DEL ESTADO COMO EMPRESA. DIFERENCIAS Y CONTRADICCIONES ENTRE EL DISCURSO ECONÓMICO NEOLIBERAL Y LA POLÍTICA DEL ESTADO-NACIÓN

Pablo García de Paredes
Universidad de Panamá, Panamá

Cátedra: Revista Especializada en Estudios Culturales y Humanísticos

Universidad de Panamá, Panamá

ISSN: 2415-2358

ISSN-e: 2523-0115

Periodicidad: Anual

núm. 16, 2019

abdielarleyrodriguez@hotmail.com

Recepción: 19 Abril 2019

Aprobación: 28 Mayo 2019



Resumen: Por medio del presente ensayo deseo proponer y explorar un número de hipótesis que relacionan el discurso económico actual canalizado a través de líderes políticos con una formación empresarial y conceptos referenciados al estado-nación y su política. Para tal fin utilizaré analogías que clarifiquen el uso de conceptos básicos en ambos sistemas de pensamiento. La hipótesis principal radica en que el discurso económico, permea el comportamiento y el análisis de la política actual de los líderes neoliberales, de una forma que hace difícil la transición hacia un discurso de Estado. Estas contradicciones demuestran que la política es una tarea ajena al ejercicio del poder empresarial y su discurso económico. Vemos en la política y en el estado, dos esferas del poder que no están correlacionadas directamente con el productivismo, ni con el mercantilismo ni con la eficiencia tecnológica del neoliberalismo actual, sino que están en puntos distantes. Como segunda y final hipótesis, deseo explorar la posibilidad de que dentro del discurso de los empresarios/líderes políticos de hoy, existan ciertas contradicciones que estén minando la resolución de problemas urgentes y enturbiando la comprensión popular de los conceptos que hacen a la política de estado.

Palabras clave: Estado, Empresa, Neoliberalismo, Política, Productividad.

Abstract: this essay's mission in to postulate and explore a number of hypothesis that relate today's economic discourse- channeled through neoliberal politicians coming from private sector businesses and business training- with modern nation-state concepts and politics. To that y the basic use of concepts in both worldviews. My main analysis, in ways that transitioning into a State-oriented discourse is harder to attain. These apparent contradictions show that politics of the State is a task belonging to another intellectual sphere, separate from business power and economic discourse. I find that politics and Nation-State theory are not related to productivity or mercantilist ideas, neither t each other. As a second hypothesis, I wish to explore the possibility that within current urgent problem resolution and casting shadows over popular understanding of basic concepts related to Nation-State politics and policy.

Keywords: Nation-State, Business, Neoliberalism, Politics, Productivity.

1. Introducción: El discurso económico

En este ejercicio analítico planeamos contribuir a la comprensión de ambos conceptos, Empresa y Estado, para luego poner bajo la lupa algo que parece obvio en nuestro tiempo, una especie de lema clásico de la administración pública neoliberal: "hay que administrar el estado como una gran empresa, y cortar la corrupciòn de raíz aumentando la eficiencia y la productividad." O en las palabras de Trump, Iván Duque, y Emmanuel Macron:

Como puede observarse, a la hora de hablar sobre soberanía o sobre la economía, todo converge en una ecuación donde la eficiencia y la productividad sostienen al estado

moderno. Pero, ¿cuáles son los fundamentos de este discurso económico y cómo hacen la transición desde la economía hasta la administración del estado?

2. Un vistazo histórico

La empresa privada, principalmente definida como una organización con fines de lucro que se estructura a través del capital, el trabajo y la materia en el espacio, tiene su apoyo teórico en lo que los economistas del siglo XVIII y XIX llaman teoría de la eficiencia o la producción (Smith), la teoría del valor y los precios (Endres, 1995) (Leonard, 1998), y en el siglo XX la teoría de la demanda agregada (Keynes) (Backhouse and Bateman, 2006). Con "teorìa de la producciòn" englobamos los conceptos separados que dan forma a las entidades contables, (gastos, valores de cambio y de uso, valor del trabajo, etc.) y las ponemos al servicio de la producción industrial. "con la teoría del valor y los precios" entramos en el mundo más complejo entramos en el mundo más complejo de la asignación de valores de cambio a los objetos y servicios que componen una economía, hilvanando los conceptos de oferta y demanda agregados que luego serán cimentados por Keynes.

En la actualidad varios premios nobeles en economía como Alvin Roth, Robert Schiller o Richard Thaler, llevan la disciplina hacia el comportamiento específico de grupos sociales, y no ven a la sociedad como un grupo de agentes funcionalistas (homo economicus), sino más al estilo de Giddens (Green, 1989), como un animal racional por momentos, que se estructura en torno a diferentes discursos del existir y dualidades ambiente/individuo. Algunos de estos discursos son mecanismos con intencionalidad (discursos de dominación39) y otros con funciones de reproducción de una realidad social (discursos de tradición40).

¿Cómo permean estas teorías la mente de los empresarios más poderosos, que luego logran la presidencia en tiempos neoliberales?

Una manera de responder a esta pregunta es utilizar analogías que nos muestren el esquema mental del empresario. Partiendo del recurso humano para nuestra analogía, sabemos que el trabajo humano es parte esencial de la producción de bienes y servicios, y el mercadeo contemporáneo se encarga de asignarle un valor a ese trabajo y a la producción capitalista. Y entonces, ¿quién maneja el mercado? Sería ingenuo pensar que todos tenemos la misma capacidad para cambiarlo o desestabilizarlo. Idealmente todo empresario busca el máximo poder de negociación sobre ambas partes del sistema; buscamos definir los costos de producción a nuestro antojo (colocando los precios del trabajo humano en un mínimo, por ejemplo) y también quisiéramos poder asignar el máximo valor a nuestro producto o servicio a la hora de venderlo. Como veremos más adelante, el concepto de trabajador para la empresa privada no es exactamente uno intercambiable con el concepto de funcionario.

