La historiografía y sus deudas con el vapor Virginius.

Historiography and its debts with the Virginius steam.

Tania García Lescaille
Universidad de Oriente, Cuba

Innovación tecnológica (Las Tunas)

Centro de Información y Gestión Tecnológica y Ambiental de Las Tunas, Cuba

ISSN-e: 1025-6504

Periodicidad: Trimestral

vol. 26, núm. Esp.3, 2020

yanna@ciget.lastunas.cu

Recepción: 28 Mayo 2020

Aprobación: 10 Junio 2020



Resumen: El artículo, basado en la documentación de archivo que atesora el Museo Provincial Emilio Bacardí de Santiago de Cuba, analizó aspectos de interés historiográfico relacionados con los sucesos del vapor Virginius, página gloriosa de la Guerra de los Diez Años insuficientemente tratada en la bibliografía relacionada con este periodo. Se dispensó particular atención a las figuras vinculadas con ese acontecimiento, a la intervención enérgica del Capitán inglés Sir Lambton Loraine para que se detuvieran los fusilamientos de los tripulantes, a los trabajadores del cementerio Santa Ifigenia que protegieron las osamentas de los jefes del vapor y otros fusilados, y a las características de la tripulación que fue pasada por las armas. Se aportaron datos sobre algunas incongruencias detectadas en la revisión de los documentos que se conservan en la carpeta Mártires del Virginius y que pueden ser punto de partida para nuevas pesquisas.

Palabras clave: Mártires, Vapor, Virginius, Tripulantes, Fusilamiento, Sir Lambton Loraine, Museo Emilio Bacardí, Guerra de Independencia, Guerra de los Diez Años, Cementerio.

Abstract: The article, based on the archival documentation housed in Emilio Bacardí Provincial Museum from Santiago de Cuba, analyzed aspects of historiographical interest related to the events around the Virginius steamer, a glorious page of the Ten Years’ War insufficiently treated in bibliography related to this period. Particular attention was paid to the brave intervention of the English captain Sir Lambton Loraine to stop crew’s execution by shooting, to Santa Ifigenia’s cemetery workers who protected steam chiefs’ skeletons and other people’s remains shot, and to the characteristics of the crew that was executed. Data were provided about some inconsistencies detected in

documentary review of papers in the folder Mártires del Virginius that may be a starting point for new investigations.

Keywords: martyrs, steam, Virginius, crew, execution, Sir Lambton Loraine, Emilio Bacardi Museum, War of Independence, Ten Years' War, cemetery.

INTRODUCCIÓN

“Otros hombres famosos, todos palabra y hoja, se evaporan. Quedan los hombres de acto; y sobre todo los de acto de amor”.

Los documentos que atesora el Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau de Santiago de Cuba dimensionan el valor patrimonial de la institución y constituyen fuente inagotable para el estudio, la comprensión, la evaluación y la reconstrucción de la historia. Cada legajo aporta impresionante información, no siempre conocida y menos aún aprovechada desde las múltiples aristas y enfoques que posibilitan los estudios contemporáneos. La revisión asidua de este patrimonio permite confirmar, aclarar, acrecentar la información e incluso reparar en datos y personajes históricos que aportaron de diferentes maneras al desarrollo de la historia nacional, única posibilidad de revelar interesantes páginas de la historia local y nacional con sus matices y singularidades.

No todos los sucesos y personajes de la historia patria han sido atendidos por la historiografía de igual manera, con igual pasión; además del significado y alcance incuestionable de determinados hechos históricos que por su importancia dejan en la penumbra a otros eventos, pueden operar en la jerarquizada y selecta información enfoques vinculados con la pertenecía a grupos de poder, raza y clase social; asimismo, muchas veces la información precisa queda envuelta en enunciados generalizadores como mambises, tripulantes, asistentes, tabaqueros, pueblo y nación, en los que se da por sentado la colaboración e incondicionalidad de todo un grupo humano, quedando sumergidas las individualidades y datos de interés relacionados con los protagonistas de determinada acción. Si bien el valor de resultados colectivos en grandes campañas es incuestionable, no se puede soslayar el precio de una información mucho más exhaustiva, pormenorizada, de los participantes y/o contribuyentes; pues más que un fatuo regodeo en datos curiosos, permite la justa valoración de un contexto con sus contradicciones intrínsecas y sus desconciertos. El tratamiento de un hecho histórico de manera global, resaltando solo a las figuras fundamentales, resta valor a otros participantes que aportaron con su proceder fraterno, solidario y ético a los principios nacionales.

