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LOS PRIMEROS AÑOS DEL STRONISMO: CONFLICTOS INTERNOS Y RELACIONES PARAGUAY-BRASIL 1956-1958
Aníbal Orué Pozzo
Aníbal Orué Pozzo
LOS PRIMEROS AÑOS DEL STRONISMO: CONFLICTOS INTERNOS Y RELACIONES PARAGUAY-BRASIL 1956-1958
Revista Estudios Paraguayos, núm. 1, 2020
Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción"
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Resumen: La dictadura cívico-militar de Alfredo Stroessner (1954-1989) se presenta como una continuidad autoritaria-militar del gobierno de Federico Chávez (1949-1954). A partir de esta constatación, el texto[2] estudia y analiza los primeros años de la misma en el campo de las relaciones bilaterales Paraguay-Brasil, caracterizada como una discontinuidad con relación a gobiernos anteriores. La política externa paraguaya es abordada bajo la perspectiva interméstica, caracterizada como política del ñembotavy y el stronismo es entendido como como un complejo sistema de represión y propuestas de desarrollo, al mismo tiempo.

Palabras clave: dictadura stronista, relaciones Paraguay-Brasil, ruptura, continuidad.

Abstract: The Alfredo Stroessners civic-military dictatorship (1954-1989) is presented as an authoritarian-military continuity of Federico Chavez (1949-1954) government. From this, the article analyzes the first years of stronism related to the bilateral Paraguay-Brazil relationship, characterized as a discontinuity in relation to previous government. The Paraguayan international policy is placed as interméstica, characterized as a ñembotavy policy and stronism is understood as a complex system of repression and development proposal, at the same time.

Keywords: stronism dictatorship, Paraguay-Brazil bilateral relationship, rupture, continuity.

Carátula del artículo

LOS PRIMEROS AÑOS DEL STRONISMO: CONFLICTOS INTERNOS Y RELACIONES PARAGUAY-BRASIL 1956-1958

Aníbal Orué Pozzo
Revista Estudios Paraguayos, núm. 1, 2020
Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción"
LOS PRIMEROS AÑOS DEL STRONISMO: CONFLICTOS INTERNOS Y RELACIONES PARAGUAY-BRASIL 1956-1958

1. Introducción general

Los primeros años de la dictadura cívico-militar encabezada por Alfredo Stroessner constituyen, todavía, años poco estudiados e investigados en el país. Por un lado, fueron tiempos de dura represión de forma a consolidar internamente los pasos dados desde el golpe de estado contra el presidente Federico Chávez el 4 de mayo de 1954. Pero, por otro lado, fueron años en los cuales, paralelamente a los procesos represivos propios de un régimen autoritario, se emprenden diversas acciones tendientes a consolidar el poder en varios campos: en lo económico, en lo social, en lo político, asimismo en el área de las relaciones internacionales. Todos estos pasos fueron paralelos a la intensa represión desatada por la dictadura con vistas a su consolidación en el tiempo. Gran parte del diseño de las acciones emprendidas por el stronismo – principalmente en el área económico-financiera - las hereda del Gobierno de Federico Chávez, al cual derrocó. Uno se preguntaría, entonces: ¿por qué del golpe militar del 4 de mayo de 1954?

Pensando una respuesta a esta interrogante, voy a desarrollar el presente trabajo, a partir de las acciones emprendidas por Stroessner junto al Brasil: cómo y de qué manera las mismas estaban guiadas y orientadas por factores políticos, sociales y económicos internos. Para tal efecto, a partir del concepto de interméstico (Abente 2017), por el cual este investigador paraguayo entiende la existencia de un punto de intersección entre la política internacional y la política doméstica, trataré de dar una interpretación a los primeros años de la política exterior de la dictadura stronista em relaciona a Brasil.

De esta manera, he organizado el presente artículo en dos partes: 1) La primera trata del stronismo como la “continuidad militar” del Gobierno de Federico Chávez (1949-1954) 2) Una segunda parte, estudia las relaciones bilaterales con Brasil y el giro en el sentido que las tensiones con Argentina abren esta nueva perspectiva al stronismo. En este sentido existe una discontinuidad en relación con el Gobierno de Chávez, en función a contingencias del momento político regional.

Considero pertinente estudiar y analizar los primeros años del stronismo como un todo orgánico. A lo largo del presente artículo trataré de demostrar que nunca existió, en la perspectiva stronista, los “dos pasos” del proceso. Es decir, un primer paso asociado a la represión de forma a consolidar internamente el control del gobierno y, un segundo momento, el de los planes de desarrollo económicos y sociales se comienza a implementar. Considero que esta teoría de los “dos pasos” asociadas al stronismo, resta importancia a las distintas acciones emprendidas por el mismo, e ignora que varias de ellas, de alguna manera, ya venían siendo implementadas – o fueron iniciadas - por el gobierno de Federico Chávez (1949-1954). Al mismo tiempo, pensar que el stronismo se constituye con estos “dos pasos”, es analizarlo de forma estática, dura, siendo que el mismo fue todo lo contrario. Voy a tratar de demostrar que, al mismo tiempo que se implementan acciones y surtos represivos buscando una estabilización interna, también se implementan medidas en el campo económico-financiero y social, relacionadas a la estabilidad cambiaria, la introducción de planes de desarrollo a largo plazo bajo la asesoría de expertos del FMI; todo esto se refuerza bajo la “cooperación técnica” de la embajada norteamericana en el país. No solo en el campo político y económico-financiero se producen acciones del stronismo, también se dan acciones en el plano de la construcción de una cultura hegemónica, construyendo imaginarios y representaciones. Es decir, en la construcción de nuevas subjetividades e imaginarios desde mediados de la década del '50 del siglo XX, está presente la impronta stronista. Existe un relato stronista que, inclusive, atraviesa diversas posturas políticas e ideológicas, cual es la manufactura de nuevas matrices que orientarán la elaboración de representaciones de la dictadura a lo largo de sus 35 años. El stronismo constituyó un sistema integrado en sus diversos campos, y no necesariamente un movimiento que emerge y consolida en dos etapas.

Al mismo tiempo, en las siguientes líneas voy a intentar demostrar que el discurso stronista – que varias investigaciones recogen – cuál es que este gobierno se impone como parte de un proceso de estabilización política e institucional del país, luego de años de “anarquía”, es parte de una construcción hegemónica de la dictadura. En realidad el Gobierno de Federico Chávez, a lo largo de sus cinco años - y los proyectados siguientes cinco años como efecto de su reelección (período 1953-1958) -, ya se encontraba desarrollando estas propuestas de estabilidad política y de restablecimiento del funcionamiento de diversas instituciones del estado paraguayo, luego del convulsionado período comprendido entre los años 1947-1949. Es decir, el stronismo no viene necesariamente a restablecer un equilibrio y tranquilidad luego de largos períodos de anarquía; este proceso ya estaba en plena ejecución.

Más adelante, y a partir del análisis de los discursos de Stroessner entre 1956-1958, en ocasión de sucesivos encuentros con el presidente Juscelino Kubitschek de Brasil, trataré de reconstruir el camino que lleva a la dictadura de lo interno a lo externo y viceversa. Es decir, buscaré presentar la estrecha relación entre la política internacional del stronismo en sus primeros años, y los diversos giros y acciones políticas emprendidas internamente de manera a consolidar su poder en los distintos niveles de las sociedad paraguaya. Con este referencial, voy a buscar los procesos internos que llevan al stronismo – entendido como un movimiento cívico-militar, pero con hegemonía militar – a fortalecer ciertas posturas internas en el plano político, económico y social. Asimismo se estudiará cómo y de qué manera estas acciones se imbrican con su propuesta de relacionamiento internacional, principalmente con Brasil, Argentina y Estados Unidos, para, finalmente, concentrarme en las relaciones Paraguay-Brasil, durante el período señalado más arriba.

En este entendimiento, los años 1956-1958, se constituirán en momentos que van a reconstituir las relaciones Paraguay-Brasil, bajo la dirección de la dictadura stronista. Estas acciones, al mismo tiempo, tendrán una duración que atraviesa sus largos años de duración, extendiéndose hasta la actualidad.

2. El Gobierno de Federico Chávez (1949-1954)

Epifanio Méndez Fleitas, uno de los políticos colorados más influyentes en los primeros años de la década del '50 del siglo pasado en Paraguay, sostiene que “la década 1950-1960 está hecha como de intento por el destino: los primeros cinco años corresponden a la política del Coloradismo, y los cinco años siguientes, a la de la Tiranía” (Méndez, 1965: 304). Para Méndez Fleitas, el “quinquenio colorado”, es decir, los primeros cinco años de la década, fueron años durante los cuales el Partido Colorado tenía una intervención decisiva en los “más graves asuntos del Estado”. Fueron años, al decir de Federico Chávez de “pacificación espiritual del pueblo” posguerra guerra civil de 1947. Refiriéndose a esta frase del entonces presidente Chávez, Méndez Fleitas observa:

Después de años de prepotencia armada (los últimos años devinieron terrorismo natalicista), esa sola frase equivalía a todo un programa de Gobierno. A su conjuro se restauró el orden jurídico, la independencia y dignidad del Poder Judicial, la seguridad de las personas y el respeto a los derechos; se mejoró la administración, se intensificó la enseñanza pública, se reimpatriaron 10.000 familias (los barcos fletados para su transporte eran desbordados por tanto contingente); y se activó de reflejo la economía. Inclusive los trabajadores del espíritu fueron tocados por la euforia al cabo de décadas de indiferencia gubernativa hacia ellos: en 1951 se dictó la Ley de Propiedad Intelectual y Artística. (Méndez, 1965: 305)

Si bien todo esto se da bajo el manto de un solo partido político[3], el Partido Colorado, es posible observar que el proceso de “estabilización” política y económica, se había iniciado ya bajo el Gobierno de Federico Chávez. Por otro lado, este gobierno continuó las practicas represivas a grupos de izquierda – pero también al espectro político del centro -, al mismo tiempo que buscaba esta “pacificación”; un discurso que años más tarde, va a incorporar el stronismo.

