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Panel: Procesos de Producción e Intervención Profesional en la Producción de Conocimiento[1]
Escenarios. Revista de Trabajo Social y Ciencias Sociales, núm. 35, 2022
Universidad Nacional de La Plata

Tema Central

Escenarios. Revista de Trabajo Social y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 2683-7684
Periodicidad: Semestral
núm. 35, 2022

Introducción

La ponencia tiene como objetivo realizar reflexiones puntuales respecto a los procesos de producción de conocimiento e intervención en Trabajo Social en el contexto pandémico. Para entender dicho proceso será necesario retomar algunos hitos históricos de los debates que se han generado sobre esta relación, apenas unos pincelazos para contextualizar la relación que existe entre la producción de conocimiento e intervención, poner en tensión preocupaciones respecto a la instrumentalización del conocimiento y los procesos de burocratización que han moldeado nuestros saberes. Finalmente plantear algunos desafíos.

Revisitando la Relación Entre Conocimiento e Intervención

Como sabemos, la relación entre conocimiento e intervención profesional históricamente ha generado tensiones expresadas en visiones sobre la profesión y la vida profesional. Estas tensiones hoy adquieren otra dimensión en un proceso de pandemia, cuya magnitud supone efectos que impactan no solo en las condiciones materiales y simbólicas de la vida social sino también en la reconfiguración de las condiciones en las que se produce y distribuye el conocimiento social

Un punto central de ese debate fue y es por qué reaparece la mirada dicotómica de la relación entre conocimiento e intervención profesional, entre formación y ejercicio profesional, entre pragmatismos y teoricismo. Consideramos que ambas instancias, más allá, de las particularidades de cada espacio, están relacionadas y de manera enriquecedora. En ese sentido la investigación no sería un requerimiento academicista sino por el contrario una construcción ética porque nos pone frente a la realidad en términos de indagación, de descubrimiento e interpelación. Sin duda, ello implica a la vez preguntarnos desde qué supuestos investigamos y para qué investigamos. Dicho ejercicio implica un acto de ruptura, respecto a la lógica de pensar y construir conocimiento en el sentido positivista. Ese acto de ruptura significa interpelar el sentido instrumentalista de la producción del conocimiento que justifica el orden social al hacer invisible las contradicciones que genera ese orden social: desigualdades sociales, sujeción, sometimiento de nuestras miradas sobre el mundo y la vida. Inviabilizar el orden social, en definitiva ha llevado a la separación entre ciencia y técnica, entre teoría y práctica, entre razón e instrumentalización.

Es muy importante romper con esas miradas para empezar a incomodarnos respecto a la investigación puramente descriptiva que reproduce la identidad existente entre sociedad y naturaleza, a través de la comprobación de las regularidades inalterables que supuestamente existen en la vida social.

La pandemia provocada por el Covid-19 nos pone a revisar esos modos de pensar y conocer, así como a reconfigurar nuestras intervenciones. En estas jornadas hemos visto la importancia de esos procesos de reconfiguración en los que hay una mirada reflexiva de lo actuado que aporta al conocimiento, condensando las reflexiones sobre la intervención.

El otro aspecto a tomar en cuenta, respecto a la relación entre conocimiento e intervención es que, me atrevo a afirmar, por lo menos en los últimos 20 años se han generado espacios y articulaciones en el marco institucional y de los organismos científicos para el desarrollo y consolidación de la investigación y su inserción académica en la vida universitaria y en el aporte efectivo que debe dar a las problemáticas sociales contemporáneas. Más específicamente aquellas que tienen que ver con el estudio de las políticas sociales, orientadas a generar mejores condiciones de vida a los sectores sociales con los cuales trabajamos. Corresponde al trabajo social y a las ciencias sociales construir información sistemática, precisa, desde una mirada crítica, sobre los conflictos emergentes en nuestras sociedades en situación de pandemia. Esta función crítica es la base que dio origen al devenir de las ciencias sociales.

Hoy estamos en condiciones de afirmar que avanzamos en la producción de conocimiento en trabajo social, reconociendo que dicho avance no es igual para todos los países ni tampoco dentro de las unidades académicas de un mismo país, porque hay condiciones diversas que pueden o no favorecer el desarrollo de la investigación. También depende de los procesos de acumulación que cada unidad académica realiza para articular investigación e intervención como pilares fundamentales de un proyecto de desarrollo académico para la formación en trabajo social. Así mismo es necesario señalar que más allá de la discusión sobre la calidad de las producciones, la investigación ya forma parte de la cultura profesional así como también los procesos de intercambio en la producción de conocimiento. En definitiva se trata de constituir un ámbito de nueva sociabilidad que fortalezca el compromiso con la formación profesional y la intervención profesional. Esta es una tarea necesaria para seguir desarrollando y legitimando el lugar de la profesión en la vida universitaria, en la sociedad y particularmente con aquellas cuestiones que hacen a la vida de los sujetos con los cuales trabajamos. Es decir, reinscribir el lugar de la profesión en las relaciones más amplias, entre Estado y Sociedad.

