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Implantación de la Televisión Pública Española (TVE) en Asturias. Revisión cronológica
Implementation of Spanish Public Television (TVE) in Asturias. Chronological Review
Improntas de la historia y la comunicación, núm. 10, e047, 2022
Universidad Nacional de La Plata

Artículos

Improntas de la historia y la comunicación
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 2469-0457
Periodicidad: Frecuencia continua
núm. 10, e047, 2022

Recepción: 23 Octubre 2021

Aprobación: 28 Febrero 2022

Publicación: 23 Marzo 2022


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Resumen: En los inicios de la Televisión Pública Española (TVE), la implantación territorial estuvo marcada por circunstancias técnicas relacionadas con las singularidades territoriales que afectaron la llegada de la señal a las regiones más alejadas de Madrid. En este estudio nos hemos fijado en las primeras recepciones en la provincia de Asturias. Frente a las inexactitudes en la escasa información publicada, recurrimos a la consulta de nuevas fuentes y aportamos testimonios inéditos que muestran sucesos desconocidos y ofrecen una cronología renovada de este proceso.

Palabras clave: TVE, historia, televisión, revisionismo histórico, España.

Abstract: In the early days of Spanish Public Television (TVE), the territorial implementation was marked by technical circumstances related to the territorial singularities that affected the arrival of the signal to the regions furthest away from Madrid. In this study, we have focused on the first receptions in the province of Asturias. In view of the inaccuracies in the scarce information published, we have consulted new sources and provided unpublished testimonies which reveal unknown events and offer a renewed chronology of this process.

Keywords: TVE, history, television, historical revisionism, Spain.

Introducción y estado de la cuestión

La conquista territorial de la señal de la Televisión Pública Española (en adelante, TVE) por toda España ha sido objeto de diferentes estudios que analizaron las circunstancias generales que influyeron en el desarrollo y en la implantación de la pequeña pantalla en los hogares españoles. Destacamos los trabajos de Aníbal Arias Ruiz (1970), Ignacio Rodríguez Márquez y Juan Martínez Uceda (1992), Josep María Baget (1993), Lorenzo Díaz (1994), Francisco Javier Ruiz del Olmo (1997), Manuel Palacio (2001), Luis Tomás Melgar (2003), José Carlos Rueda Laffond y María del Mar Chicharro Merayo (2006) y Enrique Bustamante (2013), una lista que no se agota en ellos. Sin embargo, los análisis que estos autores realizan son macro territoriales y, en general, obvian las singularidades regionales. Otros investigadores también exploraron los primeros contenidos de TVE pero sin relacionarlos con el crecimiento territorial como Pedro Macía (1981), Julio Montero Díaz (2018), Julio Montero Díaz y Virginia Martín Jiménez (2020), ninguno de los cuales hizo referencia a cuestiones de implantación territorial.

En cuanto a estudios circunscritos a territorios más pequeños, pueden mencionarse los de Emilio Prado y Miquel de Moragas Spà (1991), José Antonio Navarro Moreno (1999), Fernando Sabés (2003), Felix Ortega (2008), y María Teresa Santos y Jesús Ángel Pérez (2010), cuyos análisis se circunscriben a Cataluña, Andalucía, País Vasco, Aragón y Castilla-León, respectivamente. Todos se centran en las cadenas de proximidad y en las autonómicas, pero no tienen por objeto la llegada de TVE a sus territorios, lo que hace evidente que dicho asunto está vagamente investigado.

Preocupados por este vacío de conocimiento, decidimos centrar nuestra investigación en torno a la llegada de TVE en el marco geográfico de la antigua provincia de Oviedo, actualmente, comunidad autónoma del Principado de Asturias (en adelante, Asturias).

Este estudio se inició con un recorrido por las diferentes fuentes bibliográficas y las escasas investigaciones realizadas hasta la fecha cuya temática u objeto de estudio fuese la televisión en Asturias. El material bibliográfico es divulgativo y carece de rigor académico. Se trata de publicaciones destinadas al entretenimiento en las que se han tratado de cubrir las lagunas cronológicas sobre la llegada de TVE a Asturias, con aproximaciones erróneas que se acompañan de curiosidades, tribulaciones y anécdotas televisivas narradas desde la gracia y el chascarrillo. Ejemplos de ello son las obras de Manuel Fernández-Avello (1976), Emilio López Tamargo (1991) o Antonio Masip (2001).

Una obra a medio camino entre lo académico y lo divulgativo es la Gran Enciclopedia Asturiana (GEA). En la entrada dedicada a la voz televisión (por extensión, en Asturias) se señala que la televisión llegó por primera vez a la provincia en 1961 (Cañada, 1993). A la GEA se le otorga gran respeto y valor de verdad en la región, y es considerada una obra de consulta obligada. Pero la inexactitud que recoge al señalar 1961 como el año clave induce a pensar que pudo contaminar cronologías y autores que bebieron en esta fuente. Esto nos hizo plantear una hipótesis de partida: los diferentes divulgadores y/o investigadores que se han referido o que han estudiado el fenómeno de TVE en la región, probablemente, han señalado fechas posteriores a 1960 como las de la llegada de la cadena pública a Asturias, fechas que van a coincidir con diferentes hitos e inauguraciones de equipamientos de TVE como la apertura del Centro Territorial de TVE en Asturias o la inauguración del Centro Emisor de Gamoniteiro (en adelante, CEG).

La exploración de los estudios académicos sobre TVE o sobre la televisión en la región –y su cronología– permitió comprobar que son muy escasos. Esta ausencia de investigaciones fue puesta de manifiesto en investigaciones anteriores (Martín-Antón, 2020) en las que se destacó que las cronologías se han visto afectadas por confusiones tales como equivocar la llegada de señales de televisión en general al territorio asturiano con la llegada específica de la cadena TVE, mediante pruebas que confirman que antes de la llegada de la cadena pública a Asturias se pudieron sintonizar otras cadenas televisivas procedentes del extranjero.

Respecto de los escasos trabajos de investigación que se han encontrado, ninguno es exhaustivo en cuanto a la cronología de la llegada de TVE y todos presentan confusiones y errores que contaminaron estudios posteriores. Si bien queremos exonerar a sus autores de cometer falta alguna, debido a que sus investigaciones no eran exploraciones historiográficas, no debemos dejar sin revisar estos errores. A continuación, se presenta un recorrido por los diferentes estudios rescatados.

Según Mario Bango (2004) TVE llegó a la región el 23 de noviembre de 1960. El autor señala esta fecha basándose en un artículo firmado por Eduardo García en el diario regional La Nueva España. Nos consta que la fecha no es correcta y hemos confirmamos que aquel día solo se puso en funcionamiento un reemisor-amplificador de señal. Tampoco acertó Javier Rodríguez Muñoz (2011) al fijar el mismo año como aquel en el que comenzó a verse la televisión en Oviedo.1 Veremos que antes de 1960 ya se había sintonizado TVE en Asturias.