La condición de máxima productividad y maximización de las ganancias es el santo grial del talento empresarial y ocurre en una especie de proceso de tres pasos. Primero ordenamos el esquema de costos de la empresa, para luego mejorar la asignación del valor y finalmente estudiar las sutilezas y variaciones del sistema de oferta y demanda a lo largo del tiempo.

Si todo emprendedor que se precia habla de cómo abarata sus costos y aumenta sus ganancias por medio de una oferta innovadora que le permite subir sus precios, entonces,

¿es justo decir que una meta del quehacer empresarial es aumentar el poder de negociación y el poder de mercado de una firma o empresa? Esta tradición conceptual no es una casualidad, y está bien cimentada en los ejes teóricos que describimos a continuación como los pilares del discurso económico actual.

Gráficamente, la estructura mental que se desprende de esto es así:

Perspectivas tradicionales del discurso económico convencional
Gráfico 1
Perspectivas tradicionales del discurso económico convencional

Esta pirámide muestra cómo la teoría económica se construye de arriba hacia abajo, partiendo del análisis empresarial del productivismo industrial, pasando por el mercadeo moderno (que equivale aproximadamente a la teoría del valor de Menger), y finalmente desemboca en el análisis de la dualidad oferta/demanda41 agregadas. La cuarta fase de este desarrollo tiene que ver con las teorías del comportamiento, pero su impacto es aún incipiente y no ha llegado a convertirse en cultura popular.

Suponiendo que esta pirámide fuera una guía de campos semánticos42 que jerarquiza las prioridades del discurso en el poder neoliberal; ¿cómo podríamos describir al estado si intentáramos hacerlo entrar en esta pirámide? Seguimos con nuestra analogía para definir el

recaudado en impuestos (capital). El valor de los servicios del estado debe ser luego mercadeado por medio de buena publicidad para aumentar el valor de cambio. Finalmente, el estado administra la demanda de estos bienes a través de su política monetaria y de su acción frente a la empresa privada y la sociedad, efectivamente controlando a sus clientes y a sus propios trabajadores.

De esta analogía conceptual surgen importantes problemas que nacen del proceso de incorporación de la idea de estado dentro del campo empresarial. El concepto clásico de Homo Economicus, donde el individuo está definido como un ser atomizado que tiene preferencias como parte de lo que se llama Función de Utilidad43, está en la base del problema44. Si el ser humano es un amasijo de preferencias es difícil establecer un nivel mínimo que justifique los derechos económicos del individuo, porque siempre estará en sus preferencias la culpa de su empobrecimiento45. El concepto de Homo Economicus solamente protege la libertad política del individuo (Davis, 2009) y no justifica sus derechos económicos. Según este concepto, el pobre es pobre porque así lo desea, y es un defecto de su función de utilidad.

¿Qué ocurre entonces cuando analizamos el estado bajo el concepto del individuo como Homo Economicus? Luego de que el ciudadano aporta sus impuestos para la producción de los bienes públicos, ¿debería pagar también al recibirlos? Y también, ¿cómo obtienen los accionistas del estado (políticos) las ganancias correspondientes al valor de cambio de estas mercancías de interés público? Resulta evidente, que desde la perspectiva del discurso económico, el ciudadano no está pagando debidamente a los gestores del estado, ya que un salario de presidente o de diputado no se corresponde con la plusvalía que debiera ser apropiada por el empresario/presidente de un país que provee bienes públicos de tal magnitud.

Es decir que, bajo esta analogía, el estado es un instrumento culpable de coaccionar al empresario/presidente para trabajar sin ganancias reales, sin apropiación de una verdadera plusvalía. Y también posee el defecto de un doble cobro al ciudadano, quien paga por la producción de los bienes y en muchos casos debe pagar nuevamente al recibirlos (peajes de autopista, la provisión de agua, etc.). Interesantemente en Panamá, el presidente Martinelli donaba su salario46 y lo mismo ha hecho Trump47 en EEUU. ¿Será esta una manera simpática de demostrar que el salario no es el beneficio real del puesto y que lo que realmente buscan es la plusvalía?

¿Cómo queda la teoría de la productividad en nuestra analogía? Hay varias contradicciones aparentes. Un estado contrata a una parte de sus propios clientes (ciudadanos/funcionarios) para procurar los servicios que ofrece, de manera que, bajo esta óptica, los empleados del estado son doblemente beneficiados; ellos reciben las garantías, pero también son remunerados por ofrecerlas. Es decir, que los estados tienen a una parte de su clientela como trabajadores cautivos, ya que son clientes y productores. Esta situación es análoga a la de los trabajadores de las minas de antaño, quienes eran remunerados con pagarés que eran canjeables únicamente en empresas cuya propiedad era también de la mina.

Como estos empleados no pueden darles sus impuestos a otros estados o recibir los servicios públicos generados en otros países, ellos efectivamente son trabajadores/consumidores cautivos. Una situación psicológica similar solamente puede ser contrarrestada por lo que se conoce en inglés como PSM48(Public Service Motivation) o Motivación para el Servicio Público, que consiste en un interés genuino por mejorar las vidas de otros (Perry & Wise, 1990).

Esto posee varias aristas de complejidad psicológica, creando una especie de bendición/maldición del empleado público que es sumamente compleja de gestionar para los estadistas. ¿Cómo podemos despedir a nuestro propio cliente y cómo puede existir una relación de lealtad frente a esta contradicción de cliente y trabajador/consumidor cautivo? Esto equivale a ser juez y parte de los servicios que se producen. Sobra decir que esto no se repite en la empresa privada y los empresarios no tienen experiencia con el manejo de un recurso humano cautivo o de condiciones psicológicas complejas en las que tengan que lidiar con su nivel de motivación para el servicio (PSM).

