad. La estrategia se basó en distintas aproximaciones alrededor de diversos temas vinculados a la yerba mate. El objetivo de esta actividad fue que investigadores/as y expertos/as contribuyeron desde sus campos de estudios y compartieran sus investigaciones, pero también con sus propias herramientas pedagógicas a la construcción de puentes de comunicación, comprensión e interacción, en este caso a un público específico: estudiantes del último año de la escuela secundaria.
En este contexto, se presentaron seis investigaciones de la Universidad Nacional de Misiones. La actividad fue presencial y se transmitió por streaming mediante la modalidad de aula híbrida2 de 9 a 11 horas en el Salón de Usos Múltiples del Edificio Juan Figueredo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS). Se transmitió en vivo por el Canal de Youtube “El Boletin FHyCS”, programa de comunicación institucional de la FHyCS.
Un mes antes del evento se comenzó a contactar con los posibles expositores. Se los convocó mediante una agenda previa del equipo de “Con Tonada Científica”, se pensó en perfiles de investigadores/as con experiencias previas o predisposición a este tipo de actividad. Luego se contactó con ellos/as y se pautó los objetivos de la charla y el público destinatario. Para organizar el ciclo, recomendamos a los/as investigadores/as que la duración de cada presentación sea de diez minutos, se solicitó el día previo el archivo de su documentación para que todo esté listo el día del evento.
Se desarrollaron las siguientes presentaciones:
- “Los pequeños Gigantes de la Yerba Mate”, Dra. Adriana Elizabet Alvarenga (UNaM-CONICET, IMBIOMIS), genetista, docente e investigadora.
- “Con sabor a yerba mate”: historia y presente de la agroindustria yerbatera argentina”, Dr. Lisandro Rodríguez (FHyCS-UNaM-CONICET), historiador, docente e investigador.
- “Bioinsumos en yerba mate ¿Dulce o amargo?”, Mg. Patricia Schmid (INTA), genetista e investigadora.
- “La yerba mate cultivada a través de la historia ambiental en Misiones, Argentina”, Dra. María Cecilia Gallero (IESyH-CONICET-UNaM), historiadora, docente e investigadora.
- “Trabajo y género en la cosecha de yerba mate”, Lic. Diana Haugg (UNaM-CONICET), historiadora, docente e investigadora.
- “La yerba mate es el ¿Oro Verde?”, Dr. Juan Dip (FCE-UNaM), economista, docente e investigador.
La presentación se organizó durante dos horas, donde los/as investigadores/as realizaron sus presentaciones. Al final, se abrió un intercambio de preguntas por parte del público. Consideramos interesante señalar que todo el evento en general tuvo una interesante repercusión en los medios de comunicación locales. En el caso específico de “Tonada Matera” las y los investigadores, y el equipo de organización realizó entrevistas previas y posterior al evento donde se abordaron las temáticas a exponer, las actividades futuras, los objetivos de la SMY.
Los recursos que se utilizaron fueron las presentaciones en PowerPoint con información sobre las investigaciones, así como gráficos e imágenes ilustrativas. Asimismo, se utilizaron juegos, por ejemplo, un investigador realizó un concurso de preguntas y respuestas donde regaló libros de la temática a la primera persona que responda para incentivar la discusión. Aunque los tiempos fueron acotados (10 minutos por cada expositor/a) las y los presentadores lograron administrar su tiempo de presentación.
Podemos reconstruir algunas de las limitaciones y potencialidades de esta experiencia. Por un lado, como limitaciones podemos considerar la imposibilidad de realizar esta experiencia de manera presencial en otros lugares además de la Facultad, conlleva dificultades en la planificación y la organización con tantos agentes. Pero, sin embargo, una de las potencialidades interesantes fue incorporar la modalidad de aula híbrida, la transmisión en vivo por YouTube y que el evento haya quedado disponible para su visualización posterior. Otra de las potencialidades que nos permite seguir proyectando en esta temática, es el diálogo que habilitó entre investigadores/as de distintas disciplinas y áreas, la cuestión de la yerba mate, y el diálogo establecido con el público destinatario el día del evento.
“Matecocido productivo. A 20 años del Tractorazo de 2002”
Como se mencionó, la mirada de Lotman (1998) es clave para la generación de textos y de memoria, para mantener el pasado en el presente. Con esa premisa, el último día de la SYM -viernes 27 de mayo- se realizó una jornada de reflexiones políticas sobre el Tractorazo y la actualidad de las familias colonas, con una ronda de productores/as que participaron de la movilización del 2002 con la comunidad. El espacio elegido fue la Sala Marisol Ceccarini del Centro Cultural Vicente Cidade, de Posadas. El objetivo de esta actividad fue contar con los relatos de aquellos colonos/as que participaron del reclamo por un precio más justo de la yerba mate, hecho que motivó la creación del INYM.
