De Investigación

Vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles

Teaching vocation as a hopeful response in contexts of fragile human ties

María de-los-Ángeles Romero-Ramírez
Unidad Educativa Nacional Dr. Rafael Calles Sierra, Venezuela

Vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles

EPISTEME KOINONIA, vol. 3, núm. 5, 2020

Fundación Koinonía

Recepción: 15 Julio 2019

Revisado: 01 Agosto 2019

Aprobación: 20 Agosto 2019

Publicación: 01 Enero 2020

Financiamiento

Fuente: No monetario

Resumen: La profesión docente exige la vocación, y ambas tienen que ir estrechamente unidas, por cuanto la vocación sin profesión hace frecuentemente ineficaz y perjudicial la acción educativa, al encontrarse el educador entre la ilusión, el deseo de hacer y la ignorancia de no saber-hacer. Se realizó un estudio cualitativo de corte interpretativo sobre la Vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles. La formación de ciudadanos autónomos y solidarios en contextos de fragilidad humana es todo un compromiso que se asume con responsabilidad, liderazgo y certeza cuando en la persona del docente hay un ser capaz de entender que su acción en el otro se multiplicará para bien o para mal. Lo sublime de la profesión docente está en la de formar ciudadanos auténticos, libres, fuertes en lo humano, líderes comprometidos, capaces de responder y dar frente a la compleja vida que Dios nos obsequió.

Palabras clave: Docente, responsabilidad del docente, papel del docente, calidad de la educación, pertinencia de la educación.

Abstract: The teaching profession demands the vocation, and both have to be closely linked, because the vocation without profession often makes the educational action ineffective and harmful, since the educator is among the illusion, the desire to do and the ignorance of not knowing-doing . A qualitative interpretive study on the Teaching vocation was carried out as a hopeful response in contexts of fragile human ties. The formation of autonomous and supportive citizens in contexts of human fragility is a commitment that is assumed with responsibility, leadership and certainty when in the person of the teacher there is a being able to understand that their action in the other will be multiplied for better or worse. The sublime of the teaching profession is that of forming authentic citizens, free, strong in the human, committed leaders, capable of responding and facing the complex life that God gave us.

Keywords: Teachers, teacher responsibility, teacher role, educational quality, educational relevance.

INTRODUCCIÓN

Educar siempre ha significado una oportunidad para alcanzar la plena libertad del hombre porque es a través de la formación de la persona como el individuo se realiza de manera integral y su perspectiva de vida cambia para bien con respecto de sí mismo y de la sociedad a la que está inserto. Ejercer la profesión docente hoy en contextos de fragilidad humana resulta todo un desafío porque es enfrentarse a una realidad que golpea fuertemente al ser humano y lo degrada a objeto de placer en muchos casos o a vivencias efímeras que sólo calman una necesidad del momento sin repercutir plenamente en el ser de forma total. Muchas son las interrogantes a las que se enfrenta un docente hoy en día: ¿cómo educar hoy en sociedades de vínculos frágiles? ¿Ejercer la docencia sin vocación puede ser una cuestión de negocio? ¿Cómo enseñar en medio de la crisis moral y social en que se vive? Siendo necesario formar docentes con visión humanista y transformadora, Romero & Villasmil (2017).

Para ejercer la docencia como vocación de servicio implica que la persona se revise desde su interior, reflexione sobre el ser educador desde la entrega y compromiso, confronte su realidad, su propia persona con la realidad social y humana que prevalece en nuestra sociedad para así conocer si verdaderamente está preparada para educar en contextos de fragilidad humana sin terminar afectada o afectando a las niñas, los niños y jóvenes cuyas vidas están bajo su responsabilidad, por cuanto el docente debe cumplir el rol de ser formador integral, Hernández (2018).

Debemos recordar que la educación es un elemento clave para abatir la pobreza y formar individuos autónomos y ciudadanos responsables y honestos. Pero, es claro que en el ejercicio de la profesión docente se puede formar o deformar, se puede transformar para el bien o contribuir a la formación de seres que solo piensen en sí mismos, sin tomar en cuenta su realidad familiar y social, siendo pertinente tener en cuenta el contexto social de los actores educativos con la finalidad de generar sinergia para un trabajo educativo efectivo, Borrero (2019).

