EL MUNDO EN QUE VIVIMOS

La Cooperación Sur-Sur en las relaciones internacionales de Cuba: experiencias en América Latina y el Caribe

South-South cooperation in international relations in Cuba: experiences in Latin America and the Caribbean

Elaine Valton Legrá
Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García", Cuba

Política Internacional

Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García", Cuba

ISSN: 1810-9330

ISSN-e: 2707-7330

Periodicidad: Trimestral

vol. 1, núm. 1, 2019

politicainternacionaldigital@gmail.com

Recepción: 22 Abril 2010

Aprobación: 03 Mayo 2019



Autor de correspondencia: elaine@isri.minrex.gob.cu

Resumen: La cooperación con otros países ha sido un componente esencial de la política exterior de Cuba sustentada en los valores de solidaridad y humanismo que caracterizan nuestro proyecto social, sobre la base del respeto mutuo, la ayuda desinteresada y la complementariedad. Asimismo, Cuba ha expresado su compromiso con la Agenda 2030 y el reconocimiento del rol trascendental de la cooperación Sur-Sur para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, promover la integración regional y el multilateralismo en apoyo al Sur Global. En este contexto, los esfuerzos de Cuba en las relaciones internacionales han estado dirigidos a potenciar la cooperación internacional, con experiencias exitosas en América Latina y el Caribe.

Palabras clave: cooperación sur-sur, solidaridad, desarrollo sostenible, igualdad, integración.

Abstract: Cooperation with other countries has been an essential component of Cuba’s foreign policy based on the values of solidarity and humanism that characterize our social project, based on mutual respect, selfless help and complementarity. Likewise, Cuba has expressed its commitment to the 2030 Agenda and the recognition of the transcendental role of South-South cooperation to achieve the Sustainable Development Goals, promote regional integration and multilateralism in support of the Global South. In this context, Cuba’s efforts in international relations have been aimed at boosting international cooperation, with successful experiences in Latin America and the Caribbean.

Keywords: South-South cooperation, solidarity, sustainable development, equality, integration.

INTRODUCCIÓN

La cooperación internacional al desarrollo es una herramienta de la política exterior de los países, la que se implementa, a través de diversos instrumentos, en función de lograr su articulación con las estrategias de desarrollo sobre las cuales se sustentan sus programas y acciones a mediano y largo plazo.

Entonces es necesario comprender la cooperación para el desarrollo no como una simple transferencia de recursos, sino como un recíproco ejercicio de identificación de potencialidades, complementariedades y prioridades de mutuo beneficio para cooperantes y beneficiarios, sobre bases de igualdad, solidaridad, colaboración mutua, responsabilidad y sostenibilidad, enfocado fundamentalmente en alcanzar el desarrollo de las capacidades nacionales de los países.

El término cooperación al desarrollo surge después de la Segunda Guerra Mundial como consecuencia de una apertura de procesos innovadores a nivel político, social y económico que generan cambios en el entorno internacional y, como consecuencia, se inicia una tendencia en el mundo por el desarrollo de los países. De ahí, que a principios de la década de los años los sesenta se establecieron las primeras agencias y ministerios de cooperación internacional al desarrollo.

DESARROLLO

Durante la década de 1970 se crea el Movimiento de Países No Alineados,1 con el propósito de luchar contra el imperialismo en todas sus formas, fortaleciendo la capacidad de actuación de los países en vías de desarrollo que demandaban con fuerza un mayor protagonismo en las relaciones internacionales y el desarrollo económico y social, siendo esa etapa donde nace y toma auge la cooperación entre los países del Sur.

Así, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre los Países en Desarrollo que se realizó en Buenos Aires, Argentina en 1978, se aprobó el Plan de Acción de Buenos Aires, que ha orientado la Cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular durante los últimos cuarenta años.

En este contexto, la Cooperación Sur-Sur es creada como un marco amplio de colaboración entre países del sur en el ámbito político, económico, social, cultural, ambiental y tecnológico (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y se distingue porque las iniciativas de la Cooperación Sur-Sur deben ser establecidas por los países del Sur, guiados por los principios de respeto de la soberanía nacional, de no dependencia y no interferencia en los asuntos internos de los Estados y de beneficios mutuos.

