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Racionalidad de género y desigualdades en Paraguay
Revista Estudios Paraguayos, vol. 39, núm. 2, pp. 203-219, 2021
Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción"

Revista Estudios Paraguayos
Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción", Paraguay
ISSN: 0251-2483
ISSN-e: 2520-9914
Periodicidad: Semestral
vol. 39, núm. 2, 2021

Resumen: La racionalidad en la literatura económica está valorada de tal forma que las decisiones individuales parten de esta premisa. Sin embargo, lo que aparentemente sólo afecta a una ciencia, tiene una multiplicidad de efectos en las diferentes aristas de la vida, y la visión económica se superpone con enfoques de otras disciplinas de las ciencias sociales. El problema finalmente de la racionalidad (Sen, 1986; Sen, 1987), es que la vida trascurre en lo que la economía positivista entiende como fallas del mercado, por eso quizá el propio sistema económico hegemónico presenta agujeros negros en las diferentes crisis que tuvo (y tiene) el modelo capitalista desde su aparición con la revolución industrial. Becker (1985), al analizar la teoría del capital humano, sostiene que las mujeres por elección racional, deciden formarse menos, debido a su rol biológico de reproducción, lo que produce una segregación natural del mercado laboral femenino, hacia trabajos temporales, atípicos, poco cualificados y de baja remuneración. Ante esta afirmación de la teoría neoclásica, surge la teoría crítica desde la corriente de la economía feminista que añade que esta visión económica se apoya en un sesgo androcéntrico en el discurso (Pérez Orozco, 2006). Las familias patriarcales supeditaron a las mujeres el trabajo doméstico, reproductivo o de cuidado, lo que condicionó la división sexual del trabajo, propiciando una barrera de entrada de las mujeres al mercado laboral (McConnell, Brue y Macpherson, 2003; Pérez Orozco, 2006; Esquivel, 2011). Este trabajo que abordo la perspectiva de la racionalidad desde el punto de vista de género, partiendo de la revisión documental-bibliográfica, apoyado con datos estadísticos de fuentes oficiales, utilizando el paquete estadístico SPSS. Los resultados muestran que, lo denominado racionalidad está condicionado por factores culturales sumados a las escasas oportunidades, tanto de educación como de servicios de cuidado, que afectan a las decisiones individuales dentro de la visión de progreso y desarrollo más ortodoxo. Sin embargo, es cuestionable el posicionamiento de las ciencias sobre lo que se considera elección racional, debido a que las decisiones deberían ser libres, no cuestionables ni forzadas hacia ningún esquema de razonamiento, pero este paradigma requiere de respuestas dinámicas de las ciencias sociales (teoría y práctica) que no siempre están a la vanguardia de las necesidades humanas.

Palabras clave: género, desigualdades, cuidados.

Abstract: Rationality in the economic literature is valued in such a way that individual decisions start from this premise. However, what seems to affect only one science, has a multiplicity of effects on the different edges of life, and the economic view overlaps with approaches from other disciplines of the social sciences. The Ultimate Problem of Rationality (Sen, 1986; Sen, 1987), is that life takes place in what the positivist economy understands as market failures, so perhaps the hegemonic economic system itself presents black holes in the different crises that the capitalist model had (and has) since its appearance with the industrial revolution. Becker (1985), when analyzing the theory of human capital, argues that women by rational choice, decide to train less, due to their biological role of reproduction, which produces a natural segregation of the female labor market, towards temporary, atypical, low-skilled, and low-paid jobs. Faced with this affirmation of neoclassical theory, critical theory arises from the current of feminist economics that adds that this economic vision is based on an androcentric bias in the discourse (Pérez Orozco, 2006). Patriarchal families subordinated domestic, reproductive or care work to women, which conditioned the sexual division of labor, creating a barrier to entry for women to the labor market (McConnell, Brue and Macpherson, 2003; Pérez Orozco, 2006; Esquivel, 2011). This work that addresses the rationality perspective from the gender point of view, starting from the documentary-bibliographic review, supported with statistical data from official sources, using the SPSS statistical package. The results show that what is called rationality is conditioned by cultural factors added to the scarce opportunities, both for education and care services, which affect individual decisions within the vision of progress and more orthodox development. However, the position of the sciences on what is considered rational choice is questionable because decisions should be free, not questionable or forced towards any reasoning scheme, but this paradigm requires dynamic responses from the social sciences (theory and practice) that are not always at the forefront of human needs.