Es, por tanto, responsabilidad de los investigadores reconstruir la historia a partir de

prácticas discursivas en que se ponderen los acontecimientos de unos y otros, de todos aquellos que escribieron hermosas páginas a partir de una definida postura delineada por la moral y la justicia. Esta investigación presta interés en un triste pero glorioso suceso de la Guerra de los Diez Años, ocurrido entre el 30 de octubre y el 8 de noviembre de 1873: la captura y masacre de los tripulantes del vapor Virginius y la participación nacional y extranjera en este hecho.

MATERIALES Y MÉTODOS

Esta investigación se sustentó en una ardua revisión de documentos de archivos relacionados con este suceso histórico, los que con un examen histórico- crítico, principal método de trabajo, fueron analizadas, valoradas y aprovechadas las diversas fuentes para ofrecer un nuevo enfoque que completa algunas aristas de la exigua información publicada. También fue imprescindible el uso del método análisis

síntesis, válido para estudios en que la minuciosidad y las múltiples perspectivas de análisis son fundamentales para desarrollar una línea de pensamiento analítico, como en este caso; este método favoreció el esclarecimiento de algunos datos novedosos que se presentan en el desarrollo y que, incluso, pueden dar margen a otras valoraciones. Fue fundamental también la inducción – deducción, pues algunas ideas expuestas, así como argumentos que se sostienen fueron posibles gracias a la dinámica establecida entre los datos acopiados, la inducción razonada y la deducción lógica.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El Archivo del Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau contiene una carpeta catalogada Mártires del Virginius, integrada por 4 legajos, clasificados de acuerdo al valor atribuido a cada documento, cada legajo se subdivide en valor excepcional (VE), Valor I (V-I), Valor II (V-II), Valor III (V-III), más un Inventario Auxiliar (IA). El cuarto legajo de esta carpeta no tiene un contenido asociado al tema, pues se trata de los pésames recibidos por la Sra. Elvira Cape al fallecer su esposo, el ilustre cubano Emilio Bacardí; por tanto, nos centramos en la información recogida en los tres primeros legajos, entre los cuales hay un total de 70 documentos, algunos mutilados y otros con evidentes signos de deterioro; estos están repartidos de la siguiente manera: en el Legajo N. 1 hay 11 documentos, 28 en el N. 2 y 31 en el N. 3. Por separado ofrecen datos de interés, pero en su conjunto aportan apreciable información para seguir senderos no transitados en la bibliografía activa.

El vapor Virginius, descrito por Calzadilla (2012), en su tesis de maestría según información extraída del Diario de Cuba, fue un buque de hierro, de popa redonda, de ruedas, rápido para la época, propiedad de una casa armadora de los Estados Unidos que tenía una ruta establecida entre La Habana y Nueva Orleans, registrado como barco mercante americano, con matrícula y bandera de ese país. La primera información relacionada directamente con el suceso en que se involucró este navío está recogida en la invitación del Banquete Homenaje a Sir Lambton Loraine, previsto en Santiago de Cuba el 19 de marzo de 1922, a quien se le develaría un busto por su enérgica intervención en contra de los fusilamientos de los tripulantes del Virginius. También aparece en el Legajo 1, V-II, 4-579 un manuscrito inconcluso que tiene por título “Notas Históricas del Virginius”, tomadas de “Anales de la querida Cuba” y en el Legajo 2, VE, clasificado como 4-5004 aparece un texto de 9 cuartillas, fragmentadas algunas, escritas por el Coronel Federico Pérez Carbó titulado “De los mambises de ayer a los cubanos de hoy. Sir Lambton Loraine y el Cabo del Virginius”, a partir de los cuales se puede reconstruir, de manera general, lo acaecido con el navío y sus tripulantes. En estos documentos se relata que ddespués de una travesía dificultosa que incluía el puerto de Kingston en Jamaica y Cuimit en Haití, se pudieron embarcar armas y municiones, y salir para Cuba el 30 de octubre de 1873. Ese mismo día, la corbeta española Tornado, de gran andar, capitaneada por D. Dionisio Costilla, estaba en alta mar lista para darle captura, ya que contaba con información previa de su arribo a la isla. La persecución duró siete horas, durante las cuales la tripulación

