Recepción: 04 Agosto 2022
Aprobación: 31 Agosto 2022
![]() | Linardelli M. F., Pessolano D., Rodríguez Agüero L.. Grupo Editor Universitario. 2021. Buenos Aires. CInIG-IDIHCS/CONICET-FaHCE-UNLP. 118pp.. 978-987-8308-66-1 |
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Resumen: En este estudio se abordan las singularidades del trabajo realizado por mujeres en contextos rurales y agrarios de la provincia de Mendoza a partir de un enfoque que cruza aportes de los estudios de género, sociales agrarios y migratorios. Linardelli, Pessolano y Agüero se enfocan en la historia reciente de una economía regional que se caracteriza históricamente por la labor de cientos de mujeres, cuyas contribuciones no han sido valoradas ni sistematizadas por parte de la estadística, las políticas públicas y los estudios sociohistóricos. A partir de la introducción de la mirada feminista y la perspectiva de género, las autoras dan cuenta de rasgos ocultos por otros estudios de la economía mendocina, como también en relación a las desigualdades territoriales.
Palabras clave: Mendoza, puesteras, economía regional, contratistas, mujeres migrantes.
Abstract: This study addresses the singularities of the work carried out by women in rural and agrarian contexts in the province of Mendoza from a perspective that crosses contributions from gender, social, agrarian and migratory studies. Linardelli, Pessolano, and Agüero focus on the recent history of a regional economy historically characterized by the work of hundreds of women, whose contributions have not been valued or systematized by statistics, public policies, and sociohistorical studies. From the introduction of the feminist perspective and the gender perspective, the authors give an account of hidden features by other studies of the Mendoza economy, as well as in relation to territorial inequalities.
Keywords: Mendoza, layers, regional economy, contractors, migrant women.
Resumo: Este estudo aborda as singularidades do trabalho realizado por mulheres em contextos rurais e agrários na província de Mendoza a partir de uma perspectiva que cruza contribuições dos estudos de gênero, sociais, agrários e migratórios. Linardelli, Pessolano e Agüero focalizam a história recente de uma economia regional caracterizada historicamente pelo trabalho de centenas de mulheres, cujas contribuições não foram valorizadas ou sistematizadas por estatísticas, políticas públicas e estudos sócio-históricos. A partir da introdução da perspectiva feminista e da perspectiva de gênero, as autoras dão conta de traços ocultos por outros estudos da economia mendonza, bem como em relação às desigualdades territoriais.
Palavras-chave: Mendoza, camadas, economia regional, empreiteiros, mulheres migrantes.
Entre fincas y puestos: Trabajadoras rurales del agro de Mendoza (1960-2020) pertenece a la colección “Puntos de Fuga, Historia de las mujeres y estudios de género", dirigida por Nadia Ledesma Prietto. En este libro María Florencia Linardelli, Daniela Pessolano y Laura Rodríguez Agüero abordan las singularidades del trabajo realizado por mujeres en contextos rurales y agrarios de la provincia de Mendoza. Lo hacen desde un enfoque que cruza aportes de los estudios de género, sociales agrarios y migratorios. Así, las autoras se enfocan en la historia reciente de una economía regional que se caracteriza históricamente por la labor de cientos de mujeres, cuyas contribuciones no han sido valoradas ni sistematizadas por parte de la estadística, las políticas públicas y los estudios sociohistóricos.
A través de este libro, Linardelli, Pessolano y Agüero buscan aportar una mirada particular de la ruralidad provincial, desde una perspectiva de género y feminista, que, a su vez, recupera las experiencias de las mujeres del campo, sus saberes, las particularidades de su trabajo y las complejas realidades y desigualdades que enfrentan. Además, con este estudio se proponen reconocer y reflexionar sobre las problemáticas de género que atraviesan a las trabajadoras en una sociedad patriarcal y las diversas situaciones que vivencian a partir de sus procedencias en términos económicos, geográficos, sociales y culturales.
Para cumplir con esos objetivos, las autoras articulan, comparan y ponen en diálogo los resultados de diversas investigaciones empíricas que se llevaron a cabo entre 2010 y la actualidad. Estos estudios se desarrollaron sobre los distintos territorios de la provincia y con diversas actoras de la economía agropecuaria, que abordan la participación económica de puesteras que se dedican a la producción caprina en el este de la provincia de Mendoza, las experiencias de mujeres en familias contratistas de viña entre los años sesenta y ochenta y las migrantes norteñas involucradas en las producciones vitivinícola, hortícola y frutícola.
