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Representaciones sociales de estudiantes de educación media acerca del posconflicto en Colombia
Magda Julissa Rojas-Bahamón; Diego Felipe Arbeláez-Campillo; Zonia Luz Gómez Medina
Magda Julissa Rojas-Bahamón; Diego Felipe Arbeláez-Campillo; Zonia Luz Gómez Medina
Representaciones sociales de estudiantes de educación media acerca del posconflicto en Colombia
Social representations of middle education students about the posconflict in Colombia
Encuentros. Revista de Ciencias Humanas, Teoría Social y Pensamiento Crítico, núm. 11, 2020
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt
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Resumen: Esta investigación se desarrolló con estudiantes de grado once de la Institución Educativa Antonio Ricaurte en el marco de la convocatoria de proyectos en la línea abierta del programa Ondas Colciencias. La investigación estuvo orientada a: identificar las representaciones sociales de ese grupo respecto al tema de posconflicto en razón al momento social, político e histórico vivido en Colombia finiquitadas las negociaciones de paz en 2016. Se hizo uso de un enfoque hermenéutico y de la técnica de grupo focal. Se concluye que los estudios de las representaciones sociales del postconflicto en el ámbito educación, significan un lugar privilegiado para dar cuenta, desde la base de la sociedad, de los discursos, prácticas, subjetividades y sentimientos que emergen sobre el cambio histórico que significa transitar de una sociedad de violencia, a una que se fundamente en la paz, los derechos humanos y el reconocimiento a las diferencias políticas e ideológicas.

Palabras clave: :representaciones sociales en Colombia, educación y posconflicto.

Abstract: This research was carried out with eleventh grade students of the Antonio Ricaurte Educational Institution within the framework of the call for projects in the open line of the Ondas Colciencias program. The research was aimed at: identifying the social representations of that group regarding the issue of post-conflict due to the social, political and historical moment lived in Colombia, finalized the peace negotiations in 2016. A hermeneutic and technical approach was used. focus group. It is concluded that the studies of the social representations of the post-conflict in the education field, mean a privileged place to give an account, from the base of society, of the discourses, practices, subjectivities and feelings that emerge on the historical change that transits from a society of violence, one based on peace, human rights and recognition of political and ideological differences.

Keywords: social representations in Colombia, education and post-conflict.

Carátula del artículo

ARTICULOS

Representaciones sociales de estudiantes de educación media acerca del posconflicto en Colombia

Social representations of middle education students about the posconflict in Colombia

Magda Julissa Rojas-Bahamón
Universidad de la Amazonia, Colombia
Diego Felipe Arbeláez-Campillo
Universidad de la Amazonia, Colombia
Zonia Luz Gómez Medina
Universidad de la Amazonia, Colombia
Encuentros. Revista de Ciencias Humanas, Teoría Social y Pensamiento Crítico
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, Venezuela
ISSN: 2610-8046
Periodicidad: Semestral
núm. 11, 2020

Recepción: 10 Octubre 2019

Aprobación: 29 Diciembre 2019


Introducción

La versatilidad de los estudios de representaciones sociales permite comprender a cabalidad las ideas, sentimientos, miedos, aversiones, cogniciones e identidades que envuelven a una colectividad y expresan, entre otras cosas, sus subjetividades políticas en particular. Se trata de un enfoque teórico útil, por lo demás, para los diferentes ámbitos de investigación que se desarrollan en los dominios de las llamadas ciencias sociales y humanas. En este sentido, Urbina y Ovalles (2008), agregan que la utilidad sería la característica más notable de estos estudios. La realidad es un continuo que se construye y deconstruye de manera intersubjetiva en un proceso dinámico que a la vez instituye una visión común o representación que orienta las prácticas y acciones colectivas de los grupos humanos en su devenir histórico. Además, compartimos con Urbina y Ovalles (2008), la premisa de que es precisamente la descripción e interpretaciones de estas prácticas de las que emergen símbolos y signos que dotan de sentido la vida social el propósito primario de las ciencias humanas en general.

