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REVISIÓN ANALÍTICA DE INVESTIGACIONES SOBRE LA RELACIÓN LITERATURA INFANTIL Y GÉNERO EN LATINOAMÉRICA: APROXIMACIONES AL LUGAR DE LA MUJER COMO PERSONAJE
An analytical review of investigations on the relationship between children literature and gender in Latin America: approximations to the role of women as literary characters
Revisão analítica de pesquisas sobre a relação da literatura infantil e de gênero na América Latina: abordagens ao lugar da mulher como personagem
Révision Analytique des Recherches sur la Relation Littérature pour Enfants et Genre en Amérique Latine : Approches de la Place de la Femme en tant que Personnage
Revista Arista Crítica, vol.. 1, núm. 1, 2021
Universidad Libre

Artículos

Revista Arista Crítica
Universidad Libre, Colombia
ISSN-e: 2745-1453
Periodicidad: Anual
vol. 1, núm. 1, 2021

Recepción: 29 Abril 2021

Aprobación: 01 Junio 2021

Publicación: 22 Septiembre 2021

Copyright Universidad Libre 2021

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Cómo citar: Hernández Ordoñez, N. J. (2021). Revisión Analítica de Investigaciones sobre la Relación Literatura Infantil y Género en Latinoamérica: aproximaciones al Lugar de la Mujer como Personaje. Revista Arista-Crítica, 1(1), 210–223. https://doi.org/10.18041/2745-1453/rac.2021.v1n1.7422

Resumen: En el presente artículo se realiza una revisión acerca del lugar de la mujer en la investigación sobre la literatura infantil reciente, con el propósito de indagar las emergencias en torno a esta y sus evidencias en la literatura en el marco de la tesis doctoral denominada Inocencia, dependencia, fragilidad: hacia una hermenéutica reflexiva de los imaginarios del cuerpo de la niña en la literatura infantil latinoamericana reciente. De esta manera, se lleva a cabo el examen de corpus basado en investigaciones y propuestas teóricas cuyo eje central es el análisis de narrativas, así como de libros infantiles, por medio de lo cual se indaga principalmente por la aparición de las mujeres como personajes. Con todo, la revisión está orientada por tres ejes temáticos que corresponden a (1) la literatura infantil: análisis de narrativas y libros infantiles, en el que se presentan propuestas para la comprensión de dichas obras; (2) literatura y género, en donde se quiere reconocer cómo se dan dichos análisis partiendo de los estudios del género y, finalmente, (3) algunas experiencias centradas en la relación literatura infantil-mujer. El objetivo general consiste entonces en identificar algunos aspectos que no han sido tenidos en cuenta y que sugieren líneas de trabajo en el marco de los Estudios Sociales y, por lo tanto, se enuncian como conclusiones algunos elementos importantes para considerar la reflexión sobre los imaginarios, a un tiempo que se introduce la pregunta por el lugar de las niñas en la literatura y la vida social, interés principal este último de abordaje en la tesis doctoral mencionada.

Palabras clave: literatura infantil, género, narrativas, mujer, crítica, hermenéutica, lectura, imaginarios.

Abstract: This article describes the role of women in research on child literature in recent times. The purpose is to inquire about the emergencies related to them based on the evidence provided by the literature review as part of the doctoral dissertation: Innocence, dependence, fragility: towards a reflective hermeneutics on girls’ body imaginaries in Latin-American recent child literature. To do it so, corpus on research, theoretical proposals that aimed at analyzing narratives, and books for kids were examined. The goal was to point out the emergence of women as characters. The literature review was developed considering three main points: 1) child literature: narrative analysis and child books. Its results are some proposals to get to comprehend such literary works. 2) Gender and literature. The purpose was to recognize how analysis, based on gender studies, takes place; and 3) some experience in the relation child-women literature. The main objective is to identify some key issues, ignored so far, which may establish working trends in the field of social studies. Therefore, the conclusions are a set of highlighted elements, relevant for the reflection on imaginaries to the time the question about the role of girls in literature and social life is posed, which is ultimately, the main aspect of the doctoral dissertation.

Keywords: child literature, gender, narratives, women, critic, hermeneutics, reading, imaginaries.

Resumo: No presente artigo se realiza uma revisão do lugar da mulher na investigação sobre a literatura infantil recente, com o propósito de indagar as emergências em torno desta e suas evidências na literatura no marco da tese doutoral denominada Inocência, dependência, fragilidade: para uma hermenêutica reflexiva dos imaginários do corpo da menina na literatura infantil latino-americana recente. Com este propósito, realiza-se o exame de um corpus baseado em pesquisas e propostas teóricas cujo eixo central é a análise de narrativas, bem como de livros infantis, por meio do qual se indaga, principalmente, sobre a aparição das mulheres como personagens. A revisão se foca em três eixos temáticos que correspondem à (1) literatura infantil: análise de narrativas e livros infantis, no qual se apresentam propostas para a compreensão dessas obras; (2) literatura e gênero, onde se tenta reconhecer como se dão tais análises partindo dos estudos do gênero e, finalmente, (3) algumas experiências centradas na relação literatura infantil-mulher. O objetivo geral consiste, então, em identificar alguns aspectos que não foram tidos em conta e que sugerem linhas de trabalho no âmbito dos Estudos Sociais. Enunciam-se em conclusão alguns elementos importantes para considerar a reflexão sobre os imaginários, ao mesmo tempo que se introduz a pergunta sobre o lugar das meninas na literatura e na vida social, interesse principal de abordagem da tese doutoral mencionada.