En ese marco, las redes de investigación, laboratorios, observatorios y centros de investigación constituyen un espacio privilegiado para seguir afianzando el intercambio académico y sobre todo aprendiendo a dialogar entre pares, articulado líneas de investigación, áreas temáticas, y diversas actividades académicas y actores. En el caso de Argentina, particularmente en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata creamos un Instituto de Investigación Trabajo Social y Sociedad que nos ha permitido un intercambio enriquecedor a partir de las diversas líneas de investigación que en ellas se desarrollan, así como la existencia de investigadores formados, becarios del CONICET, de Ciencia y Técnica de la Universidad. Por otro lado, en el caso de los posgrados: carrera en Políticas Sociales, maestría y doctorado en trabajo social confluyen en un espacio enriquecedor a partir de la investigación de las tesis. Sin lugar a dudas, en esta etapa de su vida, el Instituto se nutre de muchas iniciativas y actividades realizadas por investigadores y becarios, áreas y actividades sobre temas de interés en la que han participado no sólo quienes investigan y/o hacen docencia y extensión. También lo han hecho actores involucrados en el desarrollo de proyectos territoriales y/o instituciones y/o conjunto de otros actores.

La Investigación Interpelada por la Pandemia

Desde que empezó la pandemia se han realizado muchos eventos y se ha escrito también bastante sobre este hecho inédito que estamos viviendo. Seguiremos hablando, posiblemente por mucho tiempo, de este fenómeno que tiene y tendrá múltiples consecuencias en la vida social, política, económica y cultural. Podemos empezar a delinear ese impacto en las inquietudes respecto al rediseño de las investigaciones, que empezaron a resonar cuando se impuso el trabajo virtual. Un cambio sin mediaciones que nos llevó a reconfigurar todo nuestro qué hacer académico. Al mismo tiempo nos invita a problematizar sobre las formas de producir conocimiento.

