Aportes de Coyuntura: Entrevistas

Montserrat Sagot, investigadora feminista de Costa Rica, en Rumbo a #CLACSO2018*1

Estela de Carlotto: “The State wants to erase a story”

Jorge Gestoso

Montserrat Sagot, investigadora feminista de Costa Rica, en Rumbo a #CLACSO2018*1

Revista latinoamericana de investigación crítica, vol. V, núm. 8, 2018

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

Resumen: En el marco de la preparación a la 8va Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, organizada por CLACSO, el periodista Jorge Gestoso, entrevistó a la Dra. Montserrat Sagot, donde dialogan sobre la violencia en Centroamérica, las dificultades para alcanzar la democracia en la región, la vinculación entre femicidios y crimen organizado y las oportunidades y retos que enfrentarán las personas que se reúnan en Buenos Aires el próximo noviembre.

Palabras clave: Feminismo , Políticas de género , Violencia de género , igualdad , Centroamérica.

Abstract: In the framework of the preparation for the 8th Latin American and Caribbean Conference on Social Sciences, organized by CLACSO, the journalist Jorge Gestoso, interviewed Dr. Montserrat Sagot, where they discuss the violence in Central America, the difficulties to achieve democracy in the region, the link between femicides and organized crime and the opportunities and challenges that will face people who meet in Buenos Aires next November.

Keywords: Feminism , Gender policies , Gender violence , Equality , Central America .

Bienvenidos a una nueva entrevista de la serie Diálogos con Jorge Gestoso, rumbo a #CLACSO2018 el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico que se realizará en Buenos Aires, Argentina, en el mes de noviembre. Una serie en la cual estamos entrevistando a personalidades a nivel mundial. Y hoy tenemos el honor que nos acompañe, desde San José, la Doctora en Ciencias Sociales, Montserrat Sagot, catedrática de la Universidad de Costa Rica. Doctora, muchas gracias por estar con nosotros.

Muchas gracias, Jorge. Muy amable por la entrevista.

Doctora, Centroamérica es la región del mundo más violenta según la Cruz Roja Internacional. ¿Qué impacto tiene la violencia en la consolidación de la democracia en esa región?

Sí, muchas gracias. En efecto, Centroamérica es la región más violenta del mundo fuera de una zona de guerra abierta. Eso tiene un impacto muy serio, no solo en la construcción de la democracia, sino en la posibilidad de la convivencia democrática, en la vida cotidiana de las personas y en la posibilidad también de construir una sociedad incluyente. El hecho de que las personas en esta región vivan pensando de forma cotidiana cómo protegerse de esa violencia, pensado en cómo construir formas incluso de aislarse, de separarse, para no vivir violencia, nos está llevando a la construcción de una sociedad tremendamente individualista, de una sociedad que vive pensando en la precariedad y no en las posibilidades del desarrollo, en una sociedad que ve la democracia disminuida y afectada, justamente por la imposibilidad de construir lazos sociales fuertes. Entonces desde esa perspectiva, la sociedad centroamericana, y sobre todo algunos países del triángulo norte, donde han vivido un serio retroceso.

Cuando hablamos del triángulo norte estamos hablando, entonces, de Honduras, Guatemala y El Salvador.

Sí, en efecto. El triángulo norte es Honduras, Guatemala y El Salvador, que son los países que tienen las tasas de violencia más alta de la región. Nicaragua, Costa Rica y Panamá, tienen tasas inferiores de violencia criminal.

¿Usted ve alguna relación entre los femicidios y el crimen organizado?

Así es. El Salvador tiene la tasa de asesinatos de mujeres más alta del mundo. Guatemala y Honduras están también entre los diez países con las tasas de asesinatos más altas. Esto construye una situación de emergencia prácticamente cotidiana para las mujeres. Les envía un mensaje a las mujeres muy dramático, que es prácticamente “confórmate con tu lugar”. Las mujeres no pueden estar tranquilas en el espacio público. Las mujeres no pueden estar tranquilas dentro de sus hogares porque tenemos violencia que se expresa en términos intrafamiliares, pero también violencia en el espacio público y eso, además, les manda una señal terrible a las nuevas generaciones de que la violencia es una forma permitida y legitimada de comportamiento y de relación social.

¿Usted ve alguna relación entre los femicidios y el crimen organizado?