Palavras-chave: Literatura infantil, gênero, narrativas, mulheres, crítica, hermenêutica, leitura, imaginário.

Résumé: Cet article présente une révision à propos de la place de la femme dans la recherche sur la littérature pour enfants récente, dans le but de renseigner sur ce qui en émerge et les évidences correspondantes dans le cadre de la thèse doctorale intitulée Innocence, dépendance, fragilité : vers une herméneutique réflexive des imaginaires du corps de la fille dans la littérature pour enfants récente en Amérique Latine. Dans ce sens, l’examen de corpus est effectué, sur la base des recherches et propositions théoriques ayant comme axe central l’analyse des textes narratifs et des livres pour enfants à partir desquels on enquête principalement sur l’apparition des personnages féminins. En tout, la révision est orientée par trois axes thématiques : (1) la littérature pour enfants : analyse des textes narratifs et des livres pour enfants, où l’on présente des propositions pour la compréhension de ces œuvres ; (2) littérature et genre, où l’on cherche à reconnaître les caractéristiques de ces analyses à partir des études de genre et, finalement, (3) quelques expériences centrées sur la relation littérature pour enfants-femme. L’objectif général consiste alors à identifier quelques aspects qui n’ont pas été considérés et qui suggèrent des perspectives de travail dans le cadre des études sociales et, par conséquent, on envisage à manière de conclusion quelques éléments importants pour considérer la réflexion sur les imaginaires, alors qu’on introduit la question sur la place des filles dans la littérature et la vie sociale, qui est le principal sujet d’intérêt abordé dans la thèse doctorale mentionnée.

Mots clés: littérature pour enfants, genre, textes narratifs, femme, critique, herméneutique, lecture, imaginaires.

Hablar de mujeres hoy resulta un aspecto de relevancia tanto en los círculos académicos como en la vida cotidiana[2]. Tales enunciaciones se tejen en medio de tensiones sociales latinoamericanas que giran en torno a lo que ellas han sido históricamente, lo que deberían ser, las oportunidades cada vez más amplias y equitativas que se les ofrecen, las múltiples violencias de las que son víctimas, así como el bombardeo mediático por un aparente “otro modo” de ser mujer con las expectativas y responsabilidades que esta nueva propuesta trae para la construcción de la propia subjetividad.

Ahora bien, la literatura, y específicamente la literatura infantil, se enmarca en dichas tensiones y reproduce en términos ideológicos o utópicos, tales elementos. Precisamente, la presente revisión tiene como objeto interrogar el lugar de la mujer en la literatura del siglo XXI escrita para las infancias, con el fin de dar cuenta de las emergencias de lo femenino y su presencia en tal universo literario. Así pues, se realiza el abordaje de corpus utilizando investigaciones y propuestas teóricas cuyo eje central son los libros infantiles o el análisis de narrativas, desde donde se indaga acerca de la aparición de las mujeres como personajes; ello, con el ánimo de introducir en el estudio de los imaginarios un camino nuevo de revisión de los libros para niños y niñas, sostenido por la propuesta crítica de la hermenéutica reflexiva.

Literatura Infantil: Análisis de Narrativas y Libros Infantiles

Analizar la literatura escrita para niños y niñas ha estado lejos del interés académico de los literatos y otros investigadores de las Ciencias Humanas. Pensando en llenar ese vacío, a lo largo de este apartado se relacionan ejercicios prácticos de análisis literario como propuestas conceptuales para el mismo, a partir de lo cual posteriormente se retoman aspectos que se consideran fundamentales y de los que a su vez se establecen distancias conceptuales y metodológicas.

Inicialmente, se aborda Análisis de narrativas infantiles y juveniles (2003), trabajo en el que Gemma Lluch (2003) presenta un modelo que se focaliza en los aspectos que tienen una mayor relevancia en la literatura infantil, la cual define como un sistema global, como un conjunto heterogéneo de parámetros con cuya ayuda los seres humanos organizan sus vidas (2003, p. 25). Así pues, pensando en que el método sea comprensible, se ha secuenciado el análisis usando su propuesta inicial, pero identificando claramente los momentos que se requieren para un estudio de este tipo. No se debe perder de vista que los primeros pasos del análisis propuesto por Lluch (2003) consisten en elaborar una contextualización que aporte datos sobre el momento en el que se creó la obra, sobre el circuito literario en el que se dio a conocer y sobre las condiciones de recepción, lo que implica

el estudio sobre el lugar de la infancia en la época y cómo se dan esos procesos de enseñanza para percatarse del papel que ejerce el libro en la sociedad: qué importancia tiene, en qué edades está presente, qué función se le asigna y cuál realmente realiza (2003, p. 26).

Como segundo momento se encuentra el examen acerca del tipo de comunicación literaria establecida entre un autor adulto y un lector niño/niña; por lo tanto, se trata de una interpretación respecto de la comunicación literaria que de algún modo está mediatizada por la relación social que históricamente ambos mantienen. Desde allí se identifican tres tipos de autor, a saber: (1) el autor instructor, (2) el autor-política educativa y (3) el autor global; asimismo, se encuentran dos tipos de mediador: (1) el mediador institucional y (2) el mediador editorial; y, finalmente, tres tipos de receptor: (1) el padre, (2) el maestro y (3) el/la niño, niña.