En esa dirección una de las primeras cuestiones es revisar el contexto de la pandemia, resignificando la forma de nombrarlo: la sindemia, implica explicitar una perspectiva que amplía la mirada biológica y/o opinión biológica sobre este fenómeno que estamos padeciendo. Es importante señalar el hecho de que más allá de los acuerdos y variadas interpretaciones de los infectólogos sobre esta pandemia la sindemia abarca una trama de relaciones entre los saberes y las condiciones que la generan. Podemos decir que todos coinciden en que esta sindemia tiene un estatuto traumático que no solo se da en la Argentina sino en el mundo, y que transformó la vida cotidiana y la vida de la sociedad. Por lo tanto, esta primera definición es necesaria tenerla en cuenta. Podemos decir que la pandemia es traumática porque rompe, tritura, genera, irrumpe y nos hace conscientes de nuestra vulnerabilidad y, sobre todo de un cambio de época no solo de un momento histórico que vive nuestro país, sino todos los países del mundo, es decir, subrayar el carácter global de este fenómeno inédito. Ello nos muestra que en esa aldea global se mostraron las desigualdades entre países, entre los que producen las vacunas y los que no producen. Entre los que hegemonizan sus recursos a costa de la pobreza de los otros. Este hecho ya tiene un impacto en la importancia de repensar la ciencia, el desarrollo de nuestras universidades y la formación de nuestros profesionales. Mirándonos desde el sur y desentrañando nuestra realidad debemos estar atentos a las consecuencias y rumbos que tomará la vida social. Este fenómeno global (pero que es desigual) es un hecho traumático porque rompe certezas, seguridades y comodidades en las que hemos habitado y reproducido el conocimiento. Es una irrupción global que afecta a la humanidad en su conjunto, y esto es muy importante señalarlo. Pero al mismo tiempo que es una irrupción global, es a su vez altamente desestabilizadora. Y allí cabe reiterar lo que se planteaba: es desestabilizadora no solo en términos de la vida material que hemos vivido, de la construcción subjetiva que hemos tenido y tenemos, sino también desestabilizadora para el conjunto de la sociedad y de esta sociedad global. Pero también hay una vivencia de inestabilidad que tiene que ver con esa ruptura de certezas y es una inestabilidad que cuestiona los aprendizajes, cuestiona las promesas de bienestar de la modernidad, aquello que motorizaba nuestros anhelos de proyectos de vida y progreso. Esta visión que parecía que jamás se interrumpiría, moldeó nuestras cabezas y modos de vivir y construir saberes. Asumimos que era más importante el saber institucional normativizado que el pensar. Entonces, se generó una división entre saber y pensar. La modernidad se convirtió en racionalidad instrumental y nos llevó a acumular saber, a estandarizarlo, a institucionalizarlo, refugio desde donde pensamos a veces o no, sabemos o construimos saberes, pero el pensar ha sido secundarizado. Darnos cuenta de este proceso implica recuperar el pensar como producción cultural y política. Así como también, recuperar ese proceso anterior a la modernidad es reconstruirnos históricamente, buscando entre la turbulencia de nuestros países ese pensar que fue rupturado, triturado o despedazado o en todo caso, saqueado, de alguna manera por la colonización. Los pueblos conquistados tenían una cultura rica llena de pensares que fueron obstruidos para incorporarlos a la civilización. Por lo tanto, volver a mirar este proceso es ciertamente desestabilizador porque nos cuestiona nuestras certezas, lo que obliga a soportar las contradicciones que ello significa, si bien nosotros hemos vivido y vivimos las contradicciones entre los pobres y los ricos, entre la concentración del capital a costa de la miseria de la gran mayoría de la sociedad, lo que constituye una matriz de un conjunto de desigualdades generado por el espíritu del capitalismo actual se ve de manera mucho más concreta a la luz de esta pandemia. Lo que quiero resaltar es la hondura de las desigualdades emerge de un proceso largo de fermentación cuya matriz está en la colonización. Por ello, como dice Butler, la necesidad y el esfuerzo de seguir indagando sobre los pliegues difusos y oscuros de un capitalismo que captura nuestras vidas, nuestras riquezas de los bienes, de las creencias y de nuestros cuerpos. Mira que todo esto ha transcurrido dentro de un carril, de un conocimiento o de un saber visto desde la dominación y obstruido desde sus cimientos, de ese pensar situado. Entonces, hay que hacernos cargo de esas contradicciones, pero también hacerse cargo de nuestras certezas que hasta ahora han logrado que configuremos un modo de construir y producir conocimiento. Al mismo tiempo revisar de qué modo y desde dónde vamos a construir conocimientos. Ese “hacernos cargo” es un hecho eminentemente político. También es importante plantear cómo esta inestabilidad, esta ruptura de certezas pone sobre el tapete y lleva a repensar cómo se reconstruyen los daños sociales que han debilitado a nuestra sociedad: sus consecuencias, sus riesgos, su potencialidad, los desafíos al pensamiento crítico. Entonces, la verdad es que el pensamiento crítico sobre esas incertezas implica darnos cuenta que no hay metateorías que construyen universos únicos y estancados que nos hacen pensar o matematizar esa realidad tan diversa y rica. Nosotros, con esas otras categorías (quizás algunas podemos recrearlas, como siempre decimos en trabajo social) pero hay otras que es necesario repensarlas porque nada que esté encriptado, nada que esté definitivo o absolutamente acabado puede dar cuenta de este momento histórico , este cambio epocal el cual estamos aprendiendo a transitar. También lleva a cuestionar el concepto de teoría. Por lo tanto no hay teorías mejores ni peores, sino que es necesario revisar qué teorías son las que hemos ido consumiendo desde el lugar de la dominación y la hemos asimilado normativamente. Se torna necesario repensar el concepto de teoría. Hemos tenido un concepto de teoría más vinculada al saber que una teoría vinculada a escarbar esa realidad. Entonces, el desafío que tenemos es desactivar las categorías encriptadas para poder hacer una confluencia de pensares y poder trabajar sobre la captura de esa multidimensionalidad y sobre todo la complejidad de la realidad. Por lo tanto, entonces, la ciencia, la teoría y la cultura son constructores de y construidos por procesos sociales.