De modo que, el articular y vincular los resultados de estos estudios, las autoras nos brindan un recorrido temporalmente amplio -que van desde la década del sesenta hasta la actualidad- que transita por múltiples transformaciones productivas y reproductivas que acontecieron en los espacios agrarios mendocinos y que profundizan en las repercusiones que estas tuvieron en la vida de las trabajadoras rurales.
Entre fincas y puestos transita por distintas temporalidades y localizaciones geográficas de Mendoza, de la mano de la singular situación de las actoras ya mencionadas, sus modalidades de trabajo, las relaciones laborales de aquellas que participan como también sus aportes a las comunidades que ellas integran. El análisis conjunto de esta multiplicidad de escenarios resulta ser una oportunidad para las autoras para mostrar, tanto los aspectos comunes como las heterogeneidades en las experiencias de mujeres trabajadoras. Esto es un tema central que se desarrolla en este libro, pues las autoras buscan identificar las especificidades del trabajo de las mujeres rurales, evitando caer en perspectivas urbano-céntricas. Además, exploran las diferencias asociadas con las formas de propiedad y el uso de la tierra, la relación laboral, las actividades económicas-productivas, la pertenencia étnico-racial y la condición migratoria, por lo que proponen un enfoque sensible a las problemáticas y a las singularidades de las diversas experiencias.
De este modo, Linardelli, Pessolano y Agüero elijen contar en este libro las historias de tres colectivos de trabajadoras rurales que vivieron y desempeñaron sus tareas entre las décadas del ´60 y comienzos del nuevo milenio. Este recorte temporal se debe a la selección de dos casos de trabajadoras agrícolas de los oasis en dos momentos diferentes, con el objeto de dar cuenta de las condiciones de vida y de trabajo de mujeres dedicadas a las actividades vitivinícolas y hortícolas estratégicas, previa y posteriormente a la reconversión productiva que transformó radicalmente las relaciones laborales. Por otro lado, presentan el caso de puesteras, para hacer visible y, a su vez problematizar, la situación de trabajadoras que se desempeñan en gran medida fuera de los oasis, en actividades consideradas marginales respecto de los principales circuitos productivos locales. A partir de esta opción, pretenden realizar una contribución al conocimiento de las diversas realidades que viven y han vivido, las mujeres rurales mendocinas.
Entre Fincas y puestos se encuentra organizado en dos partes que contienen cinco capítulos en total y una introducción. En esta última anuncian los objetivos de este volumen y presentan el trabajo que realizan las mujeres en contextos rurales y agrarios en la provincia de Mendoza. En la primera parte, “Claves teóricas y contextuales para abordar el trabajo de mujeres rurales en Mendoza”, se brinda información acerca del contexto histórico y teórico del trabajo de las mujeres rurales mendocinas. Encontramos allí dos capítulos que orientan la lectura de la obra. El primero de ellos, titulado “Una aproximación al trabajo de mujeres rurales desde herramientas teóricas feministas”, se comparte con los/as lectores/as algunas claves teóricas, que permiten analizar las diversas experiencias laborales de las puesteras, contratistas y migrantes. Para ello, las autoras reflexionan sobre la noción de trabajo y otros conceptos derivados como: división sexual del trabajo, trabajo productivo y reproductivo, tareas domésticas y de cuidado, doble presencia y, además, consideran las posibilidades que se abren al utilizar el enfoque interseccional para abordar las diversas opresiones que marcan las trayectorias de vida y de trabajo de las mujeres. Los estudios que presenta el libro pretenden trascender la dicotomía del planteo trabajo productivo-reproductivo, a partir de las claves teóricas expuestas y datos de campo/ archivo; utilizando esta categoría como una guía para analizar la complejidad y extensión del trabajo realizado por mujeres en entornos rurales y agrarios, no como una realidad a priori. Este repaso de conceptos y redefiniciones de la noción de trabajo se enlaza con los aspectos estructurales.