El tercer momento corresponde, según la catedrática catalana (2003), a la revisión de la ideología, la cual hace referencia a las ideas, normas, valores, creencias, opiniones, prejuicios o actitudes próximas a la emotividad y creadas a partir de los múltiples mecanismos que permite una narración; de esta manera, se puede afirmar que todo relato transmite una determinada visión ideológica. Con todo, de acuerdo a las conclusiones presentadas en la obra, en la actualidad la ideología de los autores denota actitud

pacifista, respeto con la diversidad, lenguaje políticamente correcto, condena del abuso del alcohol, recuperación y valoración de nuestro pasado histórico, valoración de la literatura como ayuda para ser libres, superación de las contradicciones de la vida que aparecen también en muchos libros o la valoración de la tradición oral como fuente del saber (2003, p. 30).

Finalmente, Gemma Lluch (2003) propone un análisis lingüístico de la obra, identificando principalmente:

a. la estructura de la narración como la sucesión de acontecimientos cuyas características principales se dan sobre un tiempo que avanza y que conserva una unidad temática asociada a la transformación. Paralelamente, durante la sucesión de acontecimientos, los estados cambian de la desgracia a la felicidad, de la pobreza a la riqueza. De este modo, se constituyen tres estados fundamentales de la situación: un estado inicial, un estado de transformación y uno final.

b. un análisis del narrador y de los personajes diferenciados en tres paradigmas: personaje estático, el que mantiene sus pocos atributos constantes a los largo de la trama; personaje dinámico, cuyos atributos experimentan cambios; personaje plano construido en torno a una sola idea y paradigma de una virtud o un defecto; personaje redondo, definido por la complejidad y la capacidad para sorprender al lector continuamente; y, finalmente, el personaje individual y el personaje colectivo. El primero es el más habitual, aunque también es posible el segundo tipo en el que un grupo funciona como un solo personaje.

Este tipo de interpretaciones sugieren un ejercicio metódico y riguroso de las narrativas dedicadas a la infancia. Sin embargo, es necesario reconocer que, si bien la literatura infantil responde a las temáticas que han sido recurrentes en nuestra sociedad, y que por ello podrían poseer tales tipologías en su estructura, existen también otras que van a cuestionar aquella secuencialidad ceñida al mantenimiento de un hilo temático y temporal en el que, generalmente, se produce un proceso de transformación final. Asimismo, es necesario reconocer el lugar de la ilustración en la literatura infantil, identificando su papel en el posicionamiento de formas de representar a las niñas y como estas sugieren maneras de habitar el mundo que no son posibles de recoger en el texto escrito.

A partir de esta valiosa propuesta, es necesario precisar cuál es el alcance del presente estudio y cómo ayuda a construir una mirada crítica en torno de la literatura infantil, de manera que se enriquezca con aspectos que permitan problematizar lo que allí ocurre. Visto esto, la línea de análisis que este artículo propone, y que responde a un ejercicio hermenéutico de las obras, consta de un doble componente analítico: el primero centrado en el texto y el segundo enfocado en la ilustración como propuesta de emergencias analíticas y temáticas que requiere de una herramienta metodológica de abordaje.

Otro tema sobre el que interesa posar la mirada, una vez analizada la propuesta de Lluch (2003), tiene que ver con lo concerniente a la ideología, entendida como un conjunto de valores que se transmiten en el texto y cuyo significado ha sido uno de los aspectos menos estudiados en este campo (Lluch, 2003). Bajo este presupuesto, son innumerables las propuestas educativas que se apoyan en el carácter “formador” del libro para transmitir aprendizajes morales o que corresponden a lo que significa habitar “bien” el mundo. De esta forma, si entendemos el libro como objeto cultural, y sabemos que a través de él se realiza una cierta imposición de la cultura, también reconocemos cómo él podría materializar un ejercicio que llamaríamos de “resistencia” en el que el mundo es representado de maneras alternas a las que frecuentemente se observan. Con todo, es preciso reconocer que el libro así entendido construye una representación del mundo y que dicha puesta en escena provoca “cosas” — reflexiones estéticas, desconcierto, cuestionamientos acerca de la verdad— en los lectores que varían en relación con las experiencias vitales de los mismos, con su estado anímico, con el nivel de madurez cognitiva y con la recepción estética a la que han estado expuestos en la cotidianidad; es decir, para que el libro se viva como experiencia, no es suficiente la mediación de un adulto —incluso puede ser innecesaria—, ni tampoco deben ser una condición asociada al objeto-libro aquellos valores que se consideran socialmente útiles, buenos, ejemplificantes y demás.

Ahora bien, a propósito de esto, Marín y Sánchez (2015) comparten que gracias a su investigación

comprobamos que los valores que más presencia tienen en los cuentos son 1): ayuda (39,67%), responsabilidad (23,27%), justicia (21,64%), cooperación (22,56%) y respeto mutuo (20,04%). En el otro extremo encontramos la paz (6,06%) y la igualdad (6,46%). El resto de los valores tiene una presencia media en todos los cuentos (2015; p. 1102).

