El Club Rotario en Santiago de Cuba y la cultura en la década del 50.

The Rotary Club in Santiago de Cuba and culture in the 1950s.

Jorge Félix Abdala Franco
Universidad de Oriente, Cuba

Innovación tecnológica (Las Tunas)

Centro de Información y Gestión Tecnológica y Ambiental de Las Tunas, Cuba

ISSN-e: 1025-6504

Periodicidad: Trimestral

vol. 26, núm. Esp.3, 2020

yanna@ciget.lastunas.cu

Recepción: 28 Mayo 2020

Aprobación: 10 Junio 2020



Resumen: La investigación ilustra la labor de promoción cultural y apoyo a todas las manifestaciones del arte y los artistas locales en la década de 1950 en la ciudad de Santiago de Cuba ejecutado por parte de un sector amplio de la clase media local organizada en torno al Club Rotario de Santiago de Cuba como manifestación de la sociedad civil de la época.

Palabras clave: Club Rotario, década del 50, Santiago de Cuba, cultura local.

Abstract: The research illustrates the work of cultural promotion and support for all art manifestations and local artists in the 1950s in the city of Santiago de Cuba carried out by a large sector of the local middle class, organized around the Rotary Club of Santiago de Cuba as a manifestation of civil society of the time.

Keywords: Rotary Club, 1950s, Santiago de Cuba, local culture.

INTRODUCCIÓN

Con la presente investigación se pretende demostrar la posición asumida en la defensa y desarrollo de la cultura local por las clases medias de Santiago de Cuba, nucleadas en el Club Rotario, como uno de los representantes de la sociedad civil de la época. Se exponen aspectos relacionados con la salvaguarda de la cultura santiaguera que estuvieron en la agenda del Club Rotario, en la década previa al triunfo revolucionario. Se desconocen

investigaciones precedentes en torno a este tema en Santiago de Cuba; por lo que este trabajo viene a ocupar un vacío en una de las aristas del patrimonio local, de ahí su importancia.

MATERIALES Y MÉTODOS

La década previa al triunfo revolucionario acumulaba reivindicaciones irresueltas hasta entonces a la vez que la sociedad civil se convertía en un agente de opinión y presión ante los gobiernos municipal, provincial y nacional además de ejercer una creciente influencia sobre la comunidad.

Muchas de las inquietudes, anhelos, necesidades insatisfechas y promesas incumplidas durante la época republicana tuvieron resonancia en los Clubes Rotarios, el de Santiago de Cuba no fue la excepción, por ello el análisis de los aspectos debatidos en sus reuniones y artículos publicados por su órgano oficial -la Revista Rotaria de Santiago de Cuba- constituye un elemento de importancia para el conocimiento y la comprensión de la sociedad santiaguera de la época. Lo que a continuación se expone es resultado del trabajo con esa fuente de información a partir de la aplicación de la revisión bibliográfica como técnica fundamental en el campo de la investigación científica. El análisis minucioso de los números de esta revista que se conservan en el Departamento de Fondos raros y valiosos de la biblioteca provincial Elvira Cape de Santiago de Cuba; así como la consulta de otras fuentes, hizo posible reconstruir el desempeño de dicho club en el panorama cultural santiaguero de la época. De gran valor fueron, además, los testimonios recogidos durante la realización de las entrevistas en profundidad.

El primero de los clubes Rotarios surgió en Chicago en el año 1905 con el objetivo declarado de fomentar el conocimiento mutuo y la amistad entre profesionales y comerciantes que conformaban su membresía que, además de ampliar las posibilidades de negocios entre ellos, se convirtieran en un vehículo de expresión de las clases medias y otras clases que presionaran a los gobiernos a tomar medidas para la solución de las ingentes y apremiantes necesidades acumuladas. Sus miembros asimismo unían sus esfuerzos en pos de obras filantrópicas hacia la comunidad del territorio donde estuviera asentado el Club, por ello uno de los requisitos previos para formar parte de la membresía del Club fue que la residencia y negocios de sus miembros estuviesen enclavados en la propia comunidad, ello garantizaba un vínculo y conocimiento profundo de la realidad circundante por parte de los asociados y la posibilidad de instrumentar acciones válidas. Por este vínculo y compromiso se establecido, se clasificaba a este tipo de asociaciones como clubes de servicio (Añorga, 1954). El Club Rotario y el Club de Leones fueron las instituciones civiles de la clase media que más se preocuparon por el mejoramiento de la vida en las localidades donde actuaron.