Esta inexactitud cronológica también se hace visible en los trabajos de Rubén Sánchez Antuña (2011) y de Cristóbal Ruitiña (2013), ambos escritos en asturiano. Señala Ruitiña (2013) que será después de 1960 cuando llega TVE y lo hace de esta manera: «En 1963 instalóse’l primer centru emisor y el 30 de xineru de 1964 el ministru d’Información y Turismu, Manuel Fraga Iribarne, activó la señal de TVE n’Asturies dende’l repetidor allegáu nel picu d’El Gamoniteiru» (p. 19).2 Por su parte, Sánchez Antuña (2011) marcó el 29 de enero de 1964 como el día en el que se vio TVE por primera vez en Asturias.

Comprobamos que estas inexactitudes se han ido afianzando en estudios más recientes como los de Azahara Cañedo Ramos (2018, 2019) o José Gabriel Concepción Blasco (2021). Por ejemplo, se reincide en apuntar que «la televisión pública española no llega a Asturias hasta el 30 de enero de 1964» (Cañedo Ramos, 2018, p. 208). En cuanto a Concepción Blasco (2021), en su análisis sobre el proceso regionalizador de TVE, comete el mismo error al señalar que «la señal de televisión llegó oficialmente al Principado en el año 1964 con la inauguración de la emisora o Centro de Gamoniteiro» (p. 367).

En definitiva, ningún autor ha realizado aportaciones novedosas sobre las recepciones tempranas de TVE en Asturias; por el contrario, el paso de los años ha añadido más confusión al no ser debidamente esclarecido este asunto. Hasta la actualidad, todas las investigaciones han situado la llegada de TVE en una fecha posterior a 1960 sin cuestionar este dato de manera alguna. De este modo, se ha confirmado nuestra hipótesis inicial de que aquellos estudiosos y divulgadores que se han referido a la historia temprana de TVE en Asturias eligieron fechas en las que sucedieron importantes hitos técnicos, todas ellas posteriores a 1960.

Objetivos de la investigación

No obviamos que fue a partir de 1960 que se inició el periodo más importante en la implantación de TVE y que será a partir de 1963 cuando comienza una etapa esencial para la televisión, debido a su consolidación como empresa de comunicación y como referente de consumo masivo de entretenimiento en toda España (Rueda, 2005). Sin embargo, queda en evidencia que nunca se ha constatado si antes de 1960 se llegó a sintonizar TVE en la región, ya que la cadena llevaba emitiendo desde 1956.

Por ello, establecemos como objetivo principal de este estudio conocer la fecha exacta y el lugar en el que se sintonizó por primera vez TVE en Asturias. Se trata de constatar si se produjo antes de 1960, debido a que todos los autores relevados señalan ese año –o los posteriores– como el momento más temprano en el que se recibió la cadena pública en la región.

En tanto, establecemos los siguientes objetivos secundarios que abordaremos en este trabajo: 1) precisar, en el caso de que se lograsen recepciones de TVE en Asturias antes de 1960, quiénes y en qué circunstancias las consiguieron; 2) conocer los sucesos más significativos y/o problemáticos hasta la puesta en marcha del CEG, es decir, de la implantación temprana de TVE; 3) conocer los sucesos más significativos y/o problemáticos en los primeros momentos de la puesta en marcha del CEG, así como en los primeros años posteriores a su inauguración.

Metodología utilizada

Anteriormente, en el estado de la cuestión, hemos dejado constancia de la pobre y escasa producción bibliográfica existente que hace referencia a nuestra materia de estudio. En cuanto al uso de archivos y de material documental, la investigación del fenómeno televisivo lleva asociada una dificultad adicional: el hecho de que en sus orígenes la televisión no fuese considerada un tema de interés académico (Gómez, 2004) ha supuesto la destrucción de innumerables documentos y la realización de expurgos sin criterio y, por ende, la pérdida de fuentes que en la actualidad resultarían de gran interés. Por lo tanto, la indagación documental realizada en los archivos provinciales de la región y en los inexistentes de la propia cadena de televisión en Asturias no aportó ninguna luz que permitiera dar respuesta a nuestro objetivo. Frente a esto, se decidió explorar nuevas fuentes: testimonios orales e información extraída de la prensa.

Testimonios orales

Los informantes que se buscaron son individuos que han estado vinculados a los primeros momentos de la llegada de la televisión a la región. Destacamos la importancia del testimonio oral para obtener información inédita ya que, de acuerdo con Francisco Alía Miranda (2008), estas fuentes orales se han convertido en una herramienta relevante en la historiografía y en el estudio de la historia del presente.

El testimonio oral, ampliamente aceptado como fuente de gran valor desde el XV Congreso Internacional de Ciencias Históricas, celebrado en Bucarest en 1980, «no solo ha tenido una gran repercusión en la historia contemporánea española –por una apertura temática y cronológica–, sino que ha jugado un papel desatacado en la renovación de la historiografía en nuestro país» (Alía Miranda, p. 347). Además, las fuentes orales son un elemento narrativo que se conforma mediante el diálogo entre el investigador histórico y el testigo oral que hace uso de sus recuerdos, lo que nos hace partícipes de lo que el informante hizo o piensa que hizo, quiso hacer o deseaba hacer (Portelli, 1991). Por ello, le otorgamos al componente testimonial el valor de un documento escrito, ya que «es de gran importancia para reconstruir procesos sociohistóricos a partir de la percepción y la concepción de los protagonistas» (Lara & Antúnez, 2014, pp. 47-48).

Los informantes que se han entrevistado –que son escasos debido a sus avanzadas edades o al fallecimiento de muchos de ellos– se han clasificado en dos tipos: los que formaron parte del personal técnico con responsabilidades y directamente vinculado a los servicios técnicos de TVE en la región, y personas ajenas a la cadena de televisión pero que, desde una profunda afición, trataban de sintonizar en aquellos momentos las primeras señales. A estos últimos, los llamaremos «caza señales» (Martín-Antón, 2017b).

Al primer grupo pertenecen los siguientes informantes: Cecilio Suárez González, ingeniero jefe de la zona III –Asturias, León, Santander y Palencia– de la Red Técnica Española de Televisión (en adelante, Red), y responsable de llevar a cabo la expansión y el transporte de la señal por todo el territorio asturiano; y Adolfo Díaz Siles, ingeniero técnico de telecomunicación y responsable del montaje de radioenlaces para la Red. Al segundo grupo, en el que reunimos a caza señales, corresponden: Mercurio Martínez García –hijo de Mercurio Martínez Rodríguez, fallecido en 2010– perito industrial de profesión y dueño de una empresa –que llevaba su mismo nombre– dedicaba a la electricidad en Gijón; y Juan Llaneza Carral –hijo de Eladio Llaneza Fernández, fallecido en 1990–, doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y propietario de Radioeléctrica Castellana S. A., empresa ovetense del sector de las telecomunicaciones y la electrónica.

Para obtener sus testimonios orales, implementamos una técnica de investigación cualitativa de tipo biográfico narrativo mediante la realización de entrevistas documentales –aquellas que interrogan al personaje sobre lo que sabe–, parcialmente dirigidas y redactadas con preguntas de hecho o de acción –aquellas que interrogan al informante sobre aspectos o acciones tangibles–. Este tipo de entrevistas semidirigidas permite «avanzar en el conocimiento de aspectos no fácilmente perceptibles, tales como el mundo de los sentimientos, de los valores sociales y de las creencias» (Alía, 2008, p. 349). En estas entrevistas, se da la circunstancia de que el informante puede olvidar la presencia del micrófono y ello da libertad a su recuerdo, como nos ha ocurrido en diferentes ocasiones en las que los informantes aportaron más datos y anécdotas de los que se buscaban a priori.

