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Saqueos: episodios recurrentes de la sociedad argentina, período 1930-2013
Marina Prieto
Marina Prieto
Saqueos: episodios recurrentes de la sociedad argentina, período 1930-2013
Lootings: recurrent episodes of the Argentine society, period 1930-2013
Población y Desarrollo: Argonautas y Caminantes, vol. 15, 2019
Universidad Nacional Autónoma de Honduras
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Resumen: El artículo analiza la inseguridad en Argentina, teniendo como propósito reflexionar acerca de cómo se fue construyendo el concepto de “saqueo” en la historia de este país. El principal aspecto teórico metodológico radica en la producción sociohistórica de los saqueos y se propone un análisis de rasgos cuantitativos con datos extraídos del Latinobarómetro y el Ministerio de Seguridad de la Nación Argentina. La finalidad es identificar la manera en que los actos de vandalismo tienen vinculación directa con el concepto de inseguridad. Asimismo, se busca comprender mediante gráficos y cuadros cómo se representan y evalúan los actos de los sujetos implicados en los saqueos indagando la presencia y articulación de dicotomías como la de víctima/victimario, delincuente/justiciero, inseguridad/seguridad, exponiendo una articulación de aspectos interdisciplinarios. Finalmente, se presentan discusiones sobre la manera en que el concepto de ‘saqueo’ ha transcurrido en el tiempo otorgando sentido a los sucesos y actores sociales.

Palabras clave: inseguridad, saqueos, Argentina.

Abstract: The article analyzes the insecurity in Argentina, with the purpose to reflect on how the concept of "looting" was built in the history of this country. The main theoretical methodological aspect is about the socio-historical production of looting and proposes a quantitative analysis with data taken from the Latinobarómetro and the Ministry of National Security. The purpose is to identify the way in which acts of vandalism are directly linked to the concept of insecurity. In addition, the aim is to understand, through graphs and tables, how people´s acts are evaluated and represented in the looting, looking for the presence and articulation of dichotomies such as victim/victimizer, delinquent/vigilante, insecurity/security, showing the articulation of interdisciplinary aspects. Finally, there are discussions about how the concept of 'looting' has passed through time, giving meaning to events and social actors.

Keywords: insecurity, looting, Argentina.

Carátula del artículo

Artículos científicos

Saqueos: episodios recurrentes de la sociedad argentina, período 1930-2013

Lootings: recurrent episodes of the Argentine society, period 1930-2013

Marina Prieto
Universidad Nacional de Córdoba - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (UNC-CONICET), Argentina
Población y Desarrollo: Argonautas y Caminantes
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Honduras
ISSN-e: 2221-7002
Periodicidad: Anual
vol. 15, 2019

Recepción: 02/05/2019

Aprobación: 20/05/2019


I. Introducción

El ser humano ha adjudicado diferentes inseguridades a lo largo de la historia; a castigos divinos, a fenómenos de la naturaleza, a guerras, entre otros factores. Sin embargo, en tiempos actuales, el concepto de inseguridad ha comenzado a incorporarse a la lógica de vida de las personas como un término de la jerga diaria y tiene su vinculación con el temor a otros seres humanos.

La historia permite entrever que no hay un modelo explicativo unívoco para definir actos de vandalismo, pero la práctica colectiva de los saqueos se ha presentado en diversos contextos y se manifiesta como un comportamiento anómalo con características vinculadas a la negatividad y la ruptura de normas morales establecidas. Existen patrones de similitud con hechos históricos que tienen relación con catástrofes naturales o sucesos que ofrecen oportunidades de pillaje1 debido a que −por algún motivo− hay una ausencia de mecanismos punitivos.

En este artículo se utilizan encuestas del Ministerio de Seguridad de la Nación y del Latinobarómetro para extraer datos cuantitativos y analizar la presencia de hechos históricos que muestran que los saqueos se han convertido en episodios recurrentes en la sociedad argentina, que reaparecen de manera constante compartiendo características con otros sucesos ocurridos a nivel mundial como lo fueron los saqueos en Venezuela en 1989, los saqueos acontecidos en Chile vinculados al terremoto que afectó la zona centro-sur en 2010 o los saqueos de agosto de 2011 en diversas ciudades de Inglaterra.

Finalmente, se exponen datos a nivel provincial, a partir de los saqueos ocurridos en la provincia de Córdoba en el año 2013, cuando miembros de la policía abandonaron sus puestos laborales pidiendo un aumento salarial. Los saqueos ocurrieron en 21 provincias de Argentina, pero Córdoba fue pionera en el reclamo y el lugar donde se registró el mayor número de muertos, heridos y detenidos. Este suceso demuestra rasgos distintivos a pesar de exhibir algunas semejanzas con otros hechos a nivel nacional e internacional, dado que cada suceso es único, irrepetible, diferente a los demás y presenta diferentes lógicas en su estructura social.

II. Metodología

El objetivo principal de este artículo es identificar la manera en que los actos de vandalismo tienen vinculación directa con el concepto de inseguridad. Para ello, se realiza la implementación de una metodología cualitativa y cuantitativa. La metodología cualitativa se basa en un análisis histórico exhaustivo de los saqueos en Argentina (1930-2013). Se utilizan criterios vinculables que permiten identificar el modo de operación de diferentes actos de pillaje, indagando lo ocurrido desde épocas del Yrigoyenismo hasta el 2013, cuando se produjeron saqueos que afectaron a 21 provincias de la Argentina.