del Virginius arrojó al mar las armas, municiones y todo lo comprometedor que contenía el barco, además de quemar en los hornos muchísimos efectos para mantener su andar. Finalmente fue capturado a las diez de la noche y traído a Santiago de Cuba, llegando el 1º de noviembre con 165 prisioneros. Poco después de la llegada de Tornado con su presa, empezó a actuar el Consejo de Guerra, sentenciando en primer lugar a los jefes de la expedición, cuya ejecución no tardó, a pesar de las protestas de los cónsules inglés y americano. Debido a los esfuerzos del cónsul inglés, la fragata inglesa Niobe que había llegado a Santiago el 8 de noviembre a las 9.00am, comandada por Sir Lambton Loraine, presentó viril protesta y envió al Gobernador Militar de Santiago de Cuba una nota en la que le solicitaba suspender las ejecuciones, salvándose de esta manera el resto de los expedicionarios. (Legajo 1, IA)

El propio apresamiento del vapor, así como las consecuencias e intervención de otras potencias en el asunto no han sido tratados de manera extensa y mucho menos íntegra, los pocos escritos encontrados tratan aspectos concretos o específicos de este hecho, dando margen a la desatención de aspectos de sumo interés historiográfico como los son los hombres que participaron en la empresa y otros ligados casi por azar a ellos.

La ciudad de Santiago de Cuba vivió con frecuencia los fusilamientos de hombres de gran valía vinculados a la Guerra de Independencia; escenas de horror, muerte y miseria estaban a la orden del día, la cotidianidad se estropeaba con la desconfianza y el sobresalto. Una larga lista de fusilados en Santiago de Cuba aparece recogida en la carpeta del Virginius, se listan 25 fusilamientos entre junio de 1869 y agosto de 1871(Legajo 1, IA, p. 2-4) a los que se suman los de noviembre de 1873 y otros pasada esta fecha, dato que revela los riesgos que corrían los ciudadanos comprometidos con los ideales independentistas o en contra del gobierno español. Mas, tal vez ninguna escena fue tan cruenta e impactante como el baño de sangre de los tripulantes del vapor que duró tres días. El día 4 de noviembre de 1873 fueron fusilados los líderes del Virginius, a saber General W. C. Oʹ Ryan, General Bernabé Barona (Bembeta), Coronel Jesús del Sol y Coronel Pedro Céspedes, cumpliéndose la orden de ser pasados por las armas, de manera inmediata, de espalda y enterrados en fosa común. Los días 7 y 8 continuaron los fusilamientos con el resto de los sentenciados.

Al llegar los cadáveres al cementerio, dos de sus trabajadores, Prudencio Ramírez, alias “Lencho”, “de raza negra y albañil y Bonifacio Campo, su ayudante, así como una cuadrilla de sepultureros de diferentes razas, entre ellos algunos esclavos como parte de los bienes embargados a infidentes”(Legajo 1, VE, 4-5183 p.1), se pusieron de acuerdo para poner una señal indicativa de los sepelios verificados los días 4 y 8 de noviembre de 1873 en que se cumplió la sentencia de muerte de los prisioneros. La idea era proteger el sitio de enterramiento y luego preparar una capilla que el Inspector del Cementerio, el Concejal Navarro, “iba a convertir (…)una vez terminada en retablo de los huesos de tantos patriotas que habían sido fusilados junto a las tapias del matadero”(Legajo 1, VE, 4- 5183 p. 2), noble idea que se malogró:

[Fueron] depositando poco a poco los restos en un vocoy (sic) que contenía la reserva de cal para las obras de la Capilla con la debida discreción, pero coincidió que, a pesar de ello, una tarde se presentó de improviso a caballo el sobrestante José Renté y se dirigió al lugar donde estaba el vocoy (sic) y al ver los huesos montó a caballo otra vez diciendo que iba a dar parte a la autoridad y a sí lo hizo (…) Asustado Lencho se ausentó del cementerio

mientras Campo con los peones retiró del vocoy (sic) las hosamentas (sic) que puso en lugar reservado. Por esta razón cuando llegó la policía no pudo comprobar la veracidad de la noticia que circulaba. (Legajo 1, VE, 4- 5183 p. 4-5)

Gracias a esta acción, los restos mortales de los jefes del Virginius no se perdieron en una fosa común. La iniciativa de dos simples trabajadores del cementerio revela el compromiso ciudadano para con la justicia. Ellos, como mucha gente de pueblo no vinculada directamente a la guerra, no estaban de espaldas a la realidad. Santiago y Guantánamo tenían las expresiones más radicales de oposición a la metrópoli, a su política discriminatoria, prejuiciosa y cruel. Por esa operación arriesgada en medio de la ira del ejército español, Prudencio Ramírez “Lencho”, tuvo que salir clandestinamente del país rumbo a Santo Domingo, recibiendo ayuda pecuniaria del Dr. Magín Sagarra; Bonifacio Campo quedó entonces desempeñando su cargo por sustitución reglamentaria. Aun así fue sometido a investigación por complicidad y aunque sin pruebas que lo vincularan al suceso también tuvo que abandonar el país, misión exitosa gracias al apoyo e incondicionalidad del Dr. José Joaquín Navarro quien, como ciudadano americano, acudió en protesta a su cónsul y por gestiones de éste embarcó para los Estados Unidos de América (Legajo 1, VE, 4- 5183).

A pesar de las posibilidades que da este suceso para que haya un regodeo histórico en los libros de Historia de Cuba, solo aparecen parcas menciones, en las que no se incluye la caracterización de sus participantes, tanto nacionales como extranjeros. Una de las figuras que más llama la atención, aún insuficientemente conocida, es el Almirante inglés Sir Lambton Loraine (Ver Anexo N.1), quien actúo como un agente externo que cambió el destino de algunos tripulantes sentenciados a muerte. Sin embargo, otros ciudadanos de distantes naciones viajaban a bordo del Virginius y corrieron la misma suerte que los cubanos, quedando ligados para siempre a la historia patria.

Los fusilamientos de los expedicionarios del Virginius, además de la indignación que provocó en los ciudadanos de Santiago de Cuba, estimuló la crítica de cuantos conocían del suceso. Una de las voces más firme fue la del inglés Comandante de la fragata Niobe, quien recién llegado a la ciudad extendió una nota al Señor Comandante Militar de Santiago de Cuba con el siguiente texto:

Señor Comandante Militar de Santiago

No tengo órdenes de mi gobierno, porque este ignora lo que sucede; pero, asumiendo yo la responsabilidad, y convencido de que mi conducta será aprobada por S. M. B., puesto que el acto que realizo es en pro de la humanidad y de la civilización, escijo (sic) a usted que ¨inmediatamente suspenda esa inmunda carnicería¨ que aquí se está llevando a cabo. No creo que tendré necesidad de decir cuál (sic) será mi proceder en el caso de que mi exigencia sea desatendida.

Los cubanos vinculados a la guerra de independencia liderados por Don Emilio Bacardí Moreau, los miembros de la Fundación Pro-Estrada Palma y La Juventud Nacionalista de Oriente, consideraron oportuno y justo mantener viva la memoria del Almirante Sir Lambton Loraine, como tributo de gratitud de todo el pueblo de Cuba, en especial de la ciudad de Santiago de Cuba, donde se protagonizó esta página

gloriosa. Con este objetivo se proyectó una jornada de homenaje (Ver Anexo N. 3, Invitación) que tendría su colofón en el acto público del 19 de marzo de 1922, fecha prevista para develar un busto del almirante en el Paseo de la Alameda Michaelsen, circuito de la ciudad muy importante no solo porque mantenía a la urbe vinculada al puerto y marcaba su límite oeste sino porque por esa arteria eran trasladados los insurrectos que luego serían fusilados en el matadero municipal ubicado en la parcela inmediata a la intercepción de Paseo de Concha, hoy Paseo Martí, y La Alameda.