El rotarismo no fue una asociación masiva, su organización interna estaba basada en la representatividad de cada miembro en cada uno de los sectores en los que se dividía la vida de la comunidad: educación, salud, sectores industriales, comerciales, profesiones liberales, construcciones, actividades

bancarias, etc. El Club aspiraba a ser un corte transversal de la sociedad donde los miembros de los diferentes sectores de las clases medias estuviesen representados. Los aspectos raciales, religiosos, políticos, etc., quedaban fuera de los requisitos exigidos para la integración de los miembros a los que solo se les demandaba poseer autonomía y poder de decisión en sus respectivas profesiones (Añorga, 1954).

Después de su fundación en Chicago 1905 la iniciativa prosperó rápidamente, primero en los EEUU y posteriormente en el resto del mundo. En 1916 se funda el primero de los clubes rotarios de habla hispana en La Habana y luego de dos años, en 1918, el de Santiago de Cuba1.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En Santiago de Cuba las sesiones semanales del Club Rotario se organizaban en restaurantes locales, por lo general en el Hotel Casa Granda u otro espacio de la ciudad -durante almuerzos-; ya en los años finales del club -década de los 60- se utilizó para estos fines el restaurante La Rueda de la playa Siboney. Estos almuerzos se efectuaban en mesas de 4 o 6 personas que se rotaban cada semana de forma tal que fuese posible confraternizar y, luego del almuerzo, se dedicaba una hora a la exposición y debate de un tema que con antelación se había encargado a alguno de los miembros. Los temas debían ser siempre de interés social: situación epidemiológica, estado de la salubridad, de la educación, la niñez y juventud, el fomento del turismo, economía local y nacional, arte y cultura, etc. Se invitaba a personalidades de cualquier ámbito de la vida local o nacional a modo de homenaje por el desempeño de sus funciones o como ponentes de los temas señalados anteriormente. “No hubo entre los miembros del Club ningún afiliado o simpatizante con la dictadura batistiana y jamás fue invitado a las sesiones del Club ningún personero del gobierno de Batista” (Ignacio García Caignet, comunicación personal, agosto 25 de 2003).

El Club Rotario de Santiago de Cuba prestó especial atención al desarrollo de las artes en sentido general. Los artistas y las instituciones culturales estuvieron desde la fundación entre las actividades especialmente estimuladas por el Club Rotario (Antonio Ferrer Cabello, comunicación personal, 9 de septiembre de 2003).

La fotografía fue una de ellas. El Club Fotográfico de Santiago de Cuba participó en el II Concurso de Fotografía Artística que se efectuó en los salones de la Alcaldía Municipal. Un artículo aparecido en la Revista Rotaria ponderaba el trabajo de esta asociación que propiciaba con sus obras un mayor conocimiento y difusión de las bellezas de la localidad que muy adecuadamente se podrían utilizar en la política de atracción a un turismo sano, interesado en la naturaleza, historia y cultura local y nacional que trataba de fomentarse en aquellos momentos y en el uso de libros de texto para escolares santiagueros necesitados de un conocimiento más profundo y detallado de la historia y geografía de Santiago y de Cuba.

En este II Concurso de Fotografía Artística dos miembros del Club, los hermanos Humberto y Juan Nepomuceno Fiol, fueron galardonados con la Medalla de Oro y una Mención de Honor respectivamente. Los trabajos premiados fueron publicados en la Revista Rotaria, que acostumbraba a reproducir trabajos fotográficos de gran calidad artística en su cubierta de sus números; en muchas ocasiones paisajes de la localidad a fin de fomentar la industria turística (Revista Rotaria. Diciembre 1950).

Algún tiempo después el Dr. Héctor Zayas Bazán presidente del Club Fotográfico de Santiago de Cuba era invitado al Club para disertar sobre la función de la fotografía “como medio de entendimiento y conocimiento entre los hombres de diversas latitudes, costumbres y realidades” (Revista Rotaria. Noviembre 1951, 5). Cinco años después, Edward Steichen presentó en el MOMA la famosa exposición fotográfica itinerante The Family of Man, basada en esos mismos principios humanistas. El Dr. Bazán aprovechó la oportunidad para disertar sobre las diferencias existentes -tanto en el plano técnico como artístico- entre el color y el blanco y negro; su exposición fue acompañada con la proyección de diapositivas ilustrativas de los procesos de revelado y las posibilidades de cada técnica (Revista Rotaria. Noviembre 1951).