Por su parte, Materán (2008), postula que la teoría de las representaciones sociales instaurada en su momento por los trabajos clásicos de Moscovici se presenta, al día de hoy, por derecho propio como una tradición de investigación interdisciplinaria que tiene mucho que tributar a la educación porque, agregamos nosotros, da cuenta de los elementos metacognitivos como las subjetividades políticas que actúan con una fuerza inusitada pero a veces silenciosa en los procesos de enseñanza y aprendizaje encausado a la construcción de saberes significativos ventajosos para la vida social en democracia.

No es el propósito de esta investigación ofrecer un balance de las posibilidades y limitaciones del enfoque de representaciones sociales, pues muchos trabajos como los citados ya lo han hecho. Sencillamente el objetivo de la investigación fue identificar las representaciones sociales de ese grupo respecto al tema de posconflicto, en razón al momento social, político e histórico vivido en Colombia finiquitadas las negociaciones de paz en 2016, lo que se traduce en, al decir de (Vasilachis de Gialdino, 1998), dar cuenta de las construcciones individuales y colectivas de las que se sirven los sujetos de estudio para interpretar su mundo y reflexionar sobre su situación y posibilidades de acción en el mismo, con especial énfasis en este caso, en las particulares representaciones sociales que el grupo abordado estructura sobre el postconflicto.

El conflicto armado en Colombia ha se constituido en una suerte de eje transversal de violencia y odio que afecta al país en todas sus dimensiones de la realidad; según cifras de Valencia (2015), esta guerra ha dejado más de 220.000 muertos y más de seis millones de víctimas entre secuestrados, desplazados y despojados de sus tierras; ha sido equiparado con un holocausto o comparado con la guerra de secesión de Estados Unidos, por su inefable impacto destructivo en la vida de personas, comunidades y regiones enteras, con mayor fuerza desde el advenimiento de la segunda mitad del siglo XX, hasta el momento actual.

En el marco histórico de este conflicto, la política se ha tornado asesina y, en consecuencia, no se ha escatimado la posibilidad efectiva de desaparecer al otro por tener ideas e intereses contrarios. Ahora, con la posibilidad de concretar lo convenido en los suscritos acuerdos de la Habana en 20161, por las partes beligerantes (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia/ Ejército Popular en adelante solo FARC-EP y gobierno nacional de Juan Manuel Santos) se supone que ya se está transitando por las sendas del postconflicto como espacio material y simbólico para edificar una sociedad de paz estable y duradera.

Conviene clarificar que la noción de postconflicto en el debate político colombiano posee un marcado carácter polisémico, ya que se refiere al advenimiento de un tiempo de acercamiento a la paz y, al mismo tiempo, se convierte en lugar de enunciación en el que se deben promover acciones de reflexión de toda la comunidad, de manera que se dé un proceso de perdón que reduzca las memorias de violencia de la población, para que se presente un mecanismo hegemónico de participación política, en la que prime la condición del debate como factor de riqueza de la democracia y, en la cual, la gobernabilidad y la gobernanza traduzca los intereses legítimos de los ciudadanos en programas de gobierno y en una realidad de bienestar colectivo a través de un ejercicio democrático inclusivo, despojado del mecanismo de violencia, de manera que se gane confianza y se edifique, tal como lo afirma Calvano (2018), un nuevo o renovado contrato social de cara a la configuración de una sociedad más equitativa y viable.

Ante esta realidad compleja, afirmamos desde ya la necesidad de debatir las implicaciones que emergen de un proceso de edificación colectiva de una sociedad colativamente superior a la que hasta ahora ha estado signada por la violencia e inequidad de todo tipo. Por lo tanto, conviene preguntar ¿realmente la suscripción del acuerdo de paz impulsa las condiciones de posibilidad para estructurar un contrato social de posconflicto? Obviamente que la respuesta no es sencilla y esta codificada en las representaciones sociales y los imaginarios colectivos de la política, la paz y la guerra del pueblo colombiano. De cualquier modo, el tiempo lo responderá. Sin embargo, conviene ya rebasar las posturas formalistas sobre esta situación, que suponen sin más, que los acuerdos de paz son suficientes por sí solos para superar definitivamente las realidades de brutalidad y violencia que hasta hace poco azotaban al país, sin valorar en su justa medida si los actores y factores de poder, junto a la sociedad civil organizada, tienen la disposición sincera de actuar para construir la paz cotidianamente y para no retornar a la misma situación.

