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Crisis de la contabilidad: contexto y dimensiones
Marco Antonio Machado
Marco Antonio Machado
Crisis de la contabilidad: contexto y dimensiones
LÚMINA, núm. 10, 2009
Universidad de Manizales
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Resumen: En un contexto de crisis del mundo actual en sus diversas expresiones (mundo social, económico, de la educación, las organizaciones, profesiones y disciplinas), la contabilidad también presenta un diagnóstico de crisis en sus diversas dimensiones (externa e interna). Desde una perspectiva sistémica, la dimensión externa está constituida por las relaciones de la contabilidad con los elementos del contexto en que se estudia, desarrolla y aplica (concepciones, imaginarios o modelos en uso para interpretar el mundo real, la relaciones de la contabilidad con sus usuarios y con otras disciplinas), en tanto que la interna se refiere a sus elementos constitutivos como ciencia o disciplina científica (objeto, método, teoría, sujeto cognoscente -comunidad contable- y lenguaje).

Desde esta visión sistémica, la contabilidad está en crisis, la cual, en esencia, es la crisis de los modelos en uso, de las formas de interpretar y representar el mundo, por parte de la comunidad contable científica y profesional. En marco de esta situación (presagio de cambios paradigmáticos), los objetos, los métodos, las teorías en uso y el lenguaje utilizado para observar, interpretar y representar la realidad, acusan deficiencias que imposibilitan una imagen comprehensiva de las organizaciones contemporáneas, dinámicas en esencia.

Palabras clave:Representación Contable, Visión Sistémica, Crisis de la Contabilidad.

Abstract: In a context of crisis like the one in the contemporary world considering its various sides (social, economical, educational, organizational and disciplinary) accounting also undergoes a diagnosis of crisis in its various dimensions (external and internal). From a systematic perspective, the external dimension is constituted by the accounting relationships with the elements of the context in which it is studied, developed and applied (conceptions, imaginaries or models in use to interpret the real world, the relationships of accounting with its users and other disciplines) while the internal refers to its constitutive elements as a science or a scientific discipline (object, method, theory, knowing subject –accounting community– and language).

From this systemic view, Accounting is in crisis, a crisis that essentially is the one affecting the models in use, the ways to interpret and represent the world by the scientific and professional accounting community. In this framework (anticipation of paradigmatic changes) objects, methods, theories in use, and the language used to observe, interpret and represent reality have deficiencies that inhibit a comprehensive image of the contemporary organizations, which are essentially dynamic.

Keywords: Accounting Representation, Systemic View, Crisis of Accounting.

Carátula del artículo

Crisis de la contabilidad: contexto y dimensiones

Marco Antonio Machado
Universidad de Antioquia, Colombia
LÚMINA, núm. 10, 2009
Universidad de Manizales

Recepción: 30 Julio 2009

Aprobación: 20 Septiembre 2009

Introducción

La palabra “crisis” es uno de esos términos polisémicos, tanto de uso popular como científico y secular, en términos semánticos es un significante que representa las construcciones mentales referentes a hechos, sucesos y fenómenos del “mundo real” a menudo salpicadas por los análisis, juicios y evaluaciones (una óptica o perspectiva) con respecto a situaciones que motivan la inquietud colectiva.

El concepto de crisis se hace familiar en los tiempos actuales, en el mundo contemporáneo; hacer mención al significante crisis, refleja inconformidad de los seres humanos frente a situaciones y estructuras, así como transición hacia una revolución dadas las anomalías graves que llevan al cambio de paradigma (Kuhn, 1986: 176).

Desde una perspectiva semiológica “crisis” es un signo o un símbolo provocador, en términos epistemológicos es un “esguince”, una ruptura en el pensamiento normal (al decir de Kuhn), en tanto que en oratoria suele constituirse en un eufemismo para velar injusticias, abusos, errores y, en síntesis, el lado oscuro de la humanidad.

Este concepto al arraigarse al discurso popular asume un significado peyorativo hasta el punto que genera cambios actitudinales e impacta los imaginarios sociales aún sin un contenido empírico real. Tal parece que la palabra crisis detona actitudes individuales e imaginarios colectivos que denotan el actuar en consecuencia, de manera oportuna ante las exigencias y oportunidades que representa, o de forma reactiva, frente a los temores y amenazas que envuelve.

