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Neoliberalismo y exilio económico. El caso de Michoacán, México
Teodoro Aguilar Ortega72
Teodoro Aguilar Ortega72
Neoliberalismo y exilio económico. El caso de Michoacán, México
Neoliberalism and economic exile. The case of Michoacán, Mexico
Revista Conjeturas Sociológicas, núm. 19, 2019
Universidad de El Salvador
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Resumen: El objetivo del presente documento es mostrar cómo la difícil situación económica en México ha provocado millones de desplazados hacia Estados Unidos, a estos migrantes se les puede considerar exiliados económicos pues huyen del hambre y la miseria. La cual ha sido causada por el neoliberalismo, que es el modelo actual de la economía mexicana. Esta pobreza se ha concentrado en ciertas entidades mexicanas, que son algunas de las que mayor número de exiliados económicos aporta a este éxodo. Como ha sido el caso del estado de Michoacán que ha perdido una tercera parte de su población debido a la migración. Sobre todo, durante las crisis de la economía mexicana que han sido constantes bajo el neoliberalismo.

Palabras clave: Pobreza, desigualdad, migración, política, gobierno.

Abstract: The objective of this document is to show how the difficult economic situation in Mexico has caused millions of displaced people to the United States. These migrants can be considered economic exiles because they flee from hunger and misery. Which has been caused by neoliberalism, which is the current model of the Mexican economy. This poverty has been concentrated in certain Mexican entities, which are some of the largest number of economic exiles contributes to this exodus. As it has been the case of the state of Michoacán that has lost 72 Doctor en Economía, Investigador de Tiempo Completo de la Unidad Académica de Estudios Regionales (UAER) de la UNAM, Responsable del proyecto de investigación: Desarrollo económico, migración y empleo en la región Lerma-Chapala de Michoacán. Correo: teo_aguilar@humanidades.unam.mx. 199 a third of its population due to migration. Especially during the crises of the Mexican economy that have been constant under neoliberalism.

Keywords: Poverty, inequality, migration, politics, government.

Carátula del artículo

Presentación

Neoliberalismo y exilio económico. El caso de Michoacán, México

Neoliberalism and economic exile. The case of Michoacán, Mexico

Teodoro Aguilar Ortega72
UNAM, México
Revista Conjeturas Sociológicas
Universidad de El Salvador, El Salvador
ISSN: 2313-013X
Periodicidad: Cuatrimestral
núm. 19, 2019

Recepción: 01 Mayo 2019

Aprobación: 01 Agosto 2019


INTRODUCCIÓN

El exilio es el abandono del lugar de residencia, que un individuo o conjunto de personas llevan a cabo ante la intimidación o uso de la violencia por parte de otro grupo o entidad jurídica. Esta intimidación puede llevarse a cabo mediante amenazas de encarcelamiento, agresión física o de muerte. El exilio puede ocurrir ante la percepción de que la vida está en peligro debido a inseguridad pública, desempleo o falta de oportunidades, todos esos factores ligados a la pobreza. Las personas pueden auxiliarse en otro lugar donde creen que pueden hallar los satisfactores que no existen en su localidad o donde por lo menos pueden mantenerse con vida.

De la misma forma, el exilio económico es el abandono del lugar de residencia cuando los individuos consideran que está en riesgo su vida y salud debido a que no tienen capacidad de adquirir los alimentos necesarios para tener una vida sana, ni tampoco acceder a servicio médico. El exilio económico se ve fortalecido principalmente por la creciente desigualdad en el acceso a los beneficios del desarrollo, dicha desigualdad existe entre regiones, grupos sociales o entre individuos de una misma comunidad. No obstante, los individuos también pueden exiliarse ante la posibilidad de fallecer debido a la ausencia de alguna actividad económica que les permita sobrevivir.

Por su parte, la era actual del capitalismo se ha apoyado en la globalización de la actividad económica que basa su funcionamiento en el libre movimiento de bienes, servicios y capitales entre naciones, pero restringe de manera severa la movilidad de las personas. Esta

fase del capitalismo se sustenta teóricamente en el modelo neoliberal que pone énfasis en la no intervención del Estado en la economía y donde se le asigna un papel a los países de acuerdo a los intereses de las grandes corporaciones y los países desarrollados.

