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CONSUMO DE ALCOHOL Y ADOLESCENTES, PATRONES, PERMISIVIDAD FAMILIAR Y RIESGO EN DARIÉN
Paul Antonio Córdoba Mendoza; Luis Carlos Herrera; Marcia Mendieta;
Paul Antonio Córdoba Mendoza; Luis Carlos Herrera; Marcia Mendieta; Julissa Ruiz
CONSUMO DE ALCOHOL Y ADOLESCENTES, PATRONES, PERMISIVIDAD FAMILIAR Y RIESGO EN DARIÉN
Societas. Revista de Ciencias Sociales y Humanísticas, vol. 21, núm. 2, 2019
Universidad de Panamá
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Resumen: El estudio tiene como objetivo identificar la relación existente entre la práctica del consumo de alcohol en adolescentes con la permisividad familiar. Se realizó un censo (547 adolescentes, 299 mujeres y 248 hombres) entre estudiantes de noveno y duodécimo grado en cuatro escuelas públicas de la provincia de Darién. La investigación evidenció que, seis de cada diez estudiantes de las escuelas seleccionadas, había consumido alcohol. Los hombres superan a las mujeres por más de diez puntos porcentuales. Con relación a la edad media de inicio, se evidencia que las mujeres empiezan a ingerir alcohol antes (14 años) que sus pares hombres (15 años). Entre las adolescentes consumidoras, 5/10 mujeres consumieron alcohol por primera vez en sus casas o en la de algún familiar. En el caso de los hombres, por el contrario 6/10 lo hace fuera del contexto familiar. El análisis de factor de riesgo (OR) se obtiene un valor de 0.175 que, al ser diferente de 1, indica asociación y, al ser menor de 1, especifica que familias no permisivas se convierten en un factor de protección contra el consumo de alcohol en adolescentes.

Palabras clave: Adolescentes, consumo de alcohol, permisividad familiar, Panamá, Darién.

Abstract: The study aims to identify the relationship between the practice of alcohol consumption in adolescents with family permissiveness. This purpose, a census (547 adolescents, 299 women and 248 men) was conducted among ninth and twelfth grade students in four public schools in the province of Darien. The investigation showed that six out of ten students in the selected schools had consumed alcohol. Men outnumber women by more than ten percentage points. In relation to the average age of onset, it is evident that women start drinking alcohol earlier (14 years) than their male counterparts (15 years). Among adolescent consumers, 5/10 women consumed alcohol for the first time in their homes or in that of a family member. In the case of men, on the contrary, 6/10 does so outside the family context. At the risk factor analysis (OR) level, a value of 0.175 is obtained, which, being different from 1, indicates an association and, being less than 1, specifies that non-permissive families become a factor of protection against consumption alcohol in adolescents.

Keywords: Adolescents, alcohol consumption, family permissiveness, Panama, Darien.

Carátula del artículo

CONSUMO DE ALCOHOL Y ADOLESCENTES, PATRONES, PERMISIVIDAD FAMILIAR Y RIESGO EN DARIÉN

Paul Antonio Córdoba Mendoza
Universidad de Panamá, Panamá
Luis Carlos Herrera
Universidad Católica Santa María La Antigua (USMA), Panamá
Marcia Mendieta
CENICS, Panamá
Julissa Ruiz
CENICS, Panamá
Societas. Revista de Ciencias Sociales y Humanísticas
Universidad de Panamá, Panamá
ISSN: 1560-0408
Periodicidad: Semestral
vol. 21, núm. 2, 2019

Recepción: 25 Mayo 2019

Aprobación: 28 Junio 2019


INTRODUCCIÓN

Hace ya más de cien años que el sociólogo francés Emile Durkheim escribió su obra Las reglas del método sociológico, donde planteó que la sociología debe estudiar el hecho social, entendido este como propiedades que existen fuera de las conciencias individuales, destacando con ello que son “[…]Hechos que presentan características muy especiales: consisten en modos de actuar, de pensar y de sentir exteriores al individuo, y están dotados de un poder de coacción en virtud del cual se imponen sobre él.” (Durkheim, 2001, pág. 40).

Durkheim concluye su trabajo enfatizando que los sujetos a lo largo de su vida interiorizan formas de actuar y pensar que les vienen previamente dadas de lo exterior. Esto se debe a que la fuerza motora de lo social-cultural determina la forma en que los grupos sociales tienden a comportarse, mostrando con ello un mayor peso de lo social sobre los elementos de la individualidad del sujeto tales como sus características biológicas y mentales.

En este proceso de construcción de conocimiento en el tema, se requiere ajustar los lentes para hacer observable y relacionar las categorías de estudio de esta investigación: consumo de alcohol en adolescentes y permisividad familiar. Esta última, es analizada tomando en cuenta aspectos como: el lugar de inicio, la relación con el sujeto (s) con quien inicia y la oportunidad para el consumo.

La investigación contempla un estado el arte, con el análisis de los principales estudios realizados sobre el consumo de alcohol por adolescentes en el ámbito de las ciencias sociales y establece la existencia de tres grupos de estudio sobre esta temática desde esta perspectiva. Primero, las realizadas desde la psicología (efectos del consumo de alcohol en el individuo); segundo, desde la sociología (prevalencia y motivaciones para el consumo); y tercero, aquellas que desde un modelo “híbrido”, donde se cruzan la psicología y la sociología, plantean la incidencia de factores como la familia y la cultura en la formación de una conducta que influye en el consumo de alcohol.

Con el objetivo de evidenciar la influencia de la permisividad familiar en el consumo de alcohol por los adolescentes, se seleccionaron como laboratorio de estudio, cuatro escuelas públicas de la provincia de Darién. En estos centros educativos se realizó un censo entre los estudiantes de noveno y duodécimo grado, con perspectiva de género, el objetivo de esta selección fue medir cambios en los patrones de comportamiento.