Por eso, educar sin vocación es sinónimo a ejercer una función sin el elemento humano de por medio. Es ver en los demás (estudiantes) una caja u objeto de depósito de conocimiento sin valorar lo que realmente son: personas con dignidad que requieren de formación para la vida, para el trabajo, para las relaciones con los otros, con Dios, consigo mismo y con su entorno. De ahí, la riqueza de la educación, pues, ella traduce la tarea humanizadora máxima que puede alcanzar toda persona y corresponde la vía por excelencia para que cada individuo alcance una vida plena.

En este caso, los docentes con vocación son los protagonistas de los cambios en la dimensión humana que tanto reclama y necesita nuestra sociedad. Ellos, al asumir con convicción y amor su función, abren la posibilidad de una sociedad más justa, más auténtica y capaz de asumir los retos que se presenten día a día. Para que esto se dé, es necesario que los educadores transformen profundamente el rol que desempeñan. No se puede seguir concibiendo al docente dador de clase sino como líder educativo comprometido con la niñez y juventud del país que se levanta en contextos difíciles de fragilidad humana.

Ahora bien, tomando en cuenta que uno de los problemas que más resaltan en los contextos educativos es la presencia de docentes cuya vocación está afectada por la falta de fe en ellos mismos o en sus estudiantes, debido a la problemática social, económica, laboral, cultural y personal que ha venido restando su labor, lo que está llevando a muchos al desánimo, a la decepción e incluso al abandono de esa gran tarea que habían comenzado con ilusión y entusiasmo u optar por otra profesión o incluso el retiro forzoso.

Todo ello, unido a las difíciles circunstancias que rodean los centros educativos: violencia, falta de respeto e indisciplina, falta de recursos, desencuentro con los padres, ha desencadenado una verdadera crisis de valores donde la autoridad es desconocida, la persona es asumida en muchos casos como objeto de placer sin importar los riegos que se tomen, la pereza, se alza frente a las ganas de hacer, de construir, la inmediatez de las cosas se impone y el conocimiento es visto como un elemento poco o nada atractivo, lo que lleva a restar no sólo al estudiante en su ser persona, sino también la labor docente. Esta situación ha llevado a rediseñar estrategias, pensamientos y actitudes para abordar con determinación y eficacia la difícil tarea de educar con fines constructivos. Sin embargo, el esfuerzo en muchos casos ha sido insuficiente por la naturaleza o complejidad de las situaciones presentadas.

Partiendo de lo anterior, se realizó un estudio cualitativo de corte interpretativo sobre la Vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles.

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

El paradigma científico que guio la presente investigación sobre la vocación docente: una respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles, es el cualitativo cuyo principio que la rigió fue la teoría hermenéutica, permitiendo a la investigadora conocer e interpretar lo planteado y, por tanto, darle significado a esa realidad. Este paradigma brinda la posibilidad de un enfoque sustentado en una metodología interpretativa que permite visualizar las características del ser educativo en su contexto de desarrollo.

Análisis Hermenéutico

Puntualmente, el análisis hermenéutico se enmarca en el paradigma interpretativo comprensivo, lo que supone un rescate de los elementos del sujeto por sobre aquellos hechos externos a él. Por ello, debe destacarse que dicho análisis toma como eje fundamental el proceso de interpretación. Dicha interpretación toma como fuentes de datos los datos textuales, lo que no implica sólo quedarse con el texto a interpretar. En este sentido, se debe entender el proceso de análisis hermenéutico en permanente apertura, producto de la actividad re-interpretativa de la que es fruto.

Un aspecto fundamental a considerar dentro de los aspectos prácticos del proceso hermenéutico está dado por considerar a la interpretación como un evento dialógico en el cual los interlocutores se ponen en juego por igual y del cual salen modificados; se comprenden en la medida en que son comprendidos dentro de un horizonte tercero. (Vattimo, 1991) citado por Polo (2001).