Esta línea reflexiva se apoya en los aportes de Ramírez (2015), que visualiza en Colombia una cultura formalista profundamente arraiga al imaginario político y jurídico del país, que él define como fetichismo legal o constitucional. Esta cultura –o más correctamente ideología– consiste en sustituir las relaciones asimétricas de poder que se gestan en el núcleo de la vida social para beneficio de las élites en detrimento de las grandes mayorías, por la sacralización de las ideas y normas que emanan de la constitución y su consecuente aparato institucional; de modo que, un cambio de constitución o la sanción de un acuerdo o ley se asume acríticamente en la representaciones sociales como un acto mágico capaz de mejorarlo todo en un breve periodo de tiempo. De lo que se trata aquí no es de fomentar el pesimismo y la apatía sino de mirar los procesos sociopolíticos desde el prisma del pensamiento crítico.

La educación juega un rol protagónico en la reproducción de la cultura de paz. En este sentido, Colombia tiene muchos desafíos en el campo educativo, dado que se requieren además de la infraestructura, tener claro que enseñar, significa contar con docentes motivados y con visión ambiental. Por lo anterior y en vista de que los jóvenes hacen parte del proceso de posconflicto en el que transita Colombia, esta investigación pretendió identificar las representaciones sociales de un grupo de estudiantes de grado once de la Institución Educativa Antonio Ricaurte (IEAR) de Florencia, como una manera de identificar qué piensan, qué sienten y qué esperan respecto a este tema tan importante y coyuntural en la historia contemporánea del país, muchos más cuanto el conflicto armado ha impactado negativamente el desempeño escolar de los estudiantes de la región y se constituye en una variable transversal, junto al estrato socioeconómico al momento de explicar los logros obtenidos en educación secundaria (Rojas-Bahamón, Arbeláez y Prieto, 2017).

Aclaratoria metodológica

Esta investigación se abordó desde los dominios del paradigma cualitativo, mediante un enfoque interpretativo hermenéutico. Se realizó en varias etapas: a) documental, b) trabajo de campo y c) análisis e interpretación de los datos. En todo momento se buscó dar respuesta a la pregunta de investigación acerca de: ¿Cuáles son las representaciones sociales de los estudiantes de la IEAR acerca del posconflicto? Para la recolección de los datos se empleó la técnica de grupo focal y para el análisis de la información recabada, se utilizó el análisis de contenido. La unidad de observación fueron los estudiantes del grado once tres de la IEAR, conformados por 39 estudiantes con edades entre 16 y 18 años. El criterio utilizado para la selección de los estudiantes correspondió a la disposición de los mismos en participar en el proyecto de investigación.

La fase documental fue abordada desde el área de ética. En esta fase los estudiantes realizaron lecturas relacionadas con el conflicto armado, los derechos humanos, las representaciones sociales y los imaginarios sobre el conflicto y el posconflicto, tomando como referencia la siguiente guía o matriz:




Se realizaron jornadas de socialización y discusión respecto a las lecturas. De igual modo, se efectuaron actividades que involucraron lecturas, participación en charlas y foros sobre temas relacionados con paz, conflicto y posconflicto, las cuales se describen sucintamente a continuación:




De seguida, en la fase de trabajo de campo se realizó la aplicación de un grupo focal de discusión a estudiantes de grado 1103 de la IEAR Sede San Juan Bosco. En este ejercicio dialógico se aplicó la siguiente guía de preguntas: ¿Cómo trataría a un compañero guerrillero?, ¿Cómo concibe el posconflicto?, ¿Creen que los guerrilleros deberían tener la oportunidad de reintegrase a la sociedad civil?, ¿Qué haría si llegaría un niño al salón, familiar de un guerrillero que le haya hecho daño?, ¿Cómo sería una sociedad ideal?, ¿De qué forma funcionaria el poder de la no violencia en el colegio?, ¿Cómo jóvenes como ayudarían a construir caminos para la paz?, ¿Qué espacios se podrían generar desde el colegio para apoyar esa construcción de paz?

