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"La desinversión en ciencia y tecnología es catastrófica para la democracia”. Entrevista a Atilio Borón
Santiago Liaudat
Santiago Liaudat
"La desinversión en ciencia y tecnología es catastrófica para la democracia”. Entrevista a Atilio Borón
Ciencia, Tecnología y Política, vol. 2, núm. 3, 2019
Universidad Nacional de La Plata
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Resumen: Entrevistamos a Atilio Borón, politólogo y sociólogo argentino. Figura destacada del pensamiento crítico latinoamericano, su trayectoria combina una sólida carrera académica y un permanente compromiso político-intelectual con los procesos populares, que se ha traducido en un merecido reconocimiento internacional. Su obra está disponible en: http://www.atilioboron.com.ar

Palabras clave: Atilio Borón, Estados Unidos, China, Geopolítica, Ciencia y Tecnología.

Abstract: We interviewed Atilio Borón, an argentinian political scientist and sociologist. Outstanding figure of Latin American critical thinking, he combines a solid academic career and a permanent political-intellectual commitment with popular processes, which has resulted in a deserved international recognition. His work is available at http://www.atilioboron.com.ar

Keywords: Atilio Borón, United States, China, Geopolitics, Science & Technology.

Resumo: Entrevistamos Atilio Borón, cientista político e sociólogo argentino. Figura proeminente do pensamento crítico latino-americano, sua carreira combina uma sólida carreira acadêmica e um compromisso político-intelectual permanente com processos populares, o que resultou em um merecido reconhecimento internacional. Seu trabalho está disponível em: http://www.atilioboron.com.ar

Palavras-chave: Atilio Borón, Estados Unidos, China, Geopolítica, Ciência e Tecnologia.

Carátula del artículo

Entrevistas

"La desinversión en ciencia y tecnología es catastrófica para la democracia”. Entrevista a Atilio Borón

Santiago Liaudat
Ciencia, Tecnología y Política
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 2618-2483
Periodicidad: Semestral
vol. 2, núm. 3, 2019

Recepción: 17 Agosto 2019

Aprobación: 07 Octubre 2019


CTyP: La ciencia y la tecnología modernas han sido fundamentales en la historia del capitalismo y en su expansión mundial. ¿Qué papel tiene la actividad científica y tecnológica en la era de la globalización?

AB: El papel de la ciencia y la tecnología es cada vez más importante. Los avances que se han venido produciendo en los últimos años son tan extraordinarios y abren tantas perspectivas que hoy en día, aquel país que se quede atrás en el terreno científico y tecnológico inevitablemente se condena al atraso y a la pobreza. Sobre todo, se condena al sometimiento a los grandes poderes imperiales de la época y a sus fuerzas económicas y empresariales dominantes. Por otro lado, el ritmo de expansión del sistema cien-tífico y tecnológico es fenomenal. Tengamos en cuenta que en este momento hay más científicos vivos que los que hubo en toda la historia de la humanidad. El mundo de hoy es un mundo en el que, con los desarrollos de la informática, la inteligencia artificial, la nanotecnología, país que no cultiva cuidadosamente la ciencia y la tecnología es un país que está condenado, como dije recién, a convertirse simplemente en un mercado. Cuando uno mira la noción que tienen presidentes como Mauricio Macri en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil, Iván Duque en Colombia o Sebastián Piñera en Chile, en sus propias palabras, somos un mercado. ¡Claro! Un merca-do… ¡pero un mercado atrasado, sometido a los grandes poderes políticos y económicos de tu tiempo!

CTyP: La innovación científica y tecnológica siempre ha sido clave para mantener la supremacía de las grandes potencias. ¿En qué medida las tensiones entre China y Estados Unidos pueden comprenderse desde este punto de vista?