Con la intención de promover la obra de los artistas locales, se les invitaba a las sesiones del Club donde eran presentados y compartían con la membresía que, por lo general, posteriormente asistía a las exposiciones; de este modo, realizaban una labor divulgativa, e incluso, compraban algunas de las obras expuestas; tal fue el caso del pintor José Vidal Parés que en aquellos momentos exponía sus obras en la sociedad Lyceum (Revista Rotaria. Septiembre 1951) o de la pintora Isabel Estefan de Medina que ilustró varias veces la cubierta y páginas interiores de la Revista Rotaria (Revista Rotaria. Noviembre 1952). “Nosotros mismos éramos el público, quiero decir, una parte importante del mismo porque iban muchas personas a las exposiciones” (Luis Felipe Rosell Soler, comunicación personal, noviembre 15 de 2003).

El pintor Felipe López, miembro del Club Rotario y profesor de la Escuela de Artes Plásticas, inauguraba una exposición de sus obras y, como muestra de apoyo y respeto a su figura y, en general a los pintores e instituciones asociadas al quehacer pictórico local, una de las sesiones del Club se realizó en la sede de la Galería de Artes Plásticas. Los invitados en esa ocasión fueron, el presidente de la Galería y director de la Escuela de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada”, el destacado pintor Antonio Ferrer Cabello; el profesor de la Escuela de Artes Plásticas y Presidente de Honor de la Galería, Rodolfo Hernández Giro y el profesor universitario Dr. Francisco Prat Puig (Ramírez y Licea, 1988). En esta sesión el Dr. José Antonio Portuondo disertó sobre el tema “La pintura en Santiago de Cuba” y solicitó mantener y aumentar el apoyo a la Galería de Artes Plásticas como institución docente y a los cultivadores de estas artes; “otro de los rotarios, Valentín Gómez, propuso que se convirtiera en práctica que los rotarios contribuyesen con este apoyo prometido comprando obras de nuestros artistas locales de forma particular para exponerlas en sus hogares o negocios (Antonio Ferrer Cabello, comunicación personal, septiembre 9 de 2003)”. Esta proposición, de acuerdo con las normas establecidas fue sometida a consideración por la Junta Directiva del Club y aprobada de manera unánime (Revista Rotaria. Abril 1954).

Durante estos años, “los vínculos entre la Galería de Artes Plásticas, la Escuela de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada” y los artistas locales, en general, con el Club Rotario fueron estrechos (Antonio Ferrer Cabello, comunicación personal, septiembre 9 de 2003)”. Al igual que otras instituciones de diversa índole que no contaban con el necesario apoyo estatal, estas solicitaron en varias ocasiones el sostén del Club para agilizar trámites o recabar la atención por parte del Gobierno a determinadas necesidades. Un ejemplo de ello fue la misiva de solicitud recibida por el Club firmada por el Director de la Escuela de Artes Plásticas para que el mismo intercediera ante el Gobierno Municipal con el objetivo de que se le diera el edificio que con anterioridad había ocupado el Instituto de Segunda Enseñanza, recibió la solidaridad esperada (Revista Rotaria. Septiembre 1954).

Con la intención de incentivar la producción de los artistas santiagueros “el Club instituyó premios a la mejor obra de un artista local en la exposición que cada año se efectuaba en la Galería de Artes Plásticas (Luis Felipe Rosell Soler, comunicación personal, noviembre 15 de 2003)”. En el año 1957 el premio correspondió al cuadro titulado “Paisaje del Valle de Viñales” que fuera donado por su autor al Club que a su vez lo cedió a la Asociación de Damas Rotarias para que el producto de su venta fuese utilizado en la campaña de vacunación contra la poliomielitis, una pandemia que afectaba a decenas de santiagueros (Revista Rotaria. Octubre 1957).

Otro de los premios instituidos por el Club con este fin fue el Premio a la Superación Artística que en 1958 correspondió al artista santiaguero Mario Ruiz Llanes el cual donó su óleo “Recodo” al Club. El premio fue recibido por la Srta. Nieves Garrote, Decana del Colegio Municipal de Pintura, Modelado y Escultura, debido a que el homenajeado no pudo asistir al acto de entrega. En esa ocasión nuevamente el Dr. Portuondo dictó una conferencia titulada “La Evolución del Arte en Santiago de Cuba”(Revista Rotaria. Marzo 1958).