En los últimos años una de las estrategias del capitalismo ha sido la integración regional, la cual favorece la creación de cadenas productivas que abaratan costos a través de la explotación laboral en países subdesarrollados. En el caso de América Latina su papel fundamental es ofrecer mano de obra barata que ensamble los productos que provienen principalmente de Asia, para posteriormente enviar los bienes terminados a los mercados de Estados Unidos y Europa.

Esa explotación laboral ha beneficiado enormemente a los grandes capitalistas y provoca creciente pobreza y marginación en varias naciones; como ha sido el caso de México, país donde se instauró el neoliberalismo económico en 1982, el cual se sustenta en la estricta contracción salarial y el abandono del Estado en ciertas áreas, sobre todo las de fomento social como salud, educación y alimentación, que han sumido en la miseria a más de la mitad de la población. Por lo que, en poco más de 35 años el neoliberalismo en México ha generado millones de pobres y algunas de las personas más acaudaladas del planeta; además, una sociedad llena de violencia y corrupción (Steinsleger, 2018: s/p).

Ante la creciente miseria los mexicanos han optado por la estrategia de emigrar hacia Estados Unidos, que ha sido la válvula de escape de millones de trabajadores. Los detonantes que han provocado la salida de mexicanos hacia la Unión Americana han sido las constantes crisis económicas desde los años ochenta del siglo XX que han dejado sin empleo a millones de trabajadores y a muchos otros los ha sumido en el subempleo.

Los efectos más severos del neoliberalismo se han concentrado en algunas entidades mexicanas donde las personas han mostrado una mayor predisposición a emigrar debido a que ahí se aglutina la mayor miseria. Como ha sido el caso de Michoacán, entidad ubicada en el

occidente mexicano y una de las más pobres; de esa manera, de los 12.2 millones de mexicanos por nacimiento que se han exiliado en Estados Unidos hasta 2015, aproximadamente 2.4 millones provenían de Michoacán. Estas personas tuvieron que exiliarse debido a que corren el riesgo de morir de hambre en sus localidades de origen.

Por todo lo anterior, el objetivo de este documento es describir el proceso de expulsión de parte importante de los mexicanos, poniendo énfasis en los habitantes de Michoacán, como exiliados económicos en Estados Unidos; sobre todo, a partir de las reiteradas crisis y recesiones económicas en México que han estimulado la salida de una gran cantidad de mexicanos, particularmente a partir de las grandes crisis de la década de los años ochenta del siglo XX.

Exilio económico

El exilio es la separación del lugar donde se ha nacido o en el cual se radica permanentemente, y no se puede volver ahí debido a que la libertad, salud o la vida corren peligro. El origen etimológico viene del latín “exilíum”, que significa desterrar o expulsar (Simón, 2004: 300). Por lo tanto, el exilio puede ser forzado o voluntario y se lleva a cabo cuando existen amenazas de muerte, encarcelamiento o agresiones, debido a condiciones raciales, políticas, religiosas o económicas del individuo.

El exilio se lleva a cabo en cualquier lugar diferente al que se radica; sin embargo, cuando los individuos se enfrentan a las mismas condiciones en todo su país, necesariamente se exilian en el extranjero. Es decir, este tipo de exiliados viven en una nación ajena a la suya por razones personales o laborales, en busca de los satisfactores que no pudieron cubrir en su país natal debido a problemas económicos, sociales, de inseguridad o algún conflicto armado que los orilló a salir de sus localidades (Burgärd, 2013: 8-16).

Cuando las personas deciden exiliarse deben huir de su tierra ante la presión de otros individuos, aunque no tengan deseos de hacerlo y, en muchos casos, no pueden regresar a ese lugar. Como ha ocurrido con algunas pequeñas comunidades en México que han quedado

abandonadas debido a que la población huyó de manera masiva ante las extorciones y/o asesinatos del crimen organizado. Por lo tanto, el término exilio se aplica generalmente a personas, pero también puede extenderse a grupos sociales, cuando una comunidad es obligada a abandonar su localidad ante amenazas o nula rentabilidad de sus actividades económicas.

Por su parte, el exilio económico es la separación voluntaria de las personas del país de donde son originarias, ante la incapacidad de llevar a cabo sus actividades laborales, comerciales o productivas. Este tipo de exilio sucede porque las familias consideran que su salud y su seguridad alimentaria corren peligro ante la falta de ingresos que les permitan sobrevivir. En ese sentido, el exilio económico es consecuencia de un modelo económico productivo agotado o no acorde a la realidad del país (Alconchel et al, 2013: 16-19).