Por otro lado, según Campos (2016) “en diciembre de 1950 el Paraguay fue uno de los primeros países latinoamericanos en firmar con Estados Unidos el acuerdo del Punto Cuarto”[4] (Campos 2016:287). Al mismo tiempo, a partir de 1950, según este investigador, toda la cooperación norteamericana pasa bajo jurisdicción del Departamento de Estado. Entre 1949 y 1955, una fase de orientación estatal en materia de política económica, caracterizan los años post guerra civil de 1947 en Paraguay (Campos 2016); esta “orientación” continuará con el stronismo[5].

La primera misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 1952, acaba proponiendo, entre otras medidas, la creación del Banco Central del Paraguay (BCP), en sustitución del existente Banco del Paraguay. En efecto, por Decreto Ley No. 18 de 1952,

...se estableció el Banco Central del Paraguay como institución autárquica del Estado cuyas funciones específicas eran las operaciones de emisión, redescuentos, compraventa de divisas y monedas extranjeras y la orientación de la política cambiaria y de crédito. (Vera, 1984: 227)

Como presidente del recién creado banco público es nombrado, en noviembre de 1952, Epifanio Méndez Fleitas. Poco tiempo antes, se crea un Consejo de Coordinación Económica cuya función es la de trazar la política general en el área económico-financiera del país (Campos 2016). El año de 1953 se inicia con la adopción por parte del Gobierno de Chávez del primer Plan de Estabilización y Fomento Económico. Al mismo tiempo, y “por la misma disposición se creaba la Comisión de Planeamiento Económico dependiente del Consejo Nacional de Coordinación Económica” (Méndez, 1965: 307). La necesidad de divulgar este Plan de Estabilización lleva al gobierno de Chávez a emprender un ciclo de tres audiciones radiales de manera a explicar minuciosamente los detalles del mismo (Méndez, 1965). Por otro lado, hacia 1950, técnicos norteamericanos trabajando en el Poder Ejecutivo ya indican “un proyecto mucho más ambicioso, que consiste en desplazar a nada menos que 100 mil familias de la Zona Central”, e iniciar la colonización del Este del país (Campos 2016: 283); la “marcha hacia Este” se concretaría hacia fines de los años '50 e inicios de los '60 del siglo XX en Paraguay (Conferencia Episcopal Paraguaya 1984, 1985; Fogel & Riquelme, 2005; Carrón & da Silva, 2007; Orué Pozzo & Alegre Sasiain, 2008).

Según Méndez Fleitas, en 1953, se dan “tres acontecimientos -dos de tipo económico y uno político- que cobraron con el tiempo significación inopinada: el Convenio de Unión Económica Paraguayo-Argentino, el Mensaje de Acero y el tiroteo contra una manifestación colorada en Luque” (Méndez, 1965:314-315). El primer acontecimiento, la Unión Económica Paraguayo-Argentino se firma el 14 de agosto de 1953, en Buenos Aires con la presencia de Méndez Fleitas, entonces ya en la presidencia del Banco Central, y contó con la participación del presidente argentino Juan D. Perón y otros “dignatarios civiles y militares de aquel país” (Méndez Fleitas, 1965: 319). El “Mensaje de Acero” se refiere el político colorado a una discurso ante una Asamblea Extraordinaria de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), el 30 de agosto de ese mismo año. En dicha oportunidad el entonces presidente del Banco Central del Paraguay, se enfrenta duramente con el sector ganadero que, según sus palabras, presionaba por un aumento del 1.200 % en el precio de la carne. El tiroteo que menciona en Luque, se da en función a una elección para la presidencia, en una seccional del Partido Colorado en dicha ciudad, de Rosa Agustín González, en el cual se enfrentaron dos bandos aparentemente irreconciliables: uno apoyado por el entonces Comandante de la Caballería, Néstor Ferreira, muy ligado al presidente Chávez, y otro de oposición al mismo que resulta derrotado.

Si bien el país venía pasando años críticos en términos económicos, la adopción del mencionado Plan de Estabilización y Fomento Económico, mostraba que, de alguna manera, el Gobierno de Chávez estaba dando pasos importantes tendientes a la estabilización económica del país, desde la perspectiva del FMI. Para no demostrar, inicialmente, una presencia muy directa que eventualmente pueda incomodar a la Argentina, la embajada de los Estados Unidos en Paraguay señala que, antes de participar directamente en la asesoría al Gobierno de Federico Chávez, lo mejor sería hacerlo bajo la bandera del Fondo Monetario y del Banco Interamericano de Desarrollo (Miranda 1987); y así lo hace.

El discurso de aceptación de la candidatura para la reelección de Federico Chávez por el período 1953-1958, trae a luz las orientaciones básicas de su propuesta de Gobierno, en el cual se observa que:

El programa de Estabilización y Fomento recientemente aprobado por el Consejo Nacional de Coordinación Económica es el primer esfuerzo de planeamiento de fomento económico que se instituye en el Paraguay. Y este planeamiento, he de repetir, no es un planeamiento total del tipo intervencionista o socialista. No significa – como dije hace pocas semanas – que el Estado pretenda erigirse en dirigente o conductor de la vida económica de la Nación. Significa más bien un esfuerzo ordenado y sistematizado de preparar las bases para el desenvolvimiento más amplio y fecundo posible a todas las fuerzas vivas...Significa la firme intención del Gobierno de tomar medidas técnicamente elaboradas y no improvisadas y de hacer que estas medidas sean realizadas en forma bien coordinada, y no parcial, por todas las entidades del Estado...Pacificada la República, dominados los problemas económico-financieros que nos preocupan, iremos rectamente a la normalización democrática. Vuelvo a repetir mi solemne compromiso de que no he de terminar mi mandato sin que haya reunido en nuestra capital una Asamblea Nacional Constituyente en la que, representantes de los partidos legalmente organizados, redacten la Carta Política que anhela nuestro pueblo. (Discurso de Federico Chávez, en Méndez, 1965: 307-308)

Se puede observar claramente, en las líneas citadas más arriba, la propuesta de “pacificación espiritual del pueblo”, que Federico Chávez emprende a partir de 1949, cuando asume la presidencia luego de un breve período conturbado de dos años (1947-1949) cuando el país pasó por una “anarquía colorada” o años del “terrorismo natalicista” según caracteriza Méndez Fleitas. Finalmente, un trabajo de M. Birch, investigadora norteamericana sobre estos años, señala algo muy similar, al afirmar:

La plataforma de campaña para la reelección de Chaves contenía tres temas: 1) la pacificación espiritual del país; 2) la reconstrucción y el fortalecimiento económico, y 3) el retorno a las normas y las instituciones democráticas. En 1952, un verdadero programa de gobierno fue desarrollado para ser aplicado durante su segundo mandato, que comenzó en 1953. Se lo llamó el “Programa de Estabilización y Desarrollo”, y tuvo como objetivos de política pública: (1) la reforma del sistema de control de cambios, (2) equilibrar el presupuesto fiscal, (3) el fomento de la producción primaria, las manufacturas y las exportaciones, (4) la restricción del crédito (especulativo), (5) la racionalización de los controles de precios, y (6) llevar a cabo reformas administrativas en el Gobierno. (Birch, 2011:166-167)

De esta manera, los años del gobierno de Federico Chávez, a pesar de ser producto de elecciones con participación única del Partido Colorado, y de vetar la existencia legal de otras fuerzas políticas, iniciaba, lentamente, un proceso de “reorganización” de la sociedad. Se impulsan diversas acciones de manera a buscar “pacificar” el país, entre ellas, la formulación e implementación de un plan de estabilización a partir de la presencia oficial de una misión del Fondo Monetario Internacional, un control del cambio con la creación del Banco Central, la repatriación de más de 10 mil familias de Argentina, que migraron en función a la represión durante y postguerra civil de 1947, entre otras. Todo esto también nos da la pauta que se iniciaba un proceso de “coloradización” del país de manera autoritaria, a pesar de las reiteradas propuestas de democratización con la convocación a una Asamblea Nacional Constituyente. Es decir, estos años constituyeron tiempos de búsqueda de un equilibrio y estabilidad política, económica y social, desde la perspectiva de un partido único, sin la participación de amplios sectores sociales y políticos.