Todas las entrevistas se realizaron siguiendo un mismo protocolo y fueron registradas en vídeo (Martín-Antón, 2017a). Se efectuaron en un espacio que escogió el informante por su comodidad y en forma individual, sin terceras personas presentes ni interrupciones y a lo largo de dos o más sesiones, para no extender la duración de los encuentros más de una hora y media, y evitar su agotamiento psíquico y físico. Las entrevistas fueron trascritas de manera literal y se les pidió a los informantes que aportasen pruebas –documentos privados y fotografías– si dispusieran de ellas.

La prensa

Además de los testimonios, se realizó un exhaustivo análisis de los diarios regionales que resultaron ser una fuente historiográfica muy relevante para nuestro estudio. Como asegura Fabio López de la Roche (2004), «el historiador trabaja muchas veces en la reconstrucción de las realidades del pasado sobre la base del estudio de los periódicos» (p. 7). La prensa se ha utilizado como fuente y como medio de contraste de la información obtenida mediante los testimonios orales. Al trabajar con la memoria de los informantes, consideramos importante poder fundamentar con documentos los datos que nos facilitaban, de modo que solo hemos dado validez a aquellos sucesos e hitos que se confirmaron por esta doble vía, es decir, testimonio oral e información publicada en los rotativos.

Sorprendentemente, hemos comprobado que el fenómeno televisivo, desde los primeros instantes, fue un asunto del interés general para los redactores asturianos, y así lo permite corroborar la abundante cantidad de noticias aparecidas en la prensa de la época. Por ello, se optó por realizar una exhaustiva revisión sobre la información relacionada con TVE en la prensa diaria regional de referencia entre los años 1950 y 1970: La Nueva España, El Comercio, La Voz de Asturias, Región y Voluntad. También se indagó, de manera puntual, en la prensa semanal como El Eco de Luarca, en revistas de tirada regional como Asturias Semanal e, incluso, en diarios nacionales como ABC o El País.

Sin embargo, no debemos obviar el peligro que supone el uso exclusivo de las hemerotecas, puesto que la prensa puede haber silenciado o amplificado ciertos sucesos. Una práctica de manipulación habitual (Martín de la Guardia, 2012) en la prensa durante el periodo franquista. Estas maniobras deben ser detectadas y tratadas con cautela, cuestión que pone en evidencia Manuel Tuñón de Lara (1974) cuando manifiesta su temor si no se contrasta la fuente periodística con otras informaciones. Para subsanar metodológicamente los sesgos que se pudieran producir en este estudio, se ha decidido contrastar de manera permanente la información de la prensa con la proporcionada por nuestros informantes, y viceversa. Más aún, para establecer y fijar la nueva cronología, y para dar por válidos los sucesos incluidos en este trabajo, se ha optado por tomar en consideración solo aquellos hechos que se pueden refrendar entre ambas fuentes.

Resultados

Con el objetivo de mostrar los resultados obtenidos, se ha realizado una distribución cronológica de los acontecimientos, que se presentan organizados en cuatro apartados. En el primero, se aborda el periodo comprendido entre 1956, año en el que se inaugura TVE, y 1959, año en el que se pone en marcha el Centro Emisor de La Bola del Mundo (en adelante, CEBM) ubicado en el municipio de Navacerrada (Madrid). En el segundo, se aportan pruebas que ayudan a determinar la fecha y el lugar en el que se sintonizó por primera vez TVE en Asturias. En el tercero, se efectúa un recorrido por los sucesos y los hitos más relevantes relacionados con la implantación temprana de TVE, entre 1960 y 1964, año en el que se inauguró el CEG. Para finalizar, se apuntan algunos aspectos significativos en referencia a los primeros años posteriores a 1964.

Los primeros años de la televisión en España (1956-1959)

En España, se realizaron diferentes experimentos y experiencias ligadas al fenómeno de la televisión años antes del inicio de sus emisiones regulares (Baget Hems, 1993) y TVE no se inauguró oficialmente hasta el 28 de octubre de 1956. Aquel día, las emisiones se pudieron ver en Madrid para un parque de unos 600 receptores «y en un radio de acción de 70 kilómetros» (Díaz, 1994, p. 141).

Una vez puesta en marcha TVE, era preciso trasportar su señal hacia todas las provincias de España y para ello se ordenó a los técnicos de la cadena diseñar una red conformada por enlaces, transmisores y repetidores, una labor compleja que requería de importantes inversiones por todo el país. Antes de la inauguración del CEBM, la señal se radió desde el Paseo de la Habana de Madrid hacia la primera red de radioenlaces que llegaba a Barcelona por Zaragoza, a través de las estaciones relevadoras ubicadas en los municipios de Trijueque, Maranchón, Inogés y La Muela. Desde este momento –aunque es muy improbable–, alguna señal de TVE pudo llegar a Asturias.

La noticia de que TVE radiaba fuera de Madrid aumentó la atención de los asturianos hacia la pequeña pantalla y algunos, ávidos por sintonizarla, comenzaron a realizar pruebas para comprobar si efectivamente su señal llegaba a la región. Surgieron, así, curiosos exploradores de las recepciones a quienes Martín-Antón (2017b) denominó caza señales: personas con conocimientos técnicos y/o cualificación profesional en televisión, que disponían de recursos económicos y tecnológicos, estaban en posesión de un televisor –escasos y muy caros– y contaban con una antena con dimensiones para vencer la complicada orografía asturiana.

Gracias a uno de aquellos caza señales se lograron las primeras recepciones de una señal de televisión –en este caso, de una cadena extranjera– en Asturias. Como constata Martín-Antón (2020), en Gijón, en el verano de 1958, se sintonizó la cadena British Broadcasting Corporation (BBC). Un hito para el que fue necesario un buen equipamiento y la confluencia de factores climatológicos e, incluso, astronómicos.

Al principio, se pensó que con la instalación de postes la señal iba a entrar perfectamente en Asturias. Sin embargo, nuestro informante Cecilio Suárez González aseguró que aquella previsión era poco realista dado el clima y la complicada orográfica. A su entender, fue un erróneo optimismo que los ingenieros de TVE en Madrid tuvieron que subsanar posteriormente poniendo en funcionamiento, muchas veces de manera improvisada, infraestructuras específicas para llevar la cadena hacia el norte de la Península Ibérica. Una de ellas fue el CEBM, situado en el Alto de Navacerrada. Este centro emisor inició sus emisiones en pruebas a mediados de agosto de 1959 y se inauguró el 12 de octubre de aquel mismo año.

La Bola del Mundo [Cecilio Suárez González se refiere al CEBM] pomposamente se llamó Centro Emisor de las dos Castillas y en principio hicieron creer que iba a servir para cubrir toda España. Luego admitieron que, claro, la periferia era imposible. La periferia española que está rodeada de montañas, pues era imposible que se recibiese y, dentro de la meseta, pues tampoco (se ríe) en muchos sitios (Martín-Antón, 2017a, p. 676).