Estos exiliados económicos han tenido que marcharse de sus hogares de forma voluntaria ante la falta de buenas perspectivas a futuro, pero forzados por la pérdida de derechos fundamentales como el acceso a salud, educación o suficiente ingreso monetario que les permita acceder de forma plena, o parcial, a los factores del desarrollo humano. Los exiliados económicos se ven obligados a mantenerse lejos de su tierra ante la persistencia de las causas que motivaron su salida; en este sentido, el exilio económico siempre es forzado debido a que está en riesgo la propia subsistencia.

Neoliberalismo y pobreza en México

Con la llegada de Miguel de la Madrid Hurtado a la presidencia de la República Mexicana en

1982, comenzó la era del neoliberalismo mexicano, pues de la Madrid dejó atrás el modelo de sustitución de importaciones que se había implementado en México décadas atrás e instauró la nueva política económica que pretendía, por lo menos en el discurso, superar la crisis de la deuda de principios de ese año y reorientar el desarrollo económico sustentado en un proceso de liberalización y desregulación comercial, financiera e industrial (Salazar, 2004: 4).

No obstante, contrario a las promesas iniciales, desde su implementación el neoliberalismo sólo ha provocado pobreza y desigualdad. Ello se debe a que las políticas neoliberales en México desde su creación se sustentaron en una férrea disciplina fiscal, que se logró gracias a la reducción del gasto social; contención salarial,73 en beneficio de los grandes empresarios; liberalización comercial, para atraer inversiones extranjeras, y apertura financiera (Salazar, 2004: 11).

En general, el neoliberalismo ha dado como resultado una creciente desigualdad social en todos los lugares donde se ha implementado, para el caso mexicano se reconoce que este país es uno de los más desiguales de América latina (Jusidman, 2009: 190). La concentración de la riqueza es una de las consecuencias de la contención salarial a tal grado que en 2017 apenas

1% de los mexicanos más acaudalados acaparaban 28% de la riqueza generada en el país; otro dato más alarmante es que los 10 principales multimillonarios en México tienen una fortuna (108 mil millones de dólares) equivalente a la riqueza que poseen la mitad (60 millones de personas) de los mexicanos más pobres (HUFFPST, 2018: s/p).

Además, en un poco más de 35 años de neoliberalismo en México, sólo se ha incrementado la corrupción pues desde su instauración comenzó de manera acelerada el saqueo de los bienes públicos, así, en 1983 se remataron 977, de las 1,155, empresas que pertenecían al Estado mexicano (Ibarra, 2015: 182-183). En los siguientes años se vendieron las restantes empresas a precios muy por debajo de su valor.

En ese sentido, las políticas neoliberales en México sólo han beneficiado a una pequeña minoría y han provocado el desmantelamiento de la planta productiva pues la apertura económica y la desregulación han favorecido sólo a los grandes industriales y algunas pequeñas empresas que se han transformado en importadoras de productos asiáticos lo que en conjunto ha llevado a un aumento en el desempleo y del subempleo (Cárdenas, 2014: s/p).

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Un dato alarmante es que, en los últimos 35 años, que coinciden con la era neoliberal, la economía mexicana ha crecido a una tasa promedio del 2.1% anual (González y Rodríguez,

2015: s/p); dicha tasa implica que la generación de empleos durante ese periodo ha sido aproximadamente de entre 400 mil y 600 mil puestos de trabajo cada año. Sin embargo, según las tendencias del crecimiento poblacional en México, solamente durante ese periodo se requerían crear un poco más de un millón de empleos anuales, a fin de cubrir únicamente la incorporación de los jóvenes al mercado laboral (Ruiz y Ordaz, 2011: 95).

Las cifras anteriores dan cuenta que anualmente, durante ese periodo, alrededor de medio millón de mexicanos no encontraban trabajo, por lo que durante esas tres décadas se acumularon más de 15 millones de personas sin trabajo. Por ejemplo, solamente en 2010 la tasa de desocupación y subocupación laboral era del 22% de la Población Económicamente Activa Ocupada en México; que, en números, significa que 5.5 millones de personas estuvieron desempleadas durante ese año. Ello incrementó las presiones migratorias y el aumento constante del trabajo informal.

