Textos para la Difusión

Una aproximación a los métodos y multimétodos para la investigación educativa en la postmodernidad

An approach to methods and multimethods for educational research in postmodernity

Jesús Gustavo Cárdenas Alarcón
Instituto Universitario Tecnológico (IUT), Venezuela

Una aproximación a los métodos y multimétodos para la investigación educativa en la postmodernidad

Dialéctica. Revista de Investigación Educativa, núm. 2019-2, 2019

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Resumen: En el presente artículo, se pretende realizar un abordaje desde la discimplicidad plasmada en la modernidad, representada por el enfoque cuantitativo, hasta la aplicabilidad transcompleja en los métodos, identificado en este caso por el enfoque cualitativo, y de allí pasar a exponer de forma pragmática la novedosa tendencia de lo que se ha venido a denominar: enfoque mixto o métodos mixtos, una tercera vía propuesta en la postmodernidad, con todas las derivaciones que ello conlleva en el proceso de la investigación, con mayor énfasis en las ciencias sociales, específicamente para la indagación en el área de la educación. Así mismo, se pretende observar en la práctica académica investigativa la aplicabilidad del enfoque mixto en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador–Instituto Pedagógico Rural Gervasio Rubio (UPEL-IPRGR). Como conclusión, se sugiere el desarrollo y uso de los métodos mixtos en la investigación educativa, por cuanto la riqueza derivada de los resultados pudiera generar deducciones más cónsonas con la realidad actual. Metodológicamente la investigación se diseñó bajo la modalidad de investigación hermenéutica documental con revisión de la teoría existente, siendo el propósito de la misma presentar el avance e incremento del conocimiento referido al desarrollo de los métodos y más específicamente el de los multimétodos en la postmodernidad.

Palabras clave: postmodernidad, enfoque cuantitativo, enfoque cualitativo, métodos mixtos.

Abstract: In the present article, an attempt is made to approach from the dysplicity embodied in modernity, represented by the quantitative approach, to the transcomplex applicability in the methods, identified in this case by the qualitative approach, and from there to move to expose in a pragmatic way the novel trend of what has come to be called: mixed approach or mixed methods, a third path proposed in postmodernity, with all the derivations that this entails in the research process, with greater emphasis in the social sciences, specifically for the investigation in the area of education. Likewise, it is intended to observe in the research academic practice the applicability of the mixed approach in the Pedagogical Experimental University Libertador-Rural Pedagogical Institute Gervasio Rubio (UPEL-IPRGR). In conclusion, the development and use of mixed methods in educational research is suggested, since the wealth derived from the results could generate deductions more in tune with current reality. Methodologically, the research was designed under the modality of documentary hermeneutic research with review of the existing theory, the purpose of which is to present the advance and increase of knowledge related to the development of methods and more specifically that of multimethods in postmodernity.

Keywords: postmodernity, quantitative approach, qualitative approach, mixed methods.

“No hay nada permanente excepto el cambio”

Heráclito

INTRODUCCIÓN

Se propone presentar y abordar a partir de la perspectiva omnímodamente vigente de la posmodernidad, la ponderación e integración de los métodos y enfoques investigativos desde la visión de la complementariedad de los mismos, a fin de dar sentido y forma en el acto investigativo a las proposiciones socioculturales presentes en esta etapa del ser humano.

Hay que hacer notar que, la posible unión o combinación de los métodos utilizados para la búsqueda del conocimiento sostenido por razones de valides y confiabilidad, por suficiente tiempo fue descartado a priori, por las supuestamente insalvables diferencias conceptuales que sustentan cada uno de los procesos, enfoques y paradigmas presentes en el acto investigativo.

En función de ello, en el método cuantitativo las variables están respaldadas en datos susceptibles a ser medidos, cuantificados, bajo la permanente premisa de la más absoluta “objetividad”, libre de dogmas que conformen la estructura axiológica o valorativa del investigador, que se presuma pudieran “contaminar” los resultados, lo que conlleva a una estructura específica para el adecuado manejo y resultado de la investigación.