Tomando en cuenta el concepto de adolescencia de la OMS, como la etapa que transcurre entre los 10 y 19 años, se inicia por cambios puberales y se caracteriza por transformaciones biológicas, psicológicas y sociales muchas de ellas generadoras de crisis y contradicciones. El censo incluye la población de adolescentes cuyas edades oscilaron entre los 13 y 18 años, lo que permitió indagar, en la población meta, características sociodemográficas, edad de inicio y otros factores sociales asociados al consumo de alcohol.

La recopilación de la información se efectuó en el mes de julio de 2019. Para ello, se contó con la aprobación de las autoridades regionales del Ministerio de Educación, así como con los permisos correspondientes: consentimientos informados (padres, madres o tutores) y el asentimiento informado (adolescentes).

Una vez recopilada la data, la información fue vaciada en el programa spss Statistics V25 con número de código de autorización 673041f8d0f29562d1e9. En relación con el total de la población censada, esta ascendió a 547 individuos. De estos, 299 eran mujeres (54.7%) y 248, hombres (45.3%).

El análisis evidenció que, frente al 64.5% de los hombres encuestados que afirmó haber consumido alcohol, solo el 52.2% de las mujeres señaló haberlo hecho. Un hallazgo relevante consiste en que, a pesar de que la prevalencia en el consumo del alcohol es mayor entre los hombres, son las mujeres las que inician primero el consumo de este tipo de bebida, a una edad de 14 años, mientras que los hombres empiezan a ingerirlas un año después.

I. ELEMENTOS TEÓRICOS

El consumo de alcohol, se ha convertido en un problema de salud pública que requiere medidas preventivas urgentes. En el Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud (2018) publicado por la OMS, da cuenta que, para el año 2016 murieron más de 3 millones de personas a consecuencia del consumo nocivo de alcohol. Los resultados del estudio evidenciaron que, en muchos países de las Américas, el consumo de alcohol comienza antes de los 15 años y la prevalencia del consumo en los estudiantes puede oscilar entre 50% y el 70%, con pequeñas diferencias entre sexo, lo que coincide con los datos de estudios nacionales.

El consumo de alcohol en edades muy tempranas, se ha convertido en una práctica socialmente aceptada, inclusive a lo interno de sus propias familias, toda vez que, es reconocido como vehículo de socialización. El problema radica en que, el alcohol es una droga psicoactiva que altera el estado de ánimo y en el caso del adolescente por estar en un periodo de transición en su desarrollo, puede llegar a generar conductas que incrementan el riesgo de involucrarse con otro tipo de drogas ilícitas, está relacionado con muertes por accidente de tránsito, ahogamiento, incendio, suicidio y homicidio. A ello, se le suma que, puede llevar a la actividad sexual temprana y sin protección, tienen más probabilidades de tener problemas de asistencia a la escuela, y más probabilidades de desarrollar dependencia del alcohol que quien espera hasta la edad adulta para consumir, Monteiro (2007).

El informe de la OMS (2018) proyectó que para el año 2025, el consumo de alcohol por habitante en personas de 15 años o más, aumente en el continente americano. Esto es preocupante si se toma en cuenta las consecuencias para la salud de las personas, por lo que debe ser tratado como una problemática de salud pública, dándole seguimiento a los patrones de consumo, las consecuencias sociales y de salud, así como de las respuestas de Estado ante este hecho.

1. Consumo de alcohol en adolescentes

Especialistas en medicina y biología, definen a la adolescencia como pubertad o el periodo de cambios biológicos y de rápido crecimiento que lleva a los sujetos a una madurez sexual e indica el final de la niñez. A pesar de las variaciones individuales en las edades de inicio, esta fase del desarrollo de la persona empieza entre los 10 y los 13 años, terminando a los 19 años. Desde la medicina el trabajo de J.L Iglesias denominado, Desarrollo del adolescente: aspectos físicos, psicológicos y sociales, deja evidencia de como en esta etapa ocurren cambios hormonales como “...: la acentuación del dimorfismo sexual, crecimiento en longitud, cambios en la composición corporal, crecimiento de vello púbico y una transformación gradual en el desarrollo psicosocial. Estos cambios no coinciden en todos los individuos al mismo tiempo y es más tardía en los hombres que en las mujeres.” (Iglesias, 2013, pág. 89), cambios que se convierten en un acontecimiento fisiológico natural del ser humano.

cultural. En esta etapa confluyen modificaciones biopsicosociales, así como de adaptación a nuevas estructuras que conducen de la infancia, a la juventud y está a la adultez, terminando a decir de (Córdoba, 2018), en algunos casos, al momento de insertarse en el mercado de trabajo.

En la investigación científica, son muchos los trabajos que desde diversas especialidades han analizado a este grupo, relacionándolo con todo tipo de situaciones de diversa índole. Con relación al consumo de alcohol en adolescentes la literatura especializada en ciencias sociales, muestra que las investigaciones se han realizado desde la psicología en su relación con la autoestima, la cohesión familiar y el rendimiento académico, Villarreal, (2013); Carballo y Marín, (2013); Guzmán, Esparza y Alcántara, (2009); Armendáriz y Rodríguez, (2008); desde la sociología, prevalencia y motivaciones para el consumo, tal es el caso de Gutiérrez y Alatorre, (2015), Sálamo Avellaneda, Gras y Font Mayolas, ( 2015) y tercero, aquellas que desde un modelo “híbrido”, donde se cruzan la psicología, las ciencias de la salud y la sociología, plantean la incidencia de factores como la familia y la cultura en la formación de una conducta que influye en el consumo como se observa en Telumbre et al. (2016); Mejia Trujillo, (2016); Armendáriz et al. (2014); Trujillo y Flórez (2012); Fantin y García (2011); Lema et al. (2011) y Moral Jiménez (2009), entre otros.