3. Stronismo y continuidad

El 4 de mayo de 1954, el entonces comandante del Ejército, General Alfredo Stroessner, encabeza un golpe de estado contra el gobierno recién reelecto de Federico Chávez. Entre el 4 y el 8 de mayo, luego de varios días de sesión, la Junta de Gobierno de la ANR, resuelve:

1) Designar un Presidente Provisional, miembro de la Junta de Gobierno, con un Gabinete integrado con siete miembros civiles y tres representantes de las Fuerzas Armadas; b) Propiciar la candidatura del Gral. Alfredo Stroessner para Presidente Constitucional de la República ante la próxima Convención Partidaria por el resto del Período[6]. (Acta de Sesión de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, 8 de mayo, 1954, en Stroessner 1979: 47)

En este documento es posible observar la clara presencia - en el Gabinete Provisorio que encabezaría el entonces presidente del Partido Colorado Tomás Romero Pereira -, de tres representantes de las Fuerzas Armadas, algo inusual hasta esos momentos. Al mismo tiempo, el Acta designa al gabinete del Presidente Provisorio, explicitando nombres y cargos para cada uno de los mismos. El 24 de mayo, en una de las primeras apariciones públicas de Stroessner, en un discurso de “aceptación” de la candidatura, éste no hace ninguna referencia al hecho de haber derrocado a Chávez e instalar un proceso de quiebre institucional; es como si esto no hubiera existido. Lo que sí se introduce en este discurso y que orientará la vida política a partir de ese momento, es que este proceso estará regido por “la unión del pueblo colorado con las Fuerzas Armadas de la Nación”, se desarrollará “un programa de resurgimiento nacional, las Fuerzas Armadas de la Nación irán creciendo en eficiencia y en cultura, seguras de que la Asociación política civil hace lo propio, para asegurar en el tiempo, y por todos los medios, la grandeza de la Patria”. (Discurso de Stroessner, 24 de mayo 1954, en Legal, 2008:134-142). En sucesivos discursos del 12 de junio (ante la Convención de la ANR), del 12 de julio en Paraguarí, el 15 de agosto de 1954 por ocasión de la asunción a la presidencia, apunta algunas situaciones muy vagas en relación con el contexto anterior del Gobierno de Chávez. Señala, simplemente, que su gobierno elevará el “nivel moral y material de nuestro pueblo, y encauzando el régimen institucional de la Nación, con miras a alcanzar la prosperidad de la República” (Stroessner, 1979: 97). En otros sucesivos discursos, el 15 de agosto en homenaje al presidente de Argentina, Juan D. Perón; el 16 de agosto, ante la devolución de los trofeos de guerra por la Argentina, y en el mismo día con motivo de la entrega del diploma de General Honoris Causa “H.C”, al general Perón, no recuera en nada la situación relacionada al Gobierno de Chávez. El 1 de octubre del mismo año, ante miembros de “la Producción, la Industria y el Comercio”, Stroessner tenía la posibilidad de expresar que estaba trayendo la paz y la tranquilidad económica al país, pues el auditorio así lo amerita, luego de años de “violencias y desequilibrios políticos”. Sin embargo, tampoco expresa nada en este sentido. En mensaje ante el pueblo de San Pedro del Paraná, el 24 de noviembre de 1954, destaca inclusive el talento y la “férrea voluntad” de Epifanio Méndez Fleitas; el 2 de diciembre del mismo año, con motivo de agradecer la condecoración chilena tampoco tiene referencias al gobierno anterior. Finalmente, en un extenso mensaje de navidad, el 24 de diciembre de 1954, muy de paso señala que “nadie ya se disponga en nuestra tierra a ejercitar la política del odio, esa madrastra que opera en base a las exclusiones de los compatriotas y de los propios hermanos de familia y de partido” (Stroessner 1979: 158).

Por otro lado, ya desde ese espacio político del propio Partido Colorado, en un discurso pronunciado por el entonces presidente de esta asociación política, Tomás Romero Pereira, con motivo de la reunión, El Reencuentro[7], el 27 de octubre de 1955, destaca el reconocimiento al “fervoroso correligionario General Stroessner, por su esfuerzo constante en pro del robustecimiento de la autoridad de esta Junta de Gobierno, a la que el Primer Magistrado “se honra en pertenecer”[8] según sus propias palabras” (Junta de Gobierno, 1956: 6). Poco más adelante, haciendo un breve recuento histórico de los momentos que encontró dividido a la ANR, sostiene que:

hoy no hay más una disgregación superficial, o mejor aún, una dispersión. Y la prueba es que al primer toque de reunión, habéis acudido hoy a la casa solariega del Coloradismo, que es la vuestra, que es la nuestra, que es la de todos los que alientan una visión mesiánica, al contemplar la estrella de nuestro escudo, madre amorosa de la estrella de nuestra insignia partidaria. (Junta de Gobierno, 1956: 7).

En la lectura de su memoria del ejercicio, en la convención del 4 de marzo de 1956, el entonces presidente de la Junta de Gobierno, Tomás Romero Pereira, menciona como “enemigos” a la oposición, asimismo al ejercito institucional – el sublevado en marzo de 1947 – al cual los “pueblos francos y valientes tienen el derecho de proscribir” (Junta de Gobierno, 1956: 49) Destaca, al mismo tiempo “el reencuentro de la gran familia colorada” llevada a cabo en octubre de 1955. Con esto, sostiene, se ha cumplido la aspiración de Stroessner al momento en que aceptó la candidatura a la Primera Magistratura por el Partido Colorado, manifestando que pondría,

...todo su empeño para arribar a un punto de confluencia que logre unificar las fuerzas políticas del Partido, para que esa fuerza sea una sola, sin disidencias internas y sin más ideal que el afán patriótico de lograr un Gobierno estable, de firme autoridad, sobre la ancha base del veredicto popular. (Junta de Gobierno, 1956: 51)

Romero Pereira, continúa apuntando que la tarea de crear el clima propicio para el acercamiento de todos los colorados, es un paso fundamental para lograr después la hermandad de toda la familia paraguaya. Es decir, comenzar con la reunificación de la familia colorada, para luego lograr la de la familia paraguaya. En dicha reunión se logró el primer objetivo señalado, al mismo tiempo que se cancelaron las medidas disciplinarias que pesaban sobre algunos dirigentes, y también se llegó a un acuerdo para una lista unificada de miembros de la Junta de Gobierno, que debe sustituir a la que en ese momento estaba culminando su mandato. Sostiene Romero Pereira que “el abrazo fraterno fue posible gracias al olvido recíproco de agravios y resentimientos, a la generosidad y desinterés puestos de manifiesto tanto por miembros de esta Junta como por los preclaros hombres del Partido especialmente invitados. (Junta de Gobierno, 1956: 52) Entre los miembros titulares a la Junta de Gobierno para el nuevo período figuraban, en primer lugar, Alfredo Stroessner, seguido de Federico Chávez a quien poco menos de dos años atrás, el mismo había derrocado[9]. La memoria del período que se inicia em 1952, cuando asume la presidencia del partido, no hace referencia para nada al golpe de Stroessner dos años antes, asimismo no tiene referencia al Gobierno de Federico Chávez. Lo que sí introduce el entonces presidente de la ANR en su memoria, es la alusión a los sucesos del 20/21 de diciembre de 1955, cuando una crisis en la Primera División de Caballería -comandada entonces por el Mayor Candia, ligado a Epifanio Méndez Fleitas – es sorteada, culminando con la salida de Candia de la comandancia, asimismo con la forzada renuncia de Méndez Fleitas a la presidencia del BCP. Romero Pereira culmina su discurso señalando que, “emergencia fue esa en que se comprobó, una vez más, la solidaridad existente entre el Gobierno Nacional, la Junta de Gobierno y las Fuerzas Armadas que, en tal ocasión, lejos de alterarse fueron fortalecidas”. (p. 53) La reunión del 27 de octubre decide levantar las sanciones a los dirigentes expulsados del partido; mientras, la Convención del 4 de marzo de 1956, excluye a Epifanio Méndez Fleitas como miembro de la Junta de Gobierno, quien fue uno de los artífices del reencuentro partidario del 27 de octubre. En otro discurso de Stroessner ante la Junta de Gobierno de la ANR, al cumplirse el primer aniversario del golpe contra Federico Chávez, el 4 de mayo de 1955, recuerda de manera sumamente vaga que,

...habíamos llegado a la crisis de mayo, sin olvidar el deber de tener desplegada nuestra bandera, en permanente alarde de evolución, y en garantía suprema de los ideales de derecho, de justicia y de libertad, concedidos como cuerpo de un programa, para anteponer a los pasajeros intereses particulares el bien permanente de la comunidad. (Stroessner 1979: 199-200)

Podemos leer en las líneas citadas, algo que Stroessner denomina “crisis de mayo”, sin que en ningún momento recuerde que eso llevó al derrocamiento de un presidente. Tal vez esto se entienda en función al propio proyecto de un sector del ejército, que queda claro un poco más adelante, cuando el entonces recién asumido presidente afirma la identificación del Partido Colorado con las Fuerzas Armadas de la Nación,

