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Diferencias de género en la interacción entre consumo de tabaco y alcohol con la presión arterial elevada
Mamani Ortiz, Yercin; Luizaga López, Jenny Marcela; Armaza Céspedes, Ada Ximena;
Mamani Ortiz, Yercin; Luizaga López, Jenny Marcela; Armaza Céspedes, Ada Ximena; Illanes Velarde, Daniel Elving
Diferencias de género en la interacción entre consumo de tabaco y alcohol con la presión arterial elevada
Gender differences in the interaction between tobacco and alcohol consumption with raised blood pressure
Gaceta Médica Boliviana, vol. 43, núm. 2, pp. 125-136, 2020
Universidad Mayor de San Simón
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Resumen: Objetivo: analizar las diferencias de género en la interacción entre consumo de tabaco y alcohol con la presión arterial elevada (PAE) en Cochabamba, Bolivia.

Métodos: estudio transversal, con n=10704 participantes, seleccionados aleatoriamente. Se calcularon proporciones, Odds-ratios y análisis robusto de descomposición Blinder–Oaxaca.

Resultados: 33,5% reportó que solo bebe, 1,8% solo fuma y 9,2% ambos. La probabilidad de presentar PAE fueron mayores en aquellos que fuman (OR:2,04); beben y fuman (OR:1,73) o solo beben (OR:1,43). Los hombres presentaron prevalencias más elevadas de PAE, tabaquismo y consumo nocivo de alcohol; pero las mujeres que fuman presentaron niveles de OR más altos para el desarrollo de PAE. El nivel educativo, la edad, y el tipo de trabajo contribuyeron de manera positiva a explicar la brecha entre hombres y mujeres.

Conclusión: la probabilidad de presentar PAE fue mayor en mujeres, especialmente en aquellas que fuman, a pesar de su baja prevalencia.

Palabras clave: tabaco, alcohol, presión arterial elevada, género, Bolivia.

Abstract: Objective: to analyze gender differences in the interaction between tobacco and alcohol consumption with high blood pressure (HBP) in Cochabamba, Bolivia.

Methods: a cross-sectional study was conducted, with n=10704 participants, randomly selected. Proportions, Odds-ratios and robust analysis of Blinder-Oaxaca decomposition were calculated.

Results. 33.5% of participants only drink alcohol, 1.8% only smoke and 9.2% both simultaneously. The probability of presenting HBP was higher in smokers (OR: 2.04); those who consume both simultaneously (OR: 1.73) or only drink alcohol (OR: 1.43). The men had a higher prevalence of HBP, smoking and harmful alcohol consumption; but women who smoke had higher OR levels to develop HBP. The differences in educational level, age, and type of work contributed positively to explain the gap between men and women.

Conclusion. the probability of presenting HBP was higher in women, especially those who smoke, despite their low prevalence.

Keywords: tobacco, alcohol, high blood pressure, gender, Bolivia.

Carátula del artículo

Articulos Originales

Diferencias de género en la interacción entre consumo de tabaco y alcohol con la presión arterial elevada

Gender differences in the interaction between tobacco and alcohol consumption with raised blood pressure

Mamani Ortiz, Yercin*
Universidad Mayor de San Simón, Bolivia
Luizaga López, Jenny Marcela
Universidad de Umea, Suecia
Armaza Céspedes, Ada Ximena
Universidad de Umea, Suecia
Illanes Velarde, Daniel Elving
Universidad de Umea, Suecia
Gaceta Médica Boliviana
Universidad Mayor de San Simón, Bolivia
ISSN: 1012-2966
ISSN-e: 2227-3662
Periodicidad: Semestral
vol. 43, núm. 2, 2020

Recepción: 30 Septiembre 2020

Aprobación: 24 Noviembre 2020


El consumo nocivo de tabaco y alcohol son los principales factores de riesgo asociados a las enfermedades no transmisibles (ENT) en especial las enfermedades cardiovasculares (ECV) como la hipertensión arterial1-4. Si bien existen muchos estudios que analizan esta interacción, la mayoría evalúa su asociación por separado y se conoce muy poco sobre el efecto combinado de ambos2,4, a pesar de que su consumo generalmente se encuentra interrelacionado.