Es por ello que el análisis hermenéutico genera procesos de transparentación, lo que implica que no se puede concebir al sujeto escritor ni a los intérpretes como sujetos neutros, ya que de ser así se estaría negando nuestra historicidad y, por tanto, nuestra autodeterminación como sujetos que toman decisiones. No obstante, dicho desafío no implica “sustituir por una descripción hermenéutica de la experiencia la otra descripción realista u objetivo”, sino que más bien, se trata de reconocer el sentido ético que ha adquirido la hermenéutica.

Identificación y selección del escenario

La investigación se lleva a cabo en la U.E.N. Dr. Rafael Calles Sierra, ubicado en la urbanización Independencia, segunda etapa, en la parroquia San Gabriel del municipio Miranda del estado Falcón. Se han seleccionado docentes de Media General, todos con grado universitario y titulares con diferentes años de servicio. Por tal razón, se requiere de la observación directa de los docentes para así interpretar su ser y accionar dentro de la institución mencionada.

RESULTADOS

Categorización, triangulación y teorización

Esta parte de la investigación constituye un elemento fundamental, por cuanto implica lo que piensan los docentes del nivel Media General que laboran en la U.E.N. Doctor Rafael Calles Sierra respecto a la vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos frágiles humanos. Se busca aquí comprender los significados que los docentes le dan a su ser y su accionar. Lo que interesa es mostrar si hay verdadera vocación en ellos y si ser persona y accionar docente dan respuesta a las necesidades pedagógicas, sociales, culturales, espirituales de los jóvenes estudiantes.

Esta es la fase de interpretación del Círculo Hermenéutico de Gadamer (1984) citado por Martínez, (1999). Para lograrlo se tuvo contacto directo con los informantes clave, con quienes se pudo conocer e indagar sus vivencias y lograr con ellas una comprensión clara sobre los datos obtenidos con la observación y la entrevista semiestructurada. Por otro lado, se hará el análisis de datos cualitativos de forma paralela a la descripción de cada momento de encuentro con los informantes clave por medio de un proceso metódico que implica reducir los datos, disponerlos para su transformación, revisar las conclusiones y vincularlos con otras investigaciones.

Estos procedimientos llevarán a los procesos de categorización, estructuración, contrastación y teorización para el análisis cualitativo, de este modo, cada vez que se presente la información recopilada de los docentes de forma cronológica, se irá ofreciendo paralelamente el análisis de la misma con el fin de mostrar las conclusiones pertinentes que ayudarán en la reflexión en cuanto a la vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de fragilidad humana. Es importante tener en cuenta que para comprender los elementos simbólicos del análisis que se procesa a la par de la bitácora, es preciso tener en cuenta la nomenclatura presentada en el cuadro Nº 1

Cuadro 1
Nomenclatura de Análisis
Abreviatura Descripción
PT PC PG I O E N Informante Clave Prof. Torres Informante Clave Prof. Coronel Informante Clave Prof. Guarecuco Investigadora Observación Entrevista Encuentro
Nota: datos obtenidos a partir de los códigos para la aplicación de las técnicas e instrumentos por la investigadora.

Cuadro 2
Matriz de Categorías
CATEGORÍA 1 CÓDIGO CONCEPTOS INFORMANTES CLAVE
Vocación Docente VD Vocación (V) PT,PC,PG
Profesión Docente (PD)
PT, PC, PG PT, PC, PG PT,PC,PG
Trabajo Docente (TD)
Liderazgo docente (LD)
CATEGORÍA 2 CÓDIGO CONCEPTOS INFORMANTES CLAVE
Fragilidad Humana FH FH Crisis de Valores (CV) PT,PC,PG
Servicio y Compromiso (SC) PT,PC,PG
Esperanza (E) PT,PC,PG
CATEGORÍA 3 CÓDIGO CONCEPTOS INFORMANTES CLAVE
Inteligencia Emocional IE Conocer las Propias Emociones (CE) PT,PC,PG
Manejar las Emociones (ME) PT,PC,PG
Motivarse a sí mismo (M) PT,PC,PG
Nota: datos obtenidos a partir de la aplicación de las técnicas e instrumentos por la investigadora.