Así se explica que la jornada de mayo que hoy evocamos, se haya traducido en una unión espiritual entre civiles y militares, y que ambas fuerzas coadyuvasen, con el desinterés y la nobleza máxima, en la solución de una crisis, cuyas posibles funestas consecuencias han sido evitadas de ese modo, para dar paso a las grandes realizaciones que colocarán al Paraguay a la altura de los progresos de nuestro tiempo. (Stroessner 1979: 201)

Hasta este momento, la “justificativa” de la “solución de mayo” por parte del discurso stronista estaba centrado en el hecho del apresamiento del Mayor Candia, comandante de la DC1, a instancias del entonces comandante Néstor Ferreira; este militar muy identificado con Chávez y, según Méndez Fleitas (1965) representa los intereses de la oligarquía ganadera. Esto produce una “crisis de autoridad” que no puede ser tolerada en las Fuerzas Armadas. Stroessner reacciona apresando a Ferreira esa misma noche, dando inicio al golpe que termina destituyendo al presidente Federico Chávez. Es interesante señalar que, durante los próximos años, éste sería el discurso oficial del stronismo en relación con los sucesos del 4 de mayo. Lo que puede observarse en la última cita, es que la “gran justificativa” estaba en establecer una sólida alianza entre civiles y militares, es decir, entre el Ejército y la ANR. Todo el accionar posterior del stronismo se orientará por estas disposiciones.

Igualmente, desde el “poder político”, es decir, desde la ANR, no es posible observar algún tipo de “quiebre institucional” entre un antes y un después del 4 de mayo de 1954. Inclusive, como señalaba más atrás, entre los miembros Titulares de la Junta de Gobierno electos en la Convención de 1956, figuraba en segundo lugar el derrocado Federico Chávez, siendo el miembro titular número 1, Alfredo Stroessner. En las actas publicadas del Reencuentro Partidario de octubre de 1955, no existe una referencia explícita al golpe del 4 de mayo. Sí se presenta al encuentro como un momento importante para la “unidad de la familia colorada”, la cooptación de dirigentes importantes que habían sido expulsados, exiliados, y una tentativa de organizar y estructurar el partido, preparándolo para nuevas acciones futuras.

Es decir, en todos las intervenciones públicas de Stroessner, realizadas a partir del golpe del 4 de mayo de 1954 – y por los próximos cuatro años, cuánto menos -, éste aparece y se presenta como la continuidad de la acción del Partido Colorado, nunca como el representante de un quiebre que reorienta el país. Esta narrativa es una construcción posterior. Tal vez para preservar la “unidad” de todas las facciones coloradas, para evitar tensiones, etc. no existe un discurso de ruptura y un empezar de nuevo; todo es continuidad, que emerge de la voluntad popular en “elecciones libres”. Entonces uno se pregunta: ¿Por qué del golpe contra Federico Chávez el 4 de mayo de 1954?

En una entrevista a Stroessner realizada muchos años después, ya en el exilio, por Prieto Yegros – una publicación con más de 250 páginas – éste tiene un entendimiento, una justificativa y un relato que es el que se impone a lo largo de los años posteriores: aquel que el golpe del 4 de mayo de 1954, se presenta como una salvación al país frente a la anarquía colorada y de esta manera “el 15 de agosto de 1954, iniciara yo la Segunda Reconstrucción” (Prieto Yegros, s/f, 120). A lo largo de toda la entrevista Stroessner comenta y recuerda la “anarquía liberal” y, post guerra civil, la “anarquía colorada”, afirmando que ante esta situación “yo iba a ser el salvador del país y el coloradismo me secundaría incondicionalmente en el cumplimiento de mi mandato” (Prieto Yegros, s/f, 169), porque si esto no sucedía “caería inexorablemente el coloradismo.” Al mismo tiempo señala que fue él quien convocó la histórica reunión del Reencuentro Partidario,

Convoqué, en octubre de 1955, lo que denominé el “Gran Reencuentro Partidario”, mediante el cual se concretó la presencia activa de todos los colorados, bajo la égida de mi gobierno. Personajes como Natalicio González y Federico Chávez, respondieron positivamente, y, a partir de allí, el coloradismo con toda su fuerza unida resultó inexpugnable. (Prieto Yegros, s/f, 184)

Sin embargo, Méndez Fleitas tiene una versión muy diferente a la presentada por Stroessner. En un material publicado em 1989, dedica una sección a describir los “entretelones del Reencuentro/55”. En el mismo describe paso a paso como se dieron los movimientos para la convocación a esta reunión, asimismo las “tensiones” que la misma provocó en Stroessner, pues la ANR como actor político, caminaba con pasos independientes del entonces presidente y de los militares. La convocatoria, amplia a todos los sectores del coloradismo, según Méndez Fleitas, no solo fue una postura suya asumida por el Comité Político, también constituía un intento por reconstruir el partido, fortalecerlo, considerado entonces como un proceso que iría a impulsar nuevamente a la ANR, no a confiscarla o domesticarla, como terminó sucediendo según este dirigente colorado (Méndez 1989).

Al mismo tiempo, y paralelamente, Stroessner busca el apoyo de J. Natalicio González, proponiendo que el mismo se integre nuevamente al país y, juntamente con sus más estrechos colaboradores como Víctor Morínigo, Leandro P. Prieto, colaboren con su Gobierno. De esta manera, entiendo que el discurso que años más tarde aparece como formando parte de la matriz stronista de construcción hegemónica, es decir, el de haber asumido el poder para terminar con la anarquía y el desenfreno del poder político de forma que el país transite por los caminos de paz y tranquilidad, es una construcción muy posterior del mismo y de sectores, inclusive, de oposición. Por otro lado, es también un discurso implementado desde diversos sectores académicos e intelectuales, que se encargaron de construir y reforzar una narrativa que fue uno de los pilares de la dictadura cívico-militar. A partir de entonces, y con esta narrativa, el stronismo fue reconocido como un gobierno que vino para imponer el orden en el contexto de una anarquía política. Sin embargo, hemos visto que el Gobierno de Chávez (1949-1954), estaba implementando un proceso de reorganización del estado sobre las bases de un mandato político, no militar. Lo que Stroessner impone, finalmente, es la presencia del estamento militar en la conducción del estado paraguayo[10]. Ambos procesos, el de Chávez y Stroessner, autoritarios.

Por otro lado, el stronismo se caracteriza, al mismo tiempo, por imponer desde un primer momento estrategias económico sociales de manera a fortalecer el contexto interno. Tal es así que los planes en vías de ejecución y que pertenecían a la “era” Federico Chávez, gran parte de ellos son continuados y fuertemente impulsados. En este contexto considero que no existen “dos pasos” o “dos etapas” del stronismo en el sentido de, primeramente buscar sustentarse en el plano político, reprimiendo y eliminando a distintos grupos opositores, sea en el plano político como militar, para después impulsar los planes de desarrollo económico-social. Difícilmente podría sobrevivir casi 35 años solamente con represión; inclusive sin la ayuda financiera-económica y de apoyo a planes de estabilización del gobierno de Estados Unidos (Abente 1988, Miranda 1987), que por su vez, como tratamos de apuntar, varios de ellos ya están iniciados o en vías de aprobación antes del golpe de 1954. La argumentación de los “dos pasos” que eventualmente podría ser levantado para los primeros años de la dictadura, es una argumentación que ignora que Stroessner recoge gran parte de los planes económico-sociales de Federico Chávez, y los impulsa decididamente; inclusive la posibilidad de iniciar “el camino al este”, ya estaba presente en las recomendación de técnicos norteamericanos que asesoraban al Gobierno de Chávez. El stronismo es, este sentido, la continuidad “autoritaria-militar” del chavismo, que fue, por su vez, un gobierno “autoritario-civil”.

4. Los primeros años de Stroessner y las relaciones Paraguay-Brasil

Entre 1956 y 1958, los presidentes de Paraguay y Brasil, Alfredo Stroessner y Juscelino Kubitschek se encuentran nada más y nada menos que en cuatro oportunidades. Este hecho debe llamar la atención no solo a sectores políticos, también a estudiosos de las relaciones bilaterales entre ambos países[11]. En los próximos párrafos, voy a tratar de argumentar que estos “giros” en la relación del stronismo con Brasil, son procesos que, por un lado, ya estaban en gestación durante los años del Gobierno de Federico Chávez, inclusive anteriores; por otro lado, son también resultados de lo “imponderable” de la realidad política del momento. Para tal efecto, estaré analizando los discursos de Stroessner en los encuentros presidenciales como parte de la política externa fijada por su gobierno, en el contexto de una estrecha relación entre los procesos político-sociales al interior del país, y las acciones de relaciones internacionales, principalmente con Brasil. Al mismo tiempo, intentaré demostrar que las relaciones que se establecen en este corto período entre ambos países, son aquellas que perduran en el tiempo, y se manifiestan con toda su fuerza en los años actuales (primeras décadas del siglo XXI).