Una de las primeras acciones para el recordatorio del almirante fue el acuerdo tomado en sesión ordinaria del Ayuntamiento el 18 de febrero de 1914, con la presencia de 13 Concejales, en la que se hace un llamado para que esa institución “se digne a tomar algún acuerdo que sirva de testimonio público del hecho que protagonizó el marino inglés. Se propone como testimonio designar con el nombre del marino la calle de Cristina” (Legajo 3, V-II, 4- 1215) propuesta que queda certificada el 7 de marzo de 1914 por el Dr. Juan B. Carcassés Acosta, Secretario del Ayuntamiento. Este compromiso se concreta en fecha 10 de enero de 1922, momento en que Don Emilio Bacardí paga a la tesorería del Municipio de Santiago de Cuba la cantidad de $3.75 en moneda oficial por el cambio de nombre de la calle Cristina por la de Lambton Loraine. (Legajo 3, V- III, 4-2675). Sin embargo, las nuevas generaciones, ni siquiera los pobladores del área, conocen este particular y muchos menos la historia del marino que da nombre a la calle.

El homenaje público de 1922 incluía la presencia de policías a caballo, personal del ayuntamiento, alcalde, cónsul y ministro inglés, soldados, marinos ingleses y cubanos, fuerza de infantería con sus veteranos, Escuela de Bellas Artes cuyos estudiantes eran los encargados de cantar el himno inglés, personalidades de la vida pública que fueron oficialmente invitados: senadores, gobernadores provinciales, alcaldes municipales, hombres de negocios, presidentes de asociaciones, Decanos de Facultades adscritas a la Universidad de La Habana y el pueblo en general. Para la ceremonia solemne, a la que le rindieron armas oficiales, se previó que el discurso fuera leído en inglés y en castellano, tarea que correspondió a los señores Dr. Luis Espín y Dr. Eugenio de Quesada Villalón, respectivamente. Después de este momento se colocarían flores al busto realizado por Lucía Victoria Bacardí (Mimín), y luego se cantaría el himno nacional, todo un protocolo a la altura de la insigne figura; el día señalado se realizó el Banquete Homenaje (Legajo 3, IA, 4-4321).

Otros datos de interés se conservan en estos legajos, sobre todo relacionados con los tripulantes. La primera observación está vinculada con la cantidad de personas que viajaban en el vapor. Los datos que se conservan en el Legajo 1, Valor- II, documento clasificado 4-577 que presenta el listado de fusilados (53) y sobrevivientes (88) reporta un total de 141 expedicionarios; sin embargo, en la relatoría que se expuso en el Banquete Homenaje, conservado en el Legajo 1, IA, se hace referencia a 165 tripulantes, notándose una diferencia de 24 viajeros, dato que tal vez pueda encontrar justificación en que solo 141 tripulantes fueron sentenciados, de ellos sobreviven 88 después de la intervención de Sir Lambton Loraine; los otros pueden no haber sido sancionados dada la premura de los acontecimientos. Asimismo, se percibe incongruencia en relación con la cantidad de fusilados y nombres entre el mencionado Legajo 1, V- II clasificación 4-577 y el documento que aparece como la relatoría del juicio practicado a los tripulantes y respectivas sentencias, conservado en el Legajo 1, V-I, clasificación 4-2158. En el primero se presenta una lista de 53 hombres fusilados entre el día 4, 7 y 8 de noviembre y en la lista de sentencias 51 nombres, de estos datos no coinciden los siguientes nombres que están en el primer documento pero no en la lista de los sentenciados: Salvador

Penedo, Enrique Castellanos y Herminio Quesada, el fusilado Jack Williamson, aparece en el documento de sentencias como John Wahson. Asimismo, en la lista de sentenciados aparece para ser pasado por las armas Don Luis Sánchez, natural de Puerto Príncipe, soltero, de 18 años y estudiante, sin que su nombre aparezca en la lista manuscrita. En el documento de las sentencias se recogen 4 hombres con cadena perpetua, 3 con 8 años de prisión, 5 con 4 años de prisión y 3 puestos en libertad, para un total de 15 sentenciados sin pena de muerte (Ver Anexo 5, Tabla N 2), si consideramos la cifra total serían 66 tripulantes, número muy distante de los 141 que justifica el manuscrito y mucho más de los 165 que se plantea viajaban en el vapor. De aquí se derivan varias interrogantes que no serán respondidas en este artículo por carencia de otras fuentes que puedan ser cotejadas.