Keywords: gender, inequalities, care.

RACIONALIDAD DE GÉNERO Y DESIGUALDADES EN PARAGUAY

Introducción

La literatura económica ortodoxa, que se convirtió en la corriente hegemónica del pensamiento económico, parte de una premisa denominada racionalidad. Bunome (2009) menciona que la racionalidad está entendida como la decisión optima teniendo en cuenta la existencia de un conjunto de decisiones posibles. Para comprender el análisis económico racional, se parte de la abstracción con un personaje conocido como Robinson Crusoe, que se encuentra solo en una isla, lo cual es el punto extremo de la vida misma.

Cuando un individuo debe tomar la mejor decisión, lo toma para maximizar beneficios o utilidades, que pueden ser analizadas desde varios puntos de vista. Si se tiene en cuenta el marco de la psicología racional, se parte de la inteligencia analítica y madurez emocional. Lo que no está en estos extremos, se consideran fallas del modelo, que se asemeja a los modelos económicos que se analizan por fuera de la competencia perfecta.

El problema finalmente de la racionalidad (Sen, 1986; Sen, 1987), es que la vida trascurre en lo que la economía positivista entiende como fallas del mercado, por eso quizá el propio sistema económico hegemónico presenta agujeros negros en las diferentes crisis que tuvo (y tiene) el modelo capitalista desde su aparición con la revolución industrial.

De acuerdo a Gary Becker, las decisiones intencionadas que toman las familias sobre cómo reparten su tiempo, ya sea para el trabajo remunerado, la producción y consumo doméstico (McConnell, Brue y Macpherson, 2007) son decisiones racionales.

Becker (1985), al analizar la teoría del capital humano, sostiene que las mujeres por elección racional, deciden formarse menos, debido a su rol biológico de reproducción, lo que produce una segregación natural del mercado laboral femenino, hacia trabajos temporales, atípicos, poco cualificados y de baja remuneración.

Ante esta afirmación de la teoría neoclásica, surge la teoría crítica desde la corriente de la economía feminista que añade que esta visión económica se apoya en un sesgo androcéntrico en el discurso (Pérez Orozco, 2006). Las familias patriarcales supeditaron a las mujeres el trabajo doméstico, reproductivo o de cuidado, lo que condicionó la división sexual del trabajo, propiciando una barrera de entrada de las mujeres al mercado laboral (McConnell, Brue y Macpherson, 2003; Pérez Orozco, 2006; Esquivel, 2011).

La figura de la corriente neoclásica sobre el dictador benévolo, solo demuestra una vez más los cimientos del sistema económico capitalista sobre el patriarcado con sus ejemplos androcéntricos sobre cómo debe ser la distribución de roles y tiempo en una unidad domestica (Beneria, 2008).

De acuerdo a Egas (2018), la inserción laboral y las características que conllevan a la toma de decisiones de las mujeres está correlacionada con los niveles educativos (Beneria, 2008), la fecundidad, los ingresos no laborales y los ingresos laborales del hogar (Gasparini y Marchionni, 2015).

Desigualdades en el acceso a la educación

El modelo de Becker menciona sobre la racionalidad en la asignación del tiempo de los miembros del hogar, de acuerdo a sus especializaciones o ventaja comparativa (McConnell, Brue y Macpherson, 2003). Desde el punto de vista de la economía feminista, la afirmación de que las mujeres están mejor preparadas para cuidar a los hijos/as asociado al cuerpo biológico de la mujer, no es solo discriminación pura de género, sino que un atentado al principio de igualdad de oportunidades que se enmarca en los derechos humanos.

Si bien desde el enfoque feminista la cuestión de racionalidad es claramente una práctica de desigualdad de género, algunas culturas como la de la zona rural de Paraguay, de acuerdo al estudio de Pompa Quiroz (1996) sostiene que el esquema estructural, que permanece en el subconsciente rara vez es racionalizado. Heikel (1993) menciona a la trampa biológica, que hace referencia a todas las situaciones de subordinación de las mujeres a partir de su capacidad biológica de reproducción está totalmente entretejida en el ámbito cultural paraguayo.