En psicología, Carballo y Marín (2013), en trabajo realizado en Alicante, España, estudian en qué medida el consumo abusivo de alcohol afecta determinadas habilidades cognitivas: percepción, atención y razonamiento; así como el rendimiento académico. La investigación llega a la conclusión de que el grupo de adolescentes que consume alcohol, sin distingo de sexo, muestra bajas puntuaciones en un mayor número de asignaturas, es decir que el consumo de alcohol a edades tempranas afecta el rendimiento escolar, esto debido a que ocasiona un mayor ausentismo y una menor implicación en actividades académicas por parte del alumnado.

En Monterrey, México, Guzmán, Alcántara y Esparza (2009), analizan el consumo de alcohol y su relación con la violencia psicológica durante el noviazgo. La investigación parte con una descripción de la prevalencia del consumo de alcohol entre los jóvenes; luego clasifica el tipo de consumo, evidencia la proporción de mujeres que han sufrido violencia psicológica e identifica la proporción de hombres que han ejercido violencia psicológica. En el estudio, emplean un diseño descriptivo tipo correlacional. Sus resultados dan cuenta de que el consumo riesgoso de alcohol es mucho mayor entre hombres (80%) que entre las mujeres (20%). Un resultado que hay que destacar es que, del total de hombres consumidores, 77% han ejercido violencia psicológica, lo que muestra una correlación significativa entre el consumo de alcohol y el maltrato psicológico ejercido por los hombres y que el consumo perjudicial en las mujeres se relaciona positivamente con ser víctimas de abuso psicológico en el noviazgo.

En cuanto a los estudios realizados desde la sociología, el trabajo de Gutiérrez y Alatorre (2015) parte del interés por resolver la interrogante: ¿qué motiva a los jóvenes a consumir alcohol? Para ello, relacionan la influencia que ejerce el grupo sobre sus miembros para el consumo de alcohol. Como parte del trabajo se aplicaron 906 encuestas a estudiantes de la Ciudad Universitaria de Puebla, mediante las cuales se encontró que “… el consumo de alcohol está determinado por "salidas a beber" que los estudiantes hacen usualmente los fines de semana. Además, se descubrió que dichas "salidas" están sólo explicadas por el gusto al ambiente allí desarrollado, sin importar la presión social ejercida.” (Gutiérrez y Alatorre, 2015. Pág.: 156).

La importancia de lo social en el consumo de alcohol fue estudiada por Sálamo, et al. (2010). El objetivo de esta investigación era analizar los patrones de consumo de alcohol, el papel de la influencia social y la percepción de peligrosidad del consumo de esta sustancia. En este estudio se trabajó con una muestra de 1624 estudiantes de secundaria de la población de Girona, en España, cuyas edades estaban comprendidas entre los 12 y los 18 años. Los resultados de este trabajo mostraron que 3 de cada 10 adolescentes se consideraban consumidores habituales de alcohol y que el consumo de este se incrementa con la edad, independientemente del género. A su vez, ponen de manifiesto que un porcentaje elevado de consumidores supera el umbral de alto riesgo para la salud, principalmente entre las mujeres, debido a las diferencias en la metabolización del alcohol. “…Asimismo se confirma la influencia del entorno (amigos y familiares) y de la percepción de peligrosidad del alcohol tanto en el consumo de esta sustancia como en su uso de alto riesgo.” (Sálamo, et al. 2010. pág.: 190).

Las investigaciones cuyo objetivo fue medir la influencia de la familia en el consumo de alcohol, dan por sentado que es en la familia, donde se desarrollan habilidades de interacción tales como: pautas de comportamiento y modelos de vida a seguir para entrar al mundo adulto con una identidad cultural definida. Siendo a lo interno de las relaciones familiares (convivencia diaria y proyectos en común) donde los hábitos desarrollados con intencionalidad o sin ella, pueden mostrar aprendizajes trasmitidos generacionalmente.

En estudios realizados en México, Telumbre et al. (2016) relacionan la historia familiar de consumo de alcohol con el consumo por los adolescentes. Para lograrlo, desarrolló un diseño descriptivo correlacional cuya muestra fue de 278 adolescentes de una institución pública de educación básica en Ciudad del Carmen Campeche México. Logrando evidenciar que, cuantos mayores sean los antecedentes familiares, mayor será el consumo de alcohol entre los adolescentes. Con base en ello, afirman que, “… los padres, intencionadamente o no, son la fuerza más ponderosa en la vida de sus hijos, específicamente en el caso de las drogas, la actitud más o menos crítica de los padres ante ellas, así como sus propias pautas de consumo, pueden desviar o reforzar la fuerza de los medios de comunicación o del grupo de iguales como agentes desencadenantes de la conducta del consumo de alcohol en los adolescentes”. (Telumbre et al., 2016 p. 22)

En el año 2014, profesoras de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, desarrollaron un estudio descriptivo, correlacional y predictivo, cuya selección de los casos de estudio se realizó mediante un muestreo aleatorio estratificado con asignación proporcional al tamaño del estrato. Dentro de cada estrato se empleó́ un muestreo aleatorio por conglomerados unietápico cuya muestra fue de 680 estudiantes universitarios. En esta investigación se logra identificar que la historia familiar de consumo de alcohol se relaciona positivamente con el consumo de alcohol del estudiante universitario, sosteniendo que esto puede ser explicado “… por la socialización familiar; de esta manera, si en la familia se practica la conducta de consumo de alcohol, puede ser que esta se convierta en un factor decisivo para que el consumo de alcohol se presente en los jóvenes estudiantes que son miembros de estas familias, como vehículo de socialización”. (Armendáriz et al., 2014 p. 116).

