Desastres naturales y desarrollo humano: Una revisión de la literatura

Natural disasters and human development: A review of the literature

FAI González
FCE-UNaM y IIESS-UNS-CONICET , Argentina
Editor Académico Doctorante Edgar Antonio Marinero Orantes
Universidad de El Salvador. El Salvador, El Salvador

Revista Iberoamericana de Bioeconomía y Cambio Climático

Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, León, Nicaragua

ISSN-e: 2410-7980

Periodicidad: Semestral

vol. 7, núm. 14, 2021

czuniga@ct.unanleon.edu.ni

Recepción: 01 Octubre 2021

Aprobación: 15 Noviembre 2021



DOI: https://doi.org/10.5377/ribcc.v7i14.12798

Autor de correspondencia: fernando_gonzalez01@hotmail.com

Resumen: Si bien la literatura de desastres naturales ha evidenciado un amplio consenso sobre los efectos negativos que estos shocks ocasionan a corto plazo sobre el desarrollo individual, sus consecuencias de largo plazo aún son materia de debate. En este trabajo se brinda una revisión de la literatura sobre este tópico. Si bien los resultados confirman una amplia heterogeneidad en la literatura empírica (según el tipo de desastre, país o región de análisis y horizonte temporal considerado), la mayor parte de los trabajos considerados tiende a reportar hallazgos consistentes con la idea de persistencia en el largo plazo de los efectos negativos. Así, surge que la exposición a desastres tiende a incrementar persistentemente la probabilidad de ser pobre o estar desempleado, de tener un bajo logro educativo, bajos ingresos o un deteriorado estatus de salud. De los hallazgos de esta revisión surgen cuatro recomendaciones de política. Primero, cada grupo de desastres provoca efectos diferentes y esto debe ser considerado en la implementación de acciones de preparación y mitigación. Segundo, las embarazadas y niños en sus primeros meses de vida (especialmente en los primeros 1000 días) deben ser especialmente protegidos, dado que los efectos de largo plazo se concentran en este subgrupo. Tercero, debido a que una mejora en la infraestructura básica reduce el riesgo de desastre, las acciones de preparación y mitigación frente a desastres deben entenderse en forma complementaria a aquellas de reducción de la pobreza. Cuarto, la política pública debe incorporar explícitamente la dimensión de género.

Palabras clave: desastres naturales, desarrollo humano, pobreza, ingresos, desempleo, educación, salud.

Abstract: Although the literature on natural disasters has shown a broad consensus on the negative effects that these shocks cause in the short term on individual development, their long-run consequences are still a matter of debate. This paper provides a review of the literature on this topic. Although the results confirm a wide heterogeneity in the empirical literature (according to the type of disaster, country or region of analysis and time horizon considered), most of the studies tend to report findings consistent with the idea of ​​persistence in the long-run of negative effects. Thus, it appears that exposure to disasters tends to persistently increase the chances of being poor or unemployed, of having low educational attainment, low income or a deteriorating health status. Four policy recommendations emerge from the findings of this work. First, each group of disasters causes different effects, and this must be considered in the implementation of preparedness and mitigation actions. Second, pregnant women and children in their first months of life (especially in their first 1000 days) must be especially protected, since the long-term effects are concentrated in this subgroup. Third, since an improvement in basic infrastructure reduces disaster risk, disaster preparedness and mitigation actions must be understood as complementary to those for poverty reduction. Fourth, public policy must explicitly incorporate the gender dimension in its implementation.

Keywords: natural disasters, human development, poverty, income, unemployment, education, health.

1. Introducción

La literatura de desastres ha mostrado un robusto consenso en términos de la existencia de efectos negativos de corto plazo sobre múltiples dimensiones del desarrollo individual. Esto incluye a una sustancial pérdida de ingresos, mayores chances de ser pobre o de estar desempleado, un reducido logro educativo y un deteriorado estatus de salud (Mueller y Quisumbing, 2009; Bustelo et al., 2012; Gignoux y Menéndez, 2016; Anttila-Hughes y Hsiang, 2013; Xiao y Feser, 2014; Báez et al., 2015; Karim, 2016). Sin embargo, un amplio debate se ha generado en torno a la desaparición, reversión o persistencia de estos efectos en el largo plazo (González et al., 2021a). En este trabajo se brinda una revisión de la evidencia empírica sobre este tópico.

La ocurrencia de estos eventos extremos (desastres naturales) provoca una profunda alteración en las comunidades afectadas. Típicamente se han resaltado sus consecuencias en términos de los daños sobre la infraestructura. Lo anterior incluye la destrucción de redes de transporte o electricidad, hospitales, escuelas e instalaciones productivas, entre otros. Aún sin considerar una mayor mortalidad y morbilidad, estos resultados interactúan con los efectos indirectos -disminución de los flujos productivos- y dan lugar a una indudable reducción del bienestar de las personas expuestas a estos eventos, en el corto plazo Barker, (1990).

En este sentido, la literatura ha resaltado que es esperable, luego de un desastre, un incremento en el desempleo, reducción de los ingresos y, en última instancia, una mayor incidencia de la pobreza (González et al., 2021b). Estos resultados surgen del análisis de distintos tipos de desastres con diferentes metodologías en múltiples países. La Tabla A.1 en Anexo sintetiza los hallazgos, metodología y alcance de los principales antecedentes en este tema.

Así, se ha observado un aumento en la probabilidad de encontrarse desempleado luego de la ocurrencia de inundaciones (Xiao y Feser, 2014) o terremotos (du Pont et al., 2015; Saint-Macary y Zanuso, 2016). Lo mismo es cierto en términos de una reducción de los ingresos del hogar luego de inundaciones y sequías (Shahabuddin y Ali, 2006;Muller y Osgood, 2007; Banerjee, 2007; Mueller y Quisumbing, 2009; Xiao, 2011), terremotos (Gignoux y Menéndez, 2016) o huracanes (Anttila-Hughes y Hsiang, 2013; Báez et al., 2015). Lógicamente, lo anterior se traduce en mayores chances de ser pobre luego del desastre (Báez y Santos, 2008; Warr y Aung, 2019).