En términos generales, una crisis refleja un estado de cosas, caracterizado por las rupturas que se producen y las fisuras que quedan luego de fricciones y contradicciones existentes entre poderes y planteamientos provenientes del interés y de la necesidad humana. Frente a la crisis las disciplinas y, concretamente, las comunidades académicas, asumen una misión colectiva de análisis y evaluación, en tanto que los quehaceres profesionales, representados en sus practicantes, asumen la impronta de anticipación o reacción frente a sus manifestaciones.

Se intenta asumir en este escrito una postura reflexiva, más que crítica, en torno a la representación contable, no desde el realismo ingenuo que pretende hacer pensar que toda representación de la realidad es un reflejo automático de ésta bajo la metáfora del espejo, sino más bien, desde las orientaciones del construccionismo social que imprimen una dinámica cognitiva distinta a los procesos de conocer el mundo y actuar en consecuencia.

Este escrito surge en el ámbito de las reflexiones generadas en marco del Doctorado en Ciencias Contables de la Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela) y de las inquietudes suscitadas en desarrollo del proyecto de aula de Modelación Contable que desarrolla la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia). Sin embargo, lo aquí expresado es resultado de la reflexión del autor con un ánimo constructivo y con el interés de propiciar el encuentro, la comunicación y el ejercicio de comunidad contable disciplinal que permitan el compartir y definir nuevos caminos para la disciplina contable con base en el arsenal cognoscitivo, científico y epistemológico que hoy ocupa profesionalmente a académicos y practicantes.

Se espera, con este trabajo, contribuir a las reflexiones que sobre el tema ha aportado la comunidad contable internacional y afirmar la voluntad de construir horizontes para hacer de la contabilidad una propuesta visionaria que aporte a resolver los entramados problémicos contemporáneos.

1. Contexto de la disciplina contable: crisis del mundo real

Cuando un sistema o estructura acusa crisis, sus diversos elementos replican tal situación de anormalidad (con sus manifestaciones y consecuencias) en marco de una lógica de recursividad y coherencia entre las partes y el todo del cual hacen parte. En esa medida la crisis del sistema, estructura o todo se explica por la crisis de sus subsistemas y elementos, así como la situación crítica de los elementos o partes del sistema, estructura o todo es explicada por dicha situación crítica.

Diversos aspectos se encuentran en crisis a la luz de diversos diagnósticos de la situación actual del mundo; socialmente se presenta una crisis en el contexto universal ante la ausencia de valores, las situaciones de hambre, pobreza y otras necesidades básicas insatisfechas; la realidad económica manifiesta una crisis frente a la senda de la globalización, la escasez de recursos y alimentos; la educación está diagnosticada en crisis por sus falencias en términos de pobreza cultural; las organizaciones se enfrentan a situaciones de ineficiencia, imprevisión y corrupción; las profesiones liberales se encuentran en crisis por su desorientación, en tanto que las ciencias sociales se encuentran en crisis por sus deficiencias como alternativa de interpretar el mundo y brindar soluciones a sus problemas.

Las graves consecuencias de la modernidad se confrontan actualmente al decir de Giddens (1990: 159-160) en aspectos tales como crecimiento del poder totalitario, colapso de los mecanismos de crecimiento económico, el conflicto nuclear o guerra a gran escala y la desintegración o desastre ecológico. En relación con las organizaciones que participan en los mercados, plantea que las “externalidades” que no llegan a tocar o que influencian adversamente a grupos sociales vulnerables “podrían tener implicaciones sociales explosivas” (Giddens, 1990: 160).

Para Dierckxsens (2008: 72) la crisis sistémica y la depresión mundial tienen base en una economía insolidaria al extremo; según este autor “En el mundo actual hay un conflicto enorme entre la abundancia de artículos de lujo para una clase de consumidores, y la escasez y el encarecimiento crecientes de los artículos básicos”.

La crisis del mundo actual se relaciona con la ciencia, el caos social, el individualismo y el materialismo; esta situación podrá ser superada en la medida en que se forme una élite que venza “todos esos obstáculos” y triunfe sobre “la hostilidad de un medio opuesto a toda espiritualidad” (Guénon, 2001: 142).