En lo que se refiere a la maximización de ganancias a través de la asignación de precios del mercadeo moderno, la gestión del estado posee serios desincentivos para apegarse a la teoría económica, generando contradicciones. Como los estados no tienen competencia real49, el estado no tiene incentivos para mejorar su oferta o para subir sus precios. ¿Para qué mejorar la oferta de servicios gratuitos? ¿Para qué el estado debe enfocarse en cortejar nuevos clientes si no los hay? Por otro lado, tampoco le conviene mejorar la oferta porque esto haría más populares sus servicios y crearía un desplazamiento de la demanda privada hacia la demanda pública. ¿Desean los empresarios / políticos hacer que el estado crezca en dimensiones y complejidad como una empresa moderna?

La gestión del crecimiento es un punto donde la literatura de las ciencias empresariales es muy sistemática y popular. Existen visiones sistemáticas (Senge) visiones inspiradoras (Kaplan) y una multitud de maneras de analizar el crecimiento en el tiempo. Pero el estado no posee estructuras temporales similares por el vaivén de la democracia. Los políticos, a pesar de la mitología urbana, no son oportunistas que juegan muy bien al

conoce el poder que detenta y sabe cuáles son las cuerdas que pueden mantenerlo en ese

codiciado sitio de privilegio. ¿Coinciden estas cuerdas con las que mantienen a un gerente en su sitio? Nuevamente esta analogía es aún más compleja. Los gerentes de grandes empresas sobreviven en base a resultados y conexiones, pero esos resultados se miden de diferentes formas, tanto en el corto como el largo plazo, y sobre todo en déficits o superávits que se acentúan con el crecimiento y el decrecimiento.

De esta analogía, se desprende el hecho de que existe una contradicción también en la administración del crecimiento. Los estados no tienen incentivos para mejorar la calidad de sus servicios para evitar traer innecesaria complejidad a la gestión del poder, mientras que sí tienen incentivos para aumentar la cantidad de empleados, por tratarse de trabajadores / consumidores cautivos. ¿Para qué mejorar la oferta si podemos aumentar una demanda cautiva de inmediato?

También, el estadista no tiene una junta directiva a la que rendir cuentas, sino que tiene a sus propios clientes como vigilantes de sus procesos. ¿Tienen los clientes herramientas para hacer frente a gerentes del estado? Por supuesto que la respuesta a esto es que hay una enorme asimetría de poder entre una junta directiva de accionistas y los ciudadanos del estado. Un accionista minoritario puede hacerse escuchar levantando la mano en cualquier junta de directores, y como todos los actores están alineados a la misma meta (el lucro) lo racional prima en la mayoría de los casos. Esto está muy lejos de ser posible para el ciudadano, que está típicamente aislado por su diminuto y hoy decreciente poder frente a las democracias neoliberales.

3. Asignaciones para el empleo y la educación:

Suponiendo que la analogía estado/empresa sea aplicada a la idea de creación de empleo, veremos que el camino más fácil para el estado es simplemente aumentar la planilla estatal de funcionarios. Esto ocurre porque el crecimiento económico aumenta la presión sobre los servicios que el estado provee50 y también disminuye el poder de negociación del estado / empresa frente a los trabajadores. Cuando los electores buscan crecimiento económico para mejorar sus condiciones laborales, acercan inevitablemente a la economía en su conjunto al pleno empleo. Pero como hemos visto, la maximización de las ganancias está en contradicción con la mejora de las condiciones laborales o incluso las ambientales. Si el estado es una empresa en la mente de sus líderes, entonces evitaremos mejorar las condiciones laborales ni acercar la economía al pleno empleo porque mejoraría enormemente el poder de negociación de los trabajadores trayendo desestabilización.

Esto nos lleva a otra pregunta que se relaciona con el poder de negociación, ¿para qué invertir en la educación de la fuerza laboral de mi propia empresa/estado? ¿Para qué mejorar las condiciones laborales que permitan cambios en un sistema que es ahora mismo estable, y permite la asignación de precios o al menos la conservación de mí puesto al mando? De esto se desprende el hecho de que las asignaciones excesivas que buscan el crecimiento del empleo van en contra del pensamiento empresarial. La razón es sencilla, el empresario/político necesita aumentar su poder de negociación e idealmente aspiraría a ser

un monopolio del mercado laboral. Si un empresario / político podría ser el empleador más importante de una economía, ¿no estaría más cerca del poder absoluto en una economía de mercado?

Fuera de la discusión del poder, también hay matices que se corresponden con el ideario de la empresa privada. ¿Para qué crear más empleo si los empresarios necesitan que haya mucha mano de obra disponible para disminuir el poder de negociación del trabajador y ofrecerle salarios cada vez más bajos? He aquí otra contradicción, que anula por completo

trabajo aumentando el empleo y mejorando las condiciones.

En Europa, la conversación científica51 (Inza-Bartolomé, 2015) sigue dejando patente que el estado de bienestar Europeo experimenta dificultades con la inversión social preventiva para el empleo (preparación y asesoramiento para la reinserción laboral) y prefiere decantarse por los subsidios de desempleo, ejemplificando la existencia de la contradicción que hemos resaltado: no hay un estado / empresa interesado en crear competencia en el mercado laboral del homo economicus. Ni es fácil para el estado / empresa contemporánea darse cuenta de los fetichismos y contradicciones que experimenta. En lugar de actuar sobre el mercado y detener la marcha inexorable hacia el trabajo robot52 que reemplazará al ser humano, el estado queda atrapado en lo superficial.

