Resumen: Las larvas de luciérnagas (Coleoptera; Lampyridae) se alimentan natural y vorazmente de diversas especies de moluscos terrestres entre ellas babosas. Aunque se ha documentado esta relación antagónica en innumerables especies de Lampyridae, en el caso de la luciérnaga gigante del género Cratomorphus Motschulsky, 1853, se desconoce su papel depredador sobre moluscos terrestres. El objetivo del estudio fue documentar por primera vez la depredación de la Babosa Cubana (Veronisella cubensis Pfeiffer, 1840) por larvas de Cratomorphus signativentris De igual forma se hacen algunos comentarios sobre las larvas y adultos de C. signativentris estudiadas, además de una comparación de predilección alimenticia dentro de este género.
Palabras clave: Enemigos naturales, historia natural, Cratomorphini, Cratomorphus, Panamá.
Abstract: Larvae of fireflies (Coleoptera; Lampyridae) feed natural and greedily of various species of terrestrial mollusks including slugs. Although this antagonistic relationship has been documented in countless species of Lampyridae, in the case of the genus Cratomorphus Motschulsky, 1853, its predatory role on these land mollusks is unknown. The aim of the study was to record for first time a predatory event of Cratomorphus signativentris larvae on the Cuban Slug (Veronisella cubensis). Similarly, some comments are made on larvae and adults of C. signativentris studied, as well as a comparison of food preference in this genus.
Keywords: Natural Enemies, Natural History, Cratomorphini, Cratomorphus, Panama.
Artículos
Depredación de la “babosa” Veronicella cubensis Pfeiffer (Mollusca: Gastropoda: Veronicellidae), por la larva de Cratomorphus signativentris Olivier 1895 (Coleoptera: Lampyridae) en Panamá.
Predation of the “Cuban Slug” Veronicella cubensis Pfeiffer (Mollusca: Gastropoda: Veronicellidae), by the “Giant Firefly” larva of the Cratomorphus signativentris Olivier (Coleoptera: Lampyridae) in Panama
Recepción: 15 Julio 2020
Aprobación: 18 Noviembre 2020
La familia Veronicellidae, consta de unos 20 géneros, incluidas unas 100 especies, anatómicamente distintas de muchas otras babosas terrestres (Runham y Hunter, 1970; Thomé 1989; Maceira, 2003; Gomes 2007). Esta familia ha sido escasamente tratada en la literatura, refiriéndose por lo general a catálogos o listados de especies con distribución tropical y subtropical, mostrando mayor diversidad en las Américas y África, aunque algunas ocurren en Asia y Australia (Barker 2001, Gomes y Thomé, 2004).
La especie Veronicella cubensis presenta una coloración variable en tonos marrón, aunque existen versiones albinas. Algunos tienen dos bandas oscuras que recorren el lado dorsal. Ellos también pueden tener una franja más clara en la línea media del lado dorsal. El adulto es aproximadamente de 5 a 7 cm de largo (Von Ellenrieder,2004) pero puede alcanzar hasta 12 cm (McDonnell et al., 2009). Es una especie nocturna y generalmente se encuentra cerca de cuerpos de agua o suelo húmedo (Von Ellenrieder, 2004). Se encuentra en casi todos los hábitats, tanto naturales como áreas agrícolas (Robinson y Hollingsworth, 2004). Esta especie es específicamente una plaga de plantas ornamentales y agrícolas como banano, repollo, mandioca, cítricos, café, berenjena, mango, noni, papaya, pimiento, calabaza, carambola, batata, taro y ñame (Hata et al. 1995).
Por su parte, la familia Lampyridae (Coleoptera) en el Continente Americano, según McDermott (1966), está representada por 1134 especies que pertenecen a 40 géneros y cuatro subfamilias: Pterotinae, Amydetinae, Lampyrinae y Photurinae, distribuidas en Sudamérica (717); Centroamérica (169); Caribe (125); Norteamérica (105) y México (91). La capacidad depredadora de las larvas de luciérnagas es conocida desde Newall (1879) y los aportes de Mclachlan (1879), Greenwood Penny (1879) y Schwalb (1961) quienes documentan el comportamiento depredador de larvas de Lampyris noctiluca (Lampyrinae), devorando babosas como fuente alimenticia natural del grupo, así como de la especie Drilo flavescens (Coleoptera: Drilidae), por su parte Lloyd (1973), Baker (1986) y Wijekoon et al. (2016), hacen referencias a las presas que consumen estas larvas así como de su comportamiento, mientras Sato (2019) que aporta datos significativos sobre los mecanismos de rastreo y depredación de larvas de Pyrocoelia atripennis sobre caracoles semiarbóreos. Aun así, lo que sabemos de la relación especifica entre luciérnagas y babosas es realmente poco (Day, 2011).