El mundo social atraviesa por cambios sorprendentes impulsados por la ciencia y la tecnología; según Eduardo Vizer (De Moraes, 2007: 61) “una característica crítica de nuestros tiempos, consecuencia en buena medida de la revolución tecnológica, se halla en el temor a los desafíos de la homogenización de las prácticas y de los discursos de una economía política pagmática y fundamentalmente utilitarista”. La sociedad se encuentra actualmente en una escalada consumista que la llevará a la decepción, a los deseos defraudados (Lipovetsky, 2006: 52-53) y la educación, siguiendo a Lipovetsky (2006: 34) representada en la escuela, también representa un centro de decepción dado que ya no permite las mismas posibilidades de ascenso social que antes permitía.

Las organizaciones son concebidas como sistemas cerrados, con tareas lineales para realizar y controlar; un legado de Newton y Descartes es la imagen mecanicista de organización en la cual todos los aspectos se conciben desde visiones, determinísticas, cuantitativas y matematizables. Según Morgan (1996: 28) “Las formas mecanicistas de la organización han resultado increíblemente populares, en parte a causa de su eficacia en la realización de numerosas tareas, pero también por su capacidad de reforzar y sustentar particulares modelos de poder y control”.

Las profesiones liberales por su parte se debaten entre el mediatismo de las exigencias organizacionales y la maduración de las labores de reflexión problematizadora y creativa; dicha situación conlleva un debate entre el predominio del trabajo intelectual o el de las operaciones manuales, lo cual muchas veces deriva en una riesgosa inclinación por lo manual.

2. La disciplina contable y crisis de la ciencia

El concepto de crisis al arraigarse al discurso de las ciencias naturales bajo sus nociones determinísticas de un mundo en armonía natural, orden preestablecido y alcanzado, cambios lentos y pronosticables, leyes de causa y efecto, etc., adquiere un significado de anormalidad y de síntoma inequívoco que alerta los esfuerzos humanos en procura de restablecer la armonía perdida y el orden natural alterado.

Al arraigarse este concepto al discurso de las ciencias sociales, el término “crisis” mantiene el significado de inestabilidad y anormalidad que justifica los ajustes necesarios, especialmente para los positivistas. Desde otros discursos de las ciencias sociales, “crisis” asume connotaciones de alternativa de construcción social tras situaciones anormales en la vivencia humana y el pensamiento, tales como la rutina dogmática, el estancamiento intelectual, el continuismo regresivo y la ausencia de humanismo, entre otras.

Las ciencias sociales se encuentran en situación de crisis dados los cambios sociales y económicos que no han sido asumidos por éstas; según Dieterich (2005: 47), sustentado en Soros, Fukuyama, Huntington y la situación del marxismo actual, “la crisis de las ciencias sociales es generalizada, hecho que se puede demostrar con facilidad en sus diferentes disciplinas particulares, como son la economía, la filosofía, la sociología, las ciencias políticas, la antropología, la psicología, la historia…”. La teoría neoclásica con sus modelos en uso, conlleva una racionalidad económica basada en la maximización de los beneficios sin ninguna otra consideración; en esta teoría subyace la idea de que la destrucción de la naturaleza no aparece como pérdida dado que lo que se pierde no tiene valor.

En el mundo contable y de las ciencias contables, existen dos orientaciones de lo contable claramente demarcadas y complementarias (aún cuando en algunos escenarios se quieren presentar como antagónicas), algunas de estas son postuladas por académicos (científicos) y otras por los practicantes (profesionistas) de manera indistinta; algunos asumen lo contable como lo representable del mundo financiero, económico y social (incluyendo lo intelectual y ambiental) y relativo a la riqueza), en tanto que otros lo asumen simplemente como lo cuantificable y monetario; para Mattessich la contabilidad se relaciona con lo crematístico, y desde un diccionario corriente se esgrimen las dos connotaciones referidas, como lo monetario y lo relativo a la riqueza.

Aplicado en concepto de crisis al mundo contable, adquiere connota- ciones diversas que orientan las formas de pensar, decidir y actuar. Puede ser concebida como algo anormal, reprochable y que debe ser evitado en procura de encontrar caminos mejores o plantear soluciones al problema o problemas que esta representa, también puede asumirse como una situación (coyuntural o estructural -incluso cíclica-) de la naturaleza humana, por tanto frente a ella no es necesario buscarle caminos o salidas pues ésta en sí misma es el camino o la salida que le da sentido a la construcción social.