No obstante, a pesar de que la investigación es muy rigurosa en lo concerniente a la experiencia y la recolección de información, así como en términos de su capacidad de recepción y la mediación del adulto, hay aspectos allí que son de necesaria problematización y reconocimiento. El primero, ya mencionado anteriormente, está vinculado a los valores establecidos como “necesarios” en los libros para niños y niñas, pues dicha caracterización deja por fuera las emergencias literarias de este siglo en las que se rompen los límites temáticos y de sentido habituales, para proponer a los niños y las niñas otras posibilidades de resolver los problemas, las dudas y los interrogantes acerca el mundo desde otros lugares. Después de todo, aunque estas emergencias son escasas, es importante consolidar la posibilidad de libros que vayan más allá de la enseñanza moral para pasar al abordaje del componente meramente estético, con la consecuente transgresión de lo comúnmente referenciado en aquella. Adicional a esto, es necesario llevar a cabo una nueva revisión sobre la imperiosa necesidad de un adulto que sea capaz de traducir al lenguaje infantil lo que ya existe en sí mismo, pensado como un producto para esta etapa de la vida.

Un punto de reflexión adicional en esta categoría ha sido que la mayoría de las investigaciones encontradas se relacionan con el triángulo epistemológico “literatura, pedagogía y escuela”, segmentación que exige al investigador estudiar la literatura infantil desde lo que enseña y no necesariamente desde lo que dice o lo que es en sí. En este caso, la preocupación, no menos válida, se concentra en la recepción, pero desconoce el análisis del texto; dicho ejercicio aún no cuenta con soportes sólidos para ser construido y, en consecuencia, constituye un derrotero inexplorado para su investigación.

Literatura infantil y género: el papel de la literatura infantil en la construcción de la subjetividad

En este apartado se referencian estudios en dos líneas distintas: la primera, centrada en los trabajos que definen el libro como un objeto para la enseñanza y, por tanto, para la construcción de la subjetividad; la segunda, enfocada en mostrar aquellos que han abordado el tema general de la literatura infantil y el género a partir de ejercicios de crítica o de análisis de los personajes.

Cuando se indaga sobre las propuestas para el análisis de libros infantiles en Latinoamérica se parte principalmente de su no existencia sistemática y de que los intentos identificados sugieren la didactización del objeto libro como elemento para la formación de los niños y las niñas. Esto se hace evidente en investigaciones como la de Marín y Sánchez (2015), en la que se afirma que existe una metodología de los cuentos tradicionales como forma de enseñanza-aprendizaje, para luego exponer los primeros resultados de un estudio no experimental con el objetivo general de conocer cuáles son los valores que los maestros creen que transmiten los cuentos infantiles. Con todo, como resultado se concluye que la narración tradicional comunica diferentes juicios valorativos en función de la etapa educativa en que se empleen, así como de la experiencia profesional de los sujetos docentes. De este modo, la educación en valores a través de los cuentos tradicionales en la etapa de Educación Infantil es una metodología válida para la socialización de los niños y las niñas (Díaz y Sánchez, 2015, p. 1093). Tal perspectiva de análisis de las obras representa una situación problémica a la hora de pensar el lugar de las mujeres, entendidas como personajes, en los libros infantiles y, asimismo, la participación de estas narrativas en la forma en la que las niñas construyen su subjetividad; es decir: si los libros para niños y niñas representan una lección que debe aprenderse, los personajes femeninos que aparecen en ellos corresponden a las formas cómo debería configurarse lo femenino en términos de comportamiento, ocupación social, participación y construcción de la configuración del cuerpo.

Ahora bien, en lo que respecta a la relación literatura infantil y género el texto de Ricalde (2012) resulta de suma importancia, pues en él se explora de qué manera la crítica literaria de las décadas recientes, desde un enfoque de género, establece un diálogo con fenómenos sociales más amplios, debido a que

existe un marcado interés por generar textos que abordan tanto los productos literarios escritos por mujeres, así como, la identificación de marcas de género en la configuración de personajes masculinos o femeninos. Comienza a manifestarse una mirada más amplia y general en torno del concepto “género”, pero aún no se transparentan las consecuencias del trabajo interdisciplinario ni los cruces metodológicos, propios de los estudios culturales (2012, p. 9).

A dicha falencia analítica y metodológica se suma la aplicación de análisis en los que se hace evidente cómo el poder se transmite en lo literario, representado allí la superioridad masculina, los estereotipos de hombre y mujer y los imaginarios en los roles sociales que ellos representan. Sin embargo, se carece de estudios que puedan salir de la dicotomía binaria propuesta a una que se enuncia en dos vertientes fundamentales: la primera relacionada con las emergencias del género visibles en la literatura y la segunda con aquellas apuestas estéticas en las que se rompe el concepto de género para explorar otras maneras de representar lo humano en las obras para niños y niñas. En consecuencia, si bien estas últimas son pocas, ello indica también una deuda de los escritores, ilustradores y editores de estos textos, todo lo cual representa un atraso considerable en lo que respecta a la crítica literaria y a los Estudios Sociales. Así lo ejemplifica de Ricalde (2012) ilustrando el caso de México:

La publicación de investigaciones con los enfoques más conocidos de los estudios culturales en México ha sido escasa en la mayoría de los campos del conocimiento; si su desarrollo ha sido lento, y el interés sobre los mismos, más o menos creciente, estas características se agudizan al hablar de los trabajos que intentan interceptar los estudios culturales con los de género (p. 13).

Esta situación no es diferente en Colombia, en donde la mayoría de las experiencias se centran en el uso de los libros y no en el análisis propio de su contenido. Cuando esto se da, como ya se ha dicho, suele mantenerse en el plano pedagógico y no en el estético, el cual es el escenario desde donde se invita en este artículo a la revisión de tal literatura. Al respecto, la autora plantea que

es importante tener en cuenta que no existe un vínculo indisoluble entre el género y el sexo femeninos, como tampoco existe una correspondencia necesaria entre el género y el sexo masculinos. Las formas y las prácticas culturales contribuyen a normalizar esta oposición binaria: a estabilizar los repertorios y los roles, así como su jerarquización. Pero si el género es el resultado de procesos permanentes de producción lingüística y cultural (Carter, 2002: 352), es históricamente inestable y está sujeto al cambio.