Era habitual que en las páginas del órgano de divulgación de los rotarios apareciesen artículos referentes a las artes en sus diferentes manifestaciones: el teatro, el ballet, el cine, la pintura, la música, reseñas biográficas de artistas universales o cubanos como el compositor Ignacio Cervantes, el violinista Claudio Brindis de Salas, el pintor Francisco Manzano, etc. O artículos de cultura general (Añorga, 1954).

Los jóvenes valores laureados fuera del país también fueron reconocidos por el Club, en 1951 en una sesión conjunta de Rotarios y Leones la joven guantanamera Ivette Hernández, ganadora del Premio del Conservatorio Nacional de Música de París y el Premio de la Coronación otorgado por Inglaterra a los tres pianistas jóvenes más destacados del orbe, recibía un homenaje. Su fotografía apareció en la portada de uno de los números de la Revista Rotaria(Revista Rotaria. Septiembre 1951).

También el joven pianista Silvio Rodríguez Cárdenas (ex alumno de Conservatorio que luego continuaría sus estudios en Francia, Austria, Alemania y la Unión Soviética) fue bien acogido por el Club donde ofreció varios conciertos con gran aceptación por parte del auditorio (Revista Rotaria. Enero 1954).

La labor que en la comunidad venía desempeñando desde hacía ya veinticinco años el Conservatorio Provincial de la Música bajo la dirección de la profesora Dulce María Serret fue reconocida por el Club Rotario aprovechando

la fecha en que se celebraba el aniversario de esta institución, a fines de 1953 (Revista Rotaria. Noviembre 1953).

Con el triunfo revolucionario las posibilidades de expansión de las artes se ampliaba extraordinariamente con el apoyo estatal y se vislumbraba la posibilidad de creación de nuevas instituciones culturales para el amparo de la música. En una de las sesiones, el invitado el Prof. Edmundo López explicaba que se les había pedido a él y al profesor Mervin Cummins que fuesen los asesores musicales de la Banda del Municipio. En esa ocasión pusieron en consideración del Club el criterio de que sería atinado aprovechar la oportunidad para convertirla en una Orquesta Sinfónica para llevar un verdadero mensaje de cultura musical a toda la provincia y más allá, pero para ello necesitaban el concurso de varias instituciones; razón por la cual también solicitaban el apoyo de los rotarios. El rotario Ángel Viñals propuso que se le llamase Orquesta Sinfónica de Oriente para lograr la cooperación de todos los municipios de la provincia, iniciativa que posteriormente se hizo realidad (Revista Rotaria. Junio-Julio 1959, 5-6).

La literatura también recibió el apoyo de los Rotarios. José Antonio Portuondo, eterno promotor cultural santiaguero, abogaba en aquellos años por continuar un loable empeño que recién comenzaba en la localidad: la publicación cada dos meses de un libro por la Editorial Manigua. Los libros serían de autores cubanos y abarcarían múltiples géneros, ya había sido publicado el primero de ellos, una colección de cuentos bajo el título de Aquelarre del Dr. Ezequiel Vieta (Revista Rotaria. Enero 1951, 16). En esa sesión del Club, “Portuondo invitó a los presentes a suscribirse a esta editorial (Luis Felipe Rosell Soler, comunicación personal, noviembre 15 de 2003).

La Universidad de Oriente con frecuencia donaba a la Biblioteca del Club los títulos publicados por su editora universitaria; en 1957 fueron donados: La civilización de los Antiguos Mayas y Observatorio de la Universidad de Oriente, obras que resumían los más actualizados conocimientos de esas materias. El Club agradeció a su vez la labor destacada del Departamento de Extensión y Relaciones Culturales de la Universidad de Oriente, dirigido por el Dr. Felipe Martínez Arango (Revista Rotaria. Noviembre 1957). La donación de libros entre las instituciones y las organizaciones ciudadanas era una práctica común en la época (Órgano oficial del Club Rotario de La Habana,1957) en otras oportunidades había sido el Club quien donaba libros a otras bibliotecas como la del Lyceum, la Cárcel de Boniato, el Instituto de Segunda Enseñanza, escuelas primarias, etc.

La importancia de la radio como medio de difusión cultural y creador de valores éticos en la niñez y la juventud fue comprendida tempranamente por los rotarios que se interesaron en ocupar espacios en emisoras locales.