Resulta curioso que años antes de la puesta en funcionamiento del CEBM, y de comprobarse lo complicado que iba a ser introducir la señal en el territorio asturiano debido a su compleja orografía, se hubiera manifestado durante el consejo provincial de Falange que era previsible que se necesitase una emisora específica de TVE para la región (El Comercio, 07/11/1956, p. 6). Sin embargo, parece que esta propuesta inicial cayó en saco roto hasta que, años después, se tuvo que afrontar la construcción del CEG.

Las primeras recepciones de TVE en Asturias (1959)

Puesto en marcha el CEBM, publicó el diario regional La Nueva España: «La señal es aventada hasta el Pajares y no falta sino montar un repetidor de altura que la esparza por toda nuestra región» (Alberti, 10/10/1959, p. 4). Efectivamente, TVE llegaba hasta León y Santander, pero no entraba en Asturias y se sugiere que solamente iba a ser necesario instalar una estación repetidora en la cordillera cantábrica para penetrar en el 100 % de la provincia. Con un carácter más realista, al informar sobre el mismo asunto, el diario Región declaraba insuficiente la previsión realizada por TVE. «Quizá sea necesario instalar otra repetidora en el Naranco, para que refuerce la visión en Oviedo, Gijón y Avilés» (Ayesta, 15/10/1959, p. 9). Pero en general, en las noticias que se han consultado en la prensa –y debido al uso propagandístico que se hizo de los rotativos durante la dictadura de Francisco Franco– siempre se dejó entrever cierto optimismo exagerado.

No podemos obviar que TVE se iba a convertir en un motivo de orgullo para el franquismo y que con su puesta en marcha se pretendía alcanzar «un hipotético prestigio internacional» (Palacio, 2012, p. 86), trasladando a la opinión pública una imagen de aperturismo, de modernidad y de capacidad tecnológica del Régimen. Precisamente, esta es la razón por la que los periódicos se hicieron eco de cada información exitosa lograda en los avances de la televisión, exaltándolos.

Retomando el asunto principal de nuestro estudio, nuestro informante Juan Llaneza recuerda haber visto, en diferentes ocasiones, imágenes de TVE a partir de agosto de 1959 gracias al televisor que utilizaba su padre para cazar aquellas débiles ondas que llegaban a Oviedo. En esas fechas, solo estaba funcionando, en pruebas, el CEBM. Por ese motivo, aquellas sintonizaciones supusieron una auténtica sorpresa. A pesar de los recuerdos de Llaneza, quien aseguró que las recepciones se repitieron varias veces durante todo el otoño, no dudamos en buscar un suceso de recepción de señal documentado. Tras indagar en todos los diarios regionales, dimos con la primera recepción de TVE en Asturias contrastada por un informante y por la prensa. El hecho se produjo en octubre de 1959 y quedó perfectamente recogido en el diario Región bajo el titular «Televisión en Buenavista»:

La televisión se ve en Oviedo directamente desde Navacerrada, situada a más de 300 km en línea recta. […] no nos da vergüenza decir que es la primera vez que hemos visto la televisión [el periodista que redactó el artículo es Ricardo Vázquez-Prada Blanco, director del diario, quien habla en primera persona como testigo de la hazaña]. En Buenavista, en la noche del 22 octubre de 1959. Muchas gracias, don Eladio [se refiere a Eladio Llaneza Fernández] (Vázquez-Prada Blanco, 23/10/1959, p. 1).

El artículo describe, con lujo de detalles, los contenidos que se vieron durante las emisiones captadas la noche anterior y proporciona la fecha exacta objetivo de nuestra investigación. La presencia del director del diario Región, Ricardo Vázquez-Prada Blanco,3 aquella tarde-noche de octubre en casa de Llaneza, así como la de otros testigos, nos lleva a pensar que Eladio realizó con éxito sintonizaciones previas –que no se constataron en la prensa– y que por ello decidió invitar en esta oportunidad al director del rotativo como testigo principal del acontecimiento. Es posible que a esas recepciones previas de Llaneza –las que nuestro informante recuerda que se llevaron a cabo en agosto de 1959– se refiriese también el diario La Nueva España (Lac, 03/12/1959). Sin embargo, el redactor del artículo no fue testigo de ellas, tampoco facilitó pruebas documentales ni señaló el nombre del protagonista que logró dicha recepción.

A raíz del citado hito, recogido por Región, Llaneza aseguró que Joaquín Sánchez-Cordovés4 –a quien él mismo conoció por entonces– se desplazó de Madrid a Oviedo para conocer a su padre y para hablar con él sobre los pormenores de sus sintonizaciones.

[La recepción en Oviedo] era un fenómeno audiovisual inexplicable. Recuerdo que a este salón precisamente [señala alrededor del salón de su domicilio] vino una serie de gente, [entre ella] Sánchez-Cordovés, que era el padre de la televisión. Me lo enseñó mi padre [y me dijo]: «Mira, este señor es el padre de la televisión en España». Y comprobaron que aquello era un fenómeno inexplicable, posiblemente por una serie de reflejos [de la señal] (Martín-Antón, 2017a, p. 701).

A punto de finalizar octubre, la prensa informó que la señal se estaba viendo perfectamente en lo alto del puerto de Pajares. Para comprobarlo, se envió a un ingeniero, quien trasportó un televisor hasta el puerto de montaña y verificó la excelente calidad de la señal que llegaba desde Madrid. Al respecto, el diario aseguró: «Antes de fin de año todos los asturianos podrán tener la TV en casa» (La Nueva España, 27/10/1959, p. 1). Una nueva muestra de la propaganda periodística a la que ya nos hemos referido en este trabajo.

Llaneza destacó que el ingeniero al que se le encomendaron estas pruebas fue su padre, Eladio Llaneza, y confirmó que su progenitor también había llevado a cabo otras pruebas en diferentes zonas:

Fueron probando en muchos sitios de Oviedo, hasta que dieron con un bar que había en El Cristo de las Cadenas, al lado de los depósitos, que se veía con una nitidez como si estuvieran en Madrid. Fue lo que les llamó la atención de una manera sorprendente, porque era un fenómeno audiovisual inexplicable (Martín-Antón, 2017a, p. 701).

Fueron probando en muchos sitios de Oviedo, hasta que dieron con un bar que había en El Cristo de las Cadenas, al lado de los depósitos, que se veía con una nitidez como si estuvieran en Madrid. Fue lo que les llamó la atención de una manera sorprendente, porque era un fenómeno audiovisual inexplicable (Martín-Antón, 2017a, p. 701).

La asombrosa calidad de aquellas señales fue una sorpresa que provocó todo tipo de teorías. Una de las más singulares relacionó tal suceso con la colombofilia, especulando con que la señal penetraba en la región por el mismo corredor geográfico a través del cual volaban antaño las palomas mensajeras para comunicar Asturias y la Meseta (Lac, 03/12/1959).

En lo referido a las recepciones que constatamos, Llaneza señaló que todas se produjeron en la finca que era propiedad de su familia, situada en Santa Marina de Piedramuelle en la zona de Buenavista (Oviedo). Aquella casa era una segunda vivienda de desahogo estival que su padre utilizaba a menudo.

Para que se dieran estas recepciones confluyeron tres circunstancias: la ubicación de la finca en un lugar alto y su orientación sin obstáculos hacia el paso de Pajares; la curiosidad y la formación técnica de su propietario; y la disponibilidad de uso de materiales tecnológicos, debido a que era propietario de una importante empresa de electrónica (Martín-Antón, 2017b).