La mayoría de los estudios muestran diferencias significativas entre hombres y mujeres1,3; sin embargo, aún no se tiene claro las contribuciones de las diferencias sociales que implican vulnerabilidades o niveles de riesgo relacionados con la construcción y evolución de los roles sociales de género5, que determinan formas diferentes de exposición frente al tabaquismo y alcoholismo; por lo que cabe esperar que tengan un efecto diferente en el desarrollo de la hipertensión arterial.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo 34% de los hombres y 6% de las mujeres mayores de 15 años eran fumadores para 2016, siendo más frecuente en la región europea (21%) seguido por Latino América (12%)6 donde se estima que cerca de 1 millón de personas mueren por causas relacionadas al tabaco y la exposición pasiva al humo de tabaco1. Similar situación es reportada para el consumo nocivo de alcohol, relacionada con más de 3,3 millones de muertes en el mundo6, y en el caso Latino Americano el consumo per cápita reportada fue de 6,9 L3. Se estima que el 22% de los consumidores tienen episodios de consumo excesivo; 8% de los hombre y 3,2% de las mujeres llegan a desarrollar trastornos por abuso de alcohol según la Organización Panamericana de la Salud (OPS)1.

Las guías de manejo y tratamiento de Hipertensión Arterial remarcan el consumo de tabaco y alcohol como factores de riesgo modificables en el desarrollo de enfermedad cardiovascular7-10. Por el otro lado, los reportes de la OMS y OPS reflejan que los hombres presentan una mayor prevalencia de hipertensión arterial y otras ECV7. La carga de mortalidad asociada a ECV son mayores en hombres y aún mucho mayor en países de bajos y medios ingresos económicos1.

Un análisis sobre los factores que contribuyen a estas desigualdades puede mostrarnos un panorama más completo para el desarrollo de estrategias de promoción y prevención de la Hipertensión Arterial, focalizando nuestros esfuerzos en aquellas condiciones que contribuyen de manera significativa en el consumo de tabaco, alcohol y su repercusión cardiovascular. Desde un enfoque cuantitativo, la descomposición de Blinder-Oaxaca11,12 ha sido recientemente sugerida y ejemplificada como un método apropiado para clarificar el papel de los indicadores que representan los procesos sociales que sustentan las desigualdades en salud. Este enfoque de análisis busca explicar la distribución del resultado, en este caso la diferencia de género en la prevalencia de presión arterial elevada (PAE), consumo de tabaco y alcohol; entre grupos dominantes (hombres) y subordinados (mujeres) dentro la estructura social boliviana, a través de un conjunto de factores explicativos que varían sistemáticamente por las diferencias sociales entre ambos géneros.

El presente estudio tiene como objetivo: a) analizar las diferencias de género en la interacción entre el tabaquismo y consumo nocivo de alcohol con la PAE y b) determinar las contribuciones de los factores sociodemográficos y conductuales en las desigualdades de prevalencia entre hombres y mujeres de Cochabamba, Bolivia.

Material y métodos

Contexto del estudio

El presente trabajo es el tercer reporte de la “Encuesta Departamental sobre Factores de Riesgo Asociados a Hipertensión y Obesidad” (FRAHO), implementada de manera conjunta por el Instituto de investigaciones Biomédicas e Investigación Social de la Universidad Mayor de San Simón (IIBISMED-UMSS) y el Servicio Departamental de Salud (SEDES) del departamento de Cochabamba, Bolivia.

Diseño, muestra analítica y metodología de muestreo

En este artículo, se presentan los resultados de un sub proyecto de FRAHO, correspondiente a un estudio observacional, analítico, de corte transversal; implementada en todos los municipios (N=47) de Cochabamba; durante el periodo comprendido entre julio de 2015 a noviembre de 2016, utilizando la metodología WHO-STEPS para la vigilancia de factores de riesgo asociados a ENT13.

El tamaño de la muestra (n=10 609) se calculó sobre la base de estimaciones previas de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en el departamento (alrededor del 30%) utilizando un nivel de confianza del 95%, un margen de error de 0,05; y un efecto de diseño de 1.05 según lo recomendado por el manual STEPS7, con una asignación proporcional entre hombres y mujeres, para una población de N=1´240´771 sujetos mayores de 18 años estimado para el 2015 por el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia14.

