Desarrollo

A partir de 1956, cuando se creó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Estado nacional centralizó las políticas de extensión para lograr la modernización del agro y el arraigo familiar. Para cumplir este último objetivo, desde el Instituto se crearon e implementaron programas destinados a la población femenina basados en una división sexual del trabajo rural. A las mujeres se las consideró -como años antes- pilares fundamentales de la familia, capaces de sostener el modo y condiciones de vida rural. Para cumplir este último objetivo, desde el Instituto se crearon e implementaron programas destinados a capacitar a varones y mujeres, basados en una división sexual del trabajo rural acorde con la estructuración de género de la época.

La tesis estudia desde una perspectiva de género, la realidad local-regional y las políticas públicas pensadas y diseñadas desde el Estado nacional -macro- para contribuir al conocimiento de la historia local.

El enfoque conceptual del trabajo propuesto se centra en el cruce heurístico de diferentes corrientes teóricas, historia social e historia rural desde una perspectiva de género, proponiendo un análisis que hace foco en la realidad local dentro del contexto provincial y nacional.

Desde la creación del INTA y hasta principios del siglo XXI, una de las principales problemáticas que afecta al Instituto es la notable diferencia de oportunidades que existe entre varones y mujeres y que se manifiesta tanto dentro como fuera del INTA. En la institución, la desigualdad se expresa en los obstáculos que deben superar las mujeres profesionales para acceder a cargos jerárquicos y espacios de decisión, como así también de conducción. Se manifiestan en limitaciones veladas, pero concretas -techo de cristal- que han impedido a las ingenieras agrónomas y/o mujeres egresadas de profesiones afines, acceder a cargos jerárquicos (Sarrió Catalá, 2009). Esta histórica desigualdad ha comprometido las posibilidades laborales, profesionales y salariales, alimentando la notable brecha existente entre varones y mujeres en el Instituto.

Dentro de las agencias estatales nacionales y/o provinciales en general y en el INTA en particular, si bien se ha comenzado a poner en debate esta problemática, la misma no ha sido investigada aún, desde una perspectiva histórica ni con un enfoque de género, mucho menos se ha analizado el modo en que se replica a nivel regional y local. Por este motivo esta tesis adquiere relevancia ya que analiza cómo se replicó esta situación en Colonia Caroya y Colonia Tirolesa, departamento Colón, provincia de Córdoba, -espacio donde la agricultura representa la principal actividad económica regional-.

La investigación analiza desde la micro historia, la realidad de las políticas de extensión del INTA en territorios concretos considerando al Estado desde un enfoque complejo y plural (Soprano Manso, -2007)- contextualizando lo local dentro de lo regional y nacional-. Además, investiga el impacto que tuvo en el día a día la implementación de políticas públicas a partir de los testimonios de sus protagonistas.

El objetivo principal es describir temáticas, metodologías, estrategias y relaciones establecidas entre extensionistas y mujeres rurales a partir de los programas de Extensión planteados entre 1963-1973 y entre 2010-2020 en el Norte de la Provincia de Córdoba -. Esto permitió analizar y comparar - desde una perspectiva de género- los objetivos, contenidos y metodologías de los programas de la Agencia de Extensión Rural del INTA Jesús María en los mismos períodos.

Las dos etapas se analizan en contraste a fin de conocer y registrar transformaciones en la agenda de extensión, tendientes a superar las desigualdades de género. Por tanto, este estudio da cuenta de la división sexual del trabajo de extensión, al interior de la Agencia- (entre técnicos/as) y al exterior, entre trabajadoras/es-productoras/es rurales.

El primer período propuesto se inicia con la creación de la Agencia de Extensión Rural de Jesús María y se extiende hasta 1973, momento en que a nivel nacional se retorna - “brevemente” - a la democracia. La segunda etapa (2010-2020) abarca el momento en que a nivel nacional el Proyecto Estratégico Institucional de INTA comienza a plantear la perspectiva de género dentro de su agenda y en el ámbito local la Ing. Agr. Aguada Margonari accede por concurso al cargo de jefa de la Agencia de Extensión Rural de Jesús María, convirtiéndose en la primera mujer que ocupa ese puesto.

La principal hipótesis que plantea es que las mujeres rurales de esta parte del país, desde la creación de la Agencia de Extensión del INTA y hasta el presente, a pesar de haber alcanzado metas importantes, aún deben afrontar desigualdades que las someten a una doble vulnerabilidad: su condición de mujeres, amas de casa, madres, esposas por un lado y las distancias geográficas que las alejan de los centros de debate y decisión como así también de diagnóstico y diseño de programas, por otro. Enlazada a esta hipótesis surge una segunda: en la última década desde la Agencia Local -en consonancia con lo que ocurre a nivel nacional- se han producido cambios significativos en el proceso de empoderamiento femenino, que alientan la inclusión de mujeres de la propia agencia y beneficiarias de sus programas en el proceso de diseño, implementación y evaluación de políticas públicas.