Más allá de esas irregularidades en la información, aspecto que significa un reto para cualquier investigador, hay otros datos que no se validan o ponderan en la historiografía a pesar de su notable importancia, como por ejemplo que de los 51 nombres que conformaban la lista de fusilados del Virginius según la lista de sentenciados para ser pasados por las armas, hay una participación mayoritaria de extranjeros, 32 ciudadanos eran de varios países y 19 cubanos. Los orígenes de los tripulantes fueron: Estados Unidos (8), Inglaterra (8), Jamaica (3), Nassau (2),Colombia (2), Canadá (1), Irlanda (1), Islas Canarias (1), Escocia (1), Santa Martha (1), África (1), Venezuela (1) y de Bárbaras (2), en este último caso la procedencia se tomó literalmente del documento, pensamos que puede ser un error y tal vez la nacionalidad de esos tripulantes sea Las Bahamas o Barbados. En el caso de los cubanos fusilados 7 eran de Puerto Príncipe, 4 de La Habana, 3 de Bayamo, 1 de Matanzas, 1 de Santa Clara, 1 de Cienfuegos, 1 de Trinidad y 1 de Santiago de Cuba. (Ver Anexo N. 4 Tablas 1 y 2).

También se hace interesante el análisis de la composición racial de los tripulantes sentenciados con la máxima pena, de ellos 6 eran pardos (1 inglés, 1 irlandés, 1 de Islas Canarias, 1 de Jamaica, 1 de Nassau y 1 de Venezuela); 7 eran negros (2 de Jamaica, 2 de Las Bárbaras, 1 de África, 1 de Nassau, 1 de Colombia) para un total de 13 “hombres de color”, el resto eran considerados blancos. En cuanto a las actividades que desempeñaban en el vapor o en la vida pública la composición de los tripulantes, obtenida del listado de sentencias es como sigue: 1 Capitán, 3 pilotos, 2 propietarios y jefes de la expedición, 1 comerciante y jefe de expedición, 1 abogado,

1 doctor, 7 marineros, 7 maquinistas, 1 ayudante de máquina, 2 contadores, 4 fogoneros, 9 paleros, 2 mayordomos, 1 camarero, 1 maestro de víveres, 3 cocineros, 3 estudiantes, 1 ebanista, 1 hacendado, 2 tabaqueros; de uno de los fusilados no se pudo precisar la ocupación por estar dañado el documento. En estos casos no necesariamente las actividades de menos nivel técnico en el barco estuvieron vinculadas a las personas de color, pues estos 13 individuos desempeñaban las siguientes tareas: 3 pardos y 4 negros eran marineros, 1 pardo y un negro eran fogoneros, un pardo era cocinero, otro pardo doméstico, un negro paleador y un negro campo, por tanto, las personas de color desempeñaban tareas al nivel de blancos que viajan en la embarcación, lo que también es un referente de trato inclusivo para mulatos y negros en un espacio liderado por el entusiasmo y la fe en el proyecto de independencia.

Por otro lado muy poco se ha investigado sobre el estado civil y la edad de los tripulantes pasados por las armas, según estos documentos 37 tripulantes eran solteros, 13 eran casados y uno era viudo. El promedio de edad era de 27, 5 años, lo que da mayor significado a la empresa militar. Asimismo, hay que resaltar que viajaban cinco jóvenes menores de 20 años, dos con 18 años, uno declarado como

camarero y otro como estudiante, y tres con 19 años, dos declarados estudiantes y uno como ebanista, si seguimos estos datos vemos que viajaban 3 estudiantes de los cuales poco se sabe, pudiera estar dentro de las valoraciones el que fueran simples tripulantes que viajaran aprovechando una embarcación con recorrido frecuente entre Nueva Orleans y La Habana. El tripulante de mayor edad era precisamente el capitán del vapor, el norteamericano Joseph Fry que tenía 47 años y fue fusilado en la tarde del 7 de noviembre.