En Colombia, Juliana Mejía-Trujillo (2016) analizó las dinámicas familiares y el consumo de alcohol en adolescentes. Para evidenciar esta relación, formo diez grupos focales: cinco con padres de familia y cinco con adolescentes de las ciudades de Bogotá́, Barranquilla, Bucaramanga, Cali y Medellín, en total participaron 116 personas. Toda la información recopilada evidenció que “…el consumo de alcohol en menores de edad es un hecho normalizado por la cultura; que los primeros consumos casi siempre ocurren en reuniones familiares; que las dinámicas en las familias relacionadas con normas, limites, autoridad, socialización y relaciones son fundamentales para los adolescentes a la hora de tomar la decisión de ingerir alcohol o no.” (Mejia Trujillo, 2016, pág. 63)

En el municipio de Chía en Colombia, Trujillo y Flórez (2012), investigaron la relación entre el consumo de alcohol por adolescentes y la influencia familiar esta última evidenciada: en el consumo por parte de los padres y la permisividad parental. Con el objetivo de relacionar las variables de trabajo, desarrollan un estudio descriptivo correlacional cuya muestra estuvo conformada por 326 estudiantes de los grados décimo y undécimo de tres colegios mixtos. En los hallazgos, las autoras dan cuenta de que los padres que son consumidores habituales de alcohol suelen ser más permisivos con sus hijos, incluso en el consumo de alcohol, lo que convierte a esta situación en un factor de riesgo para los adolescentes, sosteniendo que “…los padres que no les genera malestar el consumo de los hijos y que además permiten que de vez en cuando los hijos consuman en la casa, se asocia positivamente con el hecho de que los adolescentes adopten el habito de consumir alcohol y tiendan a consumir más frecuentemente.” (Trujillo y Flóres, 2012, p.51).

En Asturias (España), los estudios sobre consumo de alcohol en adolescentes destacan una fuerte influencia de la familia como factor condicionante para las prácticas de consumo. La familia históricamente ha sido una institución de aprendizaje y de socialización, y es en esta línea que María de la Villa Moral Jiménez (2009) evidencia cómo esta relación se encuentra establecida en indicadores tales como: experiencia de familiares ante el consumo, supervisión familiar, dinámicas familiares, estilos de crianza, etc., convirtiéndose en claros referentes actitudinales y motivadores para el consumo.

Los trabajos de Telumbre et al. (2016); Mejía-Trujillo (2016); Armendáriz et al. (2014); Trujillo y Flórez (2012); Moral Jiménez (2009), destacan una fuerte influencia de la familia como un factor que tienden a condicionar las prácticas de consumo. Toda vez que, históricamente, se ha convertido en una institución de aprendizaje y de socialización, marcando una línea de trabajo clara en torno a la observación de prácticas de inicio en el consumo de alcohol.

El alcohol según la OMS, es una sustancia psicoactiva con propiedades causantes de dependencia y su consumo es milenaria, en distintas sociedades a nivel global; y en Panamá, mediante la Ley 30 de 26 de diciembre de 1990, “Queda prohibido en todo el territorio nacional el suministro o expendio de bebidas embriagantes a menores de edad, ya sea de fabricación nacional, importada con la autorización del químico oficial, o las llamadas de fabricación casera, como chicha o guarapo fermentado, cimarrón, cocidillo, y otras bebidas embriagantes.” (Legislativa, 2020)

La norma jurídica es clara, sin embargo, su aplicación no ha logrado los resultados esperados en la prevención, porque no se contó con una reglamentación de la mano de políticas públicas nacionales y locales sostenidas, con participación de los padres y madres de familia quien deben ser parte de los esfuerzos en el cumplimiento de la Ley por tratarse de adolescentes. En los distintos municipios mediante Decretos Alcaldicios se reitera la prohibición de ventas de bebidas alcohólicas a menores de edad.

En el tema de consumo de alcohol en adolescentes, la permisibilidad familiar es usual, porque en la cultura indígena principalmente y en las áreas rurales, es parte de sus costumbres ingerir en estas edades, tanto en actividades familiares y comunitarias, las bebidas caseras como las chichas fuertes, chirrisco, entre otras y no lo consideran como bebidas alcohólicas; aunque no existen investigaciones con datos desagregados por etnia, es inminente que estos modelos sociales, adquieren un nivel de riesgo de salud pública en estos territorios, para los adolescencia, que en su etapa adulta tienden a ser los consumidores.

2. El problema de investigación

Los estudios realizados en Panamá, en torno al consumo de alcohol, en los últimos años, se han enfocado en determinar la magnitud y características del consumo, tal es el caso del trabajo realizado por la Comisión Nacional para el Estudio y la Prevención de los Delitos Relacionados con Drogas, (CONAPRED) 2015. La población meta del estudio fue constituida por 8,148 personas con edades de entre 12 y 65 años, seleccionadas a partir de una muestra estratificada a nivel nacional, cuyas variables de interés se enfocaron en medir la prevalencia en el consumo, la dinámica del consumo, edad de inicio, frecuencia de uso y consumo de riesgo perjudicial. En cuanto a la distribución muestral, el grupo de edad de 12 a 17 años seleccionado fue de 984 casos.

El promedio de edad de inicio del consumo de bebidas alcohólicas fue de 19 años, pero con una diferencia de tres años entre sexos, los hombres 17.6 y las mujeres a los 20.6 años, (Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas. 2015: Pág.69). Para medir el consumo de riesgo y perjudicial se aplicó en dicha investigación el test de AUDIT (Test para Identificar Trastornos por Consumo de Alcohol (Alcohol Use Disorders Identification Test). Dando como resultado que, del total de encuestado un 31.2% son consumidores de riesgo, en el caso de los hombres aumenta a un 38.43% y en las mujeres un 17.60%. Del grupo de población de 12 a 17 años que manifestó consumir alcohol un 26.9% presentó un consumo de riesgo.

La Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas, es una base sólida para profundizar en la indagación sobre patrones de consumo de alcohol, pero deja fuera del análisis elementos claves que permitan identificar: lugar de inicio, personas con quienes comparten su primera experiencia de consumo y el acceso a las bebidas, lo que permite objetivar en el caso panameño, la influencia familiar en el consumo de alcohol. La importancia de seguir las variables anteriores, radica en que, los hábitos desarrollados y trasmitidos por la familia, con intencionalidad o sin ella, en un tiempo y espacio determinado, permiten objetivar el cúmulo de experiencias que ocurren en su interior y que, en el caso del consumo de alcohol por alguno de los miembros de la familia, puede ser muestra de aprendizajes trasmitidos intergeneracional mente.

Con relación a la edad de inicio, es importante identificar si existen diferencias por sexo, pues esto permite determinar estilos de crianza y prácticas de consumo que ocurren en los contextos sociales inmediatos al adolescente.

Según un estudio del Ministerio de Salud, sobre “Factores de riesgo: adolescencia, violencia y consumo de drogas”, del programa de Adolescentes en Riesgo, señalan que cuando el consumo de alcohol inicia en edades tempranas, aumenta el riesgo de padecer alguno de los problemas asociados al consumo de bebidas alcohólicas, como lo son la carga social, y económica, y la de distintas enfermedades y trastornos. (Galdeano, 2011. )

Una actitud familiar permisiva en donde alguno de sus miembros consume algún tipo de bebida alcohólica, expone al adolescente a un riesgo mayor de ser víctima del consumo de alcohol dentro del propio hogar y a temprana edad, en la mayoría de estos casos alentado de algún familiar. Un adolescente expuesto a estas condiciones, es propenso y se vuelve vulnerable al consumo de alcohol.

Además de la permisividad familiar al consumo, la facilidad con que los adolescentes acceden a las bebidas alcohólicas, la influencia de los medios de comunicación social y redes, la publicidad vinculada al deporte, y la cultura, se suma el hecho que lo encuentran en sus propias viviendas, inclusive en la alta densidad de locales comerciales que proveen alcohol. A pesar de las regulaciones que impiden su venta a menores de edad, y en la gran mayoría de actividades festivas familiares donde participan, la tienen a su alcance. Es por ello que, la presente investigación se enfoca en indagar ¿Cuál es la prevalencia del consumo de bebidas alcohólicas, la edad de inicio, y los factores asociados a la permisividad familiar que derivan en esta práctica entre adolescentes?

3. El laboratorio de estudio

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República INEC, (2016) evidencian que, para julio de 2019, la población de la República de Panamá ascendía a 4, 218, 808 habitantes; de este total 69,919 viven en la provincia de Darién. Esta provincia posee una superficie aproximada de 11,896.5 km2, lo que hace de ella la más extensa del país y también la de menor densidad poblacional (3.7 habitantes por km2). Su división administrativa contempla tres distritos: Chepigana, Pinogana y Santa Fe, y 25 corregimientos.

Las estadísticas oficiales dan cuenta de que el número de adolescente (15 a 19 años) en el país es de 359 157, de los que 7 296 residen en la provincia de Darién. Con relación al sexo, se muestra que 3740 son hombres (51.26%) y 3556 son mujeres (48.74%). La esperanza de vida al nacer es de 75.13 años.

En cuanto a la situación laboral de Darién, la población económicamente activa es de 43%, lo que, porcentualmente, convierte a esta provincia en la de mayor población económicamente activa, pues casi duplica la media nacional que es de 27.9%. Por su parte, el desempleo para este mismo grupo en Darién es de 7.8%, diez puntos porcentuales, menos que la tasa nacional que es de 17.8%. Las estadísticas laborales dan cuenta de que, del total de la población ocupada, un 61.8% se inserta en el sector informal, mientras que un 32.8 es asalariada. En cuanto a la categoría de la actividad económica, un 49.1% se inserta en actividades del sector primario (agricultura, ganadería, pesca, etc.); un 9.7, en el sector secundario (minas, canteras, construcción); y un 41.2%, en el sector terciario (actividades comerciales al por mayor y menor).

La Dirección de Estadísticas del Departamento de Planificación del Ministerio de Educación, la población estudiantil darienita que cursaba estudios de premedia y media para el año 2019 ascendía a 4112 estudiantes. De esta población, 306 cursaban el duodécimo grado y 757 cursaban el noveno grado.

En la provincia de Darién coexisten tres grandes y principales grupos de población, cada uno con diferentes realidades culturales, a saber: población indígena, población afrodescendiente y población mestiza, y bajo la fuerte influencia cultural colombiana por limitar geográficamente con este país.

Se escogió esta provincia como laboratorio de estudio, ya que son pocos los trabajos de investigación que, en el ámbito de las ciencias sociales, se han llevado adelante en esta región del país, y en el caso del consumo de alcohol en adolescentes son nulos los aportes científicos, lo cual revela un desconocimiento sobre este y otros problemas sociales.

II. METODOLOGÍA.

Con el objetivo de evidenciar la influencia familiar en el consumo de alcohol en adolescentes, se realizó un estudio en cuatro escuelas públicas de la provincia de Darién. En estos centros educativos, se llevó a cabo un censo entre los estudiantes de noveno y duodécimo grado. Las edades de los censados oscilaron entre los 13 y 18 años. La información recopilada permitió indagar en la población meta, características sociodemográficas, edad de inicio y otros factores sociales asociados al consumo de alcohol. El trabajo de campo se efectuó en el mes de julio de 2019 y contó con la aprobación de las autoridades regionales del Ministerio de Educación, el consentimiento (padres) y asentimiento informado (adolescentes).

a investigación plantea dos variables de interés, V(x) permisividad familiar, compuesto por los indicadores de si un miembro de su casa consume alcohol, si tiene acceso a bebidas en el hogar y el consentimiento familiar para su uso; la segunda variable V(y) el haber consumido algún tipo de alcohol.