En agosto de 1941, la visita del presidente Getulio Vargas a Paraguay – entrando a caballo por Pedro Juan Caballero, para luego dirigirse a Concepción – inicia un “primer giro” en las relaciones bilaterales entre Paraguay y Brasil. Sin embargo, desde la perspectiva de Paraguay - y haciendo un corte a partir de los años '40 del siglo XX -, los primeros movimientos ya se había dado años antes, cuando el entonces embajador en USA, y luego presidente del país por el Partido Liberal, General José Félix Estigarribia, obtiene un crédito para la construcción de una carretera “al este”: de esta manera se inicia la “expansión” hacia el este con una vía de comunicación terrestre que unirá Asunción, capital del país, con Coronel Oviedo, situado a mitad de camino entre la capital del país y la frontera brasileña. Poco tiempo después el entonces Presidente Higinio Morínigo (1940-1948), visita Brasil, retribuyendo de esta manera la visita de Vargas. En dicha oportunidad, el presidente brasileño firma, entre otras cuestiones, un decreto por el cual anula o declara inexistente, la deuda de Paraguay como producto de la guerra de la Triple Alianza. Esta acción por parte de Brasil, sin embargo, no debe opacar el hecho que, poco antes, en agosto de 1942, Argentina había hecho algo semejante – condonación de la deuda de guerra -, cediendo inclusive dos lugares para depósito en calidad de Puerto Franco, las ciudades de Buenos Aires y Santa Fe (Scavone & Brezzo, 2010).

Como señalaba más arriba, el 14 de mayo de 1953, al mismo tiempo que Federico Chávez asumía como presidente por un nuevo período (1953-1958), en Buenos Aires, el entonces presidente del Banco Central del Paraguay, Epifanio Méndez Fleitas, firmaba “en el Salón Blanco de la Casa Rosada, el convenio de Unión Económica Paraguayo-Argentino, bajo el patrocinio del propio Presidente Gral. Perón, y con asistencia de los más altos dignatarios civiles y militares de aquel país.” (Méndez, 1965: 318-319). Esta “Unión Económica” que, según algunos investigadores brasileños crea “tensión en la sociedad paraguaya”[12], es destacada y “bien vista” incluso por mismo Stroessner luego de haber asumido la presidencia de forma “constitucional”. En un discurso el 4 de noviembre de 1954, en agradecimiento a una condecoración – el Collar de la Orden al Mérito – recibido por parte del gobierno argentino el dictador paraguayo cita este acuerdo como sumamente importante. En dicha ocasión, ante el embajador argentino, apunta que ambos países, “vuestra patria y la mía, vinculadas por el Convenio de Unión Económica, están dando el ejemplo magnífico de solidaridad en las tareas de la paz” (Stroessner, 1979: 138) Es decir, de alguna manera, este convenio de unión económica, a escasos tres meses de la asunción de Stroessner, aun figuraba en el espectro de las relaciones con Argentina. Esta versión de que la firma del convenio de Unión Económica introduce una tensión en la sociedad paraguaya se desprende también de informes confidenciales de la Embajada Norteamericana en Paraguay (Seiferheld 1987). Sin embargo, no hay que olvidar que estos son informes de una Embajada, que tiene intereses políticos, económicos, etc., en el país, y que sus funcionarios también observan desde su perspectiva la realidad paraguaya, con sus sesgos políticos, económicos, y eurocéntricos, al mismo tiempo. Por otro lado, es importante recordar que el gobierno de Perón no constituía un gobierno del “agrado” de los Estados Unidos, desde el incidente con su Embajador Spruille Braden[13], en el año 1945, quien se opone duramente a la candidatura de Juan D. Perón en Argentina. Es interesante destacar que en todo momento, los informes confidenciales de la Embajada Norteamericana en Paraguay, señalan que Méndez no tiene el “apoyo del ejército”, que es una pista, pero que también no deja de ser un “deseo” de los funcionarios de dicha representación diplomática.

En este contexto, considero que el “repentino alejamiento” de la dictadura cívico-militar stronista en relación con la Argentina, se da justamente con la caída de Juan Domingo Perón, luego del golpe contra este mandatario en setiembre de 1955. A partir de ese momento, en función al asilo de Perón en Paraguay[14], y presionado por el nuevo gobierno Argentino, Stroessner pasa a sufrir los “asedios” por parte del mismo. También es presionado por la oposición paraguaya instalada en la Argentina, en territorios fronterizos, consentida de alguna manera por la así denominada “Revolución Libertadora”, presidida por el general Eduardo Leonardi. La reacción es inmediata, y el gobierno de Stroessner comienza a dar giros concretos hacia Brasil, buscando apartarse de las presiones y acciones, iniciando de esta manera, una nueva etapa en las relaciones bilaterales con este país; sus consecuencias Paraguay las va a sentir hasta el presente.

Sin embargo, y como señalaba más atrás, este “giro” hacia Brasil, no es algo que se “impone” solo a partir del stronismo, ni mucho menos; pasos importantes ya habían sido dados antes del inicio de la dictadura cívico-militar en 1954 (Orué Pozzo 2015). En este sentido, es posible considerar a Getulio Vargas, presidente de Brasil, como aquel que da los primeros pasos tendientes a establecer vínculos más estrechos con Paraguay a comienzos de los años '40 del siglo XX; Paraguay ya había dado algunos pasos en este sentido, y la diplomacia brasileña encontraba “simpatía” en el país. Por otor lado, en varios momentos de su vida, en situaciones críticas de persecución a su persona, de tensiones militares, etc., Stroessner destaca que había sido alertado, informado o prevenido de varias acciones por informes confidenciales que la Embajada de Brasil y de los Estados Unidos le habían acercado (Prieto Yegros s/f)[15]. Igualmente una parte de su formación militar se da en Brasil, entre abril de 1940 y marzo de 1941, en el Ministerio de Guerra, Escuela de Armas, Curso de Artillería (Monte-Domec 1969). Es decir, tenía una cierta proximidad y relaciones con el mando militar de este país. Esto facilitó, sin duda alguna, todo el movimiento posterior; pero considero que no fue lo determinante.

A partir de 1955, y fuertemente entre los años 1956-1958, Stroessner – con el interés del propio gobierno de Brasil - impulsa una serie de acciones y movimientos orientados a fortalecer una relación con este país limítrofe. En mayo de 1956, una reorganización del Gabinete de Stroessner, introduce cambios importantes para estas acciones. Sapena Pastor, entonces embajador en Brasil[16], asume la Cancillería paraguaya, al mismo tiempo que Edgar L. Ynsfrán -quien al año siguiente será en fundador de Puerto Flor de Liz, posteriormente Pto. Presidente Stroessner, hoy Ciudad del Este – abandona su puesto como Jefe de Policía y asume la cartera del Ministerio del Interior (Ynsfrán 2007). Desde el mes enero de 1956 y por los próximos dos años, ambos países emprenden una serie de acciones que van desde la firma de un convenio de aprovechamiento de la energía hidroeléctrica de los ríos Acaray y Monday, concesión de puertos Francos en Paranaguá (Brasil) y Concepción (Paraguay); un acuerdo relacionado al intercambio de Notas relacionadas a la construcción de la ruta Coronel Oviedo – Presidente Franco, para permitir a través de la construcción de un puente sobre el Paraná, una conexión directa entre Asunción y el Puerto de Paranagua, con un préstamo por parte de Brasil; acuerdo relacionado a la construcción de un puente sobre el río Paraná a la altura de Foz de Iguazú; la creación de una Comisión Mixta paraguaya-brasileña para estudiar los medios de forma a intensificar los trabajos de la ruta Concepción-Pedro Juan Caballero entonces en construcción. Todo esto se consolida con una entrevista entre ambos presidentes en octubre de 1956 en Foz de Iguazú (Ministerio das Relaciones Exteriores, 1956). Según el entonces Ministro del Interior del stronismo, “era claro que el presidente del Brasil tenía la firme intención de ofrecer el apoyo de una solidaridad constructiva, en contraste con el hostigamiento que el gobierno paraguayo estaba sufriendo desde el Río de la Plata”. (Ynsfrán, 2007: 209) En su mensaje presidencial ante la Cámara de Representantes el 1 de abril de 1956, Stroessner destaca varias de estas acciones, apuntando las fructíferas y cordiales relación con Brasil,

El acuerdo “para la construcción de una carretera que unirá Coronel Oviedo con Puerto Presidente Franco” bastaría, por sí solo para justificar la conducta internacional de cualquier Gobierno. Complemento certero de este importantísimo acuerdo son otros dos por los cuales el Paraguay y el Brasil se otorgan, recíprocamente, sendos puertos francos en Paranaguá y Concepción, mediante los cuales se reavivará la perdida prosperidad de nuestra zona norte y, por lo demás, se abrirá al tráfico marítimo una importante región de nuestro territorio. Si a lo dicho se añade otro convenio subscrito para el estudio y aprovechamiento de la energía hidráulica de los ríos Acaray y Monday, puede alentarse la esperanza de que, a poco, la esforzada ruta que siguió Alvar Nuñez, se ensanchará llena de vida, abriéndonos generosamente una ventana al mar para que, por ella, nuestra economía pueda respirar a dos pulmones. (Stroessner, 1956: 26-27)

Al año siguiente, 1957, varias de las acciones citadas más arriba se consolidan, según el informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Los trabajos relativos a la ruta Coronel Oviedo- Presidente Franco[17], prosiguen a ritmo acelerado; igualmente las tareas de levantamiento aerofotográmetrico, análisis estereoscópica relacionada a la carretera Concepción – Pedro Juan Caballero, se encuentran en plena ejecución y las películas relativas a estos levantamientos se encuentran en el Departamento de Estradas e Rodagem de Brasil, para proseguir los estudios de apoyo de la cooperación brasileña. (Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, 1957).