Otro aspecto distintivo de la Cooperación Sur-Sur es que se realiza sin fines de lucro, a partir de las capacidades de los países involucrados, que intercambian experiencias exitosas a partir de soluciones endógenas, lo que contribuye a ampliar los vínculos económicos, sociales y culturales entre los países del Sur y promover la integración regional.

De ahí, que la Cooperación Sur-Sur puede definirse como el conjunto de actividades colectivas emprendidas por países en desarrollo, que son formuladas e implementadas por estos para la promoción de su desarrollo autónomo, la eliminación progresiva de las brechas económicas, sociales y técnicas que los separan de los países industrializados; y la promoción de la integración económica, social y cultural, con vistas a lograr una mejor y más justa inserción en el escenario global (Secretaría General Iberoamericana, 2014: 76).

Entre los principales objetivos de la Cooperación Sur-Sur, según el Plan de Acción de Buenos Aires para “promover y realizar la cooperación técnica entre los países en desarrollo”, aprobado por la Asamblea General en 1978 (Resolución 33/134), están:

Entre los principales objetivos de la Cooperación Sur-Sur, según el Plan de Acción de Buenos Aires para “promover y realizar la cooperación técnica entre los países en desarrollo”, aprobado por la Asamblea General en 1978 (Resolución 33/134), están:

Por tanto, la Cooperación Sur-Sur está basada en relaciones directas y horizontales entre países que enfrentan problemas comunes y que tienen como propósito superar, a partir de esfuerzos conjuntos, los desafíos del desarrollo.

No menos de 2 800 millones de personas en el mundo viven hoy en la pobreza, siendo América Latina la región de mayor desigualdad en el mundo. Esta cifra se incrementa anualmente, en tanto aumenta el desempleo, el hambre, la desigualdad social y las vulnerabilidades de los países en desarrollo, en particular de los Estados insulares.

A esto se suma la crisis estructural sistémica –económica, financiera, alimentaria, social, energética y ambiental–, en la que vive la humanidad, con el consiguiente aumento de la exclusión social, reforzando el carácter injusto del actual orden mundial, siendo los países del Sur los que más sufren sus consecuencias e impactos económicos, sociales y ambientales, a pesar de no ser los responsables.

Por otra parte, la cooperación internacional para el desarrollo ha sido insuficiente y la mayoría de los países desarrollados no han cumplido el compromiso acordado de destinar el 0,7 % del producto nacional bruto como Ayuda Oficial al Desarrollo, lo que promovió una nueva modalidad en la cooperación internacional a favor de la Cooperación Sur-Sur,2 con la actuación entre dos países del Sur y la Cooperación Triangular,3 con la asociación de actores de tres países.

De este modo, la Cooperación Sur-Sur se distingue por ser un complemento, no un sustituto, de otras formas de financiamiento al desarrollo y se incorpora a las dinámicas internacionales por un desarrollo sostenible e inclusivo.

En el trabajo se presenta la política de cooperación internacional de Cuba, basada en una cooperación solidaria y humanista, y el rol desempeñado en el marco de la Cooperación Sur-Sur dirigido a la solución de problemas sociales en América Latina y el Caribe, fundamentalmente la salud, la educación, la vulnerabilidad ante desastres, entre otros. Además, se analiza como la Cooperación Sur-Sur constituye un mecanismo que contribuye al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el apoyo brindado por Cuba en la implementación exitosa de las acciones y proyectos, como ejemplo y punto de partida para ampliar las iniciativas de esta modalidad de cooperación entre los países de la región y Cuba.

La política de cooperación internacional en Cuba

La política exterior de la Revolución Cubana desde sus inicios proclamó la cooperación internacional solidaria como uno de sus pilares de internacionalismo, sustentada en los valores de solidaridad y humanismo que caracterizan el proyecto social cubano, sobre la base del respeto mutuo, la ayuda desinteresada y la complementariedad, la que queda demostrada en un conjunto de medidas políticas y sociales para apoyar la Cooperación Sur-Sur, en sus esfuerzos por el desarrollo, sobre bases de igualdad y sostenibilidad.

Para Cuba, la cooperación internacional es un acto de solidaridad inherente a los principios proclamados por la Constitución del país y se constituye en un componente esencial de su política exterior y sobre esa base la cooperación cubana prioriza los intereses de los pueblos y dirige su ayuda solidaria a los más pobres, y se ofrece sobre los principios de incondicionalidad, respeto absoluto a la soberanía, las leyes, la cultura y la religión del país receptor, y la autodeterminación de las naciones.