La perspectiva teórica se basa en los conceptos de género (Scott, 2011; Aguirre, 1988), Estado -y políticas públicas (Bohoslavsky y Soprano, 2010; Oszlak 1997). A través del concepto de género se buscó conocer y comparar el proceso de construcción colectiva que permitió asignar roles, tareas, funciones, a mujeres y varones en dos localidades del norte cordobés en dos períodos diferentes. Al interior del INTA, se analizaron las manifestaciones de la segregación vertical -techo de cristal- tanto como la segregación horizontal (Sarrió, 2009).

El concepto de “Estado polifónico de (Bohoslavsky y Soprano, 2010) permitió indagar sobre el trabajo cotidiano de los extensionistas como agentes estatales y como integrantes de redes formales e informales, funcionarios que están inmersos en una lógica multidimensional que debe ser considerada para comprender y explicar sus prácticas en regiones concretas con problemáticas sociales particulares.

Metodológicamente, se investigó desde un abordaje cualitativo de fuentes institucionales diversas (Proyecto Estratégico Institucional, Informes, Gráficos) y se realizaron entrevistas a partir del empleo de técnicas de historia oral (abiertas, -no estructuradas- y colectivas, con entrevistas semiestructuradas con final abierto). El aporte de estas técnicas permitió recuperar la voz de mujeres y varones en dos momentos históricos diferentes (Benadiva, 2007 y Prins, 1997).

Esta investigación histórica se inscribe dentro de la Historia Social, en el cruce entre los estudios de género y ruralidades; campo que adquiere relevancia actual a nivel nacional e internacional. Especialmente, se dirige a recuperar la relación entre extensionistas y "beneficiarias" de políticas públicas en una zona singular del agro cordobés, Colonia Caroya y Colonia Tirolesa, localidades donde la tradicional división sexual del trabajo rural, estaba muy arraigada en la primera etapa que propone esta investigación.

La producción académica nacional sobre la problemática se encuentra abordada en diversas investigaciones provenientes de varias disciplinas como la historia, sociología, antropología. En sus trabajos desde una perspectiva histórica de Arce (2019, 2016) describe y analiza con un enfoque de género la realidad de las mujeres rurales en diferentes regiones del país: la labor femenina en la zafra tucumana, en la cosecha del algodón chaqueño y en las chacras de la región pampeana. Destaca en cada caso la división del trabajo al interior de la familia y la producción.

Entre las investigaciones que analizan el INTA se han registrado múltiples análisis, de los cuales se seleccionó aquí los que se consideran un apoyo significativo para esta investigación. Cecilia Gárgano (2015) si bien toma un período posterior al de este trabajo, plantea la interrupción de continuidades dentro del INTA a partir de 1973 con la llegada de un período democrático. Sus conclusiones permiten, por un lado, confirmar el recorte temporal propuesto para esta tesis (primer período) y, por otro, aportan al conocimiento de la agenda de extensión rural, comparando -como sucede en esta propuesta- un período democrático y uno de dictadura militar.

Por su parte, Alemany (2011) reconoce en su estudio la ausencia de investigaciones que permitan conocer el enfoque, sistematización, metodologías que contemplen la actividad y formación de extensionistas a partir de realidades locales particulares, otorgando un gran valor al análisis de las prácticas extensionistas. Mientras que Barrientos (2008) plantea desde sus inicios a fines del siglo XIX la evolución de esta actividad académica como función de los centros universitarios, su artículo describe la trayectoria de la extensión rural en la Argentina, presentando las diferentes formas de concebirla y llevarla a campo a lo largo del siglo XX. Ambas investigaciones se convirtieron en un estímulo para analizar la problemática propuesta.

También de Arce y Salomón (2018) analizan el Servicio de extensión del INTA entre 1956 y la década del ochenta. Las autoras ponen la mirada en el trabajo de extensionistas y reconocen que se convertían en el vínculo entre el Estado nacional y las familias rurales en su vasto territorio. Consideran en su análisis, recursos disponibles, perfiles, trayectorias formativas, modos de abordaje de las problemáticas concretas, obstáculos y oportunidades.

