Avances de Investigación

PERCEPCIONES SOBRE EL ENVEJECIMIENTO EN ESTUDIANTES INGRESANTES Y AVANZADOS DE TRABAJO SOCIAL DE LA UNPAZ

Mariana Cataldi
(UNPAZ/UBA, Argentina
Angeles Commisso
UNPAZ, Argentina
Paula Lehner
UNPAZ/UBA, Argentina
Cinthya Belmonte
UNPAZ, Argentina
Aldana Villalba Vazquez
UNPAZ, Argentina

Escenarios. Revista de Trabajo Social y Ciencias Sociales

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 2683-7684

Periodicidad: Semestral

núm. 33, 2021

comunicacionftsunlp@gmail.com

Recepción: 20/09/20

Aprobación: 25 Marzo 2021



Resumen: Este artículo analiza las percepciones que tienen lxs estudiantes ingresantes y avanzdxs de la carrera de Licenciatura en Trabajo Social de la UNPAZ respecto de su futura profesión, específicamente en el campo profesional con personas adultas mayores, en un contexto de envejecimiento demográfico y fortalecimiento del paradigma de derechos. El incremento de la proporción de mayores de 65 años y más, sumado al aumento de la esperanza de vida de las personas traerá aparejada una inédita demanda de cuidados integrales que, de no ser atendidos, redundarán en la vulneración de derechos para este grupo de edad y sus familias. A partir de un enfoque cualitativo analizamos un corpus de entrevistas realizadas a estudiantes ingresantes y del último año de la carrera de Trabajo Social para conocer qué percepciones tienen sobre la vejez, los derechos de las personas adultas mayores y cómo se ven trabajando con esa población. Los resultados preliminares que obtuvimos revelan una amplia diversidad de motivaciones para la elección de la carrera, entre lxs estudiantes ingresantes no se suele contemplar el trabajo con personas adultas mayores debido al desconocimiento sobre los problemas de este grupo etario y se observa una mayor predisposición en las percepciones de las personas que se encuentran próximas a graduarse. Finalmente se observan opiniones dispares sobre las expectativas de trabajar en espacios gerontológicos.

Abstract: Abstract

This article analyzes the perceptions of incoming and advanced students of the Bachelor of Social Work at UNPAZ regarding their future profession, specifically in the professional field with older adults, in a context of demographic aging and strengthening of the paradigm of Rights.

The increase in the proportion of people over 65 years of age and over, added to the increase in people's life expectancy, will bring about an unprecedented demand for comprehensive care that, if not cared for, will result in the violation of rights for this age group and their families.

Using a qualitative approach, we analyzed a corpus of interviews carried out with incoming and final year students in Social Work to find out what perceptions they have about old age, the rights of the elderly and how they see themselves working with this population.

The preliminary results that we obtained reveal a wide diversity of motivations for the choice of the career, among incoming students, work with older adults is not usually considered due to the lack of knowledge about the problems of this age group and a greater predisposition is observed in the perceptions of people who are about to graduate. Finally, disparate opinions are observed about the expectations of working in gerontological spaces.

Keywords: Envejecimiento, Percepciones, Trabajo Social, Estudiantes, Aging, Perceptions, Students, Social work.

Resumen

Este artículo analiza las percepciones que tienen lxs estudiantes ingresantes y avanzdxs de la carrera de Licenciatura en Trabajo Social de la UNPAZ respecto de su futura profesión, específicamente en el campo profesional con personas adultas mayores, en un contexto de envejecimiento demográfico y fortalecimiento del paradigma de derechos.

El incremento de la proporción de mayores de 65 años y más, sumado al aumento de la esperanza de vida de las personas traerá aparejada una inédita demanda de cuidados integrales que, de no ser atendidos, redundarán en la vulneración de derechos para este grupo de edad y sus familias.

A partir de un enfoque cualitativo analizamos un corpus de entrevistas realizadas a estudiantes ingresantes y del último año de la carrera de Trabajo Social para conocer qué percepciones tienen sobre la vejez, los derechos de las personas adultas mayores y cómo se ven trabajando con esa población.

Los resultados preliminares que obtuvimos revelan una amplia diversidad de motivaciones para la elección de la carrera, entre lxs estudiantes ingresantes no se suele contemplar el trabajo con personas adultas mayores debido al desconocimiento sobre los problemas de este grupo etario y se observa una mayor predisposición en las percepciones de las personas que se encuentran próximas a graduarse. Finalmente se observan opiniones dispares sobre las expectativas de trabajar en espacios gerontológicos.

Abstract

This article analyzes the perceptions of incoming and advanced students of the Bachelor of Social Work at UNPAZ regarding their future profession, specifically in the professional field with older adults, in a context of demographic aging and strengthening of the paradigm of Rights.

The increase in the proportion of people over 65 years of age and over, added to the increase in people's life expectancy, will bring about an unprecedented demand for comprehensive care that, if not cared for, will result in the violation of rights for this age group and their families.

Using a qualitative approach, we analyzed a corpus of interviews carried out with incoming and final year students in Social Work to find out what perceptions they have about old age, the rights of the elderly and how they see themselves working with this population.

The preliminary results that we obtained reveal a wide diversity of motivations for the choice of the career, among incoming students, work with older adults is not usually considered due to the lack of knowledge about the problems of this age group and a greater predisposition is observed in the perceptions of people who are about to graduate. Finally, disparate opinions are observed about the expectations of working in gerontological spaces.