Todos los sujetos fueron seleccionados mediante un muestreo aleatorio trietápico: a) Se seleccionaron 394 centros de atención primaria en salud (CAPS) que conformaron las unidades poblacionales de muestreo (UPM); b) en cada UPM se seleccionaron viviendas en base a la técnica de monitoreo rápido de coberturas de atención del Ministerio de Salud de Bolivia, adecuada para fines del estudio, seleccionando aleatoriamente 3 a 5 comunidades o barrios por cada CAPS ; c) en cada barrio o comunidad, se eligieron los domicilios con personas que cumplan los criterios de inclusión y en cada una se seleccionó a un individuo de 18 años o más, utilizando el método aleatorio de Kish recomendado en el manual de WHO-STEP13.

Se incluyeron a todas las personas mayores de 18 años con residencia por al menos 6 meses en el área de estudio. Se excluyeron a las mujeres embarazadas y aquellos que no dieron su consentimiento o con información parcial sobre las variables de evaluación. Un total de 12 527 personas fueron seleccionadas, de las cuales el 85,45% aceptaron participar en el estudio y la muestra final utilizada para el análisis estadístico en este subproyecto fue de n=10,704.

Recolección de la información y mediciones

El procedimiento se basó en la versión Panamericana (V2.0) de la metodología STEPS adaptado al contexto boliviano por el equipo de investigación. Esta metodología consiste en 3 etapas13: a) El PASO 1 utiliza un cuestionario para recopilar datos sociodemográficos y de hábitos de vida o factores de riesgo conductuales. b) El PASO 2 involucra la evaluación y cálculo de indicadores antropométricos y de la presión arterial. c) El PASO 3 implica la evaluación y cálculo de indicadores laboratoriales del perfil metabólico; este paso no fue implementado en todo el departamento y no es parte de este reporte.

Las mediciones se realizaron mediante el uso de instrumentos calibrados y estandarizados en cada CAPS y las revisiones directas por personal de salud de las CAPS previamente capacitados en el desarrollo de habilidades para entrevistas y visitas de campo.

Indicador de resultado de salud: Presión arterial elevada.

La presión arterial se midió en ambos brazos después de un descanso de 5 minutos. Se realizó una tercera lectura si hubo una diferencia de más de 25 mm Hg para la presión arterial sistólica o 15 mm Hg para la presión arterial diastólica. Se utilizó la media de todas las medidas, con base en las recomendaciones del protocolo de la metodología STEPS. La presión arterial elevada se definió como una presión arterial sistólica de ≥130 mm/Hg o una presión arterial diastólica de ≥85 mm/Hg o el uso auto informado de medicamentos antihipertensivos, según las pautas de la OMS y de la Sociedad Americana de Cardiología para el 20157.

Factor de exposición para la desigualdad en salud: referencia de género.

La identidad de género se basó en la información recopilada por la encuesta, incluyendo las categorías mujeres y hombres por autoidentificación individual durante la recolección de la información.

Factores explicativos de la desigualdad:

Los factores explicativos de las desigualdades de salud incluyeron variables con vínculos conocidos o posibles con la PAE y las desigualdades de género y se agruparon en:

  1. 1. Factores sociodemográficos:
    • Edad clasificada en cuatro grupos según lo recomendado en el manual STEPS: 18–29, 30–44, 45–59 y ≥ 60 años.

    • Lugar de residencia clasificado según las 5 regiones sociodemográficas de Cochabamba: Andina, Cono Sur, Valle Central, Trópico y Valle Alto.

    • Estado civil categorizado como: soltero o que nunca se casó, actualmente casado, unión libre y viudo o separado.

    • Nivel de educación, clasificado en cuatro grupos: No recibió educación formal, educación primaria, secundaria y superior.

    • Ocupación clasificada en seis grupos: estudiantes, trabajadores por cuenta propia, empleados, labores de hogar, jubilados y desempleados.

  2. 2. Factores de riesgo de comportamiento:
    • Para el tabaquismo, se clasificó los sujetos como fumador actual o no fumador de acuerdo con el manual de la encuesta de WHO-STEPS.

    • El consumo de alcohol se exploró a través de los ítems adoptados de la “Prueba de identificación de trastornos por uso de alcohol (AUDIT)” incluidos en la encuesta STEPS, que recopilan información sobre tres aspectos diferentes: cantidad, frecuencia y patrones de consumo. Los participantes se clasificaron en la categoría de uso nocivo de alcohol (1=presente; 0=ausente) si se informaron episodios de consumo excesivo de alcohol (6 o más bebidas estándar cada vez que consume bebidas alcohólicas): a) una o más veces al mes en los últimos 12 meses; b) dos veces o más en los últimos 30 días; o c) si bebió hasta perder el conocimiento al menos una vez en los últimos 7 días.