Desde 1960 hasta la actualidad la cooperación internacional que Cuba ofrece al exterior es una muestra de colaboración y compromiso con los países en desarrollo y ha puesto a disposición de otros pueblos los valores humanistas, solidarios y el sacrificio del pueblo cubano, a pesar de las limitaciones materiales que enfrenta por el bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de Estados Unidos de América. Al respecto ha desarrollado innumerables programas regionales en el campo de la salud, la educación, la ciencia y la tecnología, el enfrentamiento al cambio climático, la cultura y el deporte, entre otras acciones, brindando capital humano calificado en varias regiones del mundo, en particular en América Latina y el Caribe.

Asimismo, reconoce que la Cooperación Sur-Sur constituye un importante instrumento para avanzar hacia el desarrollo sostenible con justicia social y en ese sentido ha apoyado a la región latinoamericana y caribeña a enfrentar los grandes desafíos, como el cambio climático, la reducción de la pobreza y las desigualdades.

Además, como parte del proceso de actualización del modelo económico cubano fueron aprobados cuatro Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución relacionados con la cooperación internacional para el periodo 2016-2021, específicamente, en el Lineamiento 84 se establece la decisión del país de continuar desarrollando la solidaridad internacional a través de la Cooperación Sur-Sur y de adecuarla a las condiciones actuales del país (Partido Comunista de Cuba, 2017).

También Cuba ha sido un participante activo en aras de lograr las cuatro dimensiones de desarrollo de la Agenda: económica, social, medioambiental y de sustentabilidad, y realiza múltiples acciones armonizadas con su Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, para convertir la Agenda 2030 en una agenda de política nacional a través de programas de desarrollo, que contribuyan a la implementación progresiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el país, al tiempo que reitera su compromiso de seguir apoyando a los países que así lo requieran.

La Cooperación Sur-Sur en las relaciones internacionales de Cuba

La Cooperación Sur-Sur y triangular se ha convertido en una herramienta de importancia significativa para promover el desarrollo de los países subdesarrollados, particularmente en América Latina y el Caribe, donde ha adquirido relevancia en las políticas públicas y representa un instrumento efectivo para compartir información, tecnología y capacidades.

Por su parte, Cuba se incorporó a esta importante iniciativa de Cooperación Sur-Sur desde sus inicios en el marco de las relaciones internacionales y ratificó su compromiso con los principios, brindando su ayuda solidaria y desinteresada durante varios años, incluso con países con los que no mantenía en su momento relaciones diplomáticas e independientemente de su sistema sociopolítico.

En el caso cubano, la cooperación al desarrollo que ha ofrecido a naciones latinoamericanas y caribeñas se ha institucionalizado en convenios de cooperación o acuerdos de colaboración económica y científico-técnica que tienen siempre como contraparte a instituciones oficiales de los gobiernos receptores, con independencia de que esta cooperación sea el resultado de acuerdos de carácter estrictamente bilateral o como parte de esquemas o proyectos de cooperación “triangulares” o de alcance regional (Romero, 2015: 118).

En este sentido, los esfuerzos de Cuba en las relaciones internacionales han estado dirigido a fortalecer la cooperación internacional para apoyar el desarrollo sostenible de los países caribeños, latinoamericanos, asiáticos y africanos con la ejecución de proyectos de carácter integral, que son de especial relevancia en la implementación de la Agenda 2030, compartiendo conocimientos y recursos dedicados a este esfuerzo.

En ese mismo orden, el Estado cubano, consciente de la necesidad del desarrollo de la Cooperación Sur-Sur y triangular en nuestra región, y a pesar de ser un país subdesarrollado y con escasos recursos naturales, ha cooperado con múltiples países, incluyendo la formación de estudiantes en el país. De manera general, más de un millón de cubanos ha prestado ayuda solidaria en el exterior, de ellos más del 50 % han sido mujeres y ha cooperado con 14 países en América Latina y El Caribe.

A tales efectos ha creado una cartera de capacidades que permita conocer las potencialidades de la isla y promover las buenas prácticas que ha desarrollado nuestro país, a través de las instituciones estatales, junto con otros países, con resultados positivos en relación al desarrollo humano y la reducción de la pobreza.