A pesar del amplio consenso en términos de estos efectos negativos de corto plazo, la literatura de desastres ha mostrado una amplia heterogeneidad al examinar los efectos de largo plazo derivados de la exposición a desastres naturales. Este tópico constituye un debate abierto en la actualidad (Noy y du Pont IV, 2018). Así, teóricamente, en el largo plazo, podría tener lugar una persistencia, desaparición o reversión de los efectos observados en el corto plazo. Las tres hipótesis cuentan con sustento empírico.

En este contexto, el trabajo se provee una revisión de la literatura sobre los potenciales efectos de largo plazo de los desastres naturales sobre el desarrollo individual. Para ello, se recurre a la búsqueda por palabras clave en dos reconocidos motores de búsqueda (Science Direct y Google Scholar). Los resultados de esta síntesis sugieren una amplia heterogeneidad en este tópico. En los casos en que surge un empeoramiento del desarrollo por la exposición a desastres naturales la destrucción de infraestructura básica constituye un posible mecanismo para explicar los efectos observados. Así, los desastres pueden constituir shocks de oferta y demanda: por un lado, destruyen infraestructura básica como escuela u hospitales y, por otro, reducen la inversión en educación o salud como posible mecanismo de afrontamiento y dada la amplia reducción en los ingresos de los hogares.

De los resultados de este trabajo se pueden identificar cuatro recomendaciones de política de mitigación y adaptación. Primero, cada grupo de desastres provoca efectos diferentes y esto debe ser considerado en la implementación de acciones de preparación y mitigación. Segundo, las embarazadas y niños en sus primeros meses de vida (primeros 1000 días) deben ser especialmente protegidos, dado que los efectos de largo plazo se concentran en este subgrupo. Tercero, debido a que una mejora en la infraestructura básica reduce el riesgo de desastre, las acciones de preparación y mitigación frente a desastres deben entenderse en forma complementaria a aquellas de reducción de la pobreza. Cuarto, dado la existencia de efectos heterogéneos entre géneros, la política pública debe incorporar explícitamente esta dimensión en su implementación.

2. Materiales y métodos

La revisión de la literatura reviste un carácter cualitativo. Así, se busca explorar la heterogeneidad observada entre los estudios relevantes, identificando coincidencias y disimilitudes desde una óptica descriptiva.

La revisión de literatura se llevó a cabo a partir de la búsqueda por palabras clave en dos reconocidos motores de búsqueda (Science Direct y Google Scholar). En particular, se emplearon los descriptores natural disasters, long-run, poverty, consumption, unemployment, income, health and education y sus equivalentes en español. No se consideraron restricciones temporales (según fecha de publicación) ni geográficas (lugar de publicación). La búsqueda finalizó en septiembre de 2020.

Los trabajos seleccionados son aquellos que proveen estimaciones empíricas sobre algunas de las siguientes dimensiones: ingresos, pobreza, consumo, desempleo, salud o educación. Además, los trabajos deben referirse a los impactos de los desastres naturales a un nivel microeconómico (hogares o individuos). Se han excluido aquellos trabajos que no incluían información sobre el horizonte temporal (en años) para el cual se evaluaban los efectos.

Los trabajos incluidos son 45 y en su mayoría fueron publicados en revistas científicas en la última década. En particular se incluyen los siguientes: Phifer et al. (1988), Shahabuddin y Ali (2006), Muller y Osgood (2007), Báez y Santos (2007), Banerjee (2007), Báez y Santos (2008), Belasen y Polachek (2008), Maccini y Yang (2009), Mueller y Quisumbing (2009), Xiao (2011), Silbert y Useche (2011), Bustelo et al. (2012), Gignoux y Menéndez (2016), Papanikolaou et al. (2012), King et al. (2012), Hermida (2013), Sotomayor (2013), Garbero y Muttarak (2013), Valencia Amaya (2013), Anttila-Hughes y Hsiang (2013), Rodríguez-Oreggia (2013),Eskander y Barbier (2014), Peter et al. (2014), Xiao y Feser (2014), Báez et al. (2015), Deuchert y Felbe (2015), Caruso y Miller (2015), Rydberg et al. (2015), du Pont et al. (2015), Zandian et al. (2016), Hlodversdottir et al. (2016), Saint-Macary y Zanuso (2016), Kirchberger (2017)Caruso (2017),Gignoux et al. (2017),Pecha Garzón (2017), Paudel y Ryu (2018), Onigbinde (2018), Karbownik y Wray (2019), Ogasawara (2019), Hyland y Russ (2019), Warr y Aung (2019), García (2020), Boustan et al. (2020) y Alamir y Heidelk (2020).

3. Resultados

Los resultados de esta revisión se presentan desagregados de acuerdo con el resultado que surge de las estimaciones en cada caso: reversión, desaparición o persistencia de los efectos negativos de corto plazo. Esta clasificación conceptual es del autor.

En primer lugar, en consonancia con la idea de reversión de los efectos negativos, Gignoux y Menéndez (2016), al examinar los efectos de terremotos en Indonesia, reportan una caída en el consumo e ingresos de las personas afectadas. Sin embargo, seis años después del desastre, observan que ambos indicadores presentan magnitudes superiores entre aquellos afectados en relación con los no afectados. Esta reversión en los efectos de corto plazo la explican a partir de las transferencias gubernamentales. Similares resultados en términos de reversión surgen de Banerjee (2007) al examinar los efectos sobre los ingresos derivados de inundaciones en Bangladesh. El autor reporta que esta reversión se debe a una mayor productividad del suelo agrícola luego de las inundaciones lo cual, a su vez, impulsa la demanda de trabajo y el salario real de los trabajadores agrícolas.

Belasen y Polachek (2008) reportan hallazgos consistentes con los anteriores al analizar los efectos de huracanes sobre los ingresos en Estados Unidos. Esto es, reportan un incremento en los ingresos de los trabajadores de distritos afectados por huracanes luego de un trimestre del desastre. Al mismo tiempo, reportan una caída en el nivel empleo. Las estimaciones surgen de un modelo de diferencias-en-diferencias generalizadas. En forma similar, Rodríguez-Oreggia (2013) reporta un incremento en los salarios luego de varios huracanes en ciudades de México. Este incremento lo atribuye a la mayor demanda de trabajo para actividades de reconstrucción. En forma similar, al examinar los efectos de un gran terremoto en Indonesia, Kirchberger (2017) halla que un incremento de un 1% en la cantidad de viviendas destruidas se asocia con un 27% en el salario agrícola luego del desastre. También han sido reportados efectos positivos sobre el nivel de empleo (Xiao y Feser, 2014). Estos autores examinan una gran inundación en Estados Unidos y reportan un incremento inicial en el desempleo seguido de una disminución por debajo de los niveles pre-desastre.