En el trabajo de Heikel (1991) y Pompa Quiroz (1996) se mencionan dos aspectos fundamentales como factores culturales que influyen en el comportamiento reproductivo de las mujeres en Paraguay: por un lado, existe una contradicción entre el número deseado de hijos por mujer, y el número de hijos por mujer que se encuentra en el inconsciente colectivo que condiciona a la “mujer-madre” como una multípara “ideal de mujer”, sobre todo en la zona rural (Escobar, 1986; Corvalán, 1987). Por otro lado, las aspiraciones, para la vida están condicionadas con el rol de madre, quedando rezagado inclusive la culminación de la escolarización primaria.

Si tenemos en cuenta las características de la población de Paraguay, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población total por sexo se mantiene constante 50/50 aproximadamente (INE, 2020). La figura 1 nos muestra el promedio de años de estudio de la población de 15 años y más de edad es similar en hombres y mujeres, y la diferencia se da de acuerdo al área de residencia.

Figura 1: Promedio de años de estudio de la población de 15 años y más de edad en Paraguay. Periodo 2017-2020

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Fuente: elaboración propia con base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares 2017, Encuesta Permanente de Hogares Continua. 2018-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Un promedio de 10 años de estudio es poco para tener mejores accesos y mejores trabajos tanto para hombres como para mujeres, que es lo que propugnan los países miembros de las Naciones Unidas a partir de las políticas, programas y proyectos para el cumplimiento del Trabajo Decente y Crecimiento Económico, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En este sentido, las políticas públicas de planificación familiar y métodos anticonceptivos apuntan a una disminución de embarazos adolescentes, justamente haciendo mención a los momentos de formación para las personas (figura 2). Un factor determinante sobre la participación laboral es la maternidad y paternidad. Las decisiones de tener uno o más hijos determina el comportamiento de los hogares porque repercute en la esfera productiva y reproductiva (Egas, 2018).

Figura 2: Porcentaje de nacidos vivos inscriptos por grupos de edad de la madre, según área de residencia de la madre. Años 2014 y 2019

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Fuente: elaboración propia con base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares 2017, Encuesta Permanente de Hogares Continua. 2018-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Además, es interesante hacer mención del momento de transición demográfica que vive Paraguay, caracterizado como bono demográfico, el cual se estima como termino en el 2050 aproximadamente. Un bajo promedio de años de estudio indica un problema futuro desde el punto de vista de la productividad de un país (lo cual se ve sumamente afectada por capital humano por debajo de lo deseado), lo que llevo al país a desarrollar el emblemático programa denominado Becas Carlos Antonio López, para el desarrollo de cursos de posgrado en el exterior. Sin embargo, es interesante mencionar que, de acuerdo a datos de la EPHC, el país tiene menos del 10% como universitarios (INE, 2020).

Ahora bien, si analizamos la tasa de ocupación podemos verificar que, la brecha de género existe a favor de los hombres tanto en el área urbana como rural (figura 3). No obstante, el tipo de ocupación de la persona es una preocupación para ambos sexos. De acuerdo al estudio de Fernández (2015), analizando la calidad del empleo en Paraguay, se constató que en el 2014 alrededor del 80% de los ocupados que contaban con empleos, no podían considerarse empleos de calidad por la falta de acceso a los derechos laborales básicos (salario mínimo, jubilación, salud), donde el peor escenario era para las mujeres (Cáceres y Achinelli, 2020).

Figura 3: Tasa de ocupación de la población de 15 años y más de edad por área de residencia y sexo en Paraguay. Periodo 2017-2020

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Fuente: elaboración propia con base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares 2017, Encuesta Permanente de Hogares Continua. 2018-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Algunas nociones sobre el esto nos dan, por un lado, lo que se verifica sobre el tiempo dedicado al trabajo no remunerado en la figura 4, y el uso que se le da a ese trabajo no remunerado (tabla 1).

Figura 4: Proporción del tiempo dedicado al trabajo no remunerado respecto al tiempo total en Paraguay. Año 2016

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Fuente: elaboración propia con base a los datos de la Encuesta del Uso del Tiempo (2016) elaborada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos de Paraguay.