Partiendo de esta apreciación aparece otro aspecto interesante encontrado en el trabajo de Ricalde (2012), el cual está dado por el abordaje de la literatura: en primer lugar, en lo que refiere al qué y al cómo escriben las mujeres y, en segundo lugar, al cómo se configuran los personajes femeninos. Ricalde afirma que

aunque entraña una complejidad y una riqueza mucho mayores, se toma como punto de partida a “género” como un concepto que revela cómo se construyen culturalmente características específicas atribuibles a la masculinidad y a la feminidad, en virtud de una supuesta correspondencia con sus rasgos biológicos (2012).

Lo anterior se materializa en la conclusión que presenta en la que se muestra cómo todavía prevalece en las publicaciones el peso de un pensamiento compulsivamente heterosexual y, hasta cierto punto, esencialista, al identificar las identidades femeninas con una situación determinada pese a que desde hace más de una década Aralia López González advertía acerca de “la necesidad de confrontar la narrativa femenina mexicana como objeto específico, en correspondencia histórica con la producción masculina” (1995, p. 48). Por ello, es compatible con Ricalde (2012) la apreciación de que los estudios que adoptan este tema no han visto en él una oportunidad de originar, reorientar o enriquecer las técnicas de aproximación a las obras ni de cuestionar las metodologías de análisis más utilizadas. De hecho, la totalidad de las experiencias recolectadas presentan análisis estructuralistas de la narrativa y eliminan la pregunta por el contenido estético de las mismas, sin pasar por la reflexión hermenéutica en la que cada libro le dice “algo” a cada lector.

Por cierto, en la categoría anterior se presenta una estructura analítica para las narrativas infantiles. Al respecto, Ricalde (2012) afirma que es notorio el desplazamiento en la crítica literaria de un tipo de análisis que se centra en la biografía y su relación con la producción de sus autores o autoras a uno de índole meramente textual, o bien a una combinación de ambos. En este sentido, se reconoce que se ha dejado de lado el enfoque estructuralista que estuvo muy fuerte en los años ochenta para pasar a uno de tipo estilístico e, incluso, narratológico. Ahora bien, hay una problemática fundamental que dificulta el análisis de este cambio, dado que

suele omitirse tanto la explicación sobre a qué metodología se adscribe el trabajo como a la especificación de las herramientas empleadas para aproximarse a las obras de ficción. Es decir, se obvia la inclusión de un apartado metodológico, no así el de orden teórico (Ricalde, 2012, p. 21).

Lo femenino en la literatura infantil

Aquí se presentan trabajos en los que se aborda particularmente el lugar de la mujer en la literatura infantil, con el propósito de identificar las líneas analíticas en las que se mueven y tener una idea sobre cuáles son los abordajes que se ofrecen frecuentemente en este tema.

El primer texto abordado en esta categoría corresponde al trabajo de Concha (2004), en donde realiza una interesante revisión de obras relacionadas con el lugar de la mujer en la literatura infantil y juvenil, así como el papel de la crítica literaria. Para ella, en general no existe una crítica que cuestione la literatura infantil y, en ese sentido, cualquier persona, sin la formación suficiente, puede escribir y publicar, puesto que

Se permite que cualquiera, sin genuina intención, sin una sólida formación, escriba y publique literatura infantil y juvenil - LIJ, pues no hay una crítica que cuestione su estética esquematizada, su imaginario limitado a ciertos temas, enfoques y roles calcados de vivencias primarias o de estereotipos sociales, lo cual implica que nuestros niños lean producciones de baja calidad, ya que son pocos los trabajos críticos que existen sobre el tema, sin embargo, en los pocos que conozco se enuncian varios problemas de la LIJ. (2004, s. pág.)

Concha (2004) menciona tres aspectos negativos de la Literatura Infantil y Juvenil ofrecida en su país: el primero corresponde a la monotonía o falta de singularidad, dado que no indaga en la diferencia, no la asume ni en la obra, ni en el lector; en segundo lugar, afirma que es una literatura clónica, monótona y predecible que finaliza con la ausencia de experiencia interior; finalmente, para él la literatura es una creación que se hace desde dentro y se manifiesta en una síntesis de lengua y experiencia, la cual necesita gestación interior, pues si no es dictado, copia, repetición.

Por su parte, Lidia Díaz (2005) reconoce que la literatura para niñas escrita en castellano adolece de una histórica subestimación en cuanto a estudios críticos que aporten significativamente a su consideración y examen. Quizá sea también demasiado obvio remarcar que la revisión estimada por la Literatura Infantil y Juvenil hasta hace poco tiempo —y en muchos aspectos aún vigente— la condenaba a ser un mero subproducto cultural edulcorado y jibarizante, o a funcionar como un limitado instrumento del didactismo. Tal afirmación recoge varios de los aspectos que ya se han abordado en el presente artículo. Así pues, si bien se reconocen propuestas para el análisis literario, ya sea para el reconocimiento de su estructura narrativa o para identificar los contenidos morales de los mismos, así como su potencial como elementos didácticos, la crítica —por lo menos en el campo del género— se ha centrado en la identificación de algunos rasgos obvios en ella, que corresponden a la construcción de estereotipos sociales aferrados a los cánones de belleza de Occidente, a la transmisión de relaciones de poder, entre otros. Sin embargo, no se han ocupado de aquellas nuevas manifestaciones del género, la construcción posibles de nuevas subjetividades, el reconocimiento real de la propia posibilidad de construcción del sí mismo y la ruptura de lo considerado como propio de la literatura infantil, tanto en las narrativas como en la ilustración, que en este caso no ha sido reconocida, ni valorada en trabajos con perspectiva de crítica literaria.