El empresario / político sabe bien que aumentar la fuerza de su gobierno implica necesariamente fortalecer los pilares de su poder, entre los que está su condición de empleador máximo, y de gestor de la escasez de los servicios gratuitos. La escasez del empleo y de los servicios es también una forma de dominación. Estos patrones de conducta están en plena contradicción con los valores que la democracia participativa defiende y muestran como incluso un gobernante de derecha podría llegar a crear escasez similar a la de la Venezuela Chavista, cuyo nacionalismo no es únicamente de autoría personal, sino que viene enraizado en la historia de Venezuela (Eastwood, 2007).

Las contradicciones básicas ejemplificadas por nuestras analogías no terminan ahí. El empresario se comporta ante los cambios en los gustos de los consumidores de manera Randiana (Ayn Rand, 1957); se adapta forzosamente e innova, se rediseña. Esta idea de renovadora destrucción creativa con un eco de la evolución creadora filosófica (Henri Bergson) no es cónsona con ninguna visión de continuidad laboral o de seguridad social.

El estado busca balancear el bienestar de todos en la sociedad y facilitar el crecimiento equitativo, sin olvidar a parte de su población. Por otro lado, el empresario no

se puede dar el lujo de pensar en su fuerza laboral como un activo sino más bien como un insumo. Una empresa consume más o menos de ese insumo dependiendo de las necesidades y del mercado; es un gasto variable. Esta visión realista es la que lleva al empresario / político a tener los ojos cerrados ante cualquier reivindicación social. En resumen, el gerente depende del mercado, mientras que el estado no depende de su clientela y menos de sus caprichos de consumo. El estado depende de una visión transformadora del futuro, no una visión predictiva de los gustos y pasiones del hombre.

En una economía moderna y relativamente diversificada y desconcentrada, las preferencias de los consumidores operan directamente sobre la asignación de los precios. Si esto no fuera así, los precios serían eternamente estables y serían alterados únicamente por variables exógenas53. En la política, si bien las preferencias cambian a la hora de definir prioridades, aun así, la lista siempre es la misma: salud, seguridad, crecimiento económico, justicia e igualdad. Como el estado no tiene la necesidad de cambiar sus productos ofrecidos, tampoco tiene la necesidad de lograr la productividad laboral, o de hacer más eficientes sus procesos a la hora de producir esos mismos productos.

Al ofrecer el mismo producto, con tal de que el producto se mantenga invariable en su oferta, es decir que haya continuidad sin interrupción, hay muchos incentivos

ágilmente, porque interrumpen la continuidad; una especie de santo grial de la administración estatal actual54.

4. La inversión social

La idea de que existen inversiones sociales, una terminología empresarial para la gestión del estado, es la más seductora de estas analogías. Podríamos imaginar a un estadista inteligente, asgnando grandes recursos para la educación porque "ellos (los dólares invertidos) se pagarán como una buena inversión lo hace en el tiempo". En cierta forma del estado / se asune que una persona mal educada y pobre no aporta nada al sistema de libre mercado. Esta realidad solo aplica para el mito moderno / empresa. En un estado real, la educación se paga inmediatamente en el momento en que el servicio se recibe porque es un instrumento de bienestar. La contradicción radica en el que al decir "inversión social" condicionamos nuestra comprensión del objeto al esquema mental del empresario

En el momento en el que se recibe este servicio por el ciudadano, ya se está pagando de manera instantánea. Porque el estado no existe para generar ganancias, sino que existe para mejorar las condiciones de vida de la población. Tampoco existe el estado para reportar un crecimiento del PIB anual. En el caso de la educación y la cultura, cada hoja leída por un adulto o niño ya es una ganancia para la población y no puede ser medida en la tasa de crecimiento del PIB, ni tendrá correspondencia con una mercancía creada dentro del circuito económico de bienes y servicios tradicionales. El concepto de inversión social es

más bien un oxímoron. No existe tal cosa como una inversión social y la capitalización del lenguaje estatal es parte del problema. Como diría Hinkelammert (Hinkelammert and Fernández Nadal, 2017) esta expresión es llanamente fetichista: "El anàlisis del fetichismo se dedica a las formas de ver y vivir las relaciones mercantiles, y no al análisis de la producción mercantil en cuanto a su funcionamiento como coordinación de la división del trabajo".55 Nuestro sistema neoliberal mezcla dentro de los símbolos del poder, la economía y la política, de forma que son inseparables pero las hace invisibles, fetichizando las relaciones mercantiles.

A través de las asignaciones en cultura y en educación, puede crecer la economía naranja y con ella los impuestos del estado. Estos servicios culturales aportan al estado, pero no es esta la ganancia real del estado. Su ganancia radica en el servicio provisto establemente y en la posición estratégica que estas asignaciones tengan dentro de la matriz política estatal. Si por ejemplo, el estado busca diversificar su economía hacia más bienes intangibles, tiene sentido crear asignaciones en cultura y educación humanística a pesar de que no se reflejen en impuestos o crecimiento de la industria del entretenimiento. Pero también podría tratarse de una política meramente social. El estado puede saber que a través del arte mejora el bienestar y ya esa es suficiente justificación.

En parte se trata del monopolio del discurso económico lo que hace que la actualidad de la política global sea tan poco eficiente para tratar problemas sociales y ambientales. Un mono-discurso no es suficiente para tratar un sistema espacial/urbano, social, económico y natural.

En lugar de inversión social, podemos hablar de asignación, porque simplemente se trata de la parte que corresponde del total recaudado en impuestos y deuda nacional. Nótese que, si asumimos que los estados tienen sus propias monedas, para el Estado el dinero ni siquiera es un activo líquido, a diferencia de una empresa, sino que es un papel/garantía emitido por él mismo, que regresa como un bono de confianza en la gestión del estadista, no como remuneración pura y condicionada.