Síntesis e Interpretaciones de las Categorías

Se resume que en los cuadros que se presentarán a continuación, estarán resaltados los códigos de cada categoría y su respectivo concepto. Aunado a esto se mostrarán las unidades de análisis y con la intención de sintetizar aún más la información recabada, es necesario destacar que se logró extraer una conclusión de cada categoría evidenciada en los docentes, luego se redactó una conclusión general por cada categoría y, por último, se aprecia la interpretación de la investigadora en concordancia con las conclusiones, demarcando con claridad y de forma específica, los hallazgos encontrados en las entrevistas. Es necesario destacar, que todo esto conlleva a conocer el ser y el accionar de los docentes y, por tanto, su vocación docente en contextos de vínculos frágiles, lo cual ayudará al logro de los propósitos de esta investigación.

Síntesis de la Categoría Vocación Docente (VD)

Cuadro 3
Evidencias de Trabajo Docente (TD) en las entrevistas
ENTREVISTAS
Categoría Concepto E1PT E2PC E3PG
Vocación Docente Vocación Docente TD TD Unidad 2 trabajo que debe llenar a ese ser Unidad 4 este trabajo y los estudiantes te llevan a ser mejor persona, a ser mejor ciudadano y no solamente crecer en lo académico sino cada día crecer más en lo personal y en lo espiritual, laboral y académico. Unidad 7 Nuestra tarea fundamental es la formación de ciudadanos. Ese es nuestro trabajo. Unidad 9 Querer seguir superándose en la vida. Unidad 5 Estamos en una sociedad cambiante y debemos ofrecer ideas innovadoras que se adopten al contexto vivido. Unidad 6 Es necesario formarse para actualizarse. Unidad 7 Crecer en lo personal. Unidad 8 Ampliar las oportunidades laborales. Unidad 8 Cuando los mueve las ganas de enseñar y de dar lo mejor sin pensar en lucro, su trabajo se verá en la persona y en su actuar.
INTERPRETACIONES
Trabajo Docente Para el PT, la docencia es trabajo que tiene que ver directamente con la formación del ser humano. Que, si se ha asumido por vocación, debe llenar a la persona que lo ejecuta. Trabajo docente es involucrarse con el otro y ser parte de él, de sus risas, de su vida. Para la PC, la docencia es trabajo que debe ir a la par con los cambios de nuestra sociedad y al formarnos se abre el abanico de posibilidades laborales con respecto de nuestro ejercicio profesional. Para la PG, la docencia será reflejo de lo que el docente dé cada día en su ejercicio profesional. Si lo hace bien y con calidad, verá frutos en el ser y el actuar de las personas que forma día a día. En eso consiste el trabajo del docente.
Nota: datos obtenidos a partir de la síntesis de las categorías por la investigadora.

Cuadro 4
Interpretaciones Generales de las entrevistas sobre Trabajo Docente (TD)
Categoría Concepto Resumen de E1PT,E2PC,E3PG Síntesis de la Investigadora de la TD
Vocación Docente Vocación Docente TD TD En las entrevistas hechas a los informantes clave se pudo notar que muy poco utilizan el término trabajo para referirse a la docencia, lo manifiestan más bien como ejercicio de entrega, de compromiso más que una relación laboral. Una visión más de servicio y vocación. Trabajo docente es sinónimo a entrega, a formar con responsabilidad y amor a la generación de relevo. La docencia como trabajo es esencial para la sociedad porque es de allí donde parte una de las grandes responsabilidades sociales: la de formar en valores, conocimientos y principios fundamentales a las generaciones que se levantan. Implica dar lo mejor para asegurar que los frutos sean buenos y abundantes. La docencia como trabajo debe ser acompañada de entrega, dedicación, profesionalismo, vocación, amor y valoración.