En la citada finca de la familia Llaneza, se constata que se instaló una antena de grandes dimensiones que, según Juan Llaneza, fue diseñada por su padre. Relata Llaneza que la antena de Santamarina cada día iba subiendo más: «Iba subiendo más y era enorme [se ríe]. Podría tener varios metros, yo creo que tres metros los tenía fácil. […] Y como tuvieron miedo de las tormentas, tenía un cacho pararrayos al lado [se ríe], entonces había dos cacharros: el pararrayos y la antena» (Martín-Antón, 2017a, p. 706).

Dicha estructura receptora [Figura 1] estaba montada sobre un mástil rotatorio –con una altura de dos veces la vivienda– que se giraba lentamente hasta lograr la recepción. La antena estaba unida por un cable a un televisor, modelo Silvania, situado en el interior de la casa. Llaneza narra que era precisa la colaboración de varias personas para lograr las sintonizaciones: un hombre que se colocaba delante de la pantalla del receptor y otros dos que subían al tejado y se encargaban de girar la antena.

Las experiencias televisivas en la finca, que se repitieron casi a diario, despertaron la curiosidad de varios amigos del ingeniero y, poco a poco, se fue consolidando un grupo que participaban de las recepciones. Entre los habituales, destacamos la presencia de personalidades del ámbito político y social asturiano: Ricardo Vázquez-Prada Blanco, Rafael Fontana Puget,5 Manuel Fernández-Avello,6 Valentín Masip7 y Marcos Peña Royo.8 Según Llaneza, aquellos asistentes se iban turnando en las diferentes tareas necesarias para captar la señal; entre ellas, subir al tejado o virar la antena eran las más complicadas. El relato de algunas de estas peripecias apareció también en la prensa narrado con cierto humor: «En cada viaje [se refiere de subida y bajada al tejado cuando cambiaban de turno para girar la antena] caen de cuatro a cinco tejas. Pero las goteras tendrán remedio. Lo importante es, ahora, ver la televisión» (Región, 27/10/1959, p. 7).


Figura 1.
Santa Marina de Piedramuelle (1959)
Fuente: archivo personal del autor

Para documentar estos sucesos, se recurrió al fotoperiodista José Vélez Abascal,9 deseando que fuera capaz de registrar con su cámara alguna imagen aparecida en el televisor y así aportarla como prueba. Gracias a sus fotografías, ha quedado constancia gráfica de aquellas peripecias y de la perfecta calidad de la recepción de TVE. Precisamente, con una instantánea de Vélez Abascal se maquetó y se ilustró, por primera en un rotativo asturiano, una noticia con la fotografía hecha a una pantalla de televisión. Esta imagen apareció publicada en la portada del diario Región el 22 de diciembre de 1959 con motivo de la visita a Madrid del presidente de los Estados Unidos, Dwight D. «Ike» Eisenhower. Es oportuno recordar que en aquellos años las fotografías de sucesos tomadas y reveladas en Madrid por las agencias de noticias llegaban a Oviedo uno o dos días después del acontecimiento por coche, por tren o por avión. De modo que, gracias a esta ingeniosa técnica, que le permitió al diario ilustrar las informaciones con fotografías sacadas a la pantalla del televisor durante la emisión, la noche anterior, del Telediario de TVE, Región se adelantó a los demás periódicos provinciales. Fue toda una innovación.

Se hace preciso destacar que la prensa local gijonesa, en una noticia muy breve y con un tono un tanto jocoso e informal, anunció en aquel mismo mes de octubre: «El que avisa no es traidor. Prepárese el lector a leer a diario cosas de la televisión. Los periódicos vamos a empezar a machacar con el asunto porque parece que ya falta poco» (Xim, 28/10/1959, p. 5). Y no faltaba razón al aviso, ya que tan solo dos días después apareció la noticia de que Mercurio Martínez Rodríguez había declarado al mismo periódico –se trataba del diario local gijonés Voluntad– que en agosto de 1959 había sintonizado las emisiones en pruebas de TVE a altas horas de madrugada (Carbayín, 30/10/1959, p. 12). En ese artículo, el redactor señala la presunta existencia de una carta, firmada por Sánchez-Cordovés, en la que acusa recibo de aquellas recepciones. Sin embargo, y contrariamente a lo que asegura el diario, su hijo lo desmintió y nos aseguró que jamás escuchó a su padre nada sobre la existencia de tal documento ni tiene él constancia alguna de dichas recepciones en aquel verano. Además, Martínez García no hace referencia alguna a que su padre captara la señal de TVE con anterioridad a las recepciones de Oviedo. Más aún, nos asegura que su padre «ya conocía este fenómeno curioso de la televisión directa [se refiere a la señal recibida en Oviedo]» (Martín-Antón, 2017a, p. 711). Evidentemente, las recepciones de Oviedo ya eran conocidas y lo obvio hubiera sido que, debe haberse dado tales recepciones estivales, los diarios gijoneses Voluntad y/o El Comercio se hubieran hecho eco mediante una reseña de la noticia aquel mismo mes de agosto, y no que se esperara a octubre para informar sobre algo tan llamativo sucedido en verano. Comprobamos que la noticia de Voluntad se publicó después de las sintonizaciones realizadas por Llaneza en la capital asturiana, es decir, posteriormente al 22 de octubre de 1959.

Para finalizar, recogió el diario La Nueva España que el riosellano Ángel Díaz, también fallecido, sintonizó en San Esteban de Leces (Ribadesella) la primera señal televisiva de toda la región –entendemos que se refiere a la señal de TVE por el contexto de la noticia–, según asegura en su artículo fechado el 8 de abril de 2013. Allí se indica, sobre la base de una noticia publicada el 7 de abril de 1960, que Díaz sintonizó TVE en otoño de 1959. Si bien constatamos que Díaz fue otro caza señales con la inquietud pertinente para buscar la señal, no disponemos de una fuente concluyente que determine un día en concreto; más aún cuando la noticia que recogió tal información aparece en un periódico publicado en abril de 1960, es decir, varios meses después de las sintonizaciones de Oviedo.

En definitiva, y aparte de las que se han recogido a lo largo de este estudio, no nos constan otras recepciones de la señal de TVE anteriores a las mencionadas en ningún otro punto de Asturias.

TVE y su implantación temprana (1960-1964)

Los investigadores estudiados –Bango (2004), Rodríguez Muñoz (2011), Sánchez Antuña (2011), Ruitiña (2013), Cañedo Ramos (2018) y Concepción Blasco (2021)– han determinado que el periodo 1960-1964 fue el momento en el que, de una forma u otra, TVE llegó por primera vez a Asturias. Una fecha inexacta, como hemos demostrado en el epígrafe anterior, ya que se realizaron recepciones antes de 1960. Sin embargo, debemos contemplar este periodo como aquel en el que se inició la implantación territorial de la cadena pública en la región.