A modo de discusión de resultados

De acuerdo con la información generada a través de la aplicación del grupo focal, la condensación de la información que corresponde permitió comprender aspectos sociales de mucho interés relacionados con el conflicto armado y el papel de los jóvenes en el posconflicto.


Figura 1
Nube de palabras. Análisis del software NVIVO (Arbeláez, Rojas y Gómez 2019).

De esta manera, los términos más representativos para el grupo son el concepto de sociedad y violencia, los cuales se encuentran en el centro del discurso, como una dicotomía que debe ser resuelta a través de nosotros mismos como centro de las actividades y de las prácticas políticas en general, asumiendo la política no en su significación partidista únicamente, sino en su sentido más amplio, como punto nodal de todas las relaciones de poder y como proceso objetivo/subjetivo vinculado a la organización de las comunidades, la gestión de sus conflicto y la administración de sus recursos materiales y simbólicos, entre los que destacan su identidad, su memoria colectiva y sus anhelos y aspiración para mejorar su situación.

En este punto, hay que recordar que el discurso adquiere un papel preponderante en la edificación del orden social que se tiene y que se quiere lograr colectivamente, motivo por el cual (Molero de Cabezas, Parra y Medina, 2010), postulan que los acontecimientos de crisis están marcados lingüísticamente, por ello la legitimación de actores beligerantes otrora al margen de la ley, pasa por su inclusión discursiva y la paulatina eliminación simbólica de las barreras que han identificado antagonismos que se expresan en: nosotros y ellos, significando la preposición ellos al otro diferente que hay que subordinar y obliterar, por su condición histórica de agente subversivo contrario a la paz. Aunque los autores referidos se centran en el contexto independentista, la forma como funcionan en la actualidad los universos discursivos que sirven de base a las representaciones sociales no dista mucho de esa época fundacional.

De acuerdo a lo observado en el mapa de nube y en el árbol de palabras, otro elemento característico de las representaciones sociales del postconflicto fue la idea de posibilidad de cambio y posibilidad de construcción intersubjetiva de una nueva realidad nacional que surge como apuesta categóricamente a los antivalores del pasado y del presente en transición. De ahí que, ante el conflicto permanente se opone la paz estable y duradera, ante la violencia, el consenso democrático de fuerzas contrarias que se respetan más allá de sus profundas diferencias, ante la precariedad y la pobreza de muchos, la posibilidad de alcanzar una sociedad más equitativa y prospera para las mayorías.

El ejemplo está relacionado con dos actores básicos: estudiantes y profesores como una salida al conflicto desde el ámbito educativo. En este campo de subjetividades hay un cierto consenso en los sujetos de estudio sobre la necesidad de desarrollar otros modelos interpretativos de la realidad no desde la dicotomía “buenos y malos”, “víctimas y victimarios”, sino desde la convicción de que se puede enrumbar al país por una senda histórica diferente de cara a la paz, la democracia sustantiva y el resguardo de la dignidad humana, valores opuestos categóricamente a la violencia en todas sus formas.


Figura 2
Árbol de palabras (Arbeláez et al, 2019).

Con base en lo anterior, en relación al conflicto el análisis de la información permitió entrever que los jóvenes comprenden que el país está pasando por un momento histórico importante de cambio y que los años venideros, si se materializa de forma irreversible el proceso de paz, son decisivos para la sociedad colombiana puesto que tendrán que afrontar decisiones relacionadas con la convivencia y la práctica de valores destinadas a desarrollar los espacios de convivencia y respeto que requiere una cultura de paz.

La visión que tienen los estudiantes respecto al concepto de guerrillero, es que son personas “comunes y corrientes” que tomaron la decisión de solucionar un conflicto por la vía de las armas. Al respecto consideran que la vía de la solución de los problemas no puede ser la violencia. Que, si bien vivimos en un país con injusticia social y que, aunque quizá esa sea la causa por la cual muchos de los militantes guerrilleros están en la selva combatiendo, es necesario que el país entienda que la guerra no es la solución, tal como lo demuestran más de 50 años de una guerra civil cruenta.