Triangulación

La triangulación de la información que es el paso siguiente es un acto que se realiza una vez que ha concluido el trabajo de recopilación de la información. Con el fin de asegurar el crédito del proceso interpretativo de la presente investigación, se establecerá convergencia o triangulación de la información. La corroboración estructural según Martínez (1999), consiste en reunir la información y usarla para establecer los lazos que eventualmente crean un todo apoyado, por partes de evidencia que se validan unas a otras. Del mismo modo, Stake (1998) propone estrategias para la confirmación de las investigaciones cualitativas para lo cual, sugiere la triangulación de las fuentes de datos, del investigador, de las teorías y de los métodos. Seguidamente, se presentará un esquema que ayudará a visualizar la triangulación de la categoría Vocación Docente (VD)

Triangulación Categoría Vocación docente, adaptado por la investigadora.
Figura 1
Triangulación Categoría Vocación docente, adaptado por la investigadora.

La Vocación Docente, cuando está presente en el educador y mueve su ser y su accionar, logra en éste encauzar su vocación en el mundo y exteriorizar el ser humano que lleva dentro. Asimismo, le mueve a desarrollar la semilla de su propio ser, de promover la libertad de pensamiento, de expresión y la crítica sincera, constructiva y honesta. Promueve el conocimiento de la propia persona, a aceptarse y quererse para poder desarrollar a plenitud todos los talentos y realizar la misión en la vida con los demás. En ese sentido, Pérez Esclarín (2005) señala que, específicamente la vocación docente contiene la más noble de las misiones que es la de educar y, por tanto, la de humanizar.

Además, es importante destacar, que la vocación es tarea, lo que exige de cada persona un esfuerzo constante de realización, una voluntad firme que guíe los pasos e ilumine a esa inspiración que conduce a la propia construcción en y desde la relación con los otros. También es importante resaltar que, en la docencia, es primordial tener en cuenta que no sólo se debe tener vocación, sino que hay que cuidar mucho no perderla cuando se idealiza desmesuradamente. Gichure (1995) citado por Larrosa (2010), señala que la vocación determina a las personas más adecuadas para una profesión y que existe la profesión más conveniente para cada persona. Esto quiere decir que, para ser docente, se debe poner en la balanza cuán llamados estamos para esta tarea y cuán dispuestos estamos para asumir el desarrollo de las competencias necesarias para desempeñar con corrección las funciones inherentes a esta profesión y todas sus implicaciones.

Por otro lado, la docencia asumida como profesión exige poseer unas cualidades o aptitudes previas que, en este caso lleven al docente a ejercer con propiedad, determinación, calidad y entrega las funciones propias del educador. Asimismo, se requiere de un ser animado, coherente, con sólidos valores que le permitan asumir con dignidad una de las profesiones más sublimes. De igual forma, la profesión docente exige vocación y ambas deben estar estrechamente unidas, ya que la profesión sin vocación puede ser ineficaz y perjudicar la acción, en este caso, educativa.

Con respecto al trabajo docente, es necesario tener en cuenta la vocación porque ésta determinará lo eficaz y diligente que puedas llegar a ser en el campo educativo, ya que esa identificación e inspiración natural acompañarán al docente en su labor diaria, en sus decisiones, en sus acciones y contacto con los estudiantes, padres, representantes y sociedad en general. Además, constituye una garantía en cuanto a disposición y ganas de construir un mundo mejor porque la respuesta estará ajustada a la realidad, a las necesidades actuales y no a los propios beneficios. De esta manera, se manifestará su natural liderazgo por orientar, vigilar amablemente, educar y humanizar con amor a los niños y jóvenes que estén bajo su responsabilidad.

Teoría Emergente Intersubjetiva de la Vocación Docente para la Formación de ciudadanos autónomos y solidarios como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles

En el apartado anterior se definieron tres categorías que han sido fundamentadas desde la óptica de los informantes clave, sobre la vocación docente como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles. Ahora, en este segmento, se proyecta una teoría emergente intersubjetiva donde se facilite el rol que estas categorías juegan en el ser, pensar y actuar del docente donde la fragilidad humana y las emociones sean elementos vitales al momento del encuentro con los estudiantes, así como una opción para su praxis educativa y para lograr, con ello, el objetivo planteado y, desde allí, visualizar la formación de personas autónomas y ciudadanos solidarios. En ese sentido; se presenta una teoría emergente intersubjetiva que constituye un aporte para contribuir desde una perspectiva teórica con la vocación docente para la formación de ciudadanos autónomos y solidarios como respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles.