Análisis estadístico

Los datos se ingresaron en una base de datos en Microsoft Excel®; posteriormente se realizó la limpieza de sujetos con información faltante y el análisis de datos utilizando STATA v15.0 (StataCorp LLC-U.S.A.). La normalidad de las variables cuantitativas fue verificada mediante la prueba de Kolmogorov–Smirnov15. El análisis descriptivo se realizó en forma de proporciones. Para la estimación del riesgo de PAE por consumos de tabaco y/o alcohol, se calcularon Odds-Ratios (OR) crudos y ajustados a través de modelos de regresión logística binaria y multivariada.

Para el análisis de descomposición de las desigualdades entre hombres y mujeres para la PAE, así como el consumo de tabaco y alcohol se utilizó la versión robusta del método de Blinder-Oaxaca para resultados binarios ampliamente descritos por Jann12, que se basa en dos modelos de regresión logística que se ajustan por separado para cada uno de los grupos y luego divide la brecha de salud entre los grupos en una fracción atribuible a las diferencias en los factores explicativos (la parte explicada) ya las diferencias en coeficientes (la parte no explicada). Para fines prácticos, los factores se agruparon en 2 dominios: factores sociodemográficos (grupo etario, etnicidad, residencia, nivel de educación, estado civil y ocupación), y los factores de riesgo de comportamiento (tabaquismo y consumo del alcohol). La parte total explicada y no explicada, así como la contribución independiente de cada uno de los factores explicativos, se informan como contribuciones absolutas (en la misma escala que el resultado) y como contribuciones relativas (porcentajes).

Consideraciones éticas

El proyecto marco FRAHO, contó son la aprobación del comité de ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado basado en el formulario de consentimiento de la metodología STEPS. Los datos recolectados fueron codificados y administrados exclusivamente por el equipo de investigación. Los participantes con PAE o cualquier otra enfermedad fueron remitidos al centro de salud más cercano para complementar su diagnóstico y tratamiento.

Resultados

Se analizó la información recabada de 10 704 personas con una media de edad de 38±18 años, el 57,38% fueron mujeres y la media de edad no tuvo diferencias estadísticamente significativas (p>0,05) entre hombres (39±19 años) y mujeres (37±18 años).

Tabaquismo

La tabla 1 describe las características sobre el consumo de tabaco. La prevalencia global de tabaquismo (uso actual) fue de 11,1%, siendo mayor en hombres (21,6%). La experimentación del uso de tabaco también fue mayor en hombres (35,7%). La media de edad de inicio fue menor en hombres (19±6), la edad de abandono del hábito de fumar fue menor en mujeres (26±11). Entre las personas que fuman actualmente, la media de cigarrillos consumidos fue mayor en hombres tanto por día (0,42±1,5) y semana (2,5±9,5) y las mujeres reportaron haber recibido consejo para dejarlo (47,0%) o trataron de dejar de fumar (45,5%) en mayor proporción de los hombres.

Consumo de alcohol

La tabla 1, también desglosa las características del consumo de alcohol desagregado por género, resaltando diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres para todas las variables evaluadas. El 66,5% de los hombres y 45,9% de las mujeres reportaron haber consumido bebidas alcohólicas en algún momento de su vida, con una media de edad de inicio más temprano en los hombres (17±7). El 51,7% recibió consejo para dejarlo, pero solo el 19,6% intentó dejar su consumo.


Tabla 1:
Prevalencia y caracterización del consumo de tabaco y alcohol

La prevalencia de consumo actual de alcohol fue de 54,7% en los hombres y 33,9% en las mujeres. El 71,7% de las mujeres reportó consumir con una frecuencia menor a una vez por mes; a diferencia de los hombres donde cerca del 50% reportó consumir por más de 1 vez al mes. El consumo mínimo por cada evento fue más frecuente en las mujeres (65,5%). La prevalencia de consumo excesivo (hasta perder el conocimiento) por más de 6 veces al año fue mayor en hombres (54,1%).