Respecto a cómo la sociedad debe enfrentar la reinserción, los estudiantes piensan que es un proceso lento, en donde los ciudadanos deben ser muy tolerantes y resilientes para tener la capacidad de perdonar al otro diferente. Consideran que es necesario que la sociedad civil apoye el proceso de reinserción de los guerrilleros, con tolerancia y con mucho respeto. Consideran que es menester de la sociedad, convencer a los guerrilleros de que se puede vivir en paz y en comunidad, más allá de las dinámicas de injusticia. Conviene en este punto presentar una muestra del sentir de los estudiantes sobre el conflicto:

(…) teniendo en cuenta un aporte que nos hizo el Doctor Roberto Ramírez en el que dijo que del odio al amor hay un paso, podemos entender que, así como existe tanta guerra que maltrata muestro mundo, podemos tener un cambio donde renazca un mundo de felicidad (…) Es imposibles que no haya conflictos entre nosotros, pero la corrupción es un factor determinante para alimentar nuestros conflictos” (Estudiante, 2019).

Esto implica el reconocimiento de la corrupción como base importante de los conflictos en Colombia, no obstante, se reconoce que otra sociedades cercanas o lejanas son tan o más corruptas que la colombiana y sin embargo no han experimentado dinámicas similares de violencia. En ese sentido, Russel citado en: Gutiérrez, Wills y Sánchez (2006) establece que la corrupción en el caso del Gobierno Colombiano no ha permitido la implementación de una política eficaz para contrarrestar actividades de insurgencia o narcoterrorismo.

Respecto al perdón en lo individual y colectivo, los estudiantes consideran que es un proceso difícil y muy lento, pero que se puede lograr. Todo depende de la disposición que tenga cada individuo de querer vivir en armonía con su realidad y su pasado reciente y, muy especialmente, de la forma como los actores reinsertados actúen en su nueva vida para granjearse la confianza y la estima social. Por lo demás, el grupo coincide en que los conflictos no se van a acabar, puesto que debido a la existencia de conflictos las sociedades avanzan; sin embargo, en ese aspecto, consideran que, aunque haya puntos de vista diferentes (que es el factor clave para que se den los conflictos), es necesario aprender a comprender y aceptar los diferentes puntos de vista de las otras personas, así como sus sentimientos y emociones al respecto.

En ese sentido, Rosario y Plata (2004) que hacen un extenso estudio de las investigaciones al respecto y refieren al sociólogo Rodrigo Parra Sandoval y otras organizaciones no gubernamentales en el tema de procesos de construcción de una cultura democrática en la escuela o la conciliación en medios escolares, como la Fundación CEPECS y SOCOLP, refieren que el posconflicto debe abordarse desde la resolución alternativa de conflictos en medios educativos.

Respecto al concepto de sociedad ideal, la gran mayoría de los jóvenes coincide en que una sociedad ideal sería aquella que tuviera características como: educación, respeto, tolerancia y justicia social para todos. No obstante, entienden que no hay sociedades perfectas y que la democracia, la justicia o la equidad, no pueden agotarse como realidades posibles, de modo tal que en Colombia como en cualquier país del mundo, siempre es posible y deseable edificar más y mejores experiencias orientadas a la maximización de estos ideales.


Figura 1
Concepto de sociedad ideal para los jóvenes. (Arbeláez et al, 2019).

Teóricamente hablando, esta representación social del significado de sociedad ideal, construido desde el ámbito colectivo escolar, atribuye a un objeto localizado en el entorno social y material de los estudiantes lo mejor de su visón de realidad; así pues, como lo manifiesta Jodelet (2008), esta representación social está articulada a la sensibilidad, los intereses, los deseos y las emociones, así como también al funcionamiento cognitivo de los estudiantes.

Aunque el objetivo central del proyecto no era indagar respecto a qué proponían los jóvenes para aportar a una sociedad en paz, el ejercicio permitió identificar que los aspectos claves para lograr procesos de paz en el período de posconflicto, están relacionados directamente con procesos educativos, en los que la familia y la escuela deben ser parte activa. Los jóvenes consideran importante que los procesos educativos estimulen a los jóvenes a generar espacios de diálogo, de perdón, de tolerancia que sean evidenciados directamente en las aulas de clase y que sean multiplicados en los barrios y en las diferentes instancias donde se encuentren inmersos.