Desde el enfoque cualitativo, el objetivo central del mismo estriba en llegar a proposiciones interpretativas a partir de descripciones no estructuradas presentes en los individuos, en otras palabras, es el abordaje del contexto del sujeto investigado de la manera más detallada y completa posible a fin de dar explicación a la realidad subjetiva presente en el mismo.

Ahora bien, con la asunción de la teoría de la complejidad presentada por Morín y el desarrollo del necesario enfoque transcomplejo en la labor investigativa, ha hecho que, las supuestas premisas que sustentan las arcaicas diferencias irreconciliables se hayan ido diluyendo, dando paso a los multimétodos, denominación dada a los mismos por Hunter y Brewer (2003); Morse (2003) o métodos mixtos como prefiere denominarlo Hernández, Fernández y Baptista (2010); Bergman (2008), entre otros.

A la par se desarrollará un análisis del diseño metodológico más recurrente en los trabajos de investigación sustentados en los multimétodos o métodos mixtos.

METODOLOGÍA

A fin de darle sentido y direccionalidad científica, el artículo se encuadra bajo la modalidad de investigación hermenéutica documental con revisión de la teoría existente, por cuanto el propósito es el de presentar el avance e incremento del conocimiento referido al desarrollo de los métodos y más específicamente el de los multimétodos bajo la cobertura epistémica epocal de la posmodernidad.

La Posmodernidad

Al hablar de posmodernidad, la semántica nos reduce a un posicionamiento de lo acaecido a posterioridad en función de una evidente anterioridad, lo que va a continuación, conllevando a un estado de cosas o reflexiones paradigmáticas las cuales sirven o pudieran dar al traste con lo establecido, lo conocido, lo instaurado, no obstante bien pudieran ser compatibles o perfectamente funcionales en el momento histórico social en el que se conformó la presunción, o por lo contrario caer en el desuso o desactualización a causa de la dinámica social inmersa en el accionar del ser humano.

La estructura de la complejidad esbozada en el pensamiento posmoderno ha configurado un nuevo tipo de sociedad incidiendo en las manifestaciones conductuales del ser humano. El permisivismo social, la disgregación o parcelamiento de la existencialidad del individuo, manifestado a través de un exacerbado bombardeo mediático que induce a la fragmentación de la acción volitiva favoreciendo lo efímero, lo provisional, el narcisismo, dejando de lado valores e instituciones sociales.

Todo ello confirma la conjetura de Kuhn (1975) en el sentido de la fragilidad del conocimiento y accionar humano, pues el mismo aflora o se presenta como especie de ciclos, modas, simpatías, que van desde el seno de lo establecido y emergen desplazando las “tendencias vigentes” (p.7) generando lo que el autor identificó como paradigma.

A consecuencia de los cambios en los modelos o como mejor se suele indicar “paradigmas”, se ha ido conformando a través de los medios de comunicación masiva la presunción planteada por McLuhan (1994): el orbe como una “aldea global” (p. 26), esclarecida reflexión de mediados de los años sesenta del siglo XX, representada en el siglo XXI por el colosal desarrollo hipercomunicacional y tecnotrónico, estableciendo una sociedad sin fronteras, sometiendo al ser humano a intensos y pronunciados cambios direccionados hacia todos los ámbitos de la existencialidad. Como pregona Julio Cortázar (1994) en sus solitarios laberintos, partiendo de la transmutación de hombre en axolotl, podemos entonces metafóricamente hablar de una implacable metamorfosis del ser humano imbuido en el movimiento sociocultural posmoderno.

Como resultado, en tiempos de la posmodernidad, el ser humano vive marcado por un intenso paroxismo al miedo, por la desbordante inseguridad, no solo física, sino a la pérdida de afectos, valores, ética y moral, temor, angustia, sufrimiento ante la pérdida de lo irrecuperable, lo fortuito y deleznable, todo ello aunado al desmedido individualismo y enclaustramiento ante el hecho social, asociado a la crisis tanto en lo educativo como ambiental, lo cual conlleva a una lenta, paulatina pero constante disgregación, fragmentación de lo que conocemos como sociedad sólida, definida y conformada por las concepciones avizorada por Bauman (2002) referidas a la “modernidad líquida”(p. 30) presente en la sociedad actual, signada por el hecho posmoderno.