Para el desarrollo de la investigación se adoptó un diseño transversal, descriptivo y correlacional que permitió identificar la asociación en el consumo de alcohol por los adolescentes, así como determinar la permisividad familiar frente al consumo de alcohol. Estos objetivos se lograron mediante un proceso de dos etapas:

• Primera etapa. Construcción de un cuerpo teórico plausible que permitió relacionar las variables de estudio y asociarlas a sus referentes empíricos. Se trabajó conceptualmente la forma en que influye el consumo de alcohol (variable dependiente) con una serie de variables independientes tales como (sexo, edad, territorialidad, permisividad familiar, etc.).

• Segunda etapa. Trabajo de campo: Recopilación de los datos cuantitativos. Para efectos de esta investigación se realizó un censo entre adolescentes de 14 a 18 años, los cuales para ser incluidos en estudio debían estar cursando el noveno o duodécimo grado en uno de los 4 centros educativos seleccionados de la provincia de Darién: Centro Educativo Eugenio Pérez-Alejandro Castillo (La Palma); El Zapallal (Santa Fe); José́ del Carmen Mejía (Yaviza) y el Centro Educativo Marco Alarcón P. (Metetí).

La selección de los colegios y los sujetos donde se realizó el estudio se fundamentó en los siguientes criterios:

· Son centros educativos ubicados en los corregimientos de mayor densidad de población de la provincia de Darién (La Palma, Metetí, Santa Fe y Yaviza).

· Mayor cantidad de estudiantes. De cada diez alumnos matriculados en los niveles de premedia y media en el 2019 en la provincia de Darién, ocho cursaban estudios en uno de estos colegios.

· Fueron seleccionados sujetos de los niveles de premedia y media (esto permitirá medir si hay variaciones en la edad de inicio de consumo de alcohol.

A nivel del procedimiento técnico se utilizó las tablas de contingencia y el análisis de riesgo (OR):

Tabla No.1
Interpretación del Análisis OR

Interpretación del Análisis OR

III. RESULTADOS.

La población total censada ascendió a 547 adolescentes. De ella se destaca que, el Centro Educativo Marco Alarcón en Metetí aglutinó a un (35.3%) del total de adolescentes censados, por su parte el CEBG-El Zapallal de Santa Fe un (29.3%), Eugenio Pérez en La Palma un (23.6%) y el CEBG- José del Carmen Mejía un (11.7%). Entre las principales características sociodemográficas se encuentra que 299 eran mujeres (54.7%) y 248, hombres (45.3%). La jerarquía familiar objetivada en la figura de quien aporta más recursos económicos al hogar, seis de cada diez adolescentes identificaron al padre como jefe y tres de cada diez a la madre, el resto con abuelos u otros familiares.

En cuanto al grupo étnico en el cual se adscriben, la información arrojada dio cuenta que 274 adolescente se perciben como mestizo (50.8%); 113 población indígena (20.5%) y 86 afrodescendiente (15.70%). Al indagar sobre el tipo de creencia religiosa a la que pertenece un (39.9%) se identificó como cristiana evangélica, un (23.9%) católicos, un (12.1%) señaló pertenecer a otra y un (24.1%) manifestó no profesar religión alguna. Estos resultados muestran diferencias con respecto a La Segunda Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas, (2015), que en su momento evidenció que la mayoría de la población panameña profesaba alguna religión o credo y que sólo el 7.6% manifestó que no profesaba religión alguna.[5]

Con relación al consumo de alcohol por los adolescentes la información comprobó que, seis de cada diez estudiantes de las escuelas seleccionadas para el estudio, había consumido alcohol (ver tabla No.2). En cuanto al consumo por sexo, los hombres superan a las mujeres por más de diez puntos porcentuales.


TABLA No2
PATRONES DE CONSUMO DE ALCOHOL*SEXO
Encuesta de Patrones de consumo de alcohol en adolecentes(Cordoba, Herrera Mendieta y Ruiz,2019)

Al analizar el consumo de alcohol por sexo, los hombres superan a las mujeres por más de diez puntos porcentuales. Las diferencias observadas entre los dos grupos son estadísticamente significativas ya que la prueba de chi-cuadrada reflejó un valor de 8,813 y un valor p (sig. 0.010<0.05). En cuanto a la edad de inicio, la prueba de la mediana para muestras independientes evidenció que, las mujeres consumieron alcohol antes (14 años) que sus pares hombres (15 años) (ver gráfica No.1.). Esta situación determina cambios en los patrones de consumo por sexo al compararlo con la Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas (2015).


GRÁFICA No.1
Prueba de la mediana para muestras independientes
Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en el estudio

Las diferencias en la mediana de la edad de inicio en el consumo y sexo, abren nuevas posibilidades de estudio en torno al consumo de alcohol por mujeres adolescentes y su relación con prácticas sexuales de riesgo, embarazo adolescente, depresión y suicidio.

En cuanto al acceso a bebidas alcohólicas, y contrario a las disposiciones de la ley 55 de 1973, y las reformas de relacionadas con el consumo, horario de expendio y otras disposiciones alcaldicias que prohíben la venta de alcohol a menores, un (21.5%) de los adolescentes encuestados señalo conseguirlo con regularidad en las tiendas, un (16.1%) en bares, un (34%) manifestó en otros lugares y un (21.5%) señalo que accede con regularidad en su casa.