Introducción

El presente artículo analiza las percepciones que tienen lxs estudiantes ingresantes y avanzdxs de la carrera de Licenciatura en Trabajo Social de la UNPAZ respecto de su futura profesión, precisamente en el campo profesional con personas adultas mayores, en un contexto de envejecimiento demográfico y fortalecimiento del paradigma de derechos.

Para ello, se presenta la metodología cualitativa utilizada, se describen las particularidades que adquieren las entrevistas y las diferentes submuestras para estudiantes ingresantes por un lado y estudiantes avanzadxs por otro.

En el desarrollo del artículo, se exponen las percepciones de lxs entrevistadxs sobre la profesión y sobre las personas adultas mayores, para luego profundizar en la autopercepción del rol profesional en relación a esta población. A continuación, se desarrollan algunos ejes analíticos respecto al rol profesional, el sincretismo en la profesión, el carácter de profesión feminizada, vinculándolos con los procesos de intervención con la población adulta mayor. Finalmente, se esbozan algunas conclusiones preliminares.

Metodología

El trabajo se inscribe en el Proyecto de investigación ya finalizado que se titulaba “Percepción de estudiantes de Enfermería y Trabajo Social de sus profesiones en relación con los adultos mayores” radicado en el IESCODE, UNPAZ[6] y con financiamiento de la UNPAZ. El presente artículo refleja algunos de los resultados obtenidos.

La investigación se propuso indagar y comparar las percepciones que tienen sobre sus futuras profesiones y sobre el rol disciplinar, lxs ingresantes a la carrera de Trabajo Social de la UNPAZ y lxs estudiantes próximos a graduarse en conexión con el campo de acción de la atención a las demandas de personas adultas mayores.

En el grupo de ingresantes, entrevistamos a 5 (cinco) estudiantes de primer año, 3 (tres) mujeres y 2 (dos) varones de entre 23 y 49 años de edad. Uno de ellos nació en un país latinoamericano donde realizó una carrera anterior en Ciencias Sociales, el resto nacieron en Argentina. Actualmente residen en José C. Paz, San Miguel, Tortuguitas y Pilar. Una de las personas entrevistada no finalizó sus estudios secundarios y accede mediante la reglamentación Art. 7° de la Ley 24521, que establece que las personas mayores de 25 años que no hayan completado el nivel medio pueden ingresar cumpliendo los procesos de nivelación que la Universidad establezca. Las entrevistas se realizaron en el transcurso del año 2019.

Respecto de la submuestra conformada por estudiantes avanzadxs, el proyecto de investigación preveía la realización de entrevistas en profundidad, individuales y presenciales y la planificación establecía que el trabajo de campo se realice en 2020. A partir de la pandemia de coronavirus COVID-19 y como consecuencia de la implementación del aislamiento social, preventivo y obligatorio, el equipo analizó alternativas para dar cumplimiento al trabajo programado respetando la disposición. Así, se accedió a la información a través de entrevistas realizadas mediante el programa Zoom, por audios de Whatsapp y cuestionarios enviados por mail. Realizamos 8 (ocho) entrevistas a estudiantes del último año de la carrera de Trabajo Social de la UNPAZ, 7 (siete) mujeres y 1 (un) varón, que tienen entre 24 y 41 años. Residen en Pilar (cuatro), José C. Paz (tres) y San Miguel (uno). Al momento de la entrevista declaran su situación conyugal como casadas, solteras y unidas de hecho. Más de la mitad tiene hijxs. En cuanto a su condición laboral, reportan ser amas de casa y sólo dos personas afirman tener trabajos remunerados, una mujer como empleada de casas particulares y el varón como encuestador, actividad a la que logra acceder a través de la vinculación de un docente de la UNPAZ. En ambos casos, la cuarentena afectó la continuidad laboral. El período de tiempo transcurrido entre la finalización del nivel educativo secundario y el inicio del universitario es variable, el menor de dos (dos) años y el mayor de 16 (dieciséis) años. Adeudan entre 1 y 10 materias para completar el Plan de estudios obligatorio. El trabajo de campo virtual se realizó en los meses de junio y julio de 2020.

Desarrollo

Percepciones Sobre La Profesión y Sobre las Personas Adultas Mayores. El Trabajo Social y la Multiplicidad de Roles

Las personas ingresantes a la carrera de Trabajo Social refieren diversos motivos de elección de esta profesión, como lograr una salida laboral, sentir interés por los contenidos humanísticos, haber transitado experiencias previas de trabajo territorial y deseos de “ayudar”. Dos personas la seleccionan como plan alternativo; en un caso, por no haber podido revalidar su título previo obtenido en su país de origen y en otro, porque no se dictaba la carrera de su interés, Nutrición. Al consultarles sobre los aspectos que han tenido en cuenta en dicha elección, expresan que la cercanía de la Universidad, la similitud con su primera profesión en caso de haber realizado alguna carrera terciaria vinculada a humanidades, la difusión de la carrera en la zona desde UNPAZ y la posibilidad de cursar sin contar con el título secundario son aspectos valorados al momento de decidir. Consideran que la profesión de Trabajo Social permite transformar pequeñas realidades, resolver el problema de otrxs, brindar herramientas a la población, y tiene carácter interventivo. Un estudiante migrante reporta haber obtenido el título de Lic. en Ciencias Sociales en su país de origen, y define al Trabajo Social como “la práctica de la teoría”. Su percepción sobre las actividades que realiza un profesional de esta disciplina se relaciona con su forma preliminar de concebirla. En general manifiestan que lxs profesionales de Trabajo Social escuchan problemas, contienen, actúan como mediadores, intervienen, gestionan, investigan, transforman y poseen herramientas para resolver problemas. Se imaginan en un futuro trabajando en la profesión, en los barrios, escuchando, dando clases y favoreciendo la reinserción si trabajan con ex detenidxs.