Por ello, ha sido reconocida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, como un actor relevante con una amplia experiencia en el apoyo a la Cooperación Sur-Sur y líder a través de su ayuda desinteresada y solidaria a diferentes países de la región, sin importarle su condición política.

Los sectores de actividad y ámbito de actuación de Cuba como oferente en la Cooperación Sur-Sur Bilateral en el 2016, como viene siendo habitual, fue notoriamente social, el 90 % de las iniciativas se distribuyeron entre los sectores de la Salud (57,6 %), la Educación (16,0 %), los otros servicios y Políticas Sociales (10 %) y la Cultura (6,1 %) (Secretaría General Iberoamericana, 2018).

En términos generales, la cooperación cubana se basa fundamentalmente en cooperar con recursos humanos, ya sea de forma bilateral, a través del sistema de la Organización de las Naciones Unidas o como parte de mecanismos regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe. Actualmente, la mayor cantidad de cooperantes está en América Latina y el Caribe, siendo el sector salud el más representado con un 82,5 % del total (Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, 2018).

Esta cooperación ha sido significativa en materia de políticas sociales y ha incorporado proyectos vinculados al cambio climático, los riesgos y desastres naturales, demostrando como estas relaciones constituyen un ejemplo de lo que los Estados insulares pueden lograr sobre la base del respeto mutuo y la voluntad política de sus gobiernos.

Un elemento distintivo de la cooperación que Cuba brinda, es que a pesar de ser un país subdesarrollado y sujeto a un bloqueo económico, comercial y financiero, ha demostrado con integridad lo mucho que se puede hacer con voluntad política y pocos recursos, bajo el precepto de “compartir lo que tenemos, no lo que nos sobre” (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2018).

De este modo, la Cooperación Sur-Sur constituye un principio rector en las relaciones de Cuba con América Latina y el Caribe, evidenciado en los beneficios de una cooperación solidaria, bajo formas de aprendizaje mutuo, intercambio de experiencias y buenas prácticas.

Por todo lo anteriormente expresado, Cuba se distingue como uno de los referentes regionales en materia de colaboración, y ha sido reconocida por las Naciones Unidas y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe como “ejemplo de la cooperación Sur-Sur”, en América Latina y el Caribe (Bárcena, 2018).

Experiencias exitosas de Cuba en la Cooperación Sur-Sur

Un análisis de las experiencias más exitosas de Cuba por sectores en la Cooperación Sur-Sur hacia Latinoamérica y el Caribe, y de mayor alcance e impacto, son las vinculadas con la salud, la educación, el deporte, soluciones a situaciones de desastres y ayuda solidaria a grupos sociales vulnerables en la región (Naciones Unidas, 2018).

Por su relevancia se debe resaltar el impacto social de la colaboración médica cubana en el desarrollo de diversos proyectos de cooperación con la República Bolivariana de Venezuela y otras realizadas en el marco del mecanismo de integración Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).

Ejemplo de ello, por su valor humanitario en la Operación Milagro se han realizado casi tres millones de cirugías a pacientes de 34 países de América Latina, el Caribe y África destinadas a combatir la ceguera y otras afecciones oftalmológicas.

Otra iniciativa exitosa de un programa social, es el plan de alfabetización “Misión Robinson”, en Angola, Argentina, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Uruguay, Venezuela, Haití, Jamaica y Santa Lucía.

Por otro lado, las consecuencias del cambio climático suponen una barrera para el desarrollo de muchos países de América Latina y el Caribe, por lo que Cuba ha venido priorizando en los años más recientes proyectos de cooperación con varios países latinoamericanos y caribeños, y con el apoyo de organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el país ha enviado expertos de reconocida experiencia y ha puesto a disposición de varios países del Caribe como Haití y República Dominicana, los mecanismos de respuesta desarrollados en su sistema de defensa civil.

De la misma forma, la Iniciativa para el Manejo de Riesgo en el Caribe, creada en el 2004 por la Dirección de Prevención de Crisis y de Recuperación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha facilitado la cooperación y la transferencia de conocimientos hacia otros cinco países caribeños (Jamaica, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Islas Vírgenes Británicas y Guyana) para adaptar y aplicar el modelo cubano del Centro de Gestión para la Reducción de Riesgos.

