Editorial

COVID-19, perplejidad, incertidumbre, acción... Objetivos de Sustentabilidad

Alicia Ponte-Sucre
Facultad de Medicina, Universidad Central de Venezuela. Miembro Correspondiente electo, Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Caracas, Venezuela

Revista Digital de Postgrado

Universidad Central de Venezuela, Venezuela

ISSN-e: 2244-761X

Periodicidad: Semestral

vol. 9, núm. 3, 2020

revistadpgmeducv@gmail.com



DOI: https://doi.org/10.37910/RDP.2020.9.3.e238

© Universidad Central de Venezuela, 2020

Cómo citar:: Ponte-Sucre A. COVID-19, perplejidad, incertidumbre, acción... Objetivos de sustentabilidad. Rev Digit Postgrado. 2020; 9(3): e238. doi: 10.37910/RDP.2020.9.3.e238

EDITORIAL

«Lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento». –Werner Heisenberg

Werner Heisenberg enunció hace aproximadamente un siglo, “que no es posible, al mismo tiempo, conocer la posición de una partícula y la velocidad a la cual se mueve, y hacia dónde”. La posición (ubicación) es una fotografía estática de la partícula y su velocidad y dirección de movimiento conforman una película de múltiples momentos. Este enunciado constituye el denominado Principio de Incertidumbre de Heisenberg de la Mecánica Cuántica.(1) Esta teoría del universo cuántico parece ser útil también en el mundo macroscópico, para entender lo inesperada que puede ser nuestra realidad.

Pero, ¿qué es la incertidumbre? Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE), incertidumbre (duda, perplejidad, indecisión, vacilación) se define como “contrario a la certidumbre”; y precisa certidumbre, como “conocimiento claro y evidente de las cosas”, sinónimo de certeza o certitud. Se dice de algo que hay certeza o se tiene certitud de él cuando, según el DRAE, hay firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor a errar.

Etimológicamente incertidumbre proviene (del latín) de la combinación de in (negación) certus (certero), carencia de conocimiento certero; nos habla de la falta de certeza, como cualidad de la situación o circunstancia que estamos enfrentando, o falta de conocimiento fiable acerca del desenlace de la situación que vivimos. La información (búsqueda, análisis y experimentación) minimiza la incertidumbre. Entre sus antónimos se describen decisión, firmeza, resolución.(2)

La incertidumbre es radicalmente distinta al riesgo. El riesgo se asocia usualmente a cantidades susceptibles de medición, en otros casos es claramente distinto. Existen diferencias cruciales entre ambos términos en relación a los fenómenos a los cuales se refieren y por lo tanto, a cuál de los dos está presente y operando. Una incertidumbre medible, o “riesgo”, es tan diferente de una incertidumbre inconmensurable que no se considera realmente una incertidumbre.(3)

Pero la incertidumbre puede tener diversos carismas. La sorpresa es una variación de la incertidumbre, a veces se usa en teoría de la información. En psicología cognitiva, la incertidumbre puede ser real, o simplemente diferencia de percepción (expectativas, amenazas, etc.). La vaguedad es una forma de incertidumbre (“persona de estatura promedio, “persona alta”). La ambigüedad es otra forma de incertidumbre donde los resultados suelen tener significados poco claros; surge en situaciones en las que múltiples analistas tienen diferentes interpretaciones de las mismas declaraciones. La incertidumbre se puede referir, como mencionamos, también a mediciones físicas, a 2 nivel subatómico; la incertidumbre parece ser una propiedad fundamental e inevitable del universo.(1,4)

A lo largo de la existencia es inevitable que la incertidumbre aparezca, “no existe nada más difícil de predecir que el futuro”, dice la sabiduría popular. La condición humana nos lleva a tomar decisiones que acarrean consecuencias, el temor a esas consecuencias puede llevar a la incertidumbre, sensaciones de nerviosismo e inquietud por falta de certeza de lo que acontecerá, rebasando los límites de la confianza.