El tipo de bebida alcohólica consumida con mayor frecuencia fueron las bebidas artesanales (chicha, guarapo, garapiña, guindal o similares) tanto en hombres (54,1%) como en mujeres (51,6%).

Uso combinado de tabaco y alcohol

La tabla 2 muestra la distribución del consumo aislado o combinado de tabaco y alcohol, desagregado por género y las variables sociodemográficas evaluadas en la metodología WHO-STEPS.


Tabla 2:
Prevalencia de consumo de tabaco y alcohol desagregado por variables sociodemográficas.

El 55,4% de la población reportó que no bebe ni fuma, el 33,5% solo bebe, el 1,8% solo fuma y el 9,2% bebe y fuma al mismo tiempo. El consumo combinado de tabaco y alcohol fue más frecuente en hombres (18,3%). En el caso de las mujeres la prevalencia fue mayor entre los 45 a 59 años (3,5%), las mestizas (3,5%), aquellas con residencia en la región del trópico (3,9%) y metropolitana (3,0%), con nivel de educación superior (5,7%), entre las solteras (3,3%), entre las jubiladas (6,2%) o autoempleadas (4%); por el contrario, la prevalencia fue más baja entre las amas de casa (1,3%) y entre las que viven en el Valle alto (1,5%).

En el caso de los hombres, el consumo combinado fue más frecuente entre los 30 a 44 años (22,7%), entre aquellos que viven en la región del trópico (24,2%), con educación superior (20,4%) y entre los autoempleados (20,7%); por el otro lado la frecuencia fue más baja entre los ancianos (más de 60 años: 11,3%), los residentes del valle alto (14,1%), entre los que no cursaron ningún nivel de educación formal (10,9%), entre las categorías laborales de jubilados (9,9%), estudiantes (8,9%) y labores de hogar (2,9%).


Figura 2:
Niveles de Odds ratios para PAE por consumo de tabaco y alcohol

Presión arterial elevada

La prevalencia de PAE fue de 25%, siendo más elevada en hombres (30,7%) que en mujeres (21,2%); la asociación entre PAE y el consumo combinado de tabaco y alcohol fue estadísticamente significativa (X2=29,36; p=<0,001). La prevalencia de PAE fue mayor entre aquellos que solo fuman (36,1%), seguida de los que fuman y beben simultáneamente (32,4%). La desagregación por razón de género resalta diferencias en la prevalencia de PAE entre aquellos que no beben ni fuman (Mujeres:19,4%; Hombres:26,4%), los que solo beben (Mujeres:24,2%, Hombres:33,8%) y aquellos que fuman y beben simultáneamente (Mujeres:27,4%, Hombres:33,4%) (Figura 1).


Figura 1:
Distribución proporcional de la prevalencia de PAE

Según tipo de consumo de Tabaco y Alcohol desagregado por sexo. La figura 1 describe la probabilidad de presentar PAE frente a los diferentes tipos de consumo de tabaco y alcohol en comparación a aquellos que no beben ni fuman. La probabilidad de presentar PAE fue mayor y estadísticamente significativa en aquellos que solo fuman (OR:2,04-IC95%:1,51-2,75), beben y fuman (OR:1,73 IC95%:1,49-2,01) y aquellos que solo beben (OR:1,44 IC95%: 1,31-1,58) en comparación con aquellos que no beben ni fuman; la desagregación de los OR por género muestra una diferencia marcada en el grupo de las personas que solo fuman siendo mayor el nivel de riesgo en mujeres (OR:2,21 IC95%: 1,17-4,16) en comparación a los hombres (OR:1,58 IC95%:1,12-2,24).

El modelo ajustado por edad para la evaluación descrita en la figura 1, muestran un patrón similar, siendo la probabilidad de presentar PAE estadísticamente significativo para los 3 subgrupos de consumo de tabaco y alcohol, siendo mayor en el grupo de las personas que beben y fuman (OR:1,82 IC95%:1,56-2,11) en especial las mujeres (OR:1,63 IC95%:1,12-2,37) en comparación a los hombres. También se resalta el incremento de la probabilidad de presentar PAE conforme aumenta la edad, siendo la probabilidad más alta en las personas mayores de 60 años (OR:3,85 IC95%:3,39-4,35) en comparación a las personas menores de 30 años; siendo mayor en mujeres (OR:4,70 IC95%:3,95-5,58) en comparación a los hombres del mismo grupo etario.