El primero de estos programas con un horario fijo sería transmitido por la emisora CMKR (Red Provincial de Radio) de 6 a 6:30 pm; el espacio fue cedido gratuitamente al Club. Este programa era escrito por el periodista Carlos Selva Yero y el rotario José Medina, estaba compuesto por “[…] selecciones de música clásica y breves textos encaminados a la superación del standard cultural de nuestro pueblo, a difundir elevados principios morales y cívicos y a ofrecer al público información rotaria que le permita tener una clara idea del

Rotary, sus fines y realizaciones” (Revista Rotaria. Noviembre 1953, 7). Al cabo de cuatro años esta emisora recibió un premio del Club por haber mantenido en el aire el programa “La hora cultural del Club Rotario”. Posteriormente, las sesiones rotarias donde se exponían temas de interés local y nacional fueron transmitidas a toda la provincia por Radio Santiago CMDZ por los 890 kilociclos (Revista Rotaria. Junio-Julio 1959).

El séptimo arte también fue tenido en cuenta por los rotarios, una sesión dedicada a los Cine Clubes estuvo a cargo del rotario Dr. Guillermo Sánchez Fornaris, funcionario del Fondo de Hipotecas Aseguradas, en ella se explicaba a los asociados la forma de funcionamiento de un Cine Club como una institución cultural de tipo popular donde un grupo de personas interesados en este arte llevaban a cabo debates y discusiones acerca de las virtudes o defectos de los filmes proyectados, no solo desde el punto de vista técnico y artístico sino también moral y donde se pretendía que todos los asistentes participaran y se beneficiaran con la apreciación del buen cine ya que muchas películas pasaban inadvertidas por una escasa propaganda o por desconocimiento, como ocurría con el cine europeo. Los Cine Clubes también podían contribuir a apoyar a las instituciones responsabilizadas con la clasificación moral de las películas y “fue, sin duda, una de las iniciativas mejor acogidas por la población debido a la repercusión del séptimo arte” (Luis Felipe Rosell Soler, comunicación personal, noviembre 15 de 2003).

Coincidía por esos días la celebración en Santiago de Cuba de un Festival de Cine Soviético el cual contaba con magníficos directores y actores; sobresale la proyección del filme “Don Quijote”, obra de gran calidad pero un tanto lenta para el gusto del público cubano. Otra opinión merecía el documental exhibido considerado como “pura propaganda soviética” (Revista Rotaria. Abril-Mayo 1960, 18).

El periodismo fue uno de los aspectos en los que los rotarios mostraron un interés especial. Cada año el Día del Periodista se celebraba por los rotarios santiagueros, a fines de 1952 una de las sesiones del Club continuaba esta tradicional celebración, se le rendía homenaje en aquella ocasión al periódico surgido en la manigua El Cubano Libre2.

Se destacaba por los ponentes la excelente calidad de la prensa cubana y la preparación, civismo y honda preocupación por la Patria. Se hacía referencia al llamamiento que recientemente había lanzado el Bloque Cubano de Prensa a los partidos políticos del país para encontrar una fórmula pacífica destinada a sacar al país de la crisis política y crear un Estado de garantías y democracia capaz de permitir la celebración de elecciones que dieran a la nación un gobierno producto de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía libremente expresada en las urnas (Añorga, 1954).

Pancho Ibarra habló de la génesis y desarrollo de El Cubano Libre y exhortó a los periodistas a inspirarse en el periódico mambí y atender siempre lo que Maceo le dijo a Mariano Corona al hacerse cargo de la dirección del periódico: “Cuando vaya a escribir, piense en Cuba y todo le saldrá bien.” También el

pensamiento de Martí respecto a las funciones del periodismo fue evocado en aquella sesión:

Toca a la prensa examinar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con juicios apasionados; no encarnizarlos con alardes de adhesión tal vez extemporánea; tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar las enseñanzas, si pretenden que el país la respete y que conforme a sus servicios y merecimientos; la proteja y honre (Revista Rotaria. Noviembre 1952, 13).

La creación de una escuela de periodismo, un viejo anhelo de los santiagueros, se hacía realidad en 1953. En una de las sesiones conmemorativas al Día del Periodista eran invitados varios representantes de la prensa plana santiaguera3 En esta sesión Carlos Nicot explicaba que debido a la necesidad de periodistas surgía para orgullo de los orientales la Escuela de Periodismo “Mariano Corona Ferrer” que iniciaba precisamente ese día su primer curso. Solicitó el apoyo del Club ante el Presidente de la República para que se oficializara este plantel. Se acordó unánimemente apoyar esta solicitud. (Revista Rotaria. Noviembre 1953).

