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El pensamiento complejo y su contribución para impensar las jerarquías entre las ciencias sociales y exactas
Complex thinking and its contribution to unthinking the hierarchies between the social and exact sciences
Analéctica, vol. 0, núm. 2, pp. 9-17, 2014
Arkho Ediciones

Analéctica
Arkho Ediciones, Argentina
ISSN-e: 2591-5894
Periodicidad: Bimestral
vol. 0, núm. 2, 2014

Recepción: 01 Noviembre 2013

Aprobación: 30 Diciembre 2013

Resumen: A través de la propuesta de Edgar Morin del pensamiento complejo, se hará una crítica a la actual jerarquía entre ciencias sociales y exactas. Así mismo analizaremos brevemente como surgió históricamente esa situación, y nos apoyaremos en la propuesta de Wallerstein (1991) de impensar como crítica a la construcción de las diferencias de las ciencias antes mencionadas. Si bien el pensamiento es una operación cognitiva, su génesis está correlacionado a la vida material y ésta es dinamizada por aquella. Ahora, hablar de pensamiento complejo es aceptar una construcción social de la realidad en la que desaparezca el sujeto del centro del universo como el creador de todo olvidando su génesis en la naturaleza a la que ahora somete racionalmente.

Palabras clave: pensamiento complejo, crítica, ciencias sociales.

Abstract: Through Edgar Morin's proposal of complex thought, a critique of the current hierarchy between social and exact sciences will be made. Likewise, we will briefly analyze how this situation arose historically, and we will lean on Wallerstein's (1991) proposal to think critically of the construction of the differences in the sciences mentioned above. Although thought is a cognitive operation, its genesis is correlated to material life and it is energized by it. Now, to speak of complex thought is to accept a social construction of reality in which the subject disappears from the center of the universe as the creator of everything, forgetting its genesis in nature to which it now rationally submits.

Keywords: complex thinking, criticism, social sciences.

A través de la propuesta de Edgar Morin del pensamiento complejo, se hará una crítica a la actual jerarquía entre ciencias sociales y exactas. Así mismo analizaremos brevemente como surgió históricamente esa situación, y nos apoyaremos en la propuesta de Wallerstein (1991) de impensar como crítica a la construcción de las diferencias de las ciencias antes mencionadas.

Pensamiento complejo

Si bien el pensamiento es una operación cognitiva, su génesis está correlacionado a la vida material y ésta es dinamizada por aquella. Ahora, hablar de pensamiento complejo es aceptar una construcción social de la realidad en la que desaparezca el sujeto del centro del universo como el creador de todo olvidando su génesis en la naturaleza a la que ahora somete racionalmente.

Como dice Edgar Morin al pensamiento le pedimos que disipe las tinieblas que están en el camino (Morin, 2007, 21). Cuando nos encontramos encaminados nos atrevemos a dominar a la naturaleza madre, y creamos algo que llamamos ciencia, las hemos dividido en ciencias naturales, sociales y exactas, pero hemos estado en un proceso de disyunción que las ha impedido verse como unidad y diferencia.

Analicemos brevemente el término complejidad. En muchos trabajos académicos suelen definirse los conceptos considerados principales para hacer lúcidas nuestras ideas; organizarlas, analizarlas y creer que somos capaces de manipular la realidad por aprehenderla en palabras. Se opone a este ejercicio definitorio, no puede más que expresar nuestra turbación, nuestra confusión, nuestra incapacidad para definir de manera simple, para nombrar de manera clara, para poner orden a nuestras ideas (Morin, 2007, 21). El uso del lenguaje nos pone en juego en las relaciones sociales cotidianas, unas amalgamas de acontecimientos nos rodean e irlas resolviendo es una hazaña del agente, ya que implica un diálogo con el entorno, y no una petrificación de él.

Al mirar con más atención, la complejidad, es efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico (Morin, 2007, 32). Sin embargo, se nos presenta una paradoja cotidiana. La organización de nuestro mundo inmediato se ve simplificado muchas veces entre el trabajo, la familia y la escuela, pareciese ser la totalidad, pero en esos espacios que construimos socializando se nos aparece el otro con diferencias de capital; cultural, social, económico que muchas veces presentándosenos como problemático, y su efecto el hacernos seres sociales. Para seguir entendiendo el pensamiento complejo veámoslo dialécticamente.