A continuación, se presenta un diagrama para explicar la teoría emergente intersubjetiva de la Vocación Docente en la Formación de ciudadanos autónomas y solidarios como respuesta esperanzadora en contextos de fragilidad humana:

Teoría emergente intersubjetiva de la Vocación Docente en la Formación de
ciudadanos autónomas y solidarios como respuesta esperanzadora.
Figura 2
Teoría emergente intersubjetiva de la Vocación Docente en la Formación de ciudadanos autónomas y solidarios como respuesta esperanzadora.

La formación de ciudadanos autónomos y solidarios en contextos de fragilidad humana es todo un compromiso que se asume con responsabilidad, liderazgo y certeza cuando en la persona del docente hay un ser capaz de entender que su acción en el otro se multiplicará para bien o para mal. Cuando comprende que educar es sinónimo de despertar el ser humano que el otro lleva dentro, lo ayuda a construir la personalidad y a encauzar su vocación en el mundo. Se trata de desarrollar la semilla de su propio ser, de promover ya no el conformismo, sino la libertad de pensamiento, de expresión, la crítica sincera, constructiva y honesta.

Asimismo, educar en un sentido amplio y verdadero es ayudar a conocerse, comprenderse, aceptarse y quererse para poder desarrollar a plenitud todos los talentos y realizar la misión en la vida con los demás, no contra los demás. Este es un aspecto que debe cuidar y trabajar el docente porque parte del principio que quien se conoce a sí mismo, se ama, se ocupa, se valora, se proyecta y busca el bien personal y común. Es capaz de vivir en comunión con el otro, construyendo desde su persona la posibilidad de un mundo mejor.

Para lograr que el estudiante se conozca a sí mismo, es esencial educarlo en la capacidad de reflexión y silencio. El actual mundo, lleno de ruidos, impide la reflexión, el encuentro consigo mismo. Muchos pasan la vida huyendo de sí mismos. El estilo de vida impuesto por la sociedad actual aparta de lo esencial, impide a las personas descubrir y cultivar lo que son en potencia; no les deja ser ellos mismos, bloquea la expresión libre y plena de su ser. De ahí que, la genuina educación debe ayudar a los estudiantes a dar respuesta a las preguntas propias del ser humano: ¿Quién soy yo? ¿Qué significado tiene mi vida? ¿Cómo alcanzar la felicidad?

El conocimiento de sí mismo debe llevar implícita la propia valoración y autoestima. Todos valen por lo que son. Todos tienen valores y carencias, que se deben conocer para construir sobre ellos nuestra identidad. Las propias debilidades pueden ser fortalezas si se aceptan y se trabajan en superarlas. No hay nada más formativo que ayude a crecer que asumir el error o la deficiencia como propuesta de superación. Sólo esto es posible asumirlo cuando se trabaja con vocación, cuando la docencia se asume desde el servicio y el compromiso, cuando se es docente con todas las ganas de lograr en el otro que despierte en el amor, en la convivencia, en la comunión con el otro sobre una base sólida de valores fundamentales que lo protegerán a pesar de que su realidad sea cambiante y se incline hacia la destrucción de la humanidad, propia de la persona.

De ahí, se desprende la importancia de que los docentes quieran a sus estudiantes, de modo que se sientan importantes, valorados, amados. A algunos les va a tocar incluso llenar ese vacío de amor que sus alumnos nunca encontraron en su hogar y curar de este modo las profundas heridas del desamor. Con amor sincero y pleno, se logra en el otro que éste ceda en su empeño de no avanzar y quedarse atrás a pesar de las oportunidades que la vida le presenta, y es, precisamente el estudio una de esas grandes oportunidades que le permitirán ser mejor cada día acompañado de esfuerzo, tolerancia, humildad, sacrificio y esperanza hacia la plenitud de la persona.

Tan importante es educar en el conocimiento propio y en el amor personal como en educar para enseñar a vivir con autenticidad, a ser dueño y señor de la propia vida. En nuestros contextos, la mayoría de las personas no se atreve a vivir y muchos son vividos por los demás sin el valor para ser sujetos de sí mismos, incapaces de darle un sentido propio y personal a su existencia. De allí que la educación enseñe a amar la vida, a defenderla, a hacerla posible para los que no pueden disfrutar de ella.