A pesar de su gran aporte, el análisis cualitativo queda acotado y para una mejor interpretación de los saqueos se agrega un análisis cuantitativo a partir de la técnica de recolección de datos, buscando comprender mediante gráficos y Cuadros cómo se representan y evalúan los actos de los sujetos implicados en los saqueos. Se emplean datos secundarios a través del análisis de datos numéricos de registros e informes que fueron elaborados por diferentes organismos y organizaciones. Entre ellos: encuestas del Ministerio de Seguridad de la Nación y el Latinobarómetro, que ofrece encuestas anuales, relacionadas a temáticas sociales, en casi 20 países de Latinoamérica2. Los datos de las encuestas describen hechos delictivos en la Argentina (cada 100 mil habitantes), el sentimiento de inseguridad, la cantidad de hombres y mujeres que fueron asaltados o recibieron agresiones y la manera en que impacta la inseguridad en la opinión económica de Argentina.

Se trabaja sobre la cantidad de habitantes en cada provincia, a partir de una estimación del censo 2010, y el cálculo de una tasa de natalidad del 1%. Para ello, se estima una franja temporal que radica desde 1930 hasta tiempos actuales. Este recorte se agrega al enfoque teórico, a partir de los últimos incidentes que se presentan en la presidencia de Yrigoyen (1852-1933), hasta los saqueos de esta última década, donde se incluyen los saqueos de 2013 ocurridos en 21 provincias de Argentina.

Por otro lado, se indagaron datos del Ministerio de Interior de Argentina, del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Instituto de Economía y Paz de Estados Unidos, la Organización Amnistía Internacional (AI), el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) y de una investigación realizada por la comunicadora Josefina López Mac Kenzie sobre resultados en las provincias argentinas. Aquí interviene el análisis cuantitativo con toda la información numérica recolectada, basada en cuadros, cuadros y porcentajes que contiene la siguiente información: provincias afectadas, lugar de los saqueos, presencia de protesta policial y consecuencias de los mismos (número de detenidos, imputados, muertos y heridos).

III. Discusión de resultados
3.1. Una Argentina movilizada: la experiencia histórica de los saqueos

En las últimas décadas, los saqueos se han convertido en hechos muy presentes y lejos de caracterizarse como estallidos irracionales o espasmódicos exhiben particularidades vinculadas a profundos desacuerdos. En la historia de los saqueos en Argentina sobresale el golpe de Estado de 1930 cuando Hipólito Yrigoyen (1852-1933) fue reelecto como presidente de este país a principios de 1928 y en pocos meses comenzaron a presentarse problemas políticos que contribuyeron a debilitar el gobierno y a generar conflictos en la población (Persello, 2007, p.12). Precisamente, en 1930, se produce un golpe militar que derrocó a este mandatario constitucional de la Unión Cívica Radical, y comenzaron a desplegarse actos de violencia colectiva, como la destrucción en la vía pública de imágenes de Yrigoyen, y saqueos en las oficinas del radicalismo y la propia casa del presidente.

El desvalijamiento y el incendio de la casa de Yrigoyen, junto con la devastación de comités del radicalismo, redacción de periódicos afines y lugares habituales de reunión de dirigentes partidarios, no fueron reducidos a actos de humillación y venganza, sino a la intencionalidad de producir daños públicos. “Suprimir las imágenes del Yrigoyenismo y desacreditar la figura de su líder, la ominosa utopía de pretender borrar la memoria del otro” (González Alemán, 2017, p. 97). Dos décadas después, en la segunda presidencia de Juan Domingo Perón, los saqueos volvieron a formar parte de las prácticas sociales en Argentina. En la crisis del gobierno peronista (1955), se destacaron una gran cantidad de saqueos, integrando la destrucción de imágenes y de todo tipo de símbolo relacionado al peronismo.

Los seguidores del líder justicialista también mostraron sus estrategias ante la presencia de los saqueos: “muchos peronistas ya se habían preparado para proteger los símbolos políticos ante la eventual violencia de la oposición. En el barrio Mataderos de la ciudad de Buenos Aires los vecinos montaron una guardia para preservar un monumento de Evita” (Artinian, 2017, p. 132). Este ejemplo, permite sostener que los saqueos requieren cierto tipo de organización, lo que no quiere decir que haya organizaciones dedicadas a los saqueos, sino que son necesarias ciertas formas de interacción previa para que se produzcan en algunos momentos y lugares en particular.

A finales de febrero de 1989 hubo saqueos en la ciudad de Caracas y tal movimiento fue conocido como “El Caracazo”. En ese momento, Venezuela, tras la recesión económica, estaba por presenciar la hiperinflación. Este suceso no permanece aislado ya que, en el mismo año, en Argentina, se produjo la primera ola de saqueos por motivos económicos, que, al igual que en Venezuela, se vinculaban a un inusitado fenómeno económico. Este hecho no giró en torno de la legitimidad del sistema político, sino de una modalidad por entonces desconocida: “los habitantes de las barriadas pobres de ciudades como Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza; procedieron a asaltar de forma masiva, comercios grandes y pequeños en busca de alimentos, siendo la primera revuelta de subsistencia en la Argentina contemporánea” (Di Meglio y Serulnikov, 2017, p. 18). Aquí, los saqueos instalaron un nuevo concepto que fue el de ‘hambre’ y la mayoría de los saqueadores demostraron un notable autocontrol en los bienes que tomaban, ya que robaban alimentos ofreciendo explicaciones de su malestar, y además hubo una manifiesta voluntad de actuar a ‘cara descubierta’ mostrando su aspecto físico.

Según el Programa de Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina (PIMSA), entre el 24 de mayo y el 1 de junio de 1989, las más importantes ciudades argentinas, entre ellas Córdoba, registraron alrededor de 282 episodios de violencia asociados a saqueos en comercios. Lo que en un principio tenía características de hurto de productos de primera necesidad, luego, se vinculó a productos secundarios y se presentaron asaltos a negocios de diferentes rubros y enfrentamientos entre sus dueños, la policía y los saqueadores. Los saqueos en esta época no parecieron ser coordinados ni incitados por asociaciones de base o partido político alguno, eso contrasta con lo que ocurriría 12 años después, en los saqueos del 2001 cuando los nuevos movimientos sociales de desocupados, dirigentes e instituciones políticas realizaron reclamos uniéndose y coordinando puntos de encuentro para saquear. Como el propio Kessler (2009) corroboró, “a partir de la presencia de este tipo se sucesos, la inseguridad ha pasado a ser un problema público nacional y provincial, ya que cada lugar puede señalar sus focos peligrosos” (p. 13).