No se puede olvidar que la pobreza en México está determinada por la ausencia de oportunidades de hallar un empleo convenientemente remunerado que ofrezca la oportunidad de adquirir los bienes y servicios acordes a una buena calidad de vida (Méndez, 2015: s/p).74

Ante esa falta de ingreso, la población se ve forzada a buscar en otras latitudes lo que en su lugar de origen no encuentra, por lo que en las últimas décadas la pobreza ha sido un gran detonante de la migración mexicana.

Únicamente en 2016 había 53.4 millones de mexicanos pobres, correspondientes a 44% de la población (Coneval, 2017: 22). Y, al mismo tiempo subsisten con algunos de los hombres más acaudalados del planeta; es decir, el neoliberalismo y su llamada estabilidad

macroeconómica sólo han generado en México decenas de millones de pobres y algunos multimillonarios (Pérez, 2016: 130). Por lo que uno de los principales resultados del neoliberalismo ha sido desempleo generalizado, pobreza y migración.

Michoacán, México

Michoacán de Ocampo es una de las 32 entidades que conforman la República Mexicana, se ubica geográficamente en la parte centro-occidente de esa nación, el territorio michoacano limita al norte con Guanajuato, al noreste con Querétaro, al este con el Estado de México, al sur con Guerrero y el océano Pacífico, al noroeste con Jalisco y al oeste con Colima (Aguilar, 2012:

55-56). La superficie michoacana abarca 59 mil 864 kilómetros cuadrados, equivalentes a 3% del territorio mexicano.

Michoacán está conformado por 113 municipios y su capital es la ciudad de Morelia, ubicada al centro de la entidad, en el municipio del mismo nombre. En 2015 el estado de Michoacán estaba habitado por 4 millones 584 mil 471 personas (INEGI, 2018: s/p), que equivalían en ese momento al 3.8% de los mexicanos. La mayor densidad de población se observa en el centro y norte de la entidad.

Tradicionalmente, Michoacán ha sido uno de los estados más pobres de México; en

2016, ocupó el sexto lugar nacional con mayor porcentaje de pobreza. Según el Consejo

Nacional de Evacuación de la Política de Desarrollo Social de México (Coneval), en Michoacán

2.6 millones de personas están sumidas en la pobreza (Coneval, 2017: 24, 26), que corresponden a 55.3% de los michoacanos; es decir, el promedio de miseria en esta entidad

está 11.3 puntos porcentuales por encima de la media mexicana.

Lo anterior es una de las razones por las que Michoacán ocupe los primeros lugares entre las entidades más marginadas de México,75 en 2015 se ubicó en la octava posición de entre aquellas cuya población sufre las mayores carencias (Conapo, 2016: 60).76 A su vez, esa pobreza y marginación pueden ser una de las causas que Michoacán sea el tercer estado mexicano que mayor porcentaje de población pierde por efectos de la migración hacia Estados Unidos, sólo detrás de Zacatecas y Guanajuato (Conapo, 2012: 64).

En ese sentido, a esos millones de migrantes michoacanos, y de otras latitudes, se les puede considerar exiliados económicos pues huyen de la miseria y el hambre que se acumula en esa entidad, se han exiliado en Estados Unidos debido a que los factores que provocaron su salida están presentes en casi todo México con un modelo económico que enriquece a unos cuantos y empobrece a la gran mayoría.

Exilio mexicano y michoacano

En general, las condiciones de la economía mexicana han determinado el tamaño de los flujos migratorios con rumbo a Estados Unidos; de esa manera, mientras se crearon plazas de trabajo, el grueso de los mexicanos permanecía en sus localidades de origen; sin embargo, la salida masiva de mexicanos comienza en la década de los años ochenta del siglo XX en concordancia con las crisis económicas de 1982 y 1986. Que, a su vez, coinciden con la implementación del neoliberalismo en México, por lo que una de las consecuencias de ese modelo ha sido el exilio económico de millones de mexicanos.

Para iniciar, es conveniente señalar que en 1970 apenas había en Estados Unidos 800 mil mexicanos por nacimiento (Mendoza y Tapia, 2010: 17), la mayor parte de ellos había abandonado su país después de concluido el Programa Bracero (1942-1964), firmado por los

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gobiernos de México y Estados Unidos (Tello, 2017: s/p).77 Estas personas se habían trasladado a la Unión Americana en el marco de ese Programa, una vez concluido éste, muchos mantuvieron la costumbre de trasladarse a ese país pues conocían las rutas de traslado y las formas de trabajo en la Unión Americana. Aunque, otros miles decidieron quedarse permanentemente en Estados Unidos ante las dificultades y costo del traslado.