Al respecto, en Política sexual Millet (2017) menciona que la crítica literaria es una aventura que no debe restringirse a un deferente testimonio de adulación sino que, por el contrario, tiene el objeto de captar los nítidos reflejos que la literatura ofrece de esa vida que describe, interpreta e incluso deforma. Entender la crítica literaria como algo que se adentra en la forma del discurso para descubrir lo que hay en él de cultural y hacer entonces también una crítica de la cultura. Por todo ello, no puede considerarse suficiente un análisis estructural del relato que, si bien corresponde a una parte importante de la comprensión de este, aportará básicamente elementos correspondientes al aspecto de la explicación, pero que para ser interpretado debe transitar por un análisis que recurre a la recepción estética como posibilidad crítica.

Por otro lado, es interesante encontrar aquí un aspecto que a lo largo de la indagación se ha constituido como recurrente y que se considera necesario reconocer. Sin duda, en palabras de Millet (1995) “el personaje femenino y las características que se le otorgan parecen estar condenadas a perpetuarse en los márgenes y en los estereotipos dictados desde fuera del mundo representado ” (p.12). Además, continúa acotando que los estudios hechos por mujeres en Europa

evidencian que, en los textos infantiles y juveniles se representa un personaje femenino que se limita a roles rígidos y esquemáticos de dudoso protagonismo, reforzando convenciones que son producto de un sexismo doblemente peligroso, cuando el receptor es un niño. Desde una perspectiva de género, los mensajes inscritos en el discurso tradicional del modelo hegemónico cultural permean en la narrativa infantil, a través de una compleja red de relaciones de familia, costumbres y códigos de conducta que se integran en el tejido textual. Así cuento tras cuento, se han ido transmitiendo y preservando moralejas que han resultado ser funcionales para el operativo de inculcar aquellos valores, que el sistema considera convenientes como reflejo del «deber ser», y donde se suele proponer como natural una imagen de niña-mujer bonita, pasiva, sumisa, complaciente y en lo posible no-pensante.

Este aspecto es considerado también por Pastor (2010), quien alude a que las mujeres en la literatura ocupan, en términos generales, los siguientes roles: la princesa —idealización de la belleza y el culto al cuerpo—, la reina —progenitora—, la malvada —bruja, madrastra, hermanastra— a quien se contrapone la buena —el hada. Sin embargo, como consideración inicial es importante anotar que dicha clasificación no representa de manera exacta lo que sucede en la literatura infantil del siglo XXI, en la cual se evidencia un claro cambio en estos roles desde los cuales sería interesante hacer evidente ese nuevo ideal de lo femenino. Puntualmente, los estudios concluyen diciendo que estos textos reproducen el malestar social con respecto a las mujeres: las niñas y las mujeres que los leen interiorizan una representación del mundo del cual ellas están casi excluidas como protagonistas o como heroínas. Este aspecto sugiere entonces una línea posible de trabajo que correspondería a esta relación entre la literatura y la construcción de la subjetividad femenina.

Otro de los trabajos interesantes al respecto, dado que se ubica en el marco propuesto para esta revisión, corresponde al realizado por Torres y Palomo (2016), puesto que permite examinar la propuesta de análisis de las narrativas y posteriormente sobre la relación literatura-mujer. De esta manera, para llevar a cabo tal panorámica de la evolución de las princesas en los cuentos infantiles las autoras analizan un corpus bibliográfico en el que se destacan las obras que han marcado una diferencia respecto a las versiones clásicas. Para establecer la evolución que han sufrido las princesas desde los cuentos tradicionales hasta los actuales basan su trabajo en la tipología del cuento trabajada por Vladimir Propp (1985), en la que todos los relatos ejercen idénticas funciones y sus variantes están más dadas por los nombres y atributos de los personajes que llevan a cabo esas acciones. Propp referencia en su análisis 31 funciones y 7 esferas de acción que son llevadas a cabo por los distintos personajes en la narración (Torres y Palomo, 2016). Con todo, dentro de las conclusiones más interesantes las autoras destacan que, a la luz de las 31 funciones de Propp, la mayoría de estas reglas siguen siendo aplicables a los cuentos actuales de princesas. En cuanto a los personajes que actúan en cada una de las 7 esferas de acción señaladas por el autor ruso, las autoras comentan que “asistimos a un cambio de paradigma comprobable sobre todo en el cambio de rol en las esferas de la princesa y del héroe” (2016, p. 303). Este descubrimiento pone en evidencia lo que ha sido una insinuación en el presente artículo: que dicho asunto corresponde a la emergencia de lo femenino, así como a emergencias del género, a través de algunos esfuerzos editoriales; tal es el potencial fundamental de la nueva literatura infantil de este siglo.