AB: Estas tensiones tienen una génesis múltiple. Estados Unidos no se esperaba sino hasta el año 2030 la emergencia de China como una potencia económica de alcance mundial. Creían-que hasta ese año iría reafirmado su papel como potencia económica regional. ¡Se equivocaron! China llegó antes de tiempo y esto, por supuesto, causa un shock muy fuerte. Incluso en los Esta dos Unidos ya se empieza a discutir acerca de la declinación de lo que ellos denominan la “superioridad americana”. En otras palabras, estamos hablando del ocaso del imperio norteamericano. No quiere decir que sea una declinación catastrófica, de la noche a la mañana. Es un declive lento, pero irreversible. Un componente de esa declinación es precisamente el gran avance que en materia tecnológica hizo China. La disputa en torno a la tecnología 5G da cuenta de ello. Los chinos les sacaron ventaja en ese terreno a los norteamericanos. Hay que tomar en cuenta que detrás de ese desarrollo hay un conocimiento muy avanzado en otras áreas como la informática, las telecomunicaciones y la inteligencia artificial. El conflicto en torno a Huawei es muy ilustrativo. Estados Unidos reacciona defensivamente intentando bloquear la utilización del sistema operativo Android porque quieren poner coto a esa ventaja que le sacó China.

CTyP: ¿Por qué cree usted que China obtuvo una ventaja en ese terreno?

AB: Porque China lleva cuarenta años invirtiendo fuertemente en ciencia y tecnología en una dimensión superior a la que hace Estados Unidos. Pero sobre todo de un modo muy direccionado. La inversión en Estados Unidos es mucho más dispersa, entre otras cosas porque invierten mucho en la industria militar. No tuvieron la focalización de China sobre las nuevas tecnologías. Es un caso interesantísimo para estudiar. Hace veinte años China prácticamente no figuraba entre los grandes aportantes al desarrollo científico y tecnológico en materia de publicaciones, patentes y marcas. Pero desde el año 2014 China es el país que tiene mayor número de patentes a nivel mundial, inclusive patentes de alta tecnología, superando por mucho a los Estados Unidos. El origen está en las decisiones tomadas por el gobierno chino a partir de la rectificación del rumbo económico de la mano de Deng Xiao-ping en el año 1978. Se planteó que una de las cuatro condiciones necesarias para que China llegara a tener un papel gravitante en el sistema económico y político internacional era aumentar fuertemente la inversión en ciencia, tecnología y educación superior. Y a partir de ese momento China hizo ese esfuerzo.

CTyP: ¿En qué se evidencia el declive norteamericano? ¿Y cuáles son sus causas y consecuencias?

AB: Se ve en la declinante influencia de los Estados Unidos como poder imperial. Lo cual se evidencia en que no pueden resolver la crisis que ellos mismos armaron en Siria, no pueden estabilizar la zona de Asia Central, no pueden sacarse de encima a un gobierno como el venezolano, ¡hace veinte años hubieron sacado a Maduro en una semana enviando marines! Hoy en día no lo pueden hacer. Esto es una clara muestra de este declinante poderío de los Estados Unidos. Entre las causas se destaca la competencia de las potencias emergentes. No solo China sino también India, que está teniendo un desarrollo tecnológico de primer nivel, con muy fuertes inversiones en el terreno, y Rusia, que es una potencia tecnológica de primer orden en materia militar pero también civil. En este panorama evidentemente Washington siente que el terreno se mueve bajo sus pies. Y de allí la principal consecuencia. La belicosidad y la agresividad de Donald Trump obedecen en parte a sus características personales pero sobre todo es la reacción de un imperio en decadencia. La fase más violenta de los imperios no es la conquista, sino la retirada. Eso se vio de manera clara en el caso del imperio español en América y se reflejó en el Himno Nacional de la Argentina, en esa estrofa, sacada de circulación, que decía: “¿No los veis sobre México y Quito arrojarse con saña tenaz? ¿Y cuál lloran, bañados en sangre, Potosí, Cochabamba, y La Paz?”. Lo mismo en el caso de la guerra de Argelia, en la década de 1960, en la que los franceses, ya con un orden mundial reconstituido en la posguerra, con Naciones Unidas funcionando, comete las peores atrocidades hasta ese momento conocidas. Entonces, no lo olvidemos: ¡los imperios en decadencia son muy peligrosos! Por eso la beligerancia actual del imperialismo norteamericano en América Latina y el empecinamiento en acabar por la fuerza con Cuba, con Venezuela, con Nicaragua, con Bolivia y con cualquier gobierno que no esté dispuesto a convertirse en un peón sumiso del imperio. Basta con que un gobierno demuestre cierta vocación por la autodeterminación nacional para que se convierta en enemigo.