En el grupo de estudiantes avanzadxs, la inscripción en la carrera de Trabajo Social también resulta de múltiples motivaciones. Eligen esta carrera por cercanía de la Universidad, por conocimiento de otra estudiante de esta Institución, porque no había Psicología y les parecía similar. En otros casos mencionan el interés por las materias contenidas en el Plan de estudios y por haber conocido a alguna trabajadora social que les brindó información sobre la disciplina. Varias reconocen que han variado sus percepciones sobre el Trabajo Social en el transcurso de la carrera. Inicialmente, la profesión se asocia a la ayuda, a la solidaridad y a las actividades asistencialistas:

Me quedaba en eso, ayudar, ayudar, ayudar bueno después con el transcurso de los años y la carrera eso fue cambiando” (Luisa, 37 años), “Va más allá, se trata de acompañar, de fortalecer, de fomentar de tener un compromiso con y para el otro. (Karen, 26 años)

Producciones precedentes señalan que, en las nuevas universidades del Conurbano Bonaerense, varias estudiantes de Trabajo Social refirieron haber conocido la profesión en su rol de usuarias, cuando recibieron acompañamiento en situaciones problemáticas personales o familiares y frente a la vulneración de sus derechos (Campos et al., 2019).

La profesión de Trabajo Social es un tipo de trabajo en la sociedad, que se inscribe en la división social y técnica del trabajo colectivo y su base histórica se funda en la búsqueda del consenso en la sociedad, cuando el Estado acciona como regulador de la vida social (Iamamoto, 1996).

Desde esta perspectiva crítica, la profesión no surge como continuidad evolutiva de las protoformas de asistencia, sino como ruptura con ellas en un proceso inscripto en la dinámica de la historia de la sociedad capitalista (Oliva, 2006). Esta autora desarrolla un análisis de la inmigración europea a mediados del siglo XIX, con el consecuente crecimiento de las ciudades, y la organización de la población para manifestar colectivamente sus demandas; expresándose de este modo la ‘cuestión social’ en nuestro país (Oliva, 2006). En este marco, desde 1860 y por más de 50 años, el higienismo se extendió en las instituciones creadas para desarrollar la asistencia y educación sanitaria que permitieran controlar y evitar enfermedades. Esto hizo que los propios médicos higienistas dictaran cursos para visitadoras de higiene social, yreclamaran un ‘profesional polivalente’ que ampliara su labor más allá de la salud (Grassi, 1989).

A su vez Grassi (1989) menciona que en 1924 se implementó el primer curso de Visitadoras de Higiene Social, destinado a mujeres que se formaron para actuar como ‘auxiliares médicos’, “ocupándose de ‘las minucias para las cuales el médico no tiene tiempo’, difundiendo las normas de higiene y de prevención de enfermedades transmisibles; pero además debiendo enseñar el orden y la economía doméstica” (Grassi, 1989, p. 71). El logro de estos objetivos requería capacitación técnica (brindada por los médicos) y combinación de virtudes consideradas ‘innatas’ en las mujeres: generosidad, dulzura, amor (Grassi, 1989). En el pasaje de la esfera privada a la pública de las mujeres se evidencia la inserción en actividades asociadas a atributos semejantes, como el amor, la bondad o docilidad, características consideradas femeninas (Campos et al., 2019).

Según Basta (2005), la conformación del rol profesional giró en torno a la escucha y comprensión de problemas, buscando cambios de conducta en individuos y familias que favorecieran la disolución de conflictos. Para ello, se crea una profesión que ejerza una vigilancia directa sobre la vida de los pobres, mediante su intromisión en la misma vida cotidiana de la población objeto de su intervención. Entonces, el Trabajo Social como especialización del trabajo, si bien ubica a las mujeres en el ‘mundo público’, dirige su atención a la ‘vida privada’, mediante sus funciones de asistencia, gestión y educación; participando de este modo en el ciclo de producción y reproducción de las relaciones sociales.

Así, se evidencia la combinación de conocimiento técnico y manejo afectivo; que garantizan la eficacia de las acciones y, a su vez, encubren su carácter impositivo y arbitrario. Aquí se visualizan dos aspectos importantes para analizar el surgimiento de la profesión y la situación de la misma en la actualidad: el lugar de auxiliar eficaz capaz de cumplir indicaciones de otros, los poseedores del saber y el poder – el médico en este caso; y la necesidad de tener conocimientos técnicos para conocer al otro, que conduce a replantear el lugar de la teoría y la finalidad de la intervención (Campos et al., 2019). Así, género y caridad se articulan dando lugar a determinadas configuraciones de la profesión, que se van interpelando a lo largo de la formación profesional.

Durante los últimos años, desde los feminismos, se iniciaron nuevas lecturas y prácticas que transforman la histórica relación entre las mujeres como ejecutoras y destinatarias de la intervención y los procesos de intervención del Trabajo Social (Riveiro, 2014;Polanco, 2019). De allí la importancia de la reflexión constante sobre los propios procesos de intervención y su profundización desde una perspectiva de género que problematice el rol profesional directamente asociado a la ayuda.