Maccini y Yang (2009) incluso reportan efectos positivos de largo plazo, más de dos décadas luego del desastre. Estos autores examinan la exposición a precipitaciones extremas (inundaciones y sequías) en Indonesia. Reportan que las mujeres que enfrentan un shock positivo de precipitaciones (inundación) durante el primer año de vida aumentan sustancialmente su altura (0.57 cm más) y logro educativo (0.22 años de estudio más), en la adultez. Estos hallazgos sugieren la existencia de períodos críticos en el desarrollo individual y son consistentes con la denominada hipótesis de origen fetal (Barker, 1990) y, en forma más general, con la hipótesis de los primeros 1000 días (Victora et al., 2008; Barker, 2012; González et al., 2021c).

En esta ventana de oportunidad para el desarrollo infantil (primeros 1000 días) es cuando tiene lugar un rápido desarrollo neurológico (Moore et al., 2017) y de los sistemas respiratorios e inmune (Dietert et al., 2000). En particular, la plasticidad del desarrollo (del inglés, developmental plasticity) -capacidad de adaptarse a diferentes ambientes sociales y psicológicos (Gluckman et al., 2011; Hanson y Gluckman, 2014)- nunca es tan elevada como en los primeros 1000 días. Luego de este período sólo el cerebro, el hígado y el sistema inmune permanecen plásticos (Barker, 2012). En efecto, esta también es una etapa crítica en el desarrollo de los órganos (Barker, 2012). Una revisión integral acerca de la criticidad de este período puede ser consultada en Moore et al. (2017). Lo anterior no excluye la posible existencia de otros períodos críticos en el desarrollo, sino que resalta aquel en el cual la presencia de restricciones al crecimiento puede tener efectos persistentes (contrarios a la noción de una posterior recuperación).

En segundo lugar, en línea con la idea de desaparición, Phifer et al. (1988) examinan los efectos de inundaciones en Estados Unidos sobre la salud. Si bien reportan un empeoramiento en el estatus de salud auto-reportado en el año de ocurrencia del desastre, no hallan efectos para períodos posteriores. Bustelo et al. (2012) examinan los efectos de un gran terremoto ocurrido en Colombia. A pesar de reportar una reducción en el puntaje estandarizado de la altura para la edad en niños afectados, un año después del desastre, estos efectos desaparecen al cabo de seis años. Similares resultados son reportados por Anttila-Hughes y Hsiang (2013) quienes examinan los efectos de huracanes en Filipinas. Los autores hallan una reducción de los ingresos del hogar al año del desastre, aunque estas diferencias desaparecen al cabo de cuatro años.

En tercer lugar, un numeroso grupo de trabajos sugiere que los efectos negativos de corto plazo pueden persistir en el tiempo. Así, Muller y Osgood (2007) reportan una reducción persistente en los ingresos del hogar derivados de inundaciones y sequías, hasta nueve años después del desastre, en Brasil. Los autores logran vincular la ocurrencia de desastres en zonas rurales con aumentos en la incidencia de la pobreza en zonas urbanas: las personas afectadas por desastres en zonas rurales migran hacia los centros urbanos generando un incremento en la pobreza. Similares resultados son reportados para los casos de Bangladesh (Mueller y Quisumbing, 2009) y Estados Unidos (Xiao, 2011). En particular, Xiao (2011) reporta una reducción en los ingresos que se extiende hasta diez años luego del desastre y en un país desarrollado (EE.UU.). La evidencia de persistencia también ha sido extendida a la dimensión de educación (Hermida, 2013; Deuchert y Felbe, 2015; Caruso y Miller, 2015; Zandian et al., 2016; Caruso, 2017;Paudel y Ryu, 2018) y salud (King et al., 2012; Sotomayor, 2013; Eskander y Barbier, 2014; Ogasawara, 2019).

En términos de salud, King et al. (2012) examinan los efectos de una gran tormenta de nieve en Canadá y hallan que aquellas personas expuestas en útero al desastre presentan, al menos, diez años después del evento unas reducidas habilidades cognitivas. Este efecto difiere según el trimestre del embarazo que cursaba la madre al momento del desastre (los primeros meses muestran un efecto más negativo). Hermida (2013), al analizar la ocurrencia de un terremoto en Guatemala, reporta una reducción persistente en el logro educativo de aquellos expuestos en sus primeros dos años de vida. Esta reducción es más severa en niñas que en niños. También halla una disminución en la altura promedio.

En forma consistente con la hipótesis de persistencia, es abundante la evidencia que sugiere que la exposición a desastres es especialmente crítica para el desarrollo individual a largo plazo. Eskander y Barbier (2014) reportan que la incidencia de enfermedades crónicas aumenta especialmente entre aquellos niños que, en sus primeros dos años de vida, estuvieron expuestos a un gran huracán en Bangladesh. La criticidad de este período para el desarrollo se extiende a dimensiones como la educación. Así, Caruso y Miller (2015) reportan una reducción de entre 0.8 (en mujeres) y 0.5 (varones) años de estudio para aquellos expuestos a desastres durante su gestación en útero. Más aún, estos efectos negativos se pueden transmitir intergeneracionalmente en caso de que la madre (antes del embarazo) es afectada por desastres. Caruso (2017) extiende estos resultados a dimensiones como el desempleo y discapacidades físicas.