Estas sensaciones y especulaciones presentes en la sociedad actual, trasmutan, afectan el accionar en los diversos campos del hacer del ser humano, en el que está incluida inexorablemente la educación, creación social del homo, afectada por los vaivenes psicosociales del momento, e indubitablemente a los procesos, procedimientos y conocimientos derivados del acto investigativo.

Siguiendo el orden de ideas del párrafo anterior, en el quehacer del mundo de la investigación y con especificidad en el campo de la educación, se presenta una dicotomía entre las proposiciones positivistas científico-tecnológicas y la propuesta hermenéutico-interpretativa, derivadas del vano ofrecimiento alusivo a una pretendida superioridad en el acto investigativo referido a la aplicabilidad y valides de los resultados obtenidos en el proceso de obtención del conocimiento y de un paradigma, enfoque o método sobre otro.

Al respecto Alvares (2012) indica: “…se han dado principalmente dos grandes planteamientos dominantes, ambos con importantes repercusiones…: un modelo que podemos denominar científico-tecnológico y otro que podemos denominar hermenéutico-interpretativo, los cuales se enfrentan en buena parte de sus planteamientos” (p. 3); se presenta en consecuencia el traslado de las concepciones epistémicas filosóficas a un hecho estrictamente metodológico.

En este sentido desde el paradigma positivista, estructurado bajo criterios de racionalidad, se presenta la investigación en el ámbito educativo como una proyección de la aplicación de la ciencia y la tecnología al acto pedagógico en sí. Al respecto Braga (citado por Alvares 2012) afirma que desde este enfoque de la reciprocidad de la teoría-práctica “…es una relación unidireccional, que se manifiesta en la capacidad del conocimiento para controlar la práctica. El principal objetivo es establecer un control técnico sobre la realidad, por lo que se trata de un saber de tipo instrumental unidireccional” (p. 4). Es evidente, que, desde este paradigma, hay supuestos necesarios y de apremiante aplicación, sin embargo, la educación va más allá de la mera relación objeto-sujeto y de la fría medición o cuantificación de datos.

Siguiendo el mismo orden de ideas, la realidad educativa es en extremo compleja y presenta numerosas aristas que le otorgan una configuración amorfa, sobreviniendo en un verdadero entramado biopsicosocial que reposa en su naturaleza, porque dentro y desde la práctica del ambiente formativo, intervienen una multiplicidad de factores que van más allá de una proposición técnica científica. En consecuencia no se puede esperar que desde los planteamientos de disímiles autores dedicados a establecer presunciones del acto pedagógico, se den univocas respuestas a las consideraciones educativas sin prestar atención a la problemática social y la interpretación de lo fenomenológico del ser humano, al proceso innegable de la interacción social vigente en el acto educativo tal cual lo pregona Freire (1997), una reciprocidad omnipresente entre el docente y el estudiante, donde ambos convergen en un mismo objetivo: la educación.

En concordancia a lo anteriormente descrito, se presenta en el espacio pedagógico el enfoque hermenéutico-interpretativo. Nace como una corriente con multiplicidad de variantes que intentan comprender más que explicar el hecho social y que paulatinamente fue centrando su atención al accionar fenomenológico presente en el acto educativo. El centro de las teorías basadas en dicho enfoque, van dirigidas a dar preponderancia más a la práctica escolar que a la teoría educativa, originando en consecuencia, relaciones asimétricas entre el docente y el educando, el tutor y el tutorado, lo que conlleva irreparablemente a posiciones reduccionistas del hecho formativo. Elliott (1990) amplía aún más la discusión epistemológica al indicar la diferencia dirigida a la investigación educativa en la que se construye un concepto de la acción desde la visión de los participantes, es decir una indagación esbozada a partir de la perspectiva cualitativa, además añade una categoría: la investigación sobre la educación, donde los conceptos son definidos operacionalmente empleando el método experimental basado en datos cuantificables. Sin embargo, ambas orientaciones van dirigidas a escudriñar el acto formativo en el espacio educativo, lo cual crea una velada interconexión entre los métodos.