CTyP. Los eventos tecnológicos ocurridos recientemente, como los reiterados apagones eléctricos en Venezuela y la caída de las re-des sociales a nivel global, ¿cree usted que se relacionan con la situación geopolítica?

AB: La revista empresarial norteamericana Forbes publicó un artículo poco después del apagón venezolano en el que decía que era perfectamente probable que ese apagón hubiese sido producido desde los Estados Unidos.1 Lo que el autor decía es que era técnicamente posible. Conociendo la historia intervencionista de los Estados Unidos, la beligerancia hacia Venezuela, el hecho público de que se disponen a sacar a Maduro como sea, no podemos descartar que hubieran apelado al boicot al sistema eléctrico, buscando poner al país en contra del gobierno. Son hipótesis personales, no tenemos pruebas ya que este tipo de operaciones son secretos de Estado. Pero, está el arma, está el motivo, está el resultado… cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Y luego uno lo conecta con lo que pasó después. Se cayó Google, Facebook y WhatsApp. No puede ser casual que se haya producido por primera vez e inmediatamente después del apagón. Puede parecer paranoico, pero la verdad es que tenemos sobrados ejemplos en la historia de operaciones de este tipo. En mi interpretación fue Rusia que mandó una señal a Washington, como intento de poner freno a la utilización de estas armas no convencionales. Fue una amenaza velada de atacar al sistema financiero norteamericano, a Wall Street. Creo que Putin ordenó hacer esto como un mensaje al Pentágono, que estaba realizando un crimen de lesa humanidad, porque la ley internacional penaliza con carácter criminal el hecho de dejar una población sin agua, sin luz, sin alimentos, sin medicinas. Fue una advertencia a Estados Unidos. Son escenarios de lo que se denomina “guerra de quinta generación”. No hay ninguna duda que hoy en día la guerra se juega principal-mente en el escenario informático y mediático. Ya hace unas décadas los altos mandos norteamericanos plantearon que hoy en día la seguridad de los Estados Unidos depende menos de las armas convencionales que de disponer de estas tecnologías de avanzada y de disponer de los medios de comunicación. Todo el debate en torno a la inteligencia artificial y el 5G también se vincula al aspecto militar. Esas tecnologías les permitirán manejar los drones, los misiles tele-guiados, toda la enorme artillería convencional, en tiempo real. El mundo está en una situación muy delicada. Por eso digo que hoy en día la paranoia es casi un gesto de realismo y equilibrio político y personal al juzgar el terreno de las relaciones internacionales.

CTyP: El ascenso de Asia ha tenido que ver, entre otras cosas, con cambios favorecidos por las tecnologías digitales (descentralización productiva, mayor liquidez del capital, etc.). ¿Qué puede decirnos del impacto de estas tecnologías en términos económicos y políticos?

AB: Todo esto plantea un abanico de problemas extraordinarios. En primer lugar, plantea un problema muy grave en términos de empleo, por-que no cabe ninguna duda que estas tecnologías son tecnologías que tienden a desplazar muy fuertemente mano de obra. La dinámica del capitalismo lleva a este mal llamado ahorro de fuerza de trabajo. El problema es que los robots y las computadoras no consumen lo que el capitalismo produce. Esa es la contradicción primera. Cuando Henry Ford a principios del siglo XX fue criticado por pagar salarios altos a los trabajadores, muy astutamente dijo: “¿y a quien le voy a vender estos autos?”. Esa paradoja de Ford hoy en día se hace muchísimo más acuciante. El capitalismo se reproduce cada vez más a través de la valorización de activos financieros, que no crean empleo y que no generan crecimiento de la economía real. Y que hacen que una parte creciente de la población sea una población descartable. No sólo en América Latina sino también en Europa y en los Estados unidos. Es un problema de la dinámica capitalista, no de estas tecnologías que nos permiten ahorrar trabajo. Esas poblaciones excluidas son vistas como población sobrante por las clases dominantes, que ven la realidad desde su punto de vista, sus intereses, su ideología. El capitalismo necesita cada vez menos gente. El problema que tienen es que necesitan consumidores. Pero en la medida en que puedan ir reemplazando esto, mantener un patrón de consumo concentrado en sectores medios y altos, que el resto se muera de hambre no les importa absolutamente nada. Es lo que observamos claramente en los recientes gobiernos neoliberales de nuestra región.