En el periodo neoliberal de los años 90, se forman categorías que permiten legitimar transformaciones3(Martínez, 2005) y la figura de un “otro negativo” (Verón, 1981, p. 4), “comienza a realizarse la construcción de un pobre como otro amenazante y aparece una serie de tópicos políticos y sociales, que propone un Estado gendarme que sólo puede recurrir al endurecimiento de la pena en una retórica que provoca miedo social” (Martínez, 2005, p. 125). La Argentina sufrió un proceso de empobrecimiento ininterrumpido que coincidió con la profundización de un modelo de concentración económica y privatización de los servicios públicos4.

Además, se pueden distinguir sucesos que tuvieron repercusión nacional, en tanto y cuanto, produjeron sentimientos inestables marcando un corte con una supuesta tranquilidad en los discursos del pasado como el atentado contra la AMIA5, el crimen de José Luis Cabezas6 y el asesinato de María Soledad Morales7. También se producen otros sucesos mediáticos como el asesinato del senador provincial de Córdoba, Regino Maders en 1991, y el caso del Ingeniero Santos en 1990, un hombre que persigue y mata a los supuestos ladrones del pasacasete de su auto. En ese momento, comenzaron a utilizarse ciertas señales del concepto de ‘justicia por mano propia’ por los periodistas de diversos medios de comunicación.

Otros sucesos importantes ocurrieron al entrar a una nueva década, como la crisis de 2001, donde “nos encontramos frente a la construcción de un Estado que opera sobre la exclusión de grupos marginales y tiende a legitimar el proyecto de una sociedad del castigo” (Martínez, 2005, p. 126). Desde esta perspectiva, los sucesos ocurridos en el 2001 no fueron una iteración de 1989, sino que propiciaron su consecuencia y evolución: “El recurso al saqueo como un vehículo establecido de protesta, la articulación de las demandas alimentarias con reivindicaciones específicas de sectores desempleados es una realidad permanente del paisaje sociopolítico” (Di Meglio y Serulnikov, 2017, p. 19).

A diferencia de la época del yrigoyenismo y del peronismo, en las cuales, como se explicó en la primera parte de este artículo, el hurto era visto con reprobación, la compensación simbólica del destrozo se combinó con el beneficio material del pillaje. La violencia colectiva se presenta como una variable que se fue manifestando durante toda la década. En 1989, se vivenció por primera vez la petición colectiva de alimentos y los saqueos como forma de protesta. Comienza a constituirse una nueva forma de relación entre los afectados, los demandantes y el Estado como objeto de demandas, lo que dio forma a un repertorio nuevo que incluía la presencia de la violencia en el incumplimiento de algún acuerdo (Gordillo, 2017, p. 201).

Desde el año 2003, se produce una formación discursiva ligada a la paulatina configuración del kirchnerismo como una nueva fuerza política en el país. Se inicia así la emergencia y proliferación de un conjunto de enunciados que entran en explícita relación adversativa con “tópicos centrales de la discursividad neoliberal, ampliamente dominante en las décadas previas” (Martínez, 2005, p. 129). En primer lugar, esta nueva doxa reconfigura fuertemente la concepción de lo político, luego de la crisis del 2001, como nuevo orden legítimo de regulación de lo social, contrastando con las formulaciones que en los 90 sostuvieron la lógica de mercado como único fundamento indiscutible de lo social, destitución de lo público y lo colectivo, expulsión del litigio, naturalización del orden mercantil como única forma de las relaciones sociales, propuesta de un Estado.

En el año 2004, se produjo en Argentina un caso de alto impacto mediático, el asesinato de Axel Blumberg, un joven de 23 años que fue secuestrado y posteriormente asesinado por sus secuestradores. Este caso fue mediatizado a través de la figura del padre de Axel, un empresario textil que acusaba a la policía y al poder político de los responsables de la muerte de su hijo. Fue su padre, también, quien organizó diferentes marchas multitudinarias frente al Congreso para reclamar la presencia de un Estado punitivo y cambios dentro de las fuerzas policiales.

En el año 2004 hubo, también, otro suceso de gran repercusión mediática: el caso Cromañón. Se produjo un incendio durante el recital de una banda de rock llamada Callejeros, que dejó muchos muertos y heridos. Esta tragedia inaugura un período de mayor control de seguridad en los establecimientos cerrados, lo cual hizo que se instalara el tema en la agenda mediática. El Caso Candela Rodríguez en el año 2011, cuando una niña de 11 años fue secuestrada y asesinada; en los medios se sostuvo que había ocurrido un ajuste de cuentas. El Caso Ángeles Rawson en el 2013, refiere a una adolescente de 16 años que fue asesinada por Jorge Mangeri, el portero de su edificio. Simultáneamente, se comenzaron a formar marchas multitudinarias como ‘Ni una menos’8, y de modo previsible, los medios de comunicación tuvieron gran protagonismo en ese resultado. Como afirman Bergman y Kessler (2009, p. 214), “la preocupación por la inseguridad se instalaba como un problema público central, transformándose en un tema de conversación habitual, pasando de su lugar tradicional en los medios populares, a las páginas centrales de los considerados más prestigiosos”.