La evidencia también sugiere que la aparición de efectos negativos de largo plazo puede afectar de forma heterogénea a hombres y mujeres. Así, Gignoux et al. (2017) muestran, al examinar la ocurrencia de terremotos en Indonesia, que la reducción en el logro educativo es mayor en niños (hasta 0.7 años de reducción) que en niñas. Sin embargo, las consecuencias en términos de salud (altura para la edad) son más severas en niñas. Paudel y Ryn (2018) confirman los anteriores resultados en términos de educación al examinar un gran terremoto en Nepal. Halla que la reducción en el logro educativo es estadísticamente significativa sólo en varones. A su vez, Ogasawara (2019) extiende los resultados en la dimensión de salud al reportar, para el caso de Japón, que la reducción en la altura -más de seis años después de un terremoto- es mayor en niñas (0.6 cm) que en niños (0.4 cm). Hyland y Russ (2019) extienden los indicios de heterogeneidad a la dimensión de activos: reportan, al examinar las consecuencias de sequías en países de África, que la pérdida de activos luego del desastre es mayor en mujeres y que además este efecto es más severo para aquellas que residen en zonas rurales.

En síntesis, la evidencia empírica acerca de las consecuencias de largo plazo de los desastres naturales sobre el desarrollo individual aparenta ser heterogénea. Las tres hipótesis teóricas (reversión, desaparición y persistencia) tienen sustento empírico. Sin embargo, la última de ellas (persistencia), es la que más frecuentemente surge del análisis de los trabajos incluidos en esta revisión. En cualquier caso, los efectos reportados también varían entre países, tipo de desastre, horizonte temporal considerado, dimensión del desarrollo, entre otros. Por lo anterior, surge que más y mejor evidencia es necesaria. En particular, la profundización en la utilización de métodos microeconométricos de inferencia causal parece ser la mejor elección para delimitar relaciones causales en este contexto.

4. Conclusiones

A lo largo de este trabajo se ha brindado una revisión de la literatura empírica acerca de los efectos de largo plazo de los desastres naturales sobre el desarrollo individual. Los resultados han mostrado la presencia de resultados heterogéneos: la reversión de los efectos negativos de corto plazo, la desaparición y la persistencia tienen sustento empírico. Sin embargo, la última de estas hipótesis (persistencia) es la que representa la mayor proporción de todos los trabajos. Esta persistencia se extiende a múltiples dimensiones: pobreza, desempleo, educación, salud, consumo e ingresos. Esto es, la exposición a desastres naturales empeora a largo plazo el desarrollo individual.

Los resultados de este trabajo son especialmente preocupantes dado que, a futuro, se espera un incremento en la frecuencia y severidad de los desastres naturales. Así, los efectos negativos de corto y largo plazo podrían agudizarse. Además, como se observó la distribución de estos efectos no es homogénea entre subgrupos poblacionales: las personas en sus primeros meses de vida (especialmente durante los primeros 1000 días), las mujeres y, en general, los países en desarrollo tienden a soportar mayores consecuencias negativas luego de la ocurrencia de estos shocks. Esto parece tener amplias implicancias en términos de la desigualdad.

Dados los hallazgos de esta revisión, surgen cuatro recomendaciones de política. Primero, cada grupo de desastres provoca efectos diferentes y esto debe ser considerado en la implementación de acciones de preparación y mitigación. Segundo, las embarazadas y niños en sus primeros meses de vida (primeros 1000 días) deben ser especialmente protegidos, dado que los efectos de largo plazo se concentran en este subgrupo. Tercero, debido a que una mejora en la infraestructura básica reduce el riesgo de desastre, las acciones de preparación y mitigación frente a desastres deben entenderse en forma complementaria a aquellas de reducción de la pobreza. Cuarto, dado la existencia de efectos heterogéneos entre géneros, la política pública debe incorporar explícitamente esta dimensión en su implementación.

A futuro, resulta deseable contar con más evidencia microeconométrica que permita identificar el impacto causal de los desastres naturales sobre múltiples dimensiones del desarrollo. Algunos métodos, que aparecieron frecuentemente en la revisión, como diferencias-en-diferencias, control sintético y diseño de regresión discontinua parecen ofrecer el herramental adecuado para explotar este tipo de experimento. En particular, parece oportuno profundizar en el análisis de la presencia de efectos heterogéneos entre subgrupos poblacionales y tipo de desastre. Esto podría robustecer ampliamente las recomendaciones de política que surjan.