CTyP: Frente a la pérdida de empleos, existen posturas que plantean frenar los avances tecnológicos, otras sugieren acelerarlo. ¿Qué piensa usted que debemos hacer?

AB: Considero que no podemos tener la reacción de los luditas,2 es decir, destruir las máquinas, volver a la época de los ábacos. Una so-lución es la reducción de la jornada de trabajo. Que en vez de cuarenta horas semanales, sea de treinta o veinte horas, y que el resto de las horas sea para gente que se incorpore. Pero uno de los problemas para esta propuesta es que con los avances tecnológicos se necesita gente cada vez más preparada y en los países de la periferia la gente está cada vez menos prepara-da. Por ejemplo, comparativamente un trabajador argentino de hoy no tiene el nivel de preparación que tenía cincuenta años atrás en relación al desarrollo tecnológico. Esto genera un círculo vicioso de cada vez más pobreza y más exclusión social. Y volvemos una vez más a la importancia de la inversión en ciencia, tecnología y educación. Sin embargo no creo que estas propuestas de reducción de la jornada de trabajo sean viables en los marcos del capitalismo. La contradicción entre avance tecnológico y destrucción del empleo y del consumo es un gran desafío que el capitalismo no puede resolver. Un sistema basado en la maximización de la ganancia no puede resolver este dilema. La característica del sistema es explotar hasta lo máximo que puedan a sus trabajadores. No se trata de un asunto moral sino de la necesidad lógica del sistema. El capitalismo no mira costos sociales o ambientales, solo mira al lucro, a la ganancia. Por lo tanto está condenado a reproducir estas contradicciones, sin poder superarlas.

CTyP: ¿Y cuáles son las principales consecuencias en el orden político de estos desarrollos tecnológicos vinculados a la informática y las telecomunicaciones?

AB: La primera consecuencia es una grave erosión de la democracia. Frente al creciente papel de las redes sociales, por ejemplo, tenemos un desafío enorme: ¿cómo lograr democratizar las redes sociales, sobre todo en una población crecientemente analfabetizada como la Argentina? Esta es la dura realidad. Tenemos un alto grado de analfabetismo funcional y un notorio deterioro del vocabulario de los adolescentes y jóvenes. En una generación se ha empobrecido la riqueza del lenguaje de manera dramática. Tenemos de un lado, entonces, a una población con bajo nivel educativo, que no puede tener un acceso realmente genuino, fecundo, a internet. Enfrente, tenemos a los expertos que manejan la big data, identificando a segmentos persuasibles de la población y elaborando noticias falsas –fake news- para provocar determinadas conductas. A través del big data se recogen miles de datos de cada uno de nosotros, nuestros gustos, con quiénes nos comunicamos, qué páginas visitamos, qué radios escuchamos, qué viajes hicimos, qué medicina tomamos, ¡saben todo! Y con esa cantidad de información pueden predecir y sobre todo incidir sobre las conductas personales y sociales. ¿Cómo controlamos eso? ¿Cómo lo democratizamos? Considero que hay una sola escapatoria y es educando fuerte y masivamente a la población. Una población más educada tiene capacidad de defenderse, una población pobremente educada no tiene como defenderse. Por eso la desinversión en educación, ciencia y tecnología es catastrófica para la democracia, ¡te pueden manipular las elecciones de un país! Y no hablo solo del tema del hackeo en el escrutinio, ya que la posibilidad de fraude existe en cualquier sistema. Como muestra el excelente documental “Nada es privado”3 lo novedoso es la utilización de las redes sociales para una manipulación descarnada través de dos grandes instintos básicos: el odio y el temor. Si a esto se le suma la manipulación tradicional del oligopolio de los grandes medios de comunicación de masas, vemos como se construyen realidades mediáticas y virtuales que se vuelven realidades sociales. Controlan a las poblaciones de esa manera. Definitivamente, todas estas tecnologías tienen un impacto realmente impresionante, sobre la calidad de las instituciones, la vitalidad y la supervivencia de la democracia.