El 4 de diciembre de 2013 en Argentina, se produce un hecho que afectó a varias provincias y que irrumpió en la escena pública nacional por fuera del marco de una crisis institucional como las ocurridas en 1989 y 2001. La policía realizó protestas en reclamo de mejoras salariales y, al ausentarse de sus funciones diarias, se produjeron saqueos que afectaron a varias provincias de Argentina. Se levantaron barricadas realizadas por los estudiantes de Nueva Córdoba y también hubo linchamientos, a partir de los “llamados de solidaridad” de los comerciantes que convocaban a la defensa de sus negocios. Por otro lado, los periodistas, de diferentes medios de comunicación, recomendaban encerrarse y no salir a la calle.

Otra categoría comparable es en relación a los objetos del saqueo: no se saqueaba comida sino elementos tecnológicos. En contraposición, los primeros condenados por la justicia cordobesa, habían saqueado latas de conserva y paquetes de yerba9. Junto a este diagnóstico se impone un cierto mecanismo simbólico de inteligibilidad que propone al aumento de los castigos como una única solución: “marchas masivas de vecinos reclamando por controles y castigos, campañas políticas centradas en medidas para combatir la inseguridad, periodistas que sostienen narrativas criminalistas y dramáticas” (Martínez y Sgammini, 2015, p. 505). En estos discursos, se contemplan “los derechos de unos a costa de los derechos de otros, quienes ven sistemáticamente suspendidas todas las garantías no solo a partir de los actos de violencia simbólica mediáticos, sino también en los procesos judiciales e institucionales” (Daroqui en Martínez y Sgammini, 2015, p. 505).

De esta manera, los saqueos de 2013 no fueron espontáneos, sino que, en todo caso, se conformaron a partir de la ausencia policial. En contraste, en los saqueos de 2001, se recalca la presencia de organizaciones sociales que intervinieron en el propio suceso. Así la coyuntura sociohistórica permite indagar en datos cuantitativos basados en antecedentes que identifican a Argentina y, en particular, a la provincia de Córdoba como objeto de estudio.

3.2. Un abordaje numérico de la inseguridad y el delito

Las investigaciones realizadas por el Ministerio de Seguridad de la Nación arrojan datos relevantes que permiten indagar, con una base empírica, sobre los saqueos en la historia argentina. En las siguientes tabulaciones se tuvo en cuenta la cantidad de habitantes en cada provincia a partir de una estimación del censo 2010, el cálculo de una tasa de natalidad del 1% y los últimos datos que se registraron fueron los del año 2016, sin embargo, la posibilidad de contar con datos del 2014 es relevante, puesto que los últimos saqueos de mayor magnitud ocurrieron a finales del año 2013. Lo antedicho, de alguna manera, sirve para explicitar el contexto social y cultural de un suceso que, si bien tuvo gran destaque noticioso en Córdoba, fue un tipo de acontecimiento que afectó a casi la totalidad de las provincias argentinas.

Próximo en el tiempo de los saqueos de diciembre 2013, en el año 2014 se registran 1.075 casos de robo, lo cual es una cantidad mayor si la comparamos con las cifras de 2015 y 2016. El Ministerio de Seguridad de la Nación (2016), confirma que los números de robos se duplican en relación a los hurtos, lo cual lo convierte en el principal indicador de violencia. Del 2014 al 2016 existe una prevalencia en los robos cuyos valores se encuentra alrededor del 26%. Los números que le siguen en importancia a los robos y los hurtos hacen referencia a amenazas, siendo que en el 2014 y 2015 se dio un aumento en relación al año siguiente. El Cuadro N°1, permite visualizar que lo mismo ocurre con la categoría de “delitos contra la propiedad”, donde luego de los saqueos de 2013, se muestra un incremento en la cantidad de delitos con 253 casos (es decir, un mayor número que en el 2015 con 249 casos y 2016 con 232 casos).

Estos hechos que se realizan con violencia ocasionan lesiones o muertes. En el 2014 se registró un alto porcentaje de homicidios, que, si bien fue bajando en los años posteriores, tuvo un notorio crecimiento. Si se categorizan estos datos, se puede observar que, a partir de esta continuidad histórica, los argentinos conocen las prácticas de los saqueos. Aunque no son muchas las explicaciones a nivel global sobre este fenómeno, se los suele asociar a efectos de los llamados “desastres naturales” (Baeza en Scribano y Lisdero, 2017, p.3), pero como se identifica en el Cuadro N°1, los saqueos se relacionan con conflictos entre personas.10

Para comprender los conceptos de “motines” y “disturbios” se puede recurrir al caso de los saqueos de agosto de 2011 en diversas ciudades de Inglaterra.11 En el marco de la definición de los mismos como una acción colectiva, hay una gran extensión de este fenómeno que condujo a instalar una discusión acerca de las herramientas teóricas para su comprensión. Así, los “disturbios” de este estilo, hacia principio de 1980 o aún en el 2001, en Inglaterra, fueron comprendidos en el marco de respuestas contra el racismo, la discriminación y la violencia policial.

Cuadro N°1.
Hechos delictivos en la Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

La obtención de resultados es relevante comparando regiones con tendencias distintas, en relación a este tipo de suceso, como Europa y América Latina: “en Europa entre el 2000 y 2005, el porcentaje de población que fue víctima de un delito en un año pasó del 19.3% al 14.9%, mientras que en países de América Latina el porcentaje de hogares donde hubo alguna víctima en el mismo lapso es dos o tres veces mayor” (Van Dijk en Kessler, 2009, p. 68). Así, países como El Salvador, y específicamente su capital San Salvador, presentan tasas de homicidio mayor que Buenos Aires, aunque Argentina en las últimas décadas ha presentado un incremento sostenido de niveles de delito. Según Kessler (2009, p. 23), a partir de los hechos que fueron denunciados las agresiones contra la propiedad de multiplicaron casi tres veces entre 1985 y 2000.