Conclusiones y posibles líneas de trabajo con la literatura infantil en los Estudios Sociales

Inicialmente, se reconoce que existe una ausencia en los estudios relacionados con el género y los estudios sociales asociada a la carencia de trabajos de análisis y evaluación de obras literarias, así como sus autores y autoras, en relación con la crítica y la historia literaria; pero sobre todo que se centren en la identificación de imaginarios sociales, comprendiendo el papel del libro en la construcción de la subjetividad. Asimismo, se evidencia el lugar “menor” que han ocupado tanto la literatura infantil, como las niñas en los Estudios Sociales centrados en el análisis de literatura y, por ende, no se tienen herramientas de análisis crítico que den luces a los investigadores sobre las formas posibles de abordar dichos corpus literarios.

Una línea de investigación que se hace recurrente es aquella en la que los trabajos se estudian en el proceso de recepción y consumo de los textos únicamente en su potencial pedagógico y en su posible uso en la formación. No obstante, estudiarlos en sí mismos como objetos producto de la cultura permitiría saber sobre quienes hablan, desde dónde, sobre qué y con qué impacto. Y en palabras de Ricalde (2012)

visibilizaría cuáles son los márgenes culturales que persisten, cómo y de qué manera se han ampliado. Permitiría responder para quiénes se escribe e interrogarse si las presencias de algunas manifestaciones populares invitan a leer el mundo textual de otra manera o se han convertido en meras estrategias de inteligibilidad para los receptores.

Ahora bien, se reconoce que encontrar la forma precisa para realizar la interpretación de un libro infantil corresponde en sí mismo un ejercicio experimental, el cual presenta unas múltiples complejidades que van desde el análisis estructural de las obras, pasando por la imagen como complemento o como elemento inversor del discurso, pero también encontrando la propia dificultad metodológica de asir en el papel y en el trabajo analítico, la recepción estética de las mismas y las posibilidades otras que se dan en el encuentro entre esa obra y un cuerpo que la recibe.

Luego de analizados los materiales propuestos en este artículo, y con la intención de abrir el camino hacia el posicionamiento del análisis del libro infantil y la visibilización de los imaginarios sobre las niñas que ellos poseen, se postula la pregunta acerca de cómo construir un ejercicio experimental para analizar las implicaciones de género en los libros infantiles, a partir de los conceptos explicación/comprensión propuestos por Ricoeur y como asir la percepción estética de las mismas; es decir: qué aspectos legitiman la interpretación del investigador como relevante, precisa y con un punto de objetividad para decir que ella recoge la manera como los lectores reciben o podrían recibir cierta obra literaria.

Es necesario aclarar que, en el marco del proyecto doctoral, se entiende la experimentación como la oportunidad de hacer práctico el ejercicio ficcional; en ese sentido, se asocia con la metáfora del camino o, más precisamente, con la acción de caminar la cual se reconoce como un intento de desujeción, en el que el sujeto pone en cuestión a la verdad para encontrar quizás otras posibles explicaciones, otros caminos y otras rutas para comprender y construirse a sí mismo. Por ello, el ejercicio de experimentación recoge la posibilidad de reconocer nuevas maneras de comprensión del mundo a partir de la transgresión de lo establecido, no como rompimientos de resistencia sin fundamento, sino como experiencias de construcción a partir del traspaso del límite, de su puesta entre paréntesis, lo cual no representa que se deben dar un millar de pasos, sino que basta a veces con dos o tres para movilizar nuevas maneras de interpretar el mundo de la vida.

Ahora bien, dicha experimentación puede darse también desde la epistemología que, para este caso, pretende conciliar lo construido por los trabajos sobre literatura y género, con una posibilidad metodológica hermenéutica. Siendo así, se propone como primer juego experimental la comprensión del texto como acontecimiento y el encuentro con el texto como experiencia. Para explicar en detalle este punto, se propone el abordaje del concepto de experiencia, particularmente la experiencia estética de la lectura como una actividad en la que se ponen en juego las propias precompresiones del mundo y se trasforma por ende la vivencia humana.

Para abordar esto se retomará la propuesta de Larrosa (2003), quien denomina principios de cualquier experiencia a (1) la exterioridad, la alteridad y a alineación; la (2) subjetividad, la reflexividad y la transformación; la (3) singularidad, la irrepetibilidad y la pluralidad; el (4) pasaje y la pasión; (5) la incertidumbre y la libertad; y, finalmente, la (5) la afinitud, el cuerpo y la vida. Además, para él la experiencia supone, en primer lugar, un acontecimiento o, dicho de otro modo, el pasar de algo que no soy yo; dice entonces "que no soy yo" significa que es "otra cosa que yo", otra cosa que no es que yo digo, que yo sé́, que yo siento, que yo pienso, que yo anticipo, que yo puedo, que yo quiero; a este aspecto lo considera el “principio de exterioridad”. La experiencia no reduce el acontecimiento, sino que sostiene como irreductible a mis palabras, a mis ideas, a mis sentimientos, a mi saber, a mi poder, a mi voluntad. Y luego aclara, en segundo lugar, que algo me pasa a mí: no que pasa ante mí, o frente a mí, sino a mí, es decir, en mí. La experiencia supone, un acontecimiento exterior a mí, pero el lugar de la experiencia soy yo (Larrosa, 2003). A este lo denomina "principio de subjetividad" y, en este sentido, la experiencia no se hace, sino que se padece. A este segundo sentido del verbo pasar de "eso que me pasa" podríamos llamar “principio de pasión”. Ahora bien, si se asegura que el texto funciona como acontecimiento porque hace referencia a eso que “me pasa” el texto tiene también que ser otra cosa distinta de lo que “ya sé”. El texto debe tener algo de incomprensible para mí, algo de ilegible. (Larrosa, 2003).