Al año siguiente un artículo del rotario, abogado y profesor universitario Dr. Enrique Águila Catasús titulado “La Escuela Profesional de Periodismo” explicaba las características de este centro docente donde los profesores eran los más connotados periodistas locales como el Historiador de la Ciudad Raúl Ibarra Albuerne, y del alumnado, entre los que se encontraba el autor, sin olvidar que en dicha escuela también habían encontrado espacio las mujeres. Los aspirantes eran sometidos a una rigurosa prueba vocacional que versaba, entre otros temas, los de cultura general y sobre todo acerca de los móviles que le impulsaban a estudiar periodismo. De forma que la práctica de esta profesión tuviese ante todo un sentido ético, humanista y de compromiso con la comunidad y la nación.

No existían convalidaciones en ninguna de las asignaturas y la duración de la carrera era de cuatro años. Según encuestas los alumnos al cabo de un año se mostraban satisfechos con los conocimientos adquiridos en ese primer curso y con la alta calidad profesional de los docentes y se aprestaban a cursar el segundo año con la fe en las palabras del Apóstol que “no hay cetro mejor, que un buen periódico” (Revista Rotaria. Noviembre 1954, 22-23).

Algunos de los mejores trabajos de los alumnos de la Escuela de Periodismo fueron publicados por la Revista Rotaria como el de la maestra primaria María

E. Sosa Comas titulado “En defensa del niño”, este trabajo que previamente

había ganado un concurso fue escogido por “[…] su belleza de estilo, por su profundo sentido humano, por la ternura que trasciende sus líneas…” Contaba la historia de un breve instante en la vida de Papito Gutiérrez, un nombre ficticio para niño de once años, hijo de un atezador de bastidores y una lavandera, que se dedicaba junto a otros de su edad a cantar en las guaguas que cubrían la ruta del Paseo de Martí y la Avenida de Bélgica a cambio de limosnas (Revista Rotaria. Febrero 1954, 26-27).

No fue casual que además de la calidad literaria y la excelente utilización de la técnica periodística por parte de la galardonada autora, la Revista Rotaria hubiese escogido para publicar en sus páginas un tema de denuncia social que hacía pensar críticamente al lector sobre la calidad de esa sociedad que precisaba con urgencia profundos cambios para que los Papito Gutiérrez estuviesen en las escuelas y no buscándose la vida en los ómnibus de Cuba.

Muy pocos años después muchos de los anhelos de los rotarios de Santiago de Cuba fueron cumplidos con creces con el triunfo popular del 1ro de enero de 1959.

CONCLUSIONES

El Club Rotario de Santiago de Cuba mantuvo elevados principios éticos y de compromiso social al denunciar e interceder ante los gobiernos para un mejoramiento de la vida cultural de la comunidad.

Su tarea se dirigió además al fomento de las artes y enaltecimiento justo de los artistas locales, al crecimiento y desarrollo sin trabas de las instituciones culturales, a la divulgación de los valores morales, a la difusión de la cultura usando todos los medios a su alcance y a la crítica de la sociedad a través de los órganos de prensa de forma culta y humanista.

BIBLIOGRAFÍA

1. Añorga, J. (1954): El Rotarismo en Cuba, En El libro de Cuba 1902- 1952. La Habana: (s.c.e), pp. 951-952.

2. Club Rotario de Santiago de Cuba. (1950-1960). Revista Rotaria de Santiago de Cuba. Santiago de Cuba: Tipografía San Román.

3. Ramírez, L. y Licea, R. (1988). Galería. Aportes culturales al panorama santiaguero. (Trabajo de Diploma). Universidad de Oriente, Santiago de Cuba.

4. Órgano oficial del Club Rotario de La Habana (1957). Rotary. Edición Aniversario. Año V, No 2, septiembre de 1957.

Entrevistas

1. Delgado Leyva, M. (2017). Comunicación personal, 24 de septiembre.

2. Ignacio García Caignet (2003) comunicación personal, 25 de agosto

3. Antonio Ferrer Cabello (2003) comunicación personal, 9 de septiembre

4. Luis Felipe Rosell Soler (2003) comunicación personal, 15 de noviembre

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