El Latinobarómetro recopila encuestas anuales, relacionadas a temáticas sociales, en casi 20 países de Latinoamérica.12 Del año 2007 al 2016, se encuestaron en la Argentina a 8,400 personas preguntándoles si se sentían inseguros en la Argentina (Cuadro N°2):

Cuadro N°2.
Sentimiento de inseguridad en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

El primer año de investigación (2007), el 43.3% de las personas afirmaron sentirse “algunas veces” inseguras, siendo la variable “nunca” la menor. En el 2013, año que ocurrieron los saqueos, los datos muestran que esta variable cambió y aumentó el número de personas que consideraban que, “todo o casi todo el tiempo”, habían sentido inseguridad (39.4%). En los años siguientes, la variable de sentirse inseguro “todo o casi todo el tiempo” es la que predominó en los encuestados, siendo que los valores se ubicaron alrededor del 39% para el año 2015 y 2016.

En Argentina, son las mujeres quienes se sienten mayoritariamente inseguras (Cuadro N°3). En el 2007 el 70.6% de las mujeres afirman sentirse inseguras “algunas veces”. Con el transcurrir de los años el sentimiento de inseguridad va variando, pero siempre es mayor en relación al caso de mujeres que “nunca” se han sentido inseguras. Un ejemplo claro se identifica en el año 2013, donde se produjeron saqueos en 21 provincias de la Argentina y el 56.9% de las mujeres se sintieron “algunas veces” inseguras, el 30.10% “ocasionalmente” inseguras y solo el 13% confirmaron “nunca” haberse sentido inseguras.

Cuadro N°3.
Cantidad de mujeres que se sienten inseguras en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

Cuadro N°4.
Cantidad de personas que fueron asaltadas y recibieron agresiones en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

Haciendo referencia al Cuadro N°4: Cantidad de personas asaltadas y que han sufrido agresiones, el Latinobarómetro identifica que en la primera década de los años 90 se presentaron variables con gran volatilidad entre un año y otro. En 1995, el 28.2% de un total general de 1,200 personas, afirmaron haber sido asaltadas o agredidas. En 1996, ocurrió algo similar ya que el 27.8% confirmó el mismo dato. En 1997 y 1998 aumenta el número de personas afectadas en relación a años anteriores (en 1997 un 42.3% y en 1998 un 45.7%). Al inicio de la década del 2000, se registró un 36.1% de personas que fueron asaltadas o recibieron agresiones, luego, a medida que fueron pasando los años estos datos cambiaron, y cuando llegó el 2013, el porcentaje de personas que sufrieron asaltos y agresiones aumentó (43.6%).

Cuadro N°5.
Cantidad de mujeres y hombres que fueron asaltados y recibieron agresiones en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

Asimismo, la proporción de mujeres violentadas por asaltos o agresiones fue mayor en porcentaje que la de los hombres en dicha situación (Cuadro N°5). En otras palabras, las mujeres son más propensas a sufrir este tipo de situaciones que sus pares varones. En el 2000, el 55.7% de las personas agredidas fueron mujeres, mientras que esa participación fue del 54.1% en 2013.

Cuadro N°6.
Franja etaria de personas que fueron asaltadas y recibieron agresiones

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

En el Latinobarómetro, se recogieron datos relacionados a la variable de la edad. El mayor número de casos de personas que fueron asaltadas y recibieron agresiones rondan entre los 40-64 años con 1,633 casos y entre los 25-39 años con 1,432 casos (Cuadro N°6). Además, en el periodo 1995-2016, 52.2% de la población encuestada opinó que la inseguridad en Argentina impactaba de manera “regular” sobre la economía del país, sin embargo 29.3%, tuvo la percepción de que el impacto de la inseguridad era “muy malo”, siendo el 2001 el año en el que se agudiza esta percepción.

Cuadro N°7.
De qué manera impacta la inseguridad en la opinión económica de Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).

Si bien en Argentina se han ido desarrollando diversas investigaciones sobre el delito y la inseguridad, existen datos numéricos que tienen fuerte vinculación con los procesos históricos que se nombraron en un principio. Siendo que los saqueos de 2013 ocurrieron en 21 provincias de Argentina, la más afectada fue Córdoba (Cuadro N°7). Esto se debió a que Córdoba fue la pionera en el reclamo, y fue el lugar donde hubo mayor número de muertos, heridos y detenidos13.

3.3. Córdoba como centro de conflicto nacional

El conflicto del 4 de diciembre de 2013 no se produjo de un día a otro; había comenzado a gestarse en octubre de 2012, cuando miembros de la policía de Córdoba salieron a la calle a reclamar un aumento de sus salarios. A esta manifestación se sumaron agentes de Gendarmería, y la protesta se extendió con marchas en diversas zonas del país. En junio del 2013, la queja se reactivó con una marcha realizada en la provincia de Buenos Aires, encabezada por agentes que habían sido desplazados de la fuerza policial el año anterior. Como consecuencia, en noviembre de 2013, ya había comenzado a gestarse la “etapa preparatoria” al reclamo.

Cuadro N°8.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Noroeste argentino

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie14.

Cuadro N°9.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Noreste argentino

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie15.

Cuadro N°10.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Nuevo Cuyo

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie16.

Cuadro N°11.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Patagonia Argentina

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie17.

Cuadro N°12.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Centro y Buenos Aires

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie18.

Los Cuadros N°8, 9, 10, 11, y 12 muestran que los saqueos no se produjeron de la misma manera en todas las provincias de Argentina. Además, la relación de causalidad entre las protestas policiales y los saqueos no fue una constante, no se repitió en todos los lugares de la misma manera. Esto se puede constatar al observar las cifras de lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, en Santa Cruz y Santiago del Estero, donde no hubo reclamo por parte de la policía. Mientras que, por ejemplo, en la Rioja, San Luis, Rio Negro, y la ciudad de Buenos Aires hubo rumores, amenazas e intentos de ataques. Esto significa que, en 7 distritos no se produjeron saqueos, ni circularon rumores ni amenazas (Formosa, Santiago del Estero, Misiones, Mendoza, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego), aunque en algunos sí hubo protestas policiales (como en Misiones, Mendoza, Chubut y Tierra del Fuego).