En el segundo capítulo, “La producción agropecuaria de Mendoza durante el siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI”, las autoras retoman las singulares características de una provincia de acentuados contrastes territoriales y productivos, para conocer el escenario en el que viven y trabajan mujeres de zonas rurales. De este modo, se aproximan a las diversas actividades agropecuarias mendocinas buscando visibilizar las particularidades históricas, culturales y económicas tanto de la vitivinicultura y otras producciones primarias de los oasis, como de la producción pecuaria de zonas no irrigadas. A partir de este recorrido, revisan las características que adquiere el trabajo en la agricultura y en la ganadería provincial, introduciendo algunas pistas sobre cómo se produce la división sexual del trabajo en cada una de ellas.
La segunda parte de este libro, denominada “Trabajadoras rurales en Mendoza: puesteras, contratistas y migrantes”, presenta los tres casos de estudio, reconstruyendo los escenarios laborales y las prácticas reproductivas de las puesteras del secano, las contratistas de viña y las migrantes norteñas y bolivianas. El tercer capítulo, “Puesteras: vivir y trabajar en el campo” analiza la participación económica de las mujeres en el contexto de sus unidades domésticas, prestando especial atención al rol que ellas asumen en las actividades pastoriles, en las labores domésticas y de cuidado, y también a nivel comunitario. Asimismo, se evidencian sus cuantiosos aportes para la subsistencia familiar y comunitaria, tanto como las dificultades de múltiples índoles que se les presentan y las formas en que son resueltas. De su lectura aprendemos que las mujeres valoran la posibilidad de compartir espacios y están dispuestas a realizar un esfuerzo y trabajo extra, para obtener bienes que sumen a la satisfacción de las necesidades de sus grupos domésticos. Esto sucede no solo porque varias de ellas son el principal sostén familiar, sino porque son fuertemente interpeladas a cuidar los vínculos y a asegurar la reproducción cotidiana del hogar. En última instancia, el trabajo peridoméstico y doméstico de las puesteras subsidia la movilidad de otras/os integrantes de la familia para que logren incorporar ingresos extraprediales. La pluriactividad se ha intensificado en la zona de estudio, convirtiéndose en una estrategia basada en la diversificación de fuentes de ingreso. Esta estrategia económica se apoya sustancialmente en la división generacional y sexual del trabajo. Así, las mujeres colaboran en librar mano de obra para el mercado de trabajo.
En el cuarto capítulo “Oculto sin remuneración: el trabajo de las mujeres contratistas de viña”, se reconstruyen las condiciones de trabajo y de vida de las mujeres que han realizado tareas de cuidado de la vid en el marco de las unidades familiares contratistas, en pos de analizar tanto sus contribuciones productivas gratuitas como las provenientes en las diversas tareas reproductivas que demanda el trabajo en fincas. Para esto, las autoras se sitúan en las décadas del ´60, ´70 y ´80, ya que han sido décadas de apogeo de este singular régimen de trabajo, que tiende a perder vigencia con la reconversión productiva de los ´90. Entonces, se observa cómo el capital invisibiliza el trabajo de las mujeres, no sólo para no pagar la reproducción de la fuerza de trabajo, sino también para apropiarse del trabajo productivo que ellas hacen. Aunque la marginalización de las mujeres y su funcionamiento como fuerza de trabajo complementaria y pobremente remunerada es una característica fundamental y esencial del capitalismo, la situación de las contratistas resulta más compleja. Su exclusión deliberada del contrato y de los derechos laborales, la carencia de remuneración y la imposibilidad de participar en los acuerdos con las patronales indican una situación más próxima a la superexplotación. Por último, el límite del impulso modernizador de la burguesía vitivinícola fue la preservación de su tasa de ganancia, que en el campo se tradujo en la apropiación del trabajo productivo y reproductivo de las mujeres, ya que el hecho de no ser reconocidas ni monetaria ni contractualmente les permitió un amplísimo margen de ganancia a los empresarios vitivinícolas. Es decir, queda demostrado el valor de los aportes significativos de las mujeres a la principal actividad productiva de la provincia.