La escasa potencia de señal procedente de Madrid que penetraba en la región hizo evidente, como ya se apuntó, que el CEBM no era suficiente para garantizar la correcta sintonización de la cadena pública en toda Asturias. La solución pasaba por tomar en consideración otras opciones técnicas. Para conocer los pormenores de estas medidas recurrimos a nuestros informantes. Adolfo Díaz Siles constató que en noviembre de 1959 se instaló la estación de radioenlace del pico Cueto Negro (Valgrande, Pajares) y confirmó que fue él quien se responsabilizó de su puesta en marcha (Martin-Antón, 2017a), logrando radiar una señal algo más estable para el área más poblada de la región. Cueto Negro fue un punto muy vulnerable de la Red, sobre todo durante los duros inviernos, y precisó mantener un retén de guardia –se le encomendó la labor a Díaz Siles que tuvo que quedarse a vivir durante años en Arbás del Puerto, localidad cercana al radioenlace–, para efectuar continuas reparaciones y salvaguardar la continuidad del servicio de TVE.

A pesar de que nadie garantizaba que la señal se viese en todas las localidades asturianas, verificamos el inicio de un incremento en la demanda de receptores de televisión en los comercios asturianos. Este hecho se pone de manifiesto en las diferentes instrucciones técnicas y avisos publicados en los periódicos, entre ellos, la recomendación de comprobar la cobertura antes de comprar un televisor. El diario Región (28/11/1959), por ejemplo, instaba a la ciudadanía a instalar estructuras «colectivas con una sola antena múltiple para televisión en todos sus canales, modulación de frecuencia y radio que dé servicio a todos los vecinos de cada finca, mediante un perfecto sistema de distribución empotrado en la pared» (p. 4).

Se llevaron a cabo campañas de adquisición de televisores por parte de negocios vinculados a la venta de receptores y a la colocación de antenas en los tejados. Una acción comercial muy llamativa fue la de realizar instalaciones y poner televisores en locales de hostelería con un coste parcialmente subvencionado por el instalador. Por ejemplo, la empresa Eléctrica Castellana S.A. instaló en el ya mencionado barrio de El Cristo, en Oviedo, y a un coste muy rebajado –recordemos que en el último trimestre de 1959 se comprobó que en esta zona la señal de TVE era recibida con nitidez–, varios televisores en los establecimientos bar Ángel, casa Fermín y bar Las Vegas. La iniciativa comercial pretendió que la gente viese los programas de TVE, comprobase que los aparatos estaban en funcionamiento y se animase a adquirir su propio receptor. Estos locales de hostelería, además, vieron aumentar su clientela. Las retransmisiones de fútbol sirvieron de reclamo y se publicitaba en la prensa el horario del encuentro y los nombres de los bares en los que iban a poder verse los partidos. En el diario Región hallamos el primer anuncio de este tipo del que se tiene constancia en Asturias que promocionaba el partido de fútbol Madrid-Barcelona. En él se recordaba, además, que en la emisión de televisión se iba a poder seguir «el resultado de la quiniela y a las veintiuna cuarenta y cinco, pantalla deportiva por Matías Prat» (Región, 29/11/1959, p. 5). Aquellos bares, según la clasificación de teleclubs y salas de televisión en España (Martín-Antón, 2017b), deben verse y son un ejemplo de teleclub de iniciativa empresarial en su etapa primitiva (1956-1964).

Entre 1960-1961 se siguieron instalando equipos repetidores para extender la señal de TVE y para intentar garantizar la cobertura en todo el territorio. La puesta en marcha del emisor de Sollube (Bilbao) aseguró la trasmisión a través del reemisor de Llanes y permitió, por fin, la llegada de la señal a Gijón e, incluso, a Cadavedo (Valdés), a menos de quince kilómetros de Luarca como relata el semanal El Eco de Luarca, al asegurar que la perfecta recepción de la televisión en esta zona era gracias al que se bautizó como el corredor litoral, compuesto por varios emisores ubicados en la costa desde el País Vasco (Felipe, 1962, pp. 1 y 5).

Pero los avances que mejoraban la señal eran muy lentos, lo que acrecentaba la impaciencia de las áreas periféricas regionales, y provocaba situaciones paradójicas y curiosas. Por ejemplo, en Sama de Langreo se instaló la primera antena receptora para sintonizar TVE en una comunidad de vecinos en diciembre de 1959 (Región, 29/12/1959, p. 5). Sin embargo, no fue hasta 1962 cuando realmente se recibió con calidad TVE (La Nueva España, 12/01/1962, p. 9).

La mencionada lentitud, aseguró Suárez González, animó a instaladores y a vendedores de televisores a crear y a mantener emisores ilegales como el de Peña Villa (Langreo), que funcionó a la vista de todo el mundo. Suárez González destacó que aquellas instalaciones eran consentidas por las autoridades competentes porque llegaron a solventar temporalmente el problema de la recepción de TVE en muchas zonas. De hecho, los responsables técnicos de la televisión estatal fueron conocedores de la existencia de estos emisores pirata, pero optaron por mirar para otro lado porque daban un servicio que en algunos puntos de la región TVE iba a tardar años en proporcionar. Al hilo de ello, Suárez González nos aseguró que Franco, en una de sus visitas a la región pudo ver la televisión gracias a un emisor pirata, que era conocido por él y por el resto de los técnicos de TVE.

Covadonga no es fácil [de cubrir con la señal, debido a la complicada orografía montañosa del terreno que rodea al lugar], allí no llegábamos decentemente, y en el Hotel Pelayo, donde se alojaba el Caudillo, […] ya tenían un emisor pirata que alimentaban con una línea de mala muerte que subían desde Covadonga y que había hecho algún instalador de la zona. Este reemisor, como casi todos, era muy deficiente. Cuando se veía la imagen no se escuchaba el sonido y, desde el otro, desde Covadonga, salía el sonido bastante bien… así que para el Caudillo, en la sala donde tenía que ver la televisión, pusimos dos televisores: uno con el sonido quitado y conectado con el de la Cruz de Priena, con el pirata; y otro [conectado a la Red] que daba el sonido (Martín-Antón, 2017a, p. 686).

Como se desprende de lo anterior, durante la implantación de TVE en Asturias las improvisaciones técnicas fueron abundantes. En el resto de España se produjeron situaciones semejantes y, en consecuencia, los costes para establecer la Red se iban disparando a cada paso. Tal fue el incremento sufrido que en 1963 se precisó aprobar dos créditos extraordinarios al Ministerio de Información y Turismo por un importe de ciento ochenta y siete millones quinientas mil pesetas (€ 1.126.897,70) destinados a mejorar el trasporte de señal en Canarias, Lérida y, lógicamente, en Asturias (Ley 19/1963, p. 3745).

La deficiente infraestructura de trasporte de señal asturiana estaba destinada a tener problemas permanentes que no se iban a solventar en un corto plazo. Por ello, finalmente, se escogió la opción menos querida y más cara de todas las posibles: la creación de un centro emisor en Asturias, lugar que conocemos como CEG. Según Suárez González, una vez tomada la decisión de llevarlo a efecto se inició su estudio, aunque los anteproyectos, quizá por la urgencia que el caso requirió, fueron hechos con precipitación y descontrol. La primera ubicación que se resolvió para edificar el centro fue el pico Gamonal (Martín-Antón, 2017a), pese a que era una obviedad la falta de visión directa entre esta ubicación y Cueto Negro, ya que entre ambas existe un obstáculo natural: la cumbre del Alto del Gamoniteiro. Este error de observación obligó a efectuar un nuevo proyecto, con sus pertinentes retrasos y costes adicionales, para reubicar el centro en el Gamoniteiro, una decisión que iba a obligar, a posteriori, a construir muchos más reemisores que los calculados inicialmente.