En el sentido de lo anterior, Franz Kafka escribió a Oskar Pollaken en 1904:

Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpea en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿para qué nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos 10 libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos tener son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro.

Poniendo entonces en juego esta comprensión sobre la experimentación en el marco del proyecto doctoral, se ha trabajado en la construcción de una teorización inicial para el análisis de los libros infantiles seleccionados, la cual se propone como la posibilidad de construir, a partir de una teoría existente, un método para el análisis literario que aporte a la crítica en literatura infantil del siglo XXI y que permita hacer evidente aquello que emerge en estos libros, que como se evidenció en la revisión, no se ha consolidado realmente con fuerza argumental, teórica y práctica.

Se propone, además, la perspectiva crítica hermenéutica —en el marco de una filosofía de la cultura— como un camino para entender el libro como objeto del mundo de la vida y su potencialidad como transmisor y creador de horizontes de sentido, así como para hallar en la experiencia estética una fuente de análisis enriquecida. Se invita también a que los investigadores sociales profundicen en el libro como objeto cultural y estético para reconocer una incipiente apuesta metodológica alrededor del mismo a partir de tener por supuesto que comprender e interpretar textos no es sólo una instancia científica, sino que pertenece con toda evidencia a la experiencia humana en el mundo (Gadamer, 1998, p. 23). El libro representa el mundo y a través de la imagen y su complementariedad en el texto, o viceversa, constituye una consistencia de lo real que, a partir de sentencias contradictorias, retadoras, ponen en juego el ejercicio de comprensión para transgredir los preconceptos del lector. Este es entonces el poder de la ficción para reescribir la realidad.

La hermenéutica también sugiere y, sin duda, antes que toda otra consideración, un posicionamiento distinto con respecto a la realidad: aquel de las significaciones latentes. Se trata de adoptar una actitud distinta, de empatía profunda con el texto, con lo que allí se ha expresado a través del lenguaje. No se trata de suprimir o de intentar inhibir su propia subjetividad —con sus implícitos prejuicios—, sino de asumirla. En otras palabras, la búsqueda de sentido en los documentos sometidos a análisis se ve afectada por un doble coeficiente de incertidumbre: la interpretación es relativa al investigador, así como al autor de los textos en cuestión. En palabras de Echeverría (1997)

el verdadero punto de partida de la hermenéutica, según Schleirmacher, arranca de la pregunta ¿cómo una expresión, sea está escrita o hablada, es entendida? La situación propia del entendimiento es la de una relación dialogal, donde hay alguien que habla, que construye una frase para expresar un sentido, y donde hay alguien que escucha. Este último recibe un conjunto de palabras para, súbitamente, a través de un misterioso proceso, adivinar su sentido (p. 219).

Referencias

Echeverría, R. (1997). El Búho de Minerva. Santiago: Ed. Dolmen.

Carter, E. (2002). Género. En Payne, M. (comp.). Diccionario de teoría critica y estudios culturales. Buenos Aires: Paidós.

Concha, V. P. (2004). Sexismo en la literatura infantil y juvenil: una exclusión para ser cuestionada. Género y literatura en debate, p. 141.

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Gadamer (1998). Verdad y Método. Vol I y II. Madrid: Ed. Sígueme.

Larrosa, J. (2003). La experiencia de la lectura. Estudios sobre la literatura y formación. México: Fondo de Cultura Económica.

López González, A. (1995). Rusticación teórica: Fundamentos feministas para la crítica literaria”. En Sin imágenes falsas, sin falsos espejos. Narradoras mexicanas del siglo XX. El Colegio de México, México.

Lluch, G. (2003). Análisis de narrativas infantiles y juveniles (No. 7). Universidad de Castilla La Mancha.

Millett, K. (1995). Política sexual. Madrid: Cátedra.

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Propp V. (1985). Morfología del cuento, Madrid, Akal.

Ricalde, M. C. (2012). El género, la literatura y los estudios culturales en México. Estudios sobre las culturas contemporáneas, (35), 9-29.

Ricoeur, P. (2003). El conflicto de las interpretaciones. Buenos aires: Fondo de Cultura Económica.

Ricœur, P. (1982). Mímesis et représentation”. En Actes du XVIII Congres des Sociétés de Philosophie de langue française, (pp. 51-63). Estrasburgo: Faculté de Philosophie. Université des Sciences Humaines de Strasbourg.

Torres y Palomo (2016). De objeto de salvación a heroínas de su propia historia. La evolución de las princesas en la literatura infantil actual. Didáctica: Lengua y Literatura, 28, 285.

Notas

[2] El presente artículo hace parte del proyecto de tesis Doctoral titulado: Inocencia, dependencia, fragilidad; una mirada a los imaginarios del cuerpo de la niña en la literatura infantil latinoamericana desde la hermenéutica reflexiva.

Notas de autor

[1] Licenciada en pedagogía Infantil, Master en pedagogía de la lengua Materna y Candidata a Doctora en Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Contacto: johannahernandez500@gmail.com

Información adicional

Cómo citar: Hernández Ordoñez, N. J. (2021). Revisión Analítica de Investigaciones sobre la Relación Literatura Infantil y Género en Latinoamérica: aproximaciones al Lugar de la Mujer como Personaje. Revista Arista-Crítica, 1(1), 210–223. https://doi.org/10.18041/2745-1453/rac.2021.v1n1.7422



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