Michoacán fue una de las entidades que más trabajadores aportó al Programa Bracero, junto con Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí (Tuirán y Ávila, 2010: 99). Es por ello que en 1970 del total de mexicanos que radicaban en Estados Unidos, casi 100 mil habían nacido en Michoacán.

Por su parte, la falta de crecimiento económico en México provocó un aumento acelerado de exiliados durante la década de los setenta del siglo XX, lo que provocó que en

1980 radicaran en Estados Unidos 2.2 millones de mexicanos (Gaspar, 2012: 106). Del total de mexicanos en la Unión Americana un poco más de 203 mil eran michoacanos que habían dejado sus localidades en ese mismo periodo (ver cuadro 1).

Sin embargo, las mencionadas crisis en México de los años ochenta provocaron un éxodo generalizado, se estima que 2.2 millones de mexicanos se exiliaron en sólo una década y así en 1990 su número en la Unión Americana se duplicó a 4.4 millones (Mendoza y Tapia, 2010:

17). Las cifras anteriores señalan que durante la década de los ochenta salieron de México 220 mil personas cada año, un poco más de 600 al día. Por ello la comunidad mexicana en Estados Unidos es una de las de mayor crecimiento, y es que, una vez que se suman los descendientes de estos migrantes, la población de origen mexicano en la Unión Americana alcanzaba en ese

año 14.1 millones de personas (Mendoza y Tapia, 2010: 17).

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Por su parte, durante la década de los años ochenta el número de michoacanos que se exiliaron en Estados Unidos aumentó a 459 mil, que significó que 11.5% de su población abandonara Michoacán durante ese periodo. No obstante, en 1990 ya radicaban en Estados Unidos más de 762 mil michoacanos por nacimiento, algo así como el 17.7% de su población originaria (ver cuadro 1), mientras que para todo México los migrantes totales en la Unión Americana apenas representaban 5.1% de su población total.

La década de los noventa del siglo XX es clave para la migración mexicana, pues lo que señalan las cifras es que la apertura total de la economía mexicana llevada a cabo el primero de enero de 1994 con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el surgimiento del movimiento Zapatista en Chiapas, que derrumbó la idea de que México entraba de lleno al primer mundo y la devastadora crisis de 1995-96 que arrojó a miles de trabajadores a las calles, detonaron el mayor éxodo de mexicanos hacia el exterior.

De esa forma, durante esa década ocurrió la mayor expulsión de personas hacia Estados Unidos cuando 4.8% de los mexicanos abandonó el país y entre ellos estaban 14.1% de la población michoacana (ver cuadro 1). En otras palabras, durante los años noventa la grave crisis de la economía mexicana derivó en el exilio de 4.9 millones de mexicanos que huyeron de la pobreza y el hambre; de esa manera, en el año 2000 había 9.3 millones de mexicanos en Estados Unidos (Gaspar, 2012: 107), que sumando a los nacidos allá la población de origen mexicano en la Unión Americana ascendía a 23.2 millones (Mendoza y Tapia, 2010: 17).

Por su parte, para el caso michoacano, en esa misma década 656 mil personas salieron con rumbo a la Unión Americana; aunque, para el año 2000 ya se habían exiliado casi millón y medio de michoacanos en el país del norte (ver cuadro 1).


Cuadro 1. Exiliados económicos de Michoacán, 1960-2010

Fuente: Elaboración propia con base en datos de Aguilar Ortega Teodoro, “Población y migración en Michoacán. Un análisis regional”, UNAM (en prensa). A Se refiere a los habitantes en Michoacán al final del periodo. B es el número personas nacidas en Michoacán que se fueron a Estados Unidos durante esa década. C es el número total de migrantes michoacanos en Estados Unidos.

Con el nuevo milenio se esperaba una mejora en la economía mexicana y una reducción en el número de exiliados económicos; lamentablemente, la constante recesión provocó otro éxodo masivo hacia Estados Unidos, aunque inferior respecto a la década anterior, y en 2010 el número de mexicanos en Estados Unidos alcanzó casi la cifra de 12 millones (Gaspar, 2012:

107).