Algunos Desafíos

Los procesos sociales construyen identidad. ¿Cómo damos cuenta de esos procesos sociales desde el sur, desde nuestro pensamiento y conocimiento situado? Este es un desafío enorme. Entonces la ciencia, la teoría y la cultura, repito, son constructoras y construidas por procesos sociales que es necesario analizarlos y capturarlos para reconfigurar desde otros lugares que nos permitan recuperar nuestra propia identidad en la construcción del conocimiento y la intervención. Ese proceso no es neutral, es un proceso político, eminentemente político, ideológico, entonces, lo importante es buscar, detectar, identificar, las ligazones y sus articulaciones. Sobre todo con el momento histórico que nos toca vivir, teniendo como contexto la inestabilidad y la incertidumbre. Construir desde nuestras propias identidades. Es un proceso que relaciona de manera enriquecedora, historia y azar. La modernidad nos enseñó a relacionar historia y saber de manera, casi, aritmética. En cambio, la visión de subjetividad, singularidad y generatividad amplia un proceso en nuestra matriz de construcción del conocimiento y los desafíos que debemos plantearnos, sobre todo, los trabajadores sociales y las ciencias sociales en su conjunto para construir nuestros objetos de investigación, nuestros programas de investigación y, en ese sentido, las maestrías, los posgrados, el grado, los doctorados, etc., ayuda al proceso de construcción

Otro desafío es destacar en la cultura de la investigación en Trabajo Social en América Latina son los encuentros de investigadores que aportan al fortalecimiento de redes e intercambio sobre las producciones. Estos Encuentros también articulan experiencias de docencia y extensión universitaria que le dan sentido y una visión de integralidad de los tres pilares que son fundamentales para la vida académica (docencia, investigación y Extensión) en esta dirección desde la Dirección Ejecutiva de la Asociación Latinoamericana de Enseñanza e Investigación en Trabajo Social (ALAEITS) del cual formé parte hasta hace poco hemos alentado la idea de pensar la investigación integrado al desarrollo de la docencia y los posgrados. Es decir pensar esta integralidad como un proyecto académico que supere las viejas dicotomías, entre investigación e intervención, entre teoría y práctica. En ese sentido es importante señalar que la investigación es ineludible en la formación académica, afirmación casi obvia, si al mismo tiempo, no cambiamos nuestra concepción y la valoración sobre estos tres pilares. A mi juicio, en los últimos tiempos (y creo que ello viene como legado de la década de los 90) el título de investigador daba mejor rédito académico individualmente. Allí, la docencia parece haber sido devaluada, y muchas veces. Esto se agravó justamente porque las políticas científicas empezaron a derivar en la fragmentación del conocimiento. El debate en las ciencias sociales empieza a revisar el para qué de la investigación, qué lugar tiene en los procesos de transferencia para resolver y/o aportar a la solución de las personas de las instituciones, y, sobre todo generar condiciones para saber aprovechar la investigación en la vida académica. Pero para ello es necesario generar una cultura y una concepción que reactive la relación entre investigación, extensión y docencia. En esa relación una primera que distingo es la investigación vinculada a la docencia, la que algunos autores denominan la investigación formativa, investigar para mejorar la calidad de los contenidos de nuestras asignaturas. Por lo tanto la este nivel de investigación, sería aún más enriquecedora si ellas estuviesen orientadas a retomar temas de interés para la sociedad a través de la extensión que nutre de manera dinámica la formación de los cuadros profesionales; más aún en una profesión de Trabajo Social.

Referencias

ALAESS-CELATS (1982) Balance y perspectivas del trabajo social en América Latina. Ediciones Celasts. Lima, Perú.

Butler, Judith, (2020) La fuerza de la no violencia, Editorial Piados

Alexander C., Jeffrey; Las teorías sociológicas desde la segunda Guerra Mundial: análisis multidimensional. Gedisa Editorial, Barcelona, España 1992.

Lima, Boris (1975) Epistemología del Trabajo Social, Humanitas. Buenos Aires. Argentina.

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Rozas, Margarita (1998) Como asumir el estudio de la cuestión social y las políticas sociales ¿. En Molina .M. Lorena (org). La cuestión social y la formación profesional en Trabajo Social

Harvey, David (2010) "El nuevo Imperialismo: acumulación por disposición" en Coyuntura Actual, latinoamericana y mundial: tendencias y movimientos. Organizadores Elisabete Borgianni y Carlos Montaño. San Pablo: Cortez editora.

Kessler, Gabriel (2014) en Controversias sobre la igualdad y la desigualdad, argentina 2003-2013. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica

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Rinesi, Eduardo (2006). Los dilemas de lo social en la Argentina Actual”. Participación en el Encuentro Latinoamericano de Trabajo Social: la formación y la intervención profesional. Hacia la construcción de proyectos ético-políticos en Trabajo Social. Organizado por la Facultad de Trabajo Social. UNLP. Buenos Aires: Editorial Espacio.

Notas

[1] Rozas Pagaza, M. (18 de octubre 2021). Procesos de formación e intervención profesional y producción de conocimiento [Panel Central]. Jornadas de Investigación, Docencia, Extensión y Ejercicio Profesional, Facultad de Trabajo Social, Universidad Nacional de La Plata, Argentina.


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