Si a este problema interpretativo le agregamos una mirada ontológica puede escenificarse que para algunos la crisis existe en el mundo “real” (exterior al ser humano), en tanto que para otros, la crisis es una creación o construcción del mundo mental, es decir como algo “real” o construido, estableciendo así un parangón entre los fundamentos platónicos y aristotélicos presentes en las discusiones cotidianas, las cuales definen sendas posiciones irreconciliables.

En consecuencia, las opiniones, análisis, diagnósticos, evaluaciones y juicios en torno a la situación o estado actual de objeto alguno en crisis, siempre estarán mediadas por modelos interpretativos y estas interpretaciones, pueden contener, incluso, antagonismos bien se trate de una situación cargada con connotaciones negativas (catástrofes, dificultades o amenazas) o positivas (pruebas, oportunidades o retos) tratándose de un mismo fenómeno o situación.

La contabilidad como conocimiento, disciplina o ciencia (dependiendo del grado de abstracción que utilicemos para interpretarla y definirla) se vincula al mundo social, al mundo económico, al de la educación, de las organizaciones, de las profesiones y las disciplinas; como un todo armónico, la contabilidad se en concibe en red (se enreda) con su contexto de manera sistémica. Por su parte, el sistema mundo real manifiesta en estos aspectos su naturaleza expresada en términos de lo material, lo mental y lo simbólico, según lo planteado -con base en Odgen y Popper- por Padrón (2007: 3); este sistema es observado, interpretado y representado desde las teorías, modelos y procesos que componen el corpus cognoscitivo de la ciencia contable.

3. Dos dimensiones de la crisis de la contabilidad

Dado que los aspectos del contexto configuran una crisis, sería ingenuo pensar que las ciencias y disciplinas como la contabilidad, son inmunes frente a esta situación; igualmente, sería facilista pensar que la crisis contable es una “caja negra” que no puede ser auscultada desde una aproximación analítica.

La crisis de las disciplinas se manifiesta en sus dimensiones externa e interna, connotadas, respectivamente, por sus relaciones con los elementos del contexto en que se desenvuelven y sus elementos constitutivos. La dimensión externa de la crisis contable consiste en las concepciones, imaginarios o modelos en uso para interpretar el mundo real, la relaciones de la contabilidad con sus usuarios y con otras disciplinas, en tanto que la dimensión interna se refiere a los elementos básicos constitutivos de la contabilidad, tales como su objeto, método y teoría (Machado, 1991: 273) el sujeto cognoscente (comunidad contable) y el lenguaje para dar cuenta del objeto.

En lo externo se critica la visión de mundo (modelos en uso) que tienen los contables y los usuarios profesionales del conocimiento contable, una visión mecanicista del mundo y de las organizaciones, que reduce el mundo a cuentas, que concibe las organizaciones como sistemas de cuentas que mantienen relaciones entre ellas, olvidando que estas son tan sólo una representación de sus atributos a la luz de un modelo contable.

Otro elemento crítico externo es la interdisciplina o relación de la contabilidad con otros corpus cognoscitivos dado el carácter endógeno que refleja al no recurrir a otros para su desarrollo teórico; en muchos casos la interdisciplina se relaciona con aspectos profesionales mediáticos y operacionales de aplicación normativa, de comprensión de una actividad económica, de tabulación estadística de datos, de habilidades matemáticas de cálculo o de uso de un programa o paquete computacional.

La relación de la contabilidad con los usuarios no satisface las necesidades de éstos, pues los usos de la contabilidad en la práctica contable se limitan a la confección de informes sintéticos proforma que responden a requerimientos legales más que a necesidades primarias de la organización o la sociedad. Es frecuente escuchar quejas y comentarios críticos emanados de los usuarios, cuando no el desconocimiento de sus novedades.

La contabilidad pretende representar ciertos segmentos de la realidad, pero en muchos casos no la refleja, connotando una situación de “autismo” disciplinal dadas las aplicaciones del modelo en uso por parte de los practicantes en las organizaciones. Según Robles (2006: 3) “al margen de lo contable, en la vida es difícil encontrar algo que sea verdad o mentira desde cualquier punto de vista o enfoque. Sin embargo, no hay punto de vista o enfoque con el que encontrar la verdad en la contabilidad. Todos son mentiras o medias verdades.”