Paradigma simplificador

Parece sorprendente que el proyecto ilustrado que pretendía sacar a la humanidad del dominio de los mitos, de las supersticiones de las órdenes divinas cayera en la patología de la ceguera del conocimiento, sobre lo que Schopenhauer, como crítico de la irracionalidad, similarmente en su reflexión de la voluntad había mencionado.

Creyó que la voluntad es bastante fútil y sin propósito, pero nos protege de un conocimiento de su extrema futilidad alimentando en nosotros una ilusión conocida como intelecto (Eagleton, 1997, 206). Esa voluntad que devino a la humanidad al salir de su minoría de edad se convirtió en una tapadera de distinción con la naturaleza, la separación entre ella y nosotros que nos hizo ser capaces de crear leyes con las que supuestamente se predijeran los acontecimientos del futuro a partir del presente. Colocarnos como amos y señores con la cualidad de racionales inmunes al autoengaño.

Por lo que nuestro pensamiento nos trajo a vivir bajo los imperios de los principios de disyunción, reducción y abstracción, cuyo conjunto constituye el paradigma de la simplificación (Morin, 2007, 29).

La disyunción ha convertido en extrañas los campos de conocimiento, contraponiéndolos en una competencia por el dominio del saber que rija y sea capaz de develar las leyes ocultas que rigen la naturaleza. La filosofía es considerada como especulaciones un discurso del loco sin validez ni fuerza de convencimiento de lo que dice ser cierto lo sea. Y las ciencias del hombre al considerárseles incapaces de crear leyes se les descalifica de no ciencias sino un hobby universitario. Como la física promete ser capaz de escribir el pensamiento de dios en lenguaje matemático se le reconoce separada de los otros campos de conocimiento. E incluso como dice Morin, tal disyunción enrarece las comunicaciones entre el conocimiento científico y la reflexión filosófica, habría de privar a la ciencia de toda posibilidad de conocerse, de reflexionar sobre sí misma, y aún de concebirse científicamente así misma (Morin, 2007, 30).

Respecto a la reducción, se mutilaban los campos del conocimiento al disminuirse de entre varios discursos científicos a unos pocos. Por ejemplo: por ejemplo, de lo social a lo biológico. Creer que las relaciones sociales se les puede explicar únicamente por los impulsos instintivos sin considerar la influencia de la socialización.

Por último, el pensamiento simplificador es incapaz de concebir la conjunción de lo uno y lo múltiple (unitas multiplex) (Morin, 2007, 30). Los ámbitos de la realidad expresados en fenómenos biológicos, físicos, sociales, culturales son uno por separado inadmisibles de formar un conjunto correlacionado. Quizás lo hasta aquí dicho cause confusión al no ver la vinculación entre ciencias exactas y humanas, pero veamos brevemente este asunto.

El modelo Newtoniano y Cartesiano y su influencia en las ciencias sociales

La llamada visión clásica de la ciencia, que predomina desde hace varios siglos, fue construida sobre dos premisas. Una era el modelo newtoniano en el cual hay una simetría entre el pasado y el futuro. Era una visión casi teológica: al igual que dios, podemos alcanzar ciertas certezas, y por lo tanto no necesitamos distinguir entre pasado y el futuro puesto que todo coexiste en un presente eterno. La segunda premisa fue el dualismo cartesiano, la suposición de que existe una distinción fundamental entre naturaleza y los humanos, entre la materia y la mente, entre el mundo físico y el mundo social/espiritual (Wallerstein, 1996, 4).

Estas dos premisas emergieron como las dominantes no sólo por el talento de sus creadores, sino que se acoplaban perfectamente con proyecto que hasta ahora hemos sentido su trascendencia. La ilustración y la revolución francesa. El primer proyecto al desnudar la visión de un dios creador del universo, a su vez los hombres que daban solos. Si por una parte se generaban actos que descubrieran lo que antes estaba fuera de sus mandos entonces se necesitaba iniciar a poner orden. Para cumplir esa meta se apoyarían en las aportaciones de Newton. Sus conocidas tres leyes:

Primera ley o ley de la inercia: Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que otros cuerpos actúen sobre él.

Segunda ley o principio fundamental de la dinámica: La fuerza que actúa sobre un cuerpo es directamente proporcional a su aceleración.

Tercera ley o principio de acción-reacción: cuando un cuerpo ejerce fuerza sobre otro, éste ejerce sobre el primero una fuerza igual y de sentido común (CICA, 2013).