Descomposición de Blinder-Oaxaca por referencia de género

La tabla 3 refleja la descomposición de las contribuciones absolutas y relativas de los factores sociodemográficos y conductuales evaluados por la metodología STEPS de la OMS, para explicar las diferencias por razón de género que en las prevalencias de PAE, consumo de tabaco y alcohol.


Tabla 3:
Descomposición de Blinder-Oaxaca por referencia de género para la PAE, consumo actual de tabaco y alcohol

Se observa una diferencia de 9,62% en la prevalencia de PAE entre hombres y mujeres; esta diferencia se explica en un 24,89% por los factores asociados evaluados en este estudio; siendo los factores más importantes para explicar esta brecha, las diferencias en el consumo de tabaco y alcohol (63,99%) y grupo etario (56,94%); observándose también una contribución negativa muy importante del tipo de actividad laboral (-37,28%), en el sentido de reducir la brecha en la prevalencia de PAE entre hombre y mujeres.

En el caso de la prevalencia de consumo de tabaco, se observa una diferencia del 18,39% entre hombres y mujeres, con una fracción explicada del 47,31% para los factores asociados contribuyentes evaluados en este estudio, siendo los más importantes para explicar esta brecha el consumo de alcohol (54,04%) y tipo de actividad laboral (42,09%).

La diferencia entre hombres y mujeres para la prevalencia de consumo de alcohol fue del 20,97%; esta diferencia es explicada en un 42,89% por las variables estudiadas, siendo los factores más importantes para explicar esta diferencia el consumo de tabaco (76,70%) y el tipo de actividad laboral (17,5%).

Discusión

Las asociación entre la presión arterial elevada con el consumo de tabaco y alcohol han sido descritos extensamente; sin embargo, en pocos casos se analiza su efecto combinado y su distribución en base a factores sociodemográficos. Por otro lado, las diferencias por razón de género también son revisadas en la mayoría de los estudios sobre PAE, tabaquismo y/o alcoholismo, sin embargo, son pocos los estudios que realicen una descomposición de los factores contribuyentes que expliquen estas diferencias entre ambos subgrupos poblacionales en todo el mundo16 y ninguno el contexto Latino Americano.

Nuestros resultados muestran una diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres para la prevalencia de tabaquismo y consumo nocivo del alcohol; estos son similares a los reportes internacionales de la OMS4,17, OPS18 y estudios en América Latina19,20. Sin embargo, resalta que las prevalencias para tabaquismo actual en nuestro estudio (11,1%) son menores al estimado para América Latina (Global:15,3%), pero similar al del área Andina (11,7%); muy por debajo al “estimado” para Bolivia en el mismo reporte (Global:23,7%, Hombres: 30,5%, Mujeres:17,1%)18. En todos los casos se resalta una mayor prevalencia en los hombres, relacionado con los roles o estigma social sobre el tabaquismo en las mujeres, en quienes se reprocha su uso más que en los hombres, ya que socialmente se espera que las mujeres no fumen por su rol de cuidadoras del hogar, reflejándose en una incidencia menor de cáncer de pulmón en mujeres y es considerado un factor protector para el desarrollo de esta patología21. Sin embargo, el actual cambio de roles, como la inclusión de la mujer en actividades laborales anteriormente restringidas a hombres, alcanzar un nivel educativo y socioeconómico más alto, así como el control de la natalidad, se asocian a un incremento en la prevalencia de consumo de tabaco en las mujeres16,19,21 y dificultan su cesación22 que generalmente era a una edad más temprana en comparación a los hombres, como se reporta en nuestro estudio.

Observamos una situación similar para el consumo nocivo de alcohol, al igual que otros reportes internacionales4,6,17 y locales19,23,24, nuestros resultados muestran una mayor prevalencia en los hombres; también se resalta entre nuestros hallazgos, que las mujeres con un nivel educativo superior, en edad laboral y con empleo formal o en autoempleo presentaron prevalencias más elevadas, al igual que otros reportes locales23,24 e internacionales4,17. Estos resultados apoyan la hipotesis de que un nivel sociocultural y posición económica más alta de las mujeres, las introduce a conductas nocivas consideradas propias de los hombres25,26, comenzando desde edades tempranas durante la adolescencia27, en especial en los países de América Latina.