Hay alguna relación. En los países con las tasas de criminalidad más altas, como son por ejemplo Honduras, Guatemala y El Salvador, la tasa de femicidios es más alta. En esos países, las mujeres mueren tanto en manos de sus esposos y de sus parejas, como también mueren víctimas del crimen organizado, como parte de ritos de paso de las pandillas, como víctimas de la trata de personas, como víctimas de los cuerpos paramilitares que todavía funcionan en algunas regiones de Centroamérica. Entonces, sí, el hecho de que haya mayor criminalidad, incrementa los femicidios.

¿Cómo ve usted la participación de la mujer, el feminismo, en el cambio social de América Central y América Latina en general?

Bueno, no podemos pensar en los procesos de democratización de América Latina sin la participación de las mujeres. Después de las firmas de los acuerdos de Paz, después de la democratización de muchos de los países, el movimiento feminista se ha convertido en un actor social muy importante que ha demandado de los nuevos Estados, de las sociedades y de las nuevas democracias, acciones concretas para la inclusión de las mujeres para respetar sus derechos. Entonces, yo podría decir que muchos de los procesos de democratización de la región, tuvieron como actor fundamental a las mujeres y al Movimiento Feminista. El Movimiento Feminista ayudó a crear nueva institucionalidad pública, ayudó a construir nuevas leyes y nuevas políticas públicas, y de alguna forma, entonces, le dio forma a los nuevos Estados que surgieron después de los acuerdos de Paz y de la democratización.

Usted ha estado hablando del incremento de los fundamentalismos. ¿A qué se refiere?

Bueno, estamos viviendo en toda América Latina, y en particular en Centroamérica, un incremento de los fundamentalismos evangélicos y también del neointegrismo católico. Estos son grupos organizados que tienen expresiones, no solamente en la vida social, sino en la vida política, que están participando con el fin de llevar adelante un proyecto de sociedad tremendamente conservador, donde las muje- res tengamos que volver a los lugares más tradicionales, donde no haya derechos reconocidos para las poblaciones sexualmente diversas. Una sociedad que ellos ven, donde la familia se convierte en el eje principal, pero no es una familia liberadora, no es una familia que proteja a sus integrantes, sino una familia tradicional, patriarcal, conservadora. Y estos grupos, al tener expresión política y partidaria, están ocupando posiciones en el Estado, están ganando elecciones en algunos países, están influyendo en la toma de decisiones políticas, como ocurrió por ejemplo en el referéndum de Colombia, como ocurrió por ejemplo en la defenestración de Dilma Rousseff, que los partidos evangélicos tuvieron un papel muy importante, entonces están empezando a tener una influencia muy importante, que desde mi punto de vista, atenta contra la construcción democrática de los Estados.

El último informe de CEPAL, es decir la Comisión Económica para América Latina de la ONU, habla del aumento en la pobreza en nuestra región luego de un período donde se había reducido la violencia. ¿Qué está pasando en nuestra América Latina en ese sentido?

América Latina vivió un período progresista. Fue una era muy importante, donde incluso en algunos países se disminuyó no solo la pobreza, sino la desigualdad, que a veces es más importante disminuir que lo primero. Sin embargo, yo creo que estamos entrando en un período conservador, en una nueva era, donde de nuevo se manifiestan las grandes desigualdades, donde no hay gobiernos con un compromiso claro con disminuir esas desigualdades y esa pobreza, sino más bien gobiernos y Estados más preocupados por fomentar un buen ambiente de negocios, pero desde mi punto de vista cometiendo un error. Es decir, entre más democrática sea una sociedad, entre más igualitaria sea una sociedad, mayores posibilidades hay de hacer buenos negocios. Creo que se pierde de vista esa perspectiva, y entonces se fomentan más bien formas de construcción del Estado y del gobierno tremendamente desiguales, que provocan estas condiciones de pobreza.

Justamente, ¿qué entiende usted que debería hacerse? Por ejemplo, los analistas coinciden en decir que esto crea una profunda crisis e injusticia social. Y OXFAM, que usted conoce esta organización mundial, dice que “la crisis de la desigualdad se está agravando”. ¿Qué hacer?

Sí, en efecto. En América Latina tenemos las sociedades más desiguales del mundo, e incluso estamos en peores condiciones que el África subsahariana. Mi perspectiva es que tenemos que volver al concepto del buen gobierno. El buen gobierno es aquel que provoca una vida buena para todas las personas de la sociedad, que trata de construir sociedades más igualitarias, que utiliza por supuesto estrategias de negocios, pero no para enriquecer a un grupo determinado o a los grupos de facto, sino para poder re distribuir la riqueza en nuestras sociedades. Si no planteamos sociedades redistributivas, gobiernos que promuevan esa redistribución de la riqueza, lo único que va a ocurrir es que seguirá aumentando la desigualdad, y está absolutamente de- mostrado que, cuando aumenta la desigualdad, aumenta la violencia, y aumenta la precariedad de la vida, también.