El ciclo del dinero, es entonces una expresión de la continuidad de los servicios y la salvaguarda del mercado. La sutileza de esta situación recuerda el problema de base que nuestro análisis busca esclarecer. El dinero no tiene el mismo significado para una empresa que para el emisor. El emisor, al recibirlo debe redirigirlo políticamente, no económicamente. El Estado expresa la voluntad de la mayoría independientemente de los principios de maximización de ganancias o de productividad. El dinero no puede ser reinvertido por el estado, el estado solo puede redistribuir el valor políticamente56.

Por último, el Estado no es un Homo Economicus, ni es racional como se presume en la teoría económica, simplemente expresa la definición de bienestar que un pueblo posee en un momento determinado de su historia, no sus preferencias que bien podrían ser contradictorias. Pensamos por ejemplo que vivir bien es vivir en ciudades libres de humo,

pero nuestras preferencias y comodidades sin duda están más cercanas a manejar un auto lo más grande posible y lo más contaminante, con tal de que no sea en nuestra inmediata área de vivienda; las preferencias son justamente lo que justifica la imperante necesidad de un estado equilibrador. El estado entonces no trata con preferencias sino con políticas de bienestar social y esta manera de actuar del estado está en total contradicción con el pensamiento del empresario / político.

El neoliberalismo quisiera que esa definición de bienestar fuera inmutable, que uniera lo social con lo económico como si fueran inseparables: más dinero en la economía es más bienestar. Y es por eso que le conviene la persistencia de las contradicciones en lugar de su resolución o confrontación. Incluyendo las contradicciones sutiles, como la falsa analogía de estado/empresa. En estas contradicciones opera el estado del siglo XXI.

Entre los casos curiosos de inversión social tenemos las políticas que lidian con la inmigración en Europa y en EEUU, donde muros o sistemas de detección temprana de navíos a la deriva en el mediterráneo sirven para proteger las fronteras del poder (Sfyridis et al., 2017). El discurso nunca habla de los pobres locales, sino que se articula desde lo negativo, diciendo al electorado que serán aún más pobres gracias a los inmigrantes africanos o mexicanos que amenazan con quitarles lo poco que tengan.

Esta manera de transformar el discurso político en una carrera por la supervivencia está en el código inherente a la perspectiva externa. Si el Estado no puede bajar los salarios mínimos y disminuir los gastos por miedo a represalias populares, al menos puede aumentar el valor de cambio de los servicios gratuitos del estado por medio de la amenaza dejan entrar a los inmigrantes, ellos usarán sus hospitales, llenarán de

posibilidad de la violencia de estos grupos inmigrantes, ahora bajo el estado neoliberal global, la amenaza es económica.

5. La práctica del empresario / Político:

En Francia los mecanismos del discurso neoliberal se aferran a la "competitividad y la productividad" para desarticular las condiciones laborales y vitales de la poblaciòn en aras de mayores ganancias y crecimiento económico para la empresa privada57. Esto se justifica porque en la psique del estado empresa actual, el estado es primero un protector del mercado, y en segundo lugar un protector del ciudadano.

Como la perspectiva interna se encuentra en la punta de nuestra pirámide mental, buena parte de las reformas iniciales de los gobiernos neoliberales y neo-populistas como Menem en Argentina en los noventa, comienzan por la eficiencia del estado: Mauricio Macri58 lo hizo con la eliminación de varios subsidios en Argentina y luego en un ejemplo menos radical pero mucho más sofisticado mejorando el sistema de desarrollo y adquisición de

viviendas59. En Panamá, el contralor Federico Humbert, venido de la banca privada, lo hizo igualmente con el despilfarro de las planillas estatales60. Ambos casos muestran la parte peligrosa y la parte saludable de la gestión a través de la primera perspectiva interna. El empresario / político entiende como su deber mejorar la eficiencia del sistema y aquí está su mayor fortaleza.

El problema aumenta cuando inicia en la práctica el proceso de transformación del estado a través de la perspectiva externa, es decir, del mercadeo o asignación de precios. Para el empresario / político, como ya hemos visto, el estado está siendo estafado por sus clientes / ciudadanos en la medida en que ellos reciben servicios gratuitos y solo aportan mediocremente para su producción inicial.

Bajo esta estructura, las asignaciones para servicios públicos son una pérdida de dinero, ya que la empresa privada debería crear ganancias con estos servicios en lugar de que el estado use a sus funcionarios para proveerlos. Una gran parte de la derecha estadounidense aboga por un gobierno más chico, justamente refiriéndose a la obstrucción que hemos descrito61. También son un desperdicio las agencias de control del gobierno por que no aportan en nada al valor de cambio de las mercancías; con control o sin control, los servicios públicos siguen siendo iguales y los controles sobre la empresa privada son innecesarios.

La perspectiva externa da al traste con una enorme cantidad de principios operativos de los mercados modernos. Para que el mercado funcione, necesita reglas claras y son las entidades de control las que verifican su complimiento. El problema es que hasta cierto punto, la contradicción entre el mercado y la gestión del estado es similar a la contradicción entre el empresario y el político de una democracia. Mientras que en la empresa todos deseamos ser los reyes de la colina y destruir a la competencia, en la democracia el poder ejecutivo no puede asumir el poder absoluto62.

Los mercados necesitan un constante trabajo en la imagen del producto y del proveedor para mantenerse vigentes. El mercadeo de los candidatos y políticos actuales obedece a una lógica similar, que busca asignar a sus personas valores de cambio lo suficientemente deseables como para hacerlos populares. La mediatización de la política sirve como ruido de fondo y obstaculiza los discursos racionales.