El trabajo de Ferro (2013) se constituyó como un aporte central ya que realiza un estudio comparativo entre la realidad de Brasil, Argentina y Uruguay en la que presenta en números concretos la disparidad de inclusión de varones y mujeres en el INTA desde 1956 hasta 2013. También describe el marco legal que regula el sector proponiendo luego del profundo diagnóstico de situación una serie de recomendaciones –afirmaciones y preguntas- para superar las debilidades que generan desigualdad y exclusión.

Recientemente desde el mismo INTA se ha comenzado a plantear de forma explícita la importancia de reflexionar sobre la problemática de igualdad de oportunidades entre varones y mujeres, al interior del Instituto y en las políticas que diseña e implementa. Como parte del Plan Estratégico Institucional 2015-2030, se publica la investigación de Lidia Nocetti y otras (2018) en la que se ilustra con datos cuantitativos esta realidad.

Desde el punto de vista de la historia social, se retoman las propuestas de Peter Burke (1994) y Giovanni Levi (1999) sobre la importancia de hacer historia desde perspectivas diferentes. La microhistoria permite reducir la escala de observación para profundizar la mirada de documentos escritos, gráficos y testimonios, que registren la cotidianeidad del trabajo de mujeres y familias rurales. Pero, no de modo aislado sino estableciendo la relación existente con el contexto nacional, desde el que se programaban las políticas de extensión. Este enlace permitirá reconocer las adaptaciones locales que sufrieron en su implementación.

Respecto a la perspectiva teórica de género, se sigue la propuesta teórica de Joan Wallace Scott (2011) quien propone este concepto como categoría útil para el análisis histórico, pero desde una concepción dinámica y contextualizada. Ni absoluta, ni totalizante, tampoco como la explicación a todas las desigualdades. Su reflexión, contribuye a trabajar desde la autocrítica valorando la investigación como una oportunidad para (re) pensar la historia, el modo de preguntar e indagar y el modo de producir conocimiento. En el mismo sentido Aguirre (1998) sostiene que definir género implica pensar el concepto como una construcción simbólica colectiva contextualizada en un tiempo y en una cultura.

En esa misma línea se integra el análisis de la relación existente entre trabajo, género y poder, (Sarrió 2009) plantea que, en estas interacciones, los varones resultan más beneficiados ya que el desarrollo de su carrera profesional es completamente diferente al que vivencian las mujeres dentro de las organizaciones públicas o privadas.

El análisis de las actividades de la AER JM desde esta mirada permitió evaluar las relaciones de subordinación (hacia el interior de la oficina, en las propuestas de trabajo), las prácticas naturalizadas tanto como los estereotipos que las guiaron o guían. Hacer foco en el trabajo de las mujeres ayudó a observarlas desde un enfoque que las considera protagonistas y contribuye a correrlas de ese lugar de subordinación que les atribuye el masculinizante modelo patriarcal capitalista. “…las mujeres ya no son sujetos pasivos ni secundarios, sino que se convierten en actoras de su propia historia, creadoras de culturas y valores del trabajo distintos a los del modelo masculino” (Carrasco, 2009, p 49).

El trabajo también analiza qué principios e intereses políticos, se pusieron y se ponen en juego desde las políticas y programas de extensión del INTA para dar significado al concepto de género. Esto permite convertir a las mujeres, (extensionistas y receptoras) en sujetos de análisis histórico dentro del contexto en el que estaban insertas como madres, esposas, hijas, productoras y trabajadoras.

De acuerdo al enfoque seleccionado fue muy valioso trabajar desde la micro historia -sin dejar de lado el contexto- y desde la mirada de los destinatarios de las políticas tanto como desde la de sus ejecutores. En este sentido se puede establecer una directa relación con el modo de abordar problemas locales que plantean las políticas públicas en el presente. Entre las preguntas e inquietudes que guiaron el proceso para abordar la realidad local se destacan: ¿Cómo se implementaron las políticas de extensión en el interior del interior del país? ¿Qué lugar tuvieron o tienen los protagonistas en las diferentes etapas del proceso?

De acuerdo con la propuesta de Barela, Miguez y Conde (2004) la Historia Oral, permitió recoger testimonios para comprender las lógicas del entramado social y abordar el tema desde la ética y la rigurosidad de lo que no dicen los documentos, pero sin dejarlos de lado. Su conocimiento profundo, contribuyó a formular entrevistas para preguntar lo que no dicen, lo que pasa por la sensibilidad que no aparece en los textos.