Los niveles de corrupción en nuestra región latinoamericana, ¿aumentan, disminuyen, cambian en las últimas décadas?

Yo creo que hay una relación bastante directa entre el aumento de la desigualdad y la corrupción. La corrupción se ha vuelto un problema fundamental que tiene que ser atendido por los Estados, porque la corrupción también nos habla de que no hay posibilidad de hacer esa redistribución de la riqueza de la que yo estoy hablando cuando hay grupos particulares, sobre todo grupos de facto, que terminan quedándose con muchas de las ganancias y con muchos de los recursos importantes de la sociedad que podrían ser redistribuidos. Además, hacen ineficientes a las instituciones del Estado, convierten al Estado un botín para un grupo de personas particulares y eso no solamente reproduce condiciones de desigualdad sino que, además, produce un alejamiento de la ciudadanía de la política. Al verse la política fundamentalmente corrupta, hace que las personas no quieran participar, no quieran involucrarse, con lo cual entonces se agudizan los problemas de gobernabilidad y se agudiza el distanciamiento entre los gobernantes y los gobernados.

¿Qué piensa usted del papel de los medios de comunicación hegemónicos en manos privadas en nuestra América Latina? ¿Qué papel está jugando?

Los medios de comunicación están jugando un papel fundamental en la reproducción de este sistema. El hecho de que prácticamente no haya por ejemplo medios comunitarios, que haya muy pocos medios independientes, hace que la construcción social de la realidad esté en manos de estos grupos que tienen intereses muy claros, que su interés fundamental no es fomentar procesos de ciudadanización o procesos de incorporación de la ciudadanía y de participación democrática. Desde esa perspectiva, los medios de comunicación hegemónicos contribuyen a la construcción de estas sociedades que desempoderan a las personas, y les otorgan privilegios más allá de lo recomendado para cualquier sociedad a estos grupos de facto.

¿Cómo resumiría usted, en pocas palabras, los grandes retos de nuestra América Latina en los próximos 25 años?

Yo diría que, probablemente, el reto principal es consolidar la democracia. Yo creo que la democracia está en riesgo en muchos países de América Latina. Si no se consolida la democracia, si no continuamos en la profundización de este proceso, vamos de nuevo a caer en sociedades que no dan cabida a la gran mayoría de la población, donde grandes grupos excluidos van a empezar a tener actitudes muy negativas, se va a fomentar la violencia. Entonces, desde punto de vista, fomentar la igualdad, y fomentar la democracia, profundizar la igualdad y profundizar la democracia, es lo único que puede volvernos a poner en el camino del buen vivir en América Latina.

Por último: ¿qué mensaje le gustaría dejar a los participantes, precisamente de CLACSO 2018, este Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico que se va a hacer en Buenos Aires, Argentina, en noviembre?

Yo pienso que este Foro Mundial va a ser una excelente oportunidad para que diferentes personas de América Latina y del mundo nos encontremos, discutamos, propongamos medidas, alternativas, para que los intelectuales nos juntemos también con los movimientos sociales, para que la ciudadanía tenga una participación activa y para poder construir estas soluciones en conjunto. Las soluciones individuales, o de ciertos grupos nada más, no son las que nos van a sacar de los problemas. Se necesita pensamiento conjunto, pensamiento crítico y, sobre todo, pensamiento construido desde abajo, desde las personas que están sintiendo las necesidades más grandes en este momento.

Doctora Montserrat Sagot, muchísimas gracias por haber estado con nosotros.

Notas

1 Entrevista realizada por Jorge Gestoso el 06/03/2018.

Notas de autor

Montserrat sagor. Doctora en Sociología, con especialidad en Sociología del Género de The American University, Washington DC, Magíster en esta misma disciplina de la Universidad de Costa Rica y egresada de la Licenciatura en Antropología de esta misma casa de estudios. Directora del Entro de investigación en Estudios de la Mujer (CiEM) y co-coordinadora del Grupo de Trabajo de CLACSO sobre Feminismos, resistencias y procesos emancipatorios.

PhD in Sociology, with a specialty in Gender Sociology from The American University, Washington DC, Master in this same discipline from the University of Costa Rica and graduate of the Anthropology Degree from this same house of studies. Director of the Entro de Investigación en Mujeres de la Mujer (CIEM) and co-coordinator of the CLACSO Working Group on Feminisms, resistances and emancipatory processes.

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