CTyP: Además del uso de tecnologías digitales se observa la utilización de desarrollos científicos, como las ciencias de la conducta y las neurociencias, para la manipulación política.

AB: ¡Exacto! Por eso están fracasando todas las encuestas. Porque las encuestas están basa-das en un paradigma de conocimiento del comportamiento humano decimonónico. Hoy en día las campañas electorales se basan en el neuromarketing político. No tiene ninguna importancia preguntarle a la gente si vas a votar a este o al otro, porque las personas no deciden de esa manera y en ese momento. Por eso fracasaron las encuestas en las presidenciales de Argentina, en el plebiscito por la paz en Colombia, en el Brexit, en las presidenciales de los Estados Unidos, ¡fracasan en todas partes! Quiere decir que algo cambió en la sociedad y que esa metodología ha quedado obsoleta o desplazada. El problema es que contrabalancear las operaciones que realizan a través de las nuevas tecnologías, el tema de los trolls y todo lo demás, requiere una ingente masa de recursos. Efectivamente, todo esto es una amenaza al futuro de las democracias. Democracias que, por otra parte, están cada vez más cuestionadas. Hoy en día, como dicen ya algunos académicos incluso en los Estados Unidos, se debe hablar más bien de plutocracias que de democracias, o sea, gobieno de las riquezas. Y agrego la fórmula: gobierno de los mercados, por los mercados, para los mercados.

CTyP: Más allá de los aspectos negativos, ¿también es posible utilizar estas tecnologías con fines democráticos o emancipadores?

AB: Las podemos utilizar mucho. Son tecnologías que se pueden emplear con un efecto estupidizante o emancipador. Utilicemos la comparación con la imprenta para explicar esta idea. La imprenta puede tener un efecto estimulante, de apertura mental, de crecimiento intelectual o un efecto de atontamiento. Depende del contenido de lo que imprimas en un libro. Bolívar, sin ir más lejos, creía mucho en los efectos liberadores de la imprenta. En una carta a uno de sus colaboradores le pide que traiga de Haití armas, municiones, pero sobre todo una imprenta, que en las condiciones del momento le iba a ser más efectiva que un cañón. Hay frases de San Martín en el mismo sentido. Con las nuevas tecnologías pasa lo mismo. Uno puede ser víctima de ellas o ser un protagonista. Se pueden tomar iniciativas que faciliten la organización del campo popular, de las clases subordinadas. Por ejemplo, la caída de Hosni Mubarak en Egipto en el año 2011 es incomprensible sin la telefonía celular. Solo fue posible porque la gente pudo organizarse y responder a las convocatorias a través de inter-net. Ese es un dato muy significativo. Si nosotros convencemos a la gente que produzcan contenidos y los suban a las redes sociales, mostrando una imagen o un video, porque la comunicación de hoy es audiovisual, con una denuncia o mostrando una actividad social o política, eso los convierte en productores de noticias y no simplemente en consumidores. Eso te puede dar un salto significativo de enorme trascendencia. Se han llegado a desactivar operaciones de prensa de nivel inter-nacional a partir de videos, filmados por jóvenes, que comienzan a viralizarse. Lo que sucedió en el puente internacional entre Colombia y Venezuela a principios de 2019 es una muestra de eso. Unos pocos jóvenes bolivarianos, armados de un Smartphone no demasiado sofisticado, pusieron en jaque y obligaron a retractarse a la CNN y al New York Times. Esto me parece que es una lección notable para nosotros. Nos habla de la potencialidad que tiene toda esta tecnología utilizada con un sentido político altamente desarrollado y con un grado razonable de eficiencia. ¡No hace falta ser Oliver Stone para filmar un video corto de un minuto! Pero la gente todavía no se convence que el teléfono es un arma en la batalla de ideas. Tenemos que usarlo produciendo nosotros las noticias. Por ejemplo, mostrando los estragos que ha hecho el neoliberalismo. Aunque parezca que al principio no tiene impacto, a la larga se demuestra que tiene un impacto enorme y llegan a tener una influencia emancipadora muy importante.

CTyP: En su libro recientemente publicado, “El hechicero de la tribu”, usted se pregunta, tomando el caso de Mario Vargas Llosa, por la claudicación de intelectuales que eran de izquierda y se vuelven abiertamente reaccionarios. ¿Cómo se produce ese fenómeno y cómo se expresa actualmente en el ámbito de la universidad y la ciencia?