En la dimensión interna, cinco elementos componen el sistema contabilidad, desde una perspectiva cognoscitiva; estos son: sujeto, objeto, método, teoría y lenguaje. La misión de toda disciplina, de su comunidad científica, es brindar formas comprensivas del mundo (teorías y modelos) para proponer soluciones a los problemas de la realidad objeto de estudio, a partir de aplicar un método y representar la realidad mediante un lenguaje. Cuando esta misión no se alcanza, de seguro que como parte del todo, los elementos que componen el corpus cognoscitivo presentarán deficiencias, hasta llegar a una revolución que le permita crear nuevas formas interpretativas (modelos) y de actuación a su comunidad científica.

Una primera manifestación de la crisis contable interna, se refleja en su comunidad científica o disciplinal, en la dualidad entre estudio y aplicación, ya que existe en aspectos laborales es proclive a la aplicación a veces acrítica de los conocimientos (científicos y técnicos), especialmente en países donde existe la contaduría pública; por su parte, esta profesión se debate entre ser realmente liberal o mecánica por los designios de su ejercicio, al priorizar en las operaciones intelectuales o manuales; el nexo entre ciencia (comunidad científica) y profesión contable (comunidad profesional) se resquebraja por la rutina dogmática que conlleva prácticas de oficio o profesiones mecanizadas.

La crisis del objeto de estudio es la resultante de la ausencia de respuestas interpretativas y representativas del mundo real; dada la dinámica de las organizaciones, las imágenes representativas siempre estarán en duda. Si el mundo real se diagnostica en crisis, sería ingenuo pensar que la contabilidad no recibe los influjos de esta situación.

El método que se utiliza para observar, interpretar y representar la realidad, se limita generalmente a la medición histórica o cliometría, que parte de una clasificación con base en una taxonomía que contiene unas categorías o variables del modelo financiero-patrimonialista; aunque la contabilidad ofrece métodos analíticos y diversas formas interpretativas de la realidad, la demanda de estos avances disciplinales a nivel profesional es casi nula, dado el enfoque mencionado.

La teoría se encuentra en crisis, pues los modelos en uso que se derivan de algunas escuelas como la Contista y la Patrimonialista, han sido cuestionados por sus limitaciones para captar lo macro, lo cualitativo, lo no monetario y lo inmaterial, razón por la cual, en términos de García C. (2002: 221), se deben “considerar los distintos elementos del dominio del discurso contable para elaborar modelos referentes a los mismos”; igualmente, la teoría crítica en uso se orienta a describir más que a transformar la realidad. De otra parte, la discusión que según Mattessich (2003: capítulo 4) enfrenta a los enfoques positivos y normativos, connotando un cisma en el mundo académico, podría resolverse asumiendo el camino de la teoría condicional normativa; sin embargo, aún no hay posibilidad de síntesis por los senderos de la comunidad contable.

El elemento del lenguaje se refiere al uso de aspectos semánticos, matemáticos y analógicos conexos con sus formas de representación. Al respecto, la partida doble convencional acusa deficiencias y críticas desde hace algunos años; una evidencia de ello es que diversos autores (Gomberg, Mattessich, Ijiri, etc.) han realizado propuestas alternativas (causal, matricial, vectorial, etc.) y han hecho críticas a ésta por sus deficiencias. Tal como lo manifiesta García G. (1976: 3) “todo esto supone la desaparición de la PARTIDA DOBLE como tal y del monopolio que tenía como herramienta básica en la administración de negocios”; sin duda, un presagio que exige una reflexión profunda más que un comentario superficial de aceptación o rechazo.

Desde esta visión sistémica, la contabilidad está en crisis, que en esencia es la crisis de los modelos en uso por parte de la comunidad científica y profesional, dado que de los objetos, los métodos, las teorías en uso y el lenguaje utilizado, para observar, interpretar y representar la realidad acusan deficiencias que imposibilitan una imagen comprehensiva de las organizaciones.