Semanas antes del evento, se contactó con algunos de los integrantes de aquella movilización que inició el 29 de mayo de 2002. La elección de la fecha fue justamente para conmemorar los 20 años de aquel Tractorazo. Hugo Sand, uno de los líderes del reclamo de ese momento, fue clave para convertirse en un nexo entre los colonos/as que intervinieron en el proceso y el equipo de investigación.
La convocatoria para los productores se realizó sin brindar mayores detalles sobre la dinámica preparada para ese momento. La actividad duró tres horas en total, entre las 17 y las 20. La proyección de algunas fotografías de ese mayo de 2002 fue el disparador de un ejercicio que interpeló a los colonos y colonas: hacer memoria de ese segundo tractorazo, que tuvo su epicentro en Posadas. Fueron momentos de diversos sentimientos que se apoderaron de cada uno de ellos. Visiblemente emocionados, alrededor de 40 productores compartieron esas memorias de ese momento, que arrancó con el lema “Precio justo para los productos” y finalizó con un “Hay esperanzas, tenemos INYM”.
De esa instancia participaron miembros de diversas asociaciones y productores de Campo Ramón, Campo Viera, Jardín América, Colonia Guaraní, Oberá y Andresito. También se sumaron docentes, investigadores y estudiantes de la UNaM. Con una foto inicial de todos ellos, arrancó la jornada de memoria. Pero antes, hubo un minuto de silencio por la dirigencia y los colonos que formaron parte de esa historia y que murieron en las últimas dos décadas.
Las fotografías, en general, mostraron diferentes hitos de la movilización. En primera instancia, la partida de los tractores que se movilizaron desde el centro y el norte de la provincia hacia Posadas, epicentro del reclamo. Muchos de los colonos que participaron del reclamo arribaron a la capital provincial con banderas y carteles, exigiendo un incremento en el valor de la hoja verde, que en 2002 se pagaba 0,06 pesos por el kilo de hoja verde y se solicitaba que por la misma cantidad se paguen 0,16 pesos. Luego, se mostraron otras fotografías sobre la llegada de los productores a Posadas, la concentración en la Plaza 9 de Julio –la principal de la capital provincial–, los momentos de tensión durante el reclamo, entre otros.
En el medio de cada fotografía, unas quince en total, hubo intervención de los propios productores que contaban de qué trataba la imagen y los pormenores de ese reclamo. La toma de la palabra era voluntaria. En general, casi todos los colonos/as que participaron expresaron su parecer, evocando la memoria de ese entonces.
Hacia el final, se reconoció que esa movilización marcó un antes y un después, ya que permitió la creación del INYM para amparar a todos los sectores productivos de la cadena yerbatera, en sus derechos y demandas, como también para establecer la base de la materia prima, que de acuerdo al estatuto de la entidad debe establecerse dos veces al año, para la zafra gruesa, entre abril y septiembre, y la zafriña de verano, entre octubre y marzo. Sin embargo, reconocieron que aún resta mucho por mejorar, insistiendo en mejoras en la calidad de vida de los productores, el eslabón más bajo de la cadena, y apuntan a una mayor rentabilidad en cuanto a la cosecha refiere.
Como último tramo de la actividad, los productores volvieron a juntarse en una ronda, recreando uno de los momentos clave del reclamo: la asamblea. Esta vez, para abrazarse y recordar esos viejos tiempos. La jornada del “Mate cocido productivo” sirvió como punto de encuentro entre buena parte de quienes intervinieron en el proceso de gestación del reclamo, y volver a pensar estrategias en conjunto para seguir insistiendo en mejoras para el sector yerbatero, que es uno de los puntos fundamentales de la cadena productiva de la provincia de Misiones.
El diario El Territorio, en su edición del domingo 29 de mayo de 2002 –fecha en la que justamente se cumplieron veinte años del inicio del reclamo–, publicó:
La memoria es clave porque forma parte de nuestra historia. Dos décadas después, esos recuerdos siguen vivos al marcar un antes y un después, no sólo en la actividad yerbatera local sino también en esos colonos y colonas que abandonaron por unos meses las chacras para visibilizar y reclamar en la ciudad por un precio justo de la hoja tierra, y revalorizar el rol de los productores en la tierra colorada (López del Valle, 29/05/2022).