Si bien un empresario sabe que necesita del mercado para subsistir, es en la oposición entre diferentes empresarios y grupos que el mercado opera, no opera bajo monopolios. En cierta forma, el mercado puede ser definido como una oposición de fuerzas que mantiene el equilibrio de poder entre agentes que desean invariablemente su propia supremacía. Sin duda el ideal de cualquier empresa es ser un lucrativo monopolio y bajo el liderazgo de un empresario / político, se hace cada vez más posible. Esto nos lleva a otra de las contradicciones más subestimadas, y es que el peor enemigo del mercado es efectivamente el empresario / político creador nato de monopolios y colusión.

La perspectiva sistémica, de oferta y demanda es una de las más utilizadas en nuestro tiempo para justificar el manejo macroeconómico. La falta de liquidez de los bancos fue lo que motivó el renacimiento de esta perspectiva nacida de la crisis de 1929. Garantizar la oferta y la demanda luego del estallido de una burbuja implica socializar las pérdidas de las grandes empresas utilizando el dinero del estado63. La oferta demanda es como una dualidad del statu quo, un mito donde más que garantizar la equidad del sistema, se busca congelar a los oferentes y a los demandantes en grupos, manteniendo las hegemonías sociales como un mecanismo de reproducción del poder

6. Sobre los problemas actuales

En la actualidad, ninguna de las tres perspectivas del discurso económico tradicional, la interna, la externa o la sistémica, sirve para afrontar los problemas más serios. El medioambiente y la corrupción, son dos ejemplos paradigmáticos. El medioambiente es solamente un recurso a dominar por parte del capitalismo64. El empresario / político no tiene herramientas para justificar una legislación medioambiental en su esquema mental fuera de preservación a través de áreas protegidas, único esquema más o menos aceptado de conservación por parte del estado neoliberal.

En el caso de la corrupción, es patente que el pecado original del estado es su mera existencia bajo el esquema del discurso económico; sólo se justifica para mantener el orden y no como proveedor de servicios gratuitos. La palabra gratuito es un estigma que difícilmente saldrá de la boca de un empresario / político. Confrontados con el ultraje de un estado sin incentivos pero plagado de ilegalidad, la corrupción es otro nombre para salario y plusvalía. Todo empresario / político sabe que la audacia que necesitó para llegar a este puesto debe ser recompensada con dividendos o monopolios, que deberán provenir de la empresa privada y del propio erario por igual, ambos beneficiados por su trabajo como gestor de la empresa estatal.

Al referirse al espacio de la ciudad, el estado neoliberal omite más de lo que explica. El espacio en la teoría económica es un campo de batalla, en donde por ética caballeresca el

más fuerte debe permanecer y donde los individuos están definidos por su estado primigenio como dueños de su función de utilidad. Esta épica de la vida empresarial transforma los espacios urbanos en lugares inhóspitos pero necesarios. Su óptica distorsiona el hecho de que la ciudad es primero un espacio humano sobre el que deben imperar derechos sociales, ambientales y económicos. Como tal, el espacio debe expresar las garantías que supuestamente provee el estado. La igualdad de oportunidades, la cultura y la identidad, así como la estabilidad del mercado de bienes y servicios, la seguridad o el trabajo, son cosas que deben saltar a simple vista en la ciudad.

7. Conclusión

Lo conceptos discutidos hacen referencia a las perspectivas del aprendizaje del discurso económico y no a estructuras de pensamiento de clases sociales, sino a superestructuras que articulan maneras de pensar en las personas que tienen afinidad con el discurso económico. Desde una visión post-marxista, Laclau (Retamozo, 2017) nos ayuda a entender por qué líderes que provienen de distintas clases sociales pueden tener formas de pensar relacionadas al populismo y al discurso económico. De esta manera, se abren en el campo de las ciencias sociales diferentes líneas de investigación posibles que den testimonio de los campos semánticos que trascienden encuadres de clase social y se vuelven estructurantes del pensamiento político sobre el estado, uniendo transversalmente individuos y grupos de distintas procedencias y niveles de educación.

Si deseáramos que nuestros líderes se comportasen exitosamente como empresarios eficientes en el manejo del estado, primero necesitaríamos asegurarnos que las reglas del juego de la libre empresa apliquen en la gerencia del estado65; habría que comenzar definiendo los conceptos de base que anulan las contradicciones entre ambos discursos. Es decir, me refiero a crear instrumentos donde sea posible aplicar el discurso económico sin contradicciones -ordenando los campos semánticos y operacionales del estado- para lograr una nueva comprensión híbrida entre ambos discursos. Se ha comprobado que los campos semánticos inducen formas de aprendizaje del lenguaje, lo que influye en el razonamiento posterior (Gao and Xu, 2013), de manera que se trata de una herramienta innovadora para renovar la administración pública.

Campos semánticos del discurso
Gráfico 2
Campos semánticos del discurso

A ambos lados de la gráfica se encuentran los campos semánticos del estado y de la empresa. En el medio de la gráfica puede observarse un campo híbrido, que sugiero como metodología para modificar aspectos administrativos del Estado y acercarlo más al discurso económico pero evitando las contradicciones. En lugar de la dicotomía funcionario / empleado, un servidor ejecutor estaría encargado de lograr metas puntuales dentro de la empresa estatal y este rol se complementa con el de ciudadano accionista; los ciudadanos son accionistas que ocupan periódicamente un puesto como servidor / ejecutor, cuidando los intereses del grupo.

En el caso de la misión redistributiva y la contradicción del poder como monopolio pensado desde la empresa, propongo metas claras con indicadores específicos. Bajo este esquema, las metas de los ministerios son claras y preestablecidas de manera Estatal, removiendo al gobierno de turno de las grandes estrategias redistributivas del estado. En este orden, podríamos crear oficinas de competencia internacional, donde los ministerios de diferentes países de la región compiten por préstamos multilaterales, basándose en resultados de indicadores específicos como la reducción de la pobreza o la reducción del costo de vida, con organizaciones como la CEPAL actuando de juez imparcial a través de sus informes anuales.