AB: Es para mí un tema de larga preocupación, cómo es que los intelectuales críticos son atraídos por el sistema, cuáles son los mecanismos de captación, de seducción. La academia ha sido domesticada, se ha derechizado muchísimo. Esto lo trabajé en un libro del 2008 y en un artículo publicado recientemente.4 El mecanismo de cooptación es fundamentalmente el control ideológico y económico. Si uno quiere hacer carrera en el ambiente académico hay que cumplir con las expectativas de tus pares. El famoso juicio de los pares es un mecanismo-profundamente conservador. Los grandes avances de la ciencia, la teoría de la relatividad de Einstein, la teoría del inconsciente y la sexualidad infantil de Freud, la teoría de la evolución de Darwin o el materialismo histórico de Marx, entre otros, cuando fueron publicados sufrieron el ataque de los medios académicos e incluso de la prensa. A Darwin, por ejemplo, se lo presen-taba en el cuerpo de un mono y como un personaje que había perdido todo el uso de razón. O sea que la evaluación por pares tiene una función eminentemente conservadora. Este criterio nos viene de afuera, es producto del papel que el Banco Mundial ha venido a desempeñar en materia educativa. Cuando la UNESCO es golpeada de muerte al quedar desfinanciada por la retirada de Estados Unidos y el Reino Unido en la década de 1980, su rol lo pasa a desempeñar el Banco Mundial. Este organismo crea una División de Educación Superior y empieza a elaborar los proyectos de reformas neoliberales en las universidades en los ’90. Desde allí se establecen las pautas de lo que son los criterios de evaluación de la calidad del trabajo académico. Comienzan a aparecer los organismos de evaluación. Por supuesto no estoy en contra de la evaluación en sí, sino de los criterios de evaluación. Son criterios absolutamente sesgados. Un investigador que no hable de lo que hay que hablar según las corrientes de moda no tiene futuro, no tiene posibilidad de progresar. Entonces, cuando la ciencia y la universidad se despolitizan, de a poco te van domesticando. Los viajes a Estados Unidos, las becas, los programas de buenas prácticas, la participación en congresos, en publicaciones. Para hacer carrera hay que entrar en esa lógica, para lo cual hay que hablar de las cosas que les interesan en el Norte y según los marcos teóricos y metodológicos que ellos tienen. Todo lo cual va marcando un terreno del cual es muy difícil salirse. En lo personal me costó muchísimo hacer la carrera académica que hice. Fue una opción de vida que tuvo su costado duro. Si uno piensa fuera de lo establecido, el sistema es brutal, te castiga. Hay que tener espalda para resistir, convicciones firmes. Además, hay que salir del encierro del mundo académico. Ser intelectuales, más que académicos. No escribir para unos pocos iniciados o para los estudiantes únicamente. Hay que dirigirse al gran público y a los grandes problemas, si uno no quiere sentirse un parásito social. Van a decir que eso no es ciencia, que no es riguroso, que es panfleto. Son reacciones conservadoras que apuntan a reafirmar la legitimidad del canon académico y es una forma de condenar al pensamiento crítico.

CTyP: Usted ha ocupado importantes puestos en política y gestión de la educación superior y la ciencia en la UBA, CLACSO y CONICET, ¿qué alcances y limitaciones encontró en la gestión pública? ¿Cuáles son las trabas que existen en las instituciones del sector para lograr cambios?