En consecuencia, la educación debe promover y garantizar las competencias esenciales para una sana convivencia y para el ejercicio de una ciudadanía responsable. La vía posible es educando desde una posición vocacional que lleva a asumir el rol docente con dignidad, atreviéndose a ejecutar acciones posibles sólo si se está comprometido. Asimismo, se debe educar valores, lo que implica que cada maestro y profesor entiende y asume que no es solo docente de una determinada asignatura, sino que fundamentalmente es educador de humanidad, maestro del corazón y de la vida.

Por otra parte, para educar en humanidad, para la solidaridad y en autonomía, es necesario tener conocimiento y conciencia del mundo actual, lo que permite al docente saber cómo actuar frente a la violencia, el desamor, la indiferencia, el individualismo, la impaciencia, la intolerancia y la inmediatez. Educar en tiempos de fragilidad humana implica estar fortalecido en el amor, en el servicio, en el compromiso cuyo objetivo es dar lo mejor como primicia vocacional. Ese amor debe ser entendido como la capacidad de donarse, de entender que el otro es persona digna necesitada de comprensión y presencia guiada, impregnada de cercanía, consejos y sabiduría. No es posible darse a otro en sentido pedagógico si no se ama de verdad lo que se hace.

El ejercicio docente orientado a la formación de ciudadanos autónomos y solidarios debe estar acompañado del manejo adecuado de la inteligencia emocional en cuanto a conocimiento de las propias emociones, manejo de las emociones y la automotivación. Es de vital importancia tener presente que las emociones hacen que nos sintamos vivos y nos permiten dar frente a situaciones diarias. Por ello debemos dejar de asimilar la emotividad a la irracionalidad, y de inhibirlas como si fueran señales de gran debilidad; y si tenemos que controlarlas, no olvidemos escucharlas, porque nos informan sobre quiénes somos y cómo funcionamos.

También es requerimiento valerse de una inteligencia emocional que le encamine a la comprensión de su propio ser y el de los demás, a comprender el mundo y dar respuestas apropiadas a los acontecimientos y problemas, de modo de contribuir a su transformación. Todo esto, parte de que los docentes se conozcan en lo emocional y sepan ponerlo en práctica para ser capaces de alcanzar lo planteado y desarrollar con eficacia su labor. Además, les permite ver en el estudiante esa tierra fértil donde caerán las semillas de esperanza que pronto germinarán para su propio bien y el de la sociedad.

En síntesis, la formación de ciudadanos autónomos y solidarios lleva la marca vocacional del docente que ha asumido la labor de educar para la vida, en valores y con el compromiso de darle a la familia y a la sociedad en general un ser fortalecido en lo personal, en lo ético, auténtico y autónomo en su pensar y actuar, capaz de dar respuesta a una sociedad golpeada, minimizada a lo material, que ha perdido el norte en cuanto a humanidad se refiere.

La praxis educativa debe partir de una revisión en lo personal que dé paso a la reflexión sobre su ser y su accionar en el contexto educativo. Si esto sólo queda en el título obtenido, se perderá el esfuerzo académico porque no estuvo acompañado e impregnado de compromiso vocacional y humano. Es también, un reto para el docente, asumir en medio de una realidad compleja y difícil, ser la diferencia en cuanto a formación de ciudadanos con características propias en lo humano y en lo intelectual. Ese camino sólo se materializa, cuando la conciencia, el amor a la profesión y el compromiso son parte esencial del educador, indistintamente el nivel que ejerza.

Por tanto, el docente debe tener presente que el compromiso adquirido como opción vocacional no debe apartarse de dicho objetivo a pesar de que los contextos sean contrarios a los valores fundamentales o negativos al punto de restar la convivencia y la paz social. Lograr con éxito una formación ciudadana basada en autonomía y solidaridad no será una utopía cuando ésta sea desarrollada con amor, inteligencia, liderazgo, entrega, equilibrio y convicción por parte del docente que ha sido llamado a ejercer la profesión con alegría, entusiasmo para así generar con ella una respuesta esperanzadora en contextos de vínculos humanos frágiles.