Hacia el final del trayecto curricular, varias estudiantes avanzadas entrevistadas explican que es una profesión desvalorizada, compleja, que debe ser reconocida y que “la población considera para tontos” (Marta, 35 años). Según aporta una de las estudiantes, la coyuntura actual permitió revertir en parte esta representación: “mirá hoy en día somos personal esencial, creo que siempre lo fuimos y es lamentable que tenga que existir en este momento una pandemia para que seamos valorados como personal esencial” (Luisa, 37 años). Además, la vinculan de manera directa a las situaciones problemáticas de la sociedad, afirman que requiere un compromiso ético y potencia las capacidades de las personas. La mayoría sostiene que las tareas dependen de la organización donde se trabaje, identificando el problema de la autonomía relativa en la profesión por la incidencia de la posición institucional en las prácticas profesionales.

La definición de la profesión es heterogénea, sostienen que “puede abarcar mucha cosa” (Sonia, 36 años) o “hacemos de todo” (Luisa, 37 años). Tiene amplio alcance y en diversos espacios laborales. Una de las entrevistadas expresa su confusión: “todavía no puedo saber si es una disciplina o una profesión” (Luisa, 37 años), adeuda una materia para recibirse. Sostienen que el Trabajo Social busca transformar y promover el cambio. Para las personas próximas a graduarse, esta profesión permite hacer investigación, planificación, diagnósticos, trabajo de campo y producir teoría, realizar censos, informes socioambientales, actividades recreativas, gestiones por discapacidad, trata de cambiar las realidades de los grupos vulnerados. Varias personas la vinculan a los Derechos Humanos. El Trabajo Social es una disciplina que incluye determinadas concepciones sobre los sujetos, no sólo discursivamente, sino también implícitas al momento de intervenir (Cazzaniga, 2020). Estas configuraciones responden a distintas matrices teóricas e ideológicas, que atraviesan distintos matices, desde las más conservadoras a las contrahegemónicas, cuya presencia podemos inferir en los discursos de las estudiantes avanzadas consultadas.

Las personas que integran la segunda submuestra se imaginan trabajando en espacios rurales o comunitarios, en equipos de investigación y docencia, y donde se aborde el consumo problemático de sustancias. Geográficamente, en Provincias del norte argentino o el Conurbano Bonaerense. Respecto de las organizaciones, mencionan centros de salud o comunitarios, centros de acceso a la justicia, geriátricos y hospitales.

Me imagino ser esa profesional en las que las personas y sus familiares confían y me busquen cuando algo se complique. Pero también ser quien motive a las personas mayores a querer, para ellos mismos, una mejor calidad de vida y encuentren en mi esa motivación. (Ana, 41 años)

En lxs estudiantes avanzdxs predominan los intereses sobre trabajo comunitario.

En relación a las percepciones sobre las personas mayores, la definición de vejez que aportan las personas que cursan el primer año de la carrera de Trabajo Social contiene valoraciones positivas y negativas. Las positivas describen a este grupo poblacional como personas lindas, tiernas, con trayectoria de vida. Entre las negativas, refieren que se trata de personas frágiles, indefensas físicamente, que ya hicieron todo y que constituyen el sector más olvidado de la sociedad. Con prudencia, una de las entrevistadas expresa que para definir primero hay que conocer.

Algunxs estudiantes ingresantes asocian el inicio de la vejez a una edad cronológica, que pueden ubicar tanto a los 40, como a los 60, 62 o incluso 65 años. Mientras otrxs dicen que el envejecimiento comienza cuando uno se siente viejo. Una de las estudiantes la relaciona con la mirada social, “cuando te dejan de lado, cuando la sociedad considera que no servís para el trabajo, que no sos útil laboralmente” (Andrea, 49 años).

Casi todas las personas entrevistadas que se inician en la carrera desconocen la legislación que protege a las personas mayores y sus derechos. Sin embargo, coinciden en que los mismos no son respetados y que algunas intervenciones posibles desde el Trabajo Social se vinculan a realizar talleres, actividades de prevención de violencia y brindar herramientas sobre derechos.

En relación a la percepción de vejez de lxs estudiantes avanzadxs, definen a esta población como personas sabias, activas, con derechos que muchas veces no son reconocidos, con mayor tiempo libre para dedicarse a actividades que deseen o, en otros casos, relegados al cuidado de otrxs (mayormente nietxs).

También definen a la vejez como una etapa de la vida, en algunos casos asociada a la jubilación, sin una edad fija, o promediando los 60 años. Se distingue la edad cronológica de la vivencia subjetiva de sentirse viejo. También se problematiza respecto a que ser ‘viejo’ no tiene que tener necesariamente una connotación negativa. Alguna entrevistada dice sentirse vieja, dejando vislumbrar el cambio de concepción que cada persona tiene a partir de su propia edad y el paso de los años. En un único caso se hace referencia al proceso de salud enfermedad, mencionando patologías asociadas a la edad adulta.