5. Política internacional del stronismo en relación con Brasil

He apuntado más arriba, una serie de acciones emprendidas por ambos gobiernos entre los años 1956-1957 que llevan a consolidar un giro a estas relaciones bilaterales. Ello implicó, al mismo tiempo, cuatro encuentros de presidentes entre los años 1956-1958.

El primer encuentro – el 6 de octubre de 1956 - se da em Foz de Iguazú, en el contexto de una serie de acciones ya acordadas poco tiempo atrás. Como observaba más arriba, entre enero y mayo de 1956, ambos gobiernos firman una serie de acuerdos de cooperación, orientados todos ellos en fortalecer el giro hacia Brasil, principalmente en lo que hace a rutas y caminos. En oportunidad de dicho encuentro, en el Hotel Casino Iguazú, Stroessner destaca la importancia de ciertos acuerdos para el país, como es la construcción del puente que une ambos países y la carretera Coronel Oviedo- Presidente Franco:

Esta iniciación simbólica de la construcción del primer puente internacional sobre el río Paraná, es como la mano fraterna del Brasil tendida en apoyo de un viejo ideal paraguayo, que hoy se imprime en la ruta brasileña que conduce a Paranaguá, acortando a 1.200 kilómetros, lo que por río y mar representaba 3.400 kilómetros, y que permitirá en un futuro próximo, intercambiar nuestros productos, y asociar a la vez a nuestras riquezas para nuestra presentación en los mercados del mundo. (Stroessner 1979: 382)

Al mismo tiempo reconoce a Brasil como país que entiende las necesidades de Paraguay en el sentido “de vencer un aislamiento geográfico, para acercarnos a todas las naciones en misión de paz y de progreso” (Stroessner, 1979: 382). Apunta, igualmente, la contribución de Brasil a través de sus instituciones civiles y militares, en “la formación de nuestros educadores, de nuestros hombres de ciencia y de nuestros hombres de armas”, asimismo la contribución de la aviación del Brasil que “ha extendido desde hace más de veinte años, como anticipo al puente sobre el río Paraná, el puente aéreo que ha cumplido a través de los cielos de nuestras patrias, la alada diplomacia de la confraternidad.” (Stroessner, 1979: 382). Finalmente, Stroessner destaca que la “diplomacia americana no puede actuar sino como la diplomacia de la unidad americana”, señalando las acciones de cooperación continental contenida en la Declaración de Panamá[18] (Stroessner, 1979: 383). Con esto, la diplomacia paraguaya consigue enlazar el Panamericanismo pregonado entonces por Kubitschek, con las declaraciones de cooperación encaradas por países de América, poco tiempo antes en la ciudad de Panamá.

En 1957, Stroessner visita Brasil. En viaje oficial a este país entre los días 5-9 de setiembre, el presidente paraguayo pronuncia nada menos que siete discursos a lo largo de estos casi cinco días de visita, abarcando diversas pautas de las relaciones bilaterales: aspectos históricos, de cooperación, geopolítica y glorias militares, son algunos temas abordados por Stroessner durante este encuentro. Todos ellos, orientados a fortalecer y fundamentar los pasos tendientes a sustentar la mirada hacia el Atlántico, donde la participación de Brasil es importante en la nueva geopolítica encarada por la diplomacia stronista. Voy a destacar solo algunos, que hacen referencia explícita a la estrategia diplomática stronista.

En su discurso “inaugural” el 6 de setiembre, en el Palacio Itamarati de Río de Janeiro sostiene que “nunca el Paraguay estuvo tan unido al Brasil como en el presente”, asimismo “el tiempo servirá de prueba de una hermandad indestructible, tan indestructible como el puente que ha de ligar los intereses morales y materiales de nuestros pueblos, a través del río Paraná.” Esta orientación hacia el Pacífico[19] era sumamente importante para el stronismo, al afirmar que,

Nuestra rutas llegan al Brasil en nuestra frontera norte, y la que parte del centro de la República hacia el Paraná, nos pondrá sobre el puente internacional, una de las obras más grandiosas dignas de la tradición constructiva del Brasil. Con ese puente estaremos más cerca del mar, para nuestro mayor contacto con todos los pueblos del mundo. El Brasil ha cooperado de ese modo para vencer los obstáculos de la mediterraneidad, que pesaba sobre nuestros destinos. El Brasil al abrirnos las puertas de su corazón nos ha abierto también las puertas de su tierra. Y ha practicado así una nueva política que pone un nuevo capítulo en el libro de oro de la historia americana. (Stroessner, 1979: 489)

Es interesante observar que en este discurso, el dictador ignora totalmente, u omite exprofesamente, la situación de salida al mar que Paraguay ya tiene vía puertos Argentinos y en Uruguay, todos a través del Paraná, y el río de la Plata. En dicha ocasión, Stroessner de nuevo destaca la importancia de “los aviones del Brasil, con un servicio regular mantenido hace más de veinte años”, que han sido los mensajeros de una “nueva diplomacia”, al mismo tiempo apunta que Paraguay está en camino a contribuir con sus propios servicios de navegación aérea. Ese mismo día, en el Senado Federal, “recinto augusto que ha recogido a través del tiempo las palabras magistrales de los que participan del proceso histórico de la vida del Brasil”, llama la atención de esta institución como una de las sostenedoras y “baluarte del panamericanismo” encarado entonces por Kubitschek, recinto “donde vive el ideal bolivariano en toda su plenitud, en toda su honra y prez de nuestra América”. No deja de expresar su simpatía por acciones del Senado de Brasil, pues,

Fruto de vuestra cooperación constante, es el puente que en breve habrá de unir aún más a nuestros pueblos, a través del Río Paraná; son las becas que permiten la afluencia de nuestros estudiantes a las ricas fuentes de la cultura brasileña; son los convenios que establecen las nuevas y provechosas fórmulas para la práctica de la hermandad, y la apertura de un puerto franco que a través de vuestro territorio pone al Paraguay con posibilidades de aprovechar mejor para su comercio la ruta de los mares. (Stroessner, 1979: 494)

En este pasaje del discurso podemos observar que el mismo cita varios puntos de “cooperación” instalados desde la visita de Vargas a Paraguay en 1941, entre ellas las becas a estudiantes paraguayos. Al mismo tiempo también parece estar dando una “estocada” a Argentina, no recordando que, históricamente la salida “al mar” siempre estuvo para Paraguay, vía puertos Argentinos y, en menor medida, de Uruguay. Por toda esta cooperación de Brasil hacia Paraguay, el país “se enorgullece en poder deciros que tiene al Brasil en su corazón y trae su corazón al Brasil,” concluyendo de esta manera su discurso ante el Senado de dicho país. Igualmente, en un discurso ante la Cámara de Diputados de Brasil, destaca también esta cooperación brasileña, al afirmar que

La política de cooperación cumplida por el Brasil, que hoy permite al Paraguay disponerse a luchar, con más probabilidades de vencer los obstáculos de la mediterraneidad será eternamente reconocida por mi Patria. Y la historia dirá Honorables Diputados, que vuestras sabias y patrióticas decisiones contribuyeron a una obra de bien común internacional. (Stroessner, 1979: 501)

Finalmente, en un acto de homenaje al presidente de Brasil, Juscelino Kubistchek, el 8 de setiembre, el mandatario paraguayo recoge la experiencia de los días en Brasil, haciendo una pequeña síntesis, con sus logros y satisfacciones para el país,

Regresaré al seno de mi Patria, cargado de emociones, con el eco vivo de las palabras llenas de sabiduría con que exaltasteis las virtudes que abonan la fraternidad de nuestras naciones; de los conceptos plenos de doctrina orientadora y de efusiones americanistas del Honorable Senado Federal; de las vibrantes expresiones de confraternidad de la Honorable Cámara de Diputados; de las solemnes oraciones consagratorias de la confraternidad internacional del Supremo Tribunal Federal; de las caballerescas y solidarias manifestaciones de los hombres de armas, del Ejército, de la Marina y de la Aeronáutica; de las voces tan altas, tan nobles y tan ilustrativas de la prensa, que honra a América al honrar al Brasil; de las adhesiones de la industria y el Comercio a la política de cooperación y de complementación de intereses de nuestros pueblos; de las palpitaciones de las almas que en este inmenso Brasil, suben hasta dónde llega en el cielo la Bandera de su Patria para entonar el himno de la paz y de la armonía internacional; de los aplausos del pueblo que saludó a nuestras Banderas unidas y rompió los cordones del protocolo, para expresar de cerca su júbilo fraterno, ante los Mandatarios de dos Naciones, unidas para siempre. (Stroessner, 1979: 506-507)