4. Contabilidad y realidad: crisis de representación

El mundo cambia y la contabilidad lo representa para permitir su gestión y control, convertir información en decisiones y acciones, agregar valor a las organizaciones. Las organizaciones son concebidas como máquinas con elementos intercambiables, son cuentas que se ensamblan para confeccionar estados contables; frente a una visión mecánica de mundo se esgrimen visiones alternativas como las que brinda el sistemismo, la complejidad, cibernética, etc.

La representación acorde con un enfoque contable científico, se asocia con el punto de vista cognitivo y desde allí puede ser abordada como un proceso por medio del cual los seres humanos aprehenden el mundo real y construyen la realidad subjetiva en su proceso de interacción con ésta. Desde el punto de vista técnico la representación se connota como un proceso de reconocimiento y agregación en una cuenta, en tanto que desde el comunicacional adquiere una connotación de mensaje.

La comunidad contable académica ha planteado propuestas alternativas a la partida doble convencional, las cuales podrían ser denominadas, genéricamente, como modelos de representación contable. Algunas nominaciones son “métodos para reflejar los hechos contables” (Ballestero, 1975), “métodos de representación contable” (Requena, 1977), “nuevas concepciones y representaciones (Mallo, 1979)”, “tendencias actuales de la contabilidad” (Ziaurris, 1987), “tipos de aprehensión de un objeto o realidad” (Rodríguez, 1990), “nuevas formas de medición y representación contable” (Buitrago, 1992), “modelización contable” (Peinó, 1993) “Formas de presentación y representación” (Tascón, 1995), “Formas de representación” (Cañibano, 1997) y “Formas de exponer las mediciones contables” (Mattessich, 2002); estas denominaciones encierran un esfuerzo mental de los diversos autores por procurar una representación de la realidad mucho más útil, didáctica y comprensiva en relación con la partida doble convencional.

Todas estas propuestas procuran brindar alternativas más contemporáneas y más precisas para representar la realidad con los avances más significativos de la ciencia y satisfacer las necesidades de representar la realidad. En la mayoría de estas expresiones no se aborda una discusión epistemológica en torno a la realidad, por lo cual se asume que son las visiones tradicionales relacionadas con el mundo financiero y patrimonialista de las organizaciones, un mundo reducido con respecto a que la realidad de éstas representa desde la complejidad y otros enfoques contemporáneos.

Los autores enunciados no han precisado el término de representación, ni asumido una reflexión epistemológica para abordar el tema; sus planteamientos se orientan a realizar una aplicación del concepto a las opciones contables existentes. Sin embargo, superan el tradicional significado dado a la representación contable como concepto vinculado al registro, clasificación y agregación contista o como significante exclusivo del enfoque contable comunicacional.

Representar no es registrar sistemáticamente datos que guardan isomorfismo con la cuenta, ni realizar un ejercicio taxonómico utilizando unas categorías básicas (activo, pasivo, patrimonio, ingresos, costos, gastos y utilidad), es más bien la puesta de nuevo “en escena” de una realidad financiera, económica y social, cuyos datos contenidos en unos documentos soporte no son más que su formalización jurídica o administrativa. Representar el mundo es una tarea de las ciencias sociales, que sólo puede cumplirse mediante el reconocimiento de las estructuras y las propiedades emergentes de su objeto de estudio, aquel que da sentido a su dominio de discurso y campos de aplicación.

En diversos textos que definen el concepto de contabilidad es posible abstraer el objeto de representación contable, y a partir de éste connotar un puzzle haciendo referencia a la partida doble convencional, al decir de García G. (1996: 82), entre diversos aspectos conexos: concepción contista de la realidad (conjunto de cuentas), teoría de conjuntos (operaciones), fundamento contable hacendalista (patrimonio), teoría comunicacional (contabilidad como sistema de información), teoría administrativa (herramienta para la toma de decisiones), el apoyo en la economía de los negocios y fundamentos de la teoría neoclásica (maximización del beneficio, racionalidad económica y alusión al mercado), entre otros.