Las representaciones sociales sobre la vejez son construcciones, un conjunto de conceptos y explicaciones que se originan en la vida cotidiana y guían los comportamientos (Gastrón, 2003). Difieren según la edad, el género, el contexto, entre otras variables. Nuestros hallazgos concuerdan con estudios precedentes, donde señalaron que en personas entrevistadas no viejas, de 15 a 45 años de edad, las representaciones sociales daban cuenta de atributos negativos, como declinación, pasividad y cansancio, y positivos, como experiencia, sabiduría y tranquilidad (Gastrón, 2003). También indagaron sobre la mirada de la sociedad, de “lxs otrxs” sobre la vejez, donde coinciden las apreciaciones relacionadas con la exclusión, la marginación y el maltrato. En estudios que analizan las representaciones de estudiantes de Psicología iniciales y avanzadxs, observan la presencia de prejuicios e ideas falsas que asocian la vejez a la enfermedad (Ramos y Sepúlveda, 2002). Al comparar ambos grupos, concluyen que las personas que cursan el último año presentan menos elementos negativos sobre la vejez, aunque continúan manifestando prejuicios.

Autopercepción Del Rol Profesional De Cara a La Atención De Las Demandas De Lxs Adultxs Mayores

Lxs estudiantes ingresantes tienen opiniones variadas respecto como se ven en la atención de personas adultas mayores. Algunas de ellas refieren no haberlo pensado, o creer que no harían ese tipo de trabajo. Otras plantean diversas posiciones, tales como trabajar desde una actividad recreativa, o en el marco de instituciones psiquiátricas, asociando la edad avanzada a una patología mental. Al intentar imaginarse en ese tipo de tarea, reconocen prejuicios propios, creen que se desempeñarían para revertir la vulneración de derechos, valorando la importancia del trabajo con otras disciplinas.

Las personas que transitan la primera etapa de su formación y que se proyectan trabajando con personas mayores piensan que con ellas se puede hablar, les gusta ser tratadas con respeto, no tienen tantos prejuicios y se les puede brindar escucha y contención. Una estudiante agrega que es necesario no involucrarse tanto, mantener la seguridad y cierta frialdad. Quienes no se imaginan trabajando, piensan que no sabrían como tratarlas y que se expondrían a un quiebre emocional.

Respecto de las profesiones con las cuales consideran conveniente articular para un mejor abordaje, refieren principalmente las asociadas al cuidado biológico, como Medicina y Enfermería, aunque también mencionan las relacionadas con el cuidado de la salud mental, Psicología y Psiquiatría, y con los derechos, Abogacía.

Más de la mitad de lxs estudiantes próximxs a graduarse refieren que les gustaría trabajar con personas mayores. Una de ellas aborda el tema en el trabajo final obligatorio, su anteproyecto de investigación estudia las estrategias en relación al cuidado de adultxs mayores. En su trayecto de formación, realizó un nivel de práctica en una residencia de personas mayores privada y expresa: “Me imagino en acompañamiento, se encuentran muy solos, sin redes de contención, les faltan el respeto en las instituciones, en relación a turnos, o en comercios, no reciben el respeto que merecen, se los ve muy solos” (Marta, 35 años).

Una estudiante avanzada que refiere no imaginarse trabajando con personas mayores fundamenta su opinión a partir de los escasos contenidos trabajados en el trayecto formativo: “Creo que a lo largo de la carrera no tuvimos la preparación correcta para enfrentar la temática creo que le falta abordar a la carrera el tema de vejez mucho más para mí” (Fabiana, 26 años).

La mayoría de las personas que transitan el último año de la carrera reporta haber estudiado contenidos sobre el envejecimiento en tres materias obligatorias, Trabajo Social II, Problemática de la familia, mujer y envejecimiento, y Psicología Evolutiva. Dos entrevistadas eligieron como materia optativa el Seminario de Adultxs Mayores, por interés en la temática o recomendación de otrxs estudiantes.

Consideran que estas asignaturas les permitieron aprender varios conceptos, entender el envejecimiento como etapa de la vida, no asociar vejez con improductividad o discapacidad y deconstruir prejuicios asociados a la edad. También pudieron acceder a contenidos sobre apego, sexualidad y derechos, distintas perspectivas de intervención, viejismos, historia de la vejez en el marco del sistema capitalista. En la profesión de Trabajo Social, las percepciones sobre “lxs otrxs” resulta relevante dado que “la relación intersubjetiva que se establece en el acto profesional se encuentra mediada por diferentes consideraciones acerca del destinatario del mismo” (Cazzaniga, 2020, p. 48), de allí la importancia de promover la deconstrucción de estereotipos y prejuicios sobre la realidad en el proceso de formación.

Algunas estudiantes avanzadas mencionan que en las materias obligatorias, los contenidos sobre personas mayores no se llegan a profundizar y reconocen la importancia del Seminario sobre de Adultxs Mayores como un espacio de formación que les permite explicitar más categorías específicas. Respecto a la formación sobre adultxs mayores, la mitad de las estudiantes avanzadas considera que es suficiente el abordaje que se realiza actualmente en el plan de estudios, y la mitad restante adhiere a la importancia de profundizar estos contenidos.

Entre los argumentos señalados por el primer grupo, convergen el desinterés con la idea de que es un tema más entre muchos otros, y profundizar cada uno sería imposible dada la amplitud de los aspectos abordados desde la profesión. Las personas que respondieron que habría que profundizar en el tema, manifiestan interés por trabajar con personas mayores, y enfatizan la falta de conocimiento sobre sus derechos o la persistencia de prejuicios para fundamentar su respuesta.