En estos cuadros, se detallan los lugares donde se llevaron a cabo protestas policiales y la fuerte repercusión en los saqueos. Los distritos donde más saqueos hubo presentan una constante en cuanto a que hubo al menos dos tipos distintos de situación conflictiva entre gobiernos y fuerzas policiales, como el caso de Córdoba, donde la policía llevó adelante diferentes modalidades de huelga, acuartelamiento, abandono de tareas y marchas. En este aspecto, difieren los casos de Corrientes, Formosa, Mendoza, Chubut o Tierra del Fuego, donde las protestas se limitaron a la presentación de petitorios o a la difusión de consignas por redes sociales. En relación a ambas modalidades, en muchas provincias (Santa Fe, San Juan, San Luis o Rio Negro), se produjeron marchas o concentraciones con un nivel mayor o menor de perturbación en la realización de tareas. En este sentido, la protesta policial incluyó, en algunos casos, la liberación de zonas para la comisión de delitos contra la propiedad.

Los incidentes que se registraron en Córdoba, fueron de gran intensidad ya que se produjeron saqueos masivos a comercios en diferentes zonas, que incluyeron episodios de enfrentamiento entre vecinos y movilizaciones en reclamo a las autoridades. Además, en los lugares donde hubo huelgas policiales más severas se desencadenaron saqueos más intensos. Todo lo contrario, ocurrió en provincias como Chubut, Rio Negro, Tierra del Fuego y San Luis, donde, los conflictos también fueron intensos, porque incluyeron manifestaciones, acuartelamientos, pero sin que ello diera inicio a una ola de saqueos. En el caso de Jujuy, Corrientes, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires, los conflictos no llegaron a registrar huelgas policiales declaradas de manera oficial, sin embargo, se registraron saqueos y desmanes en las principales ciudades de esas provincias.

Desde 1989 hasta 2008, Córdoba sufrió dos tipos de transformaciones de largo y mediano plazo: la desaceleración del crecimiento de la población y las transformaciones en los modos de estructuración del territorio (Molinatti, 2013, p. 52). Estas tendencias se manifiestan en los nuevos patrones de localización de las actividades residenciales y comerciales. Las intervenciones estatales representan casi el 17% de las 447 nuevas urbanizaciones tramitadas en Córdoba entre 1985 y 2008 (Pereyra y Semán, 2017, p. 247) se agrega la intervención inmobiliaria desde hace dos décadas en el barrio de Nueva Córdoba, cercano al centro de la ciudad, y también en la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba.

Frente a estos cambios estructurales en Córdoba, el rol de las fuerzas policiales toma su protagonismo en la intervención de diversos sucesos. Precisamente en esta ciudad, durante el segundo mandato del exgobernador Juan Manuel De La Sota (2003-2007) se creó el Ministerio de Seguridad y un nuevo cuerpo de policía (el Comando de Acción Preventiva), y se sancionaron leyes que endurecieron el control y las penas. Representantes del Manhattan Institute, entidad estadounidense que presta asesoramiento en la lucha contra el crimen, a partir de la repercusión del caso Blumberg. El gobernador instauró cambios dentro de la policía, con la finalidad de imitar las políticas de seguridad de la policía de Nueva York.

El notable incremento del presupuesto destinado a la compra de equipamientos e incorporación de efectivos, “pasó de 13,500 en 2007 a 20,000 en 2011, produjo en el régimen de trabajo que sea precaria la remuneración ya que dependía de horas adicionales decididas de manera arbitraria por los superiores” (Pereyra y Seman, 2017, p. 297). Asimismo, el Código de Faltas fue sancionado en la década de 1,900, pero con las transformaciones que se fueron produciendo en el cuerpo policial se amplió la capacidad de control territorial.

Tiempo más tarde, la policía fue involucrada con el narcotráfico y a fines de 2013, una gran parte del cuerpo policial, dedicado a la persecución del tráfico de drogas, fue acusado por tener lazos con este delito. Comenzaron a surgir disturbios, movimientos de reclamos anónimos y clandestinos de algunos sectores de la policía que exigían aumentos salariales. “Ya en noviembre de 2013 en un grupo de Facebook, los familiares de los efectivos respaldaban sus reclamos y las acciones que se promovían, mientras las autoridades políticas de la provincia parecían no advertir el peligro inminente” (Pereyra y Semán, 2017, p. 269).

En este contexto, la protesta policial, que se venía gestando desde hace un tiempo, y los cambios estructurales de las fuerzas policiales, fueron elementos detonantes de lo que se desencadenó luego. Por ende, cabe concluir que la huelga policial, tuvo un alcance generalizado. De todos modos, como se mostró en los cuadros anteriores, el efecto de los planteos policiales no se distribuyó de manera homogénea en todo el territorio, por lo que se generaron situaciones muy diversas.

IV. Conclusiones

La sociedad argentina ha normalizado los asaltos a comercios como una práctica disponible que siempre está latente y aún en su incómoda familiaridad, con la idea de que en cualquier momento podrían tener lugar, los saqueos permanecen como un objeto de estudio opaco. Algunos sucesos que se han manifestado en las últimas décadas –como piquetes, marchas, cacerolazos− resultan inteligibles en comparación a los saqueos. Hay una mayor familiarización con sus lógicas y sus procedencias históricas. Ir caminando por la calle y coincidir con una manifestación de personas, que exigen que sus demandas sean atendidas, no es algo que resulte extraño para los argentinos. Pero algo diferente tiene lugar en los saqueos.

En función de los hechos comparables, se originaron algunos hallazgos entre los que se distinguen:

- En los saqueos ocurridos en la última década se destaca la importancia de las características de “sorpresa”: obnubilación, congelamiento, coagulación de la capacidad de respuesta, de organizaciones, colectivos sociales y políticas. En contraste, si se analizan los primeros saqueos de la historia argentina, se identifica la presencia de organizaciones sociales que intervinieron en el propio suceso.