En último lugar, pero no menos importante, desde lo hermenéutico interpretativo, surge en el tiempo la visión sociocrítica dentro del ámbito educativo, basada en las ideas sustentadas por la escuela de Frankfurt, con la visión de transformar la sociedad en un conglomerado social más justo y ecuánime. Freire (1999) entre otros autores, propician un acto educativo fundamentado en un accionar político de la educación y con ello, la investigación educativa se adentra en áreas anteriormente inexploradas en los países signados bajo el modelo capitalista. Sin embargo, la propensión del ser humano desde la dominancia o centros del poder, es dirigir su accionar hacia la alienación y enajenación de los sujetos, a fin de convertirles en objetos manipulables, cosificando el ser humano en masas maleables bajo los auspicios de un pensamiento u ideología. He allí el talón de Aquiles de los modelos sustentados en una pretendida y utópica igualdad.

Todo el entramado anteriormente descrito conllevó a la necesidad de formular un enfoque metodológico emergente, donde se conjuguen lo mejor o aplicable de cada uno de los paradigmas y ajustarlos al proceso investigativo en la educación. Bunge (1980) enunció: “el método científico no se rompió cuando se estiró para que abarcara los problemas sociales. Tampoco se rompe si se lo aplica a otras disciplinas, en particular las humanísticas” (pag. 42). Por lo tanto, no se trata de fragmentar o dividir las estructuras establecidas, ni redefinir o reformular el método científico, pues el mismo está sembrado en el corazón de los paradigmas o enfoques, sino a través del proceso investigativo, avizorar, conjeturar, aplicar novedosas o ignotas maneras de enfrentar una dinámica técnico social de preponderancia fundamental para la sociedad, como lo es la educación.

Lo Cualitativo y lo Cuantitativo

Desde los métodos estructurados para el acontecer investigativo, el paradigma positivista es el que mayor predominio ha tenido, a partir de la publicación de la obra de Comte (2015), donde define y desarrolla la ley de los tres estadios, la clasificación de las ciencias y la conformación de la ciencia positiva a la que denomina sociología, encargada del estudio del ser humano desde su primigenio estadio.

Basa el positivismo su accionar ante todo en la objetividad y la racionalidad, en el que los resultados obtenidos sean absolutamente verificables para la replicas efectuadas y que las expresiones o derivaciones sean expuestas a través del lenguaje numérico, tomando al método hipotético deductivo como ductor, que parte de lo general a lo particular en función a lo establecido por Bacon (2003).

Este enfoque tal como refiere Hernández (2010), es “secuencial y probatorio” (p. 3) en otras palabras cada fase sigue pasos que no pueden ser omitidos, la resolución de las hipótesis, preguntas pertinentes a la investigación deberán ser claramente definidas. Esta visión presenta como características, el estar sustentada en la medición de fenómenos, a través del manejo estadístico de los datos y la interpretación numérica de los resultados, la comprobación de hipótesis y el análisis de causa-efecto, la desvinculación del investigador del objeto de la investigación por cuanto en la misma debe privar la más absoluta objetividad.

Bajo el paradigma cualitativo, fenomenológico, interpretativo, Rojas (2010) indica que la ruptura cualitativa ocurre “como una reacción contra las posiciones, que, obsesionadas por el objetivismo y el cientificismo, pretenden acceder al estudio del hombre y del hecho social con los mismos métodos utilizados por las ciencias naturales” (p. 25) que se presentó en su momento, como un cambio de orientación en el sistema establecido a la generación del conocimiento.

El propósito del estudio fenomenológico, interpretativo, naturalista, es el análisis, la comprensión y explicación del hecho social del ser humano como hombre, con sus requerimientos, no solo somáticos, sino estructuralmente conductuales, desde el significado que, de las acciones observables surgidas en las interacciones del diario vivir, se modelan el accionar individual y colectivo de los sujetos. Al respecto Ruiz Bolívar (2008) indica que “la naturaleza ontológica de la realidad social es compleja, dinámica y singular” (p.3) por lo que se requiere un estudio más amplio e introspectivo, opuesto al reduccionismo o atomismo estadístico del empirismo analítico.