Misma situación para Michoacán pues durante los primeros diez años de este siglo 559 mil michoacanos se sumarán a la lista de expulsados (ver cuadro 1); añadiendo así otro 11.4% de su población en el exilio. De esa manera, en 2010 ya se habían exiliado en Estados Unidos casi dos millones de michoacanos por nacimiento, correspondientes al 31.3% de su población.

Es decir, a pesar de los ataques a las torres gemelas en Nueva York en 2001, que provocaron mayor control en la frontera de Estados Unidos con México, y la crisis de la economía estadounidense de 2008, los mexicanos continuaron llegando a la Unión Americana. No obstante, es importante aclarara que, en 2007, antes de que detonara la crisis de 2008 en Estados Unidos, el número de inmigrantes mexicanos en ese país era de 12 millones 750 mil

(Durand, 2018: s/p), que en ese momento replantaban 10.6% de los mexicanos. A partir de ahí,

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las deportaciones masivas y las estrictas políticas anti migratorias del gobierno de Barack Obama (2009-2017) llevaron a una reducción gradual del número de mexicanos en la Unión Americana.

Pese a lo anterior, la creciente desigualdad en México y la falta de empleos provocaron que en 2015 hubiera en Estados Unidos 36.9 millones de personas de origen mexicano, de los cuales 12.2 millones nacieron en México (Conapo, 2015: 36). Es decir, 550 mil inmigrantes menos que en 2007, pero 400 mil más que los contabilizados en 2010. Para el caso michoacano, en ese mismo año había 2.4 millones de exiliados en Estados Unidos. Para una población de 4.6 millones de personas significan que 34% de su población originaria había abandonado su localidad de origen en esas fechas.

Como primera conclusión se tiene que para 2015 uno de cada diez mexicanos se había exiliado en Estados Unidos debido a la incapacidad de desarrollar sus actividades profesionales en sus localidades, mientras que para el caso michoacano lo hizo uno de cada tres. Estos exiliados tuvieron la necesidad de desplazarse al país del norte ante la ausencia de una dinámica económica en sus lugares de origen que les permitiera salir de la pobreza. Es decir, esos exiliados económicos dejaron sus localidades ante la creciente miseria y el único camino que les quedaba era tratar de llegar a Estados Unidos.

En ese sentido, la salida al extranjero de los mexicanos en general, y michoacanos en particular, se ha convertido en una válvula de escape ante la paulatina presión social y el crecimiento demográfico (Alconchel, 2013: 18). Una forma de reforzar la idea de que el desplazamiento de los mexicanos hacia Estados Unidos se debe a la búsqueda de exilio económico, es que en las etapas de recesión o crisis de la economía mexicana es cuando aumenta el flujo migratorio con rumbo a la Unión Americana. Por lo que, a ese elevado número de mexicanos se les puede considerar exiliados económicos debido a que se han visto forzados a abandonar sus localidades ante la falta de oportunidades que les permita, en muchos casos,

mantenerse con vida.

CONCLUSIONES

El exilio voluntario o autoexilio se lleva a cabo cuando un individuo decide por sí mismo abandonar su tierra si considera que su libertad, salud o su vida corren peligro. El exilio ocurre ante la incapacidad de llevar a cabo las actividades cotidianas debido a deplorables condiciones económicas, estrechez del mercado o a la insuficiente creación de empleos. En este tipo de exilio, los individuos tienen la libertad de regresar a su localidad, aunque muchas veces no lo hacen debido a que los factores que motivaron la salida siguen presentes.

La falta de empleo y de ingreso coloca a los individuos en un contexto de vulnerabilidad donde el acceso a la alimentación y la salud están en riesgo pues no cuentan con los recursos para asegurar la adquisición de estos satisfactores. Incluso en el mediano y largo plazo esas carencias ponen en peligro la propia subsistencia. Ante el inminente riesgo, las personas se exilian en otro lugar donde consideren que están a salvo pues ahí pueden alcanzar parte de los beneficios del desarrollo. Por su parte, el exilio económico es una situación donde las personas abandonan sus lugares de origen ante la ausencia de oportunidades de contar con un nivel de vida aceptable; por ello, los exiliados económicos se trasladan generalmente fuera de su país.