En el sector de la educación y en particular en la lucha por erradicar el analfabetismo, Cuba ha cooperado con 30 países utilizando el método audiovisual cubano “Yo, sí puedo”, lo que ha permitido educar a casi 10 millones de personas, lo que ha facilitado que Venezuela, Bolivia y Nicaragua se declarasen países libres de analfabetismo, según los requerimientos de la Unesco.

En el deporte los especialistas cubanos han contribuido a elevar los resultados y el nivel competitivo de más de 100 países, de estos, 17 países son de América Latina y el Caribe (República Dominicana, Colombia, entre otros).

En resumen, múltiples resultados se han alcanzado con la implementación de las experiencias positivas y las buenas prácticas en países como Venezuela, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Haití, Ecuador, República Dominicana, Guatemala, Colombia, Jamaica, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Islas Vírgenes Británicas y Guyana, entre otros.

Además, el país ha participado en diversos eventos de la agenda internacional, como muestra del compromiso de Cuba por impulsar la Cooperación Sur-Sur en apoyo a la seguridad alimentaria y los temas vinculados al cambio climático, los huracanes y el fortalecimiento de la defensa civil ante esos fenómenos.

Otra dimensión de la colaboración ofrecida por Cuba, ha sido el otorgamiento de becas para la formación de recursos humanos en sectores como la salud, la educación y el deporte. Hasta el curso 2015-2017 se han graduado más de 74 000 estudiantes extranjeros en el país (Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, 2018).

En resumen, la ayuda solidaria brindada por Cuba en las diversas áreas sociales, entre múltiples servicios de carácter social, ha demostrado que unidos e integrados en la diversidad se puede impulsar el desarrollo social inclusivo y sostenible de los países de América Latina y el Caribe. En este sentido, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, expresó: “Cuba históricamente ha sido reconocido como uno de los países, sino el más destacado, en América Latina y el Caribe, cuando se examinan los aportes de cooperación técnica Sur-Sur a otras naciones en desarrollo. Cuba ha demostrado lo mucho que se puede hacer con pocos recursos. Es un ejemplo de compartir lo que se tiene y no lo que sobra” (Bárcena, 2018).

Experiencia cubana: lecciones aprendidas

Los principales aspectos a resaltar como experiencia de la cooperación de Cuba hacia la región es su ayuda solidaria y la capacidad de adaptación a la diversidad en la ejecución de proyectos enmarcados en las prioridades y necesidades sociales de los pueblos de la región como forma de fomentar la participación social.

Así como, por la adaptación de sus herramientas al grado de desarrollo de cada uno de los países con el fin de fortalecer las capacidades nacionales e incrementar el impacto de sus acciones de Cooperación Sur-Sur en los países que lo necesiten en función de su desarrollo sostenible. A la par, las acciones están encaminadas a lograr la igualdad de género, en particular con la meta de asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos.

La incorporación de actores de ciencia, tecnología e innovación (C+T+I) a la dinámica de la cooperación internacional –universidades y centros de investigación y desarrollo–, para desarrollar y extender la frontera del conocimiento científico.

Por último, debe resaltarse la participación fundamental y activa de los actores locales en el intercambio de experiencias entre los países del Sur, quienes seleccionan e implementan los proyectos como eje articulador de todo el proceso, contando con la ayuda y asesoramiento de Cuba, para de manera conjunta contribuir al desarrollo de sus capacidades nacionales y la solución de los problemas con un valor agregado.

De esta forma se concibe, no solo por la transmisión de conocimientos en contextos disímiles, sino por el fomento de una articulación y complementariedad entre actores cuyos entornos tengan un componente de beneficios mutuos y juntos participar con todos y para el bien de todos, en el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe.

La Cooperación Sur-Sur y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

En septiembre de 2015 los Estados Miembros de las Naciones Unidas acordaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus 169 metas, los que constituyen una nueva agenda universal con el propósito de acabar con la pobreza y crear un mundo más sostenible. Sin embargo, para alcanzar los compromisos de la Agenda 2030, se debe tener en cuenta la histórica brecha y las asimetrías entre los países desarrollados y en desarrollo, que ponen de manifiesto la necesidad de recursos financieros, la formación de los recursos humanos y la aplicación del conocimiento y la innovación para su consecución.