En el mismo orden de ideas, Denzin y Lincoln (1994) expresan que el enfoque cualitativo es Interpretativo y naturalista pues “indagan en situaciones naturales intentando dar sentido o interpretar los fenómenos en los términos del significado que las personas les otorgan” (p.2) y es desde ese interpretar de los insondables simbolismos en el que el ser humano construye su contexto a partir de las situaciones usuales del devenir diario, en el que sustenta e interpreta su realidad en la que pervive el homo interactuante.

En líneas generales la característica más resaltante del paradigma naturalista-interpretativo está basada en la ausencia de una línea secuencial predeterminada, es decir, no existen pasos preestablecidos los cuales el investigador debe seguir; sino que es él, quien estructura la dirección y sentido del mismo en la medida que se va desarrollando el proceso observacional en la investigación. Así mismo carece de enunciación de variables, formulación y prueba de hipótesis, siendo absolutamente subjetivo en la interpretación de las categorías observadas y extraídas de la realidad de un individuo en función a los valores y experiencia que el investigador posea. En otras palabras, es la búsqueda de la comprensión de una realidad social y no la medición o cuantificación estadística de la misma.

Desde estas aparentes diferencias se presenta a decir de Padrón (1992) más que contradicciones epistémicas “una disyuntiva lingüístico-semiótica por el uso y tratamiento de datos-lenguaje aritmético vs lenguaje verbal”(p. 1), referidas a la forma o manera de presentar los resultados, en oposición a razones de índole estrictamente histórico-filosóficas y epistémicas, o en otras palabras, priva el dilema del funcionamiento y producción de los sistemas de comunicación entre los seres humanos que las razones o causas estrictamente cognoscentes.

De manera análoga Ruiz (ob. cit) establece que las diferencias que pudieran percibirse o analizarse, no son más que la expresión de “una actitud dogmático-reduccionista…llegando a convertirse en una especie de moda intelectual” (p. 4) desde la cual, cada investigador defiende su posición epistémica en desmedro de la perspectiva contraria. La dicotomía presente en el acto investigativo ha permitido la ascensión de la predicha inclinación dogmática, que va a depender evidentemente de la preferencia del investigador por un paradigma o tendencia específica.

Este dogmatismo y cerramiento epistémico ha sido trasladado a la investigación educativa trayendo como consecuencia tal como lo indica Padrón (2012) el “fraccionamiento de los saberes y de los haceres” (p. 129) eludiendo el acoplamiento entre los enfoques, representados por el positivismo y lo hermenéutico interpretativo en la investigación para la educación.

Lo complejo, lo transdisciplinario, lo transcomplejo

Algunas de los aspectos que determinan o distinguen a la postmodernidad, referido al enfoque, estudio y aplicación de métodos de investigación, es el visón holístico que se tiene de todos los procesos involucrados. Una de las teorías más significativas para comprender todo el entramado en el que discurre la sociedad y el acto educativo postmoderno es el pensamiento complejo de Morín (2001).

En el ser humano, las relaciones interpersonales, con mayor especificidad en los últimos 40 años han estado signadas por la fluidez y complejidad del movimiento social. Heráclito (2009) lo expresó a través de la conocida sentencia “En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos” (p. 102) porque el agua fluye a través del cauce; así mismo el hombre cambia evoluciona o involuciona, lo cual es un indicativo de la constante transitoriedad del mundo, del ser humano y de lo social.

Ha sido a través de procesos panópticos y alienantes, en los que la sociedad dominante construyó la sociedad sólida, conforme a posicionamientos economicistas afectando de paso el hecho y la concepción educativa. La base para ello estuvo centrada en modelos teóricos referidos a la investigación científica y tecnológica, y con la desestructuración social y posicionamiento de la modernidad liquida sostenida por Bauman (ob. cit), puso de manifiesto no solo el pensamiento de los opuestos de Heráclito (ob. cit), sino la enorme complejidad del hecho social del ser humano propuesto por Morin (ob. cit).