Como evidencia de esta investigación se realizó el video que se puede visualizar en https://www.youtube.com/watch?v=fHbn8ist9Tc el cual funciona como legado institucional para herramienta de futuros trabajos en torno a la temática de la postconflictividad. Igualmente, al pedirles un concepto de paz de manera gráfica, se obtiene la imagen expresada en un mural, la cual puede resultar, de cierto modo, aterrizada y coherente para la situación actual.


Figura 2
Concepto de paz. Mural elaborado por los estudiantes que participaron en el estudio.

Conclusiones

La marca del conflicto armado en Colombia ha dejado una profunda huella en la historia reciente del país y en las representaciones sociales de toda una época, que, como es normal, llevara un lapso indeterminado de tiempo para –metafóricamente hablando– superan los rencores y sanar las heridas que haya que sanar, tanto en lo individual como en lo colectivo. No obstante, otras sociedades signadas también por la impronta reciente de conflictos violentos (Sudáfrica, Centroamérica y los volcanes, entre otras) han demostrado con su experiencia histórica que, si es posible edificar una sociedad de paz y equidad, más allá de los horrores sufridos por la guerra y la exclusión. No obstante, se debe reconocer también en este sentido que la paz no se decreta únicamente y que como proceso dialéctico no está libre de tensiones y contradicciones de toda índole entre, una forma de sociedad que se resiste a desaparecer y otra cualitativamente superior, por su respeto a la dignidad humana con todo lo que ello representa, que pugna por nacer y consolidarse como alternativa de cambio.

El Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera suscritos por los actores beligerantes (FARC-EP y Gobierno nacional de Juan Manuel Santos) en 2016, luego de un arduo proceso de negociones y convenios con el acompañamiento de la comunidad internacional, no solo sentaron los dispositivos jurídicos y políticos para, en buena medida superar el conflicto armado, sino además que produjeron las condiciones de posibilidad, en lo simbólico y material, para desarrollar unas representaciones sociales esperanzadoras en torno al porvenir de todo un país. Es este proceso en pleno desarrollo la educación –en todos sus sistemas y modalidades– juega un rol fundamental como agente socializador de unas representaciones sociales que aspiran configurar un imaginario de paz y reconciliación nacional, más allá de las fuerzas políticas y económicas que aun pugnan todavía por la guerra.

En el plano científico, los estudios de las representaciones sociales de la postconflictividad en el ámbito educación significan un lugar privilegiado para dar cuenta, desde la base de la sociedad, de los discursos, prácticas, subjetividades y sentimientos que emergen –a veces de forma desordenada– sobre el cambio histórico que significa transitar de una sociedad de violencia a una que se fundamente en la paz, los derechos humanos y el reconocimiento a las diferencias políticas e ideológicas. Por estas razones, se afirma que los saberes necesarios para la paz no solo provienen de los panópticos académicos y de los cuerpos normativos, sino de las representaciones sociales mismas que las personas y grupos elaboran y reelaboran cotidianamente para dar sentido a su mundo y a sus nuevas posibilidades de acción.

Modelar las representaciones sociales en la escena del postconflicto es la tarea de una educación de vanguardia que no solo se queda en instruir personas en las distintas dimensiones de la ciencia y el saber útil para la vida, sino que se esmera además en desarrollar ciudadanos y ciudadanos probas capaces de asumir el desafío histórico que implica construir un nuevo o renovado contrato social para Colombia. Entender estas representaciones sociales es la tarea de estas investigaciones interdisciplinarias centradas en el universo simbólico de la realidad.

Este nuevo o renovado contrato social debe resultar a la postre en una verdadera democracia, que se exprese, según el criterio de Villasmil y Berrios (2015) que compartimos, no solo en una forma de estado y de gobierno de conformidad con las premisas del discurso instituido por la modernidad liberal, sino además, en un modo de vida que permita la intervención decisiva de la ciudadanía en el ejercicio del poder para edificar las condiciones suficientes y necesarias que hagan posible, en los mundos de vida del común de las personas, el goce y disfrute de los derechos humanos como realidad concreta y, no ya, solo como discurso de poder para mantener las apariencias. De ser así, seguros estamos que se suprimirían de una vez por todas las principales causas del conflicto colombiano. Aunque no hay fórmulas mágicas para alcanzar una paz estable y duradera, todo indica que la educación es la clave.

