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Impacto de la cultura política en el sistema político
Impact of political culture on the political system
Analéctica, vol. 1, núm. 12, pp. 16-19, 2015
Arkho Ediciones

Analéctica
Arkho Ediciones, Argentina
ISSN-e: 2591-5894
Periodicidad: Bimestral
vol. 1, núm. 12, 2015

Recepción: 11 Febrero 2015

Aprobación: 23 Junio 2015

Resumen: El objetivo del presente texto es ofrecer una reflexión sobre la relación o el impacto que tiene la cultura política sobre el sistema político. La postura que se presenta es que, si todo sistema político está formado por instituciones y personas y esas personas poseen cierta cultura política que sirve como base para interactuar con dichas instituciones, es esperable que haya una relación entre ambos conceptos.

Palabras clave: cultura política, sistema político, instituciones.

Abstract: The objective of this text is to offer a reflection on the relationship or the impact that political culture has on the political system. The position presented is that, if every political system is made up of institutions and people and those people have a certain political culture that serves as a basis for interacting with those institutions, it is expected that there is a relationship between both concepts.

Keywords: political culture, political system, institutions.

Relación entre cultura política y sistema político

El objetivo del presente texto es ofrecer una reflexión sobre la relación o el impacto que tiene la cultura política sobre el sistema político. La postura que se presenta es que, si todo sistema político está formado por instituciones y personas y esas personas poseen cierta cultura política que sirve como base para interactuar con dichas instituciones, es esperable que haya una relación entre ambos conceptos.

Para comenzar, considero necesario ofrecer unas breves definiciones de ambos conceptos:

El sistema político para David Easton es “un conjunto de interacciones políticas. Lo que distingue las interacciones políticas del resto de interacciones sociales es que se orientan hacia la asignación autoritaria de valores a una sociedad” (Easton,1969).

Para Gabriel Almond, “Un sistema político es un sistema de interacciones, existente en todas las sociedades independientes, que realiza las funciones de integración y adaptación, tanto al interior de la sociedad como en relación con las otras, mediante el uso o la amenaza del uso de la violencia física más o menos legítima” (Almond,1960).

Por último, según Samuel Huntington, “Un sistema político es un conjunto formado por unas determinadas instituciones políticas, que tienen unas determinadas expresiones formales identificables en el régimen jurídico, en relación con un cierto nivel de participación que se manifiesta en conductas observables empíricamente y referidas al ejercicio del poder político por medio de las instituciones y los actos del gobierno” (Huntington, 1997).

Como se puede observar, lo común en al menos estas tres definiciones es que se trata de interacciones sociales, que sirven para integrarse y adaptarse, que están orientadas hacia las instituciones políticas y al gobierno y que se plasman en un régimen jurídico.

En lo referente a la cultura política, Jacqueline Peschard la define como “Los valores, concepciones y actitudes que se orientan hacia el ámbito específicamente político, es decir, el conjunto de elementos que configuran la percepción subjetiva que tiene una población respecto del poder” y siendo aún más específica menciona que:

“En última instancia, el referente central de la cultura política es el conjunto de relaciones de dominación y de sujeción, esto es, las relaciones de poder y de autoridad que son los ejes alrededor de los cuales se estructura la vida política. Es el imaginario colectivo construido en torno a los asuntos del poder, la influencia, la autoridad, y su contraparte, la sujeción, el sometimiento, la obediencia y, por supuesto, la resistencia y la rebelión”. (Peschard, 2001)

Si tomamos en cuenta lo anterior, podemos concluir que ambos conceptos, tanto sistema político como cultura política se relacionan y se influyen mutuamente. En la creación o modificación de un sistema político determinado se parte de manera natural de las bases ideológicas (que incluyen la cultura política) de quienes lo forman, incluidos quienes toman las decisiones y quienes votan por ellos, es decir, tanto la “clase política” como “el pueblo, y a su vez, las características que tome el sistema político van influyendo en la cultura política de la gente que vive bajo dicho sistema pues son a ellos a quienes les afectan directamente las virtudes o los defectos del sistema político.

Sistemas políticos y culturas políticas diversas

Si bien es cierto que no existen muchos tipos de sistemas políticos, es cierto también que, aunque formal o nominalmente en algunos casos sean los mismos entre los países, se presentan muchas diferencias, así, no es lo mismo la democracia en Estados Unidos, en Francia o en México por poner un ejemplo. Y si las democracias son diferentes en estos tres lados y en otros más, obedece en gran parte a que sus culturas políticas y su cultura en general son también muy diversas.

¿Por qué una forma de gobierno presidencial puede detentarse como democrático y un sistema parlamentario también? ¿Por qué un presidencialismo puede tener un cariz autoritario y en otros lados puede ser más plural? La respuesta puede en gran parte encontrarse en que los valores, las aspiraciones, las relaciones sociales, son diferentes, son construcciones culturales de cada sociedad y se traducen por ejemplo en sistemas políticos más o menos democráticos, sociedades más o menos participativas, fiscalizadoras y empoderadas, gobiernos más o menos corruptos, etcétera.