Tabla 1. Porcentaje de la población de 14 y más años de edad que realiza actividades de cuidado a miembros del Hogar y promedio de horas semanales por sexo, según indicadores, 2016

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Fuente: elaboración propia con base a los datos de la Encuesta del Uso del Tiempo (2016) elaborada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos de Paraguay.

¿Productividad perdida o generación de oportunidades? La respuesta de las políticas de cuidado

En 1992, los países europeos venían preocupados por el reemplazo generacional y la tasa de fecundidad, atendiendo a los análisis demográficos que situaban a varios de los países europeos dentro del denominado invierno demográfico (Ortega, 2011). Esto el puntapié inicial para los análisis de las políticas de empleo con pautas denominadas “conciliación laboral familiar” que buscan promover el aumento de hijos por mujer mediante varias medidas propuestas (García y Morán Pazos, 2007) como ser: flexibilidad de horario de entrada y salida laboral, guarderías anexas al trabajo, teletrabajo y cuidadores de infantes entre otros.

La última es quizá una perspectiva que en los últimos tiempos ya se empezaron a ver como potencial oferta laboral en los países de América Latina. Uruguay fue uno de los pioneros en instalar el Sistema Integral de Cuidados y auspicio cursos oficiales para cuidadores de personas mayores. Un grupo de investigadores dirigido por Karina Batthyani (2011) trabajó al interior de algunos países de la región, como Paraguay, la posibilidad de instalar un Sistema Integral de Cuidado, lo cual falta muy poco para su implementación.

Y en ese sentido, en Paraguay, se llevaron cursos de cuidado de personas adultas en los últimos años a partir de los centros nacional de formación profesional. No obstante, ese cuidado estuvo focalizado en adultos mayores sin visualizar el otro sector de dependientes que tiene a muchas mujeres como parte de la población económicamente inactiva: los niños/as menores a 5 años.

Volviendo al apartado anterior, que las mujeres sean madres a una edad temprana, antes de terminar el ciclo secundario, es un obstáculo, pero no es determinante para toda la vida. Si los sistemas sociales profundizan sobre los conceptos de Diamante de Cuidado y se establecen penas monetarias para las empresas que incumplan los roles (o ejercer controles reales sobre el sector privado), podríamos ayudar a que los embarazos adolescentes no repliquen círculos de pobreza.

El problema de cuidado no es sólo una cuestión de pobreza de tiempo para las mujeres, también se asocia a gustos o preferencias, que, si pueden ser consecuencias de patrones culturales establecidos, pero no por eso valen menos esas decisiones que las de personas con flexibilidad cultural.

En otras palabras, no vale más la apreciación sobre el tiempo de una persona con altos niveles de formación universitaria que la de una persona con menos del secundario, porque una decide hacer cursos en su tiempo no laboral, y la otra decide ir a la plaza con sus hijos a jugar a la pelota.

Quizá, pese a que la economía critica tiene razón sobre los paradigmas desde donde nos situamos como sociedad, quizá poco tenga que responder el feminismo sobre la racionalidad que comenta Gary Becker.

Quizá, lo que el feminismo no cierra como idea de profesionalizar labores feminizadas (y detesta por considerar lo más bajo del eslabón laboral), son también las conquistas realizadas del revés: doctores-enfermeras versus doctoras-enfermeros. Además, la percepción del eslabón más bajo de la cadena laboral está relacionada a la valorización del trabajo no remunerado: todos queremos a la madre, pero no queremos hacer su papel 24/7.

El mundo del trabajo no acaba con los pensamientos académicos, ya sean ortodoxos o heterodoxos; recién despegan para analizar el sin fin de posibilidades que se encuentran escondidas en la propia vida. Quizá el problema está en estigmatizar lo que entendemos como “no óptimo” jugando a ser Pareto en la vida, y creemos resolver la vida hablando de que hay personas conformistas, y no personas que se sienten bien con la vida que llevan.

Desde las ciencias sociales siempre se van a propugnar igualdad de oportunidades para todos, pero la realidad es que el trabajo está en aprender a resolver lo que pasa cuando ocurre la desigualdad.

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