La redefinición del servicio público como una categoría fiscal y productiva excepcional, creando una ley de supervisión fiscal; los servidores/ejecutores dejarían sus finanzas en manos de una entidad autónoma y no tendrían derecho a la administración de su capital durante el tiempo que dure el servicio, similar al fideicomiso presidencial en EEUU. Esta especie de aislamiento patrimonial ayudaría a mantener clara la línea entre trabajo público y empleo privado.

Haciendo referencia a la productividad debemos redefinir el término para el servicio público. La productividad debería ir ligada al crecimiento y alcance de los servicios y no a su estabilidad únicamente, debemos alinear los incentivos para ese fin. Si esto lograra convertirse en una ley, donde los funcionarios y las agencias públicas fueran evaluados por medio de índices comparables internacionalmente como, "alcance geográfico por hospital", "número de pacientes cubiertos por médico en planilla", o "tiempo de atención promedio por cajero", los servicios provistos contarían con más inversión en ampliar su alcance /

calidad y menos en las inversiones que consiguen votos, como infraestructura y empleo público.

Las destrezas que posee un empresario son relativamente más cónsonas con la realidad moderna pero es el estadista de profesión el único realmente preparado para ejercer el poder. El estado profesional se justifica por lo que hemos descrito hasta ahora. Sus causas y efectos están lejos de corresponder a algo que pueda experimentarse fuera de los ministerios e instituciones. Una ética del servicio público que defina al individuo dentro del estado es urgente, especialmente ante la desaparición de lo público en los ojos del neoliberalismo. Como aproximación, podríamos definir al individuo que participa de la estructura estatal no como un trabajador, sino como un participante socialmente imbuido pero laboralmente aislado, que se aísla voluntariamente por un período de tiempo de la vida privada para participar del servicio público. La categoría de servidor reemplaza a

Ni el estado ni la empresa definen a sus clientes, productos o materia como la misma cosa. Para el estado los ciudadanos no son equiparables a clientes, los productos y servicios de las empresas no son equiparables a las garantías y servicios del estado, y finalmente la materia que constituye los dos sistemas no podría ser más distinta. El estado funciona a través de redistribuciones simbólicas dentro de matrices más o menos estables, mientras que las empresas funcionan asignando precios de manera aleatoria (preferencias individuales aisladas) y sumamente inestable (no hay continuidad en esas preferencias, ni continuidad entre preferencias de gasto o acumulación).

Finalmente, los tiempos del Estado y los tiempos de las empresas son dispares. Es así como el Estado emerge como un sistema diferente, que nunca podría ser reducido, en ninguna de sus partes operativas a la lógica de la empresa es por eso que he sugerido un campo híbrido que cambie los sistemas de administración. Si no es posible lograr que líderes neoliberales piensen al Estado como lo que es algo ajeno a la empresa privada, entonces podemos cambiar el estado para transformarlo en una empresa privada funcional, al servicio de todos y el medio ambiente. El perfil del empresario, con ánimo de tomar riesgos y crear fulgurantes productos o servicios, no se corresponde en nada al perfil del estadista que se preocupa por las condiciones del bienestar humano y natural.

El fenómeno global de la corrupción rampante está explicado por las instituciones tácitas (campos semánticos y esquemas mentales) que hemos creado a nivel planetario en torno a la falsa idea de que estado y empresa tienen cosas en común. Hasta que no logremos hacer popular un discurso que se refiera al estado como una cosa diferente a una empresa66, y no hayamos llevado el sistema de administración pública a armonizar con ese discurso, problemas tan graves como el desastre ecológico o el cambio climático no podrán ser

enfrentados razonablemente. Los campos semánticos se convierten en chalecos de fuerza que no dejan que la política real sea parte del gobierno, y seguiremos conformándonos con líderes que son buenos gerentes y malos estadistas.

Con esto esperamos haber contribuido a la discusión que busca exponer la falacia de una analogía que tanto mal le hace a la realidad política de nuestros días.

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Notas

36 Meg Kelly, 30 de enero 2018, Fact Check, Eliminating regulations. Washington Post. Recuperado de: https://www.washingtonpost.com/politics/2018/live-updates/trump-white-house/fact-checking-and-analysis- of-trumps-state-of-the-union-2018-address/fact-check-eliminating-regulations/?utm_term=.fdd8b971777dour drive to make Washington accountable, we have eliminated more regulations in our first year than any administration in history".
37 Portafolio, 17 de junio 2018, Estoy comprometido con la reactivación de la economía, Portafolio. Recuperado de: https://www.portafolio.co/economia/gobierno/entrevista-exclusiva-con-ivan-duque-518169
38 Elyses, 26 de septiembre 2017, Initiative pour l'Europe - Discours d'Emmanuel Macron pour une Europe souveraine, unie, démocratique.