Tres estudiantes realizaron prácticas pre profesionales con adultxs mayores, en algunos casos por interés y en otros por posibilidades de horario o cercanía para la cursada, pese a no querer trabajar con esta población en el futuro. Del grupo total de avanzdxs, dos mencionaron el trabajo con personas mayores como expectativa de salida laboral, en un caso realizando actividades de acompañamiento de la población, y en otro en algún hogar o residencia de larga estadía.

En cuanto al conocimiento de derechos de las personas adultas mayores, la totalidad de lxs entrevistadxs avanzados, es decir integrantes de la segunda submuestra, menciona que los conoce o tuvo información sobre ellos, aunque no pueden nombrarlos o brindar mayores precisiones. La principal observación es el incumplimiento de los derechos, las trabas burocráticas para efectivizarlos, o la ausencia de consultas a la población directamente afectada y el predominio de la voz de familiares o allegados sobre temas vinculados a personas mayores.

Finalmente, al preguntar acerca de la autopercepción del rol profesional de cara a la atención de las demandas de las personas mayores, algunxs estudiantes avanzadxs mencionan que pensaron en trabajar con esta población al egresar, otrxs responden en forma negativa, o lo piensan en el marco de otras problemáticas como un sector de que puede concurrir para su atención, o como una alternativa posible aunque no sea de su interés. Las tareas a realizar serían de acompañamiento, asesoramiento, en la gestión de trámites administrativos, proponen escuchar, coordinar talleres o realizar actividades recreativas.

Finalmente, al invitar a lx estudiantes a opinar sobre las cuestiones abordadas en las entrevistas surgen diferentes comentarios. Algunas destacan la importancia de investigar sobre temas que no suele profundizarse, otros consideran como un aspecto valioso que la formación de grado sea más general sin poner énfasis en contenidos particulares. Se subraya, en este sentido, la inclusión de perspectivas transversales, como la perspectiva de género y los Derechos Humanos, y no en temas que podrían profundizarse luego de la graduación.

También problematizan sobre el lugar relegado que tiene la población adulta mayor, que en algunas materias se omite por falta de tiempo, priorizando otros contenidos. Hermida (2014) incorpora la categoría de curriculum nulo para interpelar la formación en Trabajo Social, identificando lo que no estamos enseñando para desde allí conocer las ausencias, lo no dicho. La inclusión de una serie de contenidos en el curriculum y la omisión de otros, se puede vincular a la visibilización e invisibilización de realidades. La autora propone desnaturalizar el curriculum y entiende que no es un objeto dado sino una construcción y un proceso. Sus ausencias, es decir, lo que no se enseña, implica la decisión de priorizar un contenido sobre otro:

De esta forma curriculum nulo, proscripción, y producción de ausencias son categorías que se van hilvanando, tejiendo en red: la red de aquello de lo que nuestra currícula adolece, la red de ideas, teorías, experiencias, procesos cognitivos-afectivos, que brillan por su ausencia. (Hermida, 2014, p. 339)

Hermida (2014) propone pensar en las ausencias en la formación en Trabajo Social e incorporar prácticas que apunten a recuperar los invisibilizado, silenciado y estigmatizado. Estos conceptos nos invitan a revisar los contenidos en la formación de futurxs profesionales en Trabajo Social y discutir sobre la escasez de temas gerontológicos en una sociedad que atraviesa un proceso de envejecimiento sostenido. Si, como indican las proyecciones demográficas, la proporción de personas de 60 años y más continuará aumentando, la formación específica para atender las necesidades de este grupo poblacional resulta ineludible.

Aportes a La Discusión: Trabajo Social, Envejecimiento y Género

Lxs estudiantes ingresantes a la carrera de Trabajo Social sostienen una concepción de la profesión vinculada principalmente a la ayuda, para lo cual es necesario contar con determinados atributos históricamente considerados femeninos: escucha, contención y cuidados. Se observa un elevado desconocimiento sobre los derechos de las personas mayores y la legislación vigente. La posibilidad futura de trabajar con ellas es difícil de valorar por estudiantes que se encuentran en una etapa de formación preliminar de la carrera, cuando aún no han transitado el proceso de deconstrucción o desnaturalización de estereotipos o preconceptos sobre la realidad y tampoco han accedido a conocimientos teóricos específicos sobre este grupo poblacional.

En el grupo de estudiantes avanzadxs persiste una mirada ecléctica de la profesión, determinada por distintas vertientes teóricas. En estas personas, continúa en definición y reformulación el rol profesional y los campos específicos de interés en su futuro profesional. El trabajo con personas mayores aparece como una posibilidad de inserción laboral principalmente en los casos en que han realizado prácticas pre-profesionales con esta población y quienes han accedido a contenidos teóricos durante su trayectoria universitaria.