La visita de Stroessner a este país, culmina el 9 de setiembre y, en un último discurso en el Aeropuerto Santos Dumont, se declara agradecido por el “espíritu con que acogió a mi Patria el Brasil, haciendo honor al significado y al valor de su amistad”. Nada mejor que concluir este viaje con un “¡Viva el gran Presidente Kubitschek! ¡Viva el Brasil!” Sin duda alguna, Stroessner estaba satisfecho con el nuevo estado de las relaciones con Brasil; descomprimía, y bastante, las tensiones en ese momento con el gobierno argentino. En todos estos dos momentos del discurso citado, el de 1956, asimismo los siete discursos en ocasión de la visita a Brasil al año siguiente, nos dan la pauta de las “nuevas” relaciones Paraguay-Brasil, asimismo también del “nuevo giro” emprendido por la dictadura en términos de sus relaciones internacionales. Los próximos dos encuentros entre ambos presidentes, no harán otra cosa que fortalecer los pasos iniciales y los acuerdos ya firmados – y por firmar. En todo esto, no es posible tener una mirada única y absoluta. Al mismo tiempo que la diplomacia stronista encaraba estas relaciones con Brasil, abriendo salida al Atlántico para la producción paraguaya – no se sabía a ciencia cierta qué es lo que se exportaría por el puerto de Paranaguá en esos momentos -, también llevaba estrechas negociaciones con Argentina en diferente aspectos. Obviamente, de manera un poco “desacelerada” pues el stronismo se sentía incómodo frente a la Revolución Libertadora argentina, que toleraba o, en último caso, nunca prohibió explícitamente, el accionar de la oposición paraguaya en sus fronteras.

Desde un primer momento, la ANR-Partido Colorado, apoyó “decididamente” -no contaba con otra opción, las existentes poco a poco fueron eliminadas a su interior – estos pasos de la dictadura cívico-militar stronista. Así en la Memoria del Ejercicio fenecido, y leída ante la convención del 4 de Marzo de 1956 – casi un año del golpe del 4 de mayo que lleva a Stroessner a la presidencia -, por el entonces Presidente de la Junta de Gobierno y Ministro del Interior, Tomás Romero Pereira, comenta las “obras de Gobierno”,

Sin el propósito de extendernos por ahora, sobre la obra de Gobierno del General Stroessner, no podemos dejar de referirnos, por su trascendencia, a algunas de ellas, tales como la red vial en ejecución. La carretera Coronel Oviedo-Presidente Franco, empalmando con la ruta brasileña de Foz de Iguazú al Atlántico, incorporará en forma efectiva a la vida económica de la nación la rica región del Alto Paraná, a la vez que, obteniendo otra salida al mar para nuestros productos de exportación, acrecerá nuestra independencia económica. La carretera que enlaza la Capital con la laboriosa región de Itapúa, ya utilizada por el tránsito público y próxima a terminarse; el camino a General Bruguez y la ruta Trans Chaco de incalculables proyecciones para el porvenir, que abrirá nuevas posibilidades económicas e impulsará el progreso de esa inmensa zona de nuestro territorio, son otras de las importantes realizaciones. (Junta de Gobierno, 1956: 48)

Es interesante observar cómo, en un informe partidario, Romero Pereira se encarga de listar diversas acciones emprendidas, principalmente aquellas destinadas a carreteras, que abren el país al Atlántico vía Brasil. Pero, también se destaca en su informe aquella carretera que une a la Argentina, al sur del país; es como si da el giro “pero no tanto”.

6. Construcción de un modelo de las relaciones internacionales paraguayas

La propuesta de trabajo y análisis inicial fue la de estudiar los primeros años del Gobierno stronista y las relaciones con Brasil. Esto me llevó a retrotraerme a los años previos al golpe del 4 de mayo de 1954, cuando Stroessner asume efectivamente el poder nombrando a un presidente provisorio, elecciones el 11 de julio y, finalmente al momento de la jura como “Presidente Constitucional” el 15 de agosto del mismo año. De esta manera, investigando los años post guerra civil de 1947 y, específicamente el período de Gobierno de Federico Chávez (1949-1954), llegué a conclusiones un poco distintas a aquellas a las cuales no solo estaba “acostumbrado”, también las había incluido en varios trabajos previos. Estudiando los años de la así llamada “anarquía colorada”, es decir, los años posteriores al conflicto armado del año 1947, percibí que, a partir de 1949, con la asunción de Federico Chávez a la presidencia – luego de una serie de golpes de estado y sucesivos presidentes post Higinio Morínigo en 1948 – este gobierno inicio un leve, pero sostenido, proceso de estabilización política conservadora; en el plano económico encaró el desarrollo de un Plan de Estabilización Económica también conservador, bajo la batuta del Fondo Monetario Internacional que se instala en el país desde 1952. A partir de entonces, lo que es posible observar son sucesivas medidas del Gobierno de Federico Chávez – un gobierno conservador-autoritario que busca, sin duda, una identidad propia luego de años de inestabilidades políticas y económicas – en medio de un país que acababa de salir de una guerra civil que lo dividió en dos, y cuyo resultado fue, entre otras, la expulsión, exilio y represión a representantes del grupo derrotado, asimismo imponiendo el terror en todo el territorio nacional. Un partido político, la ANR-Partido Colorado, que emerge vencedor de la guerra civil, juntamente con un sector militar, acaba también estableciendo una tensión entre ambos grupos vencedores: los militares y los milicianos armados del grupo Guion Rojo-natalicistas. Finalmente, el 4 de mayo de 1954, el eje militar, termina torciendo el brazo al sector político, asumiendo definitivamente las riendas del poder. El stronismo asume como continuidad “autoritaria-militar”, del Gobierno de Federico Chávez, caracterizado por su “autoritarismo-civil”, por diferenciar ambas instancias. Lo que sigue a partir de estos momentos, es la búsqueda por parte del stronismo de una narrativa coherente que sustente, en el plano simbólico y en el imaginario de la población, el proceso autoritario-militar que acaba de iniciarse. Y lo logra, varios años después, cuando se cuenta con esta narrativa, y la misma pasa a ser reconocida desde “el valle y la loma” paraguaya como legítima.

Durante los primeros años de la dictadura cívico-militar que asume “constitucionalmente” en agosto de 1954, casi en ningún momento se habla de manera oficial que el nuevo gobierno significó una ruptura con el anterior de Federico Chávez. Lo que sí se construye, desde un primer momento, es la de una unidad del Partido Colorado, con las Fuerzas Armadas, a través del gobierno. Esta propuesta surge desde el primer discurso de Stroessner de aceptación de la candidatura el 24 de mayo de 1954 en el Estadio Comuneros de Asunción. Igualmente se presenta, desde el sector político, desde la ANR, en las primeras intervenciones del entonces presidente del partido, Tomás Romero Pereira, primeramente como Presidente Provisional y luego primer Ministro del Interior del stronismo. El sector político recoge las “aspiraciones” y la propuesta de las Fuerzas Armadas, y las hace suyas, o los militares consiguen domesticar a la Junta de Gobierno de la ANR – y posteriormente a todo el partido -, para que la misma asuma el proyecto militar. Este discurso es coherente y está presente en los primeros años de la dictadura. El “otro”, el que paso-a-paso fue opacando a éste, es decir, el discurso que el Gobierno de Stroessner viene para parar y frenar “la anarquía” - colorada inicialmente, pero también liberal – es algo que se va construyendo y, finalmente se impone en el imaginario construido del stronismo.

De esta manera, partiendo de la propuesta de estudiar los primeros dos años de la dictadura cívico-militar en términos de las relaciones Paraguay-Brasil, he observado que, a diferencia de la narrativa que se presentó – y de cierta manera aun continua – la emergencia del stronismo en Paraguay puede ser pensada desde una matriz con las siguientes características:

i) El stronismo es la continuidad de gobierno anterior de Federico Chávez bajo la conducción militar. No es un gobierno que viene a “parar” ningún proceso de “anarquía” en el cual se encontraba el país; esto puede ser un resultado “colateral”.

ii) El Gobierno de Stroessner, reprime, exilia, asesina, y controla políticamente a la oposición – sea ésta la ANR, sectores opositores, y también militares – y al mismo tiempo emprende sus planes y en el área económica-social, e internacional.

En lo relativo al primer aspecto levantado, a lo largo de las páginas anteriores, he tratado de demostrar que el gobierno de Stroessner, y la dictadura cívico-militar que esto implicó, es la continuidad en varias medidas y acciones del Gobierno de Chávez (1949-1954). En relación con el segundo punto, al ser el stronismo la continuidad “autoritaria-militar” del gobierno anterior - obviamente esto le da características distintas, por ejemplo, el Gabinete del Gobierno Provisorio de Romero Pereira ya viene “empaquetada” con tres militares como Ministros, algo inusual - no es un gobierno que asume “dos etapas” en su proceso de ejercicio del poder. Ambas, están presentes desde el primera momento. Así por ejemplo, el Gobierno de Stroessner presenta, bajo la conducción del entonces presidente del Banco Central, Gustavo Storm, su plan de Estabilización Económica – que nada más es que una copia del anterior diseñado durante el Gobierno de Federico Chávez, bajo la dirección de Méndez Fleitas – a pocos meses de asumir el poder. Al mismo tiempo, emprende acciones represivas en todos los frentes: políticos y militares, buscando construir su hegemonía, hasta llegar a la domesticación casi total del Partido Colorado, en el año 1959. En ese momento es cuando descabeza la entonces Junta de Gobierno y elimina toda oposición interna; la externa aún estaba activa y la militar ya entonces estaba controlada.