La probabilidad de presentar hipertensión arterial fue mayor en las personas que solo fuman, solo beben, y aquellos que beben y fuman simultáneamente, en comparación a los individuos que no beben ni fuman, esta asociación generalmente es evaluada por separado y se la incluye dentro de las guías internacionales sobre el manejo de hipertensión arterial7-9. Nuestros hallazgos resaltan que el uso aislado de tabaco presenta niveles de riesgo similares al uso combinado con el alcohol; siendo las mujeres el grupo que presentó valores OR más elevados en ambos tipos de consumo. Esta variación podría estar asociada a otros factores de riesgo no evaluados en el presente estudio, como el componente hormonal28, la presencia de obesidad19,24, niveles de estrés29 y sedentarismo más altos en mujeres que en hombres19; debido a que comúnmente se ha reportado niveles de riesgo más altos para el desarrollo de hipertensión en hombres7.

El análisis de descomposición de Blinder-Oaxaca, nos brinda más luces sobre los factores que explican estas diferencias entre hombres y mujeres, que en el caso del consumo de tabaco y alcohol, las variables incluidas en este estudio explican en casi un 50% las diferencias por razón de género, siendo los factores contribuyentes más importantes la actividad laboral y los factores conductuales, relacionado con la inclusión de la mujer en actividades fuera de las labores del hogar, así como un nivel educativo más alto, en concordancia de lo anteriormente analizado. Sin embargo, las diferencias de género en la prevalencia de PAE, solo se explicaron en un 25% por las variables incluidas en el presente estudio, siendo necesaria un análisis más profundo incluyendo otros factores de riesgo como la obesidad, sedentarismo y consumo de sal, que podrían incrementar esta fracción explicada. A pesar de lo anterior, se resalta que el grupo etario, así como el consumo de tabaco y alcohol, son los principales factores que contribuyen a explicar las diferencias de género en la prevalencia de PAE, refrendando todo lo descrito anteriormente.

Este estudio se basa en una muestra representativa de la población del departamento de Cochabamba, con información recopilada a través de un proceso estandarizado y validado por la OMS/OPS, sin embargo, la naturaleza transversal de los datos no permite inferencias causales. También se debe considerar que la información sobre el consumo de tabaco y alcohol pudo haberse ocultado por algunos participantes, por el temor a ser juzgados y/o se avergüenzan de responder afirmativamente; en consecuencia, su prevalencia podría haber sido subestimada. El análisis de descomposición de Oaxaca se puede ver como un método útil para identificar factores subyacentes a las desigualdades de salud; sin embargo, no puede ilustrar los procesos ni respaldar la inferencia causal en mayor grado que los modelos de regresión convencionales por la naturaleza transversal de nuestros datos.

Finalmente, nuestros hallazgos muestran que una baja prevalencia no necesariamente implica un bajo nivel de riesgo; existe diferencias de género en la interacción entre el tabaquismo y alcoholismo con la PAE, y a pesar de una baja prevalencia de los factores evaluados en las mujeres, la probabilidad de presentar PAE fue mayor, especialmente en aquellas mujeres que fuman; siendo el nivel de educación y el tipo de actividad laboral, los factores que más contribuyen a explicar estas diferencias.

Subvención: El Presente estudio fue ejecutado con fondos de la Agencia de Cooperación Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI; SIDA: Swedish International Development Cooperation Agency) de Cooperación para el Desarrollo (ASDI) y el Programa de Formación Doctoral implementado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas e Investigación Social de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón (IIBISMED-UMSS). Los financiadores no tuvieron ninguna función en el diseño del estudio, la recopilación y el análisis de datos, la decisión de publicar o la preparación del manuscrito.

Material suplementario
Referencias
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Notas
Declaración de intereses
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
Notas de autor
* Correspondencia a: Yercin Mamani Ortiz . Correo electrónico: yercin2003@hotmail.com

Tabla 1:
Prevalencia y caracterización del consumo de tabaco y alcohol

Tabla 2:
Prevalencia de consumo de tabaco y alcohol desagregado por variables sociodemográficas.

Figura 2:
Niveles de Odds ratios para PAE por consumo de tabaco y alcohol

Figura 1:
Distribución proporcional de la prevalencia de PAE

Tabla 3:
Descomposición de Blinder-Oaxaca por referencia de género para la PAE, consumo actual de tabaco y alcohol
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