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Anexos

Anexos

Tabla A.1
Desastres y desarrollo, revisión de principal
Autor Dimensión Horizonte temporal Descripción Resultados
Phifer et al. (1988) salud Hasta 4 años después del desastre Analizan los efectos de largo plazo sobre salud de adultos mayores de dos inundaciones (1981 y 1984) en EE.UU. Brinda estimaciones hasta 4 años después de la primera inundación. Emplean una estimación de regresión a partir de un panel de individuos. Hallan un empeoramiento en el estatus de salud autoreportado aunque el efecto depende de la magnitud del desastre que soportó cada persona y solamente se observan efectos significativos en el primer año después del desastre.
Shahabuddin y Ali (2006) ingresos, pobreza No especificado Examina la persistencia de la pobreza en zonas no-favorables y favorables (en términos de su vulnerabilidad a la ocurrencia de desastres como inundaciones o sequias) en Bangladesh. No brindan estimaciones cuantitativas de diferencias entre zonas sino que presenta estadística descriptiva de ambas zonas y análisis de correlación. Hallan que los hogares de zonas más expuestas a la ocurrencia de desastres presentan mayor incidencia de falta de alimentos y una mayor incidencia de pobreza subjetiva. El ingreso total de los hogares es menor en zonas más expuestas a desastres.
Muller y Osgood (2007) ingresos Desde 1 hasta 9 años después del desastre Examina los efectos de la exposición a precipitaciones extremas (sequías e inundaciones), medidas a través de desviaciones por encima o por debajo de la media histórica, para el caso de Brasil. Combinan microdatos de hogar con registros de precipitaciones y proceden con análisis de regresión Halla una disminución persistente en los ingresos de los hogares afectados (14% de reducción en el logaritmo del ingreso del hogar). Logran establecer un vínculo directo entre los desastres en zonas rurales y la pobreza en zonas urbanas (mediante la migración rural-urbana).
Báez y Santos (2007) salud, desempleo Hasta 3 años después del desastre Analizan los efectos de la exposición a un gran huracán en Nicaragua (Mitch, 1998) sobre la escolarización y actividad laboral en niños. Emplean una estimación de diferencias en diferencias (DD), vinculando registros físicos de zonas afectadas con microdatos de una encuesta de hogar. Hallan un incremento en la incidencia de la desnutrición (+7.5 pp), una reducción en la utilización de servicios médicos (-20 pp) y un aumento en la proporción de niños que trabajan (+6 pp).
Banerjee (2007) ingresos Hasta 4 años después del desastre Analiza los efectos de corto y largo plazo de las inundaciones sobre los salarios rurales para el caso de Bangladesh. Emplea una estimación de DD combinando registros de precipitaciones con microdatos. Halla una reducción en los salarios en el año de ocurrencia de la inundación (hasta 9 pp de caída) aunque el tamaño y dirección del efecto varía según la estación en la que ocurre. También encuentra un incremento de los ingresos a largo plazo.
Báez y Santos (2008) ingresos, pobreza Hasta 1 año después del desastre Estudian los efectos de dos terremotos en El Salvador (2001) sobre la pobreza. Utilizan una estrategia de estimación de DD con datos pre-desastre y pos-desastre (hasta un año después). Encuentran que la exposición a los terremotos aumenta las chances de ser pobre (0.004) y reduce las chances de encontrarse escolarizado para niños de entre 6-15 años (-0.05).
Belasen y Polachek (2008) ingresos Hasta 2 años después del desastre Examinan los efectos de huracanes en distritos de Florida, entre 1988-2005, sobre los ingresos. Emplean una estrategia de estimación de DD generalizadas. Hallan un incremento en los ingresos de las personas en los distritos más afectados de hasta 4% en el trimestre de ocurrencia del desastre. Luego de este efecto, se observa una reducción en el trimestre siguiente. Posteriormente, los ingresos, al cabo de dos años, son un 0.4% mayores a los del grupo de control.
Maccini y Yang (2009) educación, salud Al menos 25 años después del desastre Examina los efectos de la exposición a precipitaciones extremas (sequías e inundaciones), medidas a través de desviaciones por encima o por debajo de la media histórica, para el caso de Indonesia. Emplea una estimación de variable instrumental combinando microdatos de hogar con registros de precipitaciones. Hallan que precipitaciones por encima del promedio en el año de nacimiento se asocia a un incremento en el logro educativo de las mujeres (0.22 años más) así como una mayor altura (0.57 cm más) y un mejor estatus de salud autoreportado.
Mueller y Quisumbing (2009) ingresos Hasta 6 años después del desastre Analizan los efectos de largo plazo de una gran inundación en Bangladesh (1998) sobre los ingresos. Combinan cuatro rondas de una encuesta de hogares con los registros de precipitaciones y estiman mediante análisis de regresión. Hallan una reducción significativa (cercana al 2% del logaritmo del salario) en los salarios en el año del desastre y que los más afectados son trabajadores de zonas rurales. 6 años después del desastre los salarios seguían siendo significativamente menores (casi 5% menores)
Xiao (2011) ingresos, empleo Hasta 10 años después del desastre Analizan los efectos de una gran inundación (1993) en EE.UU. Emplean un modelo ARIMA considerando variables de empleo e ingresos per capita. Hallan efectos no significativos sobre el empleo. Reportan efectos negativos y significativos sobre los ingresos per capita -tanto al año del desastre como 10 años después-. La reducción de largo plazo es modesta -269 dólares anuales menos a los 10 años.
Silbert y Useche (2011) pobreza Hasta 5 años después del desastre Analizan los efectos de la ocurrencia de desastres naturales (1997-2007) en Indonesia sobre la pobreza. Aproximan la pobreza a partir del consumo per capita. Utilizan microdatos de hogar que incluyen una pregunta sobre haber experimentado al menos un desastre natural en los 5 años previos. Estos microdatos permiten construir un panel de 10 años. Hallan que experimentar al menos un desastre incrementa un 40% el riesgo de encontrarse en una situación de pobreza y que el impacto es mayor para hogares con bajos niveles de consumo.
Bustelo et al. (2012) salud, educación Desde 1 hasta 6 años después del desastre Estudian los efectos, de corto y mediano plazo, de un terremoto que tuvo lugar el Colombia en 1999 y sus efectos sobre la nutrición y escolarización en niños (6-15 años). Emplean una estimación de DD a partir de microdatos de una encuesta de hogar con dos ondas pre-desastre y dos ondas pos-desastre (1 año y 6 años después del desastre). Consideran como afectados a las personas residentes en alguno de los cinco departamentos más afectados por el terremoto (Quindio, Caldas, Risalda, Tolima y Valle del Cauca). Hallan que la altura para la edad (puntuación Z) es 0.182 desviaciones estándar menor para niños afectados, luego de un año del desastre. No encuentran diferencias significativas a 6 años del desastre. No hallan diferencias significativas en la escolarización en niños afectados y no afectados de entre 6-10 años (6 años después el coeficiente es significativo al 10%) aunque si hay un efecto negativo a corto y mediano plazo en niños de 11-15 años.