El quinto y último capítulo “Mujeres migrantes en el agro de Mendoza: entre fincas, fábricas, ferias y hogares”, se dedica a explorar las formas de participación en el mercado de trabajo agrícola de mujeres migrantes de origen boliviano y del norte argentino, apelando a la reconstrucción de sus trayectorias de vida. Así, se analiza cómo sus distintas inserciones en el mercado laboral se fueron anudando y modificando para sostener las estrategias de reproducción cotidiana, en un contexto marcado por el proceso de reconversión productiva agrícola y agroindustrial mendocina, desde la década del ´50. Entonces, el recorrido de la variedad de ámbitos de acción, productivos y reproductivos, de las trabajadoras migrantes nos permite identificar los márgenes variables de autonomía, que se amplían o contraen en un lugar u otro, cambiando de la feria a la finca y de la fábrica del hogar. Cada uno de estos lugares es un terreno en el que ellas negocian y resisten de diferentes modos. Mientras son relegadas a los escalones ocupacionales más precarios del agro y sobrecargadas con labores productivas, las mujeres migrantes se mueven por el territorio, participan de redes migratorias y trabajan intensivamente para obtener el sustento cotidiano en contextos de creciente desposesión económica. De modo que, es a través de sus prácticas migratorias, económicas y reproductivas construyen condiciones para cuidarse y cuidar de otras/os, es decir, para sostener la vida familiar y comunitaria.
El libro cierra con una serie conclusiones. En primer lugar, los ritmos de los trabajos de las mujeres están singularmente anudados a los ciclos de las labores agropecuarias, marcados por los tiempos de la naturaleza. En términos generales, el trabajo de cuidados y doméstico que realizan las mujeres se encuentra profundamente ligado a los ciclos naturales como el embarazo, el nacimiento. Sin embargo, se considera que las trabajadoras agropecuarias tienen que coordinar toda una serie de labores, cuyo tiempo y ritmo están marcados por las necesidades de otros seres vivos y no pueden esperar. En segundo lugar, las puesteras, contratistas y migrantes integran unidades familiares de trabajo, esto supone que las mujeres aportan su esfuerzo a las actividades productivas, pero no obtienen compensación dineraria por sus labores. El acceso al pago por su trabajo fue posible recién cuando comenzaron a ser contratadas individualmente como trabajadoras temporarias, en el escenario abierto por la reconversión productiva. En tercer lugar, las trabajadoras comparten la responsabilidad del cuidado y lo doméstico. Esto condiciona las oportunidades laborales que pueden aceptar, la cantidad de tiempo fuera de sus hogares y los horarios, como, por ejemplo, el solapamiento temporal y espacial del trabajo productivo y reproductivo en las fincas y los puestos, o cuando pierden posibilidades laborales o se ven tensionadas por la falta de cuidado de sus hijas/os. En cuarto lugar, la división sexual del trabajo no tiene características universales, sino que se transforma en relación con las múltiples pertenencias de las mujeres. Por lo que, es relevante indagar en las desiguales condiciones de trabajo productivo y reproductivo que experimentan mujeres de distintos grupos sociales.
Finalmente, otro aspecto para destacar que comparten las puesteras, contratistas y migrantes es la centralidad que ha tenido su trabajo en el desarrollo de la prosperidad de Mendoza. A partir del recorrido de este libro, podemos reconocer que el trabajo reproductivo de las mujeres ha sido clave en este proceso. Linardelli, Pessolano y Agüero se refieren a mujeres que tienen otras procedencias, no necesariamente europea. El modelo vitivinícola del siglo XX no hubiese sido posible sin el aporte gratuito de las mujeres contratistas. Además, la reconversión de la agricultura mendocina utilizó intensivamente la mano de obra de las mujeres migrantes. De igual modo, las puesteras han contribuido en distintos momentos de sus trayectorias vitales al trabajo estacional agrícola y bajo contrato; y en la actualidad su trabajo y permanencia en el puesto permiten liberar mano de obra para la agricultura de otros integrantes de la familia, sin perder la condición campesina y el arraigo a su tierra. Entonces, a partir de la introducción de la mirada feminista y la perspectiva de género, las autoras dan cuenta de rasgos ocultos por otros estudios de la economía mendocina, como también con relación a las desigualdades territoriales.
En conjunto, la lectura de Entre Fincas y puestos revela y les otorga visibilidad a las experiencias de trabajo de distintas mujeres del agro mendocino. En sus páginas se demuestra la contribución económica innegable, la doble presencia de las mujeres y su función en la subsistencia familiar y su rol indispensable para el sostenimiento de las actividades agropecuarias en la provincia de Mendoza, en la historia y en el presente.