A partir del análisis de las entrevistas realizadas, surge como uno de los ejes a profundizar la disyuntiva entre el pedido de una formación de grado general o la profundización en temas de interés de lxs estudiantes. Ello se articula con la apreciación mencionada acerca del eclecticismo predominante en las miradas de las personas entrevistadas, con el planteo de múltiples perspectivas teóricas sin una articulación, o la referencia a planteamientos heterogéneos. Esto nos introduce al debate sobre ‘especialización’ al interior de la profesión, y la recuperación de los aportes teóricos acerca del ‘sincretismo’ como característica constitutiva del Trabajo Social. Cuando hablamos de sincretismo nos referimos a la fusión de concepciones diversas, convergiendo incluso posturas antagónicas, que distintxs autorxs han profundizados (Netto, 1992; Oliva, 2015). En la historia de la profesión, con diferencias en cada país, observamos la confluencia de vertientes culturales europeas, norteamericanas, e influencias del catolicismo, configurándose un mosaico variado con consecuencias prácticas. Desde allí, Netto analiza el surgimiento de la profesión íntimamente vinculada a la atención de las refracciones de la cuestión social, presentadas como múltiples problemáticas segmentadas. Desde esta mirada no se entrecruzan dimensiones de los diversos ‘problemas’, no se aprehenden sus mediaciones, y no se los concibe como totalidad, desarrollándose desde la profesión funciones ejecutivas, a través de la manipulación de variables. Así, la polivalencia no hace sino más que expresar el sincretismo de la práctica profesional (Netto, 1992). De esta forma, se mantiene un lugar de subalternidad en los diferentes espacios socio ocupacionales de inserción del Trabajo Social, aplicando procedimientos formalizados, en una combinación de sentido común y conocimientos traspolados de diversos contextos teóricos, y “lo específico práctico-profesional del Servicio Social se presentaría en la fenomenalidad empírica como la inespecificidad operativa” (Netto, 1992, p. 87).

Esto no significa que lxs profesionales no desarrollen intervenciones en distintos campos o ámbitos de actuación, sino que se deja de lado el tema del estatuto profesional, para dividir especializaciones según las distintas refracciones de la cuestión social configuradas como problemas: salud, educación, vivienda, como sujetxs de intervención: niñez, adultxs mayores, o como niveles de intervención: ‘caso’, grupo, comunidad.

Esta polivalencia no es una opción de cada profesional sino un patrón de procedimiento a partir de las demandas de inserción institucional en organismos que convocan a la profesión asignando atribuciones residuales y poco claras (Netto, 1992).

Oliva (2015) plantea como elemento ontológico del Trabajo Social su estructura sincrética, con variaciones en cada coyuntura, manteniéndose como hilo conductor de las demandas hacia la profesión. La autora afirma que tanto en la producción teórica como en la práctica de la profesión confluyen concepciones y prácticas con gran heterogeneidad. No obstante, se presentan como continuidades la preponderancia de los espacios socio ocupacionales públicos, y la condiciones de asalariadxs de lxs profesionales de Trabajo Social (Oliva, 2015).

A partir de los planteos precedentes, retomamos los aportes de Borgianni (2013), que ante la alternativa de una especialización de la profesión en cada espacio socio ocupacional, propone dar prioridad ontológica al Trabajo Social. Destaca la preeminencia de lo “social”, y no de lo “jurídico”, que podría pensarse en relación al tema que nos ocupa, como la posibilidad de pensar desde la profesión los procesos de intervención con personas adultas mayores, centrándonos en el aporte desde el Trabajo Social y no poniendo el énfasis en la gerontología. Esto no invalida la profundización en la temática y la producción teórica en torno al tema.

Lo que es propio de nuestra intervención es el estudio social, que, a partir de aproximaciones posibles, debe buscar reproducir las determinaciones que constituyen la totalidad sobre la cual somos convocados a emitir una opinión técnica. Como ya fue expuesto, para que esa reproducción sea lo más fiel posible, debemos ser capaces de capturar, por el análisis, las mediaciones fundamentales que dan forma a la realidad sobre la cual estamos investigando y las negatividades que le dan el movimiento. (Borgianni, 2013, p. 438)

Otro eje de análisis que se desprende de las entrevistas tanto de estudiantes ingresantes como de estudiantes avanzadxs de Trabajo Social, es que en sus relatos las personas mayores aparecen como agenéricas, sin distinguir formas propias del envejecer femenino, masculino y de las diversidades sexuales. No obstante la referencia al ‘género’ o la ‘perspectiva de género’ fueron enunciadas como contenidos aprendidos en la formación, o incluso como categorías transversales que deberían desarrollarse a lo largo de la currícula. En este sentido, nos interrogamos acerca de la persistencia de mitos y estereotipos que homogenizan a las personas adultas mayores desde una mirada ingenua y romantizada, o haciendo hincapié en sus fragilidades, sin contemplar las diferencias y los múltiples atravesamientos.

Es casi unánime en la profesión el reconocimiento de la perspectiva de género como marco para analizar las situaciones problemáticas y para orientar las intervenciones. Sin embargo, la asociación directa es con mujeres jóvenes y adultas, principalmente en situación de violencia, obviándose o dificultándose su incorporación cuando se trata de otros grupos etarios u otras temáticas. La transversalidad de género aparece como un enfoque integrado, que pretende incorporarse en las políticas públicas a fin de garantizar condiciones de igualdad, incorporándose en los distintos niveles, procesos y temáticas. “Tanto la Gerontología Crítica como la Gerontología Feminista sostienen que el conocimiento gerontológico es conocimiento social y, por lo tanto, no se debe desconocer la carga moral, ética y valorativa que éste posee” (Yuni y Urbano, 2008, p. 155).