Gignoux y Menéndez (2016) ingresos Desde 1 hasta 12 años después del desastre Estudian los efectos de la ocurrencia de terremotos en Indonesia sobre los ingresos, el consumo y los activos. Utilizan una estrategia de estimación de DD vinculando microdatos de hogar (cuatro ondas entre 1993-2007) y registros de la ocurrencia de terremotos. Consideran como afectados a los residentes en provincias que experimentan terremotos Hallan que la exposición a terremotos reduce el consumo en el corto plazo pero este aumenta en el largo plazo (+6 años). El mismo resultado se observa al considerar el ingreso mensual. El efecto positivo en el LP sobre los ingresos es significativo solo para hombres que trabajan en forma independiente en el sector rural. Estos resultados lo explican a partir de la percepción de ayudas gubernamentales en la etapa de reconstrucción cuyos efectos son duraderos
Papanikolaou et al. (2012) salud 3 años después del desastre Analizan los efectos de un incendio forestal en Grecia (2007) sobre el bienestar de las personas 3 años después del desastre. Proceden con una comparación de medias entre personas de zonas afectadas y no afectadas. Los datos son generados mediante entrevistas individuales. Hallan que las personas afectadas presentan una menor calidad de vida (incluida la salud psíquica y psicológica y el ambiente). Solo los resultados en la dimensión de ambiente son siempre robustos.
King et al. (2012) salud Al menos 10 años después del desastre Analizan los efectos de largo plazo (más de 10 años después del desastre) de la exposición en útero a una gran tormenta de nieve (1998) en Canadá. Hallan una reducción en el largo y el peso al nacer, de los niños expuestos en útero al desastre. El efecto depende del trimestre del embarazo en que fue expuesto (los primeros meses presentan efectos más negativos). También hallan una reducción equivalente a una desviación estándar en las habilidades cognitivas dos años después del desastre.
Hermida (2013) educación, salud 24 años después del desastre Estudia los efectos de largo plazo de un terremoto en Guatemala (1976) sobre el logro educativo y la altura. Utiliza una estrategia de estimación de DD. Vinculan microdatos de una encuesta de hogar con los registros de distritos afectados por el terremoto. Consideran 2 cohortes de personas (hasta 2 años al momento del desastre y aquellos de entre 4-9). Halla que la exposición al terremoto reduce el logro educativo de los afectados en 0.2-0.4 años de estudio. Las mujeres aparecen como más afectadas que los hombres. En términos de la altura, solo los hombres expuestos hasta los 2 años de edad aparecen como afectados con una reducción promedio de 0.4 cm.
Sotomayor (2013) educación, salud Al menos 54 años después del desastre Estudia la persistencia de los efectos negativos de dos huracanes que tuvieron lugar en Puerto Rico (1926 y 1932) sobre la salud y la educación. Emplea una especificación de diseño de regresión discontinua y compara con personas que estuvieron un útero un poco antes o después de la ocurrencia de los huracanes -según la cohorte de nacimiento-. Halla un aumento en la prevalencia de la hipertensión y diabetes para el grupo tratamiento (entre 5-10% de aumento). También encuentra un aumento significativo en la probabilidad de no poseer educación formal (entre 2-3% más)
Garbero y Muttarak (2013) ingresos, consumo Hasta 1 año después del desastre Analizan los efectos de sequías e inundaciones (2010) sobre los ingresos y consumo en Tailandia. Utilizan una estimación de DD. Vinculan microdatos de dos encuestas con registros de desastres Hallan un incremento sobre el gasto en alimentos y en educación. La exposición a inundaciones se asocia con un incremento en los ingresos, pero lo contrario es cierto para las sequías. Existen efectos heterogéneos en relación a diferentes niveles educativos (comunidades más educadas, menos afectadas).
Valencia Amaya (2013) educación Hasta 1 año después del desastre Analiza los efectos de un grupo de desastres naturales (2010) que tuvieron lugar en Colombia sobre las habilidades cognitivas en niños. Utiliza una estimación de DD. Halla reducciones significativas (hasta 0.7 puntos) en el puntaje del test de habilidades.
Anttila-Hughes y Hsiang (2013) ingresos Hasta 4 años después del desastre Analizan el efecto de la exposición a huracanes en Filipinas sobre los ingresos del hogar. Combinan dos encuestas de hogar con múltiples ondas (1985-2006) con registros de intensidad física de huracanes y proceden con un análisis de regresión estándar Hallan una reducción de los ingresos del hogar, un año después del desastre, de 0.39% por cada metro por segundo adicional de la velocidad del viento. No encuentran efectos significativos 4 años después del desastre. En especificaciones alternativas el efecto de corto plazo alcanza 0.8%.
Rodríguez-Oreggia (2013) ingresos Desde 1 hasta 10 años después del desastre Analiza los efectos de huracanes (2000-2011) sobre ingresos personales en 32 áreas metropolitanas de México. Emplea microdatos de hogar y los vincula con registros de zonas afectadas por huracanes. Estima con una especificación de DD. Halla que 7 de los 13 eventos considerados resultan en un incremento en el salario por hora de los trabajadores menos educados. Esto podría deberse a una mayor demanda de trabajo para actividades de reconstrucción.
Eskander y Barbier (2014) educación, salud Hasta 30 años después del desastre Examinan los efectos de largo plazo de la ocurrencia de un huracán en Bangladesh (1970) sobre personas de zonas rurales. Emplean una estrategia de estimación de DD vinculando registros de desastres con microdatos de hogares. Asume que la persona nació en el mismo distrito que aquel en donde reside al momento de la encuesta. Hallan un incremento en la incidencia y duración de enfermedades crónicas de los niños afectados en sus primeros dos años de vida en las regiones más severamente afectadas. No reportan reducciones en la finalización de la escuela primaria ni alfabetización.
Peter et al. (2014) salud Hasta 6 años después del desastre Analiza los efectos de largo plazo del Huracán Katrina sobre la salud (incidencia de infartos de miocardio). Utilizan registros médicos sobre incidencia de infartos antes y después del desastre. Hallan que la incidencia de infartos se triplica luego del desastre. Además, observan mayores comorbilidades (trastornos mentales, ser fumador).
Xiao y Feser (2014) desempleo Hasta 18 años después del desastre Estudian los efectos de una gran inundación en EE.UU. (1993) sobre el desempleo en 320 distritos. Emplean una estrategia de estimación de DD incluyendo quiebres estructurales Reportan un incremento del desempleo en el primer año luego de la inundación para los distritos más afectados. Sin embargo, este efecto desaparece, al cabo de un año, e incluso alcanza niveles menores a los pre-desastre.