Es decir, que todo acto en nuestra vida está signado por la incertidumbre. Y normalmente, querer controlarla hace que ese parámetro incierto se transforme en negativo. Por ello, hay que lograr vivir con ella, la incertidumbre. Apreciarla como un don, vivir de la mano con su lógica, sin oponernos a ella: cada vida es una historia de supervivencia, de experiencias extremas resueltas con gran sabiduría, a cada instante; a pesar de la incertidumbre, sobrevivimos, y triunfamos.(5)

Pero la perplejidad, un sinónimo interesante de los ya mencionados, implica confusión frente a lo que se debe hacer. Deriva de perplexus en latín y se refiere al desconcierto o la indecisión que una persona tiene con respecto a algo; indica que frente a un hecho concreto se produce conmoción y ocurre una reacción. Es decir, existen situaciones que generan sorpresa e impacto e impiden una respuesta rápida y fluida; descolocan a la persona de la situación vivida y esperada. La perplejidad plantea la tensión que una persona siente cuando se encuentra entre dos opciones y ambas están totalmente sujetas a su moralidad. Para la estadística, la perplejidad es una medida vinculada a la distribución de probabilidades. A diferencia de la incertidumbre, la perplejidad no tiene por definición carácter positivo o negativo. Ambas opciones son posibles. Lo que es cierto es que la perplejidad produce estupefacción, parálisis, como si el tiempo se hubiera detenido. Es necesario asimilar la idea para poder reaccionar frente a lo que nos ha causado sorpresa.(6)

Y llegó el SARS-CoV-2. Un virus. Una cosa que nos llena de inquietud porque, ¿está vivo? ¿está muerto? No puede reproducirse por sí mismo, y al entrar en nuestras células secuestra su maquinaria y se replica. Esta cosa minúscula ha trastocado nuestro mundo global, que dábamos por sentado. Estamos en el medio de una pandemia, igual que hace unos 100 años.

Frente a esta catástrofe global surge perplejidad, sorpresa, indecisión. Sinónimos de incertidumbre, frente a la carencia de conocimiento certero acerca de la COVID-19. En realidad, no sabíamos casi nada, y hemos aprendido mucho. Sin embargo, la situación mundial frente a la COVID-19 sigue estando plagada de incertidumbre. Principalmente en la escogencia de la estrategia(s) adecuada(s) para combatir y prevenir la pandemia, sin sacrificar la economía mundial.

Se compara con la pandemia de 1918 que mató a unas 35.000.000 de personas. Se menciona que varias pandemias más han afectado a la humanidad sólo en el siglo pasado, y que existen dolencias como el hambre, que mata 100 veces más personas que la COVID-19.(7,8) Peor aún, los virus no tienen memoria, no tienen la capacidad de recordar que en algún momento estuvieron bajo control y resurgen si las condiciones son propicias para ello. Es decir, el distanciamiento social y otras intervenciones reducen el impacto del virus, pero rápidamente el problema retornará cuando se levanten las restricciones.

Se aduce que la economía como fuente de producción de los países no puede ni debe colapsar, que la economía es el sustento básico del status de una sociedad. Y que el colapso de la economía implicaría el colapso de la sociedad y la salud al ser la economía “el motor de la civilización”(7,9). De hecho, y hablando sólo del tema petróleo, Bloomberg comienza un artículo reciente diciendo “el mercado global está roto y abrumado por un superávit inmanejable, a medida que los bloqueos por el coronavirus siguen llegando en cascada a las economías más grandes” y por ahí se lanza.(10)

Los economistas y los epidemiólogos enfrentados debido al distanciamiento físico, que parece ser la mejor arma para evitar la pérdida de vidas; los economistas advierten que el costo de clausurar la economía será abrumador y se traducirá en un colapso económico catastrófico con un costo sin precedentes en el número de vidas. Frente a esta disyuntiva qué hacer.

Estamos perplejos frente a la pandemia, con la estupefacción y paralización correspondiente. En el marco de la incertidumbre, recapacitamos y constatamos que muchas de las cosas que nos rodean no son previsibles, escapan a nuestro control y requieren de acciones rápidas para intentar alterar el desenlace que ocurrirá si no se toman esas acciones. Es decir, si no se toma el riesgo (otro sinónimo parcial de incertidumbre) de actuar.

En cualquier caso, las decisiones que pueblos y gobiernos hagamos en las próximas semanas cambiarán la faz del mundo donde vivimos. Salud, economía, cultura, etc. Debemos buscar soluciones a corto plazo para paliar la crisis, y simultáneamente diseñar el mundo en el cual queremos seguir viviendo, la herencia de los niños de hoy, principales protagonistas del mundo del futuro. Esta crisis nos da una oportunidad de oro en el marco de los denominados Objetivos de Sustentabilidad(11) de replantearnos cómo, como humanidad queremos seguir.