Sin embargo, el accionar evolutivo del pensamiento humano ha llevado al desarrollo epistémico a otros niveles, generando la transdisciplinariedad propuesta por Nicolescu (1996). Esta tendencia nace impelida por la real necesidad de incrementar el fecundo trabajo intelectual que a la postre servirá de apoyo a los ingentes cambios sociales generados por el hombre. Su basamento epistémico sitúa lo preponderante de la superación parcelaria de la comprensión del mundo que rodea al ser humano y el incremento de la teoría del conocimiento a través del desarrollo inter y multidisciplinario.

Desde la disciplinariedad reduccionista, se avanza hacia lo que Morín (2001) ha señalado como “nivel transdisciplinario” (portentosa herramienta metodológica que permite al investigador afrontar desde la complejidad del acto humano el fenómeno real) determinado como:

… la unidad como la diferenciación de las ciencias no solamente según la naturaleza material de su objeto, sino también según los tipos y complejidades de los fenómenos de asociación/organización. (p. 43)

Es pues la orientación innovadora direccionada a la producción o generación del conocimiento, bajo el supuesto de un todo aglomerado no disociado no desmembrado; trayendo como consecuencia la disolución de las fronteras disciplinarias impuestas por el hombre de ciencia, sustentadas en las ataduras epistemológicas en la que se ha centrado la generación del conocimiento, motivado al parcelamiento o uso dominante de paradigmas o métodos para el estudio y compresión del actuar y del saber humano.

En consecuencia, estructurar el pensamiento transdisciplinario, es vislumbrar desde la red entretejida de la complejidad las categorizaciones que emanan desde la realidad tal como lo conceptúa Villegas (2010): “la transdisciplinariedad es la comprensión de la realidad desde el imperativo de la unidad del conocimiento, es la actitud de pensar en red, reformando las categorías del pensamiento para abordar el conocimiento de la realidad desde una mirada compleja” (p.15), en otras palabras es la confluencia acertada para el entendimiento de un contexto delimitado, basando su accionar bajo criterios holísticos, sin descomponer o seccionar el todo en partes, sino el análisis dirigido hacia el todo.

Es pues que, a través de la comprensión y aplicación del pensamiento complejo, de la teoría de los sistemas, de la inter y transdisciplinariedad que se van dando los cambios necesarios que conllevaron al desarrollo de un modelo emergente para el acto investigativo, conformado por la fusión de algunos aspectos del método cualitativo y el método cuantitativo originando con ello el multimétodo o método mixto.

Desde la transdisciplinariedad y la complejidad el enfoque emergente del pensamiento transcomplejo hace su aparición como una orientación integradora de los dos organizadores del conocimiento anteriormente enunciados, permitiendo que la investigación en el área educativa se vea enriquecida con el aporte que ella genera. A partir del modelo sistémico transcomplejo, se plantea la perentoria necesidad de elucubrar una visión originaria que no solo explique los profundos cambios multidimensionales a los que se ve sometido el ser humano postmoderno, sino que a la par presente soluciones nacidas de visiones epistémicas surgidas desde el seno de la investigación social.

LA COMPLEMENTARIEDAD METODOLÓGICA Y LOS MULTIMÉTODOS

Es preciso conceptualizar que son los multimétodos o investigación mixta, y cuál es el objetivo que persigue el mismo. Al respecto Johnson (citado por Hernández, Fernández y Baptista 2010) indica que “…en un sentido amplio, se visualiza a la investigación mixta como un continuo en donde se mezcla los enfoques cuantitativo y cualitativo, centrándose más en uno de estos o dándoles el mismo peso” (p. 546). En consecuencia, las posibilidades de abordaje investigativo con el método mixto o multimétodo, dependerán del planteamiento epistémico que el investigador desee darle al proceso, el aspecto que requiera ser resaltado, a la experiencia que el investigador posea en el manejo del multimétodo entre otros.