Como se observan con estas leyes se respondía a la pregunta a la pregunta del por qué el movimiento de los objetos que se veían de manera racional para alejarse de la idea de un ente poderoso que lo hacía todo.

Aun así, no parecía estar completo el proyecto ilustrado, ya que si ahora parecía haber una distinción, lo que Descartes identifica como res cogitans o sustancia que piensa, res extensa, la realidad material y res infinita o Dios, se iniciaría a establecer relaciones de dominación, quien iniciaría a dominar fue el hombre que sería dual, ocuparía un cuerpo y un espacio y el dominado la realidad material (naturaleza).

En este punto Edgar Morin comenta que el método de Descartes, privilegia el espíritu analítico, es decir la división de la dificultad, en parcelas. Es un método que identifica la verdad con la idea clara y distinta, dicho de otro modo, ya que una idea que no sea clara ni distinta es falsa (Morin, 2009). Pude darse cuenta que esos modelos estuvieron acogidos por un poder para fines de consolidar sucesos históricos hasta hoy enseñados como historia.

Por ejemplo, la física, no promovía la apertura de las universidades al gozar de una legitimidad otorgada por los recién estados nacientes que buscaban el progreso supuestamente infinito. A diferencia de las ciencias sociales: Sociología, Economía, Antropología, Ciencia Política que fueron emergiendo para distintas funcionas también relacionadas con la dominación de las colonias, la reconstrucción de la sociedad, para el Estudio del Estado y que demandaban su separación de las facultades dominantes, Derecho, y entre las propias ciencias que iban adquiriendo autonomía.

No obstante, la física siguió siendo predominantes en cuanto a concebir a la naturaleza pasiva y determinada por las leyes deterministas. Esto otorgaba a la razón humana la supremacía y se estableció la jerarquía entre ciencias sociales y exactas.

Impensar la jerarquía

Principalmente está acción de impensar se retoma de Wallerstein. Él protesta la forma en cómo se han construido las ciencias sociales, las confusiones y discusiones falsas de la disyunción entre el estudio de realidades sociales con la historia (ideográficas) y las ciencias sociales más de cerca las naturales (nomotéticas) (Wallerstein, 1996, 2).

Nosotros impensamos y protestamos en contra de que las ciencias exactas (Física, Matemáticas) se les considere superiores a las ciencias sociales. Nos apoyamos en el pensamiento complejo, pues creemos que lo anterior es consecuencias del ejercicio del poder y la consolidación de dos grandes proyectos burgueses, la ilustración y la revolución francesa, pues necesitaban de un discurso científico para su legitimación. Así se estableció una aparente jerarquía entre ciencias distintas pero iguales por ser creaciones sociales. No obstante, desde el interior del modelo Newtoniano y de Descartes vislumbro la disyunción entre naturaleza y seres humanos.

Al respecto Prigogine nos dice que este es un rasgo característico de Occidente, al comparar la perspectiva de los japoneses, para ellos la naturaleza significa lo que existe por sí mismo (Prigogine,1997, 20). Pero para occidente lo que se puede someter y predecir sus movimientos, y al encajar muy bien este pensamiento en un discurso de las ciencias exactas, se les deja por encima de las ciencias sociales, ya que su acción científica no promete la creación de leyes para someter a la naturaleza.

Conclusión

El pensamiento complejo y aportaciones teóricas como las de Wallerstein y Prigogine por si solas son complejas pero unidas nos ayudan a relacionar a comprender acontecimientos nos ayudan a regresar a la unidad, pero con independencia a las ciencias que históricamente se les separo, contrapuso y jerarquizo.

Referencias

Eagleton T. (1997) Ideología: introducción. Editorial. Paidós. España.

Prigogine I. (1997) El fin de las certidumbres. Editorial. Taurus. España.

CICA (2013) Leyes de la Física. Disponible en http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd98/Fisica/02/leyes.html Consultado el 21 de noviembre de 2013.

Morin E. (2007) Introducción al pensamiento complejo. Editorial Gedisa. Barcelona.

Morin, E. (2009) Grandes pensadores del siglo XX. Entrevista a Edgar Morin. http://www.youtube.com/watch?v=JTh_UC9Wjl8. Consultado el 19 de noviembre del 2013.

Wallerstein I. (1996) Abrir las ciencias sociales. Editorial. Siglo XXI. México.

Wallerstein I. (1991) Impensar la ciencias sociales. Editorial. Siglo XXI. México.



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