Báez et al. (2015) empleo, ingresos Hasta 15 meses después del desastre Estudian los efectos de un huracán que tuvo lugar en Guatemala (Agatha, 2010) sobre el consumo, empleo e ingresos. A partir del uso de microdatos de una encuesta de hogar (hasta 15 meses posteriores al desastre) estiman un modelo de DD. Consideran como afectados a los hogares pertenecientes a distritos cuya precipitación en el mes del desastre (mayo) fue más de 2 desviaciones estándar superior al promedio histórico (1980-2010). Encuentran que el ingreso per capita de los hogares afectados se reduce un 10% en relación al del grupo control. No observan cambios significativos en la tasa de actividad, aunque si hallan un aumento de 2.1% en la cantidad de horas semanales trabajadas. También reportan una reducción en las chances de asistir a la escuela (-2.2 pp) para niños de entre 7-15 años. Al mismo tiempo hallan un aumento en las chances de estar trabajando, para el mismo grupo etario, de 3.1 pp. El consumo per capita cae 8.2% en relación a los niveles pre-desastre, lo cual es acompañado con un aumento de 3 pp en la incidencia de la pobreza-
Deuchert y Felbe (2015) educación, salud Desde 4 hasta 15 años después del desastre (el desastre ocurre en 1990 y la primer ronda de educación fue en 1994) Estudian los efectos de largo plazo de un huracán (Mike, 1990) en Filipinas sobre la salud y la educación. Emplean una estimación de DD a partir de un panel de microdatos. La primera onda de este panel se hizo entre 1983-1984 con mujeres embarazadas en ese momento y luego se realizó un seguimiento de estos menores (que al momento del desastre tenían entre 5-7 años). Consideran como afectados a las personas que declaran que sus viviendas se vieron afectadas por el huracán (según surge de la misma encuesta). Hallan efectos negativos de largo plazo en educación (años de estudio) que alcanza 0.67 años menos 15 años después del desastre. La brecha con los no expuesta no disminuye, sino que aumenta en el tiempo. No poseen datos para evaluar los efectos de largo plazo en salud (coeficiente intelectual).
Caruso y Miller (2015) educación Al menos 23 años después del desastre Estudian los efectos de largo plazo de un gran terremoto en Perú (1970) sobre el logro educativo de las personas expuestas hasta una generación después. Utilizan una especificación de DD. Encuentran que aquellas personas expuestas en útero al terremoto experimentan un menor logro educativo (0.5 años de estudio menos para hombres y 0.8 para mujeres). La transmisión intergeneracional, por tener una madre expuesta, implica una reducción en el logro educativo de 0.4 años de estudio.
Rydberg et al. (2015) salud Hasta 7 años después del desastre Examina los efectos de largo plazo de la ocurrencia de un gran terremoto en Perú (2001) sobre la altura para la edad en niños. Utilizan una regresión logística multinivel y reporta los OR. Combina registros de zonas afectadas por el terremoto con incidencia de desnutrición Hallan que la incidencia de baja altura para la edad aumenta significativamente -luego del desastre- en zonas donde el terremoto tuvo alta intensidad (OR 2.01)
du Pont et al. (2015) ingresos, desempleo Hasta 15 años después del desastre Analizan los efectos de un gran terremoto en Japón (Kobe, 1995) sobre los ingresos. Emplean registros de remuneraciones para más de 1000 ciudades. Proceden con la construcción de un control sintético para estimar la dinámica contrafáctica de los ingresos. Hallan una reducción de largo plazo en los ingresos de las zonas directamente afectadas. Sin embargo, las regiones vecinas experimentan un mayor crecimiento de sus ingresos en el largo plazo (aunque a corto plazo también experimentan un efecto negativo). En términos de desempleo, hallan un aumento tanto de corto como de largo plazo en zonas afectadas.
Zandian et al. (2016) educación, pobreza Al menos 18 años después del desastre Analizan los efectos de largo plazo de un terremoto en la ciudad de Tabas-Irán (1978) sobre el logro educativo, escolarización, alfabetismo y riqueza. Emplean una estimación de DD considerando los microdatos del censo nacional (2006). Hallan que las personas afectadas de Tabas presentan un menor logro educativo como consecuencia del desastre. Esto es significativo para aquellos nacidos hasta 10 años después del desastre. También hallan una reducción significativa en la probabilidad de estar alfabetizado y del índice de riqueza del hogar.
Hlodversdottir et al. (2016) salud 3 años después del desastre Analizan los efectos de largo plazo sobre la salud de una erupción volcánica en Islandia (2010). Comparan las medias del grupo de afectados y no afectados antes y después del desastre. La información la obtiene a partir de encuestas individuales adultos residentes en las zonas afectadas y zonas vecinas (no afectadas). Las personas expuestas tienen una mayor prevalencia de enfermedades respiratorias, dolores frecuentes y uso de medicamentos. No hallan diferencias en la incidencia del estrés pos traumático.
Saint-Macary y Zanuso (2016) desempleo Hasta 3 años después del desastre Analizan los efectos del terremoto de Haití (2010) sobre la probabilidad de participar del mercado laboral, hasta 3 años después del desastre. Utilizan una estrategia de estimación de DD vinculando microdatos de hogar con registros de zonas afectadas. Hallan una reducción de hasta 3.9 puntos porcentuales en la probabilidad de pertenecer a la PEA en las zonas más afectadas.
Kirchberger (2017) ingresos, empleo Hasta 2 años después del desastre Analiza los efectos de un gran terremoto en Indonesia (2006) sobre el mercado laboral. Explora los efectos 2 años después del desastre. Utiliza una regresión de panel considerando microdatos de hogar y los registros de destrucción de viviendas de DesInventar. Halla que las personas de zonas afectadas presentan un mayor aumento en sus salarios, aunque solo en el caso de trabajadores agrícolas. Un aumento de 1% en la cantidad de viviendas destruidas se asocia a un aumento del 27% en el crecimiento del salario agrícola. Encuentra evidencia de endogeneidad en la cantidad de viviendas destruidas.
Caruso (2017) desempleo, educación, salud Al menos 5 años después del desastre Estudia los efectos de cinco tipos de desastres (inundaciones, huracanes, terremotos, deslizamientos y erupciones volcánicas) en 16 países de América Latina. Emplea una metodología de DD combinando registros de desastres con microdatos censales de cada país. Considera la exposición a diferentes edades (hasta los 15 años) para personas adultas al momento del censo. Halla que la exposición a los desastres considerados reduce persistentemente el logro educativo, aumenta las chances de estar desempleado y de presentar discapacidades. Estos efectos son robustos para una exposición en los primeros 5 años de vida. En el caso del logro educativo, la reducción alcanza los 0.59 años de estudio para aquellos expuestos en útero a grandes inundaciones.