La actividad “Matecocido productivo” permitió no solo volver a encontrar a los productores de un proceso clave de la historia reciente misionera, sino también vincular la sociedad con la academia, esta última como mediadora para acceder de primera mano a experiencias sobre el Tractorazo, para entender las demandas de aquel momento –2002, un año signado por la crisis económica– y, sobre todo, para repensar los modos de ver a la actividad yerbatera y los reclamos que hay en torno a precios/derechos justos para determinados sectores, en este caso, el productivo. Y, sobre todo, que pese al paso del tiempo hay memorias vivas, que persisten y cobran un nuevo valor veinte años después.
Consideraciones finales
Reivindicamos a los procesos de comunicación como mediación para la producción social de sentido. En este contexto, durante la experiencia de extensión compartida, pensamos a la comunicación social como articuladora de saberes y de prácticas, como una dimensión constitutiva de la extensión universitaria que nos permitió habilitar espacios de diálogo por fuera de lo netamente “académico”. Con respecto a los procesos de comunicación pública de la ciencia y la tecnología, consideramos a la extensión universitaria como herramienta, un recurso fundamental. Es interesante señalar que en estos casos las universidades públicas argentinas poseen larga trayectoria. Consideramos relevante poner en valor esa experiencia cuando hablamos de CPCyT en nuestras universidades: las propuestas de extensión universitaria forman parte de productos y prácticas para comunicar ciencia y tecnología. En nuestro caso, vincular la comunicación y la extensión nos permitió proponer actividades para trabajar la memoria reciente.
De esta manera, la actividad yerbatera en sí representa una parte importante de la economía misionera. Es un área de interés y, a la vez, un ámbito para la indagación y de la producción de conocimientos en torno a ella. La extensión universitaria –en diálogo con propuestas de investigación– es un recurso fundamental para continuar pensando estos procesos: habilitar el diálogo, debatir sobre realidades y problemáticas actuales. En este sentido, la SYM constituyó un período de reflexión y un espacio para la socialización de la producción de conocimientos en torno a la matriz productiva yerbatera desde su dimensión económica pero también desde el aspecto social, histórico y de género. Puntualmente, ese fue el objetivo de la actividad “Tonada Matera: 6 miradas sobre la yerba mate” que, mediante un encuentro de investigadores/as, permitió difundir trabajos en torno a la yerba mate para entender y comprender aristas en torno a la hoja de yerba mate. Sobre todo, posibilitó acercar las investigaciones que se produjeron en el ámbito académico en diversas disciplinas tanto al estudiantado como a la sociedad. Colaboró para exhibir los trabajos que se producen en la universidad para entender y comprender la actividad yerbatera.
A la par, el “Matecocido productivo” permitió reconstruir parte de la dimensión histórica del Tractorazo del 2002 desde la perspectiva de los propios participantes del reclamo, con la posibilidad de entender cómo se gestó esa propuesta que marcó un antes y un después. Con la presencia directa de los/as productores/as, se observaron diversos discursos para comprender el contexto de aquellos años difíciles para la actividad yerbatera. Pero también se dio cuenta de que la memoria sigue viva y cobra un nuevo sentido veinte años después, para mantener el legado del reclamo para las próximas generaciones, pero también para que esa lucha que duró días no quede en el olvido no sólo de quienes se abocan a la zafra, sino de la sociedad.
En este sentido, la CPCyT juega un rol fundamental, de articulación de los saberes, de prácticas y de realidades, como refiere Fuentes Navarro (2018), para comprender el mundo en el que nos desenvolvemos. Y es a través de la comunicación ese nexo clave de articulación entre la producción de conocimientos, la memoria y la sociedad, hecho que se planteó en una semana dedicada a la yerba mate, que es un insumo tan presente en nuestras vidas.
Este trabajo permitió pensar tres aristas. Primero, establecer un vínculo entre la universidad y la sociedad a partir de un tema cotidiano. Segundo, pensar y reflexionar sobre estrategias de extensión universitaria para con la comunidad y ponerla en valor como parte de los procesos de construcción de conocimientos desde las ciencias sociales. Tercero, dialogar sobre un aspecto tan cotidiano como la yerba mate, para entender (nos) y construir memoria. El desafío es seguir construyendo, pensando y promoviendo estos espacios dentro de nuestras universidades, así como, poner en valor el vínculo investigación-extensión a la hora de comunicar ciencia.
Referencias
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Fuente
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Notas