Confianza en la ciencia y los investigadores hay. De hecho, la ciencia es quien, en este momento, con más frecuencia lleva la batuta y tiene el micrófono en la mano, y por su desempeño está dando el ejemplo de cómo actuar frente a la crisis de forma global y desinteresada.(12) Los gobiernos y la economía deberían tomar ese ejemplo, para en conjunto lograr hacer de sí mismos y de los ciudadanos personas más y mejor informadas, solidarias; con quienes las naciones -y sus gobiernos- puedan contar de forma racional para tomar decisiones acertadas. Para conformar economías independientes pero integradas, y no paralizadas como ocurre en este momento, cada una por su lado y sin liderazgo común. Ciudadanos con la capacidad de entender si las acciones tomadas por sus gobiernos son las adecuadas para enfrentar este o cualquier otro reto que se presente y reclamarles en caso contrario. Especialmente a la luz de que la epidemia y la crisis económica concomitante son ambos problemas globales. El tener ciudadanos capaces de tomar las decisiones correctas garantizaría el poder conservar nuestra libertad individual como ciudadanos saludables(13) y nuestra independencia y armonía como naciones, cada quien dentro de la aldea global.

Investigadores y académicos estamos convencidos de querer ahondar en el reto y traducir incertidumbre en acción, crear conocimiento, y convencer a economistas y gobiernos de transformar ese conocimiento en herramientas esenciales de prevención y/o control, en este caso de la COVID-19; esto redundará en una población sana y productiva, preparada para afrontar el próximo reto. Venezuela fue alguna vez pionera en este ámbito en su lucha contra la malaria descrito en un reciente artículo(8) o la 4 desnutrición(14) ¿Por qué no repetirlo? El éxito de abordar este tema con una visión distinta e integral se traduciría en independencia y expresión de justicia. Atrevernos a retar la incertidumbre que nos embarga de forma diferente; como humanos y como adultos cuya responsabilidad es consolidar un mundo apropiado para los niños, 30 % de la población mundial, quienes al crecer ejercerán a su vez esa profesión universal.(15)

REFERENCIAS

1. El principio de incertidumbre de Heisenberg. https://lamenteesmaravillosa.com/elprincipio-de-incertidumbre-de-heissenberg. Visitado por última vez el 30 de marzo de 2020

2. Porporatto M. Incertidumbre. https://quesignificado.com/incertidumbre/. Consultado el 30 de marzo de 2020

3. Incertidumbre y riesgo. http://www.fao.org/3/v8400s/v8400s05.htm. Consultado el 30 de marzo de 2020

4. Incertidumbre. https://es.wikipedia.org/wiki/Incertidumbre. Consultado el 30 de marzo de 2020

5. Supo Ramos R. Ensayo filosófico sobre incertidumbre. https://www.monografias.com/trabajos89/ensayo-filosofico-incertidumbr... Consultado el 30 de marzo de 2020

6. Perplejidad. https://definicion.de/perplejidad. Consultado el 30 de marzo de 2020

7. Burley S. How to help the free market fight coronavirus. Nature, 2020; 580:167.

8. Straka T. Coronavirus y pandemia e historia https://prodavinci.com/autores_pd/tomas-straka/ Consulrado el 7 de abril de 2020

9. Dimensionar los efectos del COVID-19 para pensar en la reactivación. Informe especial COVID-19. Naciones Unidas, Cepal.

10. How the pandemic wiped out oil demand around the world. https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-04-09/how-the-pandemic-wiped-out-oildemand-around-the-world?utm_source=url_link. Consultado el 9 de abril de 2020

11. Sachs JD. From the millennium development goals to sustainable development goals. The Lancet. 2012; 379:2206.

12. Researchers: show world leaders how to behave in a crisis. Editorial, 2 April. Nature, 2020; 580

13. Noah Harari Y. The world after coronavirus. Financial Times 3/21/20. https://www.ft.com/content/19d90308-6858-11ea-a3c9-1fe6fedcca75

14.Pulido de Briceño M. ¿Es posible recuperar el camino de la modernidad? Los rostros de la complejidad social. En: La Universidad que queremos, 2002; ed., Pulido P. pp.47, Fundación Universidad Metropolitana

15. Clark H, Coll-Seck AM, Banerjee A, Peterson E, Dalglish SL, Ameratunga S, et al. A future for the world’s children? A WHO–UNICEF–Lancet Commission February 22. The Lancet. 2020; 395: 605-658.

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Cómo citar:: Ponte-Sucre A. COVID-19, perplejidad, incertidumbre, acción... Objetivos de sustentabilidad. Rev Digit Postgrado. 2020; 9(3): e238. doi: 10.37910/RDP.2020.9.3.e238

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