AB: Son casos diferentes. En Conicet estuve en las Comisiones Asesoras y en la Junta de Calificación y Promoción, en la UBA llegué a ser Vicerrector entre 1990 y 1994, y en CLACSO fui Secretario Ejecutivo entre 1997 y 2006. En términos generales puedo decir que he encontrado varios elementos comunes. En primer lugar, hay que dar batalla contra los criterios neocoloniales predominantes. En general provienen de las llamadas “ciencias duras” que son las que sirven como paradigma del buen trabajo cien-tífico, e influyen en las ciencias sociales. Por un lado, a nivel metodológico: se tiende a imitar el estilo de investigación y se enfatiza lo cuantitativo. En sintonía con eso, la economía, en especial la neoclásica, se establece como la nave insignia de las ciencias sociales. Por otro lado, el tipo de producción académica cambió. Ya no es más el libro sesudo de antaño, producto de años o décadas de investigación. Ahora es el paper corto, lleno de referencias y de datos estadísticos, sin demasiada originalidad, dejando de lado las grandes cuestiones y concentrándote en problemáticas muy pequeñas. En el fondo sigue habiendo una incomprensión de la especificidad de las ciencias sociales. No se entiende que no es lo mismo estudiar la naturaleza y la sociedad. Lo neocolonial se ve también en la falta de autonomía del trabajo científico. Hay una cuestión muy fuerte de colonización mental. Trabajo científico es lo que dicen en Estados Unidos que es la labor científica. Los criterios de evaluación sesgan en ese sentido. Un segundo elemento es la debilidad de las instituciones. Los ataques recientes al complejo científico y tecnológico nacional dan cuenta una vez más de esa debilidad producto de la falta de estabilidad en el marco político e institucional. Por otra parte, a veces existe una excesiva partidización que afecta a la consolidación institucional. Los enfoques partidistas, muy excluyentes, no con-tribuyen demasiado en la gestión. Aclaremos que considero que la politización es buena. Pero no se puede llegar al nivel en que se transforma en feudos partidarios. Eso no es bueno porque a la larga retrasa el desarrollo del pensamiento científico y crítico. Esto ha sido un problema. En tercer lugar, y madre de todos los problemas, está la tremenda escasez de recursos que tiene el complejo científico y tecnológico argentino, de la cual se derivan muchos de los otros problemas. Por supuesto, los otros temas también son importantes. Pero si no se resuelve el tema de los recursos, los otros son prácticamente imposibles de resolver. Porque en el marco de la escasez se fortalece la sectarización, el fraccionamiento, la partidización. Y creo que eso es un defecto muy grande. Con la excepción de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, siempre existió restricción económica, antes y después. Hacer ciencia y universidad es caro para la mayoría de los políticos. Les diría: prueben la incultura, el analfabetismo, el atraso, ¡a ver qué es más caro!

CTyP: ¿Es la ciencia y la tecnología creada por el capitalismo factible de ser utilizada en otro tipo de sociedad? ¿O, por el contrario, está inherentemente ligada a un tipo de racionalidad mercantil e instrumental? ¿Es necesario otro tipo de ciencia y tecnología, distintas de las actuales, con otras metodologías y problemas de investigación?

AB: La ciencia que creó el capitalismo tiene utilidad, sin dudas, más allá de que sea una ciencia desarrollada a partir de la perspectiva del negocio. Les doy un ejemplo de cómo el capitalismo y el neocolonialismo guían la actividad científica. Nuestros científicos se pusieron a investigar Chagas cuando empezó a ser un tema en los Estados Unidos. ¿Y cuándo empezó a ser un tema allá el Chagas? Cuando hubo un brote en el Bronx, en Nueva York, llevado por inmigrantes latinos. Ahí empezó a ser negocio estudiar Chagas, el tema se puso de moda. Volviendo a la pregunta. Creo que los logros de la ciencia moderna los tenemos que aprovechar, pero nosotros tenemos que tener una concepción de la ciencia diferente. Y en ese sentido, la experiencia cubana me parece notable. Tomemos el ejemplo de la medicina, que va a servir de contrapunto con lo que decíamos recién del negocio del Chagas. Los cubanos han desarrollado, al margen de toda consideración mercantil, una serie de innovaciones en materia medicinal, muy importantes, a muy bajo costo. Por eso concitan el odio y la resistencia de los grandes laboratorios y de todos los sectores y países que de alguna manera lucran con la ciencia. La creciente dependencia que la ciencia tiene de la búsqueda de lucro le hace mucho mal a la actividad científica. En la marcha hacia una sociedad poscapitalista, como creo que es la sociedad a la cual debemos marchar, es obvio que el desarrollo científico y tecnológico tiene que fortalecer su carácter no mercantil. Son otros los requerimientos y otras las prioridades en la agenda de investigación. Prioridades que tienen que ver con elevar la calidad de las condiciones de vida materiales y espirituales del conjunto de la población. Y a partir de ahí ver qué sendero de la ciencia debemos impulsar. No decidir en función de qué es lo que va a dar más dinero. Es funda-mental romper la mirada mercantil. Este es un país donde hay una larga tradición de reflexiones en ese sentido. Autores que hay que reexaminar y poner al alcance de las nuevas generaciones. Las contribuciones de Oscar Varsavsky y Rolando García, entre otros, que sostuvieron que otra ciencia era posible y necesaria. Me parece que es importante recuperar eso y que las jóvenes generaciones sepan que acá, en este país, hay otras maneras alternativas de pensar la ciencia y hacer ciencia.