El análisis del contexto familiar-social demostró que, entre las adolescentes consumidoras 5/10 mujeres consumieron alcohol por primera vez en sus casas o en la de algún familiar. En el caso de los hombres por el contrario 6/10 lo hace fuera del contexto familiar (gráfica No.2). Los lugares de consumo clasificados en otros lugares son diversos: casa de amigos (as), ríos, parking (lugar no fijo de socializan lúdica e inclusive fincas (Darién es una región agropecuaria y el 82% de su población activa se vincula al trabajo agrícola).


gráfica No.2
ADOLECENTES QUE HAN CONSUMIDO ALCOHOL Y LUGAR DE PRIMER CONSUMO DARIEN:2019
elaboración propia a partir de los datos obtenidos

El lugar de inicio da cuenta de asimetrías en la práctica de consumo, por un lado, la mujer adolescente, inicia primero la ingesta de alcohol y lo hace a lo interno del hogar, esta situación pudiera reforzar la construcción social que se tiene acerca de la debilidad y subordinación de la mujer al espacio doméstico. En cuanto a las personas que le acompañaron en la primera ingesta de alcohol, las mujeres 6/10 manifestaron que lo hicieron en compañía de algún familiar: padre, madre tíos y primos son la puerta de entrada del alcohol en las adolescentes. Los hombres 4/10 manifiestan haber bebido en compañía de algún familiar (gráfica No.3).


gráfica No.3
LA PRIMERA VEZ QUE CONSUMIO ALCOHOL QUIEN LE OFRECIO DARIEN:2019
elaboración propia a partir de los datos obtenidos

La información observada en la tabla No.3 en cuanto al lugar del primer consumo y con quién, muestra cómo desde la adolescencia, se marcan estilos diferenciados de crianza, pues el consumo de mujeres se ubica en el espacio doméstico y bajo “supervisión familiar” lo que puede interpretarse como una acción de protección (aprender en casa-controlar el riesgo fuera), dejando entrever cierto estilo autoritario en torno al consumo. Mientras que los lugares de “ocio y recreación” se convierten en un claro referente de lo masculino, esto al ser menores de edad, la gran mayoría, la literatura los clasificaría con un estilo de crianza permisivo.

TABLA No.3
LUGAR DEL PRIMER CONSUMO, PERSONA CON QUE INICIA*SEXO

Encuesta de Patrones de consumo de alcohol en adolescentes, (Córdoba, Herrera Mendieta y Ruiz, 2019)

Las diferencias observadas en las proporciones de los grupos son estadísticamente significativas ya que en el primer caso “lugar del primer consumo por sexo” muestra una prueba de chi-cuadrada con un valor de 14,196 y un valor p (sig. 0.000<0.05). En el segundo caso “Persona con que inicia y sexo” su prueba de chi-cuadrada arrojo un valor de 14,555 y un valor p (sig. 0.000<0.05).

Para medir la variable permisividad familiar, se identificaron elementos del contexto tales como: si un miembro de su casa consume alcohol, si tiene acceso a bebidas en el hogar y el consentimiento familiar para su uso. Los resultados de esta medición indicaron que las familias con actitud permisiva ante el consumo de alcohol, albergan en su núcleo adolescentes que mostraron una mayor conducta de consumo (73.8%), mientras que en las familias no permisivas el (67%) evidenciaron menos conducta de consumo, ver Tabla No 4.

TABLA No.4
PERMISIVIDAD FAMILIAR: DARIÉN, 2019

Encuesta de Patrones de consumo de alcohol en adolescentes, (Córdoba, Mendieta, Ruiz y Herrera, 2019)

Con el objetivo de identificar la asociación, se realizó un análisis estadístico de odds ratio (OR), que permitió determinar la estimación de riesgo o protección que brinda la permisividad familiar. El cuadro No.1. estimación de riesgo evidenció un valor de 0.175 que, al ser diferente de 1, indica asociación y, al ser menor de 1, especifica que familias no permisivas se convierten en un factor de protección contra el consumo de alcohol en adolescentes; esto, a su vez, es comprobado por los intervalos de confianza en donde ambos límites son menores que 1.

TABLA No.5.
ESTIMACIÓN DE RIESGO

ESTIMACIÓN DE RIESGO Al calcular qué tanto influye la no permisividad en el consumo de alcohol por adolescentes, se obtienen los siguientes resultados: (1 - 0.175 = 0.825), por consiguiente, los adolescentes que crecen en un entorno familiar donde no existe permisividad tienen un 83% menor riesgo de consumir alcohol. Por ello, se estima con un nivel de confianza de 95% que la probabilidad de que, un adolescente que viva en entorno sin permisividad consuma alcohol se encuentra entre 0.120 y 0.255.

IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.

El estudio evidenció que, el consumo de alcohol en los adolescentes inicia en edades cada vez más tempranas, esto puede causar un impacto negativo sobre la salud de los individuos e incrementa el riesgo a desarrollar dependencia del alcohol.

La investigación logra determinar que más de la mitad (6 de cada 10) ha consumido alcohol alguna vez en su vida y que, la edad media de inicio de esta práctica es a los 14 años. Se destaca que, por ser la adolescencia un periodo de crecimiento y desarrollo biopsicosocial, el consumo de alcohol a edades muy tempranas es un grave problema de salud pública, afecta las funciones del organismo, puede originar muchas enfermedades y otras adicciones.

Investigaciones relevantes han dejado evidencia de que existe una relación entre la edad de inicio y el riesgo de ser víctima del alcoholismo en la edad adulta. Es decir que, a menor edad de inicio, mayor es el riesgo de convertirse en alcohólico. (Pautassi, 2013), (Hernández, Fernández, Jiménez, Sánchez, y Pérez, 2009).

Con relación al contexto familiar-social, se comprobó que seis de cada diez mujeres consumieron alcohol por primera vez en sus casas y en compañía de algún familiar. Por lo contrario, seis de cada diez hombres lo hicieron fuera de la casa y con preferencia entre amigos. El estudio demostró que las familias con actitud permisiva ante el consumo, es decir: consumo en casa por algún miembro adulto, fácil acceso a la bebida y una actitud tolerante sin orientar o mostrar los riesgos sobre el consumo excesivo, albergan en su núcleo, adolescentes que están expuestos a un mayor factor de riesgo de consumo (73.8%).