Cratomorphus Motschulsky, 1853 comprende 38 especies distribuidos en el continente americano y se puede distinguir de otros géneros de la tribu por las siguientes características diagnósticas: pronoto con margen anterior redondeado, con dos manchas vítreas anteriores; cabeza del macho dorsalmente cóncava entre los ojos, que son tan anchos como 2/3 del ancho de la cabeza y abdomen con tergitos proyectados lateralmente (Zaragoza-Caballero, 1996; Campos et al. 2018).
En Panamá el género Cratomorphus, está representado por cinco especies: C. altivolans Gorham 1884, C. concolor (Perty, 1830), C. dorsalis Gyllehal in Schönherr, 1817, C. ovatus Gorham, 1884 y C. signativentris Olivier, 1895, las cuales tiene una distribución general en el país (Blackwelder, 1947; Zaragoza-Caballero, 1995). El desarrollo de esta investigación permite documentar la depredación de la “babosa” Veronicella cubensis, por larvas de Cratomorphus signativentris en Panamá.
Dos larvas de Cratomorphus fueron recolectadas en la República de Panamá provincia de Panamá Oeste, Distrito de Arraiján, Vista Alegre, sector del Casco Viejo; en las coordenadas 8º 55´49.7´´N 79º 41´52.8 W; 11.viii.2020 y 16. Viii.2020 col. E. Barría. La primera larva se encontró bajo una tabla y la segunda bajo un tronco en descomposición.
Ambas larvas fueron recolectadas y colocadas en un terrario de vidrio de 5 galones con una dimensión de 40x20x25 cm, el cual se le colocó fibras de coco (Cocos nucifera) como sustrato y dos tejas de barro como refugio durante el día.
También se recolectaron tres especímenes de caracoles terrestres y una babosa (Verocinella cubensis) para alimentar larvas de Cratomorphus (Fig. 1 A y B), y realizar observaciones de comportamiento y esperar que completara su desarrollo para determinar la especie. Una larva y un espécimen adulto recuperado se encuentran depositados en el Museo de Invertebrados G. B. Fairchild, Universidad de Panamá. La descripción y determinación del adulto se hizo mediante las claves de Zaragoza-Caballero (1995); Zaragoza-Caballero y Pérez Hernández (2014), Zaragoza-Caballero et al. (2020).
Las larvas maduras de Cratomorphus presentaron una coloración dorsal uniforme negra con una línea transversal de color rosado, mientras que la región ventral es de coloración blancuzca con manchas negruzcas y rosadas. En el laboratorio se observó a una de las larvas alimentándose de la babosa Veronicella cubensis, después de alimentarse y pasar 25 días, murió (Fig. 1 C).
La segunda larva, dos días después de ser colocada en el terrario no se alimentó de caracoles o babosas (Cuadro 1), inmediatamente mostró signos de inmovilidad y adoptó una postura arqueada en forma de “coma” (,); indicativo de que estaba por pasar al estadio de prepupa (Fig. 2 A). El 22 de agosto la larva mudó su exoesqueleto, cambiando inmediatamente su apariencia y entrando en el estadio pupal (Fig. 2 B), en los siguientes dos días observamos que la coloración de los ojos cambió, de un blanco a un tono más oscuro, casi negro y para el 28 de agosto se observó un oscurecimiento de la pupa durante el día, y este mismo día, emergió el adulto, una hembra en su forma teneral aún con el exoesqueleto blanquecino (Fig. 3 A y B).
Existe muy poca información sobre las preferencias alimenticias de las larvas de Lampyridae, Madruga y Hernández (2010) hacen mención de la mayor predilección de las larvas de Aspisoma, por caracoles terrestres, mientras Viviani (2001), presenta una variedad más amplia de opciones, en las que se incluyen las babosas, sin embargo, en el caso de Cratomorphus, ambos autores indican preferencias marcadas hacia los caracoles en detrimento de las babosas (cuadro 2). A pesar que existen estudios que comprueban la capacidad depredadora de especies de larvas de luciérnagas, no hay evidencia suficiente para concluir que las especies del género Cratomorphus tengan preferencias por las babosas, por lo que se recomiendan más ensayos con más individuos que permitan sustentar este comportamiento depredador.
En cuando al método de manipulación de las presas y hábitos, las larvas de luciérnagas se alimentan durante la noche siguiendo los rastros de mucus que dejan sus presas, una vez localizadas, les inyectan un fluido tóxico y digestivo, el cual tarda un tiempo en hacer efecto y la larva debe ser cuidadosa para no quedar atrapada en el mucus protector que su presa pueda segregar (Sato, 2019). Aun así, nuestro conocimiento sobre las preferencias alimenticias y los mecanismos de manipulación de presas de las larvas de luciérnagas gigantes es realmente pobre, por lo que aún se necesitan numerosos trabajos que nos permitan rellenar estos vacíos.
Los autores agradecemos a Luiz F. L. Silveira, Laboratório de Entomología, Departamento de Zoología, Instituto de Biología, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil, por la confirmación de la especie de Cratomorphus tratada en esta publicación.