En relación con los argumentos esgrimidos, Ruiz (2008) describe a la Investigación Multimétodo como una “estrategia de investigación en la que se utilizan dos o más procedimientos para la indagación de un mismo fenómeno u objeto de estudio” (p. 16), es pues la integración y combinación operacional a fin de alcanzar un resultado más completo, enriquecido, penetrante y fiel de la realidad u objeto de estudio presente en un entorno multidimensional y complejo

En consecuencia, la complementariedad metodológica de acuerdo a Blanco y Pirela (2015):

…se concibe como una propuesta de integración de enfoques de investigación para el estudio de un mismo problema u objeto de estudio a través del uso de diferentes métodos, diseños, técnicas, procedimientos de recolección y análisis de datos, considerando diferentes opciones de acuerdo con el criterio que se seleccione para llevar a cabo el ejercicio de integración (p. 5)

De manera que la unificación, es en consecuencia el suplemento, en apariencia disímil que se le agrega a otro para mejorarlo, hacerlo más funcional; es este el sentido integrador de dos enfoques en apariencia opuestos, pero con un mismo objetivo en común: la construcción y avance en el conocimiento científico enriqueciendo con los aportes por separado en la unificación metodológica.

Para Di Silvestre (2009), la complementariedad metodológica ha ido ganando lenta, pero sin pausa, espacios y adeptos dentro de la comunidad académica:

…se ha ido posicionando en la actualidad una estrategia de investigación que permite combinar la metodología cualitativa y la cuantitativa. Esta estrategia de investigación es la denominada “multimétodos”, “métodos mixtos”, o “triangulación metodológica...ella apunta a la combinación de la metodología cualitativa y la cuantitativa (p. 71)

En consecuencia, la asociación Cuantitativa- Cualitativa permite no solo una innovadora manera de plantear la investigación, sino la obtención de productos más refinados, con mayor alcance y profundidad referido a la presentación de los resultados obtenidos en el proceso investigativo. Esta es en definitiva el principal aporte de los métodos mixtos o multimétodos.

Diseños en el Multimétodo

Existen al menos tres tipos de vertientes o categorías mediante las cuales se puede iniciar un proceso investigativo con el multimétodo. Al respecto Hernández, Fernández y Baptista (2010) en función a la tendencia que presente el diseño establecen la siguiente clasificación:

Así mismo, Tashakkori y Teddlie (2003) (citados por Ruiz 2008) proponen:

Bericat (citado por Blanco y Pirela (2015) por su parte propone:

Esto demuestra de manera categórica, la amplitud de visiones referido a una misma propuesta metodológica, acrecentando el espacio del acto investigativo, mejorando y enriqueciendo a la vez los resultados y el proceso investigativo.

Tácticas de Integración

Bericat (citado por Ruiz 2008) ha propuesto tres vías que permitirían alcanzar una cabal combinación práctica de los enfoques, a saber:

El Multimétodo en la praxis

Luego de explicar a groso modo las características presentes en el abordaje investigativo presentada por la investigación mixta, se procedió a efectuar una revisión en la biblioteca de la UPEL-IPRGR con el fin de constatar las tesis doctorales de grado que fueron sustentadas bajo las premisas del multimétodo. Hasta el año 2017, una sola tesis fue elaborada siguiendo las recomendaciones establecidas por la investigación mixta, lo cual deja expedito el camino para la indagación referida a la causalidad presente en la comunidad educativa e investigadora de la UPEL-IPRGR, para la no elección de la ruta asociada a la investigación mixta con especificidad en las tesis doctorales.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el doctorando debe estar inscrito en una línea específica de investigación la que de alguna manera marca el sentido y direccionalidad del trabajo de investigación, así como las normas que la misma universidad imponen al tesista, lo que dirige en la mayoría de las veces el accionar investigativo preponderantemente hacia el enfoque cualitativo.

Alguna otra de las causas que están incidiendo en la escasa recurrencia para la aplicabilidad del multimétodo en las tesis doctorales, es la referida a la resistencia al cambio, manifestación de la precariedad en las relaciones humanas. Es notorio que cuando se inician nuevos derroteros, la recurrencia hacia la vía o camino a seguir se orienta a continuar la ruta conocida o ya transitada por otros, por la comodidad de lo sabido, lo familiar, lo seguro. Al respecto, el temor a lo que desconocemos, desconfianza por lo que podría acontecer y no por lo que está sucediendo conforma una respuesta neurótica ante lo que está por hacerse u ocurrir, paralizando el accionar del ser humano, remitiéndole a regresar o permanecer en vías seguras. Un buen ejemplo para ello está plasmado en la alegoría de la caverna de Platón (1993). En la narración se manifiesta la indecisión y recelo que incide sobre el accionar de los individuos y lo conveniente que resulta seguir percibiendo las sombras proyectadas por las antorchas antes que aventurarse ante lo desconocido o poco utilizado.