CTyP: Se ha planteado la necesidad de desarrollar un estilo tecnológico común para América Latina como condición para lograr avanzar en proyectos nacionales y sociedades más igualitarias. En ese sentido, ¿qué aportes puede realizar el sector de CyT en miras a consolidar la integración regional en una próxima etapa?

AB: Creo que los aportes pasan por el lado de la coordinación de los esfuerzos en materia de investigación y desarrollo. Podemos ganar mucho asociándonos en diferentes ramas con colegas de Brasil y de México, principalmente, que tienen instituciones científicas altamente desarrolladas. Pero también con países más pequeños o con una menor densidad de científicos, pero con los que, en algunas ramas, puede haber una buena complementariedad. La cooperación en el esfuerzo científico es fundamental. Pero no es fácil, hay que sortear muchas barreras. La idea predominante es que hay una ciencia única que es la ciencia de los Estados Unidos. Y que nosotros simplemente nos debemos convertir en reproductores de ese modelo de trabajo científico. Por eso la ciencia es un instrumento decisivo de política. Y un instrumento decisivo de los Estados Nacionales. En la medida en que hay gobiernos neocoloniales es muy difícil pensar en esquemas de integración regional. Para evitar que estos gobiernos destruyan lo que se va logrando en materia de unidad latinoamericana precisamos de integración económica, pero también en otros niveles, como el científico y tecnológico, sin dudas. Incluso en el pensamiento. Para ello hay que recuperar a los grandes autores de la tradición crítica de América Latina y Argentina, que son mayormente desconocidos. Ahí se ve el efecto de la colonización cultural e intelectual. Un estudiante de ciencias sociales se forma en el pensamiento de Europa y Estados Unidos, incluso con sus autores de segunda línea. Pero no se estudia el pensamiento realmente revolucionario para su época de Belgrano, Moreno, San Martín o Bolívar. ¡No conozco ninguna carrera de ciencia política en Argentina en donde se estudie en serio el pensamiento político nacional y latinoamericano! Ni siquiera se estudia a fondo el pensamiento de Sarmiento y Alberdi, dos figuras colosales del pensamiento del siglo XIX. No estudiamos a los nuestros. Naturalmente, no estoy a favor de una especie de autarquía populista, llamada así peyorativamente. No estoy de acuerdo con ninguna forma de chauvisimo. Como dijera José Martí, “injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas”. Es fundamental una recuperación de la gran tradición crítica que hay en Argentina y América Latina.

CTyP: ¡Muchas gracias!

Material suplementario
Notas
Notas
1 Se refiere al artículo de Kalev Leetaru titulado “Could Venezuela’s Power Outage Really Be A Cyber Attack?” publicado el día 9 de marzo de 2019 en la revista Forbes. Recuperado de: http://www.forbes.com
2 Se refiere al ludismo, movimiento de artesanos ingleses de inicios del siglo XIX que se propuso la destrucción de las maquinarias como forma de enfrentar el declive de los oficios artesanales producto del avance de la revolución industrial.
3 Documental dirigido por Karim Amer y Jehane Noujaim, producido por la plataforma de contenidos audiovisuales Netflix y estrenado en el año 2019
4 El libro de 2008, titulado Consolidando la explotación: la academia y el Banco Mundial contra el pensamiento crítico, fue publicado en Córdoba (Argentina) por la editorial Espartaco. En cuanto al artículo, se refiere a “De académicos e intelectuales: notas a propósito de la crisis de las ciencias sociales y la universidad” publicado en la revista Casa de las Américas, n. 291, abril-junio de 2018 (disponible en internet).
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