- En relación a los saqueos de 2001 y a los de 2013 se exponen aspectos específicos de sectores populares y de la clase media. A su vez, se destaca la ambigüedad de la presencia policial, no solamente en Córdoba, sino también en otros lugares de Argentina.

- Los saqueos de 2013 no fueron espontáneos, sino que, se conformaron a partir de la ausencia policial. A diferencia de los primeros saqueos identificados en la historia de Argentina, en los saqueos de 2013 no se saquearon elementos de primera necesidad. Junto a este diagnóstico se impone un cierto mecanismo simbólico de inteligibilidad que propone el aumento de los castigos como una única solución (acciones punitivas).

La revisión sociohistórica realizada en este artículo permite identificar que la práctica colectiva de los saqueos se ha presentado en diversos contextos. Por tal motivo, si bien los saqueos se manifiestan con un comportamiento anómalo, y se distinguen por su negatividad y la ruptura de normas morales establecidas, no hay un modelo explicativo unívoco para definirlos.

Las primeras prácticas de saqueos ocurridos en 1989 instalaron un nuevo concepto que fue el de “hambre” y la mayoría de los saqueadores demostraron un notable autocontrol en la elección de los bienes que tomaban ya que robaban exclusivamente alimentos y ofrecían explicaciones de su malestar. Estos saqueos, además, no fueron coordinados ni incitados por asociaciones de base o partidos políticos, eso contrasta con lo ocurrido doce años después –en los saqueos del 2001− cuando los nuevos movimientos sociales de dirigentes e instituciones políticas realizaron sus reclamos uniéndose y coordinando puntos de encuentro para saquear. A partir de esto, se encuentran patrones de similitud con hechos históricos que tienen relación con catástrofes naturales, o sucesos que ofrecen oportunidades de pillaje debido a que, por algún motivo, hay una ausencia de mecanismos de castigo.

A pesar de los problemas que presenta Argentina en nivel de violencia, la cantidad de muertes en los últimos años ha sido menor que en Brasil y Colombia (países latinoamericanos con mayor número poblacional). Por lo tanto, la presencia de saqueos en Argentina no parecería ser un problema estructural sino más bien deberse a una cuestión coyuntural, es decir, que depende de la combinación de elementos y circunstancias que caracterizan una situación.

Estructuralmente, Argentina es más segura que Brasil y Colombia, pero más insegura que Uruguay y Chile. Y si esta comparación la usamos en el interior del país los datos también cambian. Actualmente, en Argentina, hay un índice de 6 asesinatos cada 100 mil habitantes, que, si bien es menor al de otros países, es el doble que hace 20 años. La Organización Amnistía Internacional (AI) destaca que Estados Unidos, Ecuador, República Dominicana, Jamaica y Chile fueron algunos de los países en los que se registró un “uso excesivo” de la fuerza por parte de la policía y otros organismos de seguridad, porque únicamente 20 de cada 100 homicidios en América Latina logran resolverse19. Asimismo, de acuerdo a los datos aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Latinoamérica hay una media de 23 homicidios cada 100.00 habitantes, lo cual es el doble de África y el quíntuple de Asia.

Es, entonces, a partir de datos cualitativos y cuantitativos específicos que se conocen los procesos sociales que fueron viviendo los argentinos y la forma de respuesta a situaciones específicas de peligro, influyendo la manera en que los ciudadanos de este país han ido reacomodando sus lazos sociales, sus expectativas de vida, sus temores y también la configuración sobre sí mismos y sobre los demás.