Otra categoría analítica para complejizar la mirada sobre las distintas formas de envejecer, es la de ‘interseccionalidad’, que se ha incorporado con gran potencia en los feminismos. Desde este concepto, se intentan develar múltiples desigualdades, en relación a los géneros, a la inscripción de clase, o racial (Pombo, 2019). Si bien la autora plantea diversas tensiones conceptuales de la categoría, relacionados a las articulaciones entre dominios micro y macrosociales, y al modo de articular género, clase y raza con énfasis en algún aspecto en detrimento de otros, Estas categorías suelen pensarse para distintos grupos de población: mujeres, niñxs, adolescentes, personas con discapacidad; sin considerar a las personas adultas mayores, constituyendo un aporte para fortalecer la formación profesional y ampliar la mirada sobre los procesos diferenciados de envejecimiento.

Finalmente, la pandemia de coronavirus COVID-19, acontecimiento histórico con gran impacto en la población, atraviesa los relatos de varias personas estudiantes entrevistadas de la segunda submuestra. Según su opinión, la pandemia contribuyó en la mayor valorización de la profesión, generó nuevas necesidades, como el acceso a nuevas tecnologías para la realización de gestiones virtuales, y concientizó sobre la situación de vulnerabilidad de las personas mayores residentes en instituciones geriátricas. Por otra parte, el nuevo escenario amerita la puesta en marcha de investigaciones para conocer en profundidad este fenómeno inesperado y poco estudiado, y especialmente su impacto en la población mayor, considerada grupo de riesgo.

Conclusiones

Los resultados obtenidos revelan que lxs estudiantes de Trabajo Social tienen diversas motivaciones para la elección la carrera y que no siempre contemplan el trabajo con personas adultas mayores debido al desconocimiento sobre las particularidades de este grupo etario. Entre lxs estudiantes ingresantes se observan percepciones que asocian la profesión a la “ayuda” y a atributos considerados femeninos. Entre lxs avanzdxs se identifica una mirada ecléctica y coexiste un posicionamiento desde distintas vertientes teóricas, tema presente en las discusiones y debates sobre la profesión en los espacios académicos. Algunxs estudiantes señalan también cuestiones instrumentales que intervienen al momento de decidir la carrera a estudiar, como la proximidad geográfica de la UNPAZ o la posibilidad de acceder al nivel terciario sin contar con el título secundario. Más allá de la incertidumbre por la salida laboral quienes eligen la carrera de Trabajo Social hacen referencias a lo territorial como inscripción para sus futuros desempeños.

Las representaciones sobre la vejez son dispares, contienen valoraciones positivas y negativas y puede inferirse la presencia de estereotipos sin deconstruír, principalmente entre quienes no han transitado experiencias con esta población o no han cursado asignaturas que aborden la temática de los adultos mayores durante su formación.

Al analizar las concepciones que tienen sobre las personas mayores se observa cierto carácter paternalista ya que los describen como personas tranquilas, equiparadas a niñxs, frágiles, vulnerables, que vienen marginadas y solas. Las ideas respecto del olvido en que vive este grupo etario, junto a la marginación y la soledad también son compartidas por lxs entrevistadxs. Aparece con fuerza la idea de que son personas que ya han vivido o ya han hecho todo y eso les otorga experiencia.

En cuanto al momento en que una persona es vieja, las opiniones remiten a la edad cronológica que algunos ubican a los 40 años y otros la asocian con aspectos sociales pero de manera negativa: porque te dejan de lado, porque ya no sos útil o porque estás “en las últimas”.

Respecto de su futuro desempeño en el campo profesional con personas adultas mayores, se observa una mayor aceptación entres lxs estudiantes que realizaron prácticas pre-profesionales en organizaciones afines y quienes adquirieron contenidos teóricos sobre el envejecimiento en el trayecto formativo.

Algunxs estudiantes no han pensado en la posibilidad de trabajar con personas adultas mayores. Quienes sí lo hacen apuntan a revertir el estado -y los prejuicios- en que se los representan; se imaginan brindándoles compañía y amor, escuchándolos, compartiendo actividades recreativas o superando situaciones que vulneran sus derechos. No obstante, puestos a pensar si trabajarían con personas mayores lxs estudiantes creen que lxs afectaría emocionalmente.

Con relación a los derechos de las personas adultas mayores, en ambos grupos reconocen principalmente la situación de vulneración sistemática que sufre este grupo poblacional. En futuros estudios, sería relevante profundizar sobre la persistencia de una representación agenérica sobre esta población, aún en estudiantes próximxs a graduarse.

Asimismo sería deseable que la formación de grado reforzara los contenidos curriculares sobre adultos mayores, no solo para deconstruir prejuicios y temores entre lxs futurxs Trabajadores Sociales, sino también para aumentar las expectativas de trabajar en gerontología y geriatría, campos con promisoria salida laboral.

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Notas

[1] (UNPAZ/UBA). Dra. En Ciencias Sociales. Magíster en Investigación Social. Lic. en Trabajo Social.
[2] (UNPAZ) Magíster en Salud Mental. Lic. en Trabajo Social.
[3] (UNPAZ/UBA) Dra. en Ciencias Sociales. Master en Estudios Especializados en Sociología. Lic. en Sociología.
[4] (UNPAZ) Estudiante de Trabajo Social
[5] (UNPAZ) Estudiante de Trabajo Social
[6] El proyecto corresponde a la programación 2018-2020. Cuenta con la dirección de la Dra. Paula Lehner, la co-dirección de la Mg. Mariana Cataldi y la participación de las Lic. María de los Ángeles Commisso, Graciela Fernández y las Estudiantes de la Carrera de Trabajo Social Aldana Mailen Vazquez Villalba y Cinthya Belmonte.
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