La práctica contable permite aproximar ciertos elementos objeto de representación por parte de los contables a partir de sus instrumentos; en ese sentido, puede hacerse referencia a transacciones, movimientos y, en algunos casos muy concretos, documentos soporte -cuando se asume representación como registro-. A partir del análisis de algunos autores (Horngren, Meigs y otros) es posible evidenciar la tendencia a mencionar como objetos de representación diversos aspectos tales como las “operaciones”, lo “económico” (más específicamente lo “financiero”), los “negocios”, lo “mercantil” y los fenómenos patrimoniales, entre otros. Muy probablemente, estos aspectos excesivamente puntuales permitan confluir con base en la teoría de la complejidad, los enfoques críticos y las visiones interpretativas, a un constructo más abstracto denominado organizaciones, dentro de las cuales transacciones, operaciones, movimientos, etc., no serían más que los árboles que no dejan ver el bosque.

La crisis de la contabilidad se plantea en términos de representación para Macintosh y su grupo, ya que según ellos, la disciplina contable ha dejado de referirse a realidades o cuestiones con referentes en el mundo real; por ejemplo, el concepto de ingreso no necesariamente contiene propiedades emergentes sino que son creadas.

Por su parte, Mattessich (2003, a: 20-27) propone su modelo capas-cebolla, representando la realidad mediante esta metáfora que recurre a la planta liliácea y reconoce diversas realidades en cada una de sus capas (fisicoquímica, biológica, psicológica, social y absoluta). La crisis estaría representada en el reduccionismo de la contabilidad, desde la práctica de los contables a algunas de estas capas, vale decir, la financiera y monetaria, desconociendo la compleja realidad connotada en aspectos no financieros (administrativos, económicos y sociales) ni monetarios.

Macintosh (2004: 2) desde una visión postmodernista, plantea que la problemática de la contabilidad es una crisis de representación y que la contabilidad no debe reflejar la realidad sino construirla. Bajo esta perspectiva, sugiere este autor y su grupo, que en los informes contables no se refleja ninguna realidad económica o renta verdadera sino que se está produciendo el significado, o sea que la realidad es la representación mental (Mattessich, 2003, a: 61) frente a lo cual Mattessich (2003, a: 61) cuestiona que “las representaciones conceptuales y visuales llegan a ser alucinaciones, es decir falsedades; y se pierde el contacto con la realidad.

…el esquizofrénico… no puede distinguir entre realidad y representación mental, los miembros del grupo Macintosh decidieron libremente no reconocer esta diferencia”. En esta controversia se presenta, sin duda, un debate contemporáneo en cuanto al papel de los contables frente a la realidad, un aspecto esencial que debe ampliar el trabajo investigativo de la disciplina contable desde una perspectiva ontológica.

Dado que los conceptos de representación e interpretación comienzan a ser abordados desde la teoría contable, es posible propiciar el cambio de paradigma reconociendo una crisis al respecto. No es osado plantear que la crisis actual de la ciencia contable tiene estrecha relación con la forma que tienen los contables de ver el mundo y la manera como conciben y representan la realidad de las organizaciones.

Conclusión

La contabilidad se enmarca en un contexto complejo y dinámico; como disciplina, afronta una situación de crisis connotada desde las dimensiones interna y externa en un contexto de crisis del mundo en sus aspectos sociales, económicos, organizacionales, disciplinales y profesionales.

Los modelos mentales que conllevan el uso de teorías, métodos y lenguajes por parte de la comunidad contable y de los usuarios profesionales del conocimiento contable, para representar el mundo de las organizaciones, como objeto de estudio y dominio del discurso contable, es el aspecto que refleja mayor criticidad en los tiempos actuales. Por tanto, una alternativa de solución a la crisis es precisar, conocer y dar a conocer la realidad objeto, así como evaluar los modelos que incuban las teorías, métodos y lenguajes en uso, para determinar si posibilitan una representación fiel de la realidad de las organizaciones o, en caso contrario, diseñar o brindar alternativas de representación del mundo sobre el cual diariamente se hace gestión, se toman decisiones y se originan consecuencias (resultados, efectos e impactos).

La búsqueda, diseño y creación de nuevos modelos de interpretación y representación de la realidad de las organizaciones (desde una perspectiva dinámica y social) es un camino pródigo para garantizar la función social de la ciencia contable y procurar la construcción de nuevos conocimientos así como de nuevos servicios que satisfagan a los diversos agentes que confluyen en ese espacio social y político de las empresas, corporaciones, comunidades, instituciones y, genéricamente, organizaciones contemporáneas.

Material suplementario
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