Se ha evidenciado que sociedad posmoderna ha visto perder la confianza en las más básicas instituciones sociales: familia, religión, formas de gobierno, estructuras económicas y la educación, afectando de hecho al docente-investigador que no es un ser aislado a los cambios socioculturales, y ha conllevado que el mismo, parte integrante de la posmodernidad de acuerdo a Bauman (2004)

…ha perdido la confianza en la longevidad de las instituciones sociales desde el momento en que éstas empezaron a cambiar con gran rapidez, sin previo aviso y, en ocasiones, de forma bastante agradable. Hoy en día, esa confianza huérfana busca desesperadamente un refugio seguro en el que anclar y no puede hallar ninguno. Es una confianza errante, una confianza sin ataduras ni hogar, sin un domicilio fidedigno… tenemos que hacer algo respecto (p. 6)

Y la pérdida de la seguridad, “el temor a la inseguridad que carcome nuestra vida” (p. 2) genera los temores, la precariedad hacia la asunción de nuevas o novedosas formas de emprendimiento epistémico referido al investigador para y con el área educativa.

Otra de las razones que ejercen peso como condicionante a la elección hacia el multimétodo, es la escasa bibliografía en español que existe sobre el tema. En realidad, es una falencia adicional a la escasa experiencia en el medio académico referido al tratamiento de los datos y categorizaciones sustentados bajo la modalidad del enfoque mixto.

CONCLUSIONES

Desde la complejidad, lo multi-transdisciplinario, la incertidumbre y lo ambiguo de conceptos en una sociedad intervenida por la posmodernidad, se muestra obvio que los requerimientos epistémicos del acto y momento investigativo en la educación, deben estar íntimamente relacionados con la coyuntura social en la cual se desenvuelve la sociedad.

Partiendo de estos supuestos, es innecesario u absurdo, seguir planteando una división metodológica entre lo positivista y lo fenomenológico interpretativo. Al contrario, se debe abordar la investigación desde una visión de lo complejo, de lo holístico, de lo integral, pues ello es precisamente lo que ocurre al momento de integrar lo cuantitativo y lo cualitativo en un solo método, con lo cual se ofrece una riqueza desde lo analítico estadístico, pero también a partir de lo hermenéutico en referencia a los resultados.

Así mismo, es perentorio desarrollar en el investigador desde una posición epistémicamente conciliadora, lo conveniente de conformar los procesos investigativos a través del multimétodo, por cuanto el mismo permite no solo la diversidad y aplicabilidad de dos métodos; sino a la vez admite la inmensidad de combinaciones que se desprenden desde la dupla cuantitativa-cualitativa, lo cual da acceso no solo a una visión más realista de los fenómenos presentes en la realidad, sino al acompañamiento interpretativo, generando una innegable riqueza en los resultados. Es pues la comunión, aparejamiento idílico en el método para la búsqueda de una verdad más certera, entre teoría y conducta, pensamiento cotejado frente a la acción, quantum e interpretación.

Es imperante, imbuidos en la tumultuosa corriente posmoderna, adecuar la investigación educativa a las transformaciones sociales imperantes en la liquides de la sociedad. La educación y por ende el acto académico e investigativo no debe estar desligado del acto social, pues es la educación por primacía un acto estrictamente colectivo; en consecuencia, se requiere adaptar, aceptar desde la interioridad del ser, los cambios que acontecen dentro del individuo o desde el conglomerado humano, expresando esta admisión en más y mejores investigaciones acordes a los tiempos vividos. Retomando a Nietzsche (2004): “Cada logro, cada avance del conocimiento, depende de la resistencia contra uno mismo” (p. 8)

REFERENCIAS

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