Discurso del 26 de septiembre 2017 en la Sorbona, Paris. Recuperdo de: https://www.elysee.fr/emmanuel- macron/2017/09/26/initiative-pour-l-europe-discours-d-emmanuel-macron-pour-une-europe-souveraine-unie- democratique »La souveraineté, enfin, c'est la puissance économique industrielle et monétaire. »

39 Discursos con los que grupos o personas buscan ascender o dominar a otros, interviniendo en la manera de ver la política y el mundo con ideas hechas para tal fin.
40 Los marcos teóricos clásicos de los discursos tradicionales en la economía y en la sociedad que ayudan a mantener el sistema en orden. Estos discursos determinan jerarquías y prioridades
41 Que es aplicada hoy principalmente para justificar las grandes transferencias que salen del erario público hacia los bancos, teóricamente garantizando su liquidez en tiempos de crisis.
42 Un sistema de aprendizaje cognitivo y asociativo cuya estructura traza los razonamientos del individuo.
43 Entre trabajo y ocio, por ejemplo
44 John B. Davis, 10 July 2008, Justifying Human Rights: Economics and the Individual

Association for Social Economics 2008, Soc Econ (2009) 38:79 89 DOI 10.1007/s12143-008-9022-9

45 Porque este o aquel individuo prefiere quedarse durmiendo en lugar a salir a trabajar.
46 https://www.prensa.com/politica/Martinelli-dona-salario-fundaciones_0_2619488150.html
47 https://www.cnbc.com/2017/03/13/trump-intends-to-donate-salary-at-end-of-year-spokesman-says.html
48 Nicola Bellé, 2012, Experimental Evidence on the Relationship between Public Service Motivation and Job Performance, Public Administration Review, Vol. 73, Iss. 1, pp. 143 153.
49 No compiten contra otros estados por ofrecer el mejor servicio
50 Dificultando la gestión pública y disminuyendo la popularidad del gobierno, que aparece como caótico o ineficiente.
51 Inza-Bartolomé, Amaia. (2015). La inversión social como respuesta a los Nuevos Riesgos Sociales. Revista mexicana de sociología, 77(3), 385-406. Recuperado en 30 de marzo de 2019, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032015000300002&lng=es&tlng=es. La Dra. Inza-Bartolomé lo dice muy bien: El punto de partida son las provisiones de bienestar capacitadoras orientadas a los servicios, frente a planteamientos de gasto social compensador de transferencias de beneficios. La responsabilidad individual refuerza tanto las oportunidades personales como las societales
52 Daron Acemoglu , Pascual Restrepo, 2019 The Revolution Need Not Be Automated

https://www.project-syndicate.org/commentary/ai-automation-labor-productivity-by-daron-acemoglu-and- pascual-restrepo-2019-03

53 Como problemas de abastecimiento internacional.
54 Ver los problemas de Maduro en Venezuela para atestiguar el problema de la continuidad:

https://elcomercio.pe/mundo/venezuela/apagon-venezuela-maracaibo-borde-colapso-corte-energia-desato- anarquia-noticia-617533

55 Franz J. Hinkelammert, La Crítica del Capitalismo como Religión, Antología Esencial, file:///C:/Users/Pablo%20GDP/Desktop/Antologia_Esencial_Hinkelammert.pdf
56 Wittgenstein quizás diría que acá tenemos un problema de lenguaje
57 Philippe Descamps, enero 2019, La justice social, clé de la transition écologique, le monde diplomatique, Recuperado en : https://www.monde-diplomatique.fr/2019/01/DESCAMPS/59409
58 Laura Serra, febrero 2017, El gobierno prevé un recorte de 77.000 millones en subsidios, La Nación

Argentina, Recuperado en: https://www.lanacion.com.ar/politica/el-gobierno-preve-un-recorte-de-77000- millones-en-subsidios-nid1980971

59 Maria Julieta Rumi, 18 de marzo 2019, Cómo cambia la manera de acceder a las viviendas tras los anuncios de Macri, La nación argentina, Recuperado en: https://www.lanacion.com.ar/economia/como-cambia-forma- acceder-vivienda-anuncios-macri-nid2229735
60 Francisco Paz, 24 de abril 2019, La contraloría revela planillas y donaciones en la Asamblea, Diario Panamá América, Recuperado en: https://www.panamaamerica.com.pa/politica/la-contraloria-revela- planillas-y-donaciones-de-la-asamblea-1133285
61 Scott Horsley, 18 de junio 2015. Raised around cry for smaller government, Rand Paul carries the torch.

National Public Radio Inc. Recuperado en: https://www.npr.org/sections/itsallpolitics/2015/06/18/413928387/raised-around-cry-for-smaller-government- rand-paul-carries-the-torch "The Washington machine that gobbles up our freedoms and invades every nook and cranny of our lives must be stopped," Paul declared in April, as he announced his presidential campaign

62 Una manera de ejercer ese poder aparentemente justificado por el discurso económico es reprimiendo las manifestaciones que se opongan al progreso, como por ejemplo las protestas contra las minas y proyectos de

generación eléctrica en comarcas indígenas durante el gobierno de Martinelli. Vale preguntarse si era el mismo discurso económico el que guiaba las primeras reformas liberales del siglo XX.

63 No son cooperativas populares las que serán salvadas en 2008, sino aquellos allegados al poder. Esta estructura mental ayuda a justificar todo tipo de regalos a las grandes empresas y también a desmantelar luchas sindicales o cualquier elemento que logre poner en jaque al sistema.
64 A pesar de que se busque domesticar al capitalismo, desde Paris Coop 24, no se ha logrado hacer prácticamente nada para cambiar de dirección, incluso el análisis ha hecho más patente que los países que

desean contaminar y sacar provecho de los yacimientos de carbón, por ejemplo, deben hacerlo rápido para sacar provecho de la ventana actual debida a la falta de regulación global.

65 Opiniones de diferentes lugares que coinciden con estas ideas de adaptar el estado para convertirlo en una empresa se afrontan al dilema de que no analizan las contradicciones de base. Por ejemplo en el artículo
66 El único enfoque abstracto donde esta analogía entre estado y empresa podría ser aplicable es en la idea de la calidad total, entendiendo que calidad en el manejo de ambos, empresa y estado, significa de manera abstracta realizar sus procesos correctamente, eficientemente y alineándolos a los intereses de todos, clientes, accionistas y el medioambiente. Pero acá, como ya hemos visto, nos hemos alejado tanto del plano específico de la empresa o del estado, que este concepto está dentro del conjunto que aplica a todas las organizaciones por igual.
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