Tanto Suárez Gonzáles como Díaz Siles destacaron que para poner en marcha el CEG, el personal de televisión trabajó con enormes dificultades –a contrarreloj, tomando soluciones de emergencia y siguiendo directrices inadecuadas– y, como consecuencia, los defectos y las ineficiencias causaron daños que se pagaron durante mucho tiempo. Por ejemplo, el último kilómetro de la línea de tensión para el CEG –con más de trescientos metros de desnivel– se construyó con postes de madera que no soportaron los azotes invernales –normales y habituales en la región–, por lo que la línea se cayó entera con la primera nevada, dejando sin suministro eléctrico al CEG y, en consecuencia, a toda la región sin TVE. Lo más llamativo del caso es que el problema se solventó mediante la ejecución de una nueva chapuza: colocar semienterrado un cable tirado por el suelo, lo que, resulta evidente, constituyó un auténtico peligro de electrocución, según nos relatan los ingenieros.

Tras la puesta en marcha del Centro Emisor de Gamoniteiro (1964)

La inauguración del CEG se produjo el lunes 27 de enero de 1964. Sin embargo, la primera emisión se realizó el domingo 26 de enero de 1964. Suárez González destaca que las nuevas instalaciones no contaban ni siquiera con un teléfono. Esta carencia les imposibilitaba realizar llamadas de control para conocer hasta dónde se propagaba la señal que se estaba emitiendo desde el CEG, lo que supuso que algunos operarios se tuvieran que desplazar en sus propios vehículos por toda la región para realizar, personalmente, los controles de recepción. A pesar de los problemas, el 26 de enero los técnicos confirmaron que la señal se sintonizaba en Oviedo, Avilés, Gijón, Tineo, Moreda y Mieres (Martín-Antón, 2017a). Suárez González remarcó los numerosos problemas que se encontró al llegar como responsable a Gamoniteiro, generados a consecuencia de la improvisación.

Me encontré la caseta [del radioenlace] cubierta con una lona […] que hacía agua por todas partes […]. La línea eléctrica estaba también en un cable, en este caso de baja tensión… o, por lo menos, no más allá de 500 voltios, tendida por el suelo… (Martín-Antón, 2017a, p. 680).

Puesto el CEG en funcionamiento se quedaron a cargo Antonio Olmo Aires –que procedía de las instalaciones del CEBM–, como responsable de la edificación y la puesta en servicio; José Puente Arranz, como responsable de la Red; y Suárez González, como ingeniero jefe. La consigna que recibieron, como relató nuestro informante, fue mantener la señal a toda costa, fuese como fuese.

Bueno, pues con esto hubo que empezar a luchar, luchando con los cortes de emisión, bastante frecuentes, unos más largos, otros más cortos… y que eran desesperantes por la falta de soluciones… Teníamos que improvisar todo y salir como pudiésemos. Hay infinidad de anécdotas sobre estas improvisaciones y cómo pudimos salir adelante… (Suárez González en Martín-Antón, 2017a, p. 681).

Debido a las deficiencias que presentaba el CEG, las primeras urgencias que fue preciso atender se concentraron en dar fiabilidad al servicio, ya que era imprescindible evitar los cortes de señal por motivos climatológicos y por averías. Para solucionar estos inconvenientes se construyó una nueva línea eléctrica con mayor capacidad y se reparó la cubierta de la caseta (que aún estaba tapada por toldos). Así que, muchas veces, sin medios, sin tiempo y con instrucciones contradictorias que llegaban desde Madrid, fueron los grandes profesionales de la cadena destinados a Asturias los que lograron que aquello, a pesar de todo, funcionase. Asimismo, se duplicaron los equipos del enlace Matadeón-Pajares para evitar los desvanecimientos de señal. A estos reemisores fue preciso consolidarles la línea eléctrica y hacerles caminos de acceso, lo que supuso incrementos presupuestarios que la prensa, una vez más, silenció.

En esta investigación se ha comprobado que ninguno de estos defectos, despropósitos y problemas se trasladó jamás a la prensa. Los rotativos regionales ocultaron todas las chapuzas y se limitaron a culpar a la climatología por los retrasos sufridos para la puesta en marcha del CEG, tal como se pudo comprobar en artículos de la época (ABC, 29/01/1964, pp. 37-38). Si bien en publicaciones realizadas en años posteriores hemos localizado dos reportajes que reflejan algunas de las anécdotas y las penurias que pasó el personal técnico de TVE, lo que deja entrever algo de lo ocurrido, no se profundiza en los dislates acontecidos con la profundidad que lo han hecho los informantes. Sendos artículos tuvieron un enfoque humano y se publicaron en la revista Asturias Semanal (27/12/1969, pp. 35-40) y en el diario La Voz de Asturias (23/12/1984, p. 21), respectivamente.

Con la puesta en marcha del CEG finalizó el Plan Televisión Asturias, considerado por los técnicos de TVE y de la Red como el más difícil de arrancar de todo el país (La Nueva España, 28/01/1964, pp. 1 y 7). No obstante, resultó que el CEG fue, nuevamente, una solución parcial al problema.

En marzo de 1964, Sánchez-Cordovés congregó en Madrid a un grupo de periodistas asturianos y les aseguró que todas las imperfecciones del sistema estaban en vía de solución. Además, les confirmó que según el Plan Televisión Asturias estaba previsto que la cadena pública se viera perfectamente en todas las localidades asturianas que estuvieran ubicadas a trescientos o más metros de altura sobre el nivel del mar, dato que parece cuanto menos curioso en una provincia costera. En la rueda de prensa, Sánchez-Cordovés pidió «paciencia a los asturianos, en tanto se ajustan las antenas y algunos dispositivos necesarios para conseguir una buena recepción» (ABC, 20/03/1964, p. 66).

Algunos de aquellos dispositivos eran reemisores. Suárez González conserva aún la lista de los primeros veintitrés licitados, cuya tramitación se inició en 1965. Él mismo nos los enumeró: Vegadeo, Cudillero, Luarca, Panes, Santa Eulalia de Oscos, Belmonte, Campo de Caso, Pola de Lena, Lastres, Collanzo, Bimenes, Ribadesella, Proaza, Covadonga, Pola de Somiedo, Bárzana, Pola de Allande, Cabrales, Ortiguero, San Tirso de Abres, Nueva de Llanes, Moreda de Aller y Los Villares. Además, nos confirmó que el CEG siguió en permanentes obras, entre 1964 y 1966. Durante estos años, la mayor parte del territorio asturiano estuvo sin cobertura y en algunos puntos de la región se produjeron situaciones surrealistas. Por ejemplo, los vecinos de La Caridad, en el concejo de El Franco, compraron e instalaron sus televisores y antenas en el invierno de 1962 –cuando se aseguró que les iba a llegar TVE– y en 1964 sus televisores estaban aún sin estrenar (Pico, 16/02/1964, p. 10).