CONCLUSIONES

La revisión documental relacionada con el vapor Virginius demostró que aún quedan pendientes de estudio y socialización muchas aristas relacionadas con este hecho histórico como: los pronunciamientos de la prensa internacional de la época y la participación de instituciones y personalidades en la ceremonia del homenaje a Sir Lambton Loraine realizado en 1922. Se deja abierta, además, una puerta hacia la biografía de los tripulantes y a la verificación de las incongruencias apuntadas en este artículo. Sin embargo, se gana en claridad sobre la composición de una buena parte de la tripulación: raza, ocupación, edad y estado civil son nuevas valoraciones que se aportan a la historiografía.

El trágico destino de los tripulantes del vapor Virginius evidencia la encarnizada lucha en la isla durante la Guerra de los Diez Años, pone de manifiesto el desatino político metropolitano y sus medidas ejemplarizantes para sembrar el pánico y el terror. A pesar de que este suceso se recoge con notas apresuradas en casi todos los libros de Historia de Cuba, le debemos a ese grupo de tripulantes el más justo respeto y admiración, ya que entregaron sus vidas a la más noble de las empresas: la independencia, demostrando que el deseo por alcanzarla involucró a hombres de toda la isla. Los datos de interés apuntados en este artículo pueden ayudar a comprender las circunstancias del viaje y acercarnos a visibilizar un proceso a partir de los hombres que lo protagonizaron. Los tripulantes del Virginius, sus jefes, Sir Lambton Loraine y aquella cuadrilla de hombres humildes que protegió las osamentas en el cementerio Santa Ifigenia deben ser recordados como valor modélico de las actuales y futuras generaciones.

ANEXOS

Foto de Sir Lambton Loraine
N.1
Foto de Sir Lambton Loraine

Referente para el busto que se erigió en Santiago de Cuba

Fototeca Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau

Nota de Sir L.
Loraine enviada a J. N Burriel, la que propició la detención de los fusilamientos de los tripulantes del Virginius
N.2
Nota de Sir L. Loraine enviada a J. N Burriel, la que propició la detención de los fusilamientos de los tripulantes del Virginius

Invitación para el Banquete
Homenaje organizado por Don Emilio
Bacardí en 1922
N.3
Invitación para el Banquete Homenaje organizado por Don Emilio Bacardí en 1922

Diseño con la bandera cubana , los 3 Jefes y Capitán del Virginius, al centro la imagen de Sir Lambton Loraine

N. 4 Tabla 1
Lista en la que coinciden los fusilados del Legajo 1 IA con las sentencias en que actuó como escribano Don Nicolás Pérez de Richelme, conservado en el Legajo 1, Valor I, 4-2158
Lista en la que coinciden los fusilados del
Legajo 1 IA con las sentencias en que
actuó como escribano Don Nicolás Pérez de Richelme, conservado en el Legajo 1, Valor I, 4-2158

N. 5 Tabla 2
Otras sentencias, según el documento Legajo 1, Valor I, 4-2158
Otras sentencias, según el documento Legajo 1, Valor I, 4-2158

BIBLIOGRAFÍA

1. Calzadilla Cruz, Yuniel (2012). Los sucesos del Virginius: Dos obras de arte legadas al patrimonio escultórico santiaguero. Tesis de Maestría, Universidad de Oriente.

2. Le Roy y Gálvez, Luis Felipe (1977). Burriel, el Virginius y Sir Lambton Loraine en revista Santiago, No. 26 /27, Universidad de Oriente.

3. Documentos del Archivo Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau

4. Legajo 1, IA: VE (4-2157, 4-5183); V-I (4-2158): V-II (4-577, 4-579, 4-5610)

5. Legajo 2, VE (4-578, 4-5004); V-I (4-588); V-II (4-629)

6. Legajo 3, IA (4-582, 4-4321, 4-4330), V-II(4-1215)

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