Gignoux et al. (2017) educación, salud Hasta 3 años en corto plazo y, al menos, 3 años en largo plazo Estudian los efectos, de corto y largo plazo, de la ocurrencia de terremotos en Indonesia sobre el logro educativo y salud en niños. Utilizan una estrategia de estimación de DD vinculando microdatos de hogar (4 ondas entre 1993-2014) y registros de la ocurrencia de terremotos. Estos microdatos permiten construir un panel de hogares. Consideran únicamente a personas de hasta 30 años en 2014 (dado que los registros de terremotos empiezan en 1985) y provincias donde al menos un terremoto tuvo lugar. Hallan que el logro educativo se ve reducido en 0.7 años en el grupo de niños de 0-5 al momento del desastre y que la escolarización (asistencia) también disminuye en el grupo de 13-17 años. El logro educativo de los niños se ve más afectado que el de las niñas. Aunque estas presentan peores efectos sobre la salud (puntuación z de altura para la edad).
Pecha Garzón (2017) desempleo Hasta 9 años después del desastre Analiza el efecto de la exposición a huracanes en Jamaica (2004-2014) sobre la probabilidad de encontrarse desempleado, en hombres. Emplea una estrategia de estimación de regresión de panel de efectos aleatorios. No halla un incremento en las chances de encontrarse desempleado, ni a corto ni largo plazo. Sin embargo, si reporta un incremento en las chances de ser informal de entre 8.5 y 14.5 puntos porcentuales.
Paudel y Ryu (2018) educación 30 años después del desastre Estudian los efectos de largo plazo de un terremoto en Nepal (1988) sobre el logro educativo de niños expuestos en sus primeros 2 años de vida. Emplean una estrategia de identificación de DD empleando microdatos de corte transversal de ese país y registros de los distritos afectados por el desastre. Considera como afectados a las personas de distritos donde la intensidad del terremoto fue al menos de 7 (en la escala de Mercalli modificada). Hallan que las personas expuestas tienen menos chances de completar la escuela primaria (-13.8 pp) y secundaria (-10 pp). El efecto es significativo únicamente en niños que provienen de hogares más pobres (castas bajas).
Onigbinde (2018) educación Al menos 5 años después del desastre Analiza los efectos de la ocurrencia de desastres naturales (inundaciones, tormentas, terremotos, sequías, deslizamientos, incendios, erupciones volcánicas y movimientos masivos) sobre la educación (medida como la proporción de personas que completa el nivel primario o secundario). Considera un grupo de 85 países y desastres entre 1960-1999. Estima mediante una regresión de panel con efectos fijos. Halla que un aumento del 1% en la cantidad de muertes per capita generadas por los desastres reduce en un 10% la proporción de personas con secundario completo.
Karbownik y Wray (2019) educación, ingresos Al menos 43 años después del desastre Estudian los efectos sobre la educación y los ingresos de la exposición a huracanes en Estados Unidos durante fines del siglo XIX. Vinculan los registros de ocurrencia de desastres con datos de enrolamiento al ejército de hombres durante la primera Guerra Mundial y microdatos censales de 1940. Su estrategia de estimación es de DD con datos de corte transversal. Consideran como afectados a los nacidos en localizaciones distantes a no más de 30 km del trayecto de algún huracán Hallan que las personas expuestas a huracanes presentan en su adultez ingresos un 5% menor a las no expuestas. No hallan efectos significativos sobre los niveles de actividad individual.
Ogasawara (2019) salud Al menos 6 años después del desastre Estudia los efectos de la exposición a un terremoto (1923) en Japón sobre la altura. Utiliza una estimación de DD vinculando los registros del terremoto con microdatos de corte transversal de escuelas de Japón. Considera la exposición en útero y evalúa la altura para niños de entre 6 y 11 años. Halla que los niños expuestos al terremoto en las zonas más afectadas son 0.4 cm menores, al tiempo que en las niñas la reducción es de 0.6 cm.
Hyland y Russ (2019) educación, pobreza, salud Al menos 11 años después del desastre Examinan los efectos de largo plazo de las sequías en África sub-sahariana. Utilizan registros de precipitaciones en el distrito de nacimiento y estiman mediante una especificación de DD. Hallan que la exposición a sequías reduce persistentemente la riqueza de mujeres en zonas rurales. No hallan efectos significativos en zonas urbanas. Por ellos concluyen que el canal a través se da el impacto es el producto agrícola que se ve reducido luego de la sequía.
Warr y Aung (2019) pobreza Hasta 2 años después del desastre Estudian los efectos de un gran huracán en Birmania (2008) sobre la pobreza. Calculan la incidencia de la pobreza contrafactica para las áreas afectadas y estiman la diferencia con la incidencia observada. Utilizan microdatos de hogar con registros de zonas afectadas por el desastre. Hallan que la incidencia de la pobreza es 2.84 puntos porcentuales mayor a la que se hubiese observado si el desastre nunca hubiera ocurrido. También reportan una reducción en la desigualdad a nivel nacional pero un incremento en la misma en las regiones afectadas por el desastre.
García (2020) pobreza, desempleo Al menos 1 años después del desastre Estudia la persistencia sobre el crimen a la propiedad, pobreza y desempleo del terremoto de chile 2010. Emplea una estimación de DD. Considera como afectados a los distritos que soportaron una intensidad del terremoto igual o superior a 7.5 en la escala de Mercalli modificada. Halla una reducción significativa en la cantidad de crímenes a la propiedad hasta 3 años después del desastre. Obtiene una estimación puntual negativa para los coeficientes de pobreza y desempleo pero ninguna es significativa.
Boustan et al. (2020) pobreza Al menos 10 años después del desastre Estudia los efectos de largo plazo sobre la migración y pobreza en distritos de Estados Unidos. Hace énfasis en aquellos desastres severos (al menos 25 muertes). Emplea una estimación de regresión de panel con efectos fijos. Halla un aumento significativo en la emigración fuera del distrito (1.5 pp). También reportan un aumento en la incidencia de la pobreza por ingresos.
Alamir y Heidelk (2020) educación Hasta 5 años después del desastre Examinan el efecto de la ocurrencia de desastres naturales sobre la finalización de la escuela secundaria en México. Consideran a los jóvenes de entre 17-18 años y utilizan los registros de DesInventar y EM-DAT. Emplean una estimación de DD y consideran como afectados a aquellos distritos que experimentaron una cantidad de desastres, en los 5 años previos a cada censo de IPUMS, superior en 2 desvíos estándar a la media provincial. Halla una reducción de 1.4 puntos porcentuales en la proporción de jóvenes que terminan la secundaria. Los desastres como sequías son los más costosos. Los resultados son significativos al considerar una dummy como explicativa (margen extensivo) pero no al considerar la cantidad de desastres ocurridos (margen intensivo).
Fuente: Elaboracion propia

Notas de autor

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