En marzo de 1966 se aumentó la potencia radiada en Asturias con un nuevo equipo emisor veinte veces más potente que el instalado anteriormente y, con ello, el CEG se reinauguró con Aparicio Bernal como director general de Radiodifusión y Televisión (ABC, 06/03/1966, p. 65). Desde luego, esta inversión supuso una indudable mejora en la recepción de señal en prácticamente toda la región; pero tampoco fue la solución definitiva.

Aunque el propósito de esta investigación no persigue realizar una cronología exhaustiva de los años posteriores a 1964, resulta importante apuntar que TVE llegó a sintonizarse en Asturias, con un porcentaje realmente significativo, en la década de 1980. Gracias a la instalación de más de sesenta reemisores distribuidos por toda la región, la señal alcanzó a 95 % de la población asturiana (El País, 17/08/1983, p. 17).

Para finalizar este apartado, y en referencia a la implantación de la segunda cadena de TVE, hay que significar que su historia en la región no fue mucho mejor. Comenzó a emitir «[…] con tan escasos medios que enseguida se la bautizó el “canalillo”» (Durán Froix, 2008, p. 37). Cuando la segunda cadena ya se estaba viendo en todas las provincias de área cantábrica, en Asturias aún no se sintonizaba. Fue con la reinauguración del CEG, en 1966, cuando se instalaron los equipos para la trasmisión. Sin embargo, el equipamiento estuvo sin utilizarse hasta diciembre de 1977 (El País, 29/12/1976, p. 29). Su lenta implantación dio como resultado que en 1983 solo 70 % de los/as asturianos/as sintonizaba el segundo canal de la cadena pública española (El País, 17/08/1983, p. 17).

Conclusiones

Como indicamos al principio, consideramos relevante revisar la cronología de la llegada y la implantación de TVE en Asturias sin dejar espacio a la especulación. A lo largo de este trabajo, se ha puesto en evidencia, por un lado, que la ausencia de investigaciones sobre este asunto es significativa teniendo en cuenta que la televisión, en sus inicios, pasó inadvertida para los estudios académicos. Por otro lado, y derivado de ello, se constató la existencia de inexactitudes cronológicas en cuanto al proceso de implantación de TVE en Asturias en publicaciones y en investigaciones realizadas a lo largo de los años.

Para contribuir a consolidar la cronología de TVE en Asturias, se decidió conocer el momento en el que se sintonizó esta cadena por primera vez. Y como se ha expuesto en este trabajo, podemos afirmar que las fechas señaladas y publicadas hasta la actualidad han sido inexactas. Hemos confirmado que la primera recepción documentada se obtuvo el 22 de octubre de 1959 en Santa Marina de Piedramuelle (Oviedo), y que la logró el ingeniero Eladio Llaneza delante de varios testigos. Además, se ha constatado que la prensa regional se hizo eco de este hito.

En concordancia con lo anterior, ha quedado demostrado que la llegada de TVE a la provincia no fue coincidente con la puesta en marcha del CEG, sino previa. Es más, la instalación del emisor de pico Cueto Negro (Pajares), en noviembre de 1959, fue la que propició este acontecimiento y, a partir de entonces y hasta 1964, la progresiva puesta en marcha de reemisores sirvió para potenciar la lenta llegada de la cadena pública a más puntos de Asturias. En consecuencia, se ha confirmado que el CEG –contrariamente a lo recogido por diferentes autores hasta la fecha– tampoco fue el responsable de las primeras recepciones de TVE en la provincia ni su punto de partida, sino un eslabón más del largo proceso de implantación de la cadena en Asturias.

En otro orden de cosas, también se ha proporcionado en este estudio información sobre los sucesos más reveladores acontecidos hasta la puesta en marcha del CEG y se ha verificado que su inauguración no aportó los esperados cambios de manera inmediata ni generalizada hasta que se reinauguró, en 1966.

Para finalizar, este trabajo proporciona una revisión histórica necesaria y precisa en torno a la llegada y a los primeros años de TVE en la región asturiana. Para ello, se ha contado con la impagable ayuda de testimonios vivos que aportaron luz y cuya memoria ha servido para reconstruir aquellos primeros años. Esperamos que nuestro estudio sirva de inspiración para que otros/as investigadores/as realicen exploraciones semejantes en las diferentes regiones españolas en las que quizá puedan subyacer dudas razonables y/o vacíos de información como los que se han encontrado en Asturias. De ese modo, se estaría abriendo una vía revisionista de las cronologías y de los diferentes hitos en la implantación de la televisión, en general, y de la cadena TVE, en particular. Asimismo, animamos a recopilar la memoria y el testimonio oral de los técnicos de TVE y de los caza señales testigos de aquel proceso, aprovechando que probablemente muchos de ellos aún vivan. De ese modo, quizá sea posible consolidar en el futuro una cronología global y definitiva, pero singularizada, sobre los orígenes de la televisión para cada provincia del país.

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Martínez García, Mercurio. Entrevistado el 10 de abril de 2012 en Gijón.

Suárez González, Cecilio. Entrevistado el 9 de mayo de 2012 en Oviedo.

Notas

1 En un material divulgativo, editado por la Filmoteca de Asturias (Benavente, 2007), se señaló también que la llegada de TVE a la región se produjo en 1960. Este panfleto en forma de tríptico, titulado «Los Martes de la Filmoteca de Asturias. Medio siglo de Televisión Española», señalaba que su fuente era el diario local El Comercio. La información que facilita esta breve publicación sobre la fecha no es correcta.
2 «En 1963 se instaló el primer centro emisor y el 30 de enero de 1964 el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, activó la señal de TVE en Asturias desde el repetidor situado en el pico de El Gamoniteiro» (Ruitiña, 2013, p. 19) [Traducción del autor del artículo].
3 Ricardo Vázquez-Prada Blanco ocupó el cargo de director del diario Región durante tres décadas. Firmaba sus artículos con la letra erre mayúscula (R).
4 Joaquín Sánchez-Cordovés Maroto (1901-1983), ingeniero jefe de los Servicios Técnicos de la Dirección General de Radiodifusión y Televisión, y subdirector general técnico de la Dirección General de Radiodifusión y Televisión, fue el máximo responsable de la instalación de todos los centros de TVE.
5 Rafael Fontana Puget era tío de Antonio Masip y de la diseñadora ovetense Patricia Urquiola, y marido de la pintora asturiana Lelé Hidalgo (Etelvina Hidalgo Álvarez).
6 Manuel Fernández Avello (1924-2002) fue miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y Cronista Oficial de Oviedo (1979). Obtuvo la Medalla de Plata de la ciudad de Oviedo (1989), fue redactor del diario Región, colaborador del diario La Nueva España y estuvo ligado a Radio Oviedo y Radio Asturias.
7 Valentín Masip, padre de Antonio Masip, fue alcalde franquista de Oviedo entre 1957 y 1963. También fue alcalde de la capital asturiana, entre 1983 y 1991, y eurodiputado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
8 Peña Royo fue nombrado gobernador civil de Asturias entre 1958 y 1964. Posteriormente, ocupó el cargo de director general de Política Interior.
9 José Vélez Abascal (1931-2012) fue un periodista gráfico que trabajó para los diarios Región, La Nueva España y Hoja del Lunes, y para la revista Asturias Semanal. También fue corresponsal de Europa Press y editor de la publicación mensual la Hora de Asturias.


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