Material suplementario
Referencias
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ESTUDIANTE. Grupo focal realizado el 07 de marzo de 2019 en la la Institución Educativa Antonio Ricaurte (IEAR) (Florencia).
GUTIÉRREZ, F., WILLS, M., SÁNCHEZ, G. (2006). Nuestra guerra sin nombre. Transformaciones del conflicto en Colombia: Editorial Norma.
JODELET, D. (2008). El movimiento de retorno al sujeto y el enfoque de las representaciones sociales. Cultura y Representaciones Sociales. Recuperado de: http://www.culturayrs.org.mx/revista/num5/jODELEt.html.
MATERÁN, A. (2008). Las representaciones sociales: un referente teórico para la investigación educativa. Geoenseñanza, vol. 13, núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 243-248.
MOLERO DE CABEZA, L., PARRA, R., MEDINA, J. (2010). Procesos discursivos de la independencia venezolana: del 19 de abril de 1810 al 5 de julio de 1811. Revista de la Universidad del Zulia. 3ª época Ciencias Sociales y Arte /// Año 1 N.º 1: 148 – 177.
OFICINA DEL ALTO COMISIONADO PARA LA PAZ (2016). Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Recuperado de: www.altocomisionadoparalapaz.gov.co › 24-11-2016NuevoAcuerdoFinal.
RAMÍREZ TOBÓN, W. (2015). La guerra y el contrato social en Colombia. Colombia: Debate/ Universidad Nacional.
RIVERA, F. (2017). Los peligros en la democracia directa: El caso del plebiscito por la paz en Colombia. Revista Amazonia Investiga. Vol. 6 Núm. 10: 74-88.
ROJAS-BAHAMÓN, M., ARBELÁEZ CAMPILLO, D., PRIETO MEDINA, J. (2017). Análisis del desempeño escolar de estudiantes de secundaria en función de asignaturas, estrato socioeconómico y conflicto armado. Revista Amazonia Investiga. Vol. 6 Núm. 10: 78- 87.
ROSARIO, M., PLATA, J. (2004). Estado de la investigación sobre conflicto, posconflicto, reconciliación y papel de la Sociedad Civil en Colombia. Revista de Estudios Sociales. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-885X2005000200008.
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VALENCIA, L. (2015). Caquetá y el posconflicto. Simposio. Colombia: Cámara de Comercio de Florencia.
VASILACHIS DE GIALDINO, I. (1998). La construcción de las representaciones sociales. Discurso político y prensa escrita Un análisis sociológico, jurídico y lingüístico. Argentina: Gedisa Editorial, 318 p.
Notas
Notas
1 Ello a pesar de que los acuerdos no fueron aprobados por el plebiscito del 02 de octubre de 2016. A la pregunta de: ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?, si impuso con una mayoría simple el NO. Esta situación obligó al gobierno de Santo, efectuar un conjunto de ajustes al texto original del acuerdo para satisfacer las demandas de algunos sectores neoconservadores que impulsaron la campaña del no. A este respecto, se recomienda consultar (Rivera, 2017), quien analiza en detalle las causas de este fracaso plebiscitario que desestabilizó la concreción de lo pactado en los Acuerdos de la Habana. Desde su punto de vista, este fracaso debe comprenderse en el marco de lo que significan los peligros asociados a ciertas prácticas de democracia directa, toda vez que la ciudadanía está expuesta a tergiversación de la información y desinformación programada a lo que puede reaccionar con abstención y ausentismo ante procesos deliberativos trascendentales, como es, en este caso, el proceso de paz.







Figura 1
Nube de palabras. Análisis del software NVIVO (Arbeláez, Rojas y Gómez 2019).

Figura 2
Árbol de palabras (Arbeláez et al, 2019).

Figura 1
Concepto de sociedad ideal para los jóvenes. (Arbeláez et al, 2019).

Figura 2
Concepto de paz. Mural elaborado por los estudiantes que participaron en el estudio.
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