El principal desafío de este trabajo de investigación fue de acuerdo con las expresiones de Bohoslavsky y Soprano (2010) apostar

en favor de un cambio de perspectiva en los estudios sobre el Estado en la Argentina, desplazándose desde la historia del Estado (en singular) hacia las historias de las agencias estatales (en plural) y de sus funcionarios, permitirá conocer mejor la trayectoria de nuevos actores e instituciones y, además, nos ofrecerá una buena oportunidad para explorar unos enfoques y métodos que contribuirán a la producción de una historia social más compleja y plural del Estado y la sociedad nacional [1]

A fin de alcanzar los objetivos planteados, se presta atención a las prácticas de extensión comprendidas como estrategias de capacitación donde “mujeres formaban a otras mujeres” dentro de los programas vigentes en ambos períodos para comprender el impacto en el espacio local. Asimismo, se busca examinar la división del trabajo profesional y registrar metodologías y contenidos de capacitación propuestos por extensionistas de la AER JM entre 1963- 1973 y 2010-2020. Analizar el lugar de las profesionales de la extensión (maestras, agrónomas) para comprender sus métodos de trabajo y decisiones y compararlo con los de sus colegas varones.

Esta propuesta parte especialmente desde un enfoque cualitativo cuyo propósito es analizar críticamente fuentes documentales primarias que revelen el proceso de implementación de las políticas de capacitación del INTA. Las fuentes seleccionadas para este estudio -considerando la limitación que presuponen las fuentes oficiales tradicionales - serán: documentación institucional escrita, gráfica y estadística- programas de extensión e informes del INTA-; entre las no tradicionales: registros fotográficos, bitácoras de trabajo, correspondencias personales, notas. La técnica principal empleada es el análisis de contenido de documentos, imágenes, fotografías, para conocer lo que revelan sobre la división sexual del trabajo rural.

Entre los aportes la tesis responde las preguntas que dieron origen a la investigación sobre el lugar que ocuparon varones y mujeres en los períodos dentro del INTA y entre los pobladores de las comunidades seleccionadas, concluyendo que las mujeres rurales de esta parte del país, desde la creación de la AER -1963- del INTA y hasta el 2020, han alcanzado metas importantes en el proceso de empoderamiento.

La investigación contribuye a ampliar el conocimiento de la realidad que viven varones y mujeres del espacio rural (extra céntrico) en el interior de la provincia de Córdoba y permite dimensionar y comprender el alcance de los programas y políticas públicas implementadas en terreno. También, permite salir del Estado en singular, único, homogéneo, para introducir la mirada en una agencia local y en los grupos de mujeres para describir en plural el rostro humano del Estado.

Responde al interrogante sobre ¿quiénes son el Estado?, ¿cuál es y cómo es el rostro humano del Estado? En esta parte del territorio son las múltiples voces que constituyen una polifonía conformada por varones, mujeres, jóvenes, niños, agentes nacionales -extensionistas-, provinciales y municipales que emprenden sus actividades día a día. En esta línea de análisis deja claro que el Estado son las mujeres rurales en 1963-1973 y 2010-2020 hacedoras, que salieron de la pasividad, criaron gallinas y vendieron sus derivados en el mercado local motivadas por palabras, testimonios y herramientas que les brindaron sus extensionistas, el Estado es Aguada, Margonari, que desde el siglo XX posibilitaron este cambio de actitud. Conocer sus experiencias ayuda a valorarlas como impulsoras de la construcción de redes de apoyo para continuar transitando el camino hacia la desaparición de la división sexual del trabajo, brecha salarial, techos de cristal facilitando el logro de la equidad.

Como perspectivas, líneas de investigación a futuro surgen inquietudes que pueden orientar el proceso: ¿es posible alcanzar mayores grados de igualdad desde este trabajo silencioso?, ¿cuáles son los obstáculos y resistencias que dificultan la institucionalización de políticas públicas con perspectiva de género en el espacio local?, ¿qué roles asumen las diferentes integrantes de esta red de mujeres de un barrio de Colonia Caroya y qué relación establecen con otras redes locales y regionales?, ¿qué calidad de vida tienen y cuáles son sus expectativas?

Por último, el aporte tal vez más significativo puede sintetizarse en la idea de que los cambios que surgen desde abajo, pueden generar transformaciones profundas. En este caso el impulso que puede propiciar transformaciones a nivel provincial surge a partir del momento en que la Ing. Agr. Margonari asume la jefatura de la AERJM; desde ese momento tanto las mujeres como los varones de la región participan y asumen roles activos en el debate de políticas públicas destinadas al sector rural que contemplen las características propias del espacio local y que intenten comenzar a introducir la perspectiva de género en la agenda pública.

Fecha de defensa: 26 de abril de 2022

Directora: Dra. Alejandra de Arce

Jurado: Dra. Beatriz Solveira, Dra. Natalia López Castro y Mag. Graciela Mateo

Maestría en Ciencias Sociales y Humanidades

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Notas