CONCLUSIONES

Educar en valores y para la vida es la gran responsabilidad que tienen las personas que han optado por la docencia. Cuando la llamada al servicio se lleva a cabo a través de la entrega, el compromiso, el entusiasmo y la suficiente conciencia de saber que todo nuestro ser es instrumento para la formación integral de individuos de diferentes edades, genera en la persona la posibilidad de darse plenamente a la profesión escogida.

Hasta hace unos años, era relativamente menos complejo educar porque, en primer lugar, había consenso entre lo que se consideraba bueno y malo y la búsqueda y vivencia del bien parecía ser tarea de todos. De ahí que, en general, había una gran coherencia entre lo que se practicaba y enseñaba en la casa, en las escuelas y en la sociedad en general. En cierto sentido, toda la sociedad asumía su papel de educadora. Tristemente, hoy vemos y vivimos lo opuesto. Fragilidad en todo sentido: en el ejercicio de la autoridad, en el sinsentido de relaciones fantasmas que sólo buscan cubrir tanta soledad y desamor, inmediatez para todo, no se tiene paciencia para alcanzar o practicar en su debido tiempo lo que corresponde según la edad, intolerancia, amor por lo material más que por la propia vida, desatención, abandono moral, mediocridad en el actuar, en el hablar y en el pensar, incapacidad para dar respuesta concreta y oportuna a tantas necesidades del ser humano.

Ante esta cruda y difícil realidad, los docentes se sienten solos y desorientados, impotentes muchas veces para promover unos determinados valores que la sociedad no está dispuesta a practicar y que, incluso considera inapropiados para triunfar en la vida. A los educadores se les pide mucho y se les da muy poco. Se les pide que sean padres, pedagogos, psicólogos, orientadores, especialistas. Con frecuencia reciben estudiantes que no saben socializar o lo hacen negativamente, acostumbrados a considerar la mentira, el robo, la agresión y la violencia como medios lícitos y eficaces para resolver los problemas y triunfar en la vida. De ahí que, cada vez más, los educadores deben enfrentar el desinterés y la apatía de sus alumnos, e incluso la imposibilidad de atender en forma plena y eficiente a todos los que están bajo su responsabilidad.

Todo esto, produce en muchos el abandono de su papel de educar y tratan de reducir su rol al de meros instructores. De este modo se da la espalda a una realidad que grita fuertemente que no desistas y que te invita a aferrarte a los principios y valores, y al compromiso asumido al optar por educar, aunque todo tu entorno se haya oscurecido; que sostengas tu vocación docente a pesar de las corrientes contrarias para así seguir promoviendo en las generaciones que se están levantando la solidaridad, cooperación y libertad.

Para que esto sea posible, es vital comprender que sólo se podrá transformar desde el ser y el accionar docente, cuando éste asuma con gran responsabilidad la tarea de educar en valores y se esfuerce por vivirlos y enseñarlos con su propia vida. Asimismo, es importante comprender que no es posible educar en determinados valores si no son propios del centro educativo en el que se labora o no se trabaja con visión social lo que se requiere en función del bien del educando, y por último, lo relevante en nuestro ser y actuar docente es integrar la familia, la comunidad con la escuela, partiendo de que todas deben ir de la mano para dar respuesta favorable a los retos y desafíos propios de la sociedad en general.

De esta manera, no estará el docente caminando por vías distintas a su realidad, aunque ésta golpea diariamente su labor y le resta cada vez más detalles en su labor. Lo sublime de la profesión docente está en la de formar ciudadanos auténticos, libres, fuertes en lo humano, líderes comprometidos, capaces de responder y dar frente a la compleja vida que Dios nos obsequió y que debemos conocer, amar y valorar mientras seamos parte de ella.

Agradecimientos

Un agradecimiento al personal directivo y docente de la Unidad Educativa Nacional Dr. Rafael Calles Sierra de la Ciudad de Santa Ana de Coro por el apoyo brindado en la realización de esta investigación.

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