El caso mexicano. La ENCUP 2012

La ENCUP es la encuesta nacional sobre cultura política y prácticas ciudadanas. En esta ocasión, sin tratar de ser exhaustivo, hablaré de la edición del 2012. Sólo tomé en cuenta algunos ejes temáticos que consideré de relevancia para el presente trabajo. La encuesta que se menciona tiene como objetivo detectar las percepciones de la ciudadanía sobre ciertos temas públicos y que estos resultados sirvan a los tomadores de decisiones para la formulación de políticas públicas más democráticas.

En México, como en cualquier parte del mundo, se presenta claramente la relación entre la cultura y el sistema político. Veamos algunos resultados de la encuesta:

Para el 85% de los mexicanos la política es algo complicado o muy complicado, lo cual le otorga una connotación negativa y eso es coherente con el hecho de que sólo el 16% de la población esté muy interesada en la política contra un 65% que expresa estar poco interesada. Esto podría explicar al menos en una pequeña parte por qué muy pocos mexicanos leen, escuchan o ven noticias relacionadas con la política, el abstencionismo electoral, o la aún pequeña exigencia de rendición de cuentas, por ejemplo.

En cuanto al índice de conocimiento político, la encuesta aplicó preguntas tan básicas como si conocen o no a qué partido pertenece el gobernador de su estado. Aun así, el índice es de 44% de conocimiento medio contra un 39% de bajo o nulo y apenas un 18% de conocimiento elevado. Una sociedad que está mal informada o que conoce a medias su sistema de gobierno puede conjugarse con un gobierno que no se preocupa por explicar sus acciones, es decir, por dar rendición de cuentas o justificar sus acciones.

En la encuesta es de destacarse que entre la democracia y el desarrollo económico como valores opuestos, el 50% de los mexicanos prefieren el desarrollo económico, es decir, relegan a la democracia a un segundo lugar, sin embargo, cuando la pregunta se plantea de otra manera, y se cuestiona si es mejor una democracia que proteja los derechos aunque no haya mucho desarrollo económico sobre una dictadura que asegure el desarrollo pero que no respete los derechos, el resultado es distinto pues 67% elige la primera opción. Parece ser que el tema “derechos” es importante y ha permeado en la sociedad.

Otro aspecto importante es la confianza. El 69% de los mexicanos creemos que no se puede confiar en otra persona y los partidos políticos, los diputados, senadores, policías, presidentes municipales y gobernadores están entre las figuras en las que menos se confía, lo cual se relaciona con la evaluación de 4,54 en una escala de 0 al 5 que la mayoría menciona sobre el nivel de corrupción que hay en el país. Si existen niveles altos de desconfianza y percepción también de altos niveles de corrupción, nuestro sistema político puede presentar elementos como apatía, e inmovilidad por parte de la sociedad y sistemas complejos de control y autovigilancia. Nuestro sistema electoral, por ejemplo, es bastante complejo en buena parte por los niveles de desconfianza.

Cuando se les preguntó que tanto creen que los gobernantes cumplen la ley, el 73% cree que muy poco y el 17% que nada, es decir, el 90% tiene una idea negativa al respecto. Aquí podría esperarse una pregunta muy obvia: ¿si los gobernantes no cumplen la ley, por qué habrían de cumplirla los gobernados? Así, tenemos un sistema político plagado de simulaciones en el que todos juegan a cumplir y a incumplir la ley constantemente, desde el gobierno y desde la ciudadanía,

Por lo anterior, sostengo que los dos conceptos, los de sistema político y cultura política están completamente relacionados de manera bidireccional. No es que uno de origen a otro necesariamente. En las culturas occidentales la cultura política tiende a buscar valores democráticos y los sistemas políticos también. Pero para que el caso mexicano sea verdaderamente democrático hace falta mucho por hacer. Se debe fortalecer la cultura política democrática para hacer una ciudadanía más participativa y vigilante. A su vez, se debe pugnar por presionar hacia los cambios necesarios en el sistema político para que pueda producir los incentivos para obtener un sistema más democrático y menos corrupto. Al final, la relación bidireccional siempre existirá y el resultado esperado será siempre perfectible.

Referencias

Easton, David (1969) Enfoques sobre teoría política, Amorrortu Editores, Buenos Aires.

Almond, Gabriel y Coleman, James (1960) The Politics in the developing areas, Princeton Press. Princeton.

Huntington, Samuel (1997) El orden político en las sociedades en cambio, Ediciones Paidós.

Peschard, Jacqueline (2001) La cultura política democrática, Cuadernos de divulgación de la cultura democrática, IFE.



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