En la vida cotidiana un patrón de comportamiento familiar permisivo, los lleva a incitar al “primer trago” como una forma de “iniciar” al adolescente en el consumo, muchas veces como medida preventiva ante su abuso, a la inseguridad fuera de casa y del consumo con extraños, o por una mal concebida muestra de masculinidad, desarrollando indirectamente en el adolescente, una conducta de riesgo.

Bloquear la permisividad familiar ante el consumo de alcohol, y garantizar la protección de los derechos de la adolescencia, es una responsabilidad del Estado y de toda la sociedad, no solo es asunto de las normas, es velar porque en las familias se cumplan, acciones de prevención y orientación a las familias, que son clave para lograr cambios; esta situación puede variar si se adecuan estilos de crianza menos permisivos y que muestren en conjunto con la escuela, los factores negativos asociados a la salud que derivan del consumo de alcohol.

Los hallazgos del estudio, es un alerta a transformar los estilos de formación en las familias, que requieren de modelos centrados en la protección integral y derechos de los adolescentes. Los adultos deben evitar el consumo frecuente de alcohol en casa, si mantiene bebidas en la residencia utilice mecanismos confiables que no les permita el acceso, supervise sus salidas (la evidencia empírica da cuenta que el (30%) de los adolescentes inicio el consumo en casa de algún familiar), y se deben establecer redes familiares y comunitarias de supervisión que impida el acceso fácil de los adolescentes a las bebidas, aplicar las normas y sancionar a quienes violen las prohibiciones del consumo de alcohol en menores de edad. Hay que revisar y actualizar las estrategias que permitan programas de salud preventiva que más allá del adolescente, incorporen a la familia. La vulnerabilidad social de las familias hace que esta sea una prioridad, una institución llamada a ser la referente y pilar de la construcción de conductas y valores sociales, se ha convertido en la principal, la puerta de entrada a su consumo.

AGRADECIMIENTO:

Secretaria Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT). Se agradece el apoyo recibido por parte de Paola Rivera y Ana Padilla, así como de todo el equipo de I+D, especialmente de la ingeniera Milagros Mainieri. Nuestra gratitud por el apoyo del Ing. Andrés Chang, director del Centro Regional Universitario de Darién y de la profesora María de los Ángeles Vásquez, por respaldar las gestiones que permitieron recopilar la información necesaria para la investigación. Al profesor Adelis Alonso por la corrección del documento final, así como a todo el equipo de profesores de la comisión de investigación y el Centro de Investigaciones Científicas de Ciencias Sociales por sus aportes. El Trabajo de campo fue coordinado por Alonso M. Ramos y contó con la colaboración de Maydelin Sevilla, Miler Peña y Rut Valencia. En cuanto al tratamiento de los datos, se recibió la contribución de la investigadora Mónica Romero, del Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá.

FINANCIAMIENTO:

Investigación financiada por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología (SENACYT) en el marco de la convocatoria I+D FID17.

Material suplementario
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Notas
Notas
[1] Profesor de sociología del Centro Regional de Darién de la Universidad de Panamá. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de la SENACYT e investigador asociado al CENICS. Correo Electrónico pacm1977@gmail.com
[2] Profesor e Investigador Universidad Católica Santa María La Antigua (USMA) Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de la SENACYT e investigador asociado al CENICS. Correo Electrónico lherrera@usma.ac.pa
[3] Psicóloga Familiar, investigadora asociada del CENICS. Correo Electrónico marciaes502@hotmail.com
[4] Investigadora asociada del CENICS. Correo Electrónico ruizjulissa3@gmail.com
[5] Las diferencias porcentuales pueden deberse a criterios técnicos como el tamaño de la muestra que, es mayor en este estudio con respecto a la Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo (2015), en cuanto a grupo objetivo y lugar de residencia. También, no se debe descartar cambios culturales en torno a la religiosidad que valdría la pena que los especialistas comiencen a explorar.
Tabla No.1
Interpretación del Análisis OR

Interpretación del Análisis OR

TABLA No2
PATRONES DE CONSUMO DE ALCOHOL*SEXO
Encuesta de Patrones de consumo de alcohol en adolecentes(Cordoba, Herrera Mendieta y Ruiz,2019)

GRÁFICA No.1
Prueba de la mediana para muestras independientes
Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en el estudio

gráfica No.2
ADOLECENTES QUE HAN CONSUMIDO ALCOHOL Y LUGAR DE PRIMER CONSUMO DARIEN:2019
elaboración propia a partir de los datos obtenidos

gráfica No.3
LA PRIMERA VEZ QUE CONSUMIO ALCOHOL QUIEN LE OFRECIO DARIEN:2019
elaboración propia a partir de los datos obtenidos
TABLA No.3
LUGAR DEL PRIMER CONSUMO, PERSONA CON QUE INICIA*SEXO

Encuesta de Patrones de consumo de alcohol en adolescentes, (Córdoba, Herrera Mendieta y Ruiz, 2019)
TABLA No.4
PERMISIVIDAD FAMILIAR: DARIÉN, 2019

Encuesta de Patrones de consumo de alcohol en adolescentes, (Córdoba, Mendieta, Ruiz y Herrera, 2019)
TABLA No.5.
ESTIMACIÓN DE RIESGO

ESTIMACIÓN DE RIESGO Al calcular qué tanto influye la no permisividad en el consumo de alcohol por adolescentes, se obtienen los siguientes resultados: (1 - 0.175 = 0.825), por consiguiente, los adolescentes que crecen en un entorno familiar donde no existe permisividad tienen un 83% menor riesgo de consumir alcohol. Por ello, se estima con un nivel de confianza de 95% que la probabilidad de que, un adolescente que viva en entorno sin permisividad consuma alcohol se encuentra entre 0.120 y 0.255.
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