De ahí la necesidad de su abordaje de manera integral para aprovechar las oportunidades que ofrece la cooperación Sur-Sur para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Entonces, la implementación y el éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible dependerán de las políticas públicas y los programas de desarrollo sostenible de los países y su articulación coherente con la Cooperación Sur-Sur, de forma tal de integrar los planes nacionales con sus compromisos regionales y globales.

En este sentido Cuba ha expresado su compromiso con la Agenda 2030 y ha integrado en el Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 la Cooperación Sur-Sur como soporte para lograr su desarrollo sostenible y poder apoyar a los países de la región a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible –el acceso gratuito a la salud y la educación, reducir inequidades, poner fin a la pobreza y el enfrentamiento al cambio climático–, en específico en las islas insulares, que presentan mayor vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.

A la par Cuba ha reiterado su apuesta por la integración y el fortalecimiento de las alianzas entre los países como una vía esencial para alcanzar el desarrollo sostenible y la equidad en la región. Y como parte de su estrategia de desarrollo, implementa un conjunto de proyectos y acciones de colaboración en sinergia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A modo de ejemplo se resumen las principales acciones de Cooperación Sur-Sur y su correlación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que Cuba ofrece en América Latina y el Caribe (Naciones Unidas, 2018).

En cuanto al Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: “Educación de Calidad”, el Gobierno de Cuba ha apoyado el desarrollo de políticas educacionales dirigidas a elevar la calidad de la educación, eliminar el analfabetismo y propiciar el acceso a la educación para todos: niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, indígenas y otros en condiciones de vulnerabilidad.

En la educación superior, la contribución cubana ha estado dirigida a elevar la pertinencia, calidad y equidad de la misma, conjuntamente con la solidaridad, la cooperación y la integración, pero reconociendo y respetando la diversidad de culturas y pueblos. Muestra de ello son el sistema de aprendizaje rápido en personas adultas “Yo, sí puedo”, que contribuye a 92 metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y los países participantes son Cuba, Venezuela y Bolivia.

Así como el modelo de atención educativa no institucional cubano “Educa a tu hijo”, que también se vincula con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 y la meta 2. “Asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria”, los países participantes son Ecuador, Brasil, Colombia, México y Guatemala.

Otro proyecto importante es el Programa de Gestión de las Transformaciones Sociales (MOST, por sus siglas en inglés): una buena práctica en el vínculo entre la investigación científica y la toma de decisiones”, que se vincula con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: “Igualdad de género”, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10: “Reducción de las desigualdades” y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16: “Paz, justicia e instituciones sólidas”, con la participación de Cuba, Argentina, Brasil, Colombia y México.

Otra experiencia a destacar es el resultado de las misiones de salud comunitaria-social dirigidas hacia la atención primaria, a zonas rurales y remotas responden al Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: “Salud y Bienestar”, y están alineadas con 50 metas, que han evidenciado diversos ejemplos de cooperación en los que Cuba ha jugado un rol trascendental, compartiendo experticia de su personal de salud.

Por otro lado, Cuba también muestra sus esfuerzos en materia ambiental (Objetivos de Desarrollo Sostenible 13 y 15), colaborando en el fortalecimiento de redes y la cooperación entre especialistas, científicos y otros actores en cuestiones vinculadas a la gestión de riesgos y la prevención de desastres, que responde al Objetivo de Desarrollo Sostenible 13: “Acción por el clima”, y está relacionado con 50 metas.

Entre los proyectos se destacan “Cuba y Haití: Fortalecer la resiliencia en el Caribe”, con la participación de Haití y Cuba, con el apoyo del gobierno de Alemania a través del programa de “Preparativos para emergencias basados en pronósticos”, y “Las Comunidades resilientes: gestión para la reducción del riesgo de desastres”, se vincula con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11: “Ciudades y comunidades sostenibles” y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13: “Acción por el clima”, los países participantes son Cuba, Jamaica, Trinidad y Tobago, Guyana, República Dominicana e Islas Vírgenes Británica y municipio de Talcahuano en Chile.