Así, buscando explicaciones a la política internacional durante los primeros años del stronismo, llegué a las políticas internas del mismo. Entonces entendí las estrechas relaciones entre esta política internacional y la política interna o doméstica. Para tal efecto, el concepto presentado por Abente (2017) me ayudó a pensar estas relaciones. Abente construye el concepto de interméstico, para pensar las relaciones internacionales de Paraguay. Para este investigador paraguayo, existe un punto de intersección entre la política internacional y la política doméstica, es decir, la primera no puede ser pensada separadamente de la segunda. Entiendo el punto de intersección al cual se refiere Abente, como un punto dinámico, amplio, flexible y resiliente. Esto me lleva a la tercera característica en relación con la narrativa construida del Gobierno de Stroessner, inicialmente, y de gran parte de la experiencia paraguaya en el campo de las relaciones internacionales, cual es el de la “política pendular”. Considero que la política internacional paraguaya es producto de una intersección con la política doméstica. Y esto no tiene nada de pendular. Una parte importante de estudios y trabajos en relación con la política internacional paraguaya – principalmente aquellos provenientes de nuestros países vecinos, aunque también de otras regiones – señalan que Paraguay orquestó a lo largo de su historia, una política pendular en este campo. Investigadores de Brasil y de Argentina, en reiterados estudios y publicaciones insisten en este punto. Sin embargo, escrutando la política doméstica paraguaya en diferentes períodos – y fundamentalmente en los primeros años del stronismo – este concepto emerge como algo “desde fuera” del proceso social, político y económico paraguayo. El concepto presentado inicialmente por Abente (2017), me ayudó a comprender que toda política internacional está en estrecha relación con su política interna o doméstica. Sin embargo, esta separación es algo recurrente en varios trabajos de investigadores extranjeros (y también nacionales), construyendo unas relaciones internacionales paraguayas como “pendulares”, como si fuera que éstas se constituyen de manera independiente a los procesos políticos al interior del estado nacional. Estudiando los primeros años del stronismo, su política doméstica – señalando al mismo tiempo las construcciones imaginarias que existen sobre el mismo en años posteriores a su asunción - y su política internacional en relación a Brasil, esta emerge como “producto” de esta intersección. Sin duda alguna, ciertos factores, inclusive personales, se presentan, como el hecho que Stroessner haya estudiado por un año en el curso del Oficiales de las Fuerzas Armadas Brasileñas, que la Embajada del Brasil en Paraguay en reiteradas ocasiones haya pasado datos confidenciales al mimos; todo esto son hechos reales. Pero, no los considero, como señalé más arriba, determinantes. En consecuencia, tengo presente que la teoría de la “política pendular” paraguaya es también una construcción simbólica, inclusive del propio stronismo, de manera a justificar el juego de intereses que su Ministerio de Relaciones Exteriores debía emprender, en medio de una tradición histórica de control político – e inclusive territorial - por parte de los sucesivos gobiernos post independencias de Brasil y Argentina; hasta 1904, el primero, y posterior a esta fecha, el segundo. El tercer actor en este juego triple de la política internacional paraguaya, Estados Unidos, es el país que en todo momento estuvo por detrás de todas estas acciones, efectivamente desde 1949; aunque desde fines de los años '30, con la presencia de Estigarribia como Embajador en USA, esta relación comienza a ser mucho más estrecha. Tanto Miranda (1987) como Seiferheld (1987) y Abente (1988), destacan la importante presencia de este país en la política doméstica paraguaya en los años '50. Esta manifestación se da directamente en la asesoría técnica interna, como también en la formación de cuadros y oficiales en sus escuelas militares. Por ejemplo, entre los años 1956-1958, estos acuerdos implican la presencia del “experto” norteamericano, coronel Robert Thierry, en la Dirección de Asuntos Técnicos que se especializó en la práctica de tortura a opositores del gobierno (Scavone & Brezzo 2010), constituyendo esto, una de las áreas “especializadas” de apoyo técnico por parte del gobierno de los Estados Unidos.

La simpatía por Perón por parte de un sector importante de la ANR en los primeros años de la década del '50, lleva a Paraguay a estrechar relaciones con este país; sin ignorar a su vecino, Brasil. En los años post golpe del '54, se construye una política internacional del “ñembotavy”[20] stronista, es decir, aquella que, desde lo interméstico, dialoga con la primera de forma a llevar adelante sus diversas acciones en este campo. En este sentido, el stronismo consigue alinear perfectamente los tres características levantadas más atrás, a relaciones bilaterales con Brasil. Las relaciones internacionales paraguayas asumen, durante los primeros años del stronismo una “mirada distante y lejana”, una política del ñembotavy ante ciertas “presiones” de uno u otro de sus vecinos; no olvidemos que uno de los primeros entendimientos entre Paraguay y Argentina para la construcción de Yacyretá, se da en 1958, cuando Itaipu todavía no salía de los papeles. Pero no solo con sus vecinos. Esta política del ñembotavy de la diplomacia paraguaya también stronista, se aplica también a sus relaciones con Estados Unidos. Es posible observar tanto en Miranda (1987), como en Seiferheld (1987), cómo y de qué manera el gobierno paraguayo, sus embajadores y otros técnicos, presionaban al gobierno norteamericano para la concesión de créditos y donaciones que mascaraban diversas obras “de desarrollo” con simples políticas prebendarias de construcción de lealtades, Por su parte, la embajada norteamericana también incorporaba esta política del ñembotavy, a pesar de reconocer que varios de estos pedidos de préstamos y donaciones, iban a un saco roto; era el precio de la batalla contra el comunismo[21].

7. Consideraciones finales

Las relaciones bilaterales Paraguay-Brasil constituyen uno de los grandes ejes en torno al cual gira la política internacional paraguaya, asimismo la política interna o doméstica. Una importante parte de las acciones emprendidas por gobiernos paraguayos en relación con Brasil, se da en el contexto de los dos primeros años del gobierno stronista, 1956-1958. Estos años llevan la impronta que, los acuerdos y acciones emprendidas durante este período, tienen su plena presencia y consecuencias en los años actuales, después de más de 60 años de aquellos pasos iniciales, entre los años 1956-1958. Los movimientos dados en ese momento, están tan presentes en la sociedad paraguaya que, una de las consecuencias de estas relaciones bilaterales durante esos años, Itaipu, pude ser considerado uno de los ejes en torno al cual giran, contemporáneamente estas relaciones bilaterales. Sin embargo, y como estudiamos estas relaciones desde una perspectiva interméstica, no podemos sustraernos a la dinámica doméstica del stronismo durante los mismos años. Al estudiar los años previos, asimismo los primeros años del stronismo, constatamos que el mismo es la continuidad autoritaria-militar del Gobierno de Federico Chávez. Esto nos llevó a caracterizar la emergencia del stronismo como un proceso de sustitución del chavismo, asimismo su continuidad, desde la perspectiva de la hegemonía militar. No existen los “dos momentos” del stronismo, como tampoco la caracterización que el mismo viene para terminar con la “anarquía” política de los años post guerra civil de 1947. Ambas son construcciones desde los simbólico, buscando crear una construcción propicia al consumo masivo. En consecuencia entiendo que las relaciones Paraguay-Brasil expresan las realidades de la política interna o doméstica del stronismo durante sus primeros años, que luego, poco a poco, se consolida como una estrategia diplomática del gobierno. Es importante observar, al mismo tiempo, que las tensiones y desavenencias al interior del Partido Colorado, nunca desaparecen, aunque el stronismo consiga domesticar a una parte importante de ella e imponer su hegemonía. La domesticación de la ANR por parte de Stroessner, es, al mismo tiempo, la imposición en la sociedad paraguaya de una hegemonía militar. Es esto lo que durante varios años, el stronismo se encargó de “ocultar”. Posteriormente, desarrolla e impulsa una narrativa – asumida inclusive por grupos de investigadores, intelectuales de “oposición” al stronismo- que, ocultando este proceso de militarización, colocaba al golpe del 54 como aquel que salvó al país, instituyendo el equilibrio, alejando y expurgando la “anarquía” de la sociedad nacional. Esta narrativa stronista es la que justifica y da legitimidad a la dictadura, caso contrario no se entendería el porqué del mismo golpe en 1954. Es el lado “oculto” de la dictadura. En este contexto, las relaciones con Brasil, se presentan como la otra cara del proceso, como lo “diferente” y discontinuo en relación con gobiernos anteriores. Sin abandonar a su tradicional vecino del sur, Paraguay emprende una política internacional del “ñembotavy”, interméstica.

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