Para el caso mexicano, el exilio económico tradicionalmente se ha llevado a cabo en Estados Unidos, país que ha sido el destino preferido debido a la relativa cercanía geográfica y a que los mexicanos se han logrado insertar de manera más o menos exitosa en esa economía. Por otra parte, entre los elementos que han detonado esa salida masiva están las constantes crisis y recesiones de la economía mexicana que desde los años ochenta del siglo pasado, con la instauración del modelo neoliberal, han limitado el acceso de gran parte de la población mexicana a los beneficios del desarrollo.

En más de 30 años de neoliberalismo en México, cuyas propuestas principales eran mantener estabilidad macroeconómica para lograr un sólido crecimiento económico y así incrementar la riqueza en el país, la economía ni siquiera genera los empleos que las nuevas generaciones demandan, menos aún, puede incorporar mano de obra proveniente de otras

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ramas. Esto explica el hecho que algunas entidades han aportado un mayor número de expulsados que otras.

De esta manera, el exilio de los mexicanos, según los datos, responde a la difícil situación de la economía mexicana que no genera puestos de trabajo suficientes; además, el modelo neoliberal provoca una enorme concentración de riqueza dejando a millones en el desamparo. Misma situación para el caso de Michoacán cuyas cifras muestran que en las crisis y recesiones se incrementa el número de michoacanos que abandonan el país.

Por lo anterior, hasta 2015 se estima que 12.2 millones de mexicanos se han exiliado en Estados Unidos, de los cuales Michoacán aportó 2.4 millones. De esa manera, 9.2% de la población total de México se ha insertado a ese exilio, mientras que para el caso michoacano lo ha hecho 34 por ciento. Difícil panorama para un país cuyo gobierno está aliado a los grandes empresarios y sólo busca beneficiarlos a ellos, a costa del hambre y la migración de millones de

mexicanos.

Material suplementario
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Notas
Notas
72 Doctor en Economía, Investigador de Tiempo Completo de la Unidad Académica de Estudios Regionales (UAER) de la UNAM, Responsable del proyecto de investigación: Desarrollo económico, migración y empleo en la región Lerma-Chapala de Michoacán. Correo: teo_aguilar@humanidades.unam.mx.
73 Para 2018 el salario mínimo en México se fijó en 80.04 pesos diarios, equivalentes a 4.2 dólares norteamericanos para una familia promedio de cinco integrantes. Por esa razón la pobreza no deja de aumentar; por ejemplo, en 2017 había 57 millones de pobres en México (Vega, 2017: s/p).
74 “Las situaciones de exclusión, pobreza y desigualdad en México debilitan los mecanismos de protección familiares, comunitarios e institucionales, y facilitan que los adolescentes carezcan de oportunidades de desarrollo, abandonen la escuela a temprana edad y se involucren en conductas delictivas” (Méndez, 2015: s/p).
75 “Los marginados se definen como aquellos grupos que han quedado fuera de los beneficios de la riqueza generada por el desarrollo nacional. Abarca aquella población que tiene insatisfechas sus necesidades esenciales”. (Torres, 2009: 152).
76 Este indicador se contabiliza a la inversa; es decir, el primer lugar, ocupado por Guerrero, es la entidad más pobre y marginada de México, mientras que el último lugar, la Ciudad de México (antes Distrito Federal), es aquella que cuenta con menores carencias.
77 El Programa Bracero fue un acuerdo entre ambas naciones, mediante el cual 4.5 millones de mexicanos trabajaron en campos norteamericanos debido a la escasez de mano de obra en Estados Unidos a causa de la Segunda Guerra mundial y la guerra en Corea (Tello, 2017: s/p). Estos trabajadores tenían un contrato y sus gastos de traslado eran cubiertos por el contratista. No obstante, se estima que otros 4.5 millones de mexicanos trabajaron en campos norteamericanos durante ese mismo periodo, ajenos al Programa Bracero, pero con antecedentes migratorios obtenidos en ese mismo Programa.

Cuadro 1. Exiliados económicos de Michoacán, 1960-2010

Fuente: Elaboración propia con base en datos de Aguilar Ortega Teodoro, “Población y migración en Michoacán. Un análisis regional”, UNAM (en prensa). A Se refiere a los habitantes en Michoacán al final del periodo. B es el número personas nacidas en Michoacán que se fueron a Estados Unidos durante esa década. C es el número total de migrantes michoacanos en Estados Unidos.
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