Asimismo, se ejecutó con la participación de los Estados insulares del Caribe el proyecto “Acceso a la salud sexual y reproductiva en situaciones de emergencia”, que responde al Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 “Salud y bienestar” y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 “Igualdad de género”, en el 2017.

Además, en numerosos países de América Latina y el Caribe se han desplegado acciones en materia de capacitación en gestión de riesgos y alerta temprana (Haití y Santo Domingo), evaluación de desastres provocados por sismos y diagnósticos sobre reducción de riesgos de desastres, entre otras iniciativas. Cabe citar que ante los desastres naturales ocasionados por los huracanes Irma y María, se brindó ayuda solidaria a Antigua y Barbuda, Dominica, México, Nicaragua y Perú.

Por otra parte, en la rama agrícola se trabajó en la implementación de metodologías de género sensibles para la gestión participativa y con equidad de cadenas de valor agroalimentarias a nivel local, que tributa al Objetivo de Desarrollo Sostenible 1: “Fin de la pobreza”, Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: “Hambre cero” y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: “Igualdad de género”, con el desarrollo de intercambios con varios países de la región como Costa Rica, Uruguay, México, Ecuador, Nicaragua y Bolivia y el acompañamiento metodológico y de gestión del conocimiento ofrecido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

A modo de resumen, las iniciativas antes descritas, son solo algunos ejemplos de los aportes de Cuba en la cooperación Sur-Sur a nivel regional, y constituyen un referente importante en la implementación de la Agenda 2030, y un medio efectivo para alcanzar de manera articulada los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

CONCLUSIONES

En la actual coyuntura internacional, los países de América Latina y el Caribe, deben integrar los esfuerzos para impulsar la colaboración internacional basada en los principios de solidaridad y responsabilidad compartida, acompañada de la Cooperación Sur-Sur y triangular como complemento y no sustituta de la Norte-Sur. De ahí la necesidad de la aplicación de políticas públicas integradas que apoyen una gestión de recursos efectiva en función del beneficio social y articuladas de manera coherente con los objetivos de desarrollo sostenible y metas de la Agenda 2030.

Por tanto, la Cooperación Sur-Sur en las relaciones internacionales tiene un desempeño fundamental para fortalecer la integración regional y aprovechar las oportunidades en los diversos campos del conocimiento y la innovación, como alternativa para enfrentar los desafíos actuales y futuros del desarrollo con justicia social y sostenibilidad ambiental.

Cuba se destaca como ejemplo en la cooperación solidaria y desinteresada, que constituye uno de los principios de su política exterior en respuesta a los desafíos más apremiantes a que se enfrenta el mundo en la actualidad, que son la erradicación de la pobreza y el cambio climático.

Asimismo, la ayuda solidaria brindada por Cuba en las áreas de salud, educación, deporte, seguridad alimentaria, gestión de riesgos y el enfrentamiento al cambio climático, entre múltiples servicios de carácter social, ha demostrado que unidos e integrados en la diversidad se puede impulsar el desarrollo social inclusivo y sostenible de los países de América Latina y el Caribe.

Por otro lado es importante destacar que la cooperación internacional debe renovar los instrumentos tradicionales por un nuevo conjunto de modalidades como la creación de capacidades, el intercambio de conocimientos y la transferencia de tecnologías hacia el Sur.

Por tanto, el desafío del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es un tema primordial, en el cual América Latina y el Caribe está llamada a continuar trabajando de conjunto en estos propósitos en sinergia con la Cooperación Sur-Sur por un desarrollo sostenible.

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Notas

1 En el Movimiento de Países No Alineados se encuentran países africanos, latinoamericanos, asiáticos y algunos de Europa. De América Latina, Cuba fue el único país participante en calidad de miembro desde los inicios.
2 Se entiende por Cooperación Sur-Sur: “La participación de dos o más países en desarrollo, se puede dar sobre una base bilateral, regional, dentro de las regiones o entre las regiones”. Para mayor información véase: http://www.aecpa.es/
3 Se entiende por cooperación triangular: “La cooperación realizada entre países en desarrollo (socio y beneficiario) con la participación de un tercer socio (donante). Es la colaboración en la que los países donantes tradicionales y las organizaciones multilaterales facilitan las iniciativas Sur-Sur por medio de fondos, formación, gestión y sistemas tecnológicos, además de otras formas de apoyo. Disponible en: http://segib.org/documentos

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