Material suplementario
V. Referencias bibliográficas
Artinian, Juan Pablo. (2017). 1955: Saqueos, crisis y emociones políticas en una Argentina dividida. En G. Di Meglio y S. Serulnikov. La larga historia de los saqueos en la Argentina (pp. 113-137). Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Di Meglio, Gabriel; Serulnikov, Sergio. (2017). La larga historia de los saqueos en la Argentina. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Referencias
González Alemán, Marianne. (2017). El saqueo de la casa de Yrigoyen. Iconoclasia política y contrarrevolución en 1930. En G. Di Meglio y S. Serulnikov. La larga historia de los saqueos en la Argentina (pp. 91-113). Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Gordillo, Mónica. (2017). La violencia anunciada. El ruido de las ollas vacías en 2001. En G. Di Meglio y S. Serulnikov. La larga historia de los saqueos en la Argentina (pp.201-227). Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Kessler, Gabriel. (2009) Sentimiento de inseguridad. Sociología del temor y el delito. Buenos Aires: Editorial Siglo Veintiuno.
Martínez, Fabiana. (2005). Pánicos sociales, ciudadanía episódica y exclusión. Análisis del caso Blumberg en medios gráficos argentinos. Revista Signo y Pensamiento. Volumen 1 (Vol. II), pp. 1-10.
Martínez, Fabiana; Sgammini, Marcela. (2015). Distribución diferencial de los derechos: el otro negativo en las agendas de in/seguridad en Argentina. Revista Pensamiento Penal. Número 35, pp. 505-527.
Molinatti, Florencia. (2013). Segregación residencial socioeconómica en la ciudad de Córdoba. Tendencias y patrones espaciales. Revista Invi. Volumen 28, Número 79, pp. 61-69.
Pereyra, Sebastián; Semán, Pablo. (2017). Los saqueos de diciembre de 2013. Violencia, protesta, desigualdad social. En G. Di Meglio y S. Serulnikov. La larga historia de los saqueos en la Argentina (pp. 247-271). Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Persello, Virginia. (2007). Historia del radicalismo. Rosario: Editorial Edhasa.
Scribano, Adrián; Lisdero, Pedro. (2017). Saqueos en la Argentina: algunas pistas para su comprensión a partir de los episodios de Córdoba-2013. Revista CRH, Volumen, Número.80, pp. 333-351.
Serulnikov, Sergio. (2017). Como si estuvieran comprando. Los saqueos de 1898 y la irrupción de la nueva cuestión social. En G. Di Meglio y S. Serulnikov. La larga historia de los saqueos en la Argentina (pp. 137-177). Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Verón, Eliseo. (1981). Construir el acontecimiento. Barcelona: Editorial Gedisa.
Notas
Notas
1 Este concepto se utilizará en este artículo como sinónimo de saqueos, haciendo referencia a la sustracción colectiva de bienes con la presencia de la violencia.
2 De acuerdo con el Latinobarómetro, el crimen y la violencia pasaron a ser las mayores preocupaciones de los habitantes en 2008, superando el desempleo, y desde 2003 se duplicó el porcentaje de gente que percibe la inseguridad como principal problema de su país. “Así, en 2007, ante la pregunta ¿vivir en sus países cada día más seguro, igual de seguro o más inseguro?, solo el 9% de los Latinoamericanos señalaron que se sienten más seguros, el 26% dijo que era igual de seguro y el 63% afirmó que era más inseguro. Y frente a la pregunta ¿siente temor a ser víctima de un delito todo o casi todo el tiempo?, el 73% respondió afirmativamente” (Dammert, Alda y Ruiz en Kessler, 2009, p.70).
3 Idea planteada por Fabiana Martínez (2005) en “Pánicos Sociales y Ciudadanía Episódica y Exclusión” en relación a aquellos discursos neoliberales donde se configuran sujetos, que, a partir de la lógica de mercado, eligen lo individual sobre lo colectivo y las acciones de éxito por sobre las de solidaridad.
4 Según los datos que presenta Martínez (2005), de 1999 a 2001 la pobreza en la Argentina se incrementó algo más del 50% y otro tanto entre mayo de 2001 a mayo 2002 la indigencia alcanzó a duplicarse.
5 Fue uno de los mayores ataques terroristas que ocurrieron en la Argentina a partir de que un coche bomba se estrelló contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en Buenos Aires. Este suceso ocurrió en 1994 dejando alrededor de 300 heridos.
6 Periodista asesinado en 1997 luego de sacar unas fotografías al empresario Alfredo Yabrán, en una investigación periodística que lo relacionaba con casos de corrupción.
7 Joven argentina oriunda de Catamarca cuyo asesinato fue relacionado con funcionarios del poder y con fuerzas policiales en el año 1990.
8 Según la página oficial de ‘Ni una menos’- niunamenos.com.ar-en junio del 2015 se organizó la primera marcha frente al Congreso de Buenos Aires, y en varias plazas de diversas provincias argentinas con el fin de protestar contra los femicidios. Esta convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas, artistas, que incentivaron al resto de la sociedad a convertirla en una campaña colectiva.
9 Se hace referencia a que, en los saqueos de 2001, en Córdoba, dos hermanos de 34 y 24 años fueron los primeros condenados, imputados por robo calamitoso, con pena de tres años y dos años y medio respectivamente por robar alimentos de primera necesidad de un supermercado (Scribano y Lisdero, 2017).
10 Para Adrián Scribano y Pedro Lisdero (2017), las vertientes teóricas que implican saqueos son teorías de sistemas complejos, procesos de colonización, formas sociales de resolución de crisis, constituyendo, de esta manera, una visión pluriparadigmática.
11 Según Oppenheimer (2011), los motines y disturbios de basaron en rebeliones públicas y saqueos. Ocurrieron en un barrio de Londres llamado Tottenham y en este suceso la policía metropolitana disparó y mató a un joven negro de 29 años.
12 De acuerdo con el Latinobarómetro, el crimen y la violencia pasaron a ser las mayores preocupaciones de los habitantes en 2008, superando el desempleo, y desde 2003 se duplicó el porcentaje de gente que percibe la inseguridad como principal problema de su país. “Así, en 2007, ante la pregunta ¿vivir en sus países cada día más seguro, igual de seguro o más inseguro?, solo el 9% de los Latinoamericanos señalaron que se sienten más seguros, el 26% dijo que era igual de seguro y el 63% afirmó que era más inseguro. Y frente a la pregunta ¿siente temor a ser víctima de un delito todo o casi todo el tiempo?, el 73% respondió afirmativamente” (Dammert, Alda y Ruiz en Kessler, 2009, p.70).
13 Ver Cuadro Nº 5 Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Centro y Buenos Aires. Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie.
14 Investigación de Josefina López Mac Kenzie.
15 Investigación de Josefina López Mac Kenzie.
16 Investigación de Josefina López Mac Kenzie.
17 Investigación de Josefina López Mac Kenzie.
18 Investigación de Josefina López Mac Kenzie.
19 Datos obtenidos del informe anual de la Organización Amnistía Internacional (AI).
Cuadro N°1.
Hechos delictivos en la Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°2.
Sentimiento de inseguridad en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°3.
Cantidad de mujeres que se sienten inseguras en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°4.
Cantidad de personas que fueron asaltadas y recibieron agresiones en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°5.
Cantidad de mujeres y hombres que fueron asaltados y recibieron agresiones en Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°6.
Franja etaria de personas que fueron asaltadas y recibieron agresiones

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°7.
De qué manera impacta la inseguridad en la opinión económica de Argentina

Fuente: elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro (LB).
Cuadro N°8.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Noroeste argentino

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie14.
Cuadro N°9.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Noreste argentino

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie15.
Cuadro N°10.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Nuevo Cuyo

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie16.
Cuadro N°11.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Patagonia Argentina

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie17.
Cuadro N°12.
Protesta policial y saqueos, diciembre 2013- Centro y Buenos Aires

